miércoles, 30 de abril de 2014

EXPOSICIÓN DE OBJETOS PARA DESCUBRIR LA ADMIRACIÓN POR LENIN Y STALIN

Una exposición en Moscú muestra los regalos que Lenin y Stalin recibieron de todos los rincones del mundo. Fuente: Olesya Kurpaeva / RG

Lenin y Stalin fueron mitos. Jefes legendarios y superhombres que carecían de debilidades. En su honor se han rodado filmes, compuesto canciones y versos, y a lo largo de sus vidas recibieron regalos procedentes de todos los rincones del mundo. Muchos de esos objetos se exhiben por primera vez en la exposición “El mito del querido líder”, inaugurada recientemente en el Museo Estatal de Historia, en la Plaza Roja.

La exposición reúne varias piezas que llevaban guardadas veinte años y más en los fondos museísticos. Muchas de ellas nunca se habían expuesto en Rusia. En Suecia, en Alemania y en otros países sí se habían podido ver, pero no en Rusia. La pregunta es: ¿por qué?

“Existían ciertos cánones para la imagen de los líderes. Las obras que no se correspondían con éstos eran rechazadas desde las altas esferas”, dice una de las responsables de la exposición, la historiadora Liubov Lushina. “A Stalin, por ejemplo, siempre lo representaban con una mirada directa que irradiaba seguridad y tranquilidad”. La apariencia real de Stalin, de baja estatura, con el rostro picado de viruela, no inspiraba el debido respeto.

Las auténticas biografías de los líderes no eran tan heroicas como les habría gustado. Este es el motivo de que muchos de esos objetos no se mostrasen antes: las tarjetas con números y dibujos infantiles con los que la mujer de Lenin, Krúpskaia, le enseñaba a leer y a contar de nuevo después de sufrir el infarto; la estampa de una muchacha alimentando a un corderito con una pequeña botella de leche que Stalin recortó de Ogoniok, su revista soviética preferida. Estas cosas no convenían, no se ajustaban con la imagen cultivada de heroísmo. El pueblo tenía que verlos como iconos. Los iconos de la nueva religión inventada por el poder soviético.

La nueva religión

Los bolcheviques lucharon encarnizadamente contra la fe ortodoxa. Presentían en ella una competidora. Derrumbaron templos, represaliaron a sacerdotes. Pero “a rey muerto, rey puesto”, como se suele decir. Prohibiendo los iconos y la cruz, era necesario colocar en su lugar a los nuevos símbolos soviéticos. La estrella roja de cinco puntas se convirtió en la nueva 'cruz', mientras que los nuevos iconos fueron Lenin y Stalin.

A los padres de la iglesia los representaban con un libro: el libro cerrado significaba el sacramento y el libro abierto, el camino a la verdad. En un cartel preparado para el 70º aniversario de Stalin, éste aparecía retratado con un libro abierto en la mano izquierda, ya que Stalin era “la antorcha del comunismo”. Y entre los regalos a Stalin había incluso un iconostasio portátil (skladen), con una imagen de seis etapas vitales diferentes del líder.

A Lenin, en la religión soviética, se le asignó el papel de santo: se le atribuía inmortalidad (“Lenin vivirá para siempre”, proclamaba una consigna popular) y sus restos, conservados en el mausoleo, se tenían por incorruptibles (a su cuidado destinaron un laboratorio entero). Como los santos, a Lenin (a diferencia de Stalin) nunca lo representaron sonriente. Probablemente por este motivo se prohibió que se exhibiera el busto de madera de Lenin en que se le representa riendo a carcajadas, el cual se puede ver también en esta exhibición.


Maletín de piel de cocodrilo enviado desde Brasil. Fuente: Olesya Kurpaeva / RG

Lenin y Stalin, figuras internacionales

A Lenin le enviaban regalos de todos los rincones del mundo, desde el Japón (un Lenin de madera con los pómulos salientes y los ojos rasgados, imposible distinguirlo de un japonés) hasta Madagascar (un negro con los rasgos africanos).

Hay incluso un busto confeccionado por Clare Sheridan, sobrina de Winston Churchill. Este busto, por cierto, también estuvo prohibido, pues le salió un Lenin “demasiado naturalista”. También está tallada en marfil de morsa la leyenda chukchi sobre el bogatyr (héroe de la épica rusa) Lenin, así como retratos  hechos a base de mil granos, de plumas de pájaros, de lana de potro, de pelusa de álamo, de alambre, de ámbar, de azúcar y de abalorios. Hay incluso un retrato compuesto a partir de textos con citas del líder: lo creó un preso que cumplía una condena por falsificar dinero. Sí, era falsificador, pero respetaba a Lenin. O quizá tenga una explicación más prosaica: por semejante acto ideológico podían haberlo liberado antes de tiempo.

Llegaban tantos regalos para Stalin que, en 1949, para el 70º aniversario del líder, fueron expuestos en tres museos enteros. Regalos de Italia, Francia, Alemania, Argentina. Magníficas serigrafías enviadas por Mao (Stalin las colgó en el recibidor de su dacha). Una cartera de piel hecha con un cocodrilo brasileño entero. Una colección de pipas raras.

Por cierto, la pipa de Stalin también es un mito. “Stalin, en privado, fumaba cigarrillos”, afirma Lushina. “Utilizaba la pipa para hacer largas pausas durante las negociaciones y las sesiones. Además, con ella tenía un aspecto imponente”.

El propio Stalin no visitó las exposiciones con los regalos que le habían hecho. Probablemente el Stalin real no hubiese podido causar mejor impresión que el Stalin inventado, cuyos retratos colgaban en todas las paredes.  Sin embargo, él estimuló esta mentira ajustada ideológicamente.

Una vez, mientras asistía a una exposición consagrada al 15º aniversario del Ejército Rojo, Stalin  se detuvo ante un cuadro en que él aparecía representado pasando revista en un desfile de caballería de 1919. “Quien, si no Stalin, iba a saber que no estuvo presente en esa revista”, dice Liubov Lushina. “Pero al ver el cuadro sonrió y mientras paseaba por la exposición aún volvió al cuadro más de una vez para admirarlo”.


"Las seis edades e Iósif Stalin", plata, Georgia. Fuente: Olesya Kurpaeva / RG

Los visitantes de la exposición 

“El genio de Lenin será reivindicado aún más de una vez”.

“Los actuales habitantes del Kremlin no son nada en comparación con los grandes Lenin y Stalin”.

Son frases de visitantes de la exposición que han dejado plasmadas en el libro de visitas.

“Nosotros, la nueva generación de marxistas-leninistas, expresamos nuestro agradecimiento al museo. Sus esfuerzos nos inspiran a continuar cumpliendo los preceptos de Lenin. Por ahora somos pocos, pero nuestros corazones están calientes y la razón ansía conocimiento”, escribieron algunos jóvenes comunistas. Por lo visto, los mitos siguen funcionando. Y atraen a personas de lo más variopintas. Asistió a la exposición el propio Lenin que se miró a sí mismo en los retratos. Pasó a echar un vistazo después de trabajar como doble de Ilich. Se dedica a posar para los turistas cerca de allí, en la Plaza Roja. 

Exposición “El mito del querido líder” (hasta el 13 de enero de 2015). Museo Estatal de Historia,  Plaza de la Revolución 2/3, Moscú. Audioguías disponibles en lenguas extranjeras.

Fuente: Rusia Hoy

martes, 29 de abril de 2014

EL FESTIVAL FISAHARA 2014 RENDIRÁ HOMENAJE A NELSON MANDELA

El festival se celebrará desde el 29 de abril hasta el 4 de mayo en el campamento de refugiados saharauis de Dajla

La edición 2014 del Fisahara dará comienzo el 29 de abril y durará hasta el 4 de mayo. Tendrá lugar en el campamento de refugiados saharauis de Dajla. Un año más se celebra un evento que tiene como fin, además de ofrecer entretenimiento y formación al pueblo refugiado saharaui, visibilizar un conflicto que lleva casi cuatro décadas sin resolución desde que Marruecos invadió el Sáhara Occidental en 1975.

En su XI entrega, el festival proyectará películas de entretenimiento y documentales premiados como The Square, Guerras sucias y When I Saw You como parte de su sección dedicada al cine y los Derechos Humanos. Además ofrecerá una sección especial de películas de temática saharaui, incluyendo algunas realizadas por el alumnado de la escuela de cine Abidin Kaid Saleh. Entre las películas de ficción este año figuran las españolas Ismael, Diamantes Negros, Zipi y Zape y el club de la canica, Futbolín y Justín y la espada del valor.

Para la juventud saharaui, FiSahara ofrecerá películas, formación y otras actividades con elementos como el hip hop, el graffiti y la creación de películas cortas y videojuegos. El festival y el pueblo saharaui honrarán a Mandela a través de proyecciones de cine y encuentros temáticos sobre el líder surafricano centrados en los valores por los que luchó con presencia de representantes de la lucha contra el apartheid.

Se contará con la presencia de cineastas internacionales y activistas audiovisuales de colectivos como Mosireen (Plaza Tahir, Egipto) y Witness (Estados Unidos), que ofrecerán un taller de activismo audiovisual y derechos humanos dirigido a activistas de derechos humanos y cineastas saharauis. FiSahara 2014 servirá también para rendir homenaje a la cantante saharaui Mariem Hassan, que cerró el año 2013 alejándose temporalmente de los escenarios para concentrarse en su lucha contra el cáncer.

FiSahara es una oportunidad única para que visitantes internacionales (cineastas, gente del mundo de la cultura, activistas, periodistas y otros) conozcan la realidad del pueblo saharaui y convivan con este pueblo durante unos días. Situación que este año vivirán invitados como Sergi López, Raúl Arévalo, Inma Chacón, David Riker, Pilar y Carlos Bardem, Alberto Ammann, Paz Vega o Ana Wagener.

