domingo, 9 de noviembre de 2014
"COOPERATIVA OBRERA MATARONENSE", DE ANTONIO GAUDÍ
Cooperativa Obrera Mataronense
1873
Antoni Gaudí i Cornet
Estilo arquitectónico Modernista
Mataró (Barcelona)
En sus años de juventud, entre 1873 y 1885, Antoni Gaudí mantuvo una estrecha relación de amistad y profesional con Salvador Pagès i Anglada, industrial textil simpatizante del socialismo utópico, que había fundado la Cooperativa Obrera Mataronense.
La Obrera Mataronense había comenzado su actividad tan pronto como la Revolución de 1868 legalizó a las sociedades obreras. Había empezado a trabajar el 1 de julio de 1869 con 107 socios y 6 telares de segunda mano en un local alquilado de Gràcia. En 1870 había sufrido una grave crisis por la fiebre amarilla y por la huelga de tres meses propugnada por el Primer Congreso Obrero, de orientación anarquista. En 1873 tenía 45 telares y 83 socios, y acababa de adquirir un terreno en Mataró para edificar una fábrica y una colonia obrera de propiedad.
Gaudí colaboró intensamente en la planificación de las instalaciones de la cooperativa, junto con el arquitecto Emili Cabañes y el ingeniero Joan Brunet. Gaudí firmó el plano del conjunto de las construcciones y proyectó personalmente algunas de estas, como dos casitas para obreros (construidas entre 1878 y 1879), un casino recreativo (proyecto de 1878 que nunca se llegó a construir), un pabellón urinario y la nave de blanqueo de las telas.
El pabellón urinario y la nave de blanqueo son las dos únicas edificaciones que han llegado hasta nuestros días. El pabellón urinario es un pequeño pabellón cilíndrico con algunos motivos cerámicos. La sala de blanqueo, construida entre 1882 y 1885, es una gran nave de acabados sencillos que destaca por estar edificada con los tradicionales arcos parabólicos de Gaudí –utilizados aquí por primera vez– realizados con tres capas de tablones de madera a tapajuntas unidos con roblones, que dejan un espacio libre muy amplio, ideal para una industria. Los arcos parabólicos son los más lógicos y mecánicamente equilibrados puesto que la parábola es la forma resultante de un estado de cargas uniformemente repartidas según el ancho del arco. Por tanto, las paredes no tienen función estructural y se realizaron simplemente con tochos de medida catalana colocados a panderete.
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