El CAAC reúne el conjunto de obras más amplio, nunca mostrado antes, de los grupos andaluces de Estampa Popular
La comisaria Noemí de Haro revisa la producción, la historia y la trayectoria interconectada de las agrupaciones de artistas plásticos antifranquistas del sur, con Sevilla y Córdoba como focos principales
El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, dependiente de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte, revisa del 27 de octubre de 2023 al 21 de abril de 2024 la historia de Estampa Popular, la primera agrupación de artistas plásticos antifranquistas que se formó dentro del país, no en el exilio, y que desde la aparición de su primer nodo en Madrid, a finales de los años cincuenta, fue creando una red que se extendió por todo el territorio: de Sevilla a Vizcaya, de Valencia a Vigo, de Córdoba a Barcelona.
‘Estampa Popular Sur’, comisariada por Noemí de Haro, profesora del departamento de Historia del Arte de la Universidad Autónoma de Madrid, es con alrededor de 600 piezas la muestra conjunta más numerosa de las obras de los grupos de Estampa Popular que se formaron en Andalucía. Entre 1961 y 1962 los nodos formados en Sevilla y Córdoba inauguraron la expansión de la red por la península. Entre sus componentes se encontraban artistas con carreras establecidas, como José Duarte, y otros que daban sus primeros pasos públicos en el mundo del arte. Para todos ellos era necesario y urgente realizar estampas asequibles que promovieran una reflexión crítica sobre la actualidad.
Transformándose con el tiempo, y alternando momentos de efervescente actividad con otros de mayor quietud, Estampa Popular permaneció activa hasta inicios de los años 80. “Aunque los grupos en Córdoba y Sevilla solo funcionaron como tales unos años, podría decirse que el espíritu de Estampa Popular siguió animando las actividades de buena parte de sus componentes durante mucho tiempo. De ninguna manera pensaron que la crítica y el compromiso político carecieran de sentido después de 1975”, subraya Noemí de Haro.
Este proyecto expositivo da a conocer la producción artística, la historia y trayectoria interconectada de los grupos de Estampa Popular que se formaron en Andalucía: Grupo Sevilla, Grupo Córdoba (que después pasaría a llamarse Estampa Popular de Córdoba) y Estampa Popular de Sevilla. Para ello atiende a las preocupaciones de sus obras (de las causas de la pobreza al anti-imperialismo, de la emigración a la situación de las mujeres y la infancia, de la represión a la resistencia y la lucha), y presta atención a los diversos lenguajes y prácticas que desarrollaron, y a los modos en que sus creaciones se difundieron.
Cuestiones como las derivas creativas de sus componentes, las relaciones con los demás grupos y artistas de Estampa Popular, así como con otros ámbitos geográficos, políticos y creativos directamente involucrados en sus actividades o que resonaban con ellas, son también objeto de análisis. La comisaria examina además la aportación de las mujeres a esta aventura artística y política.
Entre el amplio abanico de referencias de quienes formarían los grupos de Estampa Popular en Córdoba y Sevilla se encontraban el grupo de Madrid de Estampa Popular, los grabados populares (como los pliegos de cordel), el Taller de Gráfica Popular mexicano, la cultura artística y visual antifascista y republicana, varias iniciativas editoriales que se proponían dar un impulso al grabado, así como ciertos artistas del momento que suponían un cambio en el enfoque de la práctica artística. En la mayoría de los relatos fundacionales sobresale la figura icónica del pintor y grabador Pepe Ortega, un activo militante comunista que había sido condenado a diez años de cárcel en 1947. Su experiencia en el sistema carcelario franquista quedó plasmada en obras como las que componen su serie ‘El terror’ (1952). Perseguido por la dictadura, en 1960 se exilió a Francia y, más adelante, a Italia. Las duras jornadas de trabajo de los segadores, que conoció de primera mano, son un tema recurrente en su trabajo. Todos los futuros integrantes de los grupos de Sevilla y Córdoba de Estampa Popular se encontraron con Pepe Ortega en algún momento cercano a la creación de los grupos: ya fuera en Madrid (en alguna de las estancias clandestinas de Ortega) o en París. En sus testimonios, todos destacan la importancia de este contacto para dar el impulso definitivo a la creación de ambas agrupaciones.
El nombre de Estampa Popular y su dedicación preferente al grabado eran, según destaca la comisaria, “el resultado de cruzar el ideal de la difusión masiva y la capacidad comunicativa de dispositivos como los pliegos de cordel, con el nombre y el compromiso político del Taller de Gráfica Popular mexicano (TGP)”. El grupo sevillano de Estampa Popular funcionó como una cooperativa precisamente por esta inspiración mexicana.
Cuando crearon los nodos de Sevilla y Córdoba de Estampa Popular, la mayoría de sus componentes ya habían iniciado sus carreras artísticas. José Duarte (Córdoba, 1928-Madrid, 2017) contaba con una trayectoria más consolidada y reconocida tanto a nivel nacional como internacional, como integrante del Equipo 57, el grupo interdisciplinar que formó junto con Juan Cuenca, Á ngel Duarte, Agust ín Ibarrola y Juan Serrano en 1957. La vanguardia abstracta y geométrica del Equipo 57 era decididamente social y política, y en consonancia con esas ideas José Duarte y Agustín Ibarrola fundaron los grupos de Córdoba y Vizcaya de Estampa Popular a finales de 1960
José Duarte era profesor en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Córdoba. Sus alumnos Francisco Arenas, Segundo Castro, Manuel García, Manuel González, Alejandro Mesa y José Pizarro trabajaron colectivamente en la línea de la abstracción, primero como Escuela Experimental de Pintura y luego como Equipo Córdoba, compartiendo viajes y aprendizajes con el Equipo 57. En un proceso similar al de sus compañeros, Segundo Castro, Manuel García y Alejandro Mesa decidieron desarrollar su compromiso artístico, social y político en el Grupo Córdoba de Estampa Popular.
En Sevilla, varios artistas de Estampa Popular, como Francisco Cortijo y Cristóbal Aguilar, que fueron compañeros de estudios, se formaron en la Escuela de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría. Allí recibieron la influencia decisiva del pintor y profesor Miguel Pérez Aguilera, que los introdujo en las corrientes renovadoras del momento y el cual organizó en 1954 en el Club La Rábida la exposición ‘Cuatro maestros de la pintura española actual’, con obras de Daniel Vázquez Díaz, Benjamín Palencia, Rafael Zabaleta y Godofredo Ortega Muñoz, que les causó un gran impacto. La primera exposición del Grupo Sevilla de Estampa Popular en 1961 fue también la primera exposición de Francisco Cuadrado. La estrecha relación de camaradería, que entrelazaba la amistad, la militancia política y el arte, hizo que Cristóbal, Cortijo y Cuadrado se embarcaran juntos en muchas empresas colectivas de todo tipo.
‘Estampa Popular Sur’ reúne, además de obra gráfica y pintura, periódicos, revistas, libros, carteles, postales, fotografías, calendarios y cerámica, que permiten explorar todos los registros de las distintas agrupaciones andaluzas, cuyo principal nexo en común era su oposición al franquismo.
El realismo de Estampa Popular no se refería a aspectos formales sino a componentes intencionales pues en sus obras estos artistas no excluían las posibilidades de la abstracción, además de explotar todas las de la figuración. El encuentro en Sevilla de las propuestas figurativa de Estampa Popular y abstracta del Grupo Córdoba, que se produjo meses antes de que los grupos andaluces expusieran por primera vez, selló una trama de relaciones entre los nodos madrileño, sevillano, cordobés y vizcaíno que sería constante y alimentada por iniciativas compartidas que no buscaban el mercado sino el mensaje. Contrarios a una concepción comercial y elitista del arte, los artistas de Estampa Popular usaron la técnica del grabado para crear obras asequibles y fácilmente reproducibles que difundieran su cuestionamiento del sistema dictatorial ante audiencias cada vez más amplias.
"HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA", DEL COMPOSITOR VORO GARCÍA,
La obra Hijo de la luz y de la sombra, de Voro García,
dedicada al poeta Miguel Hernández con motivo del centenario de su
nacimiento es una pieza para barítono solista y orquesta sinfónica compuesta en 2010.
Se trata de la segunda pieza dedicada a Hernández encargada por el
Institut Valencià de la Música –institución a la que está adscrita la Jove Orquestra de la Generalitat Valenciana– al compositor residente de esta formación para recordar al poeta.
“En esta obra realizo un pequeño recorrido por los temas más
emblemáticos de la poesía de Hernández; he despojado la palabra de su
sentido para crear vacíos en torno a sus grandes argumentos: la
ausencia, la muerte, la esperanza, el dolor, la soledad y el desierto, y
me he valido de descomposiciones fonéticas de las palabra para elaborar
la materia sonora y construir un discurso sonoro a través de la
desconstrucción del poeta”, explica Voro García.
El pintor
norteamericano John Singer Sargent se formó en Italia y Francia, donde
conoció a grandes artistas como James McNeill Whistler y Claude Monet.
Fue un incansable viajero cuya curiosidad lo llevó a distintos puntos de
Europa y el norte de África, donde pintó numerosos paisajes y escenas
costumbristas.