Más información: http://fisahara.es/

Fuente: Tercera Información

lunes, 28 de abril de 2014

"ABRIL 74", DE LLUIS LLACH, DEDICADA A LA REVOLUCIÓN DE LOS CLAVELES



"Abril 74", de Lluís Llach, es tal vez la canción más conocida que se hizo en España en homenaje y admiración de la Revolución portuguesa; en esta canción, Lluís se mete en la piel de uno cualquiera de los soldados que aquella mañana del 25 de abril, a ritmo de "Grândola", salió a la calle con un fúsil y un clavel. Claro está, como en todas estas canciones, la censura no le permitía ser muy explícito, pero, por supuesto, la utilización de palabras como "flores rojas", "soldado", "primaveras libres", etc., no dejan lugar a duda de sobre qué canta nuestro querido catalán. La canción se encuentra en su disco de 1975, Viaje a Ítaca:

ABRIL 74

Companys, si sabeu on dorm la lluna blanca,
digueu-li que la vull
però no puc anar a estimar-la,
que encara hi ha combat.

Companys, si coneixeu el cau de la sirena,
allà enmig de la mar,
jo l'aniria a veure,
però encara hi ha combat.

I si un trist atzar m'atura i caic a terra,
porteu tots els meus cants
i un ram de flors vermelles
a qui tant he estimat,
si guanyem el combat.

Companys, si enyoreu les primaveres lliures,
amb vosaltres vull anar,
que per poder-les viure
jo me n'he fet soldat.

I si un trist atzar m'atura i caic a terra,
porteu tots els meus cants
i un ram de flors vermelles
a qui tant he estimat,
quan guanyem el combat.


ABRIL 74

Compañeros, si sabéis donde duerme la luna blanca
decidle que la quiero
pero que no puedo acercarme a amarla
porque aún hay combate.

Compañeros, si conocéis el canto de la sirena
allá en medio del mar,
yo me acercaría a buscarla
pero aún hay combate.

Y si un triste azar me detiene y doy en tierra
llevad todos mis cantos
y un ramo de flores rojas
a quien tanto he amado.

Compañeros, si buscáis las primaveras libres
con vosotros quiero ir
que para poder vivirlas
me hice soldado.

Y si un triste azar me detiene y doy en tierra
llevad todos mis cantos
y un ramo de flores rojas
a quien tanto he amado.
Cuando ganemos el combate.

Lletra
Lluís Llach

Música
Lluís Llach

Fuente: La zamarra de Gustavo

domingo, 27 de abril de 2014

"EL ESPÍRITU CATALÁN", DE TAPIES


Antoni Tàpies
L’Esperit Català (El Espíritu Catalán)
1971
200 x 275 cm
Óleo, polvo de mármol, aglutinante y pigmentos sobre tabla
Museo de la Universidad de Navarra

La emblemática pintura de Antoni Tàpies (Barcelona, 1923-2012) 'L’esperit català' (El espíritu catalán) se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. La obra fue donada por la coleccionista navarra María Josefa Huarte a la Universidad de Navarra en 2008, que ahora la cede en préstamo temporal hasta el próximo mes de mayo.

Tras unos inicios surrealistas, a partir de 1954, Tàpies desarrolló su obra con las claves formales del lenguaje informalista y determinada conceptualmente por la filosofía existencialista y el budismo zen. La incorporación de grafismos gestuales, signos de naturaleza diversa y objetos comunes, y la realización, después, de obras tridimensionales enriquecieron su trabajo acercándola al arte povera y las instalaciones.

L’esperit català fue realizada a comienzos de la siguiente década. Es un periodo en el que la obra de Tàpies se convierte en expresión del poder reivindicativo del arte y manifiesta su compromiso político, su lucha por la libertad de expresión y su oposición al régimen franquista.

Estas convicciones se plasman en esta obra de grandes dimensiones a través de la representación sígnica de las cuatro barras rojas de la bandera catalana sobre un denso fondo amarillo cubierto de elementos caligráficos. Palabras y signos se distribuyen por toda la superficie del cuadro, además de manchas rojas que se asemejan a huellas digitales y que actúan como testimonio de una colectividad anónima. La obra, con toda su carga reivindicativa, evoca el poder expresivo de un muro pintado con grafiti, la espontaneidad de una pancarta y la voluntad de un manifiesto.

Fuente: hoyesarte

sábado, 26 de abril de 2014

"EL FANTASMA QUE NUNCA VUELVE", PELÍCULA SOVIÉTICA DE 1929

Título original: Privideniye, kotoroye ne vozvrashchayetsya
Año: 1929
Duración: 67 min.
País: Unión Soviética (URSS)
Director: Abram Room
Guión: Valentin Turkin (Novela: Henri Barbusse)
Música: A. Shenshin
Fotografía: Dmitri Feldman
Reparto: Boris Ferdinandov, Dmitri Kara-Dmitriyev, Karl Gurniak, Ivan Lavrov, Maksim Shtraukh, Dmitri Vvedensky, Leonid Yurenyov, Olga Zhiznyeva
Productora: Sovkino
Sinopsis: José Real ha estado encarcelado durante los últimos diez años en un país sudamericano. A los convictos que sufren tan largo encarcelamiento, les es concedido un día libre para así poder visitar a sus familias



VER PELICULA CON SUBTITULOS EN CASTELLANO (ACTIVAR SUBTITULOS EN YOUTUBE):


viernes, 25 de abril de 2014

LA FAMILIA DEL PINTOR OCAÑA DONA UNA OBRA A IU EN AGRADECIMIENTO POR EL TRABAJO PARA LA RECUPERACIÓN DE SU MEMORIA


Antonio Maíllo ha agradecido la donación a la familia ya que según el coordinador andaluz “es un orgullo para IU recibir una obra que representa la lucha desde la transgresión para que se consiga un mundo mucho mejor”

Sevilla, 24 de abril de 2014. La familia del pintor Ocaña ha entregado a IU hoy, en una rueda de prensa, una acuarela del artista en agradecimiento por el trabajo realizado para la recuperación de la memoria del pintor y activista LGTBi, José Pérez Ocaña. El hermano del pintor, Jesús Pérez Ocaña ha trasladado sus agradecimientos a la coalición por sus esfuerzos para la apertura del Museo Ocaña, actualmente en fase de construcción, donde se alojarán parte de las 300 obras del artistas catalogadas.

Maíllo ha dado la enhorabuena al trabajo del grupo municipal de IU Cantillana por su labor en la construcción del futuro museo y los actos realizados en memoria del pintor señalando que “el respaldo popular a los diversos actos es reflejo del cariño de la gente a los auténticos defensores del pueblo, algo que no olvida la memoria colectiva del pueblo”. Maíllo ha valorando la lucha del pintor “en un momento no era fácil la apuesta por la libertad y por la democracia desde una visión rupturista que abogara por los valores de la democracia y la igualdad de los ciudadanos a elegir su opción sexual”.

Así Maíllo ha anunciado, tras el acuerdo de cesión de la obra, que ésta se cederá al Museo Moreno Galván, de la Puebla de Cazalla con el fin de que la misma, que según Maíllo “refleja la personalidad y los valores del autor, sea accesible para todo el mundo”. Según el coordinador andaluz “ponemos a disposición del pueblo lo que fue creado por una persona del pueblo inigualable como fue Ocaña”.

José Manuel Mariscal, senador de Izquierda Unida por Andalucía, que el pasado año presentó una iniciativa al Senado que instaba al Gobierno a apoyar la puesta en marcha de un museo en Andalucía en honor al pintor, ha señalado la importancia de la recuperación de la memoria, en un momento en el que “los derechos civiles y cívicos se ven en peligro” y en los que “Ocaña seguiría siendo transgresor”. Así Mariscal, ha hecho referencia a que seguirá trabajando la puesta en escena del Museo en honor del pintor, “para que la sociedad andaluza y española sea una sociedad que pueda encajar con lo que Ocaña planteaba en aquel momento desde alegría y la pasión política”.

Finalmente, el hermano de Ocaña, ha hecho una presentación de la obra la cual es la última que pintó el autor en 1982. José Ocaña ha recordado que “la figura de Ocaña como defensor de los derechos y libertades, es inseparable de su figura como pintor” y ha explicado que en su última etapa “no se arrepentía del personaje que había sido en su defensa por la libertad de derechos pero que se iba a dedicar más a la pintura”.

jueves, 24 de abril de 2014

"LA TRABAJADORA", DE ELVIRA NAVARRO

Título: LA TRABAJADORA.
Autor: NAVARRO, ELVIRA
Editorial: MONDADORI
ISBN: 978-84-397-2806-1
Precio: 16,90 €
Año: 2014
Nº páginas: 160

LAS ENFERMEDADES PSÍQUICAS QUE EL CAPITALISMO PROVOCA

El capitalismo ha destruido el nosotros... donde el sentimiento solidario es desplazado por el sentir solitario.


Reseña de David Becerra Mayor

Decía Juan Carlos Rodríguez, en su libro Literatura, moda y erotismo: el deseo (ICILE, 2003), que «tal vez habría que preocuparse no sólo por las enfermedades físicas del capitalismo sino también por las enfermedades psíquicas que provoca». La trabajadora de Elvira Navarro recoge la proposición del profesor de la Universidad de Granada y sitúa el foco de su trama en las enfermedades psíquicas de un sujeto propio del capitalismo avanzado, descentrado e inestable, que experimenta la dificultad de vivir y sobrevivir con dignidad en un mercado laboral cada vez más precarizado.

