sábado, 18 de octubre de 2008

SE EXHIBEN EN LONDRES FOTOGRAFIAS DE LA GUERRA CIVIL DE ROBERT CAPA Y GERDA TARO


LA MUESTRA APOYA LA AUTENTICIDAD DE MUERTE DE UN MILICIANO
La duda que ha perseguido a la famosa foto Muerte de un miliciano, que tomó Robert Capa en la Guerra Civil española (1936-1939), parece disiparse en Londres, donde una exposición sugiere ahora que no hubo ni trampa ni cartón.
Titulada ¡Esto es la guerra!. Robert Capa trabajando, la muestra, que se inaugura este viernes en el Barbican Centre y podrá visitarse hasta el 25 de enero, aporta nuevas fotos que prueban la autenticidad de la muerte del soldado, si bien todo apunta a que fue más un accidente que el trágico desenlace de una batalla.
La impactante fotografía, conocida como El soldado caído o Muerte de un miliciano, se convirtió en un icono de la contienda española y en una obra cumbre del fotoperiodismo de guerra.
La imagen refleja el momento en que el anarquista Federico Borrell García muere, el 5 de septiembre de 1936, de un balazo en un soleado paraje de Cerro Muriano, cerca de Córdoba, en el sur de España.
Borrell García, de 24 años y apodado Taino, aparece cayendo hacia atrás con un brazo estirado de cuya mano se desliza un fusil, una escena dramática que el legendario fotógrafo de origen húngaro consiguió captar desde una trinchera.
La foto se publicó por primera vez el 23 de septiembre de 1936 en la revista francesa Vu -un ejemplar puede verse en la muestra- con un pie que hablaba de soldados "sosteniendo sus rifles, bajando la ladera", y añadía: "De repente, su avance fue interrumpido, una bala silbó y su sangre fue derramada en su suelo nativo".
Sin embargo, la peculiaridad de la instantánea -la ausencia de soldados próximos a Borrell en el campo de batalla, la falta de pruebas visibles de la herida de bala y, por qué no decirlo, el insólito don de la oportunidad de Capa- alentó las sospechas de falsedad.
El caso es que el día de la muerte del miliciano, confirmada más tarde por su familia, Capa sacó en Cerro Muriano 40 instantáneas.
Capa tomó esas fotografías junto a su novia, la alemana y también fotógrafa Gerda Taro
Por cierto, la exposición del Barbican revela por primera vez que Capa tomó esas fotografías junto a su novia, la alemana y también fotógrafa Gerda Taro, quien, de hecho, acabó perdiendo la vida bajo las cadenas de un carro de combate en plena Guerra Civil.
Setenta y dos años después, las 40 fotos, perdidas hasta hace poco en la caótica herencia del fotógrafo y descubiertas en el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York, fundado por el hermano menor de Capa, trazan en Londres la secuencia que aclara qué sucedió antes y después de la singular foto de Borrell García.
Entre esas imágenes, investigadas a fondo por el biógrafo de Capa, Richard Whelan, fallecido el pasado año mientras organizaba la exhibición londinense, se encuentra una tomada poco antes de que un tiro inesperado fulminara a "Taino".
En dicha instantánea, Borrell y otros milicianos posan para Capa con aparente actitud festiva y los fusiles en alto.
Otra inmortaliza a los militares en maniobras de salto en una trinchera, y una tercera, nunca vista hasta ahora, capta a un segundo miliciano abatido en el mismo páramo en el que Borrell García había perecido minutos antes. Según la reconstrucción del suceso que hizo Whelan y que parecen corroborar las fotos expuestas en Londres (que viajarán en junio de 2009 al Museo Nacional de Arte de Cataluña), Capa aprovechó la hora de la siesta, respetada por los bandos republicano y franquista, para fotografiar a los soldados simulando acciones bélicas.
"Lo que hemos averiguado con estas nuevas fotos de ese día, y que ignorábamos antes, es que no se tomaron en el fragor de una batalla, sino en un momento de poca actividad en el que los milicianos recrean escenas de batalla para los fotógrafos", explicó a la comisaria de la exposición, Cynthia Young, que colaboró con Whelan.
El ajetreo de la tropa, dejó dicho el biógrafo, debió atraer la atención de las fuerzas franquistas y, "justo cuando Capa iba a presionar el botón, un fusil enemigo oculto abrió fuego".
Young no alberga dudas: "Es -subrayó- la foto auténtica de un miliciano en el instante de su muerte, según nuestra investigación".
Muerte de un miliciano o El soldado caído cimentó la reputación de Capa, cofundador de la agencia Magnum, como genial corresponsal gráfico de guerra.
El fotógrafo, cuyo verdadero nombre era Andre Friedmann (Budapest, 1913-Vietnam, 1954), cubrió después numerosos conflictos. Memorables son, por ejemplo, sus fotos del desembarco aliado de Normandía en la II Guerra Mundial (1939-1945), que también pueden contemplarse en el Barbican.
Pero la suerte le abandonó el 25 de mayo de 1954 en Vietnam durante la Primera Guerra Indochina, cuando pisó una mina y murió -cómo no- con la cámara en la mano.

