martes, 31 de marzo de 2020

95 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE ALEXANDER MIASNIKIAN, PRIMER PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA SOCIALISTA SOVIÉTICA DE ARMENIA

ALEXANDER MIASNIKIAN, PRIMER PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA SOCIALISTA SOVIÉTICA DE ARMENIA

El 9 de Febrero de 1886, en la ciudad de Nueva Nakhicheván de Rostov del Don, nació Alexander Feodorovich Miasnikian (Marduní), quien con el correr de los años se convertiría en uno de los máximos dirigentes revolucionarios armenios de trascendencia internacional. Siendo muy pequeño, a los 8 años de edad, perdió a su padre Asadur (Asdvadzadur), que era un pequeño comerciante local. A partir de ese momento, la familia Miasnikian queda expuesta a una vida muy difícil, desde lo económico, por lo que la madre decidió enviarlo a la Escuela de internados perteneciente a la Iglesia Armenia Surp Jach (Santa Cruz) de Nor Najicheván.

Uno de sus maestros de aquellos primeros años, de apellido Guendjian, recordaba posteriormente: “Desde un primer momento fue visible el interés y la inclinación de Alexander por la literatura”. Y señalando que a los 8 años tenía un cuaderno muy prolijo, agrega: “Nadie lo había obligado, pero tenía allí escritos versos de los poetas armenios. El, las sabía de memoria y las recitaba con cariño y un vigor especial”, (“Mardagoch”, 25 de Marzo de 1925). En ese mismo artículo, escrito con motivo de su temprana muerte, el maestro destaca: “Alexander era el más fervoroso y el más entregado, realizaba todo en tiempo y de manera correcta. Debía estar en todos lados y ser el primero. Así era este niño inquieto que participaba en todo”. Cuenta el maestro Guendjian que cierta vez hicieron una huelga en la escuela protestando ante los curas por el deficitario servicio de comida para los niños –de la que él también participó-, y que fue Miasnikian uno de los más fervientes y activos participantes de la misma. Otro hecho que influyó en la formación primaria del por entonces pequeño Alexander, fue la llegada a la Iglesia-escuela de dos curas que habían sido desterrados de Echmiadzín por su pública actitud antizarista.

En 1898, a los 12 años de edad, egresa de la Escuela dependiente de la Iglesia Surp Jach, habiendo adquirido un importante bagaje de saber. Para elegir dónde continuar sus estudios, Alexander y su madre no tenían muchas opciones, ya que las dificultades económicas seguían y todo resultaba muy difícil. Por eso continúa sus estudios en la escuela diocesana armenia de la misma ciudad, donde eran aceptados los niños pertenecientes a familias con necesidades, pero que debían tener, además, buen nivel educativo. A esa edad, y con la experiencia vivida y adquirida, Miasnikian comenzaba a ver las cosas que se sucedían a su alrededor de una manera más comprometida.

En 1904 Miasnikian parte rumbo a Moscú e ingresa al Liceo Lazarian. Es a partir de aquí donde comienza la actividad política de Miasnikian. En la entonces gran ciudad del imperio zarista el joven Alexander conoce y se relaciona con trabajadores y dirigentes revolucionarios, quienes lo interesan y logran involucrarlo en la lucha antizarista. Durante sus vacaciones regresaba a Rostov y allí la organización bolchevique local le encomendaba tareas partidarias que Miasnikian cumplía con creces. Fue en el verano de 1906, y en su ciudad natal, donde Miasnikian fue aceptado como miembro del Partido Social Demócrata Obrero (bolchevique) de Rusia.

En 1906, durante los años de la primera revolución rusa y cuando cursaba el tercer año del Liceo, la policía requisa la vivienda de Miasnikian y al encontrar panfletos y numerosa literatura revolucionaria lo apresa y decide su destierro al Cáucaso, más exactamente a la ciudad de Bakú. Aquí, establece lazos partidarios con otros importantísimos dirigentes revolucionarios como ser Stepán Shahumian, Surén Spandiarian, Sergó Ordjoniguidze y Azizbekov. Cumplida su condena, en 1909 regresa a Moscú para continuar sus estudios en la Facultad de Derecho, donde se recibe con diploma de honor a los 3 años.

Finalizados sus estudios es llamado para cumplir con el servicio militar en una de las guarniciones de Moscú. Miasnikian, a pesar de lo peligroso que significaba, comenzó a desarrollar su actividad partidaria dentro de la unidad militar. Una vez cumplido con el servicio militar, Miasnikian se incorpora al ejército. Durante la Primera Guerra Mundial, Miasnikian es enviado a unidades militares de distintas ciudades y regiones de Rusia, pero en ningún momento abandona su actividad revolucionaria. A donde era trasladado, lo primero que hacía era establecer lazos con los comunistas locales para organizar la actividad. En el libro “Historia de la guerra civil en la URSS” figura el siguiente párrafo: “Miasnikian se manifestaba con notoria enemistad hacia la oficialidad reaccionaria, se comportaba de manera extraña entre la oficialidad, pero al mismo tiempo, y con mucho cuidado, iba reclutando a los verdaderos revolucionarios. A los solddos y a la oficialidad media los reunía en su casa y los transformaba en combatientes antizaristas”, (página 138).