Entre 1880 y 1882 pasó dos temporadas en Venecia, durante las cuales
realizó estudios de personajes locales y rincones de la ciudad. Es el
caso de esta vendedora de cebollas sin identificar. En este retrato de
tres cuartos la modelo posa con una mano apoyada en la cadera, cubierta
por la ristra de cebollas que cuelgan de su hombro. Su piel aceitunada y
en penumbra contrasta con el blanco más cálido de su falda y de las
cebollas. La ciudad de Venecia apenas se esboza a través de la ventana
que ocupa el ángulo superior derecho, ya que el pintor otorga el
protagonismo a sus habitantes más humildes.
Durante su estancia en París, Sargent viajó a
diversos lugares que consideraba exóticos en busca de nuevos temas para
su pintura. En 1879 visitó España, y al año siguiente, tras una
estancia en Tánger y un viaje a los Países Bajos, se estableció durante
unos meses en Venecia, alojado en el Palazzo Rezzonico. Sargent viajó de
nuevo a esta ciudad italiana en 1882, albergándose en esta ocasión en
el Palazzo Barbaro. Como ha escrito Richard Ormond, los cuadros pintados
por Sargent en Venecia, en los que emergen grupos de mujeres situadas
en recónditos interiores, «señalan uno de los hitos de su arte», ya que,
al contrario de lo que se podría presuponer, «no le interesaban ni los
famosos monumentos de la ciudad ni los vistosos aspectos de la vida
veneciana». Tal y como sucede con algunas de sus obras españolas, estas
tempranas escenas venecianas del pintor nos trasladan a un mundo de
sombras repleto de resonancias literarias.
La Vendedora veneciana de cebollas del Museo Thyssen-Bornemisza
fue pintada en una de estas dos primeras visitas del artista a Venecia.
Representa a una joven en solitario contra un fondo estructurado
geométricamente por la pared y la ventana de la parte superior derecha,
que nos permite contemplar una vista veneciana de un canal. En el
interior, la gama cromática de colores oscuros, que contrastan con la
claridad de la falda y del chal de la joven, contribuyen a transmitir un
ambiente de misterio. Por otra parte, toda la composición, de factura
muy suelta, refleja la influencia que dejó en Sargent la pintura
velazqueña, que tanto había admirado en sus visitas al Museo del Prado, a
la par que una cierta huella de los retratos de Franz Hals, que había
visto durante su viaje a Holanda. El escritor Henry James, que profesaba
una gran devoción por la pintura de su amigo Sargent, elogió de manera
especial el collar de cebollas colgado por encima del hombro de la
modelo, «estas pequeñas hortalizas deliciosamente pintadas parecen tan
valiosas como perlas ampliadas».
La muchacha, cuya belleza no oculta su pertenencia a la clase trabajadora, tiene un cierto parecido a la modelo de Una calle en Venecia,
también con la mano en la cadera y con la misma mirada taciturna y
esquiva. Katherine Manthorne apunta la posibilidad de que se trate de
Carmela Bertagna, una de las modelos favoritas del pintor, por su
parecido con el retrato que le hiciera hacia 1879. Ahora bien, parece
poco probable que esta muchacha de origen español, modelo de Sargent en
París, aparezca en las pinturas venecianas.
Tal y como documenta Richard Ormond, Monsieur Lemercier, a quien Sargent
dedicó el cuadro, era el doctor Abel Lemercier, médico de profesión y
dueño del edificio situado en el número 73 de la rue de
Notre-Dame-des-Champs de París, en el que Sargent tenía su estudio.
Los destacados periodistas nacionales estuvieron más de tres semanas en Medio Oriente registrando exclusivas imágenes, historias y testimonios que reflejan el día a día de los palestinos
El documental se divide en cuatro capítulos, que reflejan cómo es vivir más allá del muro en las principales ciudades palestinas: Belén, Ramallah, Hebrón y Jerusalén. A través de un relato dinámico y conmovedoras historias, Cavada y Farrán visibilizan situaciones tan complejas como la política que obliga a los palestinos a obtener permisos para moverse de un lugar a otro dentro de su propio país; los controles y revisiones humillantes a los que deben someterse en los chekpoints; el “régimen de caminos prohibidos”, o la prepotente e ilegal presencia de colonos israelíes en territorio palestino.
Rafael Cavada, que tiene amplia experiencia cubriendo zonas de conflicto internacional, comentó que este es un tema que siempre le ha interesado, porque “lo que ocurre en Palestina simplemente no es justo. El hostigamiento que sufren diariamente los palestinos, la falta de movilidad y la prepotencia de los militares israelíes en su propio territorio es injusto y debe parar. Esto no quiere decir que somos antisemita ni mucho menos es una crítica al pueblo judío, todo lo contrario, este es una injusticia creada por el gobierno israelí- especialmente el actual de Benjamín Netanyahu- quien ha instaurado un régimen de apartheid e impulsado el crecimiento de los asentamientos con una clara política de colonización”.
Por su parte, el periodista de reportajes de Mega, Anwar Farrán, señaló que “este es un tema muy sensible y del cual tenemos poquísima información. Nuestra idea es mostrar las dificultades diarias que tienen los palestinos que viven bajo ocupación; cómo es vivir en un país sin aeropuertos, sin fronteras internacionales; cómo es cruzar el muro y los Checkpoints. Los palestinos han perdido más del 78% de su tierra histórica y en el 22% que les queda, los colonos siguen construyendo asentamientos ilegales. Eso es muy fuerte y creemos que atenta severamente contra cualquier proceso de paz", señala Farrán.
Estos sentidos versos brotaron de la
pluma del intelectual cubano Nicolás Guillén, tras conocerse de la
desaparición física, en un trágico accidente aéreo, del Comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán el 28 de octubre de 1959.
Jinete en el aire fino,
¿dónde estará, dónde cayó,
el comandante Camilo,
que no lo sé yo.
Entre la tierra y el cielo,
¿adónde fue donde voló
el comandante Cienfuegos,
que no lo sé yo?
Sin cruz vino la muerte,
sin sepultura, nada.
Un rayo apenas de luz inerte,
su vacía, su redonda mirada.
(Lentas guitarras de ardor marítimo
llegan llorando a llorar conmigo.
Llegan violetas color obispo:
morado luto mortuorio fijo.
Raudos machetes de amargo filo
y girasoles luto amarillo).
Duerme, descansa en paz —dice la mansa
costumbre de las flores, la que olvida
que un muerto nunca descansa
cuando es un muerto lleno de vida.
Ahí viene, avanza el río
de su barba serena.
Suena su voz, su permanente voz resuena,
arde en la patria pura un gran fulgor de estío.
Se oye ¡Partir!, que ordena
y partimos. ¡Avanzar!, y avanzamos.
Todos lo mientan, dicen:
—Puño de piedra, resplandor de paloma,
el aletear del corazón te damos;
oh joven padre, toma
nuestra violenta sangre en peso: ¡Vamos!
Camilo Cienfuegos nacido el 6 de febrero
de 1932, fue uno de los pilares fundamentales de la gesta armada que
derrocó a la tiranía pro imperialista del dictador Fulgencio Batista el
1ro de enero de 1959. Su valor hizo que el pueblo espontáneamente le
otorgara el título honorífico de Héroe de Yaguajay y Señor de la Vanguardia. Tras el triunfo de la Revolución Cubana
es designado Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde, cargo desde el
cual se ocupó de la detención de Hubert Matos tras el intento de
sublevación en la provincia de Camagüey. Fue inseparable amigo de Ernesto Che Guevara.
Publicado por vez primera en la revista Variedades N° 1022. Año XXIII, octubre de 1927, Lima
El
poeta ruso Sergio Essenin debe una buena parte de su fama en el
occidente a la extraordinaria artista Isadora Duncan. Su matrimonio con
Essenin constituyó la última gran aventura de la vida de esta mujer, que
acaso habría podido reivindicar para sí el derecho de llamarse
d'annunzianamente "la aventurera sin ventura". Essenin, clasificado
entre los poetas de la revolución, a pesar de ser un lírico de pura
sangre, desposó a la Duncan en plena epopeya bolchevique. Pero su
renombre europeo no arranca de los días en que su bizarra esposa lo
paseaba por Berlín, París y Nueva York. La novela de Essenin y la Duncan
empezó a propagarse, más o menos folletinescamente complicada, por las
revistas ilustradas, cuando se conoció el suicidio de Essenin en
diciembre de 1925, divorciado hacía ya tiempo. La exportación del hombre
precedió a la del poeta. Y tenía, además, que ser más duradera.
Nació
su arte bajo el signo sangriento de la guerra. Hacía muy poco que se
había encendido ésta cuando Essenin arribó a Petrogrado, proveniente de
su aldea de Riazán; tenía dieciocho años. Había escrito algunos versos
que no acusaban aún una personalidad original. Cantaba con voz dulce los
aires de su región. No sospechaba todavía su destino de poeta
iconoclasta y escandaloso. Conservaba una idea respetuosa y campesina
del "padrecito zar". Es así como lo recuerda Zenaida Hippius, la mujer
de Merezhkovski, a cuya tertulia literaria acudían los debutantes como
un rito de su iniciación.
