Caballero Bonald ha sido, y es, para el PCE un referente cierto de la ética civil
Ante el fallecimiento de José Manuel Caballero Bonald, el PCE quiere
transmitir a la familia del escritor, y en especial a Pepa Ramis
(imprescindible a la hora de entender el trabajo de Caballero Bonald),
su sentimiento de tristeza y su conmoción.
Caballero Bonald era un compañero de historia imprescindible y por eso
se organizó, por parte del PCE, un gran homenaje, a finales de mayo de
2010, en el teatro Lope de Vega de Sevilla. Era el modesto tributo con
el que se podía corresponder en parte a la lucha antifranquista del
escritor que le hizo pasar por la cárcel. Lucha frente a la
intolerancia, la guerra y la restricción de la libertad que nunca ha
parado. Convirtiéndose Caballero Bonald en un referente moral al mismo
tiempo que en una fuente literaria interminable, atravesada siempre por
un temple insobornable en forma de apología de la desobediencia frente
al poder.
Poeta, ensayista y novelista, investigador profundo del
mundo del cante y el arte flamencos, deja una obra extensísima y muy
bien valorada no solo en el mundo de habla hispánica. Caballero Bonald
tiene, sin duda, una proyección universal. Infractor de la lengua y las
convenciones sociales, como él se definió en alguna ocasión, navegó en
no pocas ocasiones por las zonas menos transitadas de la lengua,
rescatando palabras en desuso y trabajando la prosa con dedicación de
orfebre lúcido e incansable.
Era también incansable en su solidaridad y en su audacia
para dar la cara en los momentos difíciles. Nunca se refugió en las
habitaciones insonorizadas de la torre de marfil y respondía a los
requerimientos justos que se le hacían en nombre de la democracia, la
paz y la ética civil. Y así hemos de declararlo desde el PCE y
específicamente desde el área de cultura, con la que, a través de Julia
Hidalgo, mantenía una relación permanente.
Recogió su poesía bajo el título de Somos el tiempo que nos queda.
Un título a todas luces excesivo por su modestia y desde luego
provisional. En su caso, su naturaleza histórica y, por tanto, su
memoria, hay que contemplarla a la luz del tiempo en que se ha vivido,
trabajado y luchado. Un tiempo pleno de dedicación y de coherencia, de
ahí que nos hayamos referido a él como un referente moral
en estos tiempos de cólera y corrupción, frente a las cuales fue un
militante cierto y frontal de la desobediencia y la rebeldía.
Compañero de aventura, viviendo y luchando en el mundo, Caballero Bonald
ha sido, y es, para el PCE un referente cierto de la ética civil.
Ahora, tras casi un siglo de existencia, como él dijo, se ha disuelto en
la naturaleza, se ha disuelto en las dunas, marismas y arenales del
Coto de Doñana, en la playa salvaje de Matalascañas. Pero no se
disolverá su recuerdo, engarzado en su obra escrita y en su actitud
histórica. Gracias, amigo, poeta insobornable, compañero de lucha y de utopía. Hasta siempre.
Fuente: Mundo Obrero
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