La “Sinfonía Nº 14 en sol menor” Op.135 fue compuesta en 1969. Benjamin Britten se había interesado en la música de Shostakovich desde el año 1936. Durante la visita que este último efectuó a Londres en 1960, en ocasión del estreno de su “Concierto para violoncelo”, se encontró con Britten y establecieron una buena amistad que continuó con las visitas de Britten a Rusia. Esto motivó la dedicatoria de su nueva sinfonía a Benjamin Britten.
Esta obra no es una sinfonía en su sentido clásico. Es una colección de poemas que tratan sobre la muerte, al estilo de Mahler pero con las sombras de Mussorgsky. Está orquestada para un reducido conjunto, formado por diez violines, cuatro violas, tres violoncelos, dos contrabajos, con una sección de percusión ampliada con castañuelas, bloques de madera, tam-tam, látigo, campanas, vibráfono, xilófono y celesta. Las canciones son interpretadas por una soprano y un bajo.
Se estrenó en Leningrado el 29 de septiembre de 1969 dirigida por Rudolf Barshai. Utiliza textos de García Lorca, Apollinaire, Rilke y Wilhelm Küchelbecker. En la versión original son cantados en traducciones al ruso. Más tarde el propio compositor autoriza una versión en alemán. En una tercera versión, también aprobada por Shostakovich, los textos se cantan en su lengua original excepto la tercera que se efectúa en alemán. La primera audición fuera de la Unión Soviética fue realizada durante el Festival de Aldeburgh en 1970, dirigida por Benjamin Britten, que también compuso obras con una estructura parecida.
La obra está dividida en once partes, cada una de ellas dedicada a un poema, con un motivo temático común para todos, la muerte. Los dos primeros pertenecen al poeta español Federico García Lorca (1899-1936). Sin pertenecer a ningún partido político es asesinado por los falangistas a los pocos días de empezar la guerra civil. Era un artista cultivador de un lenguaje moderno, como dirían los fascistas en su concepto ampliado, realizaba un arte degenerado. Por ello se convertía en enemigo de los regímenes autoritarios. Los mismos que interrumpen el discurso del rector de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno, con los gritos de "¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!".
Los dos poemas empleados por Shostakovich pertenecen a la obra "Poema del cante jondo". Dividido en varios ciclos, el primer poema, De profundis, pertenece al llamado Gráfico de la Petenera. El segundo Malagueña es el primero de los incluidos en Tres Ciudades.
La primera parte de la sinfonía lleva el título del poema, De profundis, siendo cantado por el bajo. Incluimos su texto a continuación. La línea errática de la cuerda sugiere el paisaje desolado del alma. El canto es silábico deteniéndose en una nota al final de las frases.
Los cien enamorados
duermen para siempre
bajo la tierra seca.
Andalucía tiene
largos caminos rojos.
Córdoba, olivos verdes
donde poner cien cruces,
que los recuerden.
Los cien enamorados
duermen para siempre.
La segunda parte lleva el título de Malagueña. Está cantada por la soprano en forma de un impetuoso allegro que expresa los macabros versos.
La muerte
entra y sale
de la taberna.
Pasan caballos negros
y gente siniestra
por los hondos caminos
de la guitarra.
Y hay un olor a sal
y a sangre de hembra,
en los nardos febriles
de la marina.
La muerte
entra y sale
y sale y entra
la muerte
de la taberna.
El uso de las castañuelas en la parte final le da el toque folclórico español, una música que siempre había admirado el compositor ruso.
Los siguientes poemas pertenecen al poeta francés Guillaume Apollinaire (1880-1918). Sus versos se caracterizan por la ausencia de puntuación y las experimentaciones formales con una tipografía de carácter pictórico muy característica suya. En su poesía se encuentran tanto una tendencia modernista seguidora de las nuevas corrientes, como un espíritu tradicional inclinado hacia lo elegíaco y lo popular.
