jueves, 6 de septiembre de 2012

"CAMARADA YENIA"

 
Extraído de Socialismo Actual
(http://socialismoactual.blogspot.com.es/)

Vida de los Guerrilleros Soviéticos: Camarada Yenia es la historia de una víctima de la bestialidad germana en Rusia, relatada por la misma (Yenia Damianova). Con el prefacio de Ronald Scarfe. Traducción por Laura Marazul. Publicado por Editorial Lautaro, Buenos Aires, 1945.


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PREFACIO

Este libro no es una novela, sino un documento, uno de los documentos más emocionantes de esta guerra. No ha sido escrito por un autor profesional, sino por la joven maestra de una pequeña aldea rusa, que fué pisoteada por las botas de los alemanes. Estas páginas son obra de una demente, de una mujer enloquecida por las penurias, y por consiguiente resultan a menudo confusas, inarticu­ladas, cuando comencé a leerlo pensé que debería volver a ser escrito, pero al terminar, me di cuenta de que ello hubiese sido un error. Tal como fué escrito es verdadero y sincero y con todo su des­orden, refleja lo que sufrió Yenia Damianova, maes­tra de la aldea Pskov.

Yenia Damianova muere dos veces; la primera al ser asesinada espiritualmente por los alemanes y luego tres semanas después muere físicamente en la sala para enfermos mentales del Hospital de la Tercera Guarnición, en Moscú. Este libro contiene el relato de esas tres semanas. Su novio (un ingeniero norteamericano, amigo mío, que vivía en Moscú) fue quien recibió esta carta. Para él escribió la joven lo que le había sucedido, para que pudiese comprender la razón por la cual se negó a verle.

Yenia sabia que moriría. Vivió únicamente por su decisión para escribir esta carta de despedida… "Una energía desconocida que movía un cuerpo exánime”, escribe al comienzo de la carta. "Esta energía se desvanece. Quizá es sólo la necesaria para permitirme escribir esta carta de despedida" ... Y en efecto, tan pronto como terminó el relato, murió, a pesar de todos los esfuerzos de los médicos. Murió tranquila, pacíficamente, como quien ha concluido con su tarea y no tiene más nada que realizar sobre la tierra. ¡Cuan infinito debe haber sido el amor de esta mujer que continuó viviendo sostenida solamen­te por la voluntad que ese amor le dio.

Con una firmeza inconcebible y no obstante su angustia presente, describe, minuto por minuto, lo que le sucedió, o más bien, lo que le está sucedien­do. ¡No obstante su angustia presente! ¡Porque Yenia está angustiada mientras escribe sus memorias. ¿Memorias? No. Ella no recuerda, sino que vive y sufre nuevamente a través de todos los aconteci­mientos, mientras escribe. Tiene visiones. La obsesio­nan los horrores del pasado reciente. Y en estado de alucinación describe el espantoso calvario de esas tres semanas, fielmente lo que sintió, lo que siente mientras escribe. Norman James Finnes es un viejo amigo mío de San Francisco. Trabajaba como inge­niero desde hacía varios años, en una fábrica de calderas en Moscú. Fué a él a quien Yenia Damianova escribió esta carta de despedida y fué él quien me la envió con una extensa carta suya. "Hace mucho que nuestra fábrica ya no hace calderas", decía al finalizar la misma "ahora fabricamos tanques. Tu­vimos mucho trabajo con el proyecto del último mo­delo y justamente ahora comenzamos a producirlo. Cuando estén listos, yo montaré un tanque. Y ese tanque no se detendrá jamás. Espero tus noticias" ¿Qué puedo responder a mi amigo? Monta tu tan­que, Jimmy, tú y todos los demás Jimmies, Tommies e Ivanes ... y no permitas que se detenga hasta que no hayas exterminado hasta la última de esas bes­tias teutónicas, para que estos horrores no vuelvan a repetirse sobre la tierra. Adiós, Jimmy... y todos los Jimmys. Bon voyage.

Londres, 1941

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