miércoles, 5 de noviembre de 2025

"MINIMANUAL DEL GUERRILERO URBANO", DE CARLOS MARIGHELLA, DESCARGABLE EN PDF, EN EL 56 ANIVERSARIO DEL ASESINATO DEL GUERRILLERO BRASILEÑO

 

56 años del asesinato de Carlos Marighella. Escritor, político y guerrillero, Carlos Marighella fue una de las figuras destacadas del Partido Comunista Brasileño en la lucha contra la dictadura militar en los años 60. Fue asesinado por la policía el 4 de noviembre de 1969. Su obra "El minimanual del guerrillero urbano" se volvió una referencia para movimientos revolucionarios en todo el mundo.

La revista "Tricontinental". órgano teórico del Secretariado Ejecutivo de la Organización de Solidaridad de los Pueblos de Asia, Africa y América latina, publicó en su Nº 16 (enero-febrero de 1970), este trabajo sobre la guerrilla urbana en Brasil. Su autor es Carlos Marighella, asesinado por la policía en Sao Paulo el 4 de noviembre de 1969.

PF, que se ha ocupado varias veces de la extraordinaria personalidad revolucionaria de Marighella, divulgando algunos de sus escritos teóricos y prácticos, reproduce ahora el Minimanual. En este texto, escrito en junio de 1969, Marighella vuelca la experiencia que la Acción Liberadora Nacional recogía hasta ese momento en la heroica lucha que el pueblo brasileño mantiene contra la dictadura “gorila”. 

Formado en las filas del Partido Comunista, al que ingresó a los 18 años de edad y que abandonó cuarenta años más tarde, cuando era miembro de su Comisión Ejecutiva, Carlos Marighella es una de las figuras revolucionarlas más va. llosas del continente.

En él se unían la calidad teórica —reflejada en documentos como su carta renuncia al PCB o en libros como "Por qué resistí el arresto". "La crisis brasileña". "La lucha Interna", "Pronunciamiento de la agrupación comunista de Sao Paulo", etc.—, y una Inquebrantable vocación combatiente. No sólo participó en numerosas acciones de guerrilla urbana sino que, además, escribió mucho sobre ese tema.

A él pertenecen “Operaciones y tácticas guerrilleras" y este Minimanual. además de otros textos de Importancia en el orden práctico. A los 58 años de edad, al caer en una emboscada que le tendió la policía, la que le acribilló a balazos impidiéndole todo amago de defensa, Carlos Marighella se preparaba a elevar la guerra revolucionaria en Brasil a una segunda etapa: la guerrilla rural.

Su Minimanual del guerrillero urbano es digno de la más atenta consideración ya que aporta, desde el ángulo de la experiencia brasileña, una serie de elementos de información válidos para un tema que apasiona a América latina.

El Minimanual permite conocer un aspecto táctico de la guerra revolucionaria que hoy conmueve a países como Brasil, Uruguay, Guatemala, etc. Los lectores de PF encentrarán, estamos ciertos, la respuesta a muchas interrogantes que dejan las noticias del exterior sobre inquietantes hechos que ocurren más allá de las fronteras chilenas.

No está de más señalar que el Minimanual elaborado por Marighella corresponde al contexto político brasileño, donde una dictadura fascista ha obligado a elevar la lucha revolucionarla en forma acelerada.

En otros países, como Uruguay por ejemplo, las acciones 6 revolucionarias se mueven en un plano distinto que es a la vez superior al que se observa en naciones como Argentina o Chile. En nuestro país la izquierda revolucionaria busca desarrollarse en acciones ligadas a las masas y evita el enfrentamiento artificial con los aparatos represivos. Sin embargo, el Minimanual tiene interés continental en cuanto sistematiza las experiencias —o sea el aporte— de los revolucionarios brasileños. 

La prensa reaccionarla chilena —“El Mercurio" y “El Diario Ilustrado"— ha publicado trozos del Minimanual para atacarlo con saña. Esto mismo aumenta el interés en Chile por conocer el texto completo. En otros países, como Francia (Editions du Seuil), este mismo texto se ha publicado en forma de libro. Es posible que en Chile aparezca un folleto con los materiales de Marighella, próximamente.

DESCARGAR "MINIMANUAL DEL GUERRILERO URBANO":  https://www.abertzalekomunista.net/images/Liburu_PDF/Internacionales/Marighella_Carlos/Mini%20manual%20del%20guerrillero%20urbano%20-K.pdf

martes, 4 de noviembre de 2025

NÓRDICA PUBLICA "PETRÓLEO", DE PIER PAOLO PASOLINI, EN EL 50 ANIVERSARIO DE SU ASESINATO

Petróleo
Pier Paolo Pasolini
Traducido por: Cuevas, Miguel Ángel
ISBN: 979-13-87563-99-8
Tamaño: 140 x 220 mm. 
Páginas: 740 
Editorial: Nórdica Libros
Fecha de publicación: 06/10/2025
 
Según todos los indicios, Pier Paolo Pasolini empezó a trabajar en esta novela en enero de 1967, y se dedicó a ella, con creciente actividad, hasta el momento mismo de su asesinato. Sus declaraciones no dejaban duda respecto a la importancia que atribuía al libro: «Lo que he hecho desde que nací no es nada en comparación con la obra gigantesca que estoy llevando a cabo», decía en diciembre de 1974, y en enero de 1975 precisaba: «Contiene todo lo que sé, será mi última obra».

En la concepción de Pasolini, Petróleo debía presentarse como «la edición crítica de un texto inédito». Este libro inacabado y fragmentario ha hallado singular y trágico acomodo en las circunstancias que han rodeado su labor de edición que se han llevado a cabo durante varias décadas, siendo este volumen monumental la edición definitiva de la gran obra de Pasolini.

