sábado, 23 de abril de 2011
"UNA ESPIRAL DE LUZ, SOMBRA Y VIENTO", DIBUJO DEL COMUNISTA RAFAEL ALBERTI
Una espiral de luz, sombra y viento
Rafael Alberti
1968
29,5 cm x 42 cm
Témpera, lápiz graso sobre cartulina
Fundación MAPFRE
En 1963, tras una larga estancia en Argentina, Alberti se establece hasta 1977 en Roma. El regreso a Europa le proporciona no sólo una cercanía a los colegas y amigos españoles, sino que conlleva un mayor reconocimiento como poeta a nivel internacional. La estancia en la Ciudad Eterna no sólo significa una acusada intensificación del sentido visual de la poesía de Alberti, sino su “vuelta a la pintura”. Allí aprende las técnicas del grabado -aguafuerte, punta seca, aguatinta, xilografía o litografía- con el artesano sardo Renzo Romero, como manifiesta en la serie El lirismo del alfabeto y su primera exposición de obra gráfica en Roma en 1965. En esta etapa Alberti se reencuentra con el arte español, que le inspira la serie de poemas A la pintura, entre los que se encuentran los dedicados a Joaquín Peinado, José Caballero, Joan Miró, Antoni Tàpies, Antonio Saura, Manolo Millares o Lucio Muñoz.
En este dibujo despuntan las características de lo que serán los dibujos y grabados albertianos de la época, las liricografías, mezclando la figuración expresionista o lírica con abstracciones de reminiscencia futurista. El fondo de colores planos y el estallido de círculos tienen su punto de referencia en ese primer futurismo. Palabra e imagen se fusionan, y las letras que componen el título de la obra, "Una espiral de luz, sombra y viento", emulan formas de la naturaleza u animales, de manera que acaba por iconizar lo alfabético. Alberti compone un sistema expresivo propio, autónomo y con el que homenajea a Joan Miró, como hace un año antes con Libro de Miró.
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