En el otoño de 1916 es trasladado al Mando Militar de Smolensk y de allí al frente Occidental. En ambos casos, lo primero que hizo fue establecer contacto con las células revolucionarias bolcheviques que activaban en dichas guarniciones.

Cuando en Febrero de 1917 estalla la revolución burguesa (con la decisiva participación de las fuerzas comunistas), que pone fin a los 300 años de la sangrienta tiranía de los Romanov, Miasnikian era el máximo dirigente partidario en el Frente Occidental, con base en la ciudad bielorrusa de Minsk.

El 27 de Julio de ese año comienza a editarse, dirigido por Miasnikian, el periódico comunista «Izvestia». Durante los primeros meses posteriores al derrocamiento del zar, Miasnikian y Mijail Frunze se encargan de fortalecer la presencia de los bolcheviques en las unidades militares del Frente Occidental. Miasnikian trabaja activamente en la preparación del VIº Congreso partidario, realizado en Petrogrado, y su intervención allí fue considerada histórica. Decía al respecto Sergó Ordjoniguidze: “Recuerdo la intervención de Aliosha en nuestro VIº Congreso, cuando hizo referencia a la situación existente en el Frente Occidental y dentro de nuestra organización. ¡Cuánta confianza en nuestras propias fuerzas! Su discurso sólo contagiaba fuerza para nuestras futuras victorias”.

A fines de Agosto, M. Frunze es trasladado y toda la responsabilidad partidaria queda en manos de Miasnikian, quien convoca para los días 15-18 de Septiembre a la Primera Conferencia Regional (norte y oeste) de organizaciones bolcheviques, con el propósito de discutir las resoluciones del VIº Congreso y ponerlas en práctica. La Conferencia eligió como Presidente del Comité Regional a Alexander Miasnikian. En esos días el Gobierno Provisional decreta la clausura de los periódicos comunistas. «Izvestia» deja de editarse y nace «Molot», también dirigido por Miasnikian.

Como consecuencia del permanente y intenso trabajo partidario, una por una las unidades militares apostadas en el Frente Occidental se pasan a las filas bolcheviques y comienzan a prepararse para la lucha armada y la toma del poder. Por esos días se edita el libro “Bajo la Bandera Roja”, escrito por Miasnikian, que se transformó en un llamamiento a la lucha, previo a la Revolución de Octubre.

Entre los días 5-7 de Octubre se realiza la IIº Conferencia Regional, se aprueba la resolución de apoyar la lucha armada y se reelige a Miasnikian como máxima autoridad. Miasnikian envía una nota al Comité Central diciendo que las unidades militares apostadas en el Frente Occidental están listas para la batalla final y que pueden enviar una unidad completa para apoyar la actividad revolucionaria de los obreros de Petrogrado. El 10 de Octubre, en la sesión del CC, Lenín y los demás miembros aprueban la propuesta de Miasnikian. En un último intento por acabar con la influencia de los comunistas en el Frente Occidental, el Gobierno Provisional de Kerenski decide enviar a militares de su confianza para disolver dichas unidades, pero ya era tarde. El 16 de Octubre de 1917 el CC de Partido Comunista aprueba la propuesta de Lenín sobre el inicio de la sublevación armada.

En Minsk y en todo el Frente Occidental, la actividad revolucionaria es dirigida por Miasnikian. El 25 de Octubre (7 de Noviembre) de 1917 la lucha revolucionaria concluye con la victoria y se establece en poder soviética en Petrogrado. Una nueva e inigualable página comenzaba a escribirse en la historia de la humanidad. Al otro día tiene lugar la sesión del Soviet de Minsk. La intervención central corresponde a Miasnikian y se establece el poder soviético en la ciudad.

Comienza a organizarse la toma del poder en toda la República de Bielorrusia y el día 8 la República toda era declarada sovietizada y Miasnikian es elegido máxima autoridad del país, Presidente del Comité Revolucionario. Asimismo, durante una sesión del Soviet de Soldados del Frente Occidental, Alexander Miasnikian es elegido por la mayoría absoluta como Comandante del Ejército Rojo, transformándose de esta manera en el primero de toda Rusia elegido con el voto de los soldados.

Notas al respecto aparecieron el los periódicos de todo el país. En la edición del diario «Pravda» del 26 de Marzo de 1925, el destacado dirigente Sergó Ordjoniguidze escribía: «Aún recuerdo como si fuera hoy la sesión del Soviet de Soldados del Frente Occidental realizada una tarde de 1917. Todos los participantes recibieron de pie a quien habían elegido como su máxima autoridad militar. Inmediatamente subió al estrado nuestro querido Aliosha, con su gastado sobretodo gris. El recinto lo recibió con un entusiasmo sin igual. Él, era el nuevo Comandante, el que había parido la Revolución de Octubre, el que venía a reemplazar a los «dorados» generales viejos. La Conferencia en pleno saludaba y aplaudía a su querido hermano, al Comandante Aliosha, a quien debía dirigir al ejército en la lucha».