La novela está protagonizada por dos mujeres, Elisa y Susana, que se ven obligadas a compartir piso, en un periférico barrio de Madrid, cuando las dos han alcanzado la madurez vital y profesional, y han superado aquellos tiempos de juventud en los que el relato dominante les prometía que con una alta formación académica podrían optar a un trabajo estable y bien remunerado que, a su vez, les permitiría ser independientes y vivir cierta holgura. Pero no: tras la Universidad, los másters y las estancias en el extranjero, no está el paraíso, más bien el infierno de las prácticas no remuneradas y los contratos temporales que se encadenan ad infinitum. Elisa, la protagonista, descubre el lado oculto de la ideología de la flexibilidad laboral, que se traduce en un trabajo mal remunerado y ocupando puestos de trabajo que en ocasiones requieren menos formación que la que el trabajador ostenta. En La trabajadora sus protagonistas son las víctimas de las nuevas relaciones de explotación capitalistas: Elisa es una novelista sin éxito que trabaja, como freelance, de correctora en una editorial que ha externalizado gran parte de sus funciones y que subcontrata, para su realización, a colaboradores externos, más baratos; y Susana, un personaje extraño sin pasado, de quien sabemos que, a pesar de sus aptitudes artísticas, trabaja de teleoperadora en un call center.

La trabajadora de Elvira Navarro podría leerse como una novela que pone en escena la frustración que sufre la llamada «generación mejor formada de la Historia de España» cuando, en plena crisis, descubre de pronto que sus expectativas de vida y de trabajo se desmoronan ante sus ojos. Su burbuja se pincha y en vez de encontrar puestos de trabajo bien pagados, acordes con su formación, no hallan más horizonte que el de la precariedad. Y, en consecuencia, forman parte de la primera generación que vive peor que la de sus padres, contraviniendo la denominada «ley del progreso», como si de una anomalía se tratara. Pero no se trata de anomalía alguna, sino de la normalidad en el capitalismo; lo anómalo era que, en los tiempos del excedente, los hijos de la clase trabajadora pudieran tener acceso a estudios universitario. Los tiempos del excedente han terminado y volvemos a la normalidad capitalista, y cada cual a su sitio.

Con la crisis, desaparece la llamada «clase media» –la gran mistificación que alumbró el ocaso de la lucha de clases y sentó las bases de la denominada «paz social»– y los trabajadores cualificados no pueden sino sufrir un efecto de proletarización, descubriendo como propio lo que creían que era un mal ajeno. Ante esta situación hay dos salidas: elevar –en sentido gramsciano– la conciencia y participar en una acción colectiva revolucionaria, o sufrir algún tipo de patología mental, como le sucede a la protagonista de La trabajadora.

Porque es muy difícil, parece decirnos la novela, emprender una acción colectiva cuando no somos sino un «Coro de Personas Solas». El capitalismo ha destruido el nosotros y, en esta situación de aislamiento individual, donde el sentimiento solidario es desplazado por el sentir solitario, el conflicto se interpreta como asimismo individual: Elisa es incapaz de aprovechar el tiempo de trabajo y en consecuencia no alcanza los objetivos de productividad programados por la empresa que la subcontrata, y le acecha un sentimiento de frustración, de culpabilidad y de fracaso. No interpreta su situación como un efecto del sistema, sino como una incapacidad personal; lo cual responde al ideologema básico del capitalismo: no hay pobres, sino perdedores. Y, viéndose a sí misma como perdedora, como un sujeto incapaz de competir y sacar rentabilidad en la competitividad cotidiana del capitalismo, enloquece. Sufre alucinaciones, ataques de pánico, hormigueo en las piernas y en los brazos. En el capitalismo avanzado, en vez de acudir al sindicato asistimos al psiquiatra; y en lugar de politizar el conflicto, éste se borra por medio de la medicación. Por eso, a pesar de la precariedad y la extracción de plusvalía absoluta y relativa, y del concurso de acreedores que atraviesa la empresa en la que trabaja Elisa, no hubo revuelo en la oficina, todo seguía «en el mismo orden de siempre, primoroso y eficaz, como si nada hubiera ocurrido».

¿En qué se diferencia La trabajadora de otros títulos de la narrativa actual donde el conflicto se interpreta en clave psicologista? La respuesta está en que Elvira Navarro le da la vuelta al esquema dominante: la enfermedad psíquica es consecuencia de la precariedad y no al revés. En mi ensayo La novela de la no-ideología (Tierradenadie, 2013) analicé el modo en que en la novela española actual la huella de lo político y lo social ha sido borrada a favor de una lectura individualista, moral o psicologista de los conflictos. Todo se reduce a un conflicto interior y el afuera si apenas existe es como escenario. Las páginas de la última hora de la novela española están llenas de sujetos descentrados, histéricos e inestables, que como Elisa y Susana tienen serias dificultades para llevar una vida plena y ordenada, en lo erótico y en lo laboral. Pero en La trabajadora de Elvira Navarro sucede justamente lo contrario: el exterior es lo que determina el interior del individuo, es la precariedad de un mercado laboral flexibilizado e inestable lo que impide a los sujetos construir una narrativa de vida coherente, labrarse un futuro, construir un horizonte vital sobre el que dirigir sus pasos. El capitalismo produce su locura.

En este sentido, La trabajadora de Elvira Navarro es un soplo de aire fresco en el ámbito de la narrativa española actual, que había acostumbrado al lector a intrigas complacientes y cómplices con el sistema, ocultando la materialidad de nuestros trastornos, preocupaciones y conflictos, como si quisieran transmitirnos la idea de que la explicación de todo lo que nos ocurre se halla en nuestro interior. Pero la verdad está ahí fuera, parece decirnos La trabajadora; una novela que abre las ventanas de la literatura, acaso para airearla un poco –que falta le hace–, acaso para que, desde la novela, podamos asomar la cabeza a la calle y observar el exterior, porque el exterior es lo que nos construye.

Publicado en el Nº 271 de la edición impresa de Mundo Obrero abril 2014

miércoles, 23 de abril de 2014

PRESENTACIÓN EN SEVILLA DEL LIBRO "DESENTERRAR LAS PALABRAS", DE CLARA VALVERDE


El día 24 a las 20h en el Centro Social Casa Cornelio, un lugar de encuentro y acción de los movimientos sociales de Sevilla.

Entrevista a Clara Valverde, autora del libro "Desenterrar Las palabras"

“Es difícil tener el coraje, la fuerza y la claridad que exige este momento en la historia para luchar cuando somos un país aún herido”

Lus Martín-Cabrera - Rebelión

Biopolítica y resistencia. La primera vez que recibí un correo de Clara Valverde me di cuenta de que ése era su nombre en nuestra ciberrealidad. La enferma rebelde que encuentra en la escritura y en la política su fuerza para vivir con Siíndrome de Fatiga Crónica, la intelectual nómada, la activista del 15-M que se había dado cuenta, antes y mejor que Negri y Hardt, de que el objetivo del capital ya no es capturar las 8 o las 12 horas de nuestra jornada laboral, sino la vida misma, la capacidad de cuidar y cuidarse. La vida en todos sus aspectos es el objetivo de todos los mecanismos de disciplina y control que pone en juego el capitalismo a escala global. Por eso, para ser libres es imprescindible imaginarse otra vida, desearla, trabajar para que nazca aquí y ahora, no en una arcadia venidera. Pero es imposible, sobre todo en España, desear esa nueva vida si la pulsión de muerte lo invade todo, si no somos capaces de pensar en las invisibles cadenas que nos atan al pasado, que nos empujan a repetir mandatos, a ver enemigos por otras partes, a ser la peor versión de nosotros mismos: la rabia y el miedo sin lenguaje, “emociones sin palabras, palabras sin emociones”.

A menudo la gente nos recuerda que Clara Valverde es hija del poeta comunista exiliado José María Valverde, seguramente está muy orgullosa de ello, pero yo creo que Clara Valverde es hija, sobre todo, de sus rebeldías y de esa España errante que le permite mirar a la vez desde dentro y desde fuera, con esa lucidez dolorosa que, según Said, da la experiencia del exilio. Desde esa mirada excéntrica surgida, por ejemplo, de haber crecido en Canadá y haber convivido con los indígenas Cri, Valverde se da cuenta de que en el Estado español pasan cosas raras, porque no es normal que siga habiendo miles de muertos abandonados como perros en fosas comunes sin que el Estado haga nada, no es normal que los políticos franquistas (Suárez, Fraga) se vayan con funerales y honores de Estado y que los escritores y los intelectuales como López Salinas que lucharon por la democracia y la justicia se marchen en el más absoluto anonimato, no es normal que los torturadores tomen café al lado de sus victimas como si aquí no hubiera pasado nada, no es normal nuestro miedo visceral a confrontar al poder y a los poderosos…

De todas esas cosas habla "Desenterrar las palabras" y, sin embargo, es imprescindible aclarar que no se trata de un libro, de otro libro (aunque sigan haciendo falta muchos más), sobre la guerra civil y la dictadura. No se trata tampoco de un libro sobre las fosas comunes, sino de lo que implica psicologica y afectivamente vivir y pisar el suelo de un país lleno de fosas comunes que no ha hecho el duelo por todos sus desaparecidos, que sigue negando la sangre y el horror de los torturados, que sigue sin darle lugar a los muertos (y a los vivos que les sobrevivieron). Pero, insisto, el libro no es sobre esos muertos, torturados y desaparecidos, es sobre nosotros, los vivos, los hijos y nietos de la guerra civil. Clara Valverde invierte la mirada en este libro, nos invita a mirarnos a nosotros mismos mirando a nuestros muertos y desaparecidos; miremos no sólo la fosa, sino también a nosotros mirando la fosa, escuchémonos, pensemos cómo nos afecta todo esto, como nos ha sido transmitido subconscientemente toda esta catástrofe colectiva repetida en el tiempo.

