Decisión del Comité Central del Partido Comunista de China sobre la Gran Revolución Cultural Proletaria
(Documento de los '16 Puntos')
La XI Sesión Plenaria del VIII Comité Central del Partido Comunista,
presidida por Mao, se celebró en Pekín entre el 1 y 12 de agosto de 1966.
El 8 de agosto, la Sesión Plenaria adoptó la “Decisión del Comité
Central del Partido Comunista de China sobre la Gran Revolución Cultural
Proletaria” y en la reunión de clausura, el 12 de agosto, publicó el
“Comunicado de la XI Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VIII
Congreso Nacional del Partido Comunista de China”.
En China suele llamarse esta decisión “los dieciséis puntos”. Se
analizaba en ella la evolución de la nueva etapa revolucionaria y se enumeraban
las razones fundamentales de la revolución, sus principales objetivos, sus
principales blancos y métodos eficaces para llevarla a cabo. Es la decisión un
documento programático fundamental de la Revolución Cultural, y en él se
exponen los principios y políticas del partido para esa revolución. Sus fases
sucesivas –desde el llamado a la opinión publica y la movilización total de
las masas para derribar a “los personajes importantes del Partido que han
tomado la ruta del capitalismo” hasta la formación de un nuevo Comité
Revolucionario- fueron sistemáticamente expuestas en dicha decisión con cita
de documentos en su apoyo.
Esta circular es el inicio oficial de la Revolución Cultural y un
llamamiento a todo el Partido Comunista Chino a promoverla con audacia.
Los 16 puntos son la línea de la Revolución Cultural donde se establecen
los objetivos y los blancos; los medios y los métodos; los amigos y los
enemigos y la forma de tratar a unos y a otros.
DECISIÓN DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHINA SOBRE LA GRAN REVOLUCIÓN CULTURAL PROLETARIA
1.
Nueva etapa de la revolución socialista
La gran Revolución Cultural proletaria que se desenvuelve actualmente, una
gran revolución que llega al alma misma de la gente, representa una nueva etapa,
aún más profunda y más amplia, en el desarrollo de la revolución socialista
de nuestro país.
En la X Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VIII Congreso del
Partido, el camarada Mao Tse-tung dijo: "Para derrocar el Poder político,
es siempre necesario ante todo crear la opinión pública y trabajar en el
terreno ideológico. Así proceden las clases revolucionarias, y así también
lo hacen las clases contrarrevolucionarias". La práctica ha demostrado
como totalmente correcta esta tesis del camarada Mao Tse-tung.
Aunque derrocada, la burguesía todavía trata de valerse de las viejas
ideas, cultura, hábitos y costumbres de las clases explotadoras para corromper
a las masas y conquistar la mente del pueblo en su esfuerzo por restaurar su
poder. El proletariado debe hacer exactamente lo contrario: debe propinar golpes
despiadados y frontales a todos los desafíos de la burguesía en el dominio
ideológico y cambiar la fisonomía espiritual de toda la sociedad utilizando
sus propias nuevas ideas, cultura, hábitos y costumbres. Nuestro objetivo
actual es aplastar, mediante la lucha, a los que ocupan puestos dirigentes y
siguen el camino capitalista, criticar y repudiar a las “autoridades”
reaccionarias burguesas en el campo académico, criticar y repudiar la ideología
de la burguesía y demás clases explotadoras, y transformar la educación, la
literatura y el arte y los demás dominios de la superestructura que no
corresponden a la base económica del socialismo, a fin de facilitar la
consolidación y el desarrollo del sistema socialista.
2.
Corriente principal y zigzags
Las amplias masas de obreros, campesinos, soldados, intelectuales
revolucionarios y cuadros revolucionarios constituyen la fuerza principal en
esta gran Revolución Cultural. Un gran número de jóvenes revolucionarios,
antes desconocidos, se han convertido en valientes desbrozadores de caminos. Actúan
con firmeza, vigor e inteligencia. Por medio de dazibao y de grandes debates,
exponen franca y plenamente sus opiniones, denuncian y critican en profundidad,
y lanzan resueltos ataques contra los representantes abiertos u ocultos de la
burguesía. En el curso de semejante gran movimiento revolucionario, es
inevitable que ellos muestren tales o cuales defectos, pero su orientación
revolucionaria fundamental ha sido siempre correcta. Esta es la corriente
principal de la gran Revolución Cultural proletaria y prosigue su avance.