No
es posible, pues, sorprenderse del tono apocalíptico, frecuente en la
poesía de Essenin. Su temperamento de "primitivo" se desarrolló en un
clima de tragedia. La psicología de guerra encontró, en este infante
rústico, una naturaleza espontáneamente inclinada a la violencia y a la
jacquerie. Essenin se afilió a una escuela poética que tomaba su nombre y una parte de su inspiración de la vieja secta rusa de los chlysti,
que espera nuevas encarnaciones de Jesús. El mesianismo blasfemo, el
misticismo inverecundo de Essenin proceden, sin duda, de la asociación
de' la "psicología de guerra" con la mitología de una secta que, por
traducir una de las más típicas reacciones primitivas del alma rusa ante
el cristianismo, encontró fácilmente resonancia en el espíritu agreste
del poeta de Riazán.
Uno de los poemas de Essenin, que ha sido traducido y citado con mayor insistencia por sus críticos de Occidente, el titulado Inonia,
es uno de los productos característicos de esta tendencia, con la que
se combina el gusto por la manera bíblica y el gesto profético. En su
epígrafe se lee:
«Os prometo la Ciudad Inonia
donde habita el Dios de los vivos».
Y luego así prosigue:
«No temeré la muerte,
ni lanzas, ni lluvias de flechas.
Así habla según la Biblia
el profeta Sergio Essenin».
Este
mismo poema nos descubre otro elemento esencial del arte de Essenin: un
exasperado individualismo que conduce al poeta a esa exaltación
megalómana, que constantemente encontramos en muchos artistas de esta
época, en quienes termina -aunque ellos no reconozcan esta genealogía-
la estirpe romántica. La imagen antropomórfica, tan usada en la poesía
moderna, tiene evidentemente su origen psíquico en ese egocentrismo
megalómano que, en último análisis, no es sino puro individualismo, vale
decir, puro romanticismo. Desde Klychkov, otro campesino turbulento y
genial, la metáfora antropomórfica ha caracterizado el imaginismo ruso.
Según he leído en Pasternak, de un verso de Klychkov -El mar se ha puesto su calzón azul- desciende seguramente el título de uno de los primeros libros del futurista o constructivista Maiakovsky: La nube en pantalones. En Essenin, la exaltación megalómana tiene notas como éstas:
«Quiero trasquilar el firmamento
como una oveja sarnosa».
. . . . .
«Alzaré las manos hacia la luna,
corno una nuez la partiré con los dientes;
no quiero cielos sin escalas,
no quiero que caiga la nieve».
. . . . .
«Hoy, con la mano elástica
podría derribar todo el mundo ... »
La
atmósfera moral y física de los primeros años de la revolución era,
como lo observa Ilya Ehrenburg, favorable a la superproducción y a la
hipertrofia poética. El pathos revolucionario creaba una
conciencia apocalíptica, propicia a todas las hipérboles épicas y
líricas. "Electrificaremos al mundo entero", decía uno de los anuncios
luminosos del bolchevismo, encendido sobre las ciudades famélicas, que
gastaban en este alarde el único combustible de que disponían para su
calefacción. Por otra parte, como dice Ehrenburg, «la prosa requiere
tiempo y dinero: ambas cosas faltaban». Los poetas recitaban sus versos
en las asambleas o los escribían en las paredes. La revolución rusa creó
el "poema mural", el "poema afiche". Me he enterado también de que la
revista oral es una invención rusa. (Es probable que nuestro querido y
brillante Alberto Hidalgo sólo lo haya sabido después de su experimento
bonaerense.) En este tiempo de caos o poesía, Essenin, igual que
Maiakovsky, aunque representando otra cara del alma rusa, avanzó por el
camino de la violencia verbal y de la estridencia lírica, más allá de su
propia meta. Cultivó un ismo personal: el escandalismo.
Su amor a la pendencia y al vagabundaje, no halló vallas molestas en
una época de tempestad revolucionaria. Y lo indujo a rotular uno de sus
libros: Confesión de un granuja.
Pero
la revolución no pudo alimentarse indefinidamente de poesía y
apocalipsis. El genio realista de Lenin inauguró el "nuevo curso". Vino
el período de la NEP (Nueva Política Económica). Período de trabajo
prosaico: reorganización de la industria y el comercio. En el orden de
la vida cultural, el panorama también es otro . Surgen editoriales del
Estado y editoriales privadas. Se dispone de más tiempo y más dinero. Al
apogeo de los poetas, sucede el delos novelistas. Ehrenburg dice: «El
nacimiento de la nueva prosa rusa ha coincidido con el cambio de ritmo
de la revolución. Un cierto escepticismo ha reemplazado al reciente
entusiasmo incondicional. He aquí que comenzó la reducción del personal,
de los gastos, de los proyectos, de la fantasía». Essenin, que en un
ambiente henchido de electricidad, había alcanzado una extrema tensión,
no podía adaptarse al cambio. El conflicto entre, su individualismo y
el comunismo de un estado social -- al cual se había adherido sin
comprenderlo enteramente-- no lograba, como antes, disfrazarse y
disimularse en el torbellino de una conciencia aturdida. En un poema de
esta época, traducido al italiano por Ettore Lo Gatto, Essenin nos
cuenta su regreso a la aldea después de ocho años de ausencia . Su
pueblo, transformado por la revolución, no es el mismo. Essenin sufre
una desilusión que expresa con nostalgiosa melancolía. «En los ojos de
nadie encuentro refugio». «En mi pueblo soy un extranjero». «Mi poesía
aquí no sirve más».
El
equilibrio no sólo se había roto entre Essenin y el mundo exterior; se
había roto, sobre todo, en el propio poeta. Dentro de un mundo en
laboriosa organización, el poeta escandalista quedaba desocupado. A
pesar de su cantos revolucionarios, no era el poeta de la "revolución.
Trotsky,
en una emocionada despedida al gran poeta, define así su caso;
«Essenin era un ser interior, tierno, lírico; la revolución es
"pública", "épica". El poeta ha muerto porque no era de la misma
naturaleza que la revolución, pero, en nombre del porvenir, la
revolución lo adoptará para siempre». «El poeta ha muerto; viva la
poesía. Indefenso, un hijo de los hombres ha rodado al abismo; viva la
vida creadora en la que Sergio Essenin, hasta el último momento,
entretejía sus hilos de oro».
Los
críticos de la "emigración", no obstante su, rabioso antibolchevismo,
reconocen el genio de Sergio Essenin. No le disputan, ni , pueden
disputarle, su puesto en la, historia de la poesía rusa. Se da un caso
curioso, remarcado inteligentemente por Víctor Serge: la revolución que
récibió la adhesión de los poetas --Blok, Briusov, Balmont, Maiakovsky,
Biely, Essenin-- y encontró en cambio hostiles a los novelistas. Y de
novelistas, críticos, historiógrafos, etc., está compuesta la plana
mayor de los "emigrados". La poesía votó por la revolución.
Y
la revolución, por boca de uno de sus grandes capitanes, que al revés
de la mayor parte de los estadistas de la burguesía, es un hombre capaz
de juzgar con la misma inteligencia una cuestión económica que una
cuestión filosófica o artística, le dice ahora su reconocimiento.
Obras Completas . El artista y la época . pp. 174-178. Minerva, 1980.
Tadafuq / Fluir: artistas palestinos en movimiento
Del 21 de septiembre de 2023 al 11 de febrero de 2024
La exposición, comisariada por Nicolás Combarro, presenta el trabajo
de 15 artistas palestinos contemporáneos originarios de Gaza,
Cisjordania y Jerusalén. Ya puedes visitarla en nuestras sedes de Madrid
y Córdoba.
Una nueva generación de artistas palestinos ha eclosionado.
Inmersos en un contexto complejo, estos quince talentos contemporáneos
manifiestan en su mirada y expresión una horizontalidad que construye
puentes empáticos. La capacidad narrativa y la fuerza de las historias
que nos ofrecen a través de sus creaciones son el hilo conductor de la
exposición. Tadafuq es fluir, a pesar de fronteras y retenes; es alzarse mediante un relato ingenioso, colectivo y pluridisciplinar.
La
exposición está compuesta por obras de 15 artistas palestinos
contemporáneos. Cinco artistas representando a cada región de Palestina
donde se concentran las diferentes escenas de creadores contemporáneos: Gaza, Cisjordania y Jerusalén.
Los artistas han sido seleccionados, de entre más de 100 candidaturas, a
través de una iniciativa de arte contemporáneo implantada en Palestina
dentro del prestigioso programa europeo de“European Spaces of Culture”, que cuenta con tres socios locales: Alhoash (Jerusalén), Sakakini(Ramallah)
y GUCC (Gaza), junto a tres socios internacionales: Consulado de España
en Jerusalén/AECID, Instituto Francés en Palestina y British Council en
los Territorios Ocupados y colaborando con la Delegación de la UE en
Palestina. Desde 2020, este programa es liderado anualmente por Nicolás
Combarro, comisario de la exposición, como desarrollo de un programa
online de arte contemporáneo en la región, organizado por la AECID y el
Consulado de España en Jerusalén.
Este contexto ha hecho que la
mayoría de los trabajos adopten un formato secuencial, con un soporte
audiovisual, que permita al público adentrarse más allá de la obra, con
la propia voz de los artistas acompañando a sus imágenes. Un
acercamiento autorreferencial que sorprende por la profundidad y la
madurez del relato, así como por la diversidad y frescura de las
diferentes propuestas artísticas.