 

lunes, 3 de noviembre de 2025

ENTREVISTA DE JUAN CARLOS DE BRASI A PASOLINI, EN EL 50 ANIVERSARIO DE SU MUERTE

 Pier Paolo Pasolini en el rodaje de "Mamma Roma" 1962

Pasolini: Toda mi obra es una nostalgia. Una entrevista de Juan Carlos De Brasi 

Conocí a Pasolini durante una reunión de prensa en el Hotel Hermitage, de Mar del Plata. Se celebraba el X Festival Internacional de Cine. En esa ocasión presentaba Medea. Ante la frivolidad y deformación de los acercamientos a su obra, Pasolini me dijo: "hablemos caminando, sin máscaras, esos reporteros cinematográficos aman demasiado la cosmética". Su rostro guardaba los interrogantes de mil polémicas y de un número mayor, aún, de malentendidos. Sus ademanes envolvían el diálogo trazando a la vez un Imite infranqueable. El interlocutor sabía así, desde el principio, que iba a ser tratado como un miembro más de los tantos tribunales anónimos que lo habían condenado en un pre-juicio antes de comprenderlo.

Cuando lo reencontré cerca de Bolonia ya los gestos dormían en un lenguaje más calmo, replegados -como gustaba decir- en esa "nostalgia del tiempo pasado", constantemente sobrepasado en los futuros posibles que plantea su obra; particular realización del pesimista teórico y optimista práctico que era Pasolini.

Las conversaciones (realizadas en 1970 y 1974) están orientadas sobre dos ejes de interés. El primero se refiere a la situación fílmico-ideológica de Pasolini y la notoria influencia del psicoanálisis en su producción. El segundo apunta a la posibilidad del cine como lengua.

Una parte de las mismas fue publicada en la revista ARTINF, Buenos Aires, mayo de 1971, pero, de manera conjunta, permanecieron inéditas hasta ahora.

La manera temática y condensada en que las he agrupado pretenden ofrecer lo nodal de la reflexión pasoliniana. He dejado fuera de ellas los racconti sobre su vida, las penurias e incomprensiones sufridas, porque pertenecen al núcleo de decisiones íntimas de Pasolini.

- En toda tu obra introduces una distinción teológica entre el bien y el mal. que encierra, a la vez, una distinción mística y que junto a los misterios comunes a varias de tus obras daría, posiblemente, un sentido oscurantista a tu producción cinematográfica. En una palabra: con esa diferencia no adulteras tu sentido creativo; sentido que tratarías de justificar posteriormente?

- A esta pregunta respondo afirmativamente: en mi elección entre uno y otro mundo, el del bien y el del mal, entre un mundo campesino, arcaico, irracional, religioso y un mundo moderno, prefiero el primero. He dicho a menudo que en mi elección existe una cierta toma de partido, una cierta patología. En mí nació durante la infancia una resistencia hacia la burguesía y sus formas ideológicas. Esa situación es maniquea, teológica -como tú decías-, pero no temo aquello de místico que puede haber en ésto. Aunque es un misticismo relativo, por que la cosa sería puramente mística si yo no fuera consciente de ella, pero soy bien conciente de todas sus consecuencias.

- Eso implica que darías cuenta, estrictamente, de la problemática religiosa que atraviesa toda tu obra?

-Sí, pero a medias, porque mi creación está preñada de un misticismo inconsciente que se gestó en la infancia. Sin embargo, también en verdad que he leído a Marx y mi condena de la burguesía se ha vuelto racional, lúcida. Prácticamente yo trabajo sobre dos planos: uno implica una condena irracional o mística -para llamarla así contigo-, y el otro comporta la oposición racional, la crítica reflexiva; aunque los dos planos, en realidad, se encuentran mezclados. Como todas las ideologías personales se trata de un compuesto, de un alterum ideológico. De ambos planos nace mi concepción personal.

- Tu obra considerada como totalidad es, entonces, una reacción contra el mundo capitalista?

- No, toda mi obra es una nostalgia, nostalgia del tiempo pasado. '

- Pero, supongo, que los posibles receptores de tus obras se encuentran entre los intelectuales, y éstos tienen una irracionalidad vigente que no es propiamente la del tiempo pasado. ¿No crees que te equivocaste de destinatario?

- La irracionalidad se da en todos. Por ejemplo en Medea, Jasón es el héroe del mundo moderno, pero Jasón tiene una relación con el centauro que es la clave del film. Jasón cuando era niño veía el centauro de modo irracional, como a un mito: mitad caballo, mitad hombre. Pero a medida que crecía, el centauro se volvía un filósofo racionalista laico, un hombre normal. Y así lo ve Jasón. El film posee un carácter netamente antidialéctico, pese a ser yo dialéctico marxista y hegeliano. El film es sólo problemático, porque a través de la filosofía dialéctica las contradicciones se resuelven. La tesis sería el centauro-caballo; la antítesis sería el centauro normal y debería existir una síntesis que resuelva la oposición. Pero en mi film no existe tal síntesis. Las contradicciones quedan sin resol verse.

- Tú no crees que la dialéctica en las formulaciones hegelianas, en el historicismo alemán e italiano, etc., entraña una concepción del conformismo ya que los antagonismos se resuelven dentro del mismo sistema en que se plantean?

- Te diría que sí, y es más conformista en cuanto más racionalista..

- Pero tu aserción no se aplicaría a una dialéctica extraída del discurso marxista - y no sólo de Marx -, pues esa síntesis de la que hablábamos se resuelve fuera del proceso en que se dan esas contradicciones determinadas. Pienso que la dialéctica en la concepción marxista comprende sólo dos referentes en oposición, y se encuentra muy alejada de la resolución ideal que propone la de neto corte hegeliano y post-hegeliano.

