EL NÚMERO 22 CORRESPONDIENTE AL AÑO 2009 INCLUYE DOS ARTÍCULOS EN CASTELLANO
Hernán Camarero, Universidad de Buenos Aires (Argentina): Algunas reflexiones sobre la inserción del comunismo en el movimiento obrero de la Argentina durante el período de entreguerras.
Resumen
El Partido Comunista (PC) ocupó un capítulo destacado en la historia del movimiento obrero de la Argentina durante el período de entreguerras, en especial, desde mediados de la década de 1920 hasta 1943, cuando se produjo el advenimiento del peronismo y se verificó el declive de la presencia comunista. Con la implantación molecular de sus células de fábrica y sus agrupaciones gremiales, el PC se convirtió en un impulsor principal de la movilización de los trabajadores. Durante esos años, logró agrupar a miles de militantes, montó una densa red de agitación y propaganda, lideró varios conflictos y organizaciones sindicales, en especial, dentro del proletariado industrial y animó diversas experiencias socioculturales. Desde hace unos años venimos desplegando una investigación acerca de este tema. Entre otras cuestiones, allí analizamos las características que asumió la militancia comunista en cuatro ámbitos específicos del movimiento obrero: el sitio de trabajo, el espacio de la lucha y la organización sindical, la sociabilidad cultural y el asociacionismo inmigrante. En este artículo presentamos algunas conclusiones generales sobre este estudio, en una suerte de ejercicio de síntesis de nuestras investigaciones. Estas reflexiones se articulan a partir de una serie de preguntas claves: ¿Cuándo, cómo y por qué el PC logró penetrar y echar raíces de manera orgánica en la clase obrera argentina hasta 1943? ¿Merced a qué condiciones y circunstancias fue posible tanto este proceso de inserción comunista entre los trabajadores como el posterior fenómeno de declive de esta presencia hacia mediados de los años cuarenta? ¿Cuál fue el legado y el aporte específico de los comunistas a la historia del movimiento obrero argentino de aquella etapa histórica?
Juan José Gómez Gutiérrez, Universidad de Sevilla (Spain): Marxismo y cultura popular en Italia. Ernesto De Martino y la crítica de la antropología.
Resumen
La característica más relevante del marxismo italiano de la segunda posguerra es su atención a los procesos superestructurales, tomando como punto de partida la obra de Antonio Gramsci y su concepto de „hegemonía“, un estado de consenso social en la visión del mundo de la clase obrera que es condición previa a la toma del poder político. Consecuentemente, la política cultural adquirió una relevancia fundamental en la política general del Partido Comunista Italiano, siendo uno de sus temas principales de debate la superación de la cultura burguesa de vanguardia mediante su confrontación con la cultura popular (o folclore) de masas, obrera o campesina.
Desde la perspectiva de los comunistas, la producción cultural de las vanguardias intelectuales eran cualitativamente relavantes pero elitistas, mientras que la cultura popular era „democrática“ por la extensión de su base social, pero cualitativamente limitada y en ocasiones „reaccionaria“ en el sentido de mostrar la minoría de edad, el carácter intelectualmente dependiente de las clases subalternas -por emplear la terminología gramsciana. Aun así, la cultura popular adquiría una relevancia política fundamental para el PCI y muchos autores marxistas percibían algunas de sus nuevas expresiones en la inmediata posguerra (ligadas al hecho histórico de la experiencia del antifascismo, de la propia constitución del Partido Comunista como el mayor partido de Italia, de las luchas sindicales de masas, etc.) como fruto de un salto cualitativo „progresista“ que era reflejo de una creciente toma de conciencia de las clases subalternas de sus capacidades para dirigir a la sociedad en su conjunto.
Este artículo analiza el estatus político de la cultura popular en Italia durante la inmediata posguerra desde el punto de vista de la distinción entre folclore progresista y folclore reaccionario, según la elaboración teórica del antropolólogo Ernesto de Martino y sus desarrollos e influencias. Además examina algunos ejemplos de folclore „progresista“ de masas italiano (expresiones culturales politizadas de masas inspiradas en el antifascismo y el movimiento obrero y campesino), y su recepción entre los intelectuales comprometidos de vanguardia. Las primeras secciones presentan la génesis y desarrollo del concepto demartiniano de folclore progresista y de su teoría del compromiso político de los intelectuales profesionales, tomando como punto de partida la historia de la antropología italiana, la influencia de los estudios folclorísticos soviéticos y las acepciones del término „cultura popular“ en los Cuadernos de la carcel de Gramsci, que se comenzaban a publicar en la segunda mitad de los cuarenta. Seguidamente se analizan ejemplos relevantes de „folclore progresista“ como el teatro de masas, las nuevas versiones politizadas de cantos tradicionales y de la poesía dialectal, la fiesta de L'Unità, etc. También se trata de la producción de los intelectuales profesionales antifascistas y comunistas en la medida en que esta adquiería características distintivas „de masas“ (tanto en sus formas expresivas como en el público al que se dirigía) como resultado de su compromiso político. Finalmente se da cuenta del debate teórico mantenido en Italia durante la posguerra sobre la relación entre cultura de vanguardia y cultura de masas.
Hernán Camarero, Universidad de Buenos Aires (Argentina): Algunas reflexiones sobre la inserción del comunismo en el movimiento obrero de la Argentina durante el período de entreguerras.
Resumen
El Partido Comunista (PC) ocupó un capítulo destacado en la historia del movimiento obrero de la Argentina durante el período de entreguerras, en especial, desde mediados de la década de 1920 hasta 1943, cuando se produjo el advenimiento del peronismo y se verificó el declive de la presencia comunista. Con la implantación molecular de sus células de fábrica y sus agrupaciones gremiales, el PC se convirtió en un impulsor principal de la movilización de los trabajadores. Durante esos años, logró agrupar a miles de militantes, montó una densa red de agitación y propaganda, lideró varios conflictos y organizaciones sindicales, en especial, dentro del proletariado industrial y animó diversas experiencias socioculturales. Desde hace unos años venimos desplegando una investigación acerca de este tema. Entre otras cuestiones, allí analizamos las características que asumió la militancia comunista en cuatro ámbitos específicos del movimiento obrero: el sitio de trabajo, el espacio de la lucha y la organización sindical, la sociabilidad cultural y el asociacionismo inmigrante. En este artículo presentamos algunas conclusiones generales sobre este estudio, en una suerte de ejercicio de síntesis de nuestras investigaciones. Estas reflexiones se articulan a partir de una serie de preguntas claves: ¿Cuándo, cómo y por qué el PC logró penetrar y echar raíces de manera orgánica en la clase obrera argentina hasta 1943? ¿Merced a qué condiciones y circunstancias fue posible tanto este proceso de inserción comunista entre los trabajadores como el posterior fenómeno de declive de esta presencia hacia mediados de los años cuarenta? ¿Cuál fue el legado y el aporte específico de los comunistas a la historia del movimiento obrero argentino de aquella etapa histórica?
Juan José Gómez Gutiérrez, Universidad de Sevilla (Spain): Marxismo y cultura popular en Italia. Ernesto De Martino y la crítica de la antropología.
Resumen
La característica más relevante del marxismo italiano de la segunda posguerra es su atención a los procesos superestructurales, tomando como punto de partida la obra de Antonio Gramsci y su concepto de „hegemonía“, un estado de consenso social en la visión del mundo de la clase obrera que es condición previa a la toma del poder político. Consecuentemente, la política cultural adquirió una relevancia fundamental en la política general del Partido Comunista Italiano, siendo uno de sus temas principales de debate la superación de la cultura burguesa de vanguardia mediante su confrontación con la cultura popular (o folclore) de masas, obrera o campesina.
Desde la perspectiva de los comunistas, la producción cultural de las vanguardias intelectuales eran cualitativamente relavantes pero elitistas, mientras que la cultura popular era „democrática“ por la extensión de su base social, pero cualitativamente limitada y en ocasiones „reaccionaria“ en el sentido de mostrar la minoría de edad, el carácter intelectualmente dependiente de las clases subalternas -por emplear la terminología gramsciana. Aun así, la cultura popular adquiría una relevancia política fundamental para el PCI y muchos autores marxistas percibían algunas de sus nuevas expresiones en la inmediata posguerra (ligadas al hecho histórico de la experiencia del antifascismo, de la propia constitución del Partido Comunista como el mayor partido de Italia, de las luchas sindicales de masas, etc.) como fruto de un salto cualitativo „progresista“ que era reflejo de una creciente toma de conciencia de las clases subalternas de sus capacidades para dirigir a la sociedad en su conjunto.
Este artículo analiza el estatus político de la cultura popular en Italia durante la inmediata posguerra desde el punto de vista de la distinción entre folclore progresista y folclore reaccionario, según la elaboración teórica del antropolólogo Ernesto de Martino y sus desarrollos e influencias. Además examina algunos ejemplos de folclore „progresista“ de masas italiano (expresiones culturales politizadas de masas inspiradas en el antifascismo y el movimiento obrero y campesino), y su recepción entre los intelectuales comprometidos de vanguardia. Las primeras secciones presentan la génesis y desarrollo del concepto demartiniano de folclore progresista y de su teoría del compromiso político de los intelectuales profesionales, tomando como punto de partida la historia de la antropología italiana, la influencia de los estudios folclorísticos soviéticos y las acepciones del término „cultura popular“ en los Cuadernos de la carcel de Gramsci, que se comenzaban a publicar en la segunda mitad de los cuarenta. Seguidamente se analizan ejemplos relevantes de „folclore progresista“ como el teatro de masas, las nuevas versiones politizadas de cantos tradicionales y de la poesía dialectal, la fiesta de L'Unità, etc. También se trata de la producción de los intelectuales profesionales antifascistas y comunistas en la medida en que esta adquiería características distintivas „de masas“ (tanto en sus formas expresivas como en el público al que se dirigía) como resultado de su compromiso político. Finalmente se da cuenta del debate teórico mantenido en Italia durante la posguerra sobre la relación entre cultura de vanguardia y cultura de masas.
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