La Revolución Cultural, por ser una revolución, encuentra inevitablemente
resistencia. Esta resistencia proviene principalmente, de aquellas personas
infiltradas en el Partido que ocupan puestos dirigentes y siguen el camino
capitalista. También proviene de la vieja fuerza de la costumbre de la sociedad.
En la actualidad, esta resistencia es todavía bastante fuerte y tenaz. Sin
embargo, la gran Revolución Cultural proletaria es, después de todo, la
tendencia general e irresistible. Muchos hechos demuestran que tal resistencia
se desmoronará rápidamente una vez que las masas populares sean plenamente
movilizadas.
Debido a esta resistencia relativamente fuerte, la lucha experimentará
altibajos e incluso repetidos altibajos. Esto no tiene nada de perjudicial.
Templará al proletariado, a las demás masas trabajadoras y especialmente a la
joven generación, les proporcionará experiencias y lecciones, y les hará
comprender que el camino revolucionario es zigzagueante y no llano.
3.
Poner en primer lugar el “atreverse” y movilizar audazmente a las
masas
El desenlace de esta gran Revolución Cultural depende de si la dirección
del Partido se atreve o no a movilizar audazmente a las masas. Actualmente, las
organizaciones del Partido a los diversos niveles pueden dividirse en cuatro
categorías según como dirijan la Revolución Cultural.
1. Hay organizaciones del Partido cuyos responsables se colocan a la
vanguardia del movimiento y se atreven a movilizar con audacia a las masas.
Ellos ponen en primer lugar el “atreverse”, son intrépidos combatientes
comunistas y buenos discípulos del Presidente Mao. Estimulan el uso de los
dazibao y los grandes debates. Animan a las masas a desenmascarar a los
monstruos de toda clase y también a criticar los defectos y errores en el
propio trabajo de ellos. Semejante dirección correcta es el resultado de
dar prominencia a la política proletaria y poner al frente el pensamiento
de Mao Tse-tung.
2. Los responsables de numerosas organizaciones tienen una comprensión
muy pobre de la tarea de dirección en esta gran lucha, su dirección está
lejos de ser concienzuda y eficaz, y en consecuencia, se encuentran en una
situación débil y de incompetencia. En ellos, el “temor” prima sobre
todo; se aferran a los reglamentos y fórmulas anticuados y no están
dispuestos a romper con las prácticas convencionales ni a avanzar. Han sido
sorprendidos por el nuevo orden revolucionario de las masas y, como
resultado de ello, su dirección ha quedado a la zaga de la situación, a la
zaga de las masas.
3. En algunas organizaciones, los responsables que han cometido errores de
uno u otro tipo, dan prominencia en aún mayor grado a su “temor” y
tienen miedo a que las masas les pillen sus faltas. En realidad, si ellos
hacen una autocrítica seria y aceptan las críticas de las masas, el
partido y las masas los sabrán comprender. Pero si ellos no lo hacen así,
cometerán nuevos errores y se convertirán en obstáculos para el
movimiento de masas.
4. Algunas organizaciones se hallan controladas por aquellas personas
infiltradas en el Partido que ocupan puestos dirigentes y siguen el camino
capitalista. Estos individuos tienen un miedo cerval a que las masas los
desenmascaren y, por tanto, recurren a todos los pretextos posibles para
reprimir el movimiento de masas. Acuden a tácticas tales como desviar la
dirección del ataque y llamar negro a lo blanco con el intento de
descarrilar el movimiento. Cuando se ven muy aislados y ya no pueden seguir
manteniéndose, traman nuevas intrigas, lanzan ataques solapados, difunden
falsos rumores y hacen lo imposible para borrar la distinción entre la
revolución y la contrarrevolución a fin de atacar a los revolucionarios.
Lo que el Comité Central del Partido exige de los comités del partido a
todos los niveles es que persistan en ejercer una dirección acertada; pongan en
primer lugar el “atreverse”; movilicen audazmente a las masas; cambien la
situación de debilidad e incompetencia allí donde exista; estimulen a aquellos
camaradas que han cometido errores pero que están dispuestos a corregirlos, a
que desechen sus rémoras mentales y se incorporen a la lucha; y destituyan de
sus cargos a aquellas personas que ocupan puestos dirigentes y siguen el camino
capitalista, reconquistando la dirección para colocarla de nuevo en manos de
los revolucionarios proletarios.
4.