La exposición organizada
por Casa Árabe y que se inaugura en septiembre de 2023 en Madrid y en
octubre en Córdoba, nos brinda la oportunidad de conocer, desde la
perspectiva de la creación contemporánea, a los artistas que conforman
la nueva generación de creadores palestinos. Destaca el cada vez mayor
interés internacional por las manifestaciones creativas en la zona, como
podemos observar en otras iniciativas como la importante muestra en el
Institut du Monde Arabe, “Ce que la Palestine apporte au monde”, que se expone de mayo a noviembre de 2023 en París.
Madrid,
1931. Un encuadernador en paro se desangra lentamente en la madrugada
del 14 de abril. Su vida se apaga tras haber sido herido en una
manifestación que pedía el fin de la monarquía.
Así comienza este relato sobre la llegada de la Segunda República a
todos los rincones de España. Una mirada humana que busca tanto a los
grandes protagonistas del momento como a los anónimos participantes en
esa jornada trascendental. Un solo día en el que caben, como en una
tragedia shakespeariana, todos los sentimientos: la ilusión de las
masas, el miedo de la familia real, la ansiedad de los presos, la
ambición por el poder, la lealtad a unas ideas, la esperanza colectiva y
el dolor de las víctimas. Las minúsculas vidas olvidadas por la
Historia.
Ganadora del II Premio de No Ficción Libros del Asteroide, esta
crónica conmovedora y extraordinariamente documentada confirma a Paco
Cerdà como una de las voces más sólidas y singulares de la literatura
española actual
CANTATA NOCTURNA "KREMLIN DE NOCHE". DEL COMPOSITOR SOVIÉTICO NIKOLAI MIASKOVSKY, DEDICADA A STALIN
Traducción del discurso preliminar de Gennady Rozhdestvensky:
"Kremlin de noche" es una composición que posee cualidades únicas, incluso su nombre es atípico: Сantata - Nocturna.Se trata de una pieza lírica, lo cual es un caso raro en 1947, ya que fue un intento poco común de retratar una visión artística de la imagen de Josef Stalin.Nadie se atrevió a hacer tales cosas en ese momento.Otros compositores estaban creando piezas muy pomposas destinadas a complacer al gobierno.El punto clave del lirismo en esta pieza es el texto creado por el poeta Sergei Vasiliev.La pieza fue interpretada por primera vez en 1947 por los estudiantes del Conservatorio de Moscú, donde mi padre era el director.Esta pieza no es muy vistosa.Creo que sigue las tradiciones de Liadov, cuya influencia no se siente mucho en la música del siglo XX.La primera actuación fue recibida con una gran ovación pero eso no impidió que recibiera duras críticas en los periódicos por sus textos inapropiados.El texto era tan atípico, desprovisto de cualquier sentimiento pomposo y demostrativo, que la música cayó en el olvido y hoy habrá sido la primera interpretación de la pieza desde 1947, después de más de 50 años".
La saga de un puñado de aventureros que construyeron un imperio en
Centroamérica e inventaron los métodos de una de las primeras
multinacionales. En la América Central del siglo XIX, unos cuantos
emprendedores construyeron un imperio que esclavizó a poblaciones y
corrompió gobiernos durante más de 100 años. La United Fruit Company
prosperó gracias a un capitalismo no regulado; esta película cuenta su
historia y la de sus pioneros, que no temían ni a Dios ni al Hombre, y
consiguieron salirse con la suya. Hasta los años setenta, esta
multinacional estableció un monopolio combinando violencia, represión,
corrupción, destrucción del medio ambiente y una formidable maquinaria
de comercialización. Convirtió una fruta desconocida
en un instrumento de fortuna y dominación, y creó un modelo de negocio
que aún utilizan en gran medida los gigantes tecnológicos actuales.
A través de un rico repertorio de imágenes y documentos de archivo, que
incluye cartas de los grupos de presión, telegramas, anuncios de la
época y fragmentos de películas, así como magníficos dibujos pintados a
mano, ' El imperio de la banana ' es una historia de intriga que aborda
la economía, la política internacional, la historia de los negocios y
revela cómo un conjunto de fuerzas conquistó el mundo a través de una
simple fruta.
El mayor evento editorial a nivel internacional no concederá el
galardón previsto para Adania Shibli por su novela 'Un detalle menor',
que habla sobre la ocupación militar israelí
La Feria de Frankfurt ha decidido cancelar la entrega del galardón que iba a conceder a la escritora palestina Adania Shibli. Un detalle menor,
la obra por la que iba a ser condecorada, está ambientada en 1948. El
libro narra cómo los soldados de una unidad militar israelí se
encuentran en el desierto del Néguev a una joven palestina entre las
dunas; la apresan, encierran en su campamento, violan en grupo, matan y
entierran en la arena.
“Condenamos enérgicamente el terrorismo terrible de Hamás contra
Israel. El terror contra Israel contradice todos los valores de la
Feria del Libro de Frankfurt”, declaró el director del evento, Juerguen
Boos, en el comunicado con el que justificaron su decisión, y que recoge
The New York Times.
El evento editorial más importante a nivel internacional se celebrará
entre los próximos 18 y 22 de octubre; y la escritora iba a ser
distinguida con el Premio LiBeraturpreis este viernes, día 20.
Desde Hoja de Lata, la editorial española que ha distribuido Un detalle menor,
tachan ante este periódico de censura la decisión de la Feria. La
compañía valora que el motivo que les ha llevado a tomarla es “el
tremendo trauma y complejo de culpa que tiene la sociedad alemana con la
comunidad judía, que le lleva a defender situaciones indefendibles,
como es el conflicto árabe israelí y la ocupación de Palestina por parte
de Israel”.
“Se han echado para atrás en cuanto al premio, que le habían
dado bien merecido objetivamente en base a criterios literarios. Pedimos
que reconsideren la situación, que mantengan el premio y que celebren
la ceremonia de entrega”, añade Daniel Álvarez, uno de los editores de
la compañía.
El Premio LiBeraturpreis lo otorga dentro del marco de la Feria
LitProm, una asociación privada alemana, a la que pertenece el propio
Juerguen Boos. La condecoración destaca cada año la obra de una autora
africana, asiática, latinoamericana o procedente del mundo árabe. En un
primer momento, el evento editorial se escudó en que la suspensión de la
entrega dependía de esta empresa. Algo que en Hoja de Lata consideran
una “impostura” y que realmente ha sido una excusa para “lavarse las
manos”.
“Debido a la guerra iniciada por Hamás, por la que millones de
personas e Israel y Palestina están sufriendo, la organización de
LitProm ha decidido suspender la ceremonia de entrega del Premio
LiBeraturpreis en la Feria de Frankfurt”, recogen en el escrito la
asociación, “se está buscando el mejor formato para poder llevar a cabo
el acto en otro momento. El Premio a Adania Shibli no ha estado nunca en
duda”.
Al tiempo que Adania Shibli se ha quedado sin espacio adicional
dentro de la Feria de Frankfurt, la organización ha decidido “crear
espontáneamente una espacio adicional para las voces israelíes”. Así lo
hizo saber en el mismo comunicado en el que anunció la cancelación de la
entrega.
Una autora “íntegra hasta las últimas consecuencias”
Adania Shibli (Palestina, 1974) es una narradora, dramaturga y
poeta que vive a caballo entre Beirut y Berlín. Su obra ha sido
traducida al inglés, francés, italiano, hebreo y coreano. Sus dos
primeras novelas, Masaas (2002) y Kulluna Ba’eed Bethat al Miqdar ‘an al Hub (2004) le valieron para ser reconocidas con el Premio a los Jóvenes Escritores de Palestina que concede la Fundación AM Qattan.
En 2005 escribió también The Error, que se representó
en el Tristan Bates Theatre de Londres y el Golden Threads de San
Francisco. Además, fue nombrada como una de las Beirut30, el presitgioso
grupo de 39 autores árabes menores de 40 años seleccionados a través
del concurso organizado por la revista Banipal y el Hay Festival. Su
tercer libro, Un detalle menor, fue publicado en 2019. Por él fue nominada a reconocimientos como el National Book Award y el Man Booker.
“Es terriblemente íntegra hasta las últimas consecuencias”,
describe a la escritora su editor en nuestro país. “No pudimos
promocionar Un detalle menor en España porque iban a darle un
premio en la Fundación Tres Culturas de Sevilla. Ella investigó quién
estaba en el patronato y descubrió que había una persona que había
colaborado con universidades israelíes. Pidió explicaciones, no le
convencieron y, pese a que hubo autores palestinos que mediaron, declinó
la invitación. Es una persona íntegra”, concluye.
Recogida de firmas de más de 600 autores
La editorial Hoja de Lata no ha sido la única en manifestar su
apoyo a la escritora palestina. Otros más de 600 autores y editores han
firmado una carta en contra de la suspensión de la entrega del premio
orquestada por la Feria de Frankfurt.