Durante los primeros días, el triunfante Gobierno Soviético publicó el “Decreto sobre la Paz”, con el que intentaba ponerle fin a la prolongada guerra que le había costado a Rusia centenares de miles de muertos, destrucción, pérdidas y endeudamiento. El Decreto fue saludado con algarabía por los campesinos y trabajadores que formaban parte del ejército, que veían así la oportunidad de comenzar una nueva vida en paz. Sin embargo, la oficialidad zarista -que aún mantenía su poder e influencia en distintas guarniciones- nada quería saber con la paz y coincidía con las potencias imperiales en el deseo de continuar la guerra. En el Frente Occidental, Miasnikian y las organizaciones revolucionarias tuvieron que actuar con decisión y reemplazaron a varios comandantes y oficiales que se negaban a cumplir con la orden del Gobierno Revolucionario Central. Al respecto, Miasnikian le enviaba el siguiente telegrama a Lenín: “En Minsk concluyó el proceso revolucionario. Ya fue alejado de su puesto el Comandante Paluev y el Mando del Frente Occidental ya está en manos del Comité Militar Revolucionario. El nuevo Comandante ya entró en funciones y se desarrolla normalmente la actividad. Ya hemos enviado las órdenes debidas y en unos cuentos puntos del frente han comenzado las conversaciones para establecer el cese del fuego. En todo el Frente y en la retaguardia reina el orden y la tranquilidad”.

Como máximo Comandante de las fuerzas del Frente Occidental, Miasnikian comienza su actividad dirigiéndolas con decisión y sin ninguna clase de titubeos. La agresión de las potencias imperialistas extranjeras, por un lado, y la de las fuerzas contrarrevolucionarias rusas por el otro, sólo podían ser derrotadas si la conducción de las fuerzas revolucionarias merecía la confianza de todo el pueblo. Y Miasnikian no sólo llevó adelante su tarea entre las milicias regulares, sino que comenzó a crear brigadas comunistas de voluntarios armados en distintas regiones del Frente Occidental. En esos momentos Miasnikian ocupaba los cargos de Comandante Supremo de las Fuerzas del Frente Occidental, Presidente del Comité Revolucionario de la Región Occidental, Jefe de la Guarnición Militar de Minsk y Presidente del Soviet de Comisarios Populares de la Región Occidental. Debido a la difícil situación creada en la naciente Rusia Soviética, el 12 de Diciembre de 1917 Miasnikian es convocado a Petrogrado y se lo designa para ocupar el cargo de máximo responsable de la Comandancia Principal y Suprema de las Fuerzas Militares, manteniendo -igualmente- sus cargos en el Frente Occidental. Miasnikian, quien ya a esa altura se había convertido en un importantísimo dirigente político y militar, era convocado para ponerse al frente del Ejército de la naciente República. La tarea encomendada no era nada sencilla, ya que básicamente debía comenzar a reemplazar a los viejos cuadros de la oficiliadad zarista por los nuevos, los revolucionarios, aquellos quienes habían cursado sus materias “en los frentes de batalla, en las luchas contra los imperialistas extranjeros y los contrarrevolucionarios internos” y no en las renombradas Academias Militares rusas.

A una semana de haber sido designado, Miasnikian emite una orden dirigida a las fuerzas apostadas en los frentes militares Suroeste y de Rumania. En la misma, les advertía que las autoridades locales y parte de sus oficiales perseguían a los militares revolucionarios, los separaban del ejército teniendo como únicos objetivos la destrucción del mismo y hacer fracasar el triunfo revolucionario en Ucrania. En la orden, Miasnikian decía: “...Compañeros, le pido que no se sometan a las órdenes locales. Ellos, además de perjudicarlos a Ustedes y a la revolución, de querer destruir al ejército, no tienen nada para dar. Si para Ustedes es importante nuestro futuro y la amistad de nuestras venideras generaciones, no acepten las propuestas de disolverse y manténganse en sus puestos”. La orden de Miasnikian y la decisiva actividad desarrollada por las organizaciones bolcheviques de las fuerzas apostadas en dichos frentes resultaron fundamentales para que los revolucionarios asestaran un demoledor golpe a los nacionalistas ucranianos y a la Rada Municipal de Kiev.

Pero a pesar de esto, la ausencia de Miasnikian en Bielorrusia era aprovechada por los contrarrevolucionarios locales, quienes con la ayuda de la comandancia alemana, logran imponer el poder de la “Rada de Bielorrusia”, que se dio como su principal objetivo comenzar a disolver los Soviet del poder popular. La lucha quedaba establecida. El Comité Central y el Soviet de Comisarios Populares decide rápidamente el traslado de Miasnikian a Bielorrusia. Este, apenas arribado, comienza a cumplir con las funciones que le habían sido asignadas: Presidente del Comité Regional Noroeste del Partido Socialdemócrata Bolchevique de Rusia, Comandante Supremo del Frente Occidental y Presidente del Comité Revolucionario de Bielorrusia.

El 3 de Febrero Miasnikian establece en Minsk el estado militar. Comienza a organizar a las fuerzas revolucionarias, las brigadas de voluntarios, las organizaciones bolcheviques del ejército, los comités locales. Él, personalmente, comienza a recorrer las guarniciones militares para arengar y levantar la moral de las fuerzas revolucionarias. En casi un abrir y cerrar de ojos, y bajo el mando de Miasnikian, este intento contrarrevolucionario es derrotado. Pero ahí no se terminó esta historia.

