sábado, 30 de octubre de 2010

CENTENARIO DE MIGUEL HERNÁNDEZ, POETA DEL PUEBLO


EL HOMBRE ACECHA (1937-1939)

El hombre acecha es un poemario de Miguel Hernández. Supone una inflexión en su producción de temática bélica, por cuanto refleja el abandono del tono épico hasta el momento utilizado por un intimismo defensivo.

El libro no llegó a publicarse en vida del autor y se mantuvo inédito hasta 1981, fecha en que se publicó una edición facsímil del material listo para la impresión que había dejado el poeta, una serie de poemas escritos en 1937 y 1938.

El organismo encargado de su publicación era la «Subsecretaría de Propaganda», a través de la «Sección de Publicaciones del Comisariado del Cuartel General del Grupo de Ejércitos», situado en Valencia. El responsble, Rafael Pérez Contel, confirmó que a finales de 1938 estaba trabajando en la edición del libro, cuyo manuscrito había recibido de manos del propio autor. Se imprimieron los volúmenes correspondientes en marzo de 1939, quedando apilados. Fue revisado por el escritor.

El desmantelamiento de los frentes republicanos, con la entrada de Franco en Valencia, dio al traste con su publicación, quedando abandonado el taller. Se salvaron de la destrucción varios pliegos del libro.

El libro se compone de 19 poemas, con un total de 993 versos escritos en diversos metros y estrofas.

A los poemas los antecede una dedicatoria a Pablo Neruda.

No es un libro unitario, pues la actitud del poeta no es uniforme en todos los poemas: en algunos, el tono exaltado remite a Viento del pueblo; en otros, el tono es más social, político. En cualquier caso, el tono más empleado es el afligido. De acuerdo con lo anterior, la crítica distingue en el libro cuatro grupos de poemas: combativos, sociales, políticos y de aflicción.


CANCION PRIMERA

Se ha retirado el campo
al ver abalanzarse
crispadamente al hombre.

¡Qué abismo entre el olivo
y el hombre se descubre!

El animal que canta:
el animal que puede
llorar y echar raíces,
rememoró sus garras.

Garras que revestía
de suavidad y flores,
pero que, al fin, desnuda
en toda su crueldad.

Crepitan en mis manos.
Aparta de ellas, hijo.
Estoy dispuesto a hundirlas,
dispuesto a proyectarlas
sobre tu carne leve.

He regresado al tigre.
Aparta o te destrozo.

Hoy el amor es muerte,
y el hombre acecha al hombre.


LLAMO AL TORO DE ESPAÑA

Alza, toro de España: levántate, despierta.
Despiértate del todo, toro de negra espuma,
que respiras la luz y rezumas la sombra,
y concentras los mares bajo tu piel cerrada.

Despiértate.

Despiértate del todo, que te veo dormido,
un pedazo del pecho y otro de la cabeza:
que aún no te has despertado como despierta un toro
cuando se le acomete con traiciones lobunas.

Levántate.

Resopla tu poder, despliega tu esqueleto,
enarbola tu frente con las rotundas hachas,
con las dos herramientas de asustar a los astros,
de amenazar al cielo con astas de tragedia.

Esgrímete.

Toro en la primavera más toro que otras veces,
en España más toro, toro, que en otras partes.
Más cálido que nunca, más volcánico, toro,
que irradias, que iluminas al fuego, yérguete.

Desencadénate.

Desencadena el raudo corazón que te orienta
por las plazas de España, sobre su astral arena.
A desollarte vivo vienen lobos y águilas
que han envidiado siempre tu hermosura de pueblo.

Yérguete.

No te van a castrar: no dejarás que llegue
hasta tus atributos de varón abundante,
esa mano felina que pretende arrancártelos
de cuajo, impunemente: pataléalos, toro.

Víbrate.

No te van a absorber la sangre de riqueza,
no te arrebatarán los ojos minerales.
La piel donde recoge resplandor el lucero
no arrancarán del toro de torrencial mercurio.

Revuélvete.

Es como si quisieran arrancar la piel al sol,
al torrente la espuma con uña y picotazo.
No te van a castrar, poder tan masculino
que fecundas la piedra; no te van a castrar.

Truénate.

No retrocede el toro: no da un paso hacia atrás
si no es para escarbar sangre y furia en la arena,
unir todas sus fuerzas, y desde las pezuñas
abalanzarse luego con decisión de rayo.

Abalánzate.

Gran toro que en el bronce y en la piedra has mamado,
y en el granito fiero paciste la fiereza:
revuélvete en el alma de todos los que han visto
la luz primera en esta península ultrajada.

Revuélvete.

Partido en dos pedazos, este toro de siglos,
este toro que dentro de nosotros habita:
partido en dos mitades, con una mataría
y con la otra mitad moriría luchando.

Atorbellínate.

De la airada cabeza que fortalece el mundo,
del cuello como un bloque de titanes en marcha,
brotará la victoria como un ancho bramido
que hará sangrar al mármol y sonar a la arena.

Sálvate.

Despierta, toro: esgrime, desencadena, víbrate.
Levanta, toro: truena, toro, abalánzate.
Atorbellínate, toro: revuélvete.
Sálvate, denso toro de emoción y de España.

Sálvate.


RUSIA

En trenes poseídos de una pasión errante
por el carbón y el hierro que los provoca y mueve,
y en tensos aeroplanos de plumaje tajante
recorro la nación del trabajo y la nieve.

De la extensión de Rusia, de sus tiernas ventanas,
sale una voz profunda de máquinas y manos,
que indica entre mujeres: Aquí están tus hermanas,
y prorrumpe entre hombres: Estos son tus hermanos.

Basta mirar: se cubre de verdad la mirada.
Basta escuchar: retumba la sangre en las orejas.
De cada aliento sale la ardiente bocanada
de tantos corazones unidos por parejas.

Ah, compañero Stalin: de un pueblo de mendigos
has hecho un pueblo de hombres que sacuden la frente,
y la cárcel ahuyentan, y prodigan los trigos,
como a un inmenso esfuerzo le cabe: inmensamente.

De unos hombres que apenas a vivir se atrevían
con la boca amarrada y el sueño esclavizado:
de unos cuerpos que andaban, vacilaban, crujían,
una masa de férreo volumen has forjado.

Has forjado una especie de mineral sencillo,
que observa la conducta del metal más valioso,
perfecciona el motor, y señala el martillo,
la hélice, la salud, con un dedo orgulloso.

Polvo para los zares, los reales bandidos:
Rusia nevada de hambre, dolor y cautiverios.
Ayer sus hijos iban a la muerte vencidos,
hoy proclaman la vida y hunden los cementerios.

Ayer iban sus ríos derritiendo los hielos,
quemados por la sangre de los trabajadores.
Hoy descubren industrias, maquinarias, anhelos,
y cantan rodeados de fábricas y flores.

Y los ancianos lentos que llevan una huella
de zar sobre sus hombros, interrumpen el paso,
por desplumar alegres su alta barba de estrella
ante el fulgor que remoza su ocaso.

Las chozas se convierten en casas de granito.
El corazón se queda desnudo entre verdades.
Y como una visión real de lo inaudito,
brotan sobre la nada bandadas de ciudades.

La juventud de Rusia se esgrime y se agiganta
como un arma afilada por los rinocerontes.
La metalurgia suena dichosa de garganta,
y vibran los martillos de pie sobre los montes.

Con las inagotables vacas de oro yacente
que ordeñan los mineros de los montes Urales,
Rusia edifica un mundo feliz y trasparente
para los hombres llenos de impulsos fraternales.

Hoy que contra mi patria clavan sus bayonetas
legiones malparidas por una torpe entraña,
los girasoles rusos, como ciegos planetas,
hacen girar su rostro de rayos hacia España.

Aquí está Rusia entera vestida de soldado,
protegiendo a los niños que anhela la trilita
de Italia y de Alemania bajo el sueño sagrado,
y que del vientre mismo de la madre los quita.

Dormitorios de niños españoles: zarpazos
de inocencia que arrojan de Madrid, de Valencia,
a Mussolini, a Hitler, los dos mariconazos,
la vida que destruyen manchados de inocencia.

Frágiles dormitorios al sol de la luz clara,
sangrienta de repente y erizada de astillas.
¡Si tanto dormitorio deshecho se arrojara
sobre las dos cabezas y las cuatro mejillas!

Se arrojará, me advierte desde su tumba viva
Lenin, con pie de mármol y voz de bronce quieto,
mientras contempla inmóvil el agua constructiva
que fluye en forma humana detrás de su esqueleto.

Rusia y España, unidas como fuerzas hermanas,
fuerza serán que cierre las fauces de la guerra.
Y sólo se verá tractores y manzanas,
panes y juventud sobre la tierra.


LA FÁBRICA-CIUDAD

(En una ciudad de la U.R.S.S. -Jarko- he asistido al nacimiento multiplicado, numeroso, rápido del tractor.)

Son al principio un leve proyecto sobre planos,
propósitos, palabras, papel, la nada apenas,
esos graves tractores que parten de las manos
como ganaderías sólidas con cadenas.

Se congregan metales de zonas diferentes,
prueban su calidad los finos probadores,
la fundición, la forja, los metálicos dientes.
Y empieza el nacimiento veloz de los tractores.

Id conmigo a la fábrica-ciudad: venid, que quiero
contemplar con los pueblos las creaciones violentas,
la gestación del aire y el parto del acero,
el hijo de las manos y de las herramientas.

La fábrica se halla guardada por las flores,
los niños, los cristales, en dirección al día.
Dentro de ella son leves trabajos y sudores,
porque la libertad puso allí la alegría.

Fragor de acero herido, resoplidos brutales,
hierro latente, hierro candente, torturado,
trepidando, piafando, rodando en espirales,
en ruedas, en motores, caballo huracanado.

Una visión de hierro, de fortaleza innata,
un clamor de metales probados, perseguidos,
mientras de nave en nave se encabrita y desata
con dólmenes de espuma, chispazos y rugidos.

Es como una extensión de furias que contienen
su casco apasionado sobre desfiladeros,
contra muros en donde se gastan, van y vienen,
con llamas de sudor y grasa los obreros.

Chimeneas de humo largo, sordo, grasiento,
acosan con penumbras a la creadora masa,
a la generadora masa que obra el portento,
el tractor con los dientes sepultados en grasa.

Hornos de fogonazos: perspectivas de lumbre.
Irradian los carbones como el sol, las calderas,
los lavaderos donde llega la muchedumbre
del metal que retiene sus escorias primeras.

Laten motores como del agua poseídos,
hélices submarinas, martillos, campanarios,
correas, ejes, chapas. Y se oyen estallidos,
choques de terremotos, rumores planetarios.

Leones de azabache, por estas naves grises,
selvas civilizadas, calenturientas moles,
relucen los obreros de todos los países
como si trabajaran en la creación de soles.