- Es cierto, muy cierto, pero nos llevaría muchos día s elucidar a fondo esa cuestión. Sólo puedo decirte, por ahora, que la dialéctica a que me refiero se basa en una gran ilusión, que es la ilusión, por otra parte, de la civilización capitalista del ochocientos y del novecientos. Es una ilusión descarnada, la calavera de la ilusión racionalista.

- Volviendo al asunto anterior y para acabarlo, quería reformulártelo así: La separación entre tesis y antítesis - sean hegelianas o no- teoría y práctica y otras dualidades, no implican un mundo conformista que yo denomino teológico? Sabes por qué te pregunto esto, porque opino que la idea absoluta hegeliana, la diosificación de la naturaleza o lo que se quiera, son concepciones monistas, teo-teleológicas y religiosas.

-Sí, sí, justamente mi polémica contra el mundo burgués se funda en ésto: en el hecho de que el racionalismo y todos sus efectos laicistas se han convertido en una religión.

- ¿Entonces tú propondrías constantes rupturas y enfrentamientos, nunca cierres?

- Así es. Jamás propongo so luciones acaba das, sino puras aperturas.

- Apartándonos de las cuestiones previas que tus respuestas ya agotaron, ¿se podría decir que en tus films no hablas tanto de cine como de mitología? o sea: más que cineasta serías, en sentido estricto, un mitólogo?

-Sí. En sentido etimológico, evidentemente, sí.

- El camino que va desde Accattone y Mamma Roma hasta Pajaritos y pajarracos, El evangelio..., Chiquero, Medea, El Decamerón, etc., ¿qué repercusión tuvo en Italia y cómo respondieron a esas especies de líneas de realización los diferentes grupos de intelectuales y cineastas?

-Sobre asuntos de grupos sé poca cosa. En este momento los grupos dominantes son los que pertenecen a la izquierda estudiantil y a los movimientos de extrema izquierda, que tienen planteos muy distintos a los míos y que yo comprendo sólo en parte. Los de mi edad viven preocupados con sus historias personales. En cuanto a la mía hay un film que divide por la mitad mi obra, es Pajaritos y pajarracos. Después de esta película hice otro tipo de film, que seguían las sugerencias de Gramsci de hacer obras nacionales y populares.

- ¿Era esa la idea directriz del Evangelio y El decamerón, como lo declaraste en Revue du Cinema si no recuerdo mal, donde la única variación respecto de las obras anteriores era que el sexo había tomado el lugar de Cristo?

- Exacto. En ese tiempo yo participaba de la ilusión de que el destinatario ideal de estas obras fuese el mismo pueblo. Pero Italia en los últimos años cambió mucho. El pueblo del que hablaba Grarnsci se convirtió en una ilusión. Comenzó también a imperar en Italia la cultura de masas y el consumo masivo. Por lo tanto, hacer películas fáciles míticoépicas, como Accattone, El evangelio o El decamerón, podría prestarse a un equívoco y convertirse enseguida en producto de consumo masivo. Entonces hubo en mí una especie de reacción hacia lo masivo. Por eso jamás podré volver a realizar films como La ricota, Mamma Roma. Edipo rey. etc., porque estos productos caerían en el consumo masivo que yo detesto. Así que instintivamente comencé a hacer otro tipo de films que, en lugar de ser mítico-épicos son de carácter problemático, más difíciles y menos comprensibles. Tú debes comprender que la clase dominada en el sentido clásico de la palabra, como la entendía Gramsci, ya no existe más. Los consumidores de films son las masas y éstas no son el pueblo sino la pequeña burguesía, la gran burguesía, etc. Así que cuando menos claro y más difícil soy, más me opongo a la cultura masi va y masificada, que es la verdadera tiranía, el verdadero fascismo de hoy.

- Haciendo una digresión te quería preguntar algo acerca de un aspecto sobre el que conversamos largamente cuando no está en cuestión el grabador y que tú eludes sistemáticamente cuando aparece. ¿Cómo juega en tu obra la reflexión psicoanalítica?

- De una manera capital, aunque siempre redefinida en una dimensión poética. Recuerda que siempre afirmé que en mi elección temática, formal, plástica, etc., se pone en marcha una cierta patología, la cual impregna a los protagonistas de mis films. La influencia de distintas obras de Freud es notoria en mis películas. Creo que los psicoanalistas podrían sacar bastante material del análisis de mis posturas.

-Sí, algunos intentos creo verlos claros. La disolución del yo burgués considerado como unidad coherente; el film como un sueño donde un deseo se realiza de cierta manera; el narcisismo de muchos personajes que cargan toda la fuerza sobre su propio yo rompiendo abruptamente con lo exterior; la sublimación de las pulsiones sexuales en función de éxtasis místicos, órficos, donde todo lo salvaje queda transformado en delicia y quietud. También lo contrario, ese ello que ataca en caliente, quiebra las uniones, produce furores incontenibles y apresa al yo en su falta de límites, en sus perversiones. Otras sugerencias las percibo en la melancolía abisal por ese mundo-objeto perdido, en el goce masoquista, en la irrupción de lo cotidiano como siniestro, etc. ¿Pero tú manejas con cierta racionalidad esos intentos?

-Como tú delineaste adecuadamente en esa secuencia, los distintos núcleos de la problemática freudiana van apareciendo a lo largo de toda mi obra, por momentos la iluminan y por momentos la oscurecen, pero siempre se encuentran presentes, insistiendo a lo largo de todas mis propuestas. El fracaso del yo racionalista unitario es, considerado desde otro ángulo, la patología característica del protagonista narcisista, que ha volcado todo lo que podía dar a los demás sobre sí mismo...

- ¿Como un capitalista de las pulsiones, a las que acapara como si fueran dinero?

