domingo, 29 de septiembre de 2013

"LA MUJER DEL MINERO PÉREZ MARTÍNEZ, CONSTANTINA (ALIAS LA TINA) RAPADA POR LA POLICÍA", DE EDUARDO ARROYO


Eduardo Arroyo
Sama de Langreo (Asturias). La femme du mineur Pérez Martínez, Constantina (dite Tina) tondue por la police
1968.
Oleo sobre lienzo
102 x 82 cm.


Se trata de una obra que data del año 1968 y es el retrato de Constantina Pérez Martínez que hace Eduardo Arroyo. La imagen que nos muestra es el de una mujer fuerte, independiente y luchadora. La obra, que está en Murcia, y se titula Sama de Langreo (Asturias). La femme du mineur Pérez Martínez, Constantina (dite Tina) tondue por la police, no es la única versión que hizo Arroyo sobre Tina. El óleo, que fue pintado en 1968, representa a una mujer con su identidad femenina absolutamente intacta e independiente del hombre. Tina es representada por su propia historia y vida, y no la de su marido, padre o hermano. Este pequeño detalle supone un gran paso en la visión artística de la mujer española. Arroyo se interesa en ella, en su lucha por criticar al franquismo. Constantina era hija de un fusilado en la Guerra Civil Española, y tenía fuertes convicciones políticas de izquierdas. Se casó con apenas 18 años con Víctor Bayón, un minero asturiano.

En abril de 1962 prendió en Asturias la chispa de un incipiente movimiento huelguístico en el campo de la minería, lo cual suponía el primer movimiento en esa dirección desde el inicio de la dictadura, y estuvo apoyado por el nacimiento de las Comisiones Obreras. El marido de Tina cumplía condena en Cáceres, y las mujeres de los mineros, incluida Tina, jugaron un papel decisivo y fundamental en la lucha obrera. El movimiento obrero fue encabezado en Sama de Langreo por las mujeres de los mineros, y en esa misma localidad la represión fue brutal contra las manifestantes.

Tina fue detenida por la policía y torturada en unos inhumanos interrogatorios policiales. Como muestra de vergüenza por no claudicar, la policía decidió rapar su pelo al cero, y fue amenazada y coaccionada para que no revelara quién era el culpable de ese trato contundente. La huelga de los mineros asturianos fue símbolo de firmeza para toda España, aunque fuera silenciada por el franquismo. Pese a todo, en 1965 Tina y su hija fueron detenidas, siendo liberada la hija, pero muriendo Tina debido a las torturas de la policía. A Constantina Pérez y otras mujeres de mineros asturianos que lucharon en las huelgas de 1962, fue a quienes quiso rendir tributo Eduardo Arroyo en este retrato de Tina, en el que la representa sobre un fondo de color grana, que recoge una franja diagonal con la bandera rojigualda española en la esquina superior derecha de la obra. Tina aparece como una figura en tres cuartos, vestida de forma irónica de flamenca con un traje tradicional español de color azul verdoso que tiene estampación de flores en color amarillo.

Su rostro, de forma redondeada, con prominentes mofletes y mentón, sugiere un semblante triste, reflejo sin lugar a dudas de las terribles humillaciones que Tina tuvo que soportar debido a la presión policial tras la huelga de los mineros asturianos. Los brillantes y carnosos labios rojos contrastan con la mirada perdida de una protagonista entristecida. Los adornos de la vestimenta completan la imagen de Tina. Sobre su pelo rapado al cero emerge una peineta roja y negra, que hace juego con los pendientes romboidales que son del mismo estilo y color. Del cuello cae un colgante de perlas grandes y azules, que hacen juego con el vestido azul que viste nuestra protagonista.

Eduardo Arroyo presenta en su obra una imagen inédita de la mujer en la historia del retrato español. Tina no tiene un marido poderoso, al contrario, es esposa de un hombre humilde, pobre y encarcelado. Tina es una mujer fuerte y con carácter, luchadora incesante y rebelde con el régimen autoritario impuesto. Es la identidad de miles de mujeres en la España de los años 60, aunque en el retrato es difícil encontrarlas representadas.

La identidad femenina es una realidad en nuestro arte, y los anteriores clichés femeninos de la bondad, la gracia, la belleza y la mesura aparecen quebrados por nuevos conceptos que se asocian a la mujer como la fortaleza, la lucha, el orgullo o la participación social.

Arroyo es uno de los artistas más importantes de la transición española. Había estudiado Periodismo, y se formó desde 1957 en París, donde comenzó su carrera dentro de las artes plásticas. Su vocación periodística influye de una manera sobresaliente en sus obras, ya que suele usar un estilo cercano al pop art que estaba muy presente en el periodismo y en la publicidad. Suele utilizar temas cotidianos para desmitificar la realidad y para denunciar convencionalismos sociales implantados en España con humor e ironía. Su manera de pintar es ágil y dinámica, utilizando colores planos con una dependencia total y completa al dibujo y a la línea.

En el caso del retrato de Constantina Pérez Martínez, pese a estar pintado por un hombre, esa nueva imagen de la mujer en el retrato español está conectada con las ideas de Alario (2000) sobre la dignificación de la propia mujer en el arte occidental: por un lado el autor cuestiona con ironía la imagen de la mujer, gracias al traje flamenco y la peineta, mientras por otro pone en juicio el cuerpo femenino, que en este caso aparece rapado al cero debido a las torturas policiales.

Fuente: © EUROPEAN REVIEW OF ARTISTIC STUDIES 2012, vol.3, n.2, pp. 65-88 ISSN 1647-3558. LA REPRESENTACIÓN FEMENINA EN EL RETRATO DE LA REGIÓN DE MURCIA. VERA, Juan Ramón Moreno; MUÑOZ, María Isabel Vera.

Otra versión de Sama de Langreo (Asturias). La femme du mineur Pérez Martínez, Constantina (dite Tina) tondue por la police

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