En la sección de fraguas y sonidos más puros,
se hacen más consistentes las domadas fierezas.
Y el tornillo penetra como un sexo seguro,
tenaz, uniendo partes, desarrollando piezas.

Veloz de mano en mano, crece el tractor y pasa
a ser un movimiento de titán laborioso,
un colosal anhelo de hacer la espiga rasa,
fértiles los baldíos, dilatado el reposo.

Ya va a llegar el día feliz sobre la frente
de los trabajadores: aquel día profundo
en que sea el minuto jornada suficiente
para hacer un tractor capaz de arar el mundo.

Ya despliega el vigor su piel generadora,
su central de energías, sus titánicos rastros.
Y los hombres se entregan a la función creadora
con la seguridad suprema de los astros.

La fábrica-ciudad estalla en su armonía
mecánica de brazos y aceros impulsores.
Y a un grito de sirenas, arroja sobre el día,
en un grandioso parto, raudales de tractores.


EL SOLDADO Y LA NIEVE

Diciembre ha congelado su aliento de dos filos,
y lo resopla desde los cielos congelados,
como una llama seca desarrollada en hilos,
como una larga ruina que ataca a los soldados.

Nieve donde el caballo que impone sus pisadas
es una soledad de galopante luto.
Nieve de uñas cernidas, de garras derribadas,
de celeste maldad, de desprecio absoluto.

Muerde, tala, traspasa como un tremendo hachazo,
con un hacha de mármol encarnizado y leve.
Desciende, se derrama como un deshecho abrazo
de precipicios y alas, de soledad y nieve.

Esta agresión que parte del centro del invierno,
hambre cruda, cansada de tener hambre y frío,
amenaza al desnudo con un rencor eterno,
blanco, mortal, hambriento, silencioso, sombrío.

Quiere aplacar las fraguas, los odios, las hogueras,
quiere cegar los mares, sepultar los amores:
y se va elevando lentas y diáfanas barreras,
estatuas silenciosas y vidrios agresores.

Que se derrame a chorros el corazón de lana
de tantos almacenes y talleres textiles,
para cubrir los cuerpos que queman la mañana
con la voz, la mirada, los pies y los fusiles.

Ropa para los cuerpos que pueden ir desnudos,
que pueden ir vestidos de escarchas y de hielos:
de piedra enjuta contra los picotazos rudos,
las mordeduras pálidas y los pálidos vuelos.

Ropa para los cuerpos que rechazan callados
los ataques más blancos con los huesos más rojos.
Porque tienen el hueso solar estos soldados,
y porque son hogueras con pisadas, con ojos.

La frialdad se abalanza, la muerte se deshoja,
el clamor que no suena, pero que escucho, llueve.
Sobre la nieve blanca, la vida roja y roja
hace la nieve cálida, siembra fuego en la nieve.

Tan decididamente son el cristal de roca
que sólo el fuego, sólo la llama cristaliza,
que atacan con el pómulo nevado, con la boca,
y vuelven cuanto atacan recuerdos de ceniza.


LOS HOMBRES VIEJOS

I

Nacen puestos de gafas, y una piel de levita,
y una perilla obscena de culo de bellota,
y calvos, y caducos. Y nunca se les quita
la joroba que dentro del alma les explota.

Pedos con barbacana, ceremoniosos pedos,
de su senil niñez de polvo enlevitado,
pasan a la edad plena con polvo entre los dedos,
sonando a sepultura y oliendo a antepasado.

Parecen candeleros infelices, escobas
desplumadas, retiesas, con toga, con bonete:
una congregación de gallardas jorobas
con callos y verrugas al borde del retrete.

Con callos y verrugas, y coles y misales,
la dignidad del asno se rebela en la enjalma,
mirando estos cochinos tan espirituales
con callos y verrugas en la extensión del alma.

Alma verruguicida, callicida la vuestra.
Habéis nacido tiesos como los monigotes,
y vivís de puntillas, levantando la diestra
para cornamentar la voz y los bigotes.

Saludáis con el ano, no arrugáis nunca el traje,
disimuláis los cuernos con laureles de lata.
No paráis en la tierra, siempre vais de viaje
por un país de luna maquinal, mentecata.

Nacéis inventariados, morís previa promesa
de que seréis cubiertos de estatuas y coronas.
Vais como procesados por el sol, que procesa
aquello que señala delito en las personas.

Os alimenta el aire sangriento de un juzgado,
de un presidio siniestro de abogados y jueces.
Y concedéis los pedos por audiencia de un lado,
mientras del otro lado jodéis, meáis a veces.

Herís, crucificáis con ojos compasivos,
cadáveres de todas la horas y los días:
autos de poca fe, pastos de los archivos,
habláis desde los púlpitos de muchas tonterías.

Nunca tenga que ver yo con estos doctores,
estas enciclopedias ahumanas, aplastantes.
Nunca de estos filósofos me ataquen los humores,
porque sus agudezas me resultan laxantes.

Porque se ponen huecos igual que las gallinas
para eructar sandeces creyéndose profundos:
porque para pensar entran en las letrinas,
en abismos rellenos de folios moribundos.

Sentenciosas tinajas vacías, pero hinchadas,
se repliegan sus frentes igual que acordeones,
y ascienden y descienden, tortugas preocupadas,
y el corazón les late por no sé qué rincones.

No se han hecho para estos boñigos los barbechos,
no se han hecho para estos gusanos las manzanas.
Sólo hay chocolateras y sillones deshechos
para estas incoherencias reumáticas y canas.

Retretes de elegancia, cagan correctamente:
hijos de puta ansiosos de politiquerías,
publicidad y bombo, se corrigen la frente
y preparan el gesto de las fotografías.

Temblad, hijos de puta, por vuestra puta suerte,
que unos soldados de alma patética deciden:
ellos son los que tratan la verdadera muerte,
ellos la verdadera, la ruda vida piden.

La vida es otra cosa, sucios señores míos,
más clara, menos turbia de folios, de oficinas.
Nadan radiantemente sus cuerpos en los ríos
y no usan esa cara de múltiples esquinas.

Nunca fuisteis muchachos, y queréis que persista
un mundo aparatoso de cartón estirado,
por donde el cartón vaya paticojo y turista,
rey entre maniquíes de pulso congelado.

Venís de la Edad Media donde no habéis nacido,
porque no sois del tiempo presente ni del ausente.
Os mata una verdad en el caduco nido:
la que impone la vida del siempre adolescente.

Yo soy viejo: tan viejo, que el primer hombre late
dentro de mis vividos y veintisiete años,
porque combato al tiempo y el tiempo me combate.
A vosotros, vencidos, os trata como a extraños.

II

Trapos, calcomanías, defunciones, objetos,
muladares de todo, tinajas, oquedades,
lápidas, catafalcos, legajos, mamotretos,
inscripciones, sudarios, menudencias, ruindades.

Polvos, palabrería, carcoma y escritura,
cornisas; orinales que quieren ser severos,
y se llevan la barba de goma a la cintura,
y duermen rodeados de siglos y sombreros.

Vilmente descosidos, pálidos de avaricia,
lo que más les preocupa de todo es el bolsillo.
Gotosos, desastrosos, malvados, la injusticia
se viste de acta en ellos con papel amarillo.

Los veréis adheridos a varios ministerios,
a varias oficinas por el ocio amuebladas.
Con el sexo en la boca canosa, van muy serios,
trucosos, maniobreros, persiguiendo embajadas.

Los veréis sumergidos entre trastos y coños
internacionalmente pagados, conocidos:
pasear por Ginebra los cojones bisoños
con cara de inventores mortalmente aburridos.

Son los que recomiendan y los recomendados.
La recomendación es su procedimiento.
Por recomendación agonizan sentados
donde la muerte cómoda pone su ayuntamiento.

Cuando van a acostarse, se quitan la careta,
el disfraz cotidiano, la diaria postura.
Ante su sordidez se nubla la peseta,
se agota en su paciencia la estatua más segura.

A veces de la mala digestión de estos cuervos
que quieren imponernos su vejez, su idioma,
que quieren que seamos lenguas esclavas, siervos,
dependen muchas vidas con signo de paloma.

A veces son marquesas íntimas de ambiciones,
insaciables de joyas, relumbronas de trato:
fracasadas de título, caballares de acciones,
dispuestas a llevar el mundo en el zapato.

Putonas de importancia, miden bien la sonrisa
con la categoría que quien las trata encierra:
políticas jetudas, desgastan la camisa
jodiendo mientras hablan del drama de la guerra.

Se cae de viejo el mundo con tanto malotaje.
Hijos de la rutina bisoja y contrahecha,
valoran a los hombres por el precio del traje,
cagan, y donde cagan colocan una fecha.

Van del hotel al banco, del hotel al paseo
con una cornamenta notable de aire insulso.
Es humillar al prójimo su más noble deseo,
y el esfuerzo mayor le hacen meando a pulso.

Hemos de destrozaros en vuestras legaciones,
en vuestros escenarios, en vuestras diplomacias.
Con ametralladoras cálidas y canciones
os ametralllaremos, prehistóricas desgracias.

Porque, sabed: llevamos mucha verdad metida
dentro del corazón, sangrando por la boca:
y os vencerá la férrea juventud de la vida,
pues para tanta fuerza tanta maldad es poca.

La juventud, motores, ímpetus a raudales,
contra vosotros, viejos exhombres, plena llueve:
mueve unánimemente sus músculos frutales,
sus máquinas de abril contra vosotros mueve.

Viejos exhombres viejos: ni viejos tan siquiera.
La vejez es un don que cederá mi frente,
y a vuestro lado es joven como la primavera.
Sois la decrepitud andante y maloliente.

Sois mis enemiguitos: los del mundo que siento
rodar sobre mi pecho más claro cada día.
Y con un soplo sólo de mi caliente aliento,
con este soplo dicté vuestra agonía.


EL VUELO DE LOS HOMBRES

Sobre la piel del cielo, sobre sus precipicios
se remontan los hombres. ¿Quién ha impulsado el vuelo?
Sonoros, derramados en aéreos ejercicios,
raptan la piel del cielo.

Más que el cálido aceite, sí, más que los motores,
el ímpetu mecánico del aparato alado,
cóleras entusiastas, geológicos rencores,
iras les han llevado.

Les han llevado al aire, como un aire rotundo
que desde el corazón resoplara un plumaje.
Y ascienden y descienden sobre la piel del mundo
alados de coraje.

En un avance cósmico de llamas y zumbidos
que aeródromos de pueblos emocionados lanzan,
los soldados del aire, veloces, esculpidos,
acerados avanzan.

El azul se enardece y adquiere una alegría,
un movimiento, una juventud libre y clara,
lo mismo que si mayo, la claridad del día
corriera, resonara.

Los estremecimientos del valor y la altura,
los enardecimientos del azul y el vacío:
el cielo retrocede sintiendo la hermosura
como un escalofrío.

Impulsado, asombrado, perseguido, regresa
al aire al torbellino nativo y absorbente,
mientras evolucionan los héroes en su empresa
inverosímilmente.