Mientras Lenin firmaba el decreto para la creación del Ejército Rojo y de las Fuerzas Armadas Soviéticas, las tropas imperialistas alemanas ocupaban gran parte de Bielorrusia y avanzaban hacia el Oriente, hacia Minsk, Polotsk, Dvinsk y Orshá. Miasnikian se pone al frente de la reorganización de las filas partidarias y las fuerzas militares para expulsar a los invasores del país. La Comandancia Militar y el Soviet Regional son trasladados a Smolensk y allí comienzan a organizar el contraataque. Llegan armas y refuerzos. Se logran organizar células bolchevique y brigadas de voluntarios en las ciudades ocupadas por los alemanes. El 23 de Febrero de 1918, los batallones del recientemente creado Ejército Rojo logran derrotar a las fuerzas alemanas y por eso este histórico día fue instituido como Día del Ejército Soviético. Las fuerzas soviéticas y revolucionarias pasaron a la ofensiva y expulsaron a las fuerzas invasoras del país.

Miasnikian sigue con su actividad y crea el Ejército Rojo en Bielorrusia sobre la base de las brigadas comunistas y los battallones de voluntarios. El 10 de Abril, en Smolensk, se realiza el IIº Congreso del Soviet del Frente Occidental: Miasnikian es elegido por unanimidad Presidente del Comité Central Ejecutivo del Soviet.

A partir de aquí desarrolla una intensa actividad en la organización política, social y económica del país. Miasnikian participa en la creación de los nuevos periódicos, de las escuelas de dirigentes partidarios, de la Universidad Estatal de Smolensk y de la elaboración del plan de desarrollo.

En la primavera de 1918 la situación para las fuerzas revolucionarias se vuelve por demás difíciles en el Frente Oriental. Conociendo los atributos militares y la fidelidad revolucionaria de Miasnikian, el Comité Central del Partido Comunista y el Soviet de Comisarios Populares de Rusia (el Gobierno) lo designan Comandante Supremo de las fuerzas militares apostadas en el Frente Oriental y lo envían allí. Sin embargo, y debido a sus grandes diferencias con Trotsky, Miasnikian vuelve al Frente Occidental y a los cargos estatales, partidarios y militares que ocupaba. Para fines de 1918, las fuerzas invasoras y contrarrevolucionarias ya habían sido expulsadas por completo del territorio bielorruso. Los días 30 y 31 de Diciembre se realiza el Congreso fundacional del Partido Comunista (Bolchevique) de Bielorrusia, que resuelve declarar al país República Socialista Soviética. Además, el Congreso elige a los miembros de su Comité Central y del Ejecutivo, designando como máxima autoridad partidaria del país a Alexander Miasnikian.

A pesar de su intensa e importante actividad en Bielorrusia, a mediados de Marzo de 1919 Miasnikian debe abandonar el país ya que fue convocado por el Comité partidario de Moscú para ocupar el cargo de Jefe de la Oficina de Defensa Operativa de Moscú, es decir, en su capacidad y sus manos descansa la defensa de la capital del Primer Estado Socialista del mundo. Al poco tiempo es designado máxima autoridad partidaria de Moscú, es decir, Secretario del Comité capitalino del PC.

Claro que Miasnikian estaba predestinado a cumplir  tareas de responsabilidad en lugares donde se precisaban dirigentes probos, ideológicamente convencidos y con experiencia en la práctica organizativa revolucionaria. Y fue así como en medio de su actividad en Moscú, en Marzo de 1921, le comunican que por decisión del Comité Central deberá partir rumbo a la Armenia Soviética, para cumplir allí funciones en el gobierno revolucionario recientemente instaurado. El 13 de Abril de 1921 es recibido en el Kremlin por el líder de la revolución bolchevique, Vladimir Ilich Lenin, con quien dialoga acerca de la actividad a desarrollar en Armenia y en la región de Transcaucasia y de quien recibe una carta con directivas dirigida a "los compañeros comunistas de las Repúblicas de Armenia, Azerbeidján, Daghestán y Georgia".

El 2 de Mayo Miasnikian llega a Tiflis y se lleva a cabo una reunión del Buró partidario de Transcaucasia con la participación de él, Kirov y Ordjoniguidze, entre otros. Durante la reunión, escuchan el contenido de la carta enviada por Lenin y deciden publicarla en la prensa de la región en todos los idiomas. Desde allí, Miasnikian parte rumbo a Armenia, donde arriba el 5 de Mayo de 1921 y es elegido Presidente del Consejo (Soviet) de Comisarios Populares (Ministros) de la República Socialista Soviética de Armenia.

Sin perder tiempo alguno, Miasnikian se pone al frente de las tareas en el país. Por un lado, las fuerzas contrarrevolucionarias del tashnagtsutiún -que ya habían sido expulsadas de la capital y sus alrededores- se habían atrincherado en la región de Zanguezur, sembrando allí miedo, muertes y destrucción. Por el otro, la situación socioeconómica del país era por demás crítica y había que comenzar la reconstrucción de sus pilares fundamentales de manera inmediata. Y fue así como Miasnikian comienza a organizar el Ejército Rojo de Armenia -se crean las primeras dos Academias Militares en el país- y elabora el programa para dar inicio al renacimiento económico, social, cultural e industrial de Armenia.