CONTINUAR LEYENDO LA ENTREVISTA CON CLARA VALVERDE: http://www.kaosenlared.net/secciones/s/cultura/item/85580-presentaci%C3%B3n-en-sevilla-del-libro-desenterrar-las-palabras-de-clara-valverde.html

martes, 22 de abril de 2014

144 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE LENIN

 Konstantin Fedorovich Yuon, 1927

Los tejedores de alfombras de Kujan-Bulak honran a Lenin

I

Muchas veces – y con generosidad- ha sido honrado

el camarada Lenin. Le fueron levantados bustos

y estatuas también.

Ciudades y niños llevan su nombre.

Se pronuncian discursos en todos los idiomas

alabándole.

Desde Shanghai hasta Chicago se organizan en su honor

mítines y manifestaciones,

pero veamos de qué forma

los tejedores de alfombras de Kujan-Bulak,

una pequeña aldea al sur del Turquestán,

honraron a Lenin.



Allí, cada noche, se alzan temblando veinte tejedores

del mísero telar. Ronda la fiebre.

Zumban los mosquitos en la estación ferroviaria

que en espesa nube sube de la ciénaga

que está detrás del cementerio de camellos.



Mas el ferrocarril, que cada dos semanas

trae el agua y el humo,

un día trajo también la noticia de que dentro de poco

va a celebrarse la fiesta en honor del camarada Lenin.

Y todo el pueblo de Kujan-Bulak,

los tejedores, los pobres,

decide que el camarada Lenin debe tener también

allí su pequeño busto.

Tiritando por la fiebre todos acuden el día de la colecta,

y con temblorosa mano dan

los kopecs ahorrados con tanto esfuerzo.

Y Stepa Gamalev, un soldado

del Ejército Rojo, sistemático contador y hombre espabilado,

se alegra de ese unánime deseo de celebrar a Lenin.

Pero sus ojos vivos han visto también

las temblorosas manos,

y de pronto lanza una propuesta:

El dinero destinado al busto se gastará en petróleo

que se derramará sobre la ciénaga

que está detrás del cementerio de camellos,

de donde vienen los mosquitos que

causan la fiebre.

Así, combatiendo la fiebre en Kujan-Bulak

será honrado el desaparecido,

pero siempre presente, camarada Lenin.

Fue aceptada la propuesta, y el día

del homenaje, llevando uno tras otro sus destartalados baldes

llenos de negro líquido, todos se encaminaron a la ciénaga

y allí lo derramaron.



Honrando a Lenin se beneficiaron a sí mismos

Y le honraron cuando a sí mismos se beneficiaron.

Aquellos hombres le habían entendido.


II



Hemos visto ya cómo el pueblo de Kujan-Bulak

honró la memoria de Lenin. Derramando

petróleo sobre la ciénaga. Aquella misma noche,

se celebró una asamblea y en ella

alguien hizo la propuesta de colocar en la estación

una placa donde contar

el suceso con la referencia clara al cambio de plan

y la mudanza del busto de Lenin por el petróleo salvador:

y todo en homenaje a Lenin.



Así se decidió

y así fue hecho.


Bertolt Brecht


Fuente: “Historias de almanaque”, Bertolt Brecht, Alianza Ed., 2002.

lunes, 21 de abril de 2014

CUANDO LA POESÍA ACTÚA EN LEGÍTIMA DEFENSA

Por Rafael Calero Palma

Hace unos días Bartleby Editores puso en circulación la antología poética "En legítima defensa (Poetas en tiempos de crisis)", un libro en el que 226 voces poéticas actuales... 
 
...de todo el estado español, entre los que se encuentra la mía (mi contribución se titula “Días de óxido”), escriben sobre, o por decirlo de una manera más precisa, en o desde este período convulso que nos ha tocado en suerte, al que unos llaman crisis, y otros, entre los que me vuelvo a encontrar, llamamos, dejando a un lado los eufemismos, estafa (y quizás sería mucho más atinado aún anteponerle el prefijo “macro” para nombrarla con el término macroestafa).

Abre el libro, a modo de introducción, un breve pero certero prólogo del poeta Antonio Gamoneda, uno de los pesos pesados de la actual poesía española, en el que el autor de Libro del frío se pregunta cuál debe ser el papel de la poesía ante el capitalismo salvaje que padecemos desde hace tiempo y sus terribles secuelas: desahucios, sufrimiento, paro, etc., etc. La conclusión a la que llega el poeta asturleonés, es que la poesía, “no puede modificar directamente la praxis financiera pero sí puede intensificar las conciencias, propiciar la adopción de un pensamiento operativo.”

Ni que decir tiene, que yo sí soy de los que opinan que la poesía puede cambiar las cosas, como ya he dejado escrito en algún que otro poema. Y ahora, para que nadie se piense que soy imbécil, añado: tal vez, cambiar, lo que se dice cambiar, no cambie nada. Pero como poeta que escribe aquí y ahora, tengo la obligación moral de, al menos, intentarlo. Como digo, es nuestra obligación, en tanto en cuanto que poseemos la palabra y con ella trabajamos, denunciar los abusos, las tropelías, la deshumanización, la falsedad, en definitiva, la mala leche de un sistema político y financiero que excluye a miles y miles de personas. O por decirlo de una manera clara y directa, como poeta que escribe aquí y ahora, tengo la obligación moral de tocar los cojones a los que tanto sufrimiento están dejando a su paso, llámense políticos, banqueros o empresarios.  

Entre las 226 voces que participan en este trabajo colectivo, están las de Francisca Aguirre, Caballero Bonald, Felipe Benítez Reyes, Juan Carlos Mestre, Noni Benegas, o la del propio Antonio Gamoneda, entre los más populares y premiados; y Antonio Orihuela, Jorge Riechmann, Gsús Bonilla, Isabel Pérez Montalbán, Isabel Bono, Marta Navarro, David González, Ana Pérez Cañamares, Enrique Falcón, Inma Luna, Matías Escalera o David Bobis, entre los que me pillan más cerca (ideológica y poéticamente hablando, se entiende) y escriben una poesía mucho más combativa que los mencionados más arriba.

En legítima defensa (Poetas en tiempos de crisis) es un libro bastante recomendable (y por cierto, con un precio muy, muy ajustado, lo que es de agradecer), aunque como ocurre con este tipo de antologías en las que conviven autores de distintas tendencias, edades y sensibilidades estéticas, cada lector tendrá sus preferencias e incluso habrá poetas y poemas que no le produzcan ni frío ni calor. En cualquier caso, creo que la iniciativa de Bartleby Editores es un magnífico ejemplo de lo que el mundo de la poesía puede y debe hacer para dejar claro cuál es su bando y en qué parte de la barricada se encuentra, porque como dice el verso de Alfonso Xen Rabanal que pone el punto y final a esta antología de poetas en tiempos de crisis, “poeta, sí, significa revólver.”  

Nota: En legítima defensa (Poetas en tiempos de crisis) está siendo presentado en diferentes lugares de todo el Estado español. En Granada la presentación tendrá lugar el día 24 de abril, a las siete y media de la tarde, en la librería Babel, y por allí estarán, entre otros, Pepo Paz, director de la editorial, Felipe Alcaraz, uno de los participantes en el libro, que ejercerá de presentador, y leyendo sus colaboraciones, Miguel Ángel Contreras, Juan Carlos Abril, Pedro Luis Casanova, José Manuel Molina Damiani y yo mismo.    

domingo, 20 de abril de 2014

CONSTANT Y LA NUEVA BABILONIA

En el año de 1948 un grupo de artistas principalmente originarios de Copenhague, Bruselas y Ámsterdam; influenciados por el movimiento surrealista y el realismo socialista, que buscaba integrar todas las ideas del comunismo al arte; forman un grupo llamado CoBrA que se caracterizan inicialmente por una reacción contra la rigidez de la abstracción geométrica, también por una preferencia por la espontaneidad y el rechazo de teorías preestablecidas, un primitivismo y violencia deliberados.

Entre los artístas de CoBrA, destaca un miembro importante, Constant Anton Nieuwenhuys pintor holandés, quien al lado de otros grandes como Guy Debord nace una organización nueva en 1957 denominada como "La Internacional Situacionista" que buscaba entre sus preceptos, acabar con la sociedad de clases en tanto que sistema opresivo y combatir al capitalismo.

Esta corriente tiene como planteamiento central la creación de situaciones, una situacion contruida podria definirse de esta manera: "Momento de la vida construido concreta y deliberadamente para la organizacion colectiva de un ambiente unitario y de un juego de acontecimientos".

Las propuestas finales para la superación del arte por parte de la Internacional Situacionista desembocan en el urbanismo y el ambiente lúdicos.

La deriva es una de las prácticas mas importantes desarrolladas por los situacionistas. Esta proviene de cuando se realizaban largos viajes en busca de grandes descubrimientos o aventuras. Para los dadaistas, surrealistas y posteriormente los situacionistas estas derivas no se realizan por parajes exóticos, sino que se realizan en los escenarios cotidianos de la vida diaria, inclusive enfatizando su caracter de "espacio inutil" o "espacio avandonado".

Los resultados de la deriva situacionista, se manifiestarían en las "guías psicogeográficas" que se refieren a los mapas compuestos por fragmentos de ciudades que se relacionan de forma aleatoria debido a los efectos que el entorno produce en las emociones y el comportamiento de los individuos.