Es el mundo tan breve para un ala atrevida,
para una juventud con la audacia por pluma;
reducido es el cielo, poderosa la vida,
domada y con espuma.

El vuelo significa la alegría más alta,
la agilidad más viva, la juventud más firme.
En la pasión del vuelo truena la luz, y exalta
alas con que batirme.

Hombres que son capaces de volar bajo el suelo,
para quienes no hay ámbitos ni grandes ni imposibles,
con la mirada tensa, prorrumpen en el vuelo
gladiadores, temibles.

Arrebatados, tensos, peligrosos, tajantes,
igual que una colmena de soles extendidos,
de astros motorizados, de cigarras tremantes,
cruzan con sus bramidos.

Ni un paso de planetas, ni un tránsito de toros
batiéndose, volcándose por un desfiladero,
darán al universo ni acentos más sonoros
ni resplandor más fiero.

Todos los aviadores tenéis este trabajo:
echar abajo el pájaro fraguador de cadenas,
las ciudades podridas abajo, y más abajo
las cárceles, las penas.

En vuestra mano está la libertad del ala,
la libertad del mundo, soldados voladores:
y arrancaréis del cielo la codiciosa y mala
hierba de otros motores.

El aire no os ofrece ni escudos ni barreras:
el esfuerzo ha de ser todo de vuestro impulso.
Y al polvo entregaréis el vuelo de las fieras
abatido, convulso.

Si ardéis, si eso es posible, poseedores del fuego,
no dejaréis ceniza ni rastro, sino gloria.
Espejos sobrehumanos, iluminaréis luego
la creación, la historia.


EL HAMBRE

I

Tened presente el hambre: recordad su pasado
turbio de capataces que pagaban en plomo.
Aquel jornal al precio de la sangre cobrado,
con yugos en el alma, con golpes en el lomo.

El hambre paseaba sus vacas exprimidas,
sus mujeres resecas, sus devoradas ubres,
sus ávidas quijadas, sus miserables vidas
frente a los comedores y los cuerpos salubres.

Los años de abundancia, la saciedad, la hartura,
eran sólo de aquellos que se llamaban amos.
Para que venga el pan justo a la dentadura
del hambre de los pobres aquí estoy, aquí estamos.

Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
los que entienden la vida por un botín sangriento:
como los tiburones, voracidad y diente,
panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.

Años del hambre han sido para el pobre sus años.
Sumaban para el otro su cantidad los panes.
Y el hambre alobadaba sus rapaces rebaños
de cuervos, de tenazas, de lobos, de alacranes.

Hambrientamente lucho yo, con todas mis brechas,
cicatrices y heridas, señales y recuerdos
del hambre, contra tantas barrigas satisfechas:
cerdos con un origen peor que el de los cerdos.

Por haber engordado tan baja y brutalmente,
más abajo de donde los cerdos se solazan,
seréis atravesados por esta gran corriente
de espigas que llamean, de puños que amenazan.

No habéis querido oír con orejas abiertas
el llanto de millones de niños jornaleros.
Ladrábais cuando el hambre llegaba a vuestras puertas
a pedir con la boca de los mismos luceros

En cada casa, un odio como una higuera fosca,
como un tremante toro con los cuernos tremantes,
rompe por los tejados, os cerca y os embosca,
y os destruye a cornadas, perros agonizantes.

II

El hambre es el primero de los conocimientos:
tener hambre es la cosa primera que se aprende.
Y la ferocidad de nuestros sentimientos,
allá donde el estómago se origina, se enciende.

Uno no es tan humano que no estrangule un día
pájaros sin sentir herida en la conciencia:
que no sea capaz de ahogar en nieve fría
palomas que no saben si no es de la inocencia.

El animal influye sobre mí con extremo,
la fiera late en todas mis fuerzas, mis pasiones.
A veces, he de hacer un esfuerzo supremo
para acallar en mí la voz de los leones.

Me enorgullece el título de animal en mi vida,
pero en el animal humano persevero.
Y busco por mi cuerpo lo más puro que anida,
bajo tanta maleza, con su valor primero.

Por hambre vuelve el hombre sobre los laberintos
donde la vida habita siniestramente sola.
Reaparece la fiera, recobra sus instintos,
sus patas erizadas, sus rencores, su cola.

Arroja sus estudios y la sabiduría,
y se quita la máscara, la piel de la cultura,
los ojos de la ciencia, la corteza tardía
de los conocimientos que descubre y procura.

Entonces solo sabe del mal, del exterminio.
Inventa gases, lanza motivos destructores,
regresa a la pezuña, retrocede al dominio
del colmillo, y avanza sobre los comedores.

Se ejercita en la bestia, y empuña la cuchara
dispuesto a que ninguno se le acerque a la mesa.
Entonces sólo veo sobre el mundo una piara
de tigres, y en mis ojos la visión duele y pesa.

Yo no tengo en el alma tanto tigre admitido,
tanto chacal prohijado, que el vino que me toca,
el pan, el día, el hambre no tenga compartido
con otras hambres puestas noblemente en la boca.

Ayudadme a ser hombre: no me dejéis ser fiera
hambrienta, encarnizada, sitiada eternamente.
Yo, animal familiar, con esta sangre obrera
os doy la humanidad que mi canción presiente.


EL HERIDO

Para el muro de un hospital de sangre.

I

Por los campos luchados se extienden los heridos.
Y de aquella extensión de cuerpos luchadores
salta un trigal de chorros calientes, extendidos
en roncos surtidores.

La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo.
Y las heridas sueñan, igual que caracolas,
cuando hay en las heridas celeridad de vuelo,
esencia de las olas

La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega.
La bodega del mar, del vino bravo, estalla
allí donde el herido palpitante se anega,
y florece y se halla.

Herido estoy, miradme: necesito más vidas.
La que contengo es poca para el gran cometido
de sangre que quisiera perder por las heridas.
Decid quién no fue herido.

Mi vida es una herida de juventud dichosa.
¡Ay de quien no está herido, de quien jamás se siente
herido por la vida, ni en la vida reposa
herido alegremente!

Si hasta a los hospitales se va con alegría,
se convierten en huertos de heridas entreabiertas,
de adelfos florecidos ante la cirugía
de ensangrentadas puertas.

II

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada,
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.


CARTA

El palomar de las cartas
abre su imposible vuelo
desde las trémulas mesas
donde se apoya el recuerdo,
la gravedad de la ausencia,
el corazón, el silencio.

Oigo un latido de cartas
navegando hacia su centro.

Donde voy, con las mujeres
y con los hombres me encuentro,
malheridos por la ausencia
desgastados por el tiempo.

Cartas, relaciones, cartas:
tarjetas postales, sueños,
fragmentos de la ternura,
proyectados en el cielo,
lanzados de sangre a sangre
y de deseo a deseo.

Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.

En un rincón enmudecen
cartas viejas, sobres viejos,
con el color de la edad
sobre la escritura puesto.
Allí perecen las cartas
llenas de estremecimientos.
Allí agoniza la tinta
y desfallecen los pliegos,
y el papel se agujerea
como un breve cementerio
de las pasiones de antes,
de los amores de luego.

Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.

Cuando te voy a escribir
se emocionan los tinteros:
los negros tinteros fríos
se ponen rojos y trémulos,
y un claro calor humano
sube desde el fondo negro.

Cuando te voy a escribir,
te van a escribir mis huesos:
te escribo con la imborrable
tinta de mi sentimiento.

Allá va mi carta cálida,
paloma forjada al fuego,
con las dos alas plegadas
y la dirección en medio.
Ave que sólo persigue,
para nido y aire y cielo,
carne, manos, ojos tuyos,
y el espacio de tu aliento.

Y te quedarás desnuda
dentro de tus sentimientos,
sin ropa, para sentirla
del todo contra tu pecho.

Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.

Ayer se quedó una carta
abandonada y sin dueño,
volando sobre los ojos
de alguien que perdió su cuerpo.

Cartas que se quedan vivas
hablando para los muertos:
papel anhelante, humano,
sin ojos que puedan serlo.

Mientras los colmillos crecen,
cada vez más cerca siento
la leve voz de tu carta
igual que un clamor inmenso.
La recibiré dormido,
si no es posible despierto.
Y mis heridas serán
los derramados tinteros,
las bocas estremecidas
de rememorar tus besos,
y con su inaudita voz
han de repetir: te quiero.


LAS CÁRCELES

I

Las cárceles se arrastran por la humedad del mundo,
van por la tenebrosa vía de los juzgados:
buscan a un hombre, buscan a un pueblo, lo persiguen,
lo absorben, se lo tragan.

No se ve, que se escucha la pena de metal,
el sollozo del hierro que atropellan y escupen:
el llanto de la espada puesta sobre los jueces
de cemento fangoso.

Allí, bajo la cárcel, la fábrica del llanto,
el telar de la lágrima que no ha de ser estéril,
el casco de los odios y de las esperanzas,
fabrican, tejen, hunden.

Cuando están las perdices más roncas y acopladas,
y el azul amoroso de las fuerzas expansivas,
un hombre hace memoria de la luz, de la tierra,
húmedamente negro.

Se da contra las piedras la libertad, el día,
el paso galopante de un hombre, la cabeza,
la boca con espuma, con decisión de espuma,
la libertad, un hombre.

Un hombre que cosecha y arroja todo el viento
desde su corazón donde crece un plumaje:
un hombre que es el mismo dentro de cada frío,
de cada calabozo.

Un hombre que ha soñado con las aguas del mar,
y destroza sus alas como un rayo amarrado,
y estremece las rejas, y se clava los dientes
en los dientes del trueno.

II

Aquí no se pelea por un buey desmayado,
sino por un caballo que ve pudrir sus crines,
y siente sus galopes debajo de los cascos
pudrirse airadamente.

Limpiad el salivazo que lleva en la mejilla,
y desencadenad el corazón del mundo,
y detened las fauces de las voraces cárceles
donde el sol retrocede.

La libertad se pudre desplumada en la lengua
de quienes son sus siervos más que sus poseedores.
Romped esas cadenas, y las otras que escucho
detrás de esos esclavos.

Esos que sólo buscan abandonar su cárcel,
su rincón, su cadena, no la de los demás.
Y en cuanto lo consiguen, descienden pluma a pluma,
enmohecen, se arrastran.

Son los encadenados por siempre desde siempre.
Ser libre es una cosa que sólo un hombre sabe:
sólo el hombre que advierto dentro de esa mazmorra
como si yo estuviera.

Cierra las puertas, echa la aldaba, carcelero.
Ata duro a ese hombre: no le atarás el alma.
Son muchas llaves, muchos cerrojos, injusticias:
no le atarás el alma.

Cadenas, sí: cadenas de sangre necesita.
Hierros venenosos, cálidos, sanguíneos eslabones,
nudos que no rechacen a los nudos siguientes
humanamente atados.