El 23 de octubre de 1956, alrededor de 200 mil estudiantes y trabajadores salieron a las calles de Budapest , marchando en solidaridad con los trabajadores polacos de Poznan. Esa
misma noche, el gobierno presidido por los estalinistas Gerö y Hegedüs
fue disuelto, pero la formación del nuevo gobierno de Nagy no impidió
que la revuelta se extendiera por la capital y el resto del país. El
27 de octubre, ante la decisión de los soviéticos de intervenir
militarmente en Hungría, el secretariado de la CGIL tomó una posición de
condena radical de la invasión y al día siguiente Giuseppe Di Vittorio
recibió la solidaridad, entre otros, del escritor (ya partidista) Ítalo
Calvino. “Conmovido, estoy
de acuerdo con su posición – se lee en el telegrama – esencial para
salvar nuestro Partido y hacer realidad el socialismo”. En el VIII Congreso
del Partido (el comunista en el que militan tanto Di Vittorio como
Calvino) celebrado en Roma del 8 al 14 de diciembre de 1956, el delegado
de Cuneo Antonio Giolitti denunció la imposibilidad de seguir
definiendo un gobierno legítimo, democrático y socialista. como aquel
contra el que se levantó el pueblo de Budapest», definiendo la
intervención soviética como injustificable «sobre la base de los
principios del socialismo». A
finales de julio, Giolitti, ante las reacciones del PCI a sus
declaraciones, consideró que los márgenes de discusión en el seno del
Partido se habían vuelto demasiado estrechos y envió su carta de
dimisión, rogando que fuera publicada antes del 24 de julio. Exactamente una semana después, el 7 de agosto, la misma l´Unitá publicó la carta de renuncia de Italo Calvino, carta que el propio autor definió como “de amor”.
Carta de despedida de Italo Calvino al PCI
Queridos camaradas,
Debo informarles de mi reflexiva y dolorosa decisión de dimitir del partido.
Renové
mi afiliación en el 57 expresando mi desacuerdo: este desacuerdo no
disminuyó en absoluto con el paso de los meses, hasta el punto de que me
abstuve de cualquier actividad del Partido y de colaborar con su
prensa, porque cada acto político mío no podía dejar de conducir rastro
de mi disidencia, y que constituye una nueva infracción disciplinaria
después de las ya reprochadas en mi contra.
Junto
con muchos camaradas, esperaba que el Partido Comunista Italiano se
pusiera a la cabeza de la renovación internacional del comunismo,
condenando métodos de ejercicio del poder que habían demostrado ser
infructuosos y antipopulares, dando impulso a iniciativas desde abajo en
todos los campos, sentando las bases para una nueva unidad de todos los
trabajadores, y en este fervor creativo redescubrió el vigor
revolucionario y el impacto en las masas. Yo
estaba entre los que sostenían que sólo un impulso moral impetuoso y
unívoco podría verdaderamente hacer de 1956 el año de renovación y
fortalecimiento del Partido, en un momento en que los llamados a la
valentía y la claridad provenían de las más diversas partes del mundo
comunista. En cambio, me
pareció el camino seguido por el PCI en la preparación y después del
VIII Congreso, atenuando las intenciones renovadoras en un
conservadurismo sustancial, poniendo el énfasis en la lucha contra los
llamados "revisionistas" más que contra los dogmáticos (especialmente
por parte de nuestros directivos más jóvenes y en los que depositábamos
más esperanzas) como la renuncia a una gran oportunidad histórica.
Más
tarde esperé que el centralismo tradicional de nuestro Secretariado
garantizara el derecho de ciudadanía en el Partido a las posiciones de
los renovadores, como lo garantizaba efectivamente a los radicales más
dogmáticos. La línea
seguida en los últimos meses hasta la última reunión del Comité Central
es particularmente grave porque el momento podría haber sido
particularmente propicio para un paso adelante y nada se ha movido y el
drástico y despectivo despido de los trabajos de investigación de
Giovanni Giolitti (a quien me une una profunda estima y solidaridad
fraterna) ha quitado cualquier esperanza residual de poder desempeñar
una función útil incluso al margen del Partido.
Tengo
fe en el movimiento histórico que llevará el socialismo, de una forma
de organización centralizada y autoritaria, a formas de democracia
directa y participación funcional de la clase trabajadora y los
intelectuales en la dirección política y económica de la sociedad. Es
por este camino que el movimiento comunista mundial se ve impulsado a
resolver sus problemas, con o sin solución de continuidad dependiendo de
la capacidad de renovación de los partidos comunistas de los distintos
países. Es en este sentido que pretendo seguir orientando mis orientaciones políticas.
La
pasión de nuestro debate interno y las perspectivas de futuro no me han
hecho olvidar la gravedad de la actual situación política italiana. Mi
decisión de abandonar mi afiliación al Partido sólo se produjo cuando
me di cuenta de que mi desacuerdo con el Partido se había convertido en
un obstáculo para mi participación política. Como
escritor independiente, en determinadas circunstancias podré
posicionarme a su lado sin reservas internas, del mismo modo que podré
criticarle lealmente (y siempre consciente de los límites de un punto de
vista individual) y entrar en discusión. Sé
muy bien que "independencia" es un término que puede resultar ilusorio y
ambiguo, y que las luchas políticas inmediatas las deciden la fuerza
organizada de las masas y no sólo las ideas de los intelectuales; No pretendo en absoluto abandonar mi posición de intelectual militante, ni negar nada de mi pasado. Pero
creo que en el momento actual ese tipo particular de participación en
la vida democrática que puede ofrecer un escritor y un hombre de opinión
que no está directamente involucrado en la actividad política es más
eficaz fuera del Partido que dentro.
Soy consciente de lo mucho que ha contado el Partido en mi vida; Entré a los veinte años, en el corazón de la lucha armada por la liberación; Gran parte de mi educación cultural y literaria la viví como comunista. Me convertí en escritor en las columnas de la prensa del Partido. Tuve
la oportunidad de conocer la vida del Partido en todos los niveles,
desde la base hasta la cima, aunque con participación discontinua y a
veces con reservas y controversias, pero siempre extrayendo de ella
preciosas experiencias morales y humanas. Siempre
he experimentado (y no sólo desde el XX Congreso) el dolor de quienes
sufren los errores de su tiempo, pero teniendo fe constantemente en la
historia. Nunca he creído
(ni siquiera en el primer celo del neófito) que la literatura fuera esa
cosa triste que muchos en el Partido predicaban, y fue precisamente la
pobreza de la literatura oficial del comunismo lo que me animó a
intentar dar mi obra como un escritor de la felicidad creativa. Creo que
siempre he logrado ser, dentro del Partido, un hombre libre. Que
esta actitud mía no sufrirá cambios fuera del Partido lo pueden
garantizar los camaradas que mejor me conocen y saben cuánto me importa
ser fiel a mí mismo y estar libre de animosidad y resentimiento.
Dada
la consideración de mi dimisión, me gustaría que me ahorraran las
conversaciones requeridas por el estatuto, que sólo socavarían la
serenidad de esta despedida.
Os pido que publiquéis esta carta en L' Unità para que mi actitud quede clara a mis compañeros, amigos y adversarios.
Quisiera
extender un saludo a los compañeros que en sus sectores de trabajo
luchan por afirmar principios correctos, y también a aquellos más
alejados de mis posiciones a quienes respeto como luchadores ancianos y
valientes y cuyo respeto, a pesar de opiniones diferentes, me importa
inmensamente; y a todos mis compañeros de trabajo, a la mejor parte del pueblo italiano, del que seguiré considerándome compañero.
El 18 de octubre de 1967, apenas transcurridos nueve días de la muerte
del Comandante Che Guevara, Fidel Castro pronuncia durante una Velada
Solemne en Memoria del Comandante caído, efectuada en una Plaza de la
Revolución a rebosar, unas palabras que pasarán a la historia:
Compañeras y compañeros revolucionarios:
Fue un día del mes de julio o agosto de 1955 cuando conocimos al Che. Y
en una noche —como él cuenta en sus narraciones— se convirtió en un
futuro expedicionario del “Granma”. Pero en aquel entonces aquella
expedición no tenla ni barco, ni armas, ni tropas. Y fue así corno,
junto con Raúl, el Che integró el grupo de los dos primeros de la lista
del “Granma”.
Han pasado desde entonces 12 años; han sido 12 años cargados de lucha y
de historia. A lo largo de esos años la muerte segó muchas vidas
valiosas e irreparables; pero, a la vez, a lo largo de esos años,
surgieron personas extraordinarias en estos años de nuestra Revolución y
se forjaron entre los hombres de la Revolución, y entre los hombres y
el pueblo, lazos de afecto y lazos de amistad que van más allá de toda
expresión posible.
Y en esta noche nos reunimos, ustedes y nosotros, para tratar de
expresar de algún modo esos sentimientos con relación a quien fue uno de
los más familiares, uno de los más admirados, uno de los más queridos
y, sin duda alguna, el más extraordinario de nuestros compañeros de
revolución; expresar esos sentimientos a él y a los héroes que con él
han combatido y a los héroes que con él han caído de ese, su ejército
internacionalista, que ha estado escribiendo una página gloriosa e
imborrable de la historia.
Che era una de esas personas a quien todos le tomaban afecto
inmediatamente, por su sencillez, por su carácter, por su naturalidad,
por su compañerismo, por su personalidad, por su originalidad, aun
cuando todavía no se le conocían las demás singulares virtudes que lo
caracterizaron.
En aquellos primeros momentos era el médico de nuestra tropa. Y así
fueron surgiendo los lazos y así fueron surgiendo los sentimientos.
Se le veía impregnado de un profundo espíritu de odio y desprecio al
imperialismo, no solo porque ya su formación política había adquirido un
considerable grado de desarrollo, sino porque hacía muy poco tiempo
había tenido la oportunidad de presenciar en Guatemala la criminal
intervención imperialista a través de los soldados mercenarios que
dieron al traste con la revolución de aquel país.