El 26 de Enero de 1922 comienza en Ereván el Primer Congreso del Partido Comunista de Armenia, que significaba la unión definitiva de los distintos organismos comunistas que lucharon desde fines del siglo XIX por el establecimiento del poder soviético en el país. Los temas tratados fueron los resultados de la IXª Conferencia del Partido Comunista de toda Rusia y la propuesta de crear una Federación Transcaucásica de Repúblicas Socialistas Soviéticas. El Congreso elige la integración del Comité Central y la Presidencia de dicho CC. Miasnikian resulta electo a ambos.

El 30 de Enero del mismo año, también en Ereván, se realiza la apertura del Primer Congreso de los Soviets de la República Socialista Soviética de Armenia, con la intervención del Presidente de la República, Alexander Miasnikian.

Junto a los máximos dirigentes comunistas de Azerbeidján y Georgia, Miasnikian volcó todos sus esfuerzos para hacer realidad el proyecto de crear la Federación de Repúblicas Transcaucásicas. En Marzo de 1922 se creaba la Unión Federativa de Transcaucasia y Alexander Miasnikian es elegido Presidente del Consejo Federativo de Transcaucasia. El Primer Congreso de los Soviet de Transcaucasia transforma la Unión en una República Socialista Soviética Federativa de Transcaucasia. Miasnikian es elegido Secretario del Comité Regional de Transcaucasia del Partido Comunista (Bolchevique) de Rusia y Vicepresidente del Soviet de Comisarios Populares de Transcaucasia.

Durante 3 años, Alexander Miasnikian dirige con firmeza ideológica e integridad moral la actividad de los órganos estatales y partidarios de la región, ya que era uno de los dirigentes más respetados y queridos por sus pares y por los pueblos de las distintas nacionalidades.

El 22 de Marzo de 1925, y cuando se dirigía hacia Abjazia para participar del Congreso de Soviet Populares de dicha región autónoma, muere en un accidente aéreo cuando sólo tenía 39 años de edad. Si bien las causas hablan de desperfectos en la máquina, no fueron pocas las versiones que hablaban de un atentado llevado adelante por las fuerzas contrarrevolucionarias de la región, entre las que se encontraba la Federación Revolucionaria Armenia (tashnagtsutiún). Junto a Miasnikian prerecieron Solomón Moguilevski, que era Presidente de la Dirección Estatal de Transcaucasia, y Kevork Atarbekian, Ministro de Relaciones de Transcaucasia y Vicepresidente de la Comisión Controladora Regional.

Entre los días 22 y 25 de Marzo fue declarado el duelo en toda la región. Miles de mitines recordatorios se llevaron a cabo en las grandes ciudades y aldeas de Armenia, Georgia y Azerbeidján. También se realizaron actos recordatorios en aquellas ciudades donde ya habían establecidas comunidades armenias numerosas, como en Nueva York, París, Tavriz, Teherán, Bolís, Damasco, Aleppo, El Cairo y Sofía.

Desde Moscú, el Comité de Transcaucasia del PC(B) de Rusia, recibía el siguiente telegrama: “El Comité Central, junto a todo el Partido, comparte con Ustedes el inmenso dolor por la pérdida de los viejos y experimentados combatientes comunistas Miasnikian, Moguilevsky y Atarbekian”, (“Pravda”, 24 de Marzo de 1925).

Por su parte, el CC del PC de Bielorrusia, telegrafiaba: “En nombre del Partido Comunista y de los trabajadores de Bielorrusia, expresamos a Ustedes nuestras profundas condolencias ante las trágicas muertes de los camaradas Miasnikian, Mogulevski y Atarbekian. Particularmente, la pérdida del compañero Miasnikian no sólo causa un inmenso dolor a Ustedes, sino también a nuestros corazones. El nombre del camarada Alexander Miasnikian como uno de los fundadores del Partido Comunista de Bielorrusia y como uno de los constructores del poder soviético en Bielorrusia, quedará eternamente en los corazones de los trabajadores de Bielorrusia. Gloria eterna a los mártires caídos en nombre del comunismo”, (“Pravda”, 25 de Marzo de 1925).