Dejar que las masas se eduquen a sí mismas en el movimiento
En la gran Revolución Cultural proletaria, sólo se puede adoptar el método
de dejar que las masas se liberen a sí mismas, y no el de manejar todos los
asuntos en su nombre.
Hay que confiar en las masas, apoyarse en ellas y respetar su iniciativa. Hay
que desechar el “temor”. No se debe temer que se den casos de desorden. El
presidente Mao nos ha dicho frecuentemente que la revolución no puede ser tan
fina, tan moderada, amable, cortés, restringida y magnánima. Hay que dejar que
las masas se eduquen a sí mismas en este gran movimiento revolucionario y
aprender a distinguir entre lo justo y lo erróneo, entre la forma correcta de
proceder y la incorrecta.
Es necesario lograr una plena y franca exposición de opiniones haciendo
pleno uso de los dazibao y de los grandes debates, de modo que las masas
clarifiquen los puntos de vista correctos, critiquen los erróneos y
desenmascaren todos los monstruos. De esta manera, las amplias masas podrán, en
el curso de la lucha, elevar su nivel de conciencia política, incrementar su
capacidad, distinguir entre lo justo y lo erróneo y trazar una clara línea de
demarcación entre los enemigos y los propios.
5.
Aplicar firmemente la línea de clase del Partido
¿Quiénes son nuestros enemigos? ¿Quiénes son nuestros amigos? Esta es una
cuestión primordial para la revolución y es también una cuestión primordial
para la gran Revolución Cultural. La dirección del Partido debe saber
descubrir a la izquierda, desarrollar y engrosar las filas de ésta y apoyarse
resueltamente en la izquierda revolucionaria. Sólo de este modo será posible,
en el curso del movimiento, aislar totalmente a los derechistas más
reaccionarios, ganarse a los elementos intermedios, unirse con la gran mayoría
y lograr, hacia el final del movimiento, unir a más del noventa y cinco por
ciento de las masas.
Hay que concentrar todas las fuerzas para asestar golpes al puñado de
derechistas burgueses ultrareaccionarios y de revisionistas
contrarrevolucionarios, y desenmascarar y criticar plenamente sus crímenes
contra el Partido, el socialismo y el pensamiento de Mao Tse-tung, al fin de
aislarlos al máximo.
El blanco principal del movimiento actual son aquellos elementos en el seno
del Partido que ocupan puestos dirigentes y siguen el camino capitalista. Hay
que poner cuidado en distinguir estrictamente a los derechistas antiPartido de
aquellos que apoyan y defienden el Partido y el socialismo, pero que han dicho o
hecho algo erróneo, o han escrito malos artículos u obras.
Hay que poner cuidado en distinguir estrictamente a los tiranuelos de
academia y “autoridades” reaccionarios burgueses de aquellas personas que
tienen ideas académicas burguesas ordinarias.
6.
Acertada solución de las contradicciones en el seno del pueblo
Hay que hacer una estricta distinción entre los dos diferentes tipos de
contradicciones: las contradicciones en el seno del pueblo y las contradicciones
entre nosotros y el enemigo. No hay que tratar las contradicciones en el seno
del pueblo como las existentes entre nosotros y el enemigo, ni tratar las
contradicciones entre nosotros y el enemigo como aquellas en el seno del pueblo.
Es normal que existan opiniones distintas entre las masas populares. La
contienda entre opiniones diferentes es inevitable, necesaria y provechosa. En
el curso del debate normal y exhaustivo, las masas populares afirmarán lo justo,
corregirán lo erróneo y llegarán paso a paso a la unanimidad de criterio.
En el curso de los debates, se debe adoptar el método de presentar los
hechos, argumentar y persuadir a otros por medio del razonamiento. Es
inadmisible forzar a someterse a la minoría que sostiene puntos de vista
diferentes. La minoría debe ser protegida porque a veces la verdad está con
ella. Incluso si la minoría tiene puntos de vista equivocados, se le debe
permitir defenderse y reservarse sus opiniones.
Durante el debate, se debe de recurrir al razonamiento y no a la coacción o
a la fuerza.
En el curso de los debates, todos los revolucionarios deben saber reflexionar
por su propia cuenta y desarrollar el espíritu comunista de pensar con audacia,
hablar con audacia y actuar con audacia. A condición de que marchen en la misma
orientación general, los camaradas revolucionarios deben evitar todo debate
interminable sobre problemas secundarios, con miras a fortalecer la unidad.