- Exacto. Y todavía mucho más, porque lo que acumula tiene otra modalidad, la frontera donde una forma de vida se torna patológica.

- ¿Donde el trámite final de la acumulación se da acumulación de enfermedad?

- Sí, sí, ya tal grado que hacen saltar a los personajes por el aire, los liquida como seres humanos. Esa aniquilación se va aplicando progresivamente a mi obra, ya que todo lo que uno hace o dice está teñido por ella. Lo que vengo diciendo queda claro en esa furia disolvente que ataca sin piedad, corroe, domina y flagela la totalidad de lo que produje últimamente y donde una mirada ingenua sólo querrá ver pornografía, furor orgiástico.

- ¿Entonces la comprensión de ese proceso lleva a la autodestrucción conciente y progresiva de tu producción cinematográfica?

- Indefectiblemente. Vuelvo a reafirmártelo: mi obra es un ser para la muerte y esa muerte no es más que la terminación de mi nostalgia o de mi melancolía abisal, como dirías tú. Retornando a lo que me preguntabas anteriormente te aseguro que los grandes temas freudianos rondan mis films. Y, concretamente, los temas que atraviesan La Interpretación de los Sueños. Psicología de las Masas y Análisis del Yo, El Malestar en la Cultura, algunos escritos metapsicológicos...

- También noto la marca de los escritos sobre narcisismo, de Totem y Tabú, El Yo y el Ello…

- De una parte de Totem y Tabú, en la cual la nostalgia se vuelve infancia superada y donde el animismo y la omnipotencia de todo lo que deseamos adquiere la fuerza de una realidad idílica, equilibrada y poliforme, dejando que la magia: rompa las explicaciones racionalistas de causa efecto para convertirse en relaciones de aspiraciones y energías positivas, negativas, dispersivas, multicolores. Debo aclararte que no se trata de retornar a ningún estado paradisíaco sino más bien de lograr que las luchas profundas se tornen choques manifiestos.

- ¿Se trataría de hacer poéticamente explicita la guerra sorda entre ese yo legal, conformista - es decir, conforme a sus propias pautas- y el mundo de los impulsos, bloqueado constantemente?

- Eso, eso precisamente es lo que trato de objetivar en todas mis películas. Y ese es justamente uno de los ejes centrales por ejemplo de Teorema. Chiquero o de los proyectos para Los 120 Días de Sodoma y la Orestiada Africana.

-A propósito de Teorema y otras realizaciones, tus films provocan o rompen una serie de resistencias?

- Mis películas tienen una suerte muy curiosa y particular. Por un lado la burguesía me odia profundamente y por otro consumen mis films. Teorema, por ejemplo, tuvo dos procesos y creó una reacción tremenda pero, simultáneamente, tuvo un gran éxito comercial.

- ¿No será, acaso, que el espectador lo que recibe en bloque de Teorema a través de ese ángel misterioso revelador de esencias individuales, es un mensaje de los diversos modos de represión sexual que dominan a la burguesía típica, la cual por su misma situación se identifica con el drama de los protagonistas?

-Claro, eso es lo que se desprende de mi posición ambigua, equívoca. Teorema ha sido interpretada y con sumida exactamente por lo que no es. Por eso es que hay una desesperada e inútil tendencia de mi parte a oponerme a este consumo, porque es fatal que el consumo se produzca de cualquier manera. Sin embargo, con la dificultad de mis films me resisto a la prepotencia de la cultura masiva, y agregaría algo. Para oponerme a esa prepotencia devastadora he comenzado yo mismo a herir de muerte mi propia producción, a destruirla antes que e! mercado la pulverice. Desde ya te aclaro que mi burla a esa comercialización bastarda la confundirán con mi decadencia personal, autoral o con pornografía barata. Verán lo que quieran ver pero, sobre todo, verán ese ser para la muerte -como diría Heidegger- que es la sociedad de consumo y todos los monstruos devoradores que engendra.

- Deseaba saber, en relación a lo que venimos hablando, si en tus films perviven algunos de los dilemas del que fue guionista de Las noches de Cabiria, El bello Antonio, La larga noche del 43 y otras.

-Sólo quedan algunos vestigios que, al estar refundidos con los problemas que personalmente me preocupan, han terminado, realmente, por desaparecer. Lo que pude plantearme en el trabajo con Fellini, Vancini, Soldati o Bolognini ya se ha transformado radicalmente. Esto y más obsedido por los problemas de los que te estaba hablando hace un momento y por la aventura de! cine como lengua sui generis.

- Las preguntas anteriores se referían básicamente a tu posición y al contenido de tus films. Ahora querría saber si la poesía que propones en tus películas se ajusta más a la distinción lírica entre prosa y poesía o si concibes la función poética como selección combinatoria, según la propondría, por ejemplo, Roman Jakobson-

- Ya que citas a Jakobson te diré que estoy de acuerdo con él. Concibo la poesía como metalenguaje. Cada lenguaje poético es un metalenguaje -lo sepa el autor o no- porque cada lenguaje poético es una reflexión sobre la lengua.

- ¿De esa propuesta saldría tu idea de que el cine llamado revolucionario es una ilusión costumbrista, ya que todo lenguaje fílmico es una forma siempre mediata y nunca se realiza inmediatamente como desearían los que apoyan al cine?

-El film, según mi posición, sea de prosa o de poesía es siempre un film de autor; porque aún en el cine de prosa se estaría tratando de una prosa autoral. En este sentido la película puede ser una expresión siempre mediada, pero puede ser también inmediata. Tomemos la literatura como ilustración. Yo puedo escribir una prosa o poesía de alto nivel o una de bajo nivel que cumpla con un cometido inmediato. Si quiero escribir un manifiesto político debo escribir con el lenguaje de un manifiesto y no con el de una construcción poética de alto nivel estilístico. Pienso, entonces, que el cine se puede dividir en muchas clases. El último y gran descubrimiento es que el cine se subdivide en infinitos géneros y lenguajes. Yo he descubierto una diferencia y traté de determinarla: es la que se da entre cine de prosa y cine de poesía. Pero no niego que se pueda hacer también un cine de ensayo, manifiesto, documento, etc.