La tercera parte de la sinfonía utiliza su poema Loreley como una dramática evocación. Está inspirado en la obra del poeta romántico alemán Clemens Brentano, Die Loreley, escrita en 1801, realizando su paráfrasis. La relación con Mahler aparece nuevamente, pues Brentano había colaborado en el texto de Des Knaben Wunderhorn. Se trata de una leyenda germánica que ha sido perpetuada por Heinrich Heine en su poema escrito en 1823, sobre una hermosa mujer que lleva a los hombres a la muerte durante su navegación por el Rin. La roca de Loreley se encuentra cerca de St. Goarshausen, a unos 120 metros de altura sobre el curso del río, entre Bingen y Koblenz. Es un sector peligroso para la navegación por sus salientes rocosos en aguas poco profundas, donde han perdido la vida muchos marineros desprevenidos. Estos hechos provocaron en las mentes populares la aparición de la leyenda.
El poema escrito por Apollinaire sobre este tema, nos cuenta como los hombres son hechizados por una hermosa bruja. La muchacha es apresada acusada de brujería. Después de ser azotada, es llevada frente al tribunal eclesiástico. Su cabellera rubia cae suelta hasta su cintura, sus ojos verdes lanzan seductores destellos. El obispo impresionado por la preciosa criatura, le pregunta de donde proviene su brujería, pero ella le responde que la deje morir, pues cuando sus ojos se posan sobre los hombres los arrastra a la muerte. Aquella hermosa muchacha debe ser quemada viva en la estaca. Pero el obispo no puede condenarla, pues la belleza de la joven rubia lo tiene enloquecido, mientras ella continúa pidiendo que la sacrifiquen por ser una bruja. Su amante la ha dejado y ahora el mundo está vacío para ella. Incapaz de condenar a la hoguera a la fascinante muchacha, el obispo ordena a tres caballeros que la aten y la lleven a un convento. Allí podrá arrepentirse y buscar la paz mediante la oración.
Mientras la conducen hacía el santo lugar, la muchacha les implora que la dejen subir a lo alto de la roca, para ver una vez más su castillo, para reflejarse en el río. Con sus ojos verdes suplicantes los cautiva y sueltan a la muchacha. En lo alto de la roca su larga cabellera dorada es movida por el viento. Los caballeros la llaman, ¡Loreley, vuelve!. Entonces ve un barco navegando por el Rin, donde se encuentra su amado, que le hace señales para que venga. La Loreley se lanza al río, donde se refleja su belleza. Sus ojos color del Rin, sus cabellos color del sol.
Está interpretado por las voces de la soprano y el bajo. Empieza con dos secos golpes del látigo, sugiriendo que la muchacha es azotada antes de ser conducida al tribunal. Sus palabras corren frenéticamente sin objetivo, mediante frases cromáticas. Traducimos los primeros versos cantados por la soprano,
En Bacharach había una bruja rubia
Que dejaba morir de amor a todos los hombres de su entorno
Delante de su tribunal la hace conducir el obispo
Antes de juzgarla ya la absuelve a causa de su belleza
Oh bella Loreley de ojos brillantes como piedras preciosas
De que mago proviene tu brujería
Los dos últimos versos son cantados con rapidez por el bajo, empezando el interrogatorio en forma dialogada. Sonidos de la percusión en forma de campanas acompañan sus intervenciones. La muchacha le dice que sus ojos son llamas y no preciosas piedras. Que arroje al fuego este embrujo, estas llamas. La respuesta del bajo es precipitada,
Me quemo en estas llamas oh bella Loreley
Que otro te condene tu me has embrujado
La soprano cuenta con amargura su triste historia de amor. La cuerda subraya con fuerza sus palabras. Luego continúa con su amargo relato. Su amante ha partido hacia un país lejano. Le ruega que la condene a muerte porque ya no ama nada. Tiene el corazón destrozado.
El bajo canta con energía la sentencia pronunciada por el obispo, ordenando a tres caballeros que sujeten a la bruja y la encierren en un convento. Un interludio musical describe el viaje de los tres hombres llevando atada a la muchacha en la grupa del caballo. La percusión mediante los bloques de madera imita el ruido de los cascos de los caballos, mientras la orquesta interpreta una breve marcha.