Para un hombre como él no eran necesarios muchos argumentos. Le bastaba
saber que Cuba vivía en una situación similar, le bastaba saber que
había hombres decididos a combatir con las armas en la mano esa
situación, le bastaba saber que aquellos hombres estaban inspirados en
sentimientos genuinamente revolucionarios y patrióticos. Y eso era más
que suficiente.
De este modo, un día, a fines de noviembre de 1956, con nosotros
emprendió la marcha hacia Cuba. Recuerdo que aquella travesía fue muy
dura para él puesto que, dadas las circunstancias en que fue necesario
organizar la partida, no pudo siquiera proveerse de las medicinas que
necesitaba y toda la travesía la pasó bajo un fuerte ataque de asma sin
un solo alivio, pero también sin una sola queja.
Llegamos, emprendimos las primeras marchas, sufrimos el primer revés, y
al cabo de algunas semanas nos volvimos a reunir —como ustedes saben— un
grupo de los que quedaban de la expedición del “Granma”. Che continuaba
siendo médico de nuestra tropa.
Sobrevino el primer combate victorioso y Che fue soldado ya de nuestra
tropa y, a la vez, era todavía el médico; sobrevino el segundo combate
victorioso y el Che ya no solo fue soldado, sino que fue el más
distinguido de los soldados en ese combate, realizando por primera vez
una de aquellas proezas singulares que lo caracterizaban en todas las
acciones; continuó desarrollándose nuestra fuerza y sobrevino ya un
combate de extraordinaria importancia en aquel momento.
La situación era difícil. Las informaciones eran en muchos sentidos
erróneas. Ibamos a atacar en pleno día, al amanecer, una posición
fuertemente defendida, a orillas del mar, bien armada y con tropas
enemigas a nuestra retaguardia, a no mucha distancia, y en medio de
aquella situación de confusión en que fue necesario pedirles a los
hombres un esfuerzo supremo, una vez que el compañero Juan Almeida
asumió una de las misiones más difíciles, sin embargo quedaba uno de los
flancos completamente desprovisto de fuerzas, quedaba uno de los
flancos sin una fuerza atacante que podía poner en peligro la operación.
Y en aquel instante Che, que todavía era médico, pidió tres o cuatro
hombres, entre ellos un hombre con un fusil ametralladora, y en cuestión
de segundos emprendió rápidamente la marcha para asumir la misión de
ataque desde aquella dirección.
Y en aquella ocasión no solo fue combatiente distinguido, sino que
además fue también médico distinguido, prestando asistencia a los
compañeros heridos, asistiendo a la vez a los soldados enemigos heridos.
Y cuando fue necesario abandonar aquella posición, una vez ocupadas
todas las armas y emprender una larga marcha, acosados por distintas
fuerzas enemigas, fue necesario que alguien permaneciese junto a los
heridos, y junto a los heridos permaneció el Che. Ayudado por un grupo
pequeño de nuestros soldados, los atendió, les salvó la vida y se
incorporó con ellos ulteriormente a la columna.
Ya a partir de aquel instante descollaba como un jefe capaz y valiente,
de ese tipo de hombres que cuando hay que cumplir una misión difícil no
espera que le pidan que lleve a cabo la misión.
Así hizo cuando el combate de El Uvero, pero así había hecho también en
una ocasión no mencionada cuando en los primeros tiempos, merced a una
traición, nuestra pequeña tropa fue sorpresivamente atacada por
numerosos aviones y cuando nos retirábamos bajo el bombardeo y habíamos
caminado ya un trecho nos recordamos de algunos fusiles, de algunos
soldados campesinos que habían estado con nosotros en las primeras
acciones y habían pedido después permiso para visitar a sus familiares
cuando todavía no había en nuestro incipiente ejército mucha disciplina.
Y en aquel momento se consideró la posibilidad de que aquellos fusiles
se perdieran.
Recordamos cómo nada más planteado el problema, y bajo el bombardeo, el
Che se ofreció, y ofreciéndose salió rápidamente a recuperar aquellos
fusiles.
Esa era una de sus características esenciales: la disposición inmediata,
instantánea, a ofrecerse para realizar la misión más peligrosa. Y
aquello, naturalmente, suscitaba la admiración, la doble admiración
hacia aquel compañero que luchaba junto a nosotros, que no había nacido
en esta tierra, que era un hombre de ideas profundas, que era un hombre
en cuya mente bullían sueños de lucha en otras partes del continente y,
sin embargo, aquel altruismo, aquel desinterés, aquella disposición a
hacer siempre lo más difícil, a arriesgar su vida constantemente.
Fue así como se ganó los grados de Comandante y de jefe de la segunda
columna que se organizara en la Sierra Maestra; fue así como comenzó a
crecer su prestigio, como comenzó a adquirir su fama de magnífico
combatiente que hubo de llevar a los grados más altos en el transcurso
de la guerra.
Che era un insuperable soldado; Che era un insuperable jefe; Che era,
desde el punto militar, un hombre extraordinariamente capaz,
extraordinariamente valeroso, extraordinariamente agresivo. Si como
guerrillero tenía un talón de Aquiles, ese talón de Aquiles era su
excesiva agresividad, era su absoluto desprecio al peligro.
Los enemigos pretenden sacar conclusiones de su muerte. ¡Che era un
maestro de la guerra, Che era un artista de la lucha guerrillera! Y lo
demostró infinidad de veces pero lo demostró sobre todo en dos
extraordinarias proezas, como fue una de ellas la invasión al frente de
una columna, perseguida esa columna por miles de soldados por territorio
absolutamente llano y desconocido, realizando —junto con Camilo— una
formidable hazaña militar. Pero, además, lo demostró en su fulminante
campaña en Las Villas; y lo demostró, sobre todo, en su audaz ataque a
la ciudad de Santa Clara, penetrando con una columna de apenas 300
hombres en una ciudad defendida por tanques, artillería y varios miles
de soldados de infantería.
Esas dos hazañas lo consagran como un jefe extraordinariamente capaz,
como un maestro, como un artista de la guerra revolucionaria.
Sin embargo, de su muerte heroica y gloriosa pretenden negar la
veracidad o el valor de sus concepciones y sus ideas guerrilleras.
Podrá morir el artista, sobre todo cuando se es artista de un arte tan
peligroso como es la lucha revolucionaria, pero lo que no morirá de
ninguna forma es el arte al que consagró su vida y al que consagró su
inteligencia.
¿Qué tiene de extraño que ese artista muera en un combate? Todavía tiene
mucho más de extraordinario el hecho de que en las innumerables
ocasiones en que arriesgó esa vida durante nuestra lucha revolucionaria
no hubiese muerto en algún combate. Y muchas fueron las veces en que fue
necesario actuar para impedir que en acciones de menor trascendencia
perdiera la vida.
Y así, en un combate, ¡en uno de los tantos combates que libró!, perdió
la vida. No poseemos suficientes elementos de juicio para poder hacer
alguna deducción acerca de todas las circunstancias que precedieron ese
combate, acerca de hasta qué grado pudo haber actuado de una manera
excesivamente agresiva, pero —repetimos— si como guerrillero tenia un
talón de Aquiles, ese talón de Aquiles era su excesiva agresividad, su
absoluto desprecio por el peligro.
Es eso en lo que resulta difícil coincidir con él, puesto que nosotros
entendemos que su vida, su experiencia, su capacidad de jefe aguerrido,
su prestigio y todo lo que él significaba en vida, era mucho más,
incomparablemente más, que la evaluación que tal vez él hizo de si
mismo.
Puede haber influido profundamente en su conducta la idea de que los
hombres tienen un valor relativo en la historia, la idea de que las
causas no son derrotadas cuando los hombres caen y la incontenible
marcha de la historia no se detiene ni se detendrá ante la caída de los
jefes.
Y eso es cierto, eso no se puede poner en duda. Eso demuestra su fe en
los hombres, su fe en las ideas, su fe en el ejemplo. Sin embargo —como
dije hace unos días— habríamos deseado de todo corazón verlo forjador de
las victorias, forjando bajo su jefatura, forjando bajo su dirección
las victorias, puesto que los hombres de su experiencia, de su calibre,
de su capacidad realmente singular, son hombres poco comunes.
Somos capaces de apreciar todo el valor de su ejemplo y tenemos la más
absoluta convicción de que ese ejemplo servirá de emulación y servirá
para que del seno de los pueblos surjan hombres parecidos a él.
No es fácil conjugar en una persona todas las virtudes que se conjugaban
en él. No es fácil que una persona de manera espontánea sea capaz de
desarrollar una personalidad como la suya. Diría que es de esos tipos de
hombres difíciles de igualar y prácticamente imposibles de superar.
Pero diremos también que hombres como él son capaces, con su ejemplo, de
ayudar a que surjan hombres como él.
Es que en Che no solo admiramos al guerrero, al hombre capaz de grandes
proezas. Y lo que él hizo, y lo que él estaba haciendo, ese hecho en sí
mismo de enfrentarse solo con un puñado de hombres a todo un ejército
oligárquico, instruido por los asesores yankis suministrados por el
imperialismo yanki, apoyado por las oligarquías de todos los países
vecinos, ese hecho en sí mismo constituye una proeza extraordinaria.
Y si se busca en las páginas de la historia, no se encontrará
posiblemente ningún caso en que alguien con un número tan reducido de
hombres haya emprendido una tarea de más envergadura, en que alguien con
un número tan reducido de hombres haya emprendido la lucha contra
fuerzas tan considerables. Esa prueba de confianza en sí mismo, esa
prueba de confianza en los pueblos, esa prueba de fe en la capacidad de
los hombres para el combate, podrá buscarse en las páginas de la
historia y, sin embargo, no podrá encontrarse nada semejante.
Y cayó.
Los enemigos creen haber derrotado sus ideas, haber derrotado su
concepción guerrillera, haber derrotado sus puntos de vista sobre la
lucha revolucionaria armada. Y lo que lograron fue, con un golpe de
suerte, eliminar su vida física; lo que pudieron fue lograr las ventajas
accidentales que en la guerra puede alcanzar un enemigo. Y ese golpe de
suerte, ese golpe de fortuna no sabemos hasta qué grado ayudado por esa
característica a que nos referíamos antes de agresividad excesiva, de
desprecio absoluto por el peligro, en un combate como tantos combates.
Como ocurrió también en nuestra Guerra de Independencia. En un combate
en Dos Ríos mataron al Apóstol de nuestra independencia. En un combate
en Punta Brava mataron a Antonio Maceo, veterano de cientos de combates.
En similares combates murieron infinidad de jefes, infinidad de
patriotas de nuestra guerra independentista. Y, sin embargo, eso no fue
la derrota de la causa cubana.
La muerte del Che —como decíamos hace unos días— es un golpe duro, es un
golpe tremendo para el movimiento revolucionario, en cuanto le priva
sin duda de ninguna clase de su jefe más experimentado y capaz.
Pero se equivocan los que cantan victoria. Se equivocan los que creen
que su muerte es la derrota de sus ideas, la derrota de sus tácticas, la
derrota de sus concepciones guerrilleras, la derrota de sus tesis.
Porque aquel hombre que cayó como hombre mortal, como hombre que se
exponía muchas veces a las balas, como militar, como jefe, es mil veces
más capaz que aquellos que con un golpe de suerte lo mataron.
Sin embargo, ¿cómo tienen los revolucionarios que afrontar ese golpe
adverso? ¿Cómo tienen que afrontar esa pérdida? ¿Cuál sería la opinión
del Che si tuviese que emitir un juicio sobre este particular? Esa
opinión la dijo, esa opinión la expresó con toda claridad, cuando
escribió en su mensaje a la conferencia de solidaridad de los pueblos de
Asia, Africa y América Latina que si en cualquier parte le sorprendía
la muerte, bienvenida fuera siempre que ese, su grito de guerra, haya
llegado hasta un oído receptivo, y otra mano se extienda para empuñar el
arma.
Y ese, su grito de guerra, llegará no a un oído receptivo, ¡llegará a
millones de oídos receptivos! Y no una mano, sino que ¡millones de
manos, inspiradas en su ejemplo, se extenderán para empuñar las armas!
Nuevos jefes surgirán. Y los hombres, los oídos receptivos y las manos
que se extiendan, necesitarán jefes que surgirán de las filas del
pueblo, como han surgido los jefes en todas las revoluciones.
No contarán esas manos con un jefe ya de la experiencia extraordinaria,
de la enorme capacidad del Che. Esos jefes se formarán en el proceso de
la lucha, esos jefes surgirán del seno de los millones de oídos
receptivos, de las millones de manos que, más tarde o más temprano, se
extenderán para empuñar las armas.
No es que consideremos que en el orden práctico de la lucha
revolucionaria su muerte haya de tener una inmediata repercusión, que en
el orden práctico del desarrollo de la lucha su muerte pueda tener una
repercusión inmediata. Pero es que el Che, cuando empuñó de nuevo las
armas, no estaba pensando en una victoria inmediata, no estaba pensando
en un triunfo rápido frente a las fuerzas de las oligarquías y del
imperialismo. Su mente de combatiente experimentado estaba preparada
para una lucha prolongada de 5, de 10, de 15, de 20 años si fuera
necesario. ¡El estaba dispuesto a luchar cinco, diez, quince, veinte
años, toda la vida si fuese necesario!
Y es con esa perspectiva en el tiempo en que su muerte, en que su
ejemplo —que es lo que debemos decir—, tendrá una repercusión tremenda,
tendrá una fuerza invencible.
Su capacidad como jefe y su experiencia en vano tratan de negarlas
quienes se aferran al golpe de fortuna. Che era un jefe militar
extraordinariamente capaz. Pero cuando nosotros recordamos al Che,
cuando nosotros pensamos en el Che, no estamos pensando fundamentalmente
en sus virtudes militares. ¡No! La guerra es un medio y no un fin, la
guerra es un instrumento de los revolucionarios. ¡Lo importante es la
revolución, lo importante es la causa revolucionaria, las ideas
revolucionarias, los objetivos revolucionarios, los sentimientos
revolucionarios, las virtudes revolucionarias!
Y es en ese campo, en el campo de las ideas, en el campo de los
sentimientos, en el campo de las virtudes revolucionarias, en el campo
de la inteligencia, aparte de sus virtudes militares, donde nosotros
sentimos la tremenda pérdida que para el movimiento revolucionario ha
significado su muerte.
Porque Che reunía, en su extraordinaria personalidad, virtudes que rara
vez aparecen juntas. El descolló como hombre de acción insuperable, pero
Che no solo era un hombre de acción insuperable: Che era un hombre de
pensamiento profundo, de inteligencia visionaria, un hombre de profunda
cultura. Es decir que reunía en su persona al hombre de ideas y al
hombre de acción.
Pero no es que reuniera esa doble característica de ser hombre de ideas,
y de ideas profundas, la de ser hombre de acción, sino que Che reunía
como revolucionario las virtudes que pueden definirse como la más cabal
expresión de las virtudes de un revolucionario: hombre íntegro a carta
cabal, hombre de honradez suprema, de sinceridad absoluta, hombre de
vida estoica y espartana, hombre a quien prácticamente en su conducta no
se le puede encontrar una sola mancha. Constituyó por sus virtudes lo
que puede llamarse un verdadero modelo de revolucionario.
Suele, a la hora de la muerte de los hombres, hacerse discursos, suele
destacarse virtudes, pero pocas veces como en esta ocasión se puede
decir con más justicia, con más exactitud de un hombre lo que decimos
del Che: ¡Que constituyó un verdadero ejemplo de virtudes
revolucionarias!
Pero además añadía otra cualidad, que no es una cualidad del intelecto,
que no es una cualidad de la voluntad, que no es una cualidad derivada
de la experiencia, de la lucha, sino una cualidad del corazón, ¡porque
era un hombre extraordinariamente humano, extraordinariamente sensible!
Por eso decimos, cuando pensamos en su vida, cuando pensamos en su
conducta, que constituyó el caso singular de un hombre rarísimo en
cuanto fue capaz de conjugar en su personalidad no solo las
características de hombre de acción, sino también de hombre de
pensamiento, de hombre de inmaculadas virtudes revolucionarias y de
extraordinaria sensibilidad humana, unidas a un carácter de hierro, a
una voluntad de acero, a una tenacidad indomable.
Y por eso le ha legado a las generaciones futuras no solo su
experiencia, sus conocimientos como soldado destacado, sino que a la vez
las obras de su inteligencia. Escribía con la virtuosidad de un clásico
de la lengua. Sus narraciones de la guerra son insuperables. La
profundidad de su pensamiento es impresionante. Nunca escribió sobre
nada absolutamente que no lo hiciese con extraordinaria seriedad, con
extraordinaria profundidad; y algunos de sus escritos no dudamos de que
pasarán a la posteridad como documentos clásicos del pensamiento
revolucionario.
Y así, como fruto de esa inteligencia vigorosa y profunda, nos dejó
infinidad de recuerdos, infinidad de relatos que, sin su trabajo, sin su
esfuerzo, habrían podido tal vez olvidarse para siempre.
Trabajador infatigable, en los años que estuvo al servicio de nuestra
patria no conoció un solo día de descanso. Fueron muchas las
responsabilidades que se le asignaron: como Presidente del Banco
Nacional, como director de la Junta de Planificación, como Ministro de
Industrias, como Comandante de regiones militares, como jefe de
delegaciones de tipo político, o de tipo económico, o de tipo fraternal.
Su inteligencia multifacética era capaz de emprender con el máximo de
seguridad cualquier tarea en cualquier orden, en cualquier sentido. Y
así, representó de manera brillante a nuestra patria en numerosas
conferencias internacionales, de la misma manera que dirigió
brillantemente a los soldados en el combate, de la misma manera que fue
un modelo de trabajador al frente de cualesquiera de las instituciones
que se le asignaron, ¡y para él no hubo días de descanso, para él no
hubo horas de descanso! y si mirábamos para las ventanas de sus
oficinas, permanecían las luces encendidas hasta altas horas de la
noche, estudiando, o mejor dicho, trabajando o estudiando. Porque era un
estudioso de todos los problemas, era un lector infatigable. Su sed de
abarcar conocimientos humanos era prácticamente insaciable, y las horas
que le arrebataba al sueño las dedicaba al estudio; y los días
reglamentarios de descanso los dedicaba al trabajo voluntario.
Fue él el inspirador y el máximo impulsor de ese trabajo que hoy es
actividad de cientos de miles de personas en todo el país, el impulsor
de esa actividad que cada día cobra en las masas de nuestro pueblo mayor
fuerza.
Y como revolucionario, como revolucionario comunista, verdaderamente
comunista, tenía una infinita fe en los valores morales, tenía una
infinita fe en la conciencia de los hombres. Y debemos decir que en su
concepción vio con absoluta claridad en los resortes morales la palanca
fundamental de la construcción del comunismo en la sociedad humana.
Muchas cosas pensó, desarrolló y escribió. Y hay algo que debe decirse
un día como hoy, y es que los escritos del Che, el pensamiento político y
revolucionario del Che tendrán un valor permanente en el proceso
revolucionario cubano y en el proceso revolucionario en América Latina. Y
no dudamos que el valor de sus ideas, de sus ideas tanto como hombre de
acción, como hombre de pensamiento, como hombre de acrisoladas virtudes
morales, como hombre de insuperable sensibilidad humana, como hombre de
conducta intachable, tienen y tendrán un valor universal.
Los imperialistas cantan voces de triunfo ante el hecho del guerrillero
muerto en combate; los imperialistas cantan el triunfo frente al golpe
de fortuna que los llevó a eliminar tan formidable hombre de acción.
Pero los imperialistas tal vez ignoran o pretenden ignorar que el
carácter de hombre de acción era una de las tantas facetas de la
personalidad de ese combatiente. Y que si de dolor se trata, a nosotros
nos duele no solo lo que se haya perdido como hombre de acción, nos
duele lo que se ha perdido como hombre virtuoso, nos duele lo que se ha
perdido como hombre de exquisita sensibilidad humana y nos duele la
inteligencia que se ha perdido. Nos duele pensar que tenía solo 39 años
en el momento de su muerte, nos duele pensar cuántos frutos de esa
inteligencia y de esa experiencia que se desarrollaba cada vez más hemos
perdido la oportunidad de percibir.
Nosotros tenemos idea de la dimensión de la pérdida para el movimiento
revolucionario. Pero, sin embargo, ahí es donde está el lado débil del
enemigo imperialista: creer que con el hombre físico ha liquidado su
pensamiento, creer que con el hombre físico ha liquidado sus ideas,
creer que con el hombre físico ha liquidado sus virtudes, creer que con
el hombre físico ha liquidado su ejemplo. Y lo creen de manera tan
impúdica que no vacilan en publicar, como la cosa más natural del mundo,
las circunstancias casi universalmente ya aceptadas en que lo ultimaron
después de haber sido herido gravemente en combate. No han reparado
siquiera en la repugnancia del procedimiento, no han reparado siquiera
en la impudicia del reconocimiento. Y han divulgado como derecho de los
esbirros, han divulgado como derecho de los oligarcas y de los
mercenarios, el disparar contra un combatiente revolucionario gravemente
herido.
Y lo peor es que explican además por qué lo hicieron, alegando que
habría sido tremendo el proceso en que hubiesen tenido que juzgar al
Che, alegando que habría sido imposible sentar en el banquillo de un
tribunal a semejante revolucionario.
Y no solo eso, sino que además no han vacilado en hacer desaparecer sus
restos. Y sea verdad o sea mentira, es el hecho que anuncian haber
incinerado su cadáver, con lo cual empiezan a demostrar su miedo, con lo
cual empiezan a demostrar que no están tan convencidos de que
liquidando la vida física del combatiente liquidan sus ideas y liquidan
su ejemplo.
Che no cayó defendiendo otro interés, defendiendo otra causa que la
causa de los explotados y los oprimidos en este continente; Che no cayó
defendiendo otra causa que la causa de los pobres y de los humildes de
esta Tierra. Y la forma ejemplar y el desinterés con que defendió esa
causa no osan siquiera discutirlo sus más encarnizados enemigos.
y ante la historia, los hombres que actúan como él, los hombres que lo
hacen todo y lo dan todo por la causa de los humildes, cada día que pasa
se agigantan, cada da que pasa se adentran más profundamente en el
corazón de los pueblos.
Y esto ya lo empiezan a percibir los enemigos imperialistas, y no
tardarán en comprobar que su muerte será a la larga como una semilla de
donde surgirán muchos hombres decididos a emularlo, muchos hombres
decididos a seguir su ejemplo.
Y nosotros estamos absolutamente convencidos de que la causa
revolucionaria en este continente se repondrá del golpe, que la causa
revolucionaria en este continente no será derrotada por ese golpe.
Desde el punto de vista revolucionario, desde el punto de vista de
nuestro pueblo, ¿cómo debemos mirar nosotros el ejemplo del Che? ¿Acaso
pensamos que lo hemos perdido? Cierto es que no volveremos a ver nuevos
escritos, cierto es que no volveremos a escuchar de nuevo su voz. Pero
el Che le ha dejado al mundo un patrimonio, un gran patrimonio, y de ese
patrimonio nosotros —que lo conocimos tan de cerca— podemos ser en
grado considerable herederos suyos.
Nos dejó su pensamiento revolucionario, nos dejó sus virtudes
revolucionarias, nos dejó su carácter, su voluntad, su tenacidad, su
espíritu de trabajo. En una palabra, ¡nos dejó su ejemplo! ¡Y el ejemplo
del Che debe ser un modelo para nuestro pueblo, el ejemplo del Che debe
ser el modelo ideal para nuestro pueblo!
Si queremos expresar cómo aspiramos que sean nuestros combatientes
revolucionarios, nuestros militantes, nuestros hombres, debemos decir
sin vacilación de ninguna índole: ¡Que sean como el Che! Si queremos
expresar cómo queremos que sean los hombres de las futuras generaciones,
debemos decir: ¡Que sean como el Che! Si queremos decir cómo deseamos
que se eduquen nuestros niños, debemos decir sin vacilación: ¡Queremos
que se eduquen en el espíritu del Che! Si queremos un modelo de hombre,
un modelo de hombre que no pertenece a este tiempo, un modelo de hombre
que pertenece al futuro, ¡de corazón digo que ese modelo sin una sola
mancha en su conducta, sin una sola mancha en su actitud, sin una sola
mancha en su actuación, ese modelo es el Che! Si queremos expresar cómo
deseamos que sean nuestros hijos, debemos decir con todo el corazón de
vehementes revolucionarios: ¡Queremos que sean como el Che!
Che se ha convertido en un modelo de hombre no solo para nuestro pueblo,
sino para cualquier pueblo de América Latina. Che llevó a su más alta
expresión el estoicismo revolucionario, el espíritu de sacrificio
revolucionario, la combatividad del revolucionario, el espíritu de
trabajo del revolucionario, y Che llevó las ideas del marxismo-leninismo
a su expresión más fresca, más pura, más revolucionaria.
¡Ningún hombre como él en estos tiempos ha llevado a su nivel más alto el espíritu internacionalista proletario!
Y cuando se hable de internacionalista proletario, y cuando se busque un
ejemplo de internacionalista proletario, ¡ese ejemplo, por encima de
cualquier otro ejemplo, es el ejemplo del Che! En su mente y en su
corazón habían desaparecido las banderas, los prejuicios, los
chovinismos, los egoísmos, ¡y su sangre generosa estaba dispuesto a
verterla por la suerte de cualquier pueblo, por la causa de cualquier
pueblo, y dispuesto a verterla espontáneamente, y dispuesto a verterla
instantáneamente!
Y así, sangre suya fue vertida en esta tierra cuando lo hirieron en
diversos combates; sangre suya por la redención de los explotados y los
oprimidos, de los humildes y los pobres, se derramó en Bolivia. ¡Esa
sangre se derramó por todos los explotados, por todos los oprimidos; esa
sangre se derramó por todos los pueblos de América y se derramó por
Viet Nam, porque él allá, combatiendo contra las oligarquías,
combatiendo contra el imperialismo, sabía que brindaba a Viet Nam la más
alta expresión de su solidaridad!
Es por eso, compañeros y compañeras de la Revolución, que nosotros
debemos mirar con firmeza el porvenir y con decisión; es por eso que
debemos mirar con optimismo el porvenir. ¡Y buscaremos siempre en el
ejemplo del Che la inspiración, la inspiración en la lucha, la
inspiración en la tenacidad, la inspiración en la intransigencia frente
al enemigo y la inspiración en el sentimiento internacionalista!
Es por eso que nosotros, en la noche de hoy, después de este
impresionante acto, después de esta increíble —por su magnitud, por su
disciplina y por su devoción— muestra multitudinaria de reconocimiento,
que demuestra cómo este es un pueblo sensible, que demuestra cómo este
es un pueblo agradecido, que demuestra cómo este pueblo sabe honrar la
memoria de los valientes que caen en el combate, que demuestra cómo este
pueblo sabe reconocer a los que le sirven, que demuestra cómo este
pueblo se solidariza con la lucha revolucionaria, cómo este pueblo
levanta y mantendrá siempre en alto y cada vez más en alto las banderas
revolucionarias y los principios revolucionarios; hoy, en estos
instantes de recuerdo, elevemos nuestro pensamiento y, con optimismo en
el futuro, con optimismo absoluto en la victoria definitiva de los
pueblos, le digamos al Che, y con él a los héroes que combatieron y
cayeron junto a él: ¡Hasta la victoria siempre!