- ¿Serían diferentes poéticas?

- No. Yo pienso que las poéticas se refieren al autor. Dejando de lado a los autores creo que el cine es como la lengua escrita y hablada y que posee una infinidad de distinciones en su interior. Por ejemplo, cuando nos referimos a la lengua hablada -supongamos el castellano- observamos infinitas lenguas internas: la literaria, la médica, la científica, las que corresponden a cada uno, etc. Opino que el mismo fenómeno se da en el cine, manteniendo, es claro, su diferencia con la lengua escrita y hablada, pues el cine pertenece a un campo semiológico diverso y es necesario, por esa razón, evitar los parangones con la lingüística. Es preciso recurrir más a la ayuda de la semiología que al instrumental de la lingüística.

- ¿Entonces debería incluirse el cine como fenómeno semiológico a describir en el campo de una semiología general?

-Sí, es más viable tratarlo en el campo de una semiología general.

- Tú analizas en un artículo, aparecido en Film Culture, una serie de figuras retóricas lingüísticas, tratando de encontrar la manera especial en que se podrían traducir a figuras cinematrográficas. Recuerdo, por ejemplo, tu análisis de la metáfora, la anáfora y la metonimia. Partiendo de tal base ¿cómo podría definirse una retórica cinematrográfica?

- Hay que inventar una retórica cinematrográfica completamente desde el principio. Nosotros estamos bloqueados cuando buscamos analogías con las figuras lingüísticas. En la lengua existe, por ejemplo, la sinécdoque. En el cine ¿cuál es la sinécdoque? ¿Hacerse esta pregunta es un error. El cine tiene una serie de figuras propias que deben ser analizadas y descubiertas desde el principio, olvidándonos que existe la metáfora, el quiasmo, la anáfora, etc. Lo único, tal vez, que se pueda tener presente es lo que dice Jakobson: mientras la lengua escrita hablada funda sus figuras en el paradigma de la metáfora, el cine lo hace sobre la metonimia.

- ¿Estarías de acuerdo en denominar figuras cinematográficas, por ejemplo, a la escena, la sobreimpresión, el flash-back y otras, tal como las propone C. Metz en su trabajo sobre el film narrativo?

-Sí, aunque parcialmente, porque habría que describirlas y fundamentarlas mejor.

- El concepto de metáfora en el cine es equívoco, porque nosotros tenemos, regularmente, en un sólo acto perceptivo imágenes visivas y auditivas directas. El paradigma que forma la metáfora no puede percibirse pero el desplazamiento metonímico sí. Visto así el asunto, ¿cuál sería tu concepción de la estructura cinematográfica?

- Estoy de acuerdo con tus afirmaciones, pero debo confesarte que sobre el punto de la estructura cinematográfica no profundicé demasiado. Sin embargo quisiera hacer un paréntesis y decirte que dentro de la lengua cinematográfica se encuentra, también, la lengua hablada, puesto que los personajes hablan en los films. Por eso un protagonista, hablando en una película puede construir metáforas. Las metáforas están englobadas...

- ¿Como una estructura dentro de otra?

- Precisamente. Por lo tanto en el cine hay metáforas, pero forman parte del lenguaje hablado de los personajes. Sólo esta ampliación quería comunicarte, porque la considero importantísima y no la veo explicitada con frecuencia. Respecto a la estructura del Cine paré la búsqueda, ya que mis experiencias cinematográficas las seguí hasta el punto donde fuera posible definir qué es una lengua cinematográfica. Y arribé a algunas conclusiones que por ahora me bastan. Por todo lo anterior, en este momento, puedo afirmar que la lengua cinematográfica más que expresar la realidad a través de un sistema de signos lo hace a través de la realidad misma. Mientras en la literatura un árbol es expresado por el símbolo " árbol", en cine el árbol es manifestado por mediación de sí mismo. El árbol deviene, así, el signo viviente, el signo icónico de sí mismo; lo cual significa que el código con el cual descodificamos una película es muy similar al código por el cual descodificamos la realidad.

- El signo cinematográfico, a la inversa del lingüístico, está ligado a motivaciones psicológicas, entonces ¿su realidad sería siempre fenomenológica?, puesto que el árbol filmado no reproduce al real, sino a su realidad vista en escorzo, parcialmente.

- Tu observación es pertinente a nivel estético, pero en un plano semiológico queda probado que a un árbol cualquiera lo expreso fotografiando solamente uno de sus ángulos. Después el árbol puede transformarse en miles de árboles diferentes, siempre, como tú acotabas, motivadamente.

- Todas las consideraciones previas tienen relación, obviamente, con lo específico-fílmico. ¿Se podría afirmar, como lo hacen algunas corrientes por ejemplo la de Delia Volpe, que la especificidad del cine consiste en la imagen-idea fotodinámica montada?

- No. No puede ser la imagen, porque la imagen es muda. En cambio el cine es audiovisual. Si quiero representarte a ti, lo haré a través de ti mismo y no sólo representaré tu imagen sino también tu voz. Opino que el asunto del montaje tampoco se resuelve como querían los clásicos. El montaje es un tipo muy particular de sintaxis y ésta no asegura la higiene y corrección del cine y menos la inmaculada pureza que ellos buscaban. En el cine intervienen una serie de fenómenos cruzados que es necesario tener en cuenta simultáneamente y en pie de igualdad. Es un addobbo donde no se puede descuidar ni hacer privar a un elemento sobre otro.

