Fuente: Editorial Tenov
“Conocíamos la existencia de este texto desde hace tiempo porque aparece citado en la bibliografía sobre el movimiento constructivista, pero como mucho se reproducían fragmentos”, explica a RBTH Llorenç Bonet, fundador con Joana Teixidor de la editorial Tenov. “Lo que despertó nuestra curiosidad fue que las traducciones eran muy distintas entre sí. Eso nos desconcertó bastante y nos animó a seguir investigando. Entonces nos dimos cuenta de que no había una edición íntegra en español, y lo poco que había no era traducción directa del ruso, de ahí la disparidad entre las distintas versiones”.
Alekséi Gan. Fuente: A. Ródchenko / Editoria Tenov |
Tirando del hilo del texto, la editorial Tenov se encontró con un autor “maldito”, Alekséi Gan (c. 1886-c. 1940), personaje escurridizo pero omnipresente en las bambalinas del movimiento constructivista. “De Gan hay muy poca información a pesar de su importancia”, comenta Llorenç Bonet. De hecho, se conocen desde hace muy poco las fechas de su nacimiento y muerte.
Gan fue víctima de la represión estalinista y no fue rehabilitado hasta 1989. “Como editores ha sido muy emocionante ‘rescatar’ una joya bibliográfica como ésta. Hemos mantenido el formato original del texto, ya que parte de su valor es que sea uno de los primeros diseños constructivistas”.
La publicación del libro, que ha contado con la ayuda del Instituto de Traducción ruso, es el resultado de un largo periplo. “En 2009 nos pusimos más en serio con nuestra investigación.
Leímos los ensayos de Christina Lodder y Catherine Cooke, y descubrimos que no había ninguna obra dedicada a Gan -cuentan desde la editorial-. Entonces nos planteamos publicar nuevas traducciones (al inglés y al español) y contactamos con Lodder, catedrática especializada en arte ruso de la Universidad de Kent, la cual tenía una traducción del manifiesto de Gan guardada en un cajón como parte de su labor investigadora. Desde un primer momento se interesó en el proyecto y volvió a trabajar en ella.
Fuente: Editorial Tenov |
Gan ha sido un creador tan difícil de clasificar que apenas ha merecido la atención de los historiadores del arte. Pero esto ha sido, precisamente, lo que ha atraído a los responsables de la editorial barcelonesa. “Nos interesó su capacidad para estar en la vanguardia de los diferentes ámbitos de la cultura y en contacto con las personalidades más relevantes de las distintas disciplinas, además de entender las artes como un todo en la concepción de la nueva cultura que emergió con un fuerte sesgo político. Muchas de sus ideas son el embrión de las que luego desarrollarán gente como Guy Debord”.
Fuente: Rusia Hoy
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