Un hombre aguarda dentro de un pozo sin remedio,
tenso, conmocionado, con la oreja aplicada.
Porque un pueblo ha gritado, ¡libertad!, vuela el cielo.
Y las cárceles vuelan.


PUEBLO

Pero ¿qué son las armas: qué pueden, quién ha dicho?
Signo de cobardía son: las armas mejores
aquellas que contienen el proyectil de hueso
son. Mírate las manos.

Las ametralladoras, los aeroplanos, pueblo:
todos los armamentos son nada colocados
delante de la terca bravura que resopla
en tu esqueleto fijo.

Porque un cañón no puede lo que pueden diez dedos:
porque le falta el fuego que en los brazos dispara
un corazón que viene distribuyendo chorros
hasta grabar un hombre.

Poco valen las armas que la sangre no nutre
ante un pueblo de pómulos noblemente dispuestos,
poco valen las armas: les falta voz y frente,
les sobra estruendo y humo.

Poco podrán las armas: les falta corazón.
Separarán de pronto dos cuerpos abrazados,
pero los cuatro brazos avanzarán buscándose
enamoradamente.

Arrasarán un hombre, desclavarán de un vientre
un niño todo lleno de porvenir y sombra,
pero, tras los pedazos y la explosión, la madre
seguirá siendo madre.

Pueblo, chorro que quieren cegar, estrangular,
y salta ante las armas más alto, más potente:
no te estrangularán porque les faltan dedos,
porque te basta sangre.

Las armas son un signo de impotencia: los hombres
se defienden y vencen con el hueso ante todo.
Mirad estas palabras donde me ahondo y dejo
fósforo emocionado.

Un hombre desarmado siempre es un firme bloque:
sabe que no es estéril su firmeza, y resiste.
Y los pueblos se salvan por la fuerza que sopla
desde todos sus muertos.


EL TREN DE LOS HERIDOS

Silencio que naufraga en el silencio
de las bocas cerradas de la noche.
No cesa de callar ni atravesado.
Habla el lenguaje ahogado de los muertos.

Silencio.

Abre caminos de algodón profundo,
amordaza las ruedas, los relojes,
detén la voz del mar, de la paloma:
emociona la noche de los sueños.

Silencio.

El tren lluvioso de la sangre suelta,
el frágil tren de los que se desangran,
el silencioso, el doloroso, el pálido,
el tren callado de los sufrimientos.

Silencio.

Tren de la palidez mortal que asciende:
la palidez reviste las cabezas,
el ¡ay! la voz, el corazón la tierra,
el corazón de los que malhirieron.

Silencio.

Van derramando piernas, brazos, ojos,
van arrojando por el tren pedazos.
Pasan dejando rastros de amargura,
otra vía láctea de estelares miembros.

Silencio.

Ronco tren desmayado, envejecido:
agoniza el carbón, suspira el humo
y, maternal, la máquina suspira,
avanza como un largo desaliento.

Silencio.

Detenerse quisiera bajo un túnel
la larga madre, sollozar tendida.
No hay estaciones donde detenerse,
si no es el hospital, si no es el pecho.

Silencio.

Para vivir, con un pedazo basta:
en un rincón de carne cabe un hombre.
Un dedo solo, un solo trozo de ala
alza el vuelo total de todo un cuerpo.

Silencio.

Detened ese tren agonizante
que nunca acaba de cruzar la noche.
Y se queda descalzo hasta el caballo,
y enarena los cascos y el aliento.


LLAMO A LOS POETAS

Entre todos vosotros, con Vicente Aleixandre
y con Pablo Neruda tomo silla en la tierra:
tal vez porque he sentido su corazón cercano
cerca de mí, casi rozando el mío.

Con ellos me he sentido más arraigado y hondo,
y además menos solo. Ya vosotros sabéis
lo solo que yo voy, por qué voy yo tan solo.
Andando voy, tan solos yo y mi sombra.

Alberti, Altolaguirre, Cernuda, Prados, Garfias,
Machado, Juan Ramón, León Felipe, Aparicio,
Oliver, Plaja, hablemos de aquello a que aspiramos:
por lo que enloquecemos lentamente.

Hablemos del trabajo, del amor sobre todo,
donde la telaraña y el alacrán no habitan.
Hoy quiero abandonarme tratando con vosotros
de la buena semilla de la tierra.

Dejemos el museo, la biblioteca, el aula
sin emoción, sin tierra, glacial, para otro tiempo.
Ya sé que en esos sitios tiritará mañana
mi corazón helado en varios tomos.

Quitémonos el pavo real y suficiente,
la palabra con toga, la pantera de acechos.
Vamos a hablar del día, de la emoción del día.
Abandonemos la solemnidad.

Así: sin esa barba postiza, ni esa cita
que la insolencia pone bajo nuestra nariz,
hablaremos unidos, comprendidos, sentados,
de las cosas del mundo frente al hombre.
Así descenderemos de nuestro pedestal,
de nuestra pobre estatua. Y a cantar entraremos
a una bodega, a un pecho, o al fondo de la tierra,
sin el brillo del lente polvoriento.

Ahí está Federico: sentémonos al pie
de su herida, debajo del chorro asesinado,
que quiero contener como si fuera mío,
y salta, y no se acalla entre las fuentes.

Siempre fuimos nosotros sembradores de sangre.
Por eso nos sentimos semejantes del trigo.
No reposamos nunca, y eso es lo que hace el sol,
y la familia del enamorado.

Siendo de esa familia, somos la sal del aire.
Tan sensibles al clima como la misma sal,
una racha de otoño nos deja moribundos
sobre la huella de los sepultados.

Eso sí: somos algo. Nuestros cinco sentido
en todo arraigan, piden posesión y locura.
Agredimos al tiempo con la feliz cigarra,
con el terrestre sueño que alentamos.

Hablemos, Federico, Vicente, Pablo, Antonio,
Luis, Juan Ramón, Emilio, Manolo, Rafael,
Arturo, Pedro, Juan, Antonio, León Felipe.
Hablemos sobre el vino y la cosecha.

Si queréis, nadaremos antes en esa alberca,
en ese mar que anhela transparentar los cuerpos.
Veré si hablamos luego con la verdad del agua,
que aclara el labio de los que han mentido.


OFICIALES DE LA VI DIVISIÓN

Dejad los mapas y los cartapacios,
y ese color caído de estudiantes.
Es hora de entregar a los espacios
vuestra imaginación de comandantes.

Ya sois los oficiales de la vida
en esta Sexta División; dorada,
por avasalladora y decidida;
verde, por joven; por hiriente, espada.

Sed, por encima de los meridianos,
las latitudes y los hemisferios
las ametralladoras y los planos,
hombres alegres, pero yunques serios.

El enemigo del herrero ataca,
con una sed armada de invasores,
la región donde vence la albahaca:
marchad al contraataque hasta con flores.

Que nadie os haga nunca prisioneros,
si no es tierra triunfante y española
aconsejada por los limoneros,
la libertad, un sueño de amapola.

No vea entre nosotros ni un vencido,
y que por vuestro arrojo constelado
llevéis al pecho un cielo anochecido
con todos los luceros del soldado.

Porque nadie pondrá más luz en ellos,
para vosotros la mujer y el día
con su vasto dominio de cabellos,
su juventud y su topografía.

Cuando los impotentes cañonazos
detengan los retumbos y las ruinas,
vuestros serán las bocas y los brazos,
y todas las miradas femeninas.

Con vosotros vendrá la primavera
de la herida cerrada y de los panes.
Y ha de alabarse el vientre y la cantera
de donde habéis nacido capitanes.


18 DE JULIO 1936-18 DE JULIO 1938

Es sangre, no granizo, lo que azota mis sienes.
Son dos años de sangre: son dos inundaciones.
Sangre de acción solar, devoradora vienes,
hasta dejar sin nadie y ahogados los balcones.

Sangre que es el mejor de los mejores bienes.
Sangre que atesoraba para el amor sus dones.
Vedla enturbiando mares, sobrecogiendo trenes,
desalentando toros donde alentó leones.

El tiempo es sangre. El tiempo circula por mis venas.
Y ante el reloj y el alba me siento más que herido,
y oigo un chocar de sangres de todos los tamaños.

Sangre donde se puede bañar la muerte apenas:
fulgor emocionante que no ha palidecido,
porque lo recogieron mis ojos de mil años.


MADRID

De entre las piedras, la encina y el haya,
de entre un follaje de hueso ligero
surte un acero que no se desmaya:
surte un acero.

Una ciudad dedicada a la brisa,
ante las malas pasiones despiertas
abre sus puertas como una sonrisa:
cierra sus puertas.

Un ansia verde y un odio dorado
arde en el seno de aquellas paredes.
Contra la sombra, la luz ha cerrado
todas sus redes.

Esta ciudad no se aplaca con fuego,
este laurel con rencor no se tala.
Este rosal sin ventura, este espliego
júbilo exhala.

Puerta cerrada, taberna encendida:
nadie encarcela sus libres licores.
Atravesada del hambre y la vida,
sigue en sus flores.

Niños igual que agujeros resecos,
hacen vibrar un calor de ira pura
junto a mujeres que son filos y ecos
hacia una hondura.

Lóbregos hombres, radiantes barrancos
con la amenaza de ser más profundos.
Entre sus dientes serenos y blancos
luchan dos mundos.

Una sonrisa que va esperanzada
desde el principio del alma a la boca,
pinta de rojo feliz tu fachada,
gran ciudad loca.

Esa sonrisa jamás anochece:
y es matutina con tanto heroísmo,
que en las tinieblas azulmente crece
como un abismo.

No han de saltarle lo triste y lo blando:
de labio a labio imponente y seguro
salta una loca guitarra clamando
por su futuro.

Desfallecer ... Pero el toro es bastante.
Su corazón, sufrimiento, no agotas.
Y retrocede la luna menguante
de las derrotas.

Sólo te nutre tu vívida esencia.
Duermes al borde del hoyo y la espada.
Eres mi casa, Madrid: mi existencia,
¡qué atravesada!


MADRE ESPAÑA

Abrazado a tu cuerpo como el tronco a su tierra,
con todas las raíces y todos los corajes,
¿quién me separará, me arrancará de ti,
madre?

Abrazado a tu vientre, ¿quién me lo quitará,
si su fondo titánico da principio a mi carne?
Abrazado a tu vientre, que es mi perpetua casa,
¡nadie!

Madre: abismo de siempre, tierra de siempre: entrañas
donde desembocando se unen todas las sangres:
donde todos los huecos caídos se levantan:
madre.

Decir madre es decir tierra que me ha parido;
es decir a los muertos: hermanos, levantarse;
es sentir en la boca y escuchar bajo el suelo
sangre.

La otra madre es un puente, nada más, de tus ríos.
El otro pecho es una burbuja de tus mares.
Tú eres la madre entera con todo su infinito,
madre.