- ¿El cine, entonces, no podrá superar los límites de ser híbrido que tiene, o se podrá hablar, en algún momento, de específico-fílmico?

- Te diré que lo específico-fílmico consiste, justamente, en la impureza del cine.

- Desde el punto de vista estético el problema realidad-ficción sigue siendo capital. Si el signo cinematográfico reproduce la realidad misma, y esa realidad no es sino la elección de lo que se ofrece para que la cámara lo tome, estamos constantemente ante una realidad interpretada, transformada en sentido, y ya que tú operas con un determinado criterio de realidad, ¿cuál sería el que manejas dentro de tu poética?

- Yo sólo puedo decirte que lo que llamamos realidad es una especie de moneda de cambio. Hemos acuñado una moneda que se llama realidad y eso es lo que nos permite dialogar. La realidad no existe: es una convención. Yo por esa razón trato de hallar la realidad no real y la naturaleza no natural. Tengo un nexo en cierto modo religioso, sacral, con la realidad. Ella me parece una hierofanía, una aparición sacra.

- ¿y no podría considerársela como un proceso, como un devenir absolutamente inconciente?

- Sobre este punto no sabría que decirte. No soy filósofo ni amo la filosofía. Le tengo respeto pero no simpatía. La mejor respuesta es la que te di en primer lugar y que, ahora, completo: si el cine reproduce la realidad mediante la realidad misma, el código con el cual capto el film es el mismo con el que capto la realidad. Por ejemplo, si te veo en persona te decodifico parte a parte, siento cómo hablas, veo cómo te vistes, el color de tu pelo, etc. Ahora bien, si te percibo en el cine decodificaré tu persona mediante el mismo código. Conste que no me refiero a tu comportamiento en un film, porque ahí estará la mano del director, sino que hablo de cine a secas, donde repetirás los mismos gestos, abrirás la boca de manera similar, vertirás idénticos conceptos y demás acciones que ya efectuaste aquí. Y esta absurda coincidencia del código cinematográfico con el real me hace pensar que también la realidad sea un lenguaje.

- ¿Entonces piensas que la realidad se encuentra estructurada como un lenguaje?

- Sí, aunque no me atrevería a decirlo, porque eso me acarrearía acusaciones de místico que yo rechazo. Si mi aseveración de que la realidad es un lenguaje, fuera escuchada, quedaría en pie la siguiente pregunta: ¿un lenguaje de quién? Y la consecuente respuesta: un lenguaje del divino sujeto, Dios.

- Bueno. la novedad de este asunto es que ya tiene unos cuantos cientos de años. ¿Pero no se podría afirmar que el lenguaje es un producto de relaciones humanas naturales y socio- culturales muy complejas que no poseen un sujeto -ni humano, ni divino- y que ni siquiera lo suponen?

- Estoy completamente de acuerdo, pero como todo esto es muy difícil de explicar, soy un poco cauto en extenderme demasiado en esas cosas, aunque junto a otras más claras son las que sostienen mi posición teórica.

-No, pienso que tus elaboraciones son bastante comprensibles, y esto más allá de que siempre reste un quid inaclarable. Bueno, para terminar desearía volcar estas conversaciones-entrevistas (si se las puede llamar así) en el clima que las alentaron en un principio. A menudo tú has dado a entender que después de Los cuentos de Canterbury, La flor (y nata) de Las mil y una noche, Blasfemia, y en los planes futuros para los 120 días de Sodoma o de los de la Orestiada africana, tu ciclo realizador quedada concluido, aniquilado, dijiste literalmente. ¿Significa eso una premonición existencial, el pasaje a otra problemática dentro del cine o una dedicación total a la creación e investigación literarias?

- Tuve muchos sueños premonitorios. Ahora no importa nada de ellos, aunque ahí están como marcas indelebles. Sin embargo, Giovanni, debo aclararte que jamás abandoné la literatura por el cine. Es más, viví el cine como continuación de la literatura. Respecto a una dedicación exclusiva a la literatura sólo puedo contestarte con mis propias dudas: no sé. Mis actividades, búsquedas y dolores futuros señalaran esos caminos tan sinuosos que nos toca andar.

*Publicada en revista de la Universidad de México, agosto 1980 y en El porteño, 1983.

Fuente: Adynata 

domingo, 2 de noviembre de 2025

"MONUMENTO A LAS VÍCTIMAS DEL FASCISMO", DEL ARTISTA SOVIÉTICO AUREL DAVID, EN CHISINAU (MOLDAVIA)


Monumento a las Víctimas del Fascismo
Aurel David
1982
Escultura de bornce, márnol y hormigón
Calle Orheiului 19, Chisináu (Moldavia)

El Monumento a las Víctimas del Fascismo es una composición escultórica ubicada en Calle Orheiului 19, Chisináu . Representa dos puños esposados ​​con alambre de púas. El monumento busca reconstruir y preservar la memoria de las víctimas del fascismo . Fue instalado en el lugar donde los nazis ejecutaron masivamente a judíos, gitanos, rusos y moldavos durante la Segunda Guerra Mundial . Un panel informativo enumera aproximadamente 15.000 judíos fusilados: hombres, mujeres y niños.

La composición escultórica "En memoria de las víctimas del fascismo" es un monumento público . Hasta 2018, la composición estaba clasificada como monumento histórico-artístico de importancia nacional en el Registro de Monumentos Protegidos por el Estado de la República de Moldavia . El Registro de Monumentos Públicos, en el que se encuentra actualmente, se creó ese mismo año.

El monumento a las víctimas del fascismo fue creado por el artista Aurel David y un equipo de escultores. El monumento fue fundido en bronce, mármol y hormigón. Su construcción comenzó en la década de 1970 y duró hasta 1982, año de su inauguración.

