Banderas rojas los días de fiesta, hoces y martillos en las fachadas de edificios oficiales, niños con uniformes soviéticos… todo en un país donde hoy una figura política de izquierdas como Vladimir Lenin sería arrestado. Un país capitalista en lo económico y ultra conservador en lo moral envuelto en la bandera bolchevique, esta es la paradoja de la Rusia de Putin, paradoja que trata de mostrar el nuevo documental “Rusia, revolución conservadora” de Ricardo Marquina, colaborador de Infobae residente en Moscú desde 2008.
Los sectores más duros del comunismo soviético intentaron aquel verano de 1991, a la desesperada, frenar el hundimiento, pero aquel golpe fracasó, frenado por las ansias de libertad de un pueblo cansado de las penurias económicas. El fracaso de aquella intentona golpista precipitó la muerte de la URSS que llegaría pocos meses mas tarde, dando pie a un giro radical en la política económica, social y moral del país, que ahora recoge este nuevo documental de Marquina.
El traumático cambio de paradigma en los 90, la ruina económica, corrupción y caos político que le siguieron, el surgir de la figura de Vladimir Putin…todo ello forma parte de la nueva ideología rusa, lo que podemos llamar el “putinismo”, que impregna todas las esferas de la vida social rusa.
“El pueblo ruso quiere un zar y socialismo, estalinismo cristiano ortodoxo, tarde o temprano Rusia será una monarquía estalinista”, asegura Alexander Dugin en el documental.
Dugin, polémico filósofo radical, redactor del documento fundacional del actual Partido Comunista de la Federación Rusa, verbaliza, junto con otros, la realidad de la política del país: la fusión ideológica del conservadurismo cristiano monárquico y el totalitarismo bolchevique, una ideología que unifica las tradiciones totalitarias de Rusia, y que ha supuesto los cimientos del nuevo patriotismo ruso, surgido tras 1991.
Durante la hora y 20 minutos del documental, Marquina nos lleva por una decena de ciudades y regiones rusas para explicar a través de sus protagonistas de donde viene esta nueva ola conservadora, y hacia donde se dirige Rusia en lo político y lo moral.
Especialmente importante en este documental, como lo es en la propia sociedad rusa, es el peso de la Iglesia Ortodoxa rusa, que, tras el derrumbe comunista supo retomar las posiciones perdidas, y ahora es el gran aliado del Estado en su lucha por preservar los “valores tradicionales”. Los cosacos, su “brazo ejecutor” tienen también mucha presencia en el documental, un pueblo históricamente unido al Estado que todavía conserva sus aspiraciones de un retorno a la monarquía absoluta.
La victoria soviética sobre los nazis en 1945 es otro de los pilares simbólicos donde se asienta este nuevo nacionalismo, como también se aprecia en el documental. Sobre el recuerdo de esta victoria el “putinismo” ha basado su doctrina ideológica militarista de confrontación con occidente.
La película repasa momentos importantes de la historia reciente rusa a través de sus protagonistas, como la ley sobre la “propaganda homosexual”, que de facto prohíbe cualquier acto público en defensa de los derechos de los homosexuales, o las guerra en Chechenia y el surgimiento de un “Estado dentro del Estado” en esa república rusa, donde su presidente Ramzán Kadýrov gobierna de manera totalitaria con el Corán en la mano.
“Hay mucha confusión sobre “qué es Rusia”, dice Marquina, “en Europa y América Latina muchos sectores de izquierda simpatizan o incluso apoyan fogosamente a Vladimir Putin, generalmente por que se enfrenta a Estados Unidos. Lo que no saben es que las políticas que ellos defienden en sus países serían imposibles de defender en Rusia, y de intentarlo, serían arrestados y represaliados. Rusia en lo político y lo moral está mas cercano a la España de Franco o al Chile de Pinochet que a Manuel Azaña o Allende”.
En un retorno a un escenario de Guerra Fría entre Rusia y EEUU, este documental viene a aportar algo de contexto para comprender las dinámicas políticas de Rusia, marcadas por su pasado soviético y monárquico, y embarcada en un resurgir del patriotismo nacionalista religioso.
Fuente: infobae
1 comentario:
Ya, ya, mucho criticar a la URSS y a Stalin, pero ninguna prueba, aquí hay que tener pruebas documentadas y luego hablar sobre Stalin. es lo mismo que lo que escriben los historiadores capitalistas que núnca argumentan pruebas solidas como las que aporta Grover Furr en su libro Jrushchov mintió, o las mentiras de Robert Conquest acerca de las hambrunas de la colectivización, la desgracia es que Rusia está anclado en el sistema capitalista que los volverá a llevar a los tiempos de Lenin, por una parte muy positívo, por otra a saber quién puede ser el próximo Lenin, no en Rusia sino en cualquier otro lugar del mundo. Viva Lenin!! Viva Stalin!! Viva la URSS!!
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