El bajo relata la súplica de la muchacha para que la liberen y la dejen subir a la roca. Los rápidos movimientos de los violoncelos sugieren la intensidad de su cautivadora mirada. La soprano expresa su súplica prometiendo que luego los acompañará al convento, donde se encierra a las vírgenes y a las viudas. El xilófono realiza un pequeño comentario, mientras la muchacha sube a la roca. El bajo repite las llamadas de los caballeros pidiendo que descienda. La cuerda agitada da comienzo a la trágica escena final. El sonido repetido de la campana atrae a la muchacha que mira hacia el río. Unos sonidos de campana que representan la llamada de la muerte. Se imagina que su amante la está llamando. Las notas del xilófono añaden su comentario. En la última parte el bajo nos relata el triste final mediante un dramático recitativo.
Entonces se inclina y cae en el Rin
Por haber visto en el agua a la bella Loreley
Sus ojos color del Rin sus cabellos color del sol
El violoncello interpreta una melodía cromática para expresar con amargura los últimos sentimientos, enlazando directamente con la siguiente parte.
La cuarta parte lleva por título El Suicida, otro poema de Apollinaire. Tres flores de lis cubren una modesta tumba sin cruz. Regadas solo por la lluvia, mostrando su belleza con el orgullo de un espectro real. Una sale de la herida, la otra del corazón solitario devorado por los gusanos, la tercera de la boca. Las tres flores de lis que reposan sobre la tumba, poseen su belleza maldecida, como la fatalidad que arrastró a la muerte una vida tan corta.
El violoncelo solista introduce la voz de la soprano, que recita sus versos expresando un sentimiento de una negra tristeza. Las notas se alargan al final de las frases, acompañadas solitariamente por el violoncelo. La construcción está realizada en una forma de rondó con las secciones que muestran la herida, el corazón y la boca presentando un motivo más exaltado. Están separadas por breves interludios musicales, con intervención de notas de la percusión. En el último interludio la cuerda es más expresiva. La campana toca a muerte.
La última parte recapitula la sección inicial, con la soprano cantando los versos que se traducen a continuación.
Sobre mi tumba solitaria se levantan las tres
Totalmente solas totalmente solas y malditas como yo creo
Tres grandes flores de lis Tres grandes flores de lis sobre mi tumba sin cruz
El sonido grave del violoncelo y los tañidos de la campana tocando a muerte cierran el movimiento.
La quinta parte lleva por título en el poema original francés, Les Attentives I, que podríamos traducir aproximadamente como Las atenciones. Un nuevo poema de Apollinaire dividido en dos partes siendo esta la primera. Realiza una similitud entre el amor incestuoso y la muerte. Mientras un soldado muere en el frente, su hermana con la que mantiene relaciones incestuosas, desea ponerse hermosa, comparando el amor con la muerte.
El xilófono presenta un tema marcial que parece querer fijar la tonalidad, pero se trata de un tema dodecafónico sin tonalidad fija. Con ello provoca cierta sensación de malestar. La caja marca un ritmo militar acompañando las primeras estrofas cantadas por la soprano, relatando que el pequeño soldado morirá en las trincheras buscando la gloria. Se trata de su hermano que además se ha convertido en su amante. El xilófono cierra el párrafo, seguido por una intervención masiva de la cuerda, pasando luego la soprano a cantar las siguientes estrofas con mayor excitación,
Puesto que debe morir quiero ponerme hermosa
Quiero con mis pechos desnudos alumbrar llamas de deseo
Quiero con mis ojos grandes fundir el estanque helado
Y mis caderas quiero que se conviertan en tumbas
Puesto que debe morir quiero ponerme hermosa
En el incesto y en la muerte estos dos gestos tan bellos
El sonido del xilófono nos separa del siguiente párrafo. La soprano canta una frase citando el mugido de las vacas. La cuerda durante unos compases imita su sonido. Exaltadamente compara la hora del amor con la hora de la muerte. Nuevamente aparece el sonido del xilófono, antes de que la soprano cante las últimas estrofas delicadamente, en forma de recapitulación.
Quien debe morir como mueren las rosas
Es un pequeño soldado mi hermano y mi amante
Los fuertes redobles del tambor militar nos llevan a una breve coda, que cierra con brusquedad el movimiento.