El Consejo Militar Revolucionario de la Rusia Soviética emitía la siguiente declaración:
“El telegrama trajo una noticia dolorosa. El 22 de Marzo, y cuando viajaba en avión, éste se accientó y murió el Secretario del Comité Regional de Transcaucasia del PC(B) de Rusia y miembro del Comité Militar Revolucionario, camarada Alexander Miasnikian, junto a dos camaradas que ocupaban otros cargos de responsabilidad.
El Ejército Rojo acepta la noticia con profundo dolor.
El siempre bolchevique-leninista Alexander Miasnikian ha brindado gran parte de sus fuerzas a la creación y organización de las divisiones rojas y del Ejército Rojo. Fue el primero en poder organizar un congreso de militares comunistas que prestaban servicio en el viejo ejército en el frente occidental, hecho éste que sirvió para hacer crecer el espíritu revolucionario entre las masas militares. El, se convirtió en líder de los soldados revolucionarios del frente occidental y Primer Comandante de las fuerzas revolucionarias del frente occidental.
(...) Durante el período de la guerra civil, y formando parte de los Comités Militares Revolucionarios en varios frentes, el camarda Miasnikian participó activa y personalmente en la victoria sobre las fuerzas enemigas. Al ser anviado a cumplir tareas políticas, el camarada Miasnikian es elegido miembro del Consejo Militar Revolucionario de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y desde allí trabajó denodadamente para fortalecer el poderío del Ejército Rojo y la defensa de la Unión.
El nombre del camarada Miasnikian servirá de ejemplo revolucionario para cada combatiente del Ejército Rojo. Su figura como revolucionario, militar y trabajador mantendrá despiertas nuestras fuerzas, para fortalecer el poderío militar de la Unión Soviética.
Para eternizar el recuerdo del combatiente fallecido, el Consejo Militar Revolucionario decide: la Escuela de Infantería del frente Occidental y la Escuela Nº 1 de Aviación Militar llevarán el nombre del camarada Miasnikian”, M. Frunze, Presidente del Consejo Militar Revolucionario de la URSS (“Pravda”, 24 de Marzo de 1925).

El 24 de Marzo a las 18 horas, en el Teatro Estatal de Opera de Tiflís, comenzaban el funeral de Alexander Miasnikian y a sólo algunas cuadras de allí, en la central de trabajadores, eran velados los restos de los otros 2 camaradas muertos. Una multitud desfiló durante horas para despedir, principalmente, a Alexander Miasnikian, quien era considerado como uno de los principales dirigentes revolucionarios, no sólo de la región, sino de toda Rusia.

Sergó Ordjoniguidze, compañero de lucha de Miasnikian a lo largo de las décadas, brindó su emotivo mensaje de despedida, que comenzó con las siguientes palabras: “...Los bolcheviques no sabemos llorar, incluso si estamos viviendo una tragedia. Nuestro partido perdió a uno de sus más brillantes combatientes. Resulta difícil y doloroso ver el cuerpo carbonizado de Miasnikian... el mismo que logró salir vivo y victorioso de las más difíciles y cruentas batallas contra el zarismo y la contrarrevolución.
He aquí aquí el camarada Miasnikian, el mismo que en aquellos críticos días de Julio de 1917, creía convencido en nuestra futura victoria. Lo recuerdo en Minsk, durante el Congreso de los bolcheviques del ejército, que lo elegía a él como Comandante General”.

Fuente: Armenia Soviética y Socialismo

lunes, 30 de marzo de 2020

"MIGUEL HERNÁNDEZ", DE PABLO NERUDA, EN EL 78 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL POETA COMUNISTA


Pablo Neruda: "Miguel Hernández", de España en el corazón.

No permanecí mucho tiempo en el consulado de Buenos Aires. Al comenzar 1934 fui trasladado con el mismo cargo a Barcelona. Don Tulio Maqueira era mi jefe, es decir, cónsul general de Chile en España. Fue, por cierto, el más cumplido funcionario del servicio consular chileno que he conocido. Un hombre muy severo, con fama de huraño, que conmigo fue extraordinariamente bondadoso, comprensivo y cordial.

Descubrió rápidamente don Tulio Maqueira que yo restaba y multiplicaba con grandes tropiezos, y que no sabía dividir (nunca he podido aprenderlo). Entonces me dijo:

-Pablo, usted debe vivir en Madrid. Allá está la poesía. Aquí en Barcelona están esas terribles multiplicaciones y divisiones que no lo quieren a usted. Yo me basto para eso.

Al llegar a Madrid, convertido de la noche a la mañana y por arte de birlibirloque en cónsul chileno en la capital de España, conocí a todos los amigos de García Lorca y de Alberti. Eran muchos. A los pocos días yo era uno más entre los poetas españoles. Naturalmente que españoles y americanos somos diferentes. Diferencia que se lleva siempre con orgullo o con error por unos o por otros.

Los españoles de mi generación eran más fraternales, más solidarios y más alegres que mis compañeros de América Latina. Comprobé al mismo tiempo que nosotros éramos más universales, más metidos en otras culturas. Eran muy pocos entre ellos los que hablaban otro idioma fuera del castellano. Cuando vinieron Desnos y Crevel a Madrid, tuve yo que servirles de intérprete para que se entendieran con los escritores españoles.

Uno de los amigos de Federico y Rafael era el joven poeta Miguel Hernández. Yo lo conocí cuando llegaba de alpargatas y pantalón campesino de pana desde sus tierras de Orihuela, en donde había sido pastor de cabras. Yo publiqué sus versos en mi revista Caballo Verde y me entusiasmaba el destello y el brío de su abundante poesía.

Miguel era tan campesino que llevaba un aura de tierra en torno a él. Tenía una cara de terrón o de papa que se saca de entre las raíces y que conserva frescura subterránea. Vivía y escribía en mi casa. Mi poesía americana, con otros horizontes y llanuras, lo impresionó y lo fue cambiando.