Con respecto a este descubrimiento nuevo de la ciudad a partir de recorridos urbanos, Constant Anton Nieuwenhuys nos deja su propuesta de "Nueva Babilonia". Basada en el principio de la desorientación, consiste en una arquitectura diversa tanto en sus zonas como en sus momentos, tomando esta idea de las diferentes zonas urbanas y las manifestaciones emocionales que emergen de cada una. Por ello estaría formada por elementos prefabricados que multiplicarían la variabilidad del espacio, produciendo una deliberada confusión espacial. Ésta ciudad tendría espacios lúdicos como juegos acuáticos, circos, laberintos, habitaciónes dedicadas a los sentidos, etc. Así Constant idea un ambiente arquitectónico creado por y para el que Hiuzinga llamaba HOMO LUDENS.

Nueva Babilonia Amsterdam

New Babylon Nord (1971) Constant Nieuwenhuys
 
Nueva Babilonia París, 1963-64

Fuente: Homo ludens
 

sábado, 19 de abril de 2014

"BOLÍVAR, EL HOMBRE DE LAS DIFICULTADES", DE LUIS ALBERTO LAMATA

Título original: Bolívar, el hombre de las dificultades
Año: 2013
Duración: 116 min.
País: Venezuela
Directo: Luis Alberto Lamata
Guión: Luis Alberto Lamata, José Antonio Varela, José Luis Varela
Música: Francisco Cabrujas
Fotografía: Andrés Agustí
Reparto: Roque Valero, Jorge Reyes, Juvel Vielma, Alberto Alifa, Rafael Gil, Daniel Rodríguez Cegarra, Samantha Dagnino

Venezuela está en guerra. El país se encuentra dividido en dos mitades. Hay familias enteras desgajadas en bandos opuestos.

Corre el año de 1815 y la Segunda República cae estrepitosamente. El gran derrotado es Simón Bolívar, recién nombrado Libertador, quien sale fugitivo desde Cartagena, con la muerte pisándole los talones.

Bolívar llega a Jamaica en medio de las peores dificultades, sin dinero ni amigos. Busca ayuda de otras naciones para liberar a América. Europa le cierra las puertas. El presidente de la rebelde Haití acepta recibirlo y escuchar sus propuestas. Esta noticia le devuelve el ánimo. Lo que ignora es que ya en la isla está listo un complot para asesinarlo. La conjura falla, pero Bolívar se va hacia Haití muy abatido.

En Haití los problemas no cesan. Allá llegan los patriotas venezolanos que huyen de la caída Cartagena, dispuestos a bajar del pedestal de jefe al Libertador. En medio de una acalorada asamblea, Bolívar propone liberar a los esclavos para escándalo de muchos, pero será esta propuesta la que cambie los vientos de victoria a su favor.

Bolívar zarpa de Haití como comandante de una pequeña pero valiente flota, dispuesta a dar la vida por sus ideales. Se inicia una nueva batalla de las muchas que librará el Hombre de las Dificultades por llevar la libertad a la América hispana.

Bolívar, el hombre de las dificultades, es una producción de la Villa del Cine, Alter Producciones Audiovisuales y el Instituto de Arte e Industria de Cuba, en coproducción con Wanda Films de España Lusa Films y TVE. Todos ellos se unieron, en el marco de la "Colección Libertadores", para retratar el año del destierro caribeño de Simón Bolívar. Una historia poco conocida que cuenta uno de los años más dramáticos en la vida de El Libertador, desde mayo 1815 a mayo 1816, en toda su dimensión humana.

"Bolívar, el hombre de las dificultades", fue realizada por un equipo de más de 200 personas desplegado en Argentina, España, Cuba, Antigua, Guadalupe, Estados Unidos y Venezuela. Contó con 3000 extras y un elenco de grandes figuras: Roque Valero, Jorge Reyes, Beatriz Valdés, Paula Woyzechowsky, Robny Piñango, Gilbert Laumord, Camila Arteche, Juvel Vielma, Alberto Alifa, Rafael Gil, Daniel Rodríguez y Samantha Dagnino.

"Bolívar, el hombre de las dificultades", conjuga drama, romance y aventura en una película dirigida por Luis Alberto Lamata, cineasta responsable de contar los más interesantes capítulos de la historia de Venezuela en la gran pantalla.

VER PELICULA:

viernes, 18 de abril de 2014

ADIÓS, GABO


PERIODISTA QUE ENTRE LA EMPRESA Y LA VERDAD SUPO SIEMPRE ELEGIR LA VERDAD

Fuiste un gran escritor y un gran periodista, eso sí. Pero en lucha constante contra el poder.

Gabriel García Márquez acaba de morir en México. Acaba de morir un narrador y un periodista, que es mucho decir. Un narrador que supo transformar sus historias en novelas y cuentos, con reverberación propia en el seno de un universo extraído de la presunta nada, Macondo, y un periodista que cuando el dedo señalaba a la luna no miraba el dedo, ni miraba la cara oficial de la luna, sino la otra cara, oculta por los intereses. Un periodista que entre la empresa y la verdad supo siempre elegir la verdad, llegando a su culmen a través de su trabajo en la revista “Alternativa”, que funcionó hasta 1980 como un auténtico hito del periodismo.

Si hubiera que elegir una sola palabra para caracterizar su universo semántico e ideológico, esta sería sin duda “soledad”. Una soledad que recuerda a la de Egea cuando Gabo hablaba de la soledad del amor y de la soledad en el amor. De la soledad como derrota, tal como dijo en su discurso en Suecia: somos menos libres y más solitarios. Y esa era su gran metáfora, como hombre de su tiempo, sabiendo que el poder fragmenta, descompone, enfría y, sobre todo, divide, y deja al hombre solo, más allá incluso de su destino. Quizás de ahí parta su adscripción a apuestas transformadoras, sabiendo que lo único que demuestran nuestras derrotas es que estamos demasiados solos todavía, y que por eso era plenamente defendible su amistad con Fidel Castro y con el proyecto que representaba.

De forma usual se viene hablando de su producción como literatura del realismo mágico, en el seno del denominado boom latinoamericano. Y por ahí transitarán muchas notas necrológicas a partir de hoy. Como si hubiera funcionado más allá de la realidad, en un mundo especial, donde no se suda ni se siente sed. Y se repetirá esto a pesar de que él defendió que todas sus fuentes procedían de la realidad más estricta. Quizás lo que no se quiere ver es que en él, como en otros de su grupo, la magia es una forma de distancia que descascara las cosas, que las despoja de su rutina, del sentido común del tiempo estancado y cerrado de la resignación universal. La visión mágica de Gabo es casi una inversión del efecto de distanciamiento de Bertolt Brecht. Lo mismo que en el teatro épico se detiene la acción rutinaria, y alguien narra, y señala el lado no oficial de la realidad, en las novelas y relatos de García Márquez alguien levita, se detiene el sentido común y la ley de la gravedad, y se adivinan las verdaderas relaciones entre los personajes, infelices, solos y tan desventurados que cuando abren la lata del café descubren que no les queda ni siquiera una cucharadita. No es la magia del paraíso de la ingenuidad, sino más bien la derrota de las falsas ilusiones.

Lo mismo que Faulkner recompone el mundo en la región de Yoknapatawpha, sabiendo que solo la novela puede explicar la complejidad inabarcable de las cosas, García Márquez cambia las señales en Macondo, difumina los contornos de lo concreto y nos dice que, a pesar de lo que parezca, no hay dioses, solo hombres y mujeres que luchan por estar menos solos, es decir, por ser más libres y, siéndolo, poder amar de otra manera. Quizás esté ahí el sentido final de sus textos: en un nuevo concepto de libertad al margen de las fronteras acres del mercado y de las convenciones diarias del poder.

Descansa, Gabo. Que la tierra te sea leve. Habrá de nuevo, qué duda cabe, una batalla por la interpretación de las cosas. Ya sabes cómo es la lucha de clases. Intentaremos que no te conviertan en algo intemporal, mágico, inocente. Fuiste un gran escritor y un gran periodista, eso sí. Pero en lucha constante contra el poder.

Felipe Alcaraz

Fuente: Mundo Obrero

jueves, 17 de abril de 2014

EXPOSICIÓN DE FOTOGRAFÍA RUSA CONTEMPORÁNEA EXPLORA LA MEMORIA SOVIÉTICA EN TENERIFE

El Tenerife Espacio de las Artes (TEA) acoge hasta el 4 de mayo la exposición “Fotografía rusa contemporánea: Tim Parchikov, Ivan Mikhailov, Sergey Shestakov”. Compuesta por un centenar de  obras que son en realidad tres exposiciones individuales aunadas bajo el denominador común de la nacionalidad y la contemporaneidad de los autores que ya han empezado a recoger cierto reconocimiento internacional.

Los tres fotógrafos exploran desde su propia óptica el tema de la memoria: histórica en el caso de Parchikov, genética en Mikhailov y social en Shestakov. Cada uno de ellos estudia el mecanismo de cómo se acumula y transfiere la información, la composición de los artefactos que evocan en el espectador el desencadenamiento de los recuerdos.

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En su proyecto “MagnitogorskTim Parchikov observa la transformación de la ciudad industrial de Magnitogorsk, que fue fundada en 1929 y se convirtió en uno de los primeros proyectos del desarrollo urbano de la época de industrialización de Stalin. El artista se interesa por la arquitectura, la ecología y sobre todo por la gente cuya vida, igual que hace 60 años, depende de un modo u otro del complejo metalúrgico de Magnitogorsk.

A pesar de que Parchikov explora los problemas específicos de una ciudad rusa, el proyecto resulta tipológicamente interesante para todos los países que se enfrentan con el problema de la depresión y el cierre de muchas industrias metalúrgicas las cuales, funcionando aún por inercia, arrastran consigo las vidas de los ciudadanos.

Magnitogorsk es una ciudad que se ha quedado atascada en el tiempo, entre el período soviético y la Rusia moderna. Por un lado, parece que la gente todavía vive en el pasado soviético, pero por el otro la realidad actual muestra las señas de la nueva realidad capitalista que invade la vida ciudadana con sus limusinas y la omnipresente publicidad. La ciudad depende completamente de la fábrica, que sigue en funcionamiento, pero que puede seguir los pasos de las grandes zonas industriales de Europa Occidental y Oriental.

Qué será de Magnitogorsk y de sus habitantes, ésta es la pregunta que formula Tim Parchikov.

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Ivan Mikhailov, por su parte, aborda el tema de la memoria genética, mostrando en sus trabajos tres o cuatro generaciones de mujeres relacionadas familiarmente: madres, abuelas, hijas, nietas. La realidad social cambiante exacerba el contraste entre las generaciones pero, no obstante, los retratos familiares de Ivan Mikhailov muestran cómo la sangre y la familia unen a la gente más que los tiempos y sus atributos sociales.

Sergey Shestakov se dio a conocer por primera vez con su proyecto “Viaje al futuro. Parada № 1″, dedicado a Chernóbil. En 2011, arriesgándose a la exposición a la radiación, Shestakov penetró en la zona de exclusión de Chernóbil, para documentar cómo quedó el lugar tras la terrible catástrofe nuclear, 25 años atrás. Allí, fotografiando en una guardería los libros infantiles reducidos a polvo, encontró un libro de la escritora soviética Zoya Voskresenskaya -que incluía un retrato de Lenin-, llamado “Viaje al Futuro”, que dio nombre a su proyecto.

Shestakov enfoca su atención sobre el tema del legado que nuestra civilización actual dejará a las generaciones futuras. ¿En qué medida el frágil mundo sobre el que creemos reinar, depende de un simple error humano, de la inestable naturaleza, de una catástrofe nuclear o del abandono de los lugares por sus habitantes?

El proyecto “Viaje al futuro. Parada № 2. Gudym” nos muestra los restos de una base militar construida en Chukotka durante la Guerra Fría, en los tiempos de la crisis de los misiles en Cuba y el enfrentamiento activo entre Estados Unidos y la antigua U.R.S.S. Dicha base albergó los misiles soviéticos. Desde el final de los 80 los procesos de desarme, la caída del telón de acero, junto con el colapso de la U.R.S.S. hicieron que la base, que daba trabajo a más de 1000 personas, quedase totalmente abandonada. En sus ruinas, igual que la zona de exclusión de Chernóbil, ahora solo vive una anciana. En la pared de su casa hay un icono hecho de papel, con una nota manuscrita: “Todo saldrá bien, aunque será diferente”.


La exposición plantea preguntas sobre nuestra responsabilidad ante las generaciones futuras, sobre el mundo que les vamos a dejar y sobre la probabilidad de que la ciudad de Magnitogorsk, en caso de que finalmente se cierre la fábrica, en una zona parecida a Gudym.

Fuente: Fotógrafo Digital

miércoles, 16 de abril de 2014

THOMAS BILLHARDT, FOTÓGRAFO ESTRELLA DE LA ALEMANIA COMUNISTA


PREMIO DEL ARTE DE LA RDA EN 1969 Y PREMIO NACIONAL DE LA RDA EN 1987

Thomas Billhardt viajó por todo el mundo por encargo de la República Democrática Alemana. Sus instantáneas de guerra y zonas de conflicto fueron una ventana al exterior para muchos ciudadanos de Alemania oriental. Sus fotos también fueron publicadas por revistas internacionales.

VER REPORTAJE EN CASTELLANO DE DEUTSCHE WELLE: http://dw.de/p/1Bg4F 

WEB OFICIAL DE THOMAS BILLHARDT: http://thomasbillhardt.de/

martes, 15 de abril de 2014

LA RECUPERACIÓN DE UN GRAN DRAMATURGO REPUBLICANO, FRANCISCO MARTÍNEZ ALLENDE

Rodrigo Vázquez de Prada y Grande

Co Director de Crónica Popular
Gracias al esfuerzo investigador de uno de nuestros grandes nombres del teatro español, Juan Antonio Hormigón (Zaragoza, 1943), la cultura de nuestro país acaba de recobrar la vida y obra de otro autor dramático, actor, y director de escena español prácticamente desconocido en estos lares, el asturiano Francisco Martínez Allende (Sirviella, Asturias, 1906- Buenos Aires, 1954). Conocido ampliamente en la Argentina, sus huellas se habían perdido en el doloroso y amplísimo exilio de quienes dedicaron su vida a la escena española en los esperanzadores años de la segunda República.
Juan Antonio Hormigón ha logrado sacarlo a flote y rescatarlo de las tinieblas del olvido con la edición de su obra dramática de mayor calado, “Camino leal”, y del riguroso estudio que la precede, escrito en torno a su peripecia humana, intelectual y política. Todo ello le ha permitido, además, escribir unas espléndidas reflexiones en torno al teatro que se desarrolló en España durante la guerra provocada por el golpe de Estado contra la segunda República, el alcance y los límites del teatro político y sus diferencias con la agit prop, y, en fin, sobre el teatro en la URSS en los años treinta del pasado siglo veinte.
Tal como confiesa en las primeras páginas del libro, su encuentro con Francisco Martínez Allende tuvo “algo de aventura y un poquito de misterio”. Una pregunta acerca de él, formulada en 2001 por Pedro Simón, intelectual cubano, director de la revista Cuba en el ballet y esposo de la gran bailarina y coreógrafa Alicia Alonso, directora del Ballet Nacional de Cuba, le puso en la pista de este personaje. Y a partir de ese momento, se zambulló de lleno en una investigación que le permitió sacar a flote la biografía de un hombre de teatro con profundas convicciones políticas, completamente ignorado en su propio país.
Durante muchos años el nombre de Francisco Martínez Allende aparecía únicamente en las referencias insertas en dos obras editadas a finales de los años setenta: la escrita por el hispanista francés Robert Marrats, “El teatre durant la guerra civil espanyola” (Institut del Teatre, Barcelona, 1978) y el capítulo debido a Carlos Sanz de la Calzada integrado en el libro colectivo dirigido y coordinado por el filósofo y escritor José Luis Abellán “El exilio español de 1939” (Taurus, Madrid, 1976-1978). Sin embargo, dos años después del interrogante hecho por Pedro Simón, Juan Antonio Hormigón presentó en 2003 a los lectores de ADE, la revista de la Asociación de Directores de Escena de España, una primera aproximación biográfica de Francisco Martínez Allende. Lo hizo en un excelente número monográfico dedicado al Teatro del Exilio Español, en el que se reprodujeron las ponencias presentadas a las jornadas que, con el mismo título, se habían celebrado en Madrid, en diciembre de 2002, organizadas por ADE, la RESAD y la Fundación Pablo Iglesias, así como otras contribuciones pedidas al efecto. Los textos del propio Juan Antonio Hormigón, Pedro Simón, Ana Seoane y la actriz argentina Mecha Ortiz lo sacaron entonces del anonimato. Y en ese mismo número de esta revista creada en 1985, se dio a conocer su obra “El chaval”, una obra de un solo acto cuya trama Francisco Martínez Allende sitúa en Madrid, “a los pocos días de iniciada la salvaje agresión nazi a los pueblos libre de la URSS” y escrita, quizás, en 1942, “con la forma de un sainete pero con un claro contenido político: propiciar en los espectadores que se opongan al envío de recursos humanos y económicos a la Alemania nazi para atacar a la Unión Soviética”.
Ahora, Juan Antonio Hormigón acaba de sacar a la luz un libro completamente dedicado al autor asturiano y a una de sus obras, “Camino leal”, que le da título. Un magnífico libro que fue presentado el día 3 de abril en la sede de la AISGE, en un acto en el que intervinieron el presidente de la mencionada sociedad, el actor Fernando Marín, el catedrático de Literatura de la Universidad Carlos III, de Madrid, Jorge Urrutia, Juan Antonio Hormigón, y quien escribe estas líneas.

La biografía de un trasterrado por partida doble
El libro resultado de su investigación es, realmente, espléndido. En él rescata la verdadera dimensión de Francisco Martínez Allende, un hombre de teatro comprometido con las ideas revolucionarias, con una rica y valiosa peripecia humana, intelectual y política; un trasterrado, si se nos permite utilizar ese concepto tan sugerente y expresivo acuñado por el filósofo republicano José Gaos, hermano de la recordada actriz Lola Gaos y del poeta Vicente Gaos, Rector de la Universidad de Madrid entre 1936 y 1939, exiliado en el México del presidente Cárdenas, junto a otros intelectuales españoles de primera línea como Wenceslao Roces, catedrático de Derecho Romano, traductor al español de El Capital de Carlos Marx, y subsecretario de.Instrucción Pública y Bellas Artes.
Pero, además, Francisco Martínez Allende, fue un trasterrado muy sui generis. Esa singularidad se deriva de que fue un trasterrado por partida doble. Fueron dos sus salidas de España y éstas tuvieron lugar en momentos y circunstancias muy diferentes. La primera vez que abandonó nuestro país lo hizo siendo un niño de muy pocos años, con sus padres y sus dos hermanos, para viajar a la Argentina y establecerse en la provincia de Tucumán. Se trataba del viaje a las Américas de una familia de escasos recursos económicos que se aventuraba a cruzar el charco para trabajar en un país lejano donde quizás antes se habían asentado algunos parientes o vecinos de Sirviella, lugar de la parroquia de Benia, capital del concejo de Onís. Era, pues, el viaje de una familia que se insertaba en la oleada de la emigración asturiana que se desarrolló en los primeros años del siglo XX. Las circunstancias de la segunda travesía fueron totalmente diferentes. Realmente, mucho más penosas. En esta ocasión, se vió obligado a dejar atrás la tierra española para, literalmente, salvar su vida cuando las tropas golpistas de los generales Mola y Franco, ayudados por los ejércitos de la Alemania nazi y la Italia fascista, derrotaron al ejército leal a la República, en 1939…
En Argentina permaneció hasta 1935. Y cuando volvió de nuevo a España no regresó fracasado. Muy al contrario. En aquel entonces, con 29 años, era ya un actor y director de teatro realmente cotizado y se había granjeado un amplio reconocimiento en el mundo del arte escénico argentino. Había trabajado duro para alcanzarlo. Nadie le había regalado nada, sin embargo, desde el momento en que, con 13 años, con apenas estudios y dejando a sus padres en Tucumán, se trasladó a la vecina provincia de Salta. En la capital salteña trabajó primero como dependiente en la proveeduría de un ingenio y luego logró entrar en la Compañía Artística Nacional del Teatro de Güemes de la que terminó siendo integrante de su elenco artístico. Entonces era menor de edad y utilizaba el seudónimo de Francisco Martell para que sus progenitores no se percataran de su trabajo en el teatro. Más tarde, se convierte en actor profesional, trabaja en tres nuevas compañías, la de Angela Tesada, la de Fanny Brenna y Pablo Achiardi, y la de Concepción Olona, y concluye creando la suya propia. Finalmente, da el salto a la categoría de primer actor en la compañía de Enrique de Rosas, y después, en 1933, se dedica por completo a la dirección escénica en el Teatro Odeón de Buenos Aires.
En 1934 realiza un largo viaje de estudios por Gran Bretaña, Francia, Italia, Alemania y la URSS, en los que investiga las nuevas formas de hacer teatro en cada uno de estos países. Sin embargo, cuando regresa a la Argentina, abandona todo lo que había cosechado para viajar de nuevo a España. No se trataba solo de volver a sus orígenes. Podía haber continuado su exitosa carrera en el mundo de la escena en Argentina y saborear con su familia su triunfo como emigrante. Realmente, podía haber permanecido inmerso en el espléndido aislamiento que la proporcionaba su éxito en las tablas. y continuar viviendo ajeno a los acontecimientos políticos que se desarrollaban en su país de origen. Sin embargo, regresó con su mujer, la actriz Paquita Martínez Peiró, para sumarse al esfuerzo de los intelectuales progresistas españoles en la tarea de regeneración democrática y cultural que, desde su proclamación en 1931, estaba impulsando la II República. Una esperanzadora labor en cuyo marco se había puesto en marcha ya en 1932 el Teatro del pueblo o Teatro ambulante, inspirado por el Patronato de las Misiones Pedagógicas presidido por el institucionista Manuel Bartolomé Cossío- el resdescubridor del Greco de Toledo al que ahora se conmemora-y dirigido por otro dramaturgo asturiano, Alejandro Casona, y La Barraca, creada por el gran poeta Federico García Lorca y Federico Ugarte, con decoraciones del pintor José Caballero.

La Tribuna, Retablo rojo y las Guerrillas del Teatro
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Cuando llega a Madrid, funda una academia de arte dramático y el teatro infantil El Tiribín”. Y poco después, el 5 de abril de 1936, La Tribuna, en cuyo Manifiesto declaraba su vocación de hacer un “teatro para el pueblo” Con La Tribuna, una vez producido el golpe de Estado, lleva representaciones teatrales a las plazas de los pueblos, a los locales sindicales, a las Casas del Pueblo, a los talleres y fábricas y a los hospitales. Entre otras, escenifica su obra “La farsa del patrono”, de la que Juan Antonio Hormigón reproduce fotografías publicadas en el ABC Republicano, que ha rescatado de las hemerotecas. Con La Tribuna, comienza a hacer entonces un teatro adecuado a las circunstancias, un teatro de combate, en la primera línea de la despiadada guerra en la que los leales a la segunda República se vieron inmersos tras el golpe de los generales y la banca. Inicia en estos años, por tanto, una andadura de teatro popular en la que aprovecha todos los recursos escénicos desarrollados en sus años de actos y director en la Argentina y aplica sin descanso y en el fragor de la guerra su concepto del “arte integral” a través del teatro
Posteriormente, en enero de 1937, es designado director de Retablo Rojo, el grupo teatral del Altavoz del Frente creado en septiembre de 1936 por iniciativa del periódico del PCE, Mundo Obrero, para emitir desde la Unión Radio de Madrid, y del que fue director César Falcón. Sobre Retablo Rojo Francisco Martínez Allende hablaba el 3 de febrero de 1937 para Nuestra lucha, órgano de las Juventudes Socialistas Unificadas de Murcia en los siguientes términos: “Tenemos el teatro como arma de combate en el terreno cultural, de orientación y propaganda, con el fin de servir de un modo eficaz a la guerra…Su campo de acción serán los sitios más concurridos por las masas populares, pues entendemos que no se debe esperar a que el pueblo vaya en busca del teatro, sino que es el teatro el que debe buscar al pueblo. Vamos a dar representaciones breves, de trazo llano y viril, despojadas de todo elemento accesorio que pueda quitar relieve a la expresión. Queremos un teatro de contenido. En una palabra, trabajaremos para la guerra de hoy y la revolución de mañana, tanto en el sentido político y social como en el artístico-teatral”.
Más tarde, en agosto de 1937, es nombrado vocal del Consejo Central de Teatro, creado por el director general de Bellas Artes, el pintor valenciano Josep Renau, e inegrada también por el director teatral Cipriano Rivas Charif, cuñado del presidente de la República, el gran ateneísta Manuel Azaña, Antonio Machado, Margarita Xirgu, Alejandro Casona, Max Aub, Jacinto Benavente, María Teresa León y Rafael Alberti. Y a principios de septiembre de 1937, dos meses después de haberse celebrado en Valencia el II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas por la Cultura, viaja a la URSS como miembro de la delegación española invitada al V Festival de Teatro Soviético; una delegación que preside Cipriano Rivas Charif, y de la que forman parte, junto a ambos, el poeta Miguel Hernández, la actriz Gloria Álvarez Santullano y el pintor Miguel Prieto. Con estos tres aparecerá fotografiado en el periódico Izvestia, junto a la amplia entrevista que publica. Aunque no se tiene noticia fehaciente, es muy probable que en estos años milite en las filas del PCE o, al menos, se encuentre muy próximo a él. En cualquier caso, su compromiso político es pleno. En las páginas de Izvestia, afirma: “Hemos venido a la URSS para aprender a poner el arte al servicio del pueblo”.

Un teatro en los frentes de combate
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Y en diciembre del mismo año, es designado responsable de las llamadas Guerrillas del Teatro, creadas por el Ministerio de Instrucción Pública, a propuesta del Consejo Central del Teatro. Un paso más para “poner a las masas populares en contacto con las realidades del momento”. Con ellas intervendrá en los mismos frentes de combate y en las poblaciones próximas a ellos, primero en Valencia y después en Barcelona, con un elenco formado ya no por profesionales del teatro sino por soldados que se encuentran luchando en las trincheras. En torno a los objetivos de las Guerrillas del Teatro, se explaya Francisco Martínez Allende meses después en unas declaraciones realizadas al periódico La Noche:Representarán pequeñas farsas todas ellas de candente actualidad, en las que se exaltarán las virtudes del pueblo español antifascista y también se pondrán de relieve las flaquezas y monstruosidades de los que han traicionado a su patria, vendiéndola al extranjero invasor”.
Francisco Martínez Allende permanece en España hasta el final de la guerra. Y, al igual que tantos otros intelectuales españoles, la derrota de la República le condujo al exilio. De nuevo se convirtió en un trasterrado. Pero en este caso, un trasterrado derrotado que vivió los primeros meses de exilio preso, junto a otros 400 españoles, en el campo de concentración francés de Montolieu, en el área de Carcassonne; uno de los llamados “estacionamientos temporales” en los que el Gobierno del radical Eduard Daladier, tras haber cerrado durante un tiempo la frontera con España, recluyó a comienzos de 1939 a 550.000 refugiados republicanos, a los que recibió con la misma hostilidad con la que meses antes había dictado un Decreto- Ley en el que hablaba de los “extranjeros indeseables”.
Y de Francia viaja otra vez a América, a bordo del vapor Cuba, con su mujer Paquita Martínez Peyró. En la relación de pasajeros figuran como “director escénico y autor teatral” y “actriz teatral”. Tenía entonces 34 años y su esposa 21. Muy pocos años para llevar a sus espaldas tanta experiencia teatral desarrollada en tan dramáticas circunstancias y, con ella, el amargo sabor de la derrota infringida por quienes habían perpetrado el asalto a la razón republicana… Recala por poco tiempo en Santo Domingo y luego se asienta en Cuba, de 1940 a 1947, un período en que la llamada perla de las Antillas tenía como Presidente a Fulgencio Batista primero, de 1940 a 1944) y a Ramón Grau San Martín después, de 1944 a 1948. En La Habana coincide con el dirigente comunista Julián Grimau, asesinado dos décadas después, en 1963, en Madrid, en lo que, sin duda alguna, fue un crimen de Estado, tal como lo calificó siempre el magistrado juez Juan José del Águila, así como con el escritor y después diplomático Luis Amado- Blanco, asturiano como él, que llegaría a ser embajador de Cuba ante la Santa Sede.
En Cuba escribe artículos, pronuncia conferencias y no deja nunca su quehacer como hombre de teatro. Juan Antonio Hormigón recoge el testimonio de Pedro Simón, según el cual el autor asturiano escribe veinte comedias de un solo acto, dirige la representación de varias obras, algunas escritas por él mismo, como La compañera Dina y El Chaval, cuyo texto reproduce la revista cubana Nosotros, forma parte de la Comisión Pro Teatro Popular y, junto a Alicia Alonso, Alejo Carpentier y otros artistas cubanos, crea la Asociación de Teatro y Danza en la que estrena obras que protagoniza Alicia Alonso. Entre otras, la titulada La Silva, en la que combina teatro, poesía, música y danza, y escribe el libreto de Antes del alba, una obra ésta que se representará en La Habana sin su presencia, ya en 1947. Asimismo, en 1941, dirige en el Teatro de los Torcedores de La Habana- creado en los años veinte por el Gremio de Torcedores de Tabaco- la obra en un acto titulada “Carta de América”, un homenaje al secretario general del PCE, el andaluz José Díaz, en aquel momento aquejado de la grave enfermedad que le conduciría al suicidio pocos meses después, en 1942. Yen 1943 desempeña el cargo de director de la Academia de Artes Dramáticas de la Escuela Libre de La Habana, fundada por otros tres exiliados
Siete años después, en 1947, regresa a la Argentina, su segunda patria, donde continua su exitosa carrera en el mundo de la escena que había forjado años antes. Forma parte del elenco oficial del Teatro Nacional Cervantes, llamado en la época peronista Comedia Nacional, es primer actor en teatro, cine, radio y televisión y protagoniza once películas, entre ellas “Café cantante” (1951), con la actriz española Imperio Argentina, y “Facundo” (1952), sobre el caudillo riojano, con cuya interpretación alcanza el Premio como Mejor Actor otorgado por la Academia Cinematográfica y por la Asociación de Cronistas Argentinos. Francisco Martínez Allende puede recuperar entonces el gran reconocimiento del público y de la crítica argentina que le había aplaudido antes de volver a España en 1935. Y él éxito le acompaña hasta su prematura muerte, en 1954, con 47 años.