7.
Alerta contra aquellos que combaten a las masas revolucionarias tildándolas
de “contrarrevolucionarias”
Los dirigentes de algunas escuelas, entidades y equipos de trabajo han
organizado contraataques a las masas que les criticaron en sus dazibao. Han
formulado incluso consignas como “oponerse a los dirigentes de una entidad o
de un equipo de trabajo es oponerse al Comité Central del Partido y al
socialismo, es contrarrevolucionario”. De este modo, sus golpes recaerán
inevitablemente sobre algunos auténticos activistas revolucionarios. Esto
constituye un error de orientación y de línea, y es absolutamente inadmisible.
Cierto número de personas con graves errores ideológicos y, en particular,
algunos derechistas antipartido y antisocialistas, aprovechándose de ciertos
defectos y errores surgidos en el movimiento de masas, difunden falsos rumores y
chismes y se entregan a la demagogia, tildando deliberadamente de
“contrarrevolucionarios” a componentes de las masas. Es preciso precaverse
de los rateros de este tipo y denunciar a tiempo sus tretas.
Excepto los casos de contrarrevolucionarios activos sobre los que exista
clara evidencia de asesinato, incendio, envenenamiento, sabotaje, robo de
secretos de Estado, quienes deben de ser tratados de acuerdo a la ley, no se
tomarán medidas contra secundarias y primarias por problemas surgidos en el
curso del movimiento. Para evitar que la lucha se desvíe de su objetivo
principal, queda prohibido, cualquiera que sea el pretexto, incitar a las masas
o a los estudiantes a luchar entre sí; incluso en lo que se refiere a los
verdaderos derechistas, sus casos deben ser tratados en una etapa posterior del
movimiento según la situación de cada uno.
8.
Sobre los cuadros
Los cuadros pueden clasificarse, en líneas generales, en las siguientes
cuatro categorías:
1. Buenos.
2. Relativamente buenos.
3. Aquellos que han cometido graves errores pero que aún no son derechistas
antipartido y antisocialistas.
4. El reducido número de derechistas antiPartido y antisocialistas.
En circunstancias ordinarias, las primeras dos categorías (buenos y
relativamente buenos) constituyen la gran mayoría. A los derechistas
antiPartido y antisocialistas hay que desenmascararlos a fondo, derribarlos,
aplastarlos, desacreditarlos completamente y eliminar su influencia. Al mismo
tiempo, se les debe dar una salida de modo que puedan iniciar una nueva vida.
9.
Grupos, comités y congresos de la Revolución Cultural
En la gran Revolución Cultural proletaria han comenzado a surgir muchas
cosas nuevas. Los grupos y comités de la Revolución Cultural y otras formas de
organización creadas por las masas en numerosas escuelas y entidades de son
cosas nuevas de gran importancia histórica.
Los grupos, comités y congresos de la Revolución Cultural son las mejores
formas nuevas de organización mediante las cuales las masas se educan a sí
mismas bajo la dirección del Partido Comunista. Constituyen el mejor puente por
medio del cual nuestro Partido se mantiene en estrecho contacto con las masas.
Son órganos del poder de la Revolución Cultural Proletaria.
La lucha que sostiene el proletariado contra la vieja ideología, cultura, hábitos
y costumbres legados a lo largo de miles de años por todas las clases
explotadoras, se prolongará por un periodo muy, muy largo. Por lo tanto, los
grupos, comités y congresos de la Revolución Cultural no deben ser
organizaciones provisionales, sino organizaciones de masas permanentes y
duraderas. Son adecuadas no solo para las escuelas y las instituciones, sino en
lo fundamental también para las fábricas, minas y otras empresas, para los
barrios y aldeas.
Es necesario practicar un sistema de elecciones generales, semejante al de la
Comuna de París, para elegir a los miembros de los grupos y comités de la
Revolución Cultural y a los delegados a los congresos de la Revolución
Cultural. Las listas de candidatos deben de ser presentadas por las masas
revolucionarias después de ruegos y discusiones, y las elecciones celebradas
después de que las masas hayan discutido las listas una y otra vez.
Las masas pueden criticar en cualquier momento a los miembros de los grupos y
comités de la Revolución Cultural y a los delegados electos a los congresos de
la Revolución Cultural. Si estos miembros o delegados muestran ser
incompetentes, pueden ser sustituidos mediante elecciones o destituidos por las
masas después de discutirlo.