Durante la década de 1990, el monumento fue vandalizado. Por iniciativa de Alexandr Bilinkis, el monumento fue restaurado por los arquitectos Semion Șoihet , V. Bocaciov, G. Vlas y el taller Jiglițchi & Zaițev, dirigido por el escultor moldavo Veaceslav Jiglițchi. En el proceso de renovación, se utilizó una capa sólida de cobre en lugar de hormigón.

El 27 de enero, este lugar conmemora a las víctimas del Holocausto y el fascismo en Chisináu. Representantes de instituciones estatales, miembros de la comunidad judía de la República de Moldavia, diversos invitados, etc., participan en las conmemoraciones que se celebran anualmente.

 


 
 

sábado, 1 de noviembre de 2025

"LA ESTRELLA DE DAVID", PELÍCULA DEL DIRECTOR DE LA RDA KONRAD WOLF, EN EL CENTENARIO DE SU NACIMIENTO

Título original: Sterne

Año: 1959
Duración: 92 min.
País: Alemania del Este (RDA)
Dirección: Konrad Wolf
Guion: Angel Vagenshtain
Reparto:  Sasha Krusharska, Jürgen Frohriep, Erik S. Klein, Stefan Pejchev, Georgi Naumov, Ivan Kondov, Milka Tuykova
Música:; Simeon Pironkov
Fotografía: Werner Bergmann
Compañías: Coproducción Alemania del Este (RDA)-Bulgaria;Boyana Film,
Sinopsis: Un destacamento alemán está instalado en una pequeña localidad búlgara en 1943. Deben ocuparse de la deportación de un grupo de judíos a los campos de concentración. Un oficial nazi se sentirá atraído por una de las prisioneras judías.
 
Dirigida por Konrad Wolf (20 de octubre de 1925 - 7 de marzo de 1982), esta película sobre el holocausto judío recibió el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes de 1959.
 
Konrad Wolf fue el mejor cineasta de la extinta República Democrática Alemana. El oscurantismo y autarquía que dominó el estado de las cosas en la Alemania Oriental hasta la caída del muro de Berlín quizás haya tapado el arte de uno de los cineastas más estetas y dominadores de la técnica cinematográfica surgidos en la Europa de los años cincuenta. Su filmografía estuvo rotulada profundamente por su propia biografía. Hijo del escritor y diplomático judío alemán Friedrich Wolf y hermano del que se convertiría en uno de los más siniestros cerebros de la Stasi, Markus Wolf, sus vivencias estuvieron marcadas por la huida de la familia Wolf a Moscú tras el arribo al poder del partido Nazi con la instrumentación de sus políticas de persecución a la comunidad judía en la Alemania de 1933. Fue en la Unión Soviética el lugar donde Konrad tuvo sus primeros contactos con el mundo cinematográfico. Así nombres como Mikhail Kalatozov o Mikhail Romm influyeron de forma notable y muy perceptible en el cine y puesta en escena que señaló el rumbo del joven cineasta alemán.

Con tan solo 17 años, Wolf se unió al Ejército Rojo que luchaba encarnizadamente contra el ejército nazi, formando parte del regimiento que tomó Berlín en 1945, hecho que el autor de Lissy plasmaría en la autobiográfica e imprescindible Yo tenía 19 años. En la carrera de Wolf se repitieron una serie de constantes que distinguieron su prosa gráfica. Por un lado su tendencia a recuperar la memoria histórica del exterminio sufrido por el pueblo judío a manos del pueblo alemán, ya fuera el escenario elegido para reflejar esta dantesca etapa histórica las trincheras de la II Guerra Mundial o el período de entreguerras mostrando las causas que provocaron el alzamiento de la clase media alemana en contra de la colectividad judía, semilla que daría lugar al demonio nacionalsocialista. En segundo lugar, Wolf optó por una narrativa muy literaria —inducida por el hecho de versar sus películas sobre adaptaciones de novelas, pero igualmente cuando se trataba de guiones originales— consistente en entregar el poder de narración a una voz omnisciente que como una especie de juglar irradiaba la información precisa que permitía fluir las tramas de un modo tan poético como preciso. Y finalmente, y quizás el punto más fascinante de su obra, en el cine de Wolf se hace sentir la influencia en el montaje y la puesta en escena del séptimo arte soviético. Así, los espectaculares travellings, acompañados de líricos fundidos repletos de nostalgia, tomas cenitales que quitan el hipo o primerísimos planos de los rostros de unos actores mezclados con unos contrapicados que reflejan los cielos y edificios de la Alemania Oriental evocan sin duda al imaginario del genio Mikhail Kalatozov. No existe otro cineasta, que un servidor conozca, capaz de absorber la esencia y concepción del arte del autor de Soy Cuba como Konrad Wolf, aspecto que sin duda debe llamar la atención de los múltiples admiradores con los que cuenta el cineasta georgiano.

En este sentido, La estrella de David – Sterne se alza como un perfecto vehículo para introducirnos en el universo creado por este soberbio cineasta. La película narra, a través del prodigioso flash back que abre el film, la partida hacia Auschwitz de un grupo de judíos búlgaros encerrados en un campo de prisioneros sito en una pequeña localidad de aquel país. De este modo, Wolf abre la película mostrando el final que nos espera, despejando por tanto todo el misterio o dudas existentes respecto al sino que esperará a los protagonistas. Esta estrategia narrativa permitirá no obstante reflejar el poema trágico que recorrerá los noventa minutos de metraje. Una oda protagonizada por un extraño y hermético personaje. Un suboficinal nazi poseedor de un carácter triste, nostálgico y humanista, hecho quizás derivado de la profesión que tenía el mismo antes del estallido del conflicto bélico: un pintor de marcada tonalidad romántica, punto que le ha nominado entre sus compañeros con el mote de Rembrandt.