Tierra: tierra en la boca, y en el alma, y en todo.
Tierra que voy comiendo, que al fin ha de tragarme.
Con más fuerza que antes, volverás a parirme,
madre.

Cuando sobre tu cuerpo sea una leve huella,
volverás a parirme con más fuerza que antes.
Cuando un hijo es un hijo, vive y muere gritando:
¡madre!

Hermanos: defendamos su vientre acometido,
hacia donde los grajos crecen de todas partes,
pues, para que las malas alas vuelen, aún quedan
aires.

Echad a las orillas de vuestro corazón
el sentimiento en límites, los afectos parciales.
Son pequeñas historias al lado de ella, siempre
grande.

Una fotografía y un pedazo de tierra,
una carta y un monte son a veces iguales.
Hoy eres tú la hierba que crece sobre todo,
madre.

Familia de esta tierra que nos funde en la luz,
los más oscuros muertos pugnan por levantarse,
fundirse con nosotros y salvar la primera
madre.

España, piedra estoica que se abrió en dos pedazos
de dolor y de piedra profunda para darme:
no me separarán de tus altas entrañas,
madre.

Además de morir por ti, pido una cosa:
que la mujer y el hijo que tengo, cuando pasen,
vayan hasta el rincón que habite de tu vientre,
madre.


CANCIÓN ÚLTIMA

Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.

Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa,
con su ruinosa cama.

Florecerán los besos
sobre las almohadas.

Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.

El odio se amortigua
detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza.

viernes, 29 de octubre de 2010

HA MUERTO MARCELINO CAMACHO, EL LÍDER SINDICAL MÁS IMPORTANTE DEL SIGLO XX EN ESPAÑA


Secretaría de Comunicación del PCE / 29 octubre de 2010

El PCE lamenta profundamente la muerte de uno de sus mejores comunistas, Marcelino Camacho, la referencia de lucha por la libertad, la igualdad y los derechos de todos los trabajadores de este país, el líder sindical más importante del siglo XX, el primer secretario general de Comisiones Obreras, el diputado comunista, elegido en la primera legislatura democrática de este país, que acabó renunciando a su escaño para no interferir entre sus responsabilidad con el sindicato y su militancia. En los últimos años retirado de la vida política y social, a causa de su enfermedad, Marcelino jamás dejó de luchar por su partido, el PCE, al que se afilió en 1935 y por el que sufrió tantos años de cárcel, hasta el punto de que cuando compraron un piso, Josefina, práctica, decidió que lo mejor era hacerlo en Carabanchel, cerca de la cárcel donde Marcelino pasó tantos años, y a la que Josefina frecuentaba todo lo que la permitían.

Marcelino Camacho nació el 21 de enero de 1918 en Osma la Rasa, Soria. Se crió en el pueblo aragonés de Ariza, donde su padre era ferroviario. Su madre falleció cuando tenia 9 años. Tenía tres hermanas y dos fallecieron, una de ellas cuando estaba en prisión, también su padre falleció cuando él estaba en Carabanchel. Sus dos hijos se casaron y sus nietos nacieron cuando estaba en las cárceles franquistas.

En 1935 ingresó en el Partido Comunista de España (PCE), compromiso que le llevó a luchar en el bando republicano. Fue detenido después del golpe de estado que desembocó en la guerra civil y condenado a 12 años y un día que quedó en seis por “auxilio a la rebelión”. De allí a los campos de concentración en Reus (Tarragona) y más tarde es trasladado a diferentes campos de trabajos forzados. Enferma y pasa 42 días entre la vida y la muerte. Se recupera de las fiebres y de nuevo vuelve al campo de trabajo, esta vez en Salamanca. Le operan de hernia inguinal y coge fiebres de malta. A su batallón de penados los llevan a Tánger, y allí, llevan a Marcelino aún sin recuperarse.

En Diciembre de 1943 se fuga del campo de trabajo y pasa al Marruecos francés. Le detienen los franceses y llevan a Oran (Argelia). Allí conoce a Josefa Samper, Josefina, una joven militante comunista, que dedicaba buena parte de su activismo a rescatar a los españoles fugados y a ayudar a la resistencia interior. Un 22 de diciembre de 1948, Marcelino y Josefa se casan. Un 18 de julio de 1957, con dos hijos regresan a España. Veintiún años después de la sublevación fascista Marcelino regresa a su país, dispuesto a continuar la lucha.

Marcelino Camacho trabaja como obrero metalúrgico en la empresa Perkins Hispania y se presenta a jurado de empresa en el sindicato vertical. Trataba de aprovechar cualquier posibilidad para organizar la lucha contra el régimen y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. En 1964 organiza la Comisión Obrera del Metal de Madrid, con el nombre de Comisión Provincial de Enlaces y Jurados. Es la primera Comisión Obrera de carácter permanente, el origen de lo que hoy conocemos como Confederación Sindical de CCOO.

Entre 1965 y 1967 pasa más de una docena de veces por los despachos de la Brigada Político Social, policía encargada de a represión política. Le detienen en junio de 1966 al entregar las reivindicaciones en el Ministerio de Trabajo en una carta con treinta mil firmas. Así, de nuevo le detienen en enero de 1967.

El 1 de marzo de 1967 fue detenido junto a otros compañeros dirigentes del CCOO y del PCE y el Tribunal de Orden Público lo encarcela “mientras dure el actual estado latente de anormalidad laboral”. Fueron condenados a veinte años y encarcelados durante nueve años por la dictadura. El proceso judicial contra él y sus compañeros sindicalistas (Proceso 1.001) fue un símbolo mundial de la lucha por las libertades; recuperó la libertad por el indulto concedido a la muerte de Franco.

En 1976, cuando el movimiento de Comisiones Obreras se unificó en una confederación sindical y celebró su primer Congreso, Marcelino Camacho fue elegido su primer secretario general. Al frente de Comisiones Obreras consolidó la organización como fuerza sindical mayoritaria. Las primeras elecciones democráticas de la Transición (1977) le dieron un escaño de diputado por la lista del Partido Comunista de España, al cual renunció dos años después para evitar el conflicto entre la disciplina de voto del partido y su fidelidad a los intereses de los trabajadores.

Como secretario general de CCOO convocó, en solitario, la primera huelga general al gobierno de Felipe González en 1985. Además tuvo una destacada presencia en las movilizaciones contra la OTAN de 1986 y en las movilizaciones estudiantiles del curso 86/87.

En 1987 dimitió de su puesto por razones de edad y pasó a ocupar el cargo de presidente del sindicato; le sucedió como secretario general el joven Antonio Gutiérrez, con quien se enfrentaría años después a raíz del cambio de estrategia del sindicato, distanciándose del carácter sociopolítico, reivindicativo que había marcado la historia de las Comisiones Obreras, coherencia que mantuvo a pesar de costarle el puesto de presidente del sindicato en 1995.

En 1990 Marcelino Camacho publicó sus memorias, "Confieso que he luchado", prologadas por Manuel Vázquez Montalbán. El líder sindical más importante del siglo XX en España llevaba en su solapa la medalla al Mérito Civil, al trabajo, la Orden de Lázaro Peña, la del Consejo de estado de Cuba, Premio León Felipe, Doctor Honoris Causa por la Universidad de Valencia, Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cádiz, premio a la Coherencia, a las libertades, etc.

Militante de la Agrupación de Carabanchel (Madrid) hasta el año 2005 fue miembro del Comité Federal del PCE, pasando a ser, desde entonces, miembro de honor del máximo órgano de dirección del Partido Comunista de España.

El 26 de noviembre de 2007 representantes de los partidos políticos y sindicatos homenajearon al fundador de Comisiones Obreras bajo el título de "Marcelino: historia de un compromiso". Marcelino Camacho y, por extensión, su inseparable compañera de viaje y lucha, Josefina, recibieron durante más de dos horas las muestras de admiración y gratitud de un público que les recibió en pie con aplausos. Fue Comisiones Obreras quien organizó el acto público con la excusa del próximo 90 cumpleaños de su líder histórico. En diciembre de 2007, el Ayuntamiento de Málaga aprobó por unanimidad rotular una calle con el nombre del líder de Comisiones Obreras en homenaje y reconocimiento "por toda a una vida de lucha por la libertad, por la Justicia social y por los Derechos de los Trabajadores".

El 28 de marzo de 2008 se le rindió otro homenaje en el Auditorio de CCOO de Madrid, bautizado desde ese momento con su nombre, con una gran afluencia de público. En todos estos años transcurridos desde 1987 Marcelino no paró de participar en infinidad de actos y conferencias por todo el Estado hasta que su estado de salud se lo impidió a finales de 2008.

Marcelino Camacho, el líder sindical más importante del siglo XX en España, será siempre un referente fundamental del movimiento obrero, del Partido Comunista de España. Marcelino es una de las personalidades de la historia de España que más ha luchado por el movimiento obrero y la democracia.

Su vida estuvo dedicada a la lucha por sus ideales y entregó su vida por las libertades de este país y por la defensa de los intereses de los trabajadores. Adiós Marcelino, salud camarada Camacho.

jueves, 28 de octubre de 2010

SE ESTRENA EN SANTANDER EL DOCUMENTAL "LOS OTROS GUERNICAS", QUE RECUPERA LA MEMORIA DEL PINTOR REPUBLICANO LUIS QUINTANILLA

Los frescos que componen "Ama la paz y odia la guerra", de Luis Quintanilla, en su actual emplazamiento del Paraninfo de la Universidad de Cantabria

EL DOCUMENTAL REFLEJA LA ENORME PÉRDIDA CULTURAL QUE SUPUSO PARA ESPAÑA EL ÉXODO DE ARTISTAS E INTELECTUALES TRAS LA GUERRA CIVIL

El documental 'Los otros Guernicas', que recupera la memoria del pintor santanderino Luis Quintanilla a través de los testimonios de una veintena de personas, entre ellos Woody Allen o Santiago Carrillo, se estrenará en Santander el jueves día 28, en la Sala Pereda del Palacio de Festivales.

El trabajo, firmado por Iñaki Pinedo y Daniel Álvarez, cierra la 'trilogía de la memoria' a la que pertenecen también 'El hombre que murió dos veces' y 'La escuela fusilada', y pretende reflejar la "enorme pérdida cultural" que supuso el "éxodo" de artistas e intelectuales que sufrió España como "consecuencia fatal" de la Guerra Civil.

Tras dos años de trabajo documentándose y grabando las entrevistas, este largometraje documental se presentó a principios de mes en el Festival de Cine de Toulouse, en el espacio reservado este año a Cantabria, y ahora se estrena en la región.

En rueda de prensa, Iñaki Pinedo y el productor, Jesús Calvo, han adelantando parte de lo que encontrarán los espectadores, pero han preferido reservarse otros detalles.