Los grupos, comités y congresos de la Revolución Cultural en los centros
docentes deben de estar compuestos principalmente por estudiantes
revolucionarios. Al mismo tiempo, deben incluir a un cierto número de
representante de los profesores y empleados revolucionarios.
10.
Reforma educacional
Es una tarea de suma importancia en la gran Revolución Cultural proletaria
transformar el antiguo sistema educacional y los antiguos principios y métodos
de enseñanza.
En esta gran Revolución Cultural hay que acabar totalmente con la dominación
de los intelectuales burgueses sobre nuestros centros docentes.
La política formulada por el camarada Mao Tse-tung de que la enseñanza debe
servir a la política proletaria y combinarse con el trabajo productivo tienen
que aplicarse en todo tipo de escuelas, para que todos los que reciben educación
se desarrollen, moral, intelectual y físicamente y lleguen a ser trabajadores
cultos y con conciencia socialista.
El periodo de estudios debe acortarse. Las asignaturas deben ser menos y
mejores. El material de enseñanza debe ser cabalmente transformado. En algunos
casos comenzando por simplificar el material complicado. La tarea principal de
los estudiantes es estudiar, pero deben de aprender también otras cosas. Es
decir, no sólo deben de estudiar los libros, sino que aprender el trabajo
industrial, la agricultura y los asuntos militares y, cuando se presente el caso,
tomar parte en la lucha de la Revolución Cultural para criticar a la burguesía.
11.
La cuestión de criticar por el nombre en la prensa
En el curso del movimiento revolucionario cultural de las masas, la crítica
de las ideologías burguesa y feudal debe ser muy bien combinadas con la difusión
de la concepción proletaria del mundo y del marxismo-leninismo, el pensamiento
de Mao Tse-tung.
Se debe organizar la crítica de los representantes típicos de la burguesía
que se han infiltrado en el partido, y a las típicas “autoridades”
reaccionarias burguesas en los campos académicos, incluyendo a todo tipo de
puntos de vista reaccionarios en la filosofía, la historia, la economía política
y la pedagogía, en las obras y teorías literarias y artísticas, las teorías
de las ciencias naturales, así como en otros campos.
La crítica a una persona por su nombre en la prensa debe ser decidida, después
de una discusión, por el comité del Partido al nivel correspondiente, o en
algunos casos, sometida a la aprobación del comité del Partido al nivel
superior.
12.
La política hacia los científicos, técnicos y personal en general
En el movimiento actual debe seguir aplicándose la política de “unidad,
crítica, unidad” hacia los científicos, técnicos y personal en general,
siempre que sean patriotas, trabajen con energía, no se opongan al Partido ni
al socialismo, y no mantengan relaciones ilícitas con ningún país extranjero.
Hay que proteger a los hombres de ciencia y al personal científico y técnico
que han hecho contribuciones. Se debe ayudarles a transformar gradualmente su
concepción del mundo y su estilo de trabajo.
13.
La cuestión de tomar medidas para la combinación con el movimiento
de educación socialista en la ciudad y el campo
Las instituciones culturales y educacionales y los organismos dirigentes del
Partido y del Gobierno en las ciudades grandes y medianas son los puntos focales
de la actual Revolución Cultural proletaria.
La gran Revolución Cultural ha enriquecido el movimiento de educación
socialista en la ciudad y el campo y lo ha llevado a un nivel más alto. Hay que
realizar aquella en combinación con este último. Las diversas regiones y
departamentos pueden tomar medidas a este respecto a la luz de las condiciones
específicas.
En aquellas zonas rurales y empresas urbanas donde se está desarrollando el
movimiento de educación socialista, éste no debe ser perturbado y debe
proseguir de acuerdo con los planes originales si estos son adecuados y el
movimiento marcha bien.
Sin embargo, las cuestiones planteadas en la actual gran Revolución Cultural
proletaria deben ser sometidas, en el momento apropiado, a la discusión de las
masas, a fin de promover aún más vigorosamente la ideología proletaria y a
erradicar la ideología burguesa.
En algunos lugares se toma la gran Revolución Cultural proletaria como
centro para impulsar el movimiento de educación socialista y realizar una
limpieza en los terrenos político, ideológico, organizativo y económico. Se
puede proceder de esta manera donde el comité del Partido lo considere adecuado.
14.