Camino leal, epopeya de los republicanos asturianos

El completo estudio de Juan Antonio Hormigón introduce al texto completo de la mejor obra conocida escrita por Francisco Martínez Allende, “El camino leal” que el autor data en 1939 en el campo de concentración de Montolieu. Se trata de una obra de tres actos y catorce cuadros, cuya trama discurre en su Asturias natal, entre 1935 y 1939. Inicialmente titulada por su autor “La sangre atiza la hoguera (La vuelta)”, aparece editada en 1941 por la editorial Séneca, de México, aunque, sin embargo, había sido impresa en La Habana por el escritor, poeta y editor Manuel Altolaguirre.
En ella Francisco Martínez Allende escribe un canto a los asturianos combatientes en defensa de la República, tras la traición del coronel Aranda, que, inesperadamente y mediante engaños, se sumó al golpe de Estado de Franco. Una epopeya la de los republicanos asturianos que el escritor José Bergamín resalta en el prólogo. En él, José Bergamín destaca que “El camino leal” evoca “la grandeza heroica de la lucha sostenida por los asturianos contra la opresión y la injusticia de que fueron víctimas; lucha que rompe en octubre del treinta y cuatro con hazañoso ímpetu y que, en el treinta y seis, se suma al levantamiento total del pueblo español contra esos mismos explotadores, sus verdugos de siempre, amparados ahora en una bárbara invasión de nuestra patria”.
En su introducción, Juan Antonio Hormigón escribe unos comentarios muy atinados que merece la pena reproducir. Porque, tras señalar que “está escrita con hondura y esmero”, subraya que “tiene una tonalidad costumbrista en pátina, pero, en profundidad, se trata de teatro político en su pleno sentido. Digo político en su acepción precisa para diferenciarlo del agit-prop. Es como si su autor quisiera abandonar la urgencia, la coyuntura inmediata y el esquematismo, para con toda una historia con todas sus complejidades”. Y, yendo más al fondo del asunto, trascendiendo incluso tanto el marco donde el drama se desarrolla y sus tintes costumbristas, Juan Antonio Hormigón subraya que “detrás de los personajes de un entorno rural asturiano, con un lenguaje rico en expresiones del habla popular, existe una estructura dramática que desmonta el costumbrismo superficial y lo convierte en un episodio de la lucha de clases en España, así como de la resistencia al fascismo y la explotación”.
En tiempos de reivindicación de la Memoria histórica como los que vivimos, resulta de justicia agradecer sobremanera la labor investigadora desarrollada por Juan Antonio Hormigón, gracias a la cual rescata la obra y la figura tan atractiva de un dramaturgo y actor de la altura de Francisco Martínez Allende. Un hombre de teatro y de compromiso político del que el cubano Pedro Simón dijo de él había sido “un revolucionario y un extraordinario ser humano”, y su mujer, la bailarina Alicia Alonso reconoció que había dejado una huella muy profunda en ella y que “fue la persona que más y mejor me enseñó el marxismo”.
Después de haber rastreado sobre él paciente, discreta y exitosamente, Juan Antonio Hormigón percibe en Francisco Martínez Allende su “discreto encanto”. Y, a partir de las fotografías que encontró a lo largo de su investigación, lo retrata como “un hombre muy atractivo, de gesto elegante y posiblemente pausado” que, para él, “fue, sobre todo, un gran animador del teatro, pero con un concepto muy combativo del mismo”.”. En el acto de presentación de su libro, Juan Antonio Hormigón se lamentaba, no obstante, de que, quizás, nos quede todavía mucha memoria por recuperar: “Hemos rescatado a Francisco Martínez Allende pero cuántos Franciscos Martínez Allende se habrán quedado sin rescatar…”

Juan Antonio Hormigón, teatro y compromiso

Nacido en Zaragoza en 1943, Juan Antonio Hormigón posee una amplia, rica y potente biografía de hombre comprometido hasta los tuétanos con el teatro y las ideas de progreso. Una biografía de un intelectual que se licenció en Medicina en 1965 y que, después de ejercerla durante dos años, se volcó por completo en el teatro, tras haberse integrado en sus tiempos de estudiante en el Teatro Español Universitario (TEU), que le otorgó su Premio Nacional en 1963, estudiar arte dramático en Francia, en el Centre Universitaire International de Formation et Recherches Dramatiques, de la Universidad de Nancy.Su dedicación por completo al teatro la viene ejerciendo desde hace ya cuatro décadas, tanto desde su magisterio docente, primero, en 1976, como profesor de Dramaturgia y Estética Teatral, y luego, desde 1989, como catedrático de Dirección de Escena en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid, y director del Aula de Teatro de la Universidad Complutense de Madrid, como desde su vertiente de autor dramático, director de escena, actor, adaptador y ensayista especializado en la obra de grandes de la teoría y práctica del arte de Talía, con Bertold Brecht a la cabeza de todos ellos, cuya obra La excepción y la regla dirigió en 1970 y sobre el que ha escrito con rigor y profundidad Brecht teórico (1979) y otros numerosos textos, integrados en su obra “El legado de Bertold Brecht” (2012).Entre otras cosas, y aparte de haber impartido cursos en numerosas universidades, de 1966 a 1969, fue Co director, del Teatro de Cámara de Zaragoza, en 1975, fundador de la Compañía de Acción Teatral, de 1973 a 1978, director del Seminario de Teatro del Instituto Alemán de Madrid, de 1977 a 1985, Director del Aula de Teatro de la Universidad Complutense de Madrid, en 1982, director de las Jornadas de Teatro Clásico de Almagro, a cuyo Patronato perteneció desde 1983 a 1990, en 1984 miembro del Consejo de Teatro de la Comunidad de Madrid, , en 1985, Comisario General del Cincuentenario Valle Inclán, promovido por el INAEM del Ministerio de Cultura, en 1991 miembro del Consejo de Teatro del Ministerio de Cultura, en 1993 Coordinador General del Bicentenario Goldoni, desde 1996 vocal, del Comité Ejecutivo de la Asociación Internacional de Críticos de Teatro (AICT), en 2000 coordinador de la Sección de Teatro del I Encuentro Mundial de las Artes celebrado en Valencia, y en 2002, coordinador de la misma sección en el II Encuentro Mundial, celebrado en la misma ciudad.Es autor de nueve obras de teatro, entre ellas Judith contra Holofernes(1973), Excluida del Paraíso (1991), Esto es amor y lo demás…(1992) y La comida (2011); cinco adaptaciones, como La dama del olivar, de Tirso de Molina (1970), Julio César, de W. Shakespeare (1977), La Mojigata, de Moratín (1982), La vengadora de las mujeres, de Lope de Vega (1986) y El trueno dorado, de Valle-Inclán (2010); ocho ensayos, entre ellos Ramón del Valle Inclán: La política, la cultura, el realismo y el pueblo (1972), Teatro, realismo y cultura de masas (1974), Brecht teórico (1979), Trabajo dramatúrgico y puesta en escena (1991; 2002 y 2008), El sentido actual del teatro (1995), Autoras en la Historia del Teatro Español (1500-2000), 4 volúmenes (1996, 1997 y 2000), Directoras en la Historia del Teatro Español, 3 volúmenes, (2003-2005) y Valle Inclán: Biografía cronológica y epistolario, 3 volúmenes (2006-2007); dos novelas, He conocido a Zaubrek (1994), y Un otoño en Venecia (2009); y dos poemarios, Ser Memoria de ti (1991) e Interludio Habanero, éste último todavía sin editar.En 1982, participó en la creación de la Asociación de Directores de Escena de España de la que ha sido desde entonces Secretario General, excepto un breve lapso de algunos meses. Y desde 1985, dirige la Revista ADE-Teatro.. Sobre teatro, cultura en general y cuestiones políticas e históricas ha escrito, asimismo, en publicaciones de primera línea como la revista Triunfo, Argumentos, Andalán, Cuadernos Hispanoamericanos” y Crónica Popular, de cuyo Consejo de Redacción forma parte. 

Fuente: Crónica Popular