Walter, que así se llama realmente nuestro héroe, se muestra como un ser solitario, aquejado de una lacerante cojera fruto de su participación en la batalla de Leningrado,  anhelante de paz, a la vez que contradictorio, pues su carácter humanista y pacífico chocará contra las ordenanzas y obligaciones que le acarrea la custodia del campo de prisioneros judíos del que debe velar su orden y seguridad. Así, Walter hará migas con un lugareño búlgaro llamado Petko sobre el que existen sospechas de pertenecer a las brigadas partisanas que acechan a los militantes nazis y a sus colaboradores del ejército búlgaro que administran el pueblo con mano de hierro, y también con una luchadora y angelical prisionera judía llamada Ruth, antigua maestra de escuela, quien no dudará en pelear por la dignidad y derechos humanos de los prisioneros judíos reclamando de Walter esa justicia y honor que parece haber abandonado al pueblo judío.

Así, Walter empezará a sentir una irremediable atracción hacia Ruth. Un arrebato que pugnará contra las nuevas órdenes llegadas de Berlin, las cuales indican que los prisioneros deberán ser trasladados en tren a un campo construido en la localidad polaca de Auschwitz, en principio para ejecutar labores de recolección y cultivo, si bien pronto Walter conocerá que el verdadero destino que deparará a los prisioneros será el de ser exterminados. Ello incitará al oficial a tratar de socorrer a su amor, debiendo Ruth elegir entre la salvación proporcionada por el plan de escape ideado por Walter o por contra no traicionar a su comunidad acompañando a la misma a esa muerte segura que espera al final del camino. En paralelo asistiremos una subtrama que relatará las pequeñas escaramuzas de unos partisanos que contarán con la ayuda de Petko y algunos jóvenes lugareños quienes tratarán de lograr unos minúsculos triunfos frente al monstruo nazi, apareciendo Walter como ese humanista castigado por su cobardía y falta de arrojo para rebelarse contra unos dictados marcados por las ordenanzas de sus superiores que tropiezan en contra de su propia sustancia existencial.

Partiendo de una historia en principio romántica, más propia del melodrama que del cine bélico enmarcado en el Holocausto Judío, el autor de Solo Sunny desplegó todas sus poderosas armas narrativas, alcanzando una de las cumbres de su carrera. Y es que La estrella de David destaca por su prosa derrotista y desesperanzada, no dejando huecos pues para el sentimentalismo ni el apalancamiento romántico. Sin duda, la película destaca por su puesta en escena radiante y pomposa, que recuerda como hemos comentado en párrafos anteriores al cine de Kalatozov.  Así, inolvidables resultan los fundidos en los que el rostro de Ruth rememora tiempos más felices mezclando así los ojos nebulosos de la protagonista con elementos cotidianos de la tierra, el cielo y el mar. Igualmente, el montaje se construye a partir de una cámara siempre situada a la altura de los ojos del protagonista, adoptando pues el espectador la perspectiva y punto de vista de este complejo y melancólico pintor atrapado en las redes nazis. Igualmente las escenas de interior se adornan con unos elegantes movimientos de cámara tomados en grúa que evocan a los fantasmagóricos planos de Cuando pasan las cigüeñas, fundamentalmente merced a esos cortes lacerantes que confrontan la profundidad de la escena con unos primerísimos planos captados en oblicuo muy cerca de los ojos y cara del actor, que enfundan de una atmósfera perturbadora y chocante la escenografía del film, mezclándose asimismo con unos potentes e hipnóticos travellings que radiografían cada hueco y esquina del emplazamiento plasmando con una poesía decadente y magnética de trazo pulcro el envoltorio visual del film.

Sin duda la grafía escenográfica resulta impecable en los mejores lances del film. Cabe destacar la espléndida escena ubicada en la feria, donde Walter y Petko combaten en una bella metáfora en una competición de tiro mientras los jóvenes del lugar dan vueltas en un viaje a ninguna parte en un maquiavélico tiovivo que adorna el fondo de la secuencia,  o la maravillosa escena repleta de poesía existencialista del paseo final caminado por Walter y Ruth. Una caminata nocturna donde la conversación mantenida por la pareja será sazonada con unos fascinantes fundidos evocadores del pasado y por un montaje que combina el seguimiento de los amantes con unos preciosistas planos y contra planos que irradian de desesperanza y desamor el contenido alegórico del film. Y es que ante la pasividad y el interés propio no cabe fe para el amor entendido como un acto desinteresado de sacrificio en favor de la persona amada.

Muy destacable se manifiesta igualmente la reconstrucción de ambientes, hecho que otorga un aterrador realismo a la cinta. Así, el confinamiento y la degradación de los prisioneros, muy típica en este tipo de films, se verá acompañada de unos excelentes aportes intelectuales como por ejemplo el hecho de filmar algunas conversaciones mantenidas entre los propios prisioneros en idioma ladino, así como otras contribuciones relativas a datos históricos que muy bien conocía en primera persona el director de la cinta.

Con estos mimbres Konrad Wolf logró moldear una de las más bellas películas versadas alrededor del Holocausto Judío, gracias a la verdad y honestidad que desprende el mensaje de la misma, sin revanchismos ni adoctrinamientos, dejando que el amor y la compleja filosofía humana, que tantos vicios como virtudes posee, fueran los mecanismos empleados para albergar una historia que cautiva y seduce, sin padecer ningún menoscabo por el hecho de recorrer unos terrenos explotados en múltiples obras literarias y cinematográficas. Sin duda La estrella de David es una de esas películas que merecen un pedestal en el escenario de ese gran cine que permanece en los resortes de la memoria.

Fuente: Cine maldito

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