Me contaba cuentos terrestres de animales y pájaros. Era ese escritor salido de la naturaleza como una piedra intacta, con virginidad selvática y arrolladora fuerza vital. Me narraba cuán impresionante era poner los oídos sobre el vientre de las cabras dormidas. Así se escuchaba el ruido de la leche que llegaba a las ubres, el rumor secreto que nadie ha podido escuchar sino aquel poeta de cabras.

Otras veces me hablaba del canto de los ruiseñores. El Levante español, de donde provenía, estaba cargado de naranjos en flor y de ruiseñores. Como en mi país no existe ese pájaro, ese sublime cantor, el loco de Miguel quería darme la más viva expresión plástica de su poderío. Se encaramaba a un árbol de la calle y, desde las más altas ramas, silbaba o trinaba como sus amados pájaros natales.

Como no tenía de qué vivir le busqué un trabajo. Era duro encontrar trabajo de poeta en España. Por fin un vizconde, alto funcionario del Ministerio de Relaciones, se interesó por el caso y me respondió que sí, que estaba de acuerdo, que había leído los versos de Miguel, que lo admiraba, y que éste indicara qué puesto deseaba para extenderle el nombramiento. Alborozado le dije al poeta:

-Miguel Hernández, al fin tienes un destino. El vizconde te coloca. Serás un alto empleado. Dime qué trabajo deseas ejecutar para que decreten tu nombramiento.

Miguel se quedó pensativo. Su cara de grandes arrugas prematuras se cubrió con un velo de cavilaciones. Pasaron las horas y sólo por la tarde me contestó. Con ojos brillantes del que ha encontrado la solución de su vida, me dijo:

-¿No podría el vizconde encomendarme un rebaño de cabras por aquí cerca de Madrid?

El recuerdo de Miguel Hernández no puede escapárseme de las raíces del corazón. El canto de los ruiseñores levantinos, sus torres de sonidos erigidas entre la oscuridad y los azahares, eran para él presencia obsesiva, y eran parte del material de su sangre, de su poesía terrenal y silvestre en la que se juntaban todos los excesos del color, del perfume y de la voz del Levante español, con la abundancia y la fragancia de una poderosa y masculina juventud.

Su rostro era el rostro de España. Cortado por la luz, arrugado como una sementera, con algo rotundo de pan y de tierra. Sus ojos quemantes, ardiendo dentro de esa superficie quemada y endurecida al viento, eran dos rayos de fuerza y de ternura. Los elementos mismos de la poesía los vi salir de sus palabras, pero alterados ahora por una nueva magnitud, por un resplandor salvaje, por el milagro de la sangre vieja transformada en un hijo. En mis años de poeta, y de poeta errante, puedo afirmar que la vida no me ha dado contemplar un fenómeno igual de vocación y de eléctrica sabiduría verbal.

Fuente: Comunistas Poetas

domingo, 29 de marzo de 2020

"REVOLUCIÓN BURGUESA TEMPRANA EN ALEMANIA", OBRA DEL PINTOR DE LA RDA WERNER TÜBKE


Revolución Burguesa Temprana en Alemania
Werner Tübke
14 x 123 metros
1983-1987
Óleo sobre lienzo
Panorama Museum, Bad Frankenhausen (Alemania)

En Bad Frankenhausen - una pequeña ciudad histórica en la ladera sur de las colinas de Kyffhäuser en el norte de Turingia - se encuentra el Panorama Museum, ubicado a los pies de las colinas, cerca del campo de batalla donde hace casi 500 años tuvo lugar una sangrienta batalla. Una de las últimas grandes batallas de la guerra de los campesinos alemanes en 1525, dirigida por el predicador Thomas Müntzer. El antiguo compañero del reformador Martin Luther.



En el interior del Panorama Museum se encuentra la monumental pintura "Revolución Burguesa Temprana en Alemania" del pintor y profesor de arte Werner Tübke. Para conmemorar la guerra de los campesinos alemanes. Una impresionante pintura de 14 metros de altura y 123 metros de circunferencia, realizada de 1983 a 1987 en óleo sobre lienzo, obra de arte con más de 3.000 figuras individuales, con una superficie de 1.722 m², es una de las más grandes pinturas sobre lienzo de la historia reciente del arte en el mundo. El lienzo se tejió de una sola pieza en la industria textil Sursk en la Unión Soviética y pesaba sin pintar sobre 1,1 t y se sujeta entre dos anillos de acero, cada uno con aproximadamente 40 metros de diámetro.


Thomas Müntzer

Desde 1524, había en en muchos lugares de Alemania del Este levantamientos de campesinos, el término guerra de los campesinos alemanes se extendió rápidamente en Turingia. En Nordthüringen era el predicador Thomas Müntzer (1489-1525), la figura más importante de identificación con los agricultores, primero tenía los mismos objetivos que Martin Luther, pero más tarde mostró más solidaridad con los pueblos que luchaban por los derechos campesinos. En mayo de 1525 se encontraba Thomas Müntzer en la batalla de Frankenhausen al pie de la Kyffhäuser,  una de los últimas grandes revueltas campesinas más sangrienta. Müntzer fue capturado, torturado y ejecutado.

