Cuestiones con Ernesto Che Guevara
Autor: José Pablo Feinmann
Dirección: Carlos de Matteis
Reparto: Esteban Pico, Marina Skell y Rodrigo Villagrán
ARTÍCULO DEL COLECTIVO ATEC PUBLICADO EN MUNDO OBRERO Nº 256 DE ENERO DE 2013
Escrita en 1998, la obra que representa la Compañía Plot Point no busca ninguna recreación histórica de la figura del revolucionario Ernesto Guevara, y -sin embargo- en apenas hora y veinte que dura el montaje se trae a la escena los elementos fundamentales de la problemática de la época: el imperialismo, la lucha guerrillera, la burocracia, la idea del hombre nuevo, etc. Y lo hace a través de un excelente y ágil diálogo y de una impresionante capacidad interpretativa de los tres actores que participan en la representación. Tampoco busca la obra ahondar en su biografía para encontrar elementos novedosos que hablen del comandante Che más allá de la mitificación mundial que ha tenido, y -sin embargo- todo los minutos del montaje están destinados a hacernos comprender las razones de sus posiciones políticas, sus deseos de un mundo distinto, sus ideas sobre la lucha y el compromiso. Y utiliza para ello una sostenida y bien tramada tensión entre un personaje que introduce dudas en las posiciones sobre el uso, por parte del Che, de la violencia y le hace responsable de los que han muerto siguiendo sus pasos; y el propio Guevara.
Escrita en 1998, la obra que representa la Compañía Plot Point no busca ninguna recreación histórica de la figura del revolucionario Ernesto Guevara, y -sin embargo- en apenas hora y veinte que dura el montaje se trae a la escena los elementos fundamentales de la problemática de la época: el imperialismo, la lucha guerrillera, la burocracia, la idea del hombre nuevo, etc. Y lo hace a través de un excelente y ágil diálogo y de una impresionante capacidad interpretativa de los tres actores que participan en la representación. Tampoco busca la obra ahondar en su biografía para encontrar elementos novedosos que hablen del comandante Che más allá de la mitificación mundial que ha tenido, y -sin embargo- todo los minutos del montaje están destinados a hacernos comprender las razones de sus posiciones políticas, sus deseos de un mundo distinto, sus ideas sobre la lucha y el compromiso. Y utiliza para ello una sostenida y bien tramada tensión entre un personaje que introduce dudas en las posiciones sobre el uso, por parte del Che, de la violencia y le hace responsable de los que han muerto siguiendo sus pasos; y el propio Guevara.
La obra es un brillante juego de contraposiciones (apoyadas por cambios precisos de luz que facilitan en todo momento la atención sobre el recurso) entre lo que funda las luchas revolucionarias de los años sesenta, que defiende el Che, y el pacifismo de una investigadora que realiza en la actualidad un trabajo sobre el mismo Che financiado por la Fundación Guggenheim con el que trata de definir lo que sucedió la última noche del revolucionario. El mecanismo sirve no sólo como recurso dramatúrgico (diálogo de tiempos), como modo de percepción ética (el Che le pregunta a la investigadora en un momento dado "¿desde dónde me habla?") sino, sobre todo, para que el Che dialogue con el presente. Así sus preguntas sobre nuestro tiempo retroalimentan sus ¡deas sobre la revolución, pero también lo que queda por hacer en nuestro tiempo. El espectador se ve sorprendido, no ya por el artefacto de ruptura entre la escena ficticia (la de la acción dramática) y la escena real (la que se refiere a los espectadores), sino porque está frente a un discurso político que espera una respuesta.
La obra, que no decae en ningún momento, es un texto lúcido, llego de golpes de humor que dosifican la dureza de las realidades planteadas, y que una cuidada y contenida interpretación lo hacen más intenso. No hay "reflexión" que no salga de la propia dinámica de interpelaciones entre los personajes. Y ésta se construye en varios momentos sobre la "denuncia de las lecturas a medias, de las citas incompletas que han sido utilizadas a menudo para oscurecer la figura del Che. El equilibrio entre los dos personajes enfrentados mantiene en todo momento la atención sobre las cuestiones que se plantean y el "se acabó el tiempo" de la investigadora es contestado por el Che como "no, se le acabaron los argumentos".
Una pieza de teatro político necesaria y valiente.
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