'Los otros Guernicas' se inspira en los cinco frescos de Luis Quintanilla que componen "Ama la paz y odia la guerra", recuperados tras años desaparecidos en los que se llegó a pensar que habían sido destruidos, una idea a la que contribuyó el propio artista. El documental no llega a desvelar qué paso con esos frescos hasta su hallazgo porque "el secreto o la realidad de lo que pasó, se lo ha llevado" su autor "a la tumba".

Se trata de los frescos 'Dolor', 'Destrucción', 'Soldados', 'Huída' y 'Hambre', que tras aparecer en un garaje de Long Island (Nueva York) fueron restaurados por la Universidad de Cantabria.

A partir de esos frescos el documental reconstruye la memoria de Quintanilla como excusa para reflexionar sobre la pérdida cultural que supuso la Guerra Civil. Los directores eligieron la figura de Quintanilla porque, en palabras de Pinedo, era "la persona ideal" desde una perspectiva cinematográfica, ya que era un hombre "complejo, contradictorio, con muchos registros" y a la vez "muy divertido".

Fue, según dice, "un personaje muy diverso: marino, boxeador, pintor, bohemio, revolucionario, espía...", y trabajó como escenógrafo en Hollywood, donde al parecer tuvo "algo más" que amistad con Marlene Dietrich, una relación que terminó a raíz de una caricatura que el artista hizo a la actriz.

Paralelismo con Picasso

Los frescos que sirven de base al documental fueron un encargo del Gobierno de la República para la Exposición Universal de Nueva York de 1939, lo mismo que el Guernica de Picasso fue un encargo para la Exposición de 1937 en París. De ese "paralelismo" nace el título del largometraje, pero también porque Quintanilla medió para que se realizara ese encargo a Picasso.

Sin embargo, mientras el Guernica es "un icono gráfico de pacifismo" del siglo XX, a Quintanilla no se le conoce, al igual que a "innumerables" artistas, escritores e intelectuales para los cuales "el exilio se convirtió en el olvido", explica Pinedo.

Por ello, el documental se propone recordar la memoria de esos artistas, del mismo modo que 'El hombre que murió dos veces' recuerda la creación de la primera guerrilla antifranquista y 'La escuela fusilada' aborda la "destrucción del modelo educativo republicano" durante el Franquismo. De esta forma, los directores quieren mover al análisis, el debate y la crítica.

Testimonios

El documental, que inicialmente iba a durar 55 minutos y al final es de 72, se va construyendo de la mano de una veintena de testimonios de personas diversas, unas que trataron directamente a Quintanilla y otras que lo conocieron a través de su obra.

Destaca, por ejemplo, una entrevista a Woody Allen, un testimonio que fue "costoso" conseguir, pero al final resultó "cálido, divertido y entrañable".

El testimonio, grabado en el estudio del director en la Quinta Avenida de Nueva York, explica el vínculo entre Woody Allen y Quintanilla, un nexo que Pinedo no ha querido aclarar para mantener el interés. No obstante, ha avanzado que Allen no llegó a conocer directamente al pintor, sino que conoció sus frescos, antes de saber siquiera de quién eran.

También hay testimonios de Santiago Carrillo, Almudena Grandes, el hispanista Gabriel Jackson, personas relacionadas con la Universidad de Nueva York y la Universidad de Cantabria, algún crítico de arte y personas que conocieron y trataron a Quintanilla.

Fuente: Europa Press

Dolor


Hambre


Soldados


Destrucción


Huída

miércoles, 27 de octubre de 2010

SE CELEBRA ARTIFARITI 2010, IV ENCUENTROS INTERNACIONALES DE ARTE EN TERRITORIOS LIBERADOS DEL SÁHARA OCCIDENTAL


CON EL LEMA "CONSTRUYENDO TIERRA LIBRE", SE DESARROLLAN EN TIFARITI (SÁHARA OCCIDENTAL) DEL 16 AL 30 DE OCTUBRE DE 2010

En estos días se está se celebrando una nueva edición de ARTifariti, el festival experimental de artes en el Sahara Liberado, dedicado a la relaciones entre practicas artísticas y Derechos Humanos. Los Encuentros en el enclave de Tifariti vienen precedidos de una caravana de artistas y una programación de talleres de arte y comunicación en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, e incluyen la celebración del I Seminario de Arte y Derechos Humanos y el desarrollo del proyecto Lxs desconocidxs, retratos de desaparecidxs saharauis.

Esta edición cuenta con la participación de artistas de once paísses de Africa, America y Europa y bajo la consigna "construyendo tierra libre", quieren invocar "la fuerza de la arena", por eso la cita de Jorge Luis Borges corona esta convocatoria: "Nada se edifica sobre piedra, todo sobre arena, pero nuestro deber es edificar como si fuera piedra la arena".

Contenidos de ARTifariti 2010

Con una clara determinación de "conquistar el espacio" y el paisaje del enclave liberado de Tifariti, contribuyendo al desarrollo del Patrimonio Cultural del Pueblo Saharaui, los comisarios de los IV Encuentros han seleccionado los proyectos de seis artistas internacionales:

Tear Down The Wall (Abajo el muro), de Alexis Amador (España)
Red Domestic Death-Tifariti 2010 (Muerte roja doméstica-Tifariti 2010), de Carl Michael Von Hausswolff (Suecia)
La Marcha Blanca - Una historia inconclusa del pueblo saharaui, de Abraham Lacalle (España)
A la limite (En el límite), de Oumar Mbengue Atakosso (Senegal)
Estructura saharaui, de Rubén Polanco (España)
Energetic Exchange (Intercambio energético), de Maura Sheehan (Estados Unidos)

A modo de satélites, esta nueva edición de ARTifariti cuenta con las colaboraciones específicas de otros artistas de la comunidad internacional que entienden el arte como un instrumento de transformación de la sociedad; como Yoko Ono con su obra Imagine Peace contextualizada en los campamentos de refugiados saharaui, Jackie Salloum y Charlie Ahearn.

Igualmente, un comité integrado por Juan Antonio Alvarez Reyes (Director del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo-CAAC), Abidin Bucharaya (Delegado en Andalucía de la Republica Arabe Saharaui Democratica-RASD), Sema D'Acosta (crítico de arte y comisario independiente), Cristina Garcés Hoyos (Unidad de Creación Contemporánea del Instituto Andaluz de las Artes y las Letras), Alonso Gil y Federico Guzmán (comisarios de ARTifariti 2010), Isidro Lopez-Aparicio (artista y Presidente del Foro Europeo de Bellas Artes-PARADOX), Fernando Peraita (Presidente de la Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Sevilla-AAPSS) y Pamen Pereira (artista y comisaria de ARTifariti 2009) ha seleccionado seis proyectos de los 74 participantes en la convocatoria abierta de ARTifariti 2010:

Visible/invisible, de Carlota Beltrame y Sebastian Friedman (Argentina)
Libertad, democracia, unidad, de Fernando Pertuz (Colombia)
Jaima: Symbol and Solidarity Space (Jaima: Simbolo y espacio de solidaridad), de Neil Rudden (Irlanda)
La acumulación de la memoria, de Gonzalo Sáenz de Santa María (España)
Diario enterrado (27 de febrero), de Miluca Sanz (España)
Parábola acústica Tifariti, de Pablo Serret de Ena (España)

Argelia participa con un proyecto colectivo multimedia a cargo del grupo de artistas dirigido por el creador Karim Sergoua, vinculado a la Ecole des Beaux Arts d'Argel.

Por su parte, el Ministerio de Cultura de la Republica Arabe Saharaui Democratica (RASD), a través del Departamento de Arte que dirige Lehsem Lebsir, ha invitado a una representación de diez artistas saharauis comisariada por el también creador saharaui Salek Brahim.

La IV edición de ARTifariti, apoyada por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, acoge el I Seminario sobre Arte y Derechos Humanos, jornadas de reflexión sobre las relaciones entre la producción artística contemporánea y la defensa activa de los Derechos Humanos, organizado por Esther Regueira, curadora independiente y actual coordinadora general de Manifesta 8. Este simposium, que enlazará su programa con el Seminario de la Cultura Tradicional Saharaui 2010, integra un ciclo de videos sobre Derechos Humanos y descolonización. Entre los participantes:

Abdeslam Omar, Presidente de la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (AFAPREDESA)
Abidin Bucharaya, Delegado en Andalucfa del Frente Polisario
Fatma Mehdi, Secretaria General de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis-UNMS
Fernando Peraita, Presidente de la AAPSS
Jadiya Hamdi, Ministra de Cultura de la Republica Arabe Saharaui Democrática (RASD)
Kirby Gookin, artista e historiador, profesor en New York University
Raquel Duva, periodista vinculada a contextos socio-culturales del mundo árabe

La Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Sevilla (AAPSS) y la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (AFAPREDESA) han iniciado un proyecto que invita a artistas internacionales a realizar retratos imaginados de personas saharauis desaparecidas a causa de la ocupación y represión marroquí, a partir de los testimonios y entrevistas con familiares y testigos: Lxs desconocidxs, retratos de desaparecidxs saharauis. Con esta propuesta los artistas participantes en ARTifariti van a abordar un proyecto colectivo que permite visibilizar la grave y constante violación de los Derechos Humanos en el Sahara Occidental, para recuperar la memoria de personas desaparecidas y así usar el arte como herramienta para iluminar historias de vida que se han silenciado y ocultado. A este proyecto están vinculadas las propuestas:

Videocreación de Carmen Sigler (España)
Pintura mural de Bettina Semmer (Alemania)
Retratos orales de Zemos 98 (España)
canal*SAHARAUI: www.megafone.net/SAHARA, de ANTONI ABAD (Espana)

En la sección Exploraciones, en la que artistas invitados recaban material para desarrollar una intervención en el exterior, participa:

Ivan Alvarado (España), con la producción Por los suelos del Sahara-Edición de mosaicos hidráulicos con diseños de artistas saharauis y extranjeros participantes en los Encuentros.

ARTifariti acoge una serie de intervenciones a largo plazo que estudian el contexto y la creatividad del Pueblo Saharaui. Entre estos Proyectos de Continuación:

Almaraa't Ennoor (La mujer de luz), de Federico Guzmán (España)
Mapping And Naming The Sahara Desert (Mapeando y nombrando el desierto del Sahara), proyecto colectivo dirigido por Isidro Lopez-Aparicio/iLA (España)
Poema del Desierto, intervenciones en el huerto de Tifariti con Pamen Pereira, Culturhaza y Roberto Pajares, El Pájaro (España)
Sacando la Lengua al Muro, de Alonso Gil
Sahara Libre Wear de Alonso Gil, Angustias García y Esther Regueira (Espana)

Como proyecto paralelo vinculado a los Encuentros, ARTIFARITI EN LOS CAMPAMENTOS es un programa formativo de arte y comunicación destinado a la capacitación de la población saharaui de los campos de refugiados de Tinduf. El doble objetivo de estos talleres, que cuentan con el apoyo de la Agenda Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID), es dotar a la población refugiada (jóvenes, mujeres, niños y discapacitados) tanto de medios de expresión como de nuevas alternativas para su integración laboral, promoviendo su desarrollo personal y social frente al contexto de aislamiento en el que vive. ARTifariti en los Campamentos se celebrara previamente a los Encuentros en las wilayas de 27 de febrero, Dajla y Smara; mientras una caravana de artistas recorrerá además los campamentos de El Aaiun y Auserd. Entre los talleres programados se trabajara la escultura en hierro, pintura, videocreación, net-art, comunicación, serigrafia y arte textil, arte proyectado, arteterapia, artes escénicas y música, con la colaboración de los creadores: Alonso Gil (España), Angustias García (España), Augustine O Donoghue (Irlanda), Brian Duffy (Irlanda), Esther Regueira (España), Eugenio Tisselli (Mexico), Federico Guzmán (España), Ismail Banan (Sahara Occidental), Lola Jiménez (España), Luali Mohamed (Sahara Occidental), Madi Ahmed (Sahara Occidental), María Antonia Hidalgo (España), Moulud Yeslem (Sahara Occidental), Pililli Narbona (España), Ramón David Morales (España), Roberto Pajares, El Pájaro (España), Rubén Díaz-Zemos '98 (España), Susana Serrano (España).