Werner Tübke

En 1972 ante la próxima celebración en 1975, un año conmemorativo a gran escala de los 450 años de la guerra de los Campesinos, en este contexto, con el fin de dar al patrimonio Müntzer su expresión apropiada, en una sesión plenaria del SED (Partido Socialista Unificado) por primera vez se presentó la solicitud oficial de un monumento conmemorativo de la batalla en Bad Frankenhausen. El SED que gobernaba la RDA (República Democrática Alemana) decidió escoger para tan gran proyecto tan sólo los mejores artistas elegibles. En concreto, el internacionalmente reconocido Werner Tübke se consideró el más apropiado. Tübke aceptó el trabajo pero con una condición inequívoca: Él seguiría siendo el único contratista y no iba a crear una imagen precisa de una batalla, sino una monumental obra artística con amplia generalización. Por encima de todo, nadie se había de entrometer en concepto artístico y su ejecución. Sin la aceptación de su autonomía artística no pintaría.


El SED encargó en 1976 a Werner Tübke la realización de la obra. En 1976, el pintor era rector de la Academia de Arte de Leipzig y comenzó al mismo tiempo el estudio intensivo de las fuentes de la época del Renacimiento, para hacer los primeros bocetos e imágenes más pequeñas. De abril 1979 a noviembre 1981 Werner Tübke creó el borrador final de la obra monumental en escala 1:10, ejecutado en técnica mixta sobre madera, pintado en cinco paneles de madera, cada uno de 2,46 m de largo y 1,39 m de altura. 



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Tübke (primero por la izquierda) presentó en 1982 el proyecto en escala la 1:10 a los miembros del Politburó.



Estos bocetos fueron adquiridos en diciembre de 1988 por la Galería Nacional de Museos Nacionales en Berlín.


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Falta el primero de la izquierda
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En 1982 la preparación del lienzo fue realizada por un total de 15 artistas. Los quince artistas completaron el año siguiente una especie de entrenamiento en el que aprendieron a copiar el estilo de Tübke con precisión. Se fotografiaron los bocetos definitivos y con proyectores se trasladaron ampliados al lienzo dibujando los contornos con pintura pálida al temple.


Empezando por la izquierda

Cinco pintores fueron finalmente seleccionados por el maestro para la pintura final. En 1983, llegó gradualmente la preparación a Tübke, que mientras tanto había pintado un área más pequeña como referencia solamente. 


En altos andamios móviles de 5 pisos los seis pintores trabajaron durante cuatro años. Debido el excesivo uso constante de su brazo derecho durante el trabajo, un desgarro muscular obligó a Tübke a hacer una pausa durante largos períodos. 


El 7 de agosto de 1987 Werner Tübke completó su parte de la pintura, el 11 de septiembre, terminó el último empleado su trabajo, y el 16 de octubre Werner Tübke finalmente firmó en la obra terminada.


Las figuras más altas alcanzan los tres metros de altura.
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Frühbürgerliche Revolution in Deutschland - Revolución Burguesa Temprana en Alemania. Dividida en 4 plafones correlativos de izquierda a derecha


A

B

C

D
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Empezando por el plafón A desde su izquierda y desplazándose hacia la derecha en todo el conjunto de la obra, se ha fragmentado en 9 segmentos, cada uno con detalles complementarios.


Segmento 1

Detalle segmento 1

Detalle segmento 1

Detalle segmento 1

Segmento 2

Detalle segmento 2

Detalle segmento 2

Detalle personajes segmento 2
Desde la izquierda: con la espada Hans Hut y Melchior Rinck, compañeros de Thomas Müntzer, con túnica y gorro rojo Hans Sachs, con el martillo Peter Vischer, el escultor Adam Krafft, el tallador de madera Tilman Riemenschneider, seguido detrás de él con casquete oscuro Jörg Ratgeb, pintor y artista gráfico Alberto Durero, en el centro detrás de la magrana el reformador Martin Luther, entre este y Durero el pintor Lucas Chranach el viejo, es seguido por un grupo de humanistas: con túnica verde Sebastian Brant, justo detrás Philipp Melanchthon, Erasmo de Rotterdam en la capa roja que se coloca en la frente fuente y Ulrich von Hutten con la corona de laurel del poeta en la cabeza. Christopher Columbus y Gutenberg, inventor de la imprenta de tipos móviles y los representantes de las empresas comerciales más grandes a continuación, Jakob Welser y Jakob Fugger. 


Detalle segmento 2

Segmento 3

Detalle segmento 3

Detalle segmento 3

Detalle segmento 3

Detalle segmento 3

Segmento 4

Detalle segmento 4

Detalle segmento 4

Detalle segmento 4

Segmento 5

Detalle segmento 5 (y parte del 4)

Detalle segmento 5

Detalle segmento 5

Detalle segmento 5

Detalle segmento 5

Segmento 6

Detalle segmento 6

Segmento 7

Detalle segmento 7 (y parte del 6)

Detalle segmento 7

Segmento 8

Detalle segmento 8 (y parte del 7)

Detalle segmento 8 (y parte del 7)

Detalle segmento 8 

Segmento 9 (último)

Detalle del segmento 9

Detalle del segmento 9 que se une al principio con el detalle del segmento 1

Fuente: forma es vacío, vacío es forma

VER LA OBRA EN 360º: https://www.360grad-fotos.de/files/maniax/rundgang/tvsk/tvsk.html?s=pano13712