TAMBIÉN SE RECONOCE EL TRABAJO DE GERDA TARO

Gerda Taro (1910-1937) emerge, por fin, de la sombra de su compañero y padre del fotoperiodismo, Robert Capa, en una exposición sobre la Guerra Civil española que viajará el próximo verano al MANAC de Barcelona. En la exposición se hace justicia al legado de la primera fotógrafa caída en el frente y, probablemente también, a la primera mujer que documentó la acción bélica desde la trinchera.
“El mundo se olvidó muy pronto de Taro”, afirma Kristen Lubben, comisaria del International Centre of Photography (ICP), de Nueva York, donde se conserva el archivo de la pareja.
Taro cayó en Brunete, arrollada por un tanque, el 25 de julio de 1937. Murió al día siguiente, honrada como una heroína en Madrid, Valencia y París. “El funeral fue una manifestación espectacular de solidaridad internacional con la España republicana”, recuerda su biógrafo Irme Schaber. “La guerra civil española mata a su primera fotógrafa”, tituló la revista estadounidense Life. Un año después quedará relegada a un segundo plano como “la novia del más importante fotógrafo de guerra”. Capa se hizo famoso con su foto del Miliciano caído, pero su compañera demuestra que las mujeres también manejaban pistola y escopeta aunque calzaran tacones.
Gerda Taro y Robert Capa se conocieron en París, y en agosto de 1936, cruzaron la frontera catalana. A diferencia de otras famosas parejas, como Man Ray y Lee Miller, no forjaron la clásica relación de artista/musa. Taro desarrolló su propio estilo en imágenes de milicianas, refugiados, niños con ganas de ir al frente... Su cámara se detiene en detalles que dejan entrever el ambiente de un pueblo entregado a la causa antifascista. “Es difícil valorar su influencia, porque las siguientes generaciones desconocieron su obra. Sus imágenes son muy fuertes. Su legado brinda la oportunidad de analizar el papel de la mujer en los años treinta”, explica Lubben, comisaria del ICP. Gerda Taro y Robert Capa se conocieron en París, y en agosto de 1936, cruzaron la frontera catalana. A diferencia de otras famosas parejas, como Man Ray y Lee Miller, no forjaron la clásica relación de artista/musa. Taro desarrolló su propio estilo en imágenes de milicianas, refugiados, niños con ganas de ir al frente... Su cámara se detiene en detalles que dejan entrever el ambiente de un pueblo entregado a la causa antifascista. “Es difícil valorar su influencia, porque las siguientes generaciones desconocieron su obra. Sus imágenes son muy fuertes. Su legado brinda la oportunidad de analizar el papel de la mujer en los años treinta”, explica Lubben, comisaria del ICP.
Fuente: Público

1 comentario:

Anónimo dijo...

hace poco lei sobre el tema me parece que en el dominical del pais
ahora no tengo tiempo tiro pa el salvador pero si lo recuerdo te cuelgo algo