"CONSTRUYENDO TIERRA LIBRE"

Alonso Gil y Federico Guzmán
Comisarios de ARTifariti 2010

Nada se edifica sobre piedra, todo sobre arena, pero nuestro deber es edificar como sifuera piedra la arena. Jorge Luis Borges

Los Encuentros Internacionales de Arte ARTifariti celebran su IV edición abriendo espacios de encuentro en los Territorios Liberados del Sahara Occidental. El eje central que inspira estos Encuentros es la existencia del llamado Muro de la Vergüenza construido por Marruecos: una fortificación de 2.700 kilómetros, sembrada con tres millones de minas antipersona, que divide en dos el Sahara Occidental y separa a la población saharaui entre la ocupación y el exilio desde hace 35 años.

A través de los Encuentros, el Gobierno saharaui quiere posicionar el enclave de Tifariti como un referente cultural, convirtiendo cada año la capital simbólica de los Territorios Liberados saharauis en un enriquecedor laboratorio de artes, fomentando el intercambio de experiencias y conocimientos entre creadores, contribuyendo a la difusión internacional de la realidad saharaui y potenciando el desarrollo de este pueblo a través de su patrimonio cultural.

En oposición al muro de la muerte, ARTifariti utiliza las herramientas del arte y la cultura para abrir espacios de unión, zonas geográficas, políticas y de la imaginación con el potencial para florecer como zonas de encuentro y comunicación entre las personas y los pueblos.

En el contexto de una tierra invadida y liberada, que ha sufrido las heridas de la guerra y que aún sufre la terrible represión de Marruecos, la IV edición de ARTifariti viene delineada por la relacion entre el arte y los Derechos Humanos, lanzando al mundo tanto un mensaje de denuncia de las graves violaciones cometidas por el gobierno marroquí contra la población civil, como en defensa del derecho de las personas y los pueblos a su tierra, su cultura, sus raíces y su libertad.

En esta línea se desarrollara el proyecto Los desconocidxs, retratos de desaparecidxs saharauis. La Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Sevilla (AAPSS) y la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (AFAPREDESA) han iniciado un proyecto en el que invitan a artistas internacionales a realizar retratos imaginados de personas saharauis desaparecidas a causa de la ocupación y represión marroquí, a partir de entrevistas con familiares y testigos. Con esta propuesta queremos involucrar a los artistas participantes en ARTifariti en un proyecto que permita visibilizar la grave situación de violación constante de los Derechos Humanos en el conflicto del Sahara, recuperar la memoria de personas desaparecidas y así usar el arte como herramienta para iluminar historias de vida que se han silenciado y ocultado.

La IV edición de los Encuentros acoge un Simposio sobre arte y Derechos Humanos, jornadas de reflexión sobre las relaciones entre la producción artística contemporánea y la defensa activa de los Derechos Humanos. Este seminario del 20 al 26 de Octubre se programa en base a conversaciones, acciones y proyecciones audiovisuales.

Alonso Gil y Federico Guzman son artistas que en la actualidad viven y trabajan en Sevilla. Están vinculados a ARTifariti desde su participación en la edición de 2008 y conocen en profundidad el contexto del proyecto y su evolución. Ambos se desenvuelven en diferentes campos de la creación visual y también han colaborado en numerosas ocasiones desarrollando proyectos de arte público y agitación cultural. Producciones de arte que generan situaciones que vinculan y permean los lugares. Trabajando con los contextos y no "en" los contextos.

En 1997 colaboran en Ceuta con Local Cultura, una intervención del proyecto Almadraba en las tres orillas del Estrecho de Gibraltar proponiendo una reflexión sobre el contexto cotidiano y geopolítico. Son miembros del colectivo Cambalache junto con Carolina Caycedo y Adriana García Galán. Con el museo de la calle ponen en marcha prácticas de trueque y redistribución informal basadas en la economía del don. Cambalache ha rodado su carro de reciclaje desde Bogotá a Kassel, Torino, San Juan, Fortaleza, Estambul o Sevilla.

Han participado en proyectos, talleres y jornadas de debate como las organizadas por el colectivo Gratis en Copilandia, una isla libre de propiedad intelectual (2005), el Salón del Carbón con Quico Rivas y el grupo refractario, periódicos como La Infiltración y La Escoria, Vacaciones en Polonia y con el grupo Moakara

Más Información:



martes, 26 de octubre de 2010

"CIUDADANO NEGRÍN"

Mitin en México (1945)

UN DOCUMENTAL PRESENTADO EN LA SEMINCI DE VALLADOLID REIVINDICA LA FIGURA DE JUAN NEGRÍN, ÚLTIMO PRESIDENTE DE LA II REPÚBLICA, Y RESCATA LA INTIMIDAD DE SUS GRABACIONES DE VÍDEO DOMÉSTICAS

Unos niños juegan en la nieve. Quien empuña la cámara de 8 milímetros que sigue sus juegos es su abuelo, Juan Negrín, último presidente de la II República española. El cineasta Sigfrid Monleón, codirector del documental Ciudadano Negrín, junto a Imanol Uribe y Carlos Álvarez, puso esas imágenes en el arranque del documental para constatar que, como en Ciudadano Kane y su Rosebud, también hay un enigma Negrín.

El filme acaba de ser presentado en la sección Tiempo de Historia de la Seminci y se vale de las cartas personales y oficiales como hilo conductor para construir el perfil político pero también íntimo del presidente de la II República entre 1937 y 1945. En Ciudadano Negrín se muestran por primera vez las grabaciones caseras encontradas en su archivo de París, cerca de la casa donde aún vive su nieta Carmen, y que realizó el doctor y político canario, cuando vivía en el exilio, con la amargura de la derrota y el escarnio político sobre sus hombros.

Además del "personaje peor tratado de la historia política moderna de este país", como sostienen Sigfrid Monleón y un puñado de historiadores como Ángel Viñas o Gabriel Jackson, Negrín fue un apasionado de las cámaras, "un míster Gadget", como le llama su nieta, con una sensibilidad pasmosa para el encuadre.

Sus imágenes son de una melancolía atroz. De pronto filma los juegos de sus nietos o se fija en el mar -quizás echando de menos el de su isla natal-, como registran sus viajes a México o a EEUU, donde vivían los padres de sus nietos Juan y Carmen, de los que se ocupó hasta su muerte en 1956. "Creo que en esas cintas caseras se adivina al hombre detrás de la cámara. Se transmite la emoción de alguien que estaba viviendo entonces, junto a sus nietos y su mujer Feli, una segunda oportunidad como ciudadano anónimo", dice Monleón.

Negrín raramente sale, excepto alguna vez que lo vemos jugando con su perro Melchor. "Él era el director", bromea Carmen Negrín. Pero se intuye que, como dejó dicho al final de su vida, ya enfermo, y después de haber perdido casi todo su patrimonio, y de haber sido difamado por Indalecio Prieto y José Giral, por el lado socialista, y por la propaganda franquista, por el otro: "Yo hubiera querido ser el ciudadano Juan".

Negrín entró en política por "su humanismo", sostiene su nieta. Había salido de Canarias con 14 años para estudiar medicina en Alemania y se había convertido en un científico puntero en el campo de la fisiología. Encarna, según los directores, el regeneracionismo de la época y, a la vez, la Historia española como nadie, la tragedia de la República, de lo que pudo ser nuestro país y no fue. "Es una figura trágica. Como dice Ángel Viñas, Negrín fue lo más parecido a un De Gaulle que ha tenido España, la diferencia es que él perdió", apunta Carlos Álvarez, periodista afincado en Canarias, codirector del filme y el hombre que supo primero de las películas del estadista.

Fue un científico, un hombre ilustrado que hablaba más de seis idiomas ("Al final de su vida, en los cincuenta, se puso a estudiar árabe y chino porque decía que eran los idiomas del futuro", relata Carmen Negrín), que impulsó la investigación en España, que tomó la decisión de mandar el oro del Estado a Moscú y que desde la jefatura de gobierno se opuso con su política de resistencia a Franco. "La paz negociada, siempre; la rendición incondicional, nunca. Yo no entrego indefensos a centenares de miles de españoles para que Franco se dé el gusto de fusilarlos", dijo en 1939.

"Se demostró que su visión era la correcta. El creía desde el año 1937 que los países democráticos debían aliarse contra las fuerzas fascistas, que el caso español era la primera parte de una guerra mayor. No hablaba de guerra civil sino de guerra mundial. Luego su tesis se cumplió pero España ya había sido derrotada", apunta Carlos Álvarez.

En el documental también aparecen Ángel Viñas y Gabriel Jackson, dos historiadores que han escrito largo y tendido sobre la figura de Negrín. Jackson recuerda emocionado en el filme las palabras que le dijo Negrín a Azaña en varias ocasiones: "Tengo que creer en la posibilidad de ganar para hacer mi trabajo".

"Es un hombre que lo da todo, piensa en salvar lo que puede, en mantener en vida el espíritu de la República y del antifascismo", razona Jackson. Hasta el final, hasta la última traición del jefe de la flota republicana, Miguel Buiza, en marzo de 1939, Negrín intentó una paz sin venganza y una evacuación de la población civil que no llegó.

El documental revela a un hombre íntegro que le confesó lo siguiente al agregado militar francés Louis Henry Morel en una carta de 1937: "Tomé partido por instinto. No estaba seguro, soy un hombre de orden. Una persona tranquila. Pero ¿quién empezó todo? Repito, soy un hombre de orden".

En efecto, Carmen Negrín recuerda el rigor con el que su abuelo los educó a ella y a su hermano (ejemplificado en la libreta que, muerto Negrín, descubrieron con las horas de matemáticas, latín o griego que los niños debían tomar a la semana), pero también el hombre generoso y comprometido que le dijo a Ramón Méndez lo siguiente al nombrarlo jefe de los carabineros: "Si comete usted alguna seria equivocación, no será usted el que la ha cometido, seré yo".