La sexta parte lleva por título en el poema original francés, Les Attentives II, siendo la segunda parte del anterior poema. Está escrita para soprano y bajo, reflejando un sentimiento de amargura. Empieza mediante un acorde sostenido de la cuerda. El bajo con voz apagada interpreta al amante muerto, recordando a la mujer su pérdida en un corto recitativo. La soprano le responde reflexionando sobre su corazón, como nos indican las estrofas finales.
Lo he dado lo he recobrado
Estuvo allí en las trincheras
Está aquí yo me río yo me río
De los bellos amores que la muerte ha destruido
La soprano ríe con amargura acompañada por los sonidos del xilófono, terminando esta breve parte de la obra.
La séptima parte se titula originalmente según el poema de Apollinaire, A la santé, que se podría traducir por, En la cárcel, haciendo alusión a la célebre cárcel de París. Está interpretada por el bajo en un estilo contemplativo. Empieza lentamente con escalas ascendentes y descendentes de los violoncelos y contrabajos. El bajo relata que lo han condenado a la cárcel, sintiendo angustiosamente la soledad. La cuerda realza apasionadamente sus frases. Recuerda con nostalgia a sus amigos, sus canciones, a las muchachas de labios rojos. Continúa con un largo interludio interpretado por la cuerda en pizzicato, interrumpido por golpes de los bloques de madera. Expresa un sentimiento de soledad, pero se trata de una soledad forzada, como nos dicen los golpes de las maderas.
La cuerda grave presenta un tema muy amargo. El bajo continúa su relato diciendo que se encuentra al contrario de Lázaro, entrando en la tumba, esperando solo la muerte. Aquí no es nadie, solamente un número, encerrado como un oso en un foso. Pide piedad a Dios en exaltadas frases. Solicita que no pierda la razón, cantando con amargura la parte final, introducida mediante un solo de las violas. Se trata de una recapitulación de la primera parte, pero más apagada, como si hubiera perdido toda esperanza. Seguidamente insertamos la traducción de las últimas estrofas.
Apiádate especialmente de mi débil razón
Y de este desespero que la invade
El día termina de modo que quema
Una lámpara en la cárcel
Estamos solos en mi celda
Hermosa claridad querida razón
Notas en pizzicato interpretadas por los bajos de la cuerda cierran tristemente el movimiento.
La octava parte lleva el título Réponse des cosaques zaropogues au Sultan de Constantinople, un nuevo poema de Apollinaire. Se trata de un acontecimiento de la antigua historia de Rusia. Zaporozhye es una región situada al sur de Ucrania. En el siglo XVII este territorio formaba frontera entre la católica Polonia y el Imperio turco. El origen del propio nombre de Ucrania es el de frontera. Los cosacos eran un pueblo libre que vivía de la guerra ofreciéndose como mercenarios.
En el año 1675 Polonia estableció una colonia de cosacos en la región de Zaporozhye, a las orillas del Dnieper, para que vigilasen la frontera sur de su territorio. El Sultán de Turquía Mohammed IV envió una arrogante carta a los cosacos para que se rindieran entregando voluntariamente su territorio y cesaran sus ataques. La respuesta de los indomables cosacos no se hizo esperar. Escribieron una carta infamante contra el Sultán. El poeta Apollinaire se imagina como pudo ser, empleando Shostakovich para su música, el texto que traducimos a continuación. Como nota informativa diremos que Podolia, palabra que aparece en el texto, es una región de Ucrania que fue ocupada durante unos años por los otomanos, realizando crueles matanzas.
Estridentes acordes acompañan al bajo en su desafío al Sultán mediante una violenta y grotesca burla. El estilo es declamatorio expresando una furiosa rabia, con pausas al final de las frases, comentadas ciertas veces por la cuerda.
Más criminal que Barrabás
Cornudo como los ángeles del infierno
Allí eres como Belzebuth
Alimentado de inmundicia y de fango
No asistiremos a tus sabbats
Pescado podrido de Salónica
Largo collar de espantosos sueños
De ojos arrancados a golpe de pica
Tu madre hizo un furioso pedo
Y tu naciste de su cólico
Verdugo de Podolia amante
De las heridas de las úlceras de las costras
Morro de cerdo culo de yegua
Guárdate todas tus riquezas
Para pagar tus medicinas
Un epílogo orquestal es realizado mediante superposiciones de notas, que cierran este corto pero vivo movimiento, expresando un sentimiento de rebelión.
La novena parte lleva el título O Delvig, Delvig!, siendo la única que pertenece a un poema ruso, escrito por Wilhelm Küchelbeker (1797-1846). Se trata de un amigo íntimo y seguidor de Pushkin. Tomó parte en el levantamiento de 1825 y fue exilado a Siberia. El Barón Anton Antonovich Delvig (1798-1831) también era un miembro del círculo de Pushkin.
La cuerda presenta un tema amplio de carácter contemplativo, dando entrada al bajo que se pregunta cuál es la recompensa que puede esperar un artista, en un mundo dominado por los villanos y los locos. Un breve interludio orquestal medita sus frases. Termina haciendo una alabanza a la libertad artística, como podemos escuchar en la traducción de las siguientes frases que cierran el movimiento. Se puede observar que ahora ya usamos los signos de puntuación. El violoncelo resalta las palabras Delvig
!Oh Delvig, Delvig¡ ¿Donde está la persecución?
La inmortalidad es la misma
para las acciones nobles y valientes,
para la dulzura de los cantos poéticos.
De este modo nuestra unión jamás morirá,
orgullosa, alegre, libre
y en la alegría y en la pena, firme
es la unión de los amantes de la eterna musa.
Un postludio es interpretado por la cuerda para que podamos meditar las últimas palabras.
La décima parte lleva el título en su original alemán, Der Tod des Dichters, la muerte del poeta. Los dos últimos poemas pertenecen a la obra de Rainer Marie Rilke (1875-1926).
Empieza con el violín en sordina tocando suavemente en su registro más agudo, dando luego entrada a la soprano, que nos cuenta como observa al poeta muerto. Después de una pausa, la orquesta entra gravemente con un amplio tema. La soprano cuenta como era en realidad. La orquesta hundida en los graves comenta sus palabras. La soprano presenta las postreras frases, que traducimos a continuación, acompañada por el violoncelo. En las últimas, sus notas sostenidas presentan un estado contemplativo.
Oh su cara en su total lejanía
todavía quiere expresar un afectuoso sentimiento;
y su máscara, ahora turbada por la muerte
es tierna y abierta como el interior
de un fruto que se corrompe en el aire
Las notas del violoncelo cierran el movimiento mediante una meditativa coda.
La última parte que lleva el título original Schluss-Stück, la pieza final, utiliza también un poema escrito por Rilke. La tristeza elegíaca con que termina la parte anterior, es rota bruscamente por el sonido de los bloques de madera y de las castañuelas. Los dos cantantes unen sus voces para cantar el poema que cierra el círculo.
Notas en pizzicato de la cuerda, junto con golpes de los bloques de madera, dan paso a los dos cantantes. Las primeras frases son breves, en recitativo. Luego aumenta la tensión hasta llegar al sostenido de la última nota.
La muerte es grande.
Nosotros le pertenecemos,
bocas sonrientes
Cuando nos creemos en el centro de la vida,
ella osa llorar
en nuestro seno.
La conclusión es breve, cáustica, con acordes repetidos, finalizando el breve movimiento y la sinfonía, mostrando que no admite ningún sentimiento pacífico o liberador frente a la muerte. Una obra que tiende en sus diversos movimiento a caer en la desolación o en una salvaje pasión. A pesar de su desesperación, nos muestra sentimientos de rebelión.
Citamos unas frases escritas por el compositor. No protesto contra la propia muerte, si no contra estos verdugos que ejecutan a la gente. Se puede y se debe, rebelarse contra la muerte violenta. Una obra que demuestra una vez más el coraje de su autor, presentando los temas recurrentes a lo largo de su vida, defendiendo la libertad frente a todo tipo de dictaduras.
En 1970 realiza una nueva colaboración con Grigori Kozintsev, escribiendo la banda sonora de su film “El Rey Lear” Op.137, también sobre la obra de Shakespeare. En el mismo año compone su “Cuarteto de cuerda Nº 13 en si bemol menor” Op.138. Una obra que escribe en los momentos de descanso, durante un tratamiento ortopédico en una clínica de Kurgan, para recuperar temporalmente el uso de sus manos.
Fuente: Historia de la Sinfonía
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