Empeñarse en la revolución y promover la producción
La gran Revolución Cultural proletaria tiene por objeto hacer más
revolucionaria la conciencia del hombre, lo que permitirá conseguir más rápidos,
mejores y más económicos resultados en todos los campos de nuestro trabajo. Si
las masas populares son plenamente movilizadas y se hacen arreglos adecuados, es
posible llevar a cabo tanto la Revolución Cultural como la producción sin que
sea afectada ni la una ni la otra, y garantizar una elevada calidad en todo
nuestro trabajo.
La gran Revolución Cultural proletaria es una poderosa fuerza motriz para el
desarrollo de las fuerzas productivas sociales en nuestro país. Es incorrecto
todo punto de vista que contraponga la gran Revolución Cultural al desarrollo
de la producción.
15.
Las fuerzas armadas
En las fuerzas armadas, la Revolución Cultural y el movimiento de educación
socialista deben realizarse con arreglo a las instrucciones de la Comisión
Militar del Comité Central del Partido y del Departamento Político General del
Ejercito Popular de Liberación.
16.
El pensamiento de Mao Tse-tung es la guía para la acción en la gran
Revolución Cultural proletaria
En la gran Revolución Cultural proletaria es indispensable mantener en alto
la gran bandera roja del pensamiento de Mao Tse-tung y poner en el puesto de
mando la política proletaria. Debe ser impulsado adelante entre las amplias
masas de obreros, campesinos y soldados y de cuadros intelectuales, y debe
tomarse el pensamiento de Mao Tse-tung como guía para la acción en la Revolución
Cultural.
En esta gran revolución cultural tan compleja, los comités del Partido a
todos los niveles tienen mayor necesidad de estudiar y aplicar concienzuda y
creadoramente los escritos del Presidente Mao. En particular, deben estudiar
repetidamente las obras del Presidente Mao referentes a la Revolución Cultural
y los métodos de dirección del Partido, tales como “Sobre la nueva
democracia”, “Charlas en el Foro de Yenán sobre Literatura y Arte”,
“Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del
pueblo”, “Discurso ante la Conferencia Nacional del Partido Comunista de
China sobre el Trabajo de Propaganda”, “Acerca de algunos problemas de los métodos
de dirección” y “Métodos de trabajo de los comités del Partido”.
Los comités del Partido a todos los niveles deben atenerse a las directivas
dadas por el Presidente Mao a lo largo de los años, aplicar cabalmente la línea
“de las masas a las masas” y ser alumnos de las masas antes de convertirse
en sus maestros. Deben esforzarse por evitar la unilateralidad y estrechez de
miras. Deben promover la dialéctica materialista y oponerse a la metafísica y
el escolasticismo.
Bajo la dirección del Comité Central del Partido encabezado por el camarada
Mao Tse-tung, la gran Revolución Cultural proletaria logrará sin duda una
brillante victoria.
Escrito: En 1966.
Primera publicación: Bandera
Roja, No. 10, 1966; Pekín Informa, No. 34, 24 de agosto de 1966.
Versión Dígital: Frente Revolucionario del Pueblo - Marxista-Leninista-Maoísta de Bolivia.
Fuente de esta edición: Marxists Internet Archive, 1 de junio de 2007.
Nueva etapa de la revolución socialista
Corriente principal y zigzags
Poner en primer lugar el “atreverse” y movilizar audazmente a las masas
Dejar que las masas se eduquen a sí mismas en el movimiento
Aplicar firmemente la línea de clase del Partido
Acertada solución de las contradicciones en el seno del pueblo
Alerta contra aquellos que combaten a las masas revolucionarias tildándolas de “contrarrevolucionarias”
Sobre los cuadros
Grupos, comités y congresos de la Revolución Cultural
Reforma educacional
La cuestión de criticar por el nombre en la prensa
La política hacia los científicos, técnicos y personal en general
La cuestión de tomar medidas para la combinación con el movimiento de educación socialista en la ciudad y el campo
Empeñarse en la revolución y promover la producción
Las fuerzas armadas
El pensamiento de Mao Tse-tung es la guía para la acción en la gran Revolución Cultural proletaria
Primera publicación: Bandera Roja, No. 10, 1966; Pekín Informa, No. 34, 24 de agosto de 1966.
Versión Dígital: Frente Revolucionario del Pueblo - Marxista-Leninista-Maoísta de Bolivia.
Fuente de esta edición: Marxists Internet Archive, 1 de junio de 2007.
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