Demócrata por encima de toda adhesión política, cercano al pueblo, la película señala la personalidad humanista e íntegra de Negrín, no tanto una figura partidista como un defensor de la legalidad republicana. "Lo impresionante es que después de 70 años no haya una sola película sobre Negrín, salvo la que hizo la Fundación Iglesias, que no entraba a valorar los enfrentamientos y traiciones de sus compañeros", mantiene Monleón.

"¿Cómo encaras al personaje entonces?", se pregunta el director. Y responde: "A Negrín hay que divulgarlo y hay que reivindicarlo como un ejemplo para las nuevas generaciones".

El chivo expiatorio de la República

“No veo qué otra opción pueda tomarse que la de resistir lo máximo que sea posible, dando margen a la diplomacia internacional para la victoria de la democracia republicana”, decía Juan Negrín poco después de asumir la cartera de Defensa. Acusado de alargar la guerra y de producir más muertes de las necesarias, fue, según los propios directores del filme, “el chivo expiatorio”. “Dicen que la victoria tiene muchos padres pero que la derrota es huérfana. Bien, Negrín fue colocado como el padre de la derrota de la República española”, apunta el codirector del documental, Carlos Álvarez. “España se ha pasado mucho tiempo mintiendo sobre los actores de la II República. Es hora de terminar con la Transición”, decía ayer Carmen Negrín.

El exilio melancólico de un hombre justo

“Sé que voy a acabar mal parado”, confesaba Juan Negrín en 1939 en París. Y así fue. Difamado por sus compañeros de partido y por el aparato de propaganda de Franco, se refugió durante su exilio (entre Francia e Inglaterra) en la vida familiar, junto al amor de su vida, Feli, una mujer de origen humilde “cuyos consejos, cuidados y afecto” le habían ayudado a sobrellevar “la profunda depresión” que confesó tener desde su salida de España. A sus hermanos les escribe en marzo de 1956: “Volved a España. De lo que de mí digan no tenéis de qué preocuparos, pensad que si en algo dicen la verdad, es mi merecido. Y si difaman, por anticipado perdono a quien lo haga”.

Fuente: Público

lunes, 25 de octubre de 2010

PRESENTADO EL LIBRO "PARA MIGUEL" EN LA FIESTA DEL PCA DE SEVILLA

Es un libro PARA MIGUEL, en el centenario de su nacimiento, un libro (antológico) de poemas y abrazos para Miguel Hernández Gilabert, el poeta del pueblo. El poeta de todos, a condición de que, para ser de todos, no se olvide su historia de comunista y de poeta combatiente, poeta del pueblo y del pueblo en lucha en defensa de la República y la justicia. De su poema "El esposo soldado" muchos milicianos tenían una copia manuscrita, que era a su vez copia de la que Antonio Aparicio le había pedido a Miguel Hernández. Se decía incluso que los soldados del otro lado, los sublevados, también tenían una copia del poema, pero habían cambiado el verso "Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado" por "Nacerá nuestro hijo con la mano levantada". Poeta de todos Miguel Hernández, sí, pero para ser de todos no es aceptable que el niño tenga la mano levantada.

La editorial Atrapasueños se ha portado: todo han sido facilidades y aportación técnica competente; esta editorial-cooperativa que representa Joaquín Recio y que tiene plena confianza en la respuesta militante ante este libro serio, completo, que supone una buena antología organizada por la Comisión Federal de Cultura del PCE, introducida por un texto de José Luis Centella y un prólogo de Ana Moreno Soriano. La colaboración de Julia Hidalgo ha sido también importante. Y es preciso destacar los dibujos, las pinturas y los grabados de Cristóbal Aguilar y de Andrés Vázquez de Sola.

Colaboran más de treinta poetas, consagrados unos, desconsagrados otros, famosos algunos, también poetas desconocidos y otros poco conocidos todavía. Un par de ellos ya no están, y es preciso agradecer las facilidades dadas por sus herederos y albaceas, como en el caso de Ángel González (Susana Rivera) y Javier Egea (Elena Capetillo y José Luis Alcántara, albacea). El caso de Egea es singular: la antología contiene dos poemas inéditos pertenecientes a épocas diferentes.

Contiene igualmente el libro un epílogo cubano, redactado por Víctor Casaus, Director del Centro Cultural Pablo de la Torrente Brau, de La Habana. Miguel y Pablo de la Torriente se conocieron y se apreciaron intensamente, pero no mucho tiempo, hasta que a finales de 1936 Pablo muriera en el frente de Majadahonda, y Miguel, deshecho, conmocionado, le dedicara la Elegía Segunda, que cierra el libro PARA MIGUEL.

PARA MIGUEL es un trabajo programado por la Comisión de Cultura del PCE. Es un libro singular y muy cuidado. Y sería conveniente que se presentara en muchos sitios, casi como una especie de misión pedagógica en este año del centenario de Miguel, y se siguiera presentando más allá del 2010, como señal de que, para nosotros, no se ha puesto el tiempo amarillo sobre la poesía de este poeta que tanto sufrió y tanto luchó, de este poeta comunista, y comunista poeta, que murió joven, sin renegar de su vida ni pedir perdón por su lucha, que precisamente murió por eso, resistiendo las presiones de fascistas y clérigos, y que murió con los ojos abiertos, esos ojos grandes y aniñados, color aceite, que tenía y que nadie ha podido cerrar todavía.

Texto de Felipe Alcaraz para Mundo Obrero (Septiembre de 2010).

El acto contó con la presencia de familiares directos de Miguel Hernández

domingo, 24 de octubre de 2010

"ARQUITECTURA PICTORICA", DE LA ARTISTA REVOLUCIONARIA LIUBOV POPOVA


Título: Arquitectura pictórica (Bodegón: Instrumentos)
Fecha: 1915
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Medidas: 105,5 x 69,2 cm
Úbicacion: Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid

El suprematismo, que toma su nombre del término latino supremus (supremo, absoluto), partiendo de las investigaciones del cubismo y del futurismo, planteaba la reducción de la pintura a su mínima expresión. En el manifiesto publicado por Malevich y Maiakovski en 1915, se podía leer: "El artista se ha desembarazado de todo lo que determinaba la estructura objetivo ideal de la vida y del 'arte': se ha liberado de las ideas, los conceptos y las representaciones, para escuchar solamente la pura sensibilidad".

Fue en las Arquitecturas pictóricas, una serie de pinturas no objetivas que realizó entre 1916 y 1918, donde Popova comenzó a explorar las posibilidades de un vocabulario abstracto, siguiendo las ideas suprematistas de Malevich. La elección del término "Arquitectura" se debe seguramente a la intención de Popova de resaltar los aspectos constructivos de la imagen. Los intereses artísticos de Popova estaban centrados en la creación de ritmos de planos superpuestos de intenso colorido, para lograr composiciones muy estructuradas.

La Arquitectura pictórica (Bodegón: Instrumentos) del Museo Thyssen-Bornemisza es una de las obras más tempranas del conjunto. Aunque estudios más recientes la han fechado en 1916, John E. Bowlt y Nicoletta Misler (1993) apuntan la posibilidad de que sea una obra de 1915 y que estuviera ya presente en la mencionada exposición 0 10. Se trata de una composición en la que todavía se mantienen algunas referencias al mundo objetual cubista, como testimonia la silueta de la guitarra, claramente reconocible. Ahora bien, ya se manifiesta una geometrización y una superposición de planos "flotantes" cuya interacción, como señala Magdalena Dabrowski (1991), "crea una tensión y, sin embargo, mantiene un equilibrio dinámico dentro del cuadro".

La arriesgada combinación de colores primarios, que da a sus obras una gran luminosidad, es una de las aportaciones de Popova al suprematismo. Como era habitual en estas composiciones, algunas zonas del cuadro están pintadas con una cierta textura, una característica que nos indica el interés de Popova por los materiales y sus cualidades táctiles -o faktura- que para los vanguardistas rusos era un componente esencial del cuadro.

Aunque en 1922 dejó oficialmente de pintar para dedicarse al diseño, Popova la "artista constructora" como la llamaban sus contemporáneos, fue una de las principales defensoras del arte abstracto en Rusia convencida de que "la forma transformada es abstracta y se halla absolutamente sometida a los requisitos arquitectónicos, como también a las intenciones del artista, quien alcanza completa libertad en la abstracción absoluta, en la distribución y construcción de líneas, superficies, elementos volumétricos y valores cromáticos".

Paloma Alarcó

Liubov Popova (Ivanovskoie, 1889-Moscú, 1924)

Liubov Popova la «artista-constructora» como la llamaban sus contemporáneos, fue una de las principales defensoras del arte abstracto en Rusia y una de las figuras más destacadas de la vanguardia de ese país durante los primeros años del siglo XX

Estudió con el pintor impresionista Stanislav Zhukovski y en la escuela de Konstantin Yuon e Ivan Dudin Entre 1909 y 1916, viajó por Italia Francia y visitó Samarkanda En París estudió con los cubistas Jean Metzinger y Henri Le Fauconnier en La Palette y en 1913 estuvo en el estudio de Tatlin en Moscú Durante su viaje a Italia en 1914, conoció el futurismo y su obra comenzó a reflejar su influencia, en combinación con ciertos aspectos tomados del cubismo. De regreso a Rusia participó en la exposición Sota de Diamantes y en 1915 en las muestras futuristas Tranvía V y 0.10. La última exposición futurista de pintura, celebradas ambas en Petrogrado (hoy San Petersburgo) y en las que expuso su obra junto a Kazimir Malévich y Vladimir Tatlin entre otros. En 1916, bajo la influencia del suprematismo de Malévich comenzó una serie de pinturas no-objetivas, que denominó Arquitecturas pictóricas, en las que inició sus investigaciones acerca de las posibilidades de un vocabulario abstracto.

Tras la Revolución tomó parte activa en numerosas actividades políticas y ejerció como profesora de arte en diversas instituciones. En 1918 se unió a la Federación de Izquierdas del sindicato de artistas de Moscú y en 1920 se hizo miembro del Instituto de la Cultura Artística (Injuk), dirigido en aquel momento por Wassily Kandinsky.

A finales de 1921 renunció, junto a otros veinticinco artistas del Injuk a la pintura de caballete y promulgó la necesidad de que los artistas se dedicasen a crear arte utilitario. Consecuentemente desde 1922 se dedicó al diseño textil y gráfico y a la escenografía teatral. Su prematura muerte truncó su intensa y creativa carrera de artista.

Fuente: Museo Thyssen


Arquitectura pictórica
Fecha: 1918
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Medidas: 45 x 53 cm
Úbicacion: Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid


Arquitectura pictórica
Fecha: 1918
Técnica: Óleo sobre arpillera de lino.
Medidas: 70,5 x 70,5 cm
Úbicacion: Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid