martes, 19 de marzo de 2024

CALUMNIA PUBLICA "UN VERSO EN LA TRINCHERA. EL GRITO REVOLUCIONARIO DE LEÓN FELIPE"

Un verso en la trinchera. El grito revolucionario de León Felipe
 
Jordi Maíz y Carlos Coca
Calumnia
2023
 
Éxodos y batallas de un poeta universal

León Felipe sufrió en carne propia los desastres de la primera mitad del siglo XX español y su obra es un escalpelo que explora con pasión las raíces y claves de lo ocurrido.

Su vida es un peregrinaje antes incluso de que el fascismo lo condenara a ser un “español del éxodo y del llanto” y está llena de momentos memorables. Jordi Maíz y Carlos Coca nos aproximan a algunos de ellos en Un verso en la trinchera. El grito revolucionario de León Felipe, un libro que acaba de editar Calumnia y más que una biografía al uso ofrece un recorrido por los escenarios que marcaron el rumbo del más lúcidamente comprometido de nuestros poetas.

Hijo de un notario, León Felipe nació en 1884 en un pueblo de Zamora y fue en su juventud boticario y actor, conoció la cárcel convicto de desfalco, y trabajó después para la administración colonial en Guinea Española, como bibliotecario en México y de profesor universitario en Estados Unidos. Regresó a España al comenzar la guerra civil para apoyar a la república, y en esta tarea se volcó, pero su lealtad no le impidió constatar dolorosamente las banderías que en ella anidaban. En 1938 se exilió en México, donde falleció treinta años después.

Ambientes y momentos decisivos en la vida de León Felipe

Maíz y Coca nos acercan al ambiente de los escritores que nuestro vate conoció en la Nueva York de los años 20, y al paso de Pablo Neruda por España en la década siguiente, cuando describe al zamorano como “encantador y con cierto aire nietzscheano”. En esta misma época, el auge internacional del fascismo provoca una reacción entre los intelectuales, que ven la posibilidad de un antídoto contra él en una cultura humanista y emancipadora. León Felipe colabora en esta labor con poemas, artículos y conferencias. En febrero de 1937 aparece en el diario madrileño El Sol “Don Quijote toma las armas”, un texto suyo en el que se quieren ver en lo mejor de la literatura española unas raíces capaces de dotar al sufrido pueblo abandonado por todos, del coraje necesario para vencer al fascismo.

El libro nos aproxima a personajes notables de la España republicana y exiliada, gentes como la periodista y crítica cinematográfica Silvia Mistral, militante de CNT, que en Éxodo, publicado en 1940 en México, reunió sus recuerdos sobre la caída de Cataluña y las desventuras de los republicanos en Francia. Otro periodista ácrata, Jacinto Toryho, dirigió Solidaridad Obrera durante buena parte de la guerra civil y después de ésta se exilió en Argentina. En sus memorias, No éramos tan malos (1975), describe así a un León Felipe cincuentón: “Vestía boina y traje de pana oscuro. Se tocaba con una boina vasca, que llevaba con gracia y le confería personalidad. Lucía unas barbas negras apostólicas y aborrascadas, en las que comenzaban a aparecer hilos de plata, y unas gafas de carey, negras como la boina. Tenía un perfil rabínico ingénito. Era expansivo y locuaz. Corpulento, hablaba fuerte y pisaba fuerte.” Toryho recuerda que le dijo: “Yo (…) soy ácrata, no me cabe duda. Primero, por español; luego por convicción, por idiosincrasia y por carácter. Y esto desde mi adolescencia y no me abochorno de ello.”

Recupera el libro el ambiente de aquella Barcelona revolucionaria de 1936 que sedujo a George Orwell, donde alentaba el embrión de una sociedad colectivizada y democrática, aunque las cartas venían mal dadas. Allí, en marzo de 1937 recita León Felipe en el Cine Coliseum su poema “La insignia”, que transpira el dolor de la caída de Málaga y las matanzas que siguieron. En él clama contra la nefasta división que observa en “su” bando republicano y contra el abandono de los ideales revolucionarios, imprescindibles a su juicio para derrotar al fascismo.

Un verso en la trinchera nos habla de la profesora y traductora mexicana Berta Gamboa (1888-1957), con quien León Felipe contrajo matrimonio al poco de conocerla en 1924 y que fue su sólido apoyo en los años más duros de su vida. Pasan por sus páginas también ilustres anarquistas exiliados en México, como Alejandro Finisterre, inventor del futbolín y editor de nuestro poeta, o la fotógrafa Mollie Steimer, que predicó la revolución por medio mundo antes de recalar en el país azteca. Amigos del autor de Ganarás la luz fueron allí también los exiliados Max Aub, Juan Larrea y Luis Buñuel.

El último capítulo está dedicado a los judíos que acudieron a arrimar el hombro en la Cataluña revolucionaria, hombres y mujeres como el hispanista Waldo Frank, que practicó aquí el romance sefardita aprendido con su familia en Nueva York, Emma Goldman, Simone Weil, la también escritora Etta Federn o la fotógrafa Kati Horna. León Felipe fue buen amigo de un pueblo en el que veía encarnada su propia esencia viajera y perseguida, pero hay que lamentar que este impulso lo llevara a apoyar en sus últimos años el proyecto colonial sionista del estado de Israel.

Entre los poetas españoles del siglo XX, todos con membretes de escuelas y generaciones, León Felipe luce como una estrella solitaria. Esto es así porque su estética sirve por encima de todo a la expresión de la lucha contra un destino aciago y a iluminar las amarguras de este combate con el aliento más noble de la solidaridad. En sus vagabundeos juveniles, en la experiencia decisiva de la guerra civil y en el largo y doloroso exilio, él es siempre un poeta prometeico, empeñado en entregar a los humanos el fuego sagrado robado a los dioses. Así, sus versos son señales luminosas que buscan, en palabras de su autor: “Levantar al hombre de lo doméstico a lo épico, de lo contingente a lo esencial, de lo euclidiano a lo místico y de lo sórdido a lo limpiamente ético.”

Con Un verso en la trinchera. El grito revolucionario de León Felipe, Jordi Maíz y Carlos Coca nos acercan a algunos de los mundos que habitó un poeta profundo y original, cuya obra es un esfuerzo insobornable por la emancipación humana.

Jesús Aller

Blog del autor: http://www.jesusaller.com/

lunes, 18 de marzo de 2024

EXPOSICIÓN "RECONSTRUCCIÓN DE UNA DANZA MACABRA", DE OLGA DE SOTO, SOBRE LA OBRA ANTIFASCISTA DE KURT JOOSS "LA MESA VERDE" (1932)

Olga de Soto
Reconstrucción de una danza macabra
Hasta el 1 julio, 2024
Edificio Sabatini, Espacio 1
Museo Reina Sofia

La coreógrafa, bailarina e investigadora en danza Olga de Soto (Valencia, 1972) presenta Reconstrucción de una danza macabra, un proyecto de nueva producción que se enmarca en el programa Fisuras del Museo Reina Sofía. En él se revisita y amplía una investigación iniciada por la creadora hace más de una década sobre Der grüne Tisch [La mesa verde, 1932], obra antibelicista del coreógrafo alemán Kurt Jooss y pieza fundacional de la historia de la danza contemporánea.

Creada en el periodo de entreguerras y estrenada en París durante el ascenso del nazismo, La mesa verde hunde sus raíces en las danzas macabras medievales y se inspira en los textos políticos de Kurt Tucholsky y Carl von Ossietzky, quienes ya habían alertado de los peligros del nacionalsocialismo en Alemania y sus tendencias antidemocráticas. A pesar del éxito internacional alcanzado con esta coreografía, Jooss y su compañía —en la que había varias personas judías— tuvieron que exiliarse debido a las leyes antisemitas y la campaña de presión articulada por el nuevo gobierno de Adolf Hitler y la prensa asociada. Desde entonces la pieza ha sido interpretada por numerosas compañías alrededor del mundo.

De Soto se afana en indagar la huella que permanece en los espectadores que han visto La mesa verde y en los bailarines y bailarinas que la han interpretado, generando un archivo de testimonios de más de 67 horas de duración que atraviesa cuatro idiomas, seis países y dos continentes.

Un archivo no es considerado como tal hasta que se le da un orden, una sistematización, una interpretación. Todo archivo está dotado de una gramática, de un ritmo, de un lenguaje propio. La performatividad de este archivo desplegado por la creadora tuvo su primera presentación escénica en Une Introduction [Una introducción, 2010], donde se sucedían los cuerpos de las personas entrevistadas, los de los bailarines mostrados en las fotografías y el de la creadora como una cadena de presencias y ausencias. Entre líneas aparecían numerosas preguntas, reformuladas ahora en Reconstrucción de una danza macabra, tales como: ¿dónde quedan los restos de lo escénico?, ¿el archivo de la danza está en los documentos, en los cuerpos?, ¿quién decide qué trasciende?, ¿qué eventos, performances y acciones deben perdurar y cuáles no?

El trabajo de investigación de Olga de Soto sobre el propio medio de la danza, su historia, recepción y transmisión, la convierten en una figura clave que reflexiona tanto la disciplina como otras cuestiones: el archivo de lo coreográfico, la memoria oral y corporal o las posibilidades de traducción de lo escénico al espacio expositivo. Afincada en Bruselas, De Soto abandonó en el 2000 la producción coreográfica tradicional para embarcarse en proyectos en los que la danza demuda palabra, el cuerpo se vuelve sonido y el espacio físico se torna espacio mental. La voz como huella y el gesto como vehículo de la percepción son el corazón de Reconstrucción de una danza macabra. Al proyecto le acompaña un encuentro entre la artista y Lola Hinojosa, comisaria de la exposición, así como un programa de intervenciones coreográficas en las salas de la Colección, una invitación a penetrar corporalmente en esta nueva fisura practicada al Museo.

domingo, 17 de marzo de 2024

"LEUNA 1969", DEL ARTISTA DE LA RDA WILLI SITTE


Leuna 1969
Willi Sitte
1967-1969
Oleo y témpera sobre tabla
2,75 x 4,9 m
Neue Nationalgalerie, Berlin 

El arte pop está mal visto en Alemania Oriental debido a su orientación hacia el mundo capital de las mercancías. Sin embargo, los medios de comunicación encuentran preocupación por el lenguaje visual de las artes no sólo en la Gran Bretaña Oriental, sino también en la Unión Soviética y otros estados socialistas. El pintor Willi Sitte, que vive en Halle, conoce bien el arte pop gracias a sus numerosas visitas a países de Occidente. Como célebre y privilegiado artista estatal de Alemania del Este, tiene permiso para viajar allí, a diferencia de muchos de sus compatriotas. En la década de 1960, Sitte comienza a experimentar con técnicas de diseño publicitario y motivos de la vida cotidiana. También los utiliza en su pintura monumental Leuna 1969. La Volkseigener Betrieb Leuna, una empresa de propiedad pública y la planta química más grande de Alemania Oriental en ese momento, encarga la obra. En ella, Sitte utiliza medios artísticos expresivos para crear una imagen positiva. del futuro de la clase trabajadora en Alemania Oriental. El trabajo físico ha sido reemplazado por un panel de control tripulado por un trabajador que dirige el destino de la planta, creando armonía entre trabajo, ideología y ciencia. A la izquierda y derecha de la figura central, Sitte representa la reconstrucción de la planta química después de la II Guerra Mundial y su modernización y mecanización con ayuda soviética. El progreso dirige a la familia representada sonriendo alegremente en la mitad derecha de la imagen. El mensaje político es claro: la exitosa política económica de Alemania Oriental produce ciudadanos felices. Temáticamente, Sitte sigue fielmente las líneas del realismo socialismo mientras que él usa un lenguaje visual expresivo y dinámico con motivos de los mass media. 

sábado, 16 de marzo de 2024

"MARIUS Y JEANNETTE", PELÍCULA DE ROBERT GUÉDIGUIAN

Titulo original: Marius et Jeannette
Dirección: Robert Guédiguian
Reparto: Ariane Ascaride - Gérard Meylan, Pascale Roberts - Jacques Boudet - Frédérique Bonnal - Jean-Pierre Darroussin
País: Francia
Año: 199
Duracion: 102'

La caída del comunismo en el Este de Europa está provocando un singular fenómeno cultural de readaptación ideológica, en el que, paralelamente a la autocrítica, se intenta salvar los restos del naufragio del marxismo. En el cine, esta tendencia explica un nuevo realismo social, más humanístico que político, y menos sectario que el cine militante de hace años, a través del que directores de izquierda combaten el materialismo consumista de las sociedades occidentales. A este subgénero pertenecen las británicas The Full Monty y Tocando el viento, y también Marius y Jeannette, ganadora en 1997 de los Premios Loius Delluc y Lumière a la mejor película francesa, y del Cesar a la mejor actriz (Ariane Ascaride).

Marius y Jeannette son dos cuarentones entrañables que malviven en una paupérrima colonia de Marsella y que comparten un claro escepticismo ante la vida, que les ha maltratado duramente. Él pasea su cojera por la abandonada cementera de la que es vigilante. Ella lucha por sacar adelante a sus dos hijos, de distintos padres, con su miserable trabajo de cajera. El inesperado encuentro y posterior romance entre estos dos perdedores, les hará recuperar la alegría de vivir y las ganas de luchar, que harán extensivas a su singular galería de vecinos.

El cineasta marsellés, de origen armeno-alemán, Robert Guédiguian (Dernier été, Rouge Midi, À la vie, à la morte) ha tratado por todos los medios de que su puesta en escena no entorpeciera para nada la espléndida historia y los antológicos personajes que había perfilado en el guión con la ayuda de Jean-Louis Milesi. Y, así, obligado además por una evidente escasez de medios, ha hecho que su cámara se limite a retratar, de un modo casi documental, esa multitud de detalles pequeños que, en su aparente intrascendencia, acaban configurando un gran fresco, en el que tienen cabida casi todos los anhelos, las contradicciones, las luchas del ser humano. Además, de un modo amable y muy divertido, que compensa ciertas amoralidades de fondo -expresadas a veces con crudeza, sobre todo verbal- con un elogiable afán de comprensión de la difícil situación de pobreza y desamparo en que se desenvuelven los personajes.

Es, pues, la de esta fábula moral, una mirada llena de ternura, abierta, indignada con la injusticia, pero optimista, pues confía en la grandeza de la dignidad humana, del amor desinteresado, de las familias -también de las numerosas-, de la amistad, del respeto mutuo…; y que incluso es receptiva -a pesar de una cierta irreverencia externa- a la apertura del hombre hacia la trascendencia.

En fin, que al ecléctico Robert Guédiguian -se confiesa admirador de creadores tan distintos entre sí como Bertolt Brecht, Frank Capra, Pier Paolo Pasolini y Ken Loach- le ha quedado un humanísimo, divertido y políticamente incorrecto canto al heroísmo cotidiano, con un precioso y sugerente acompañamiento musical, y encarnado con una frescura sorprendente por un grupo de espléndidos actores, que parecen sacados de la vida misma que retratan.

Jerónimo José Martín

Fuente. aceprensa 

VER PELICULA CON SUBTITULOS EN CASTELLANO

 

PELICULA EN ARTE TV HASTA EL 31/07/2024:

viernes, 15 de marzo de 2024

"UNA REUNIÓN DE ESCRITORES BOLCHEVIQUES", DE CÉSAR VALLEJO, EN EL 132 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DEL ESCRITOR COMUNISTA PERUANO

Una reunión de escritores bolcheviques

Me costó trabajo y mucho tiempo dar con la casa de Kolvasief. Leningrado es, después de Londres, la ciudad más extensa de Europa. Añádase la actual deficiencia de los medios de transporte urbano, el desconocimiento que de la ciudad tiene  el recién llegado y, lo que es más grave, su ignorancia del ruso, y ya podrá imaginarse el lector lo difícil que resulta para el extranjero dar por sí mismo con un punto cualquiera de la urbe. Más todavía. La numeración de las casas de Leningrado obedece a un orden y progresión tan esotéricos e inextricables, que sólo los iniciados pueden seguirla y servirse de ella. Por fortuna, encontré a tiempo al crítico literario Vigodsky, que  asistía también a la reunión de escritores bolcheviques. Y  Vigodsky vino, asimismo, a guiarme por otro laberinto: una vez en casa de Kolvasief, había que orientarse en la numeración de los departamentos y habitaciones, que es mucho más compleja y minuciosa que la de la calle. Leningrado no sufre de la crisis de alojamientos de que padece Moscú, pero tampoco hay allí abundancia de casas[1]. La población cabe a las justas dentro del actual perímetro urbano, y para prevenir inesperados conflictos y desórdenes derivados del creciente acercamiento entre la ciudad  y el campo —acercamiento provocado por la política de socialización integral del Soviet—, se ha organizado rigurosamente   y   en   sus   más   mínimos   detalles   el régimen domiciliario. De aquí que cada casa resulte una colmena, a causa de la minuciosidad, orden y regularidad de su parcelamiento.

El departamento al que entramos es amplio, confortable. Leningrado, en general, es una ciudad holgada, limpia, clara y hasta alegre. El zarismo hizo de ella una urbe occidental y casi parisiense, en su plano de conjunto, en su estilo arquitectónico, en su aspecto municipal, en su ornamentación. Residencia de la nobleza y de la alta burguesía rusa, fue dotada de un confort marcadamente occidental, al menos en sus zonas centrales. Abundan los departamentos construidos y orientados a semejanza de los de la rive gauche de París. El de Kolvasief es así. Sólo que, dentro de la actual vida soviética, habitan en cada departamento numerosas familias, ocupando, según el número de cada una de ellas y su género de trabajo, cuatro, tres, dos y hasta una sola pieza.

Kolvasief es un joven de unos treinta y cinco años y de cierta distinción personal. Ha sido diplomático. Un tanto banal y cortesano, sus maneras y su desenvoltura denuncian al viajero del protocolo, al hombre de mundo. Cuando llegan los otros escritores bolcheviques, resalta más aún su ceremonial de salón. Kolvasief, sin embargo, es un gran cuentista revolucionario. Contra la mediocre impresión que me produjera al comienzo, se precisó luego como un hombre ortodoxo y profundamente bolchevique. Del salón burgués ha tomado únicamente el deseo de agradar, la fluidez del gesto, encontrando en el resto de la sociedad capitalista un motivo de sincera repugnancia. Son muchos los revolucionarios que, como Kolvasief, egresaron de la buena» sociedad o pasaron por ella. Tal Chicherin, Lunacharsky, Maiakovsky, Pilniak, Volin y otros.

Llega Sayanov. Luego, Lipatof y Erlich. Después, Verzint, Chitzanov, Sadovief. Jóvenes todos, de menos de cuarenta años —poetas, novelistas, críticos, ensayistas—, hacen una algazara riente y pintoresca. Alegría sana, exuberancia fecunda, fuerza generosa, instinto colectivo de la vida, praxis creadora. Visten sin pretensión proletaria, sin mise en scene bolchevique. Ni uniforme revolucionario, ni blusas amarillas, ni chalecos rojos, ni camisas negras y ni siquiera los largos pantalones de los sans culottes de la Convención. Más bien involuntaria negligencia en la raída americana, en la ausencia de corbata, en el calzado burdo y atollado. Más bien pobreza de hombres justos y de ninguna manera desarrapado y profesional abandono de bohemios. En su mayoría son rusos blancos del Norte; «ojos azules de polar desolación, amoratados rostros, respiración de maelstrom, ceño de cerrazón a la redonda. Unos vienen a la literatura, directa y conscientemente, de la clase obrera. Otros vienen de la itzba, por la marea de la guerra civil. Otros de la pequeña burguesía, por foetazo leninista. Y no pocos del lumpen-proletariado, redimidos y ganados a la vida de orden y trabajo. No demuestran por mí esa melosa curiosidad protectora que los eminentes plumíferos burgueses demuestran ante un escritor desconocido y extranjero. Me hablan y me tratan con sencillez fraternal.

El más reposado es Sadovief y el más respetado por ellos. Le consultan continuamente, oyéndole con cariño y devoción,

—Sadovief —me dice Kolvasief— es nuestro más grande poeta proletario.

—¿Más grande que Pasternak y que Maiakovsky? —le arguyo sorprendido.

—El más grande de todos —me repite Kolvasief con firmeza, y su opinión se generaliza luego, confirmada por todos les presentes.

Kolvasief añade:

—Por lo demás, Maiakovsky no pasa de un histrión de la hipérbole. En cuanto a Pasternak…

Pero mas que este modo individualista de plantear y juzgar las cosas literarias, me interesan los modos colectivos, que me permito provocar en alta voz entre mis amigos rusos. Anoto entonces las siguientes declaraciones, que los escritores bolcheviques me formulan como signos de su estética:

No hay literatura apolítica; no la ha habido ni la habrá nunca  en el mundo. La literatura rusa defiende y exalta la política soviética.

Guerra a la metafísica y a la psicología. Sólo las disciplinas sociológicas, determinan el alcance y las formas esenciales del arte. Los asuntos y problemas de que trata la literatura rusa corresponden estrictamente al pensamiento dialéctico de Marx.

La inteligencia trabaja y debe trabajar siempre bajo el control de- la razón. Nada de superrealismo, sistema decadente y abiertamente opuesto a la vanguardia intelectual soviética. Nada de freudismo ni de bergsonismo. Nada de complejo, libido, ni intuición, ni sueño. El método de creación artística es y debe ser consciente, realista, experimental, científico.

Los temas literarios son la producción, el trabajo, la nueva organización de la familia, y de la sociedad, las peripecias y luchas ineluctables, para crear el espíritu del hombre nuevo, con sus sentimientos colectivos de emulación, creadora y de justicia universal.

En la literatura rusa hay dos maneras de enfocar la realidad social: la vía destructiva de beligerancia y propaganda mundial contra el espíritu y los intereses burgueses y reaccionarios, de  una parte, y de la otra, la vía constructiva del nuevo orden y de la nueva sensibilidad. En esta última se distinguen, a su vez, dos movimientos concéntricos: proletarización de la sociedad entera  y socialización del Estado proletario.

Ha pasado el tiempo de las escuelas y cenáculos literarios en Rusia. No queda ni akeísmo, ni presentismo, ni futurismo, ni constructivismo. No hay más que la F. U. D. E. R. (Frente Único de Escritores Revolucionarios), cuyo espíritu y experimentos técnicos pueden sintetizarse en la doctrina general del realismo heroico.

Los maestros y precursores rusos de los actuales poetas son Puchkin y Khlebnikov. Blok no deja nada profundo ni duradero. Las únicas influencias extranjeras se reducen a la inglesa de las baladas (Kipling, Coleridge) y a la alemana (Heine, Rilke).

Los escritores rusos forman un sindicato profesional, como las demás ramas de la actividad soviética. La edición y cotización de las  obras  corren  a  cargo  de  este  sindicato  y  de  una  sección especial del Comisariato de Instrucción Pública, y ellas siguen, para ser establecidas, un criterio de Estado.

El ejercicio de la literatura es libre y no está organizado en ninguna escuela o academia oficial preparatoria, ni se sujeta a programas o cuestionarios coactivos del Soviet.

El escritor revolucionario lleva una vida de acción y dinamismo constantes. Viaja y está en contacto directo con la existencia campesina y obrera. Vive al aire libre, palpando en forma inmediata y viviente la realidad social y económica, las costumbres, las batallas políticas, los dolores y alegrías colectivos, los trabajos y el alma de las masas. Su vida es un laboratorio austero donde estudia científicamente su rol social y los medios de cumplirlo. El escritor revolucionario tiene conciencia de que él, más que ningún otro individuo, pertenece a la colectividad y no puede confinarse a ninguna torre de marfil ni al egoísmo. Ha muerto en Rusia el escritor de bufete y de levita, libresco y de monóculo, que se sienta día y noche ante un montón de volúmenes y cuartillas, ignorando la vida en carne y hueso de la calle. Ha muerto, asimismo, el escritor bohemio, soñador, ignorante y perezoso.

La literatura soviética participa, en cierta medida, del antiguo realismo y del antiguo naturalismo, pero los excede en sus bases históricas y en sus secuencias creadoras. Ella no es una escuela, sino un trance viviente y entrañable de la vida cotidiana. De aquí su diferencia sustancial de todas las demás literaturas de la historia.

Nota
[1] La superficie media habitable por cabeza de población en las ciudades soviéticas es actualmente de 6,1 metros cúbicos. Si a esto se añade el hecho de que la población urbana aumenta en Rusia en un 5,5 por 100 —porcentaje doble al del país capitalista de mayor desarrollo—, se comprenderá la urgente política de urbanización a que se halla hoy consagrado el Soviet. De aquí a fines de 1932 deben quedar urbanizados 43 millones de metros cuadrados de superficie en el país.

Fuente: Capítulo del libro de César Vallejo Rusia en 1931, reflexiones al pie del Kremlin.

jueves, 14 de marzo de 2024

SINFONÍA Nº 3 "LA PAZ DERROTARÁ A LA GUERRA", COMPUESTA POR BORIS LYATOSHINSKY PARA CONMEMORAR EL 25 ANIVERSARIO DE LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE

La “Sinfonía Nº 3 en Si menor" (La paz derrotará la guerra) Op.50 fue escrita entre 1950 y 1951, como conmemoración del 25 aniversario de la Revolución de Octubre. La obra iba a ser estrenada en el Congreso de Compositores Ucranianos de Kiev pero las autoridades vieron la obra como antisoviética, obligando a quitarla del programa. Sin embargo, en un notable acto de desafío, el director Natan Rakhlin interpretó la sinfonía en un ensayo abierto el 23 de octubre de 1951, al que asistieron amigos y seguidores del compositor. A pesar de la triunfal recepción y una ovación de pie, cualquier esperanza de una nueva interpretación se desvaneció hasta que Lyatoshinsky cambiara la obra al gusto de las autoridades: quitando el subtítulo y reescribiendo el finale.

Después de un largo período de indecisión, en 1954 Lyatoshinsky revisó la obra, pero solo después de una revisión adicional el Partido permitió que fuera tocada. En su nueva forma, la sinfonía fue interpretada en Leningrado en 1955 por la Orquesta Filarmónica de Leningrado bajo la dirección de Evgeny Mravinsky, y posteriormente en Moscú, Kiev y otras ciudades de la Unión Soviética. Aunque la sinfonía fue aceptada, los cuatro años que separaron las dos versiones resultaron muy perjudiciales para el compositor. Sobre su obra volvieron a vertirse acusaciones de formalismo, decadencia y cacofonía en discusiones oficiales. A pesar de esto, la tercera sinfonía representa el mayor ejemplo de música sinfónica ucraniana y es una de las grandes sinfonías del siglo XX.

¿Por qué la obra ofendió tanto a las autoridades soviéticas? La idea expresada, tanto en el título como en la música, de que la paz finalmente vencería sobre la guerra era difícilmente acorde con las políticas de una beligerante unión soviética estalinista, victoriosa tras la Segunda Guerra Mundial. En consecuencia, el compositor fue acusado de ser antipatriótico, y el finale fue tachado de "burgués". En lugar de dejar que las autoridades tuvieran la última palabra y ver prohibida su obra, Lyatoshinsky reescribió el movimiento según sus especificaciones, para que no pudieran evitar que se escuchara la obra. Su estratagema funcionó y hasta el colapso de la Unión Soviética en 1991, la sinfonía se interpretó con el final revisado. Desde entonces, la versión original se ha visto cada vez más favorecida, y una edición crítica de la partitura publicada en 2015 incluye el finale revisado como un mero apéndice. Analizaremos tanto la versión original como la revisada del cuarto movimiento.

El primer movimiento, Andante maestoso - Allegro impetuoso, está escrito en forma de sonata expandida. Comienza con una larga y amenazadora introducción, disonantes fanfarrias de los metales introducen el motivo principal de la obra, el cual irá reapareciendo en cada movimiento. El corno inglés presenta una melodía cromática y ominosa, seguido por el clarinete. Una transición de los metales nos lleva al allegro. El tema principal, presentado por las cuerdas, es turbulento e impetuoso, representando la fuerza destructiva de la guerra. En contraste, el segundo tema es más sombrío y elegíaco. Las fanfarrias iniciales reaparecen, conduciéndonos a la presentación de un tercer tema más lírico y folclórico, reminiscente de los antiguos cantos eslavos, representando la paz. En el desarrollo se produce un vívido retrato de la lucha, con los temas apareciendo, variando y desarrollándose casi como si fuera un poema sinfónico. El segundo tema se eleva en las cuerdas en un dramático clímax, culminando en una disonante fanfarria yuxtapuesto al tema principal. El folclórico tercer tema reaparece en las cuerdas de una forma más noble y solemne. Una brillante variación del tema principal aparece en los metales, con redobles militares de la caja. Las cuerdas inician una compleja sección fugada, junto con llamadas de los metales. Un extenso clímax comienza con las llamadas de las trompas, sobre el cual el tema folclórico se eleva brillante y victoriosamente, como un solemne himno. La música se desvanece con un decrescendo, finalizando con dos acordes en Si menor de las cuerdas en pizzicato

El segundo movimiento, Andante con moto, está escrito en una estructura ternaria. Comienza con un suave pero desolado ostinato del arpa sobre el trémolo de las cuerdas, derivado del motivo de tres notas del inicio de la obra. La flauta presenta un esbozo de un tema lírico, en contrapunto con el material anterior. Las trompas presentan un desolado motivo de naturaleza fúnebre, llevándonos a la exposición completa del tema de parte de los violonchelos. Tras una meditativa sección, el tema folclórico del primer movimiento reaparece en un solo de la flauta. El ostinato reaparece en el arpa como un fondo para desolados solos de varios instrumentos. Los instrumentos se van agregando a dicho ostinato, adquiriendo un tono cada vez más oscuro y amenazante hasta que con la entrada de la percusión, se convierte en una marcha, una visión de los horrores de la guerra. La música alcanza un aterrador clímax, interrumpido abruptamente. El lírico tema principal es recapitulado en medio de una oscura atmósfera, ofreciendo cierta consolación. La música se eleva en un doloroso clímax, como si fuera un himno. El motivo fúnebre reaparece en las trompas, seguido de solos del clarinete y el oboe. El ostinato inicial reaparece, junto con el tema lírico en breves solos del corno inglés y las flautas. El movimiento concluye en una larga y meditativa coda, con el tema lírico desapareciendo en el silencio.

El tercer movimiento, Allegro feroce - Poco meno mosso - Allegro feroce, es un scherzo. Un violento tema principal es presentado por la orquesta, el cual es una nueva variación del motivo de tres notas. Sobre palpitantes e irregulares líneas de los contrabajos se construye el enérgico y salvaje tema. La música es disonante y de ritmo irregular. El trio es profundamente contrastante, el oboe presenta un lírico y melancólico tema, que se trata de una variación del tema folclórico del primer movimiento. Entonces el tema se transforma en un delicado vals, alternando con imponentes frases de las trompas. El tema es retomado por el oboe y desarrollado, conduciéndonos a un gran clímax, interrumpido violentamente por el tema del scherzo. El tema principal y el trio se combinan en contrapunto, como si el scherzo intentara destruirlo. La música se eleva en un enérgico clímax, transformada en una vigorosa marcha. Sin embargo, en un giro enigmático, el tema se desvanece en un ascenso cromático de los vientos graves a los agudos, concluyendo con los toques del glockenspiel.

La versión original del cuarto movimiento, Allegro risoluto ma non troppo mosso, está escrito en forma sonata. Comienza con un solemne y majestuoso tema, una brillante variación del motivo de tres notas. El segundo tema, presentado por las cuerdas, es lírico y apasionado, elevándose en un poderoso clímax. La sección de desarrollo tiene un carácter marcial, basándose en múltiples motivos de movimientos anteriores. Un enérgico motivo de marcha, con fuertes redobles de la caja, es una referencia al tema principal del scherzo, el cual se repite en varias ocasiones. El tema folclórico reaparece como un himno interpretado por cuerdas y metales, conduciéndonos a un resplandeciente clímax. Los temas principales son recapitulados de forma inversa, culminando en un expansivo clímax. Los múltiples motivos reaparecen en la recapitulación del tema principal, transformados de forma heroica. Los tañidos de las campanas tubulares y el glockenspiel nos conduce a una brillante coda, concluyendo la obra en un tono victorioso.

La versión revisada del cuarto movimiento, Allegro risoluto, igualmente está escrito en forma sonata. Abre con una alegre fanfarria, otra variación del motivo de tres notas, sobre el cual se construye un alegre y ligero tema. El segundo tema es lírico y romántico, presentado por las cuerdas. El desarrollo es igualmente de tono alegre y desenfadado, lleno de ritmos sincopados. Las referencias a motivos y temas de otros movimientos son mucho menores, aunque aún podemos escuchar el motivo marcial derivado del scherzo. La recapitulación es igualmente invertida, con el segundo tema recibiendo casi un nuevo desarrollo, culminando en un clímax con el motivo de tres notas. Sigue con el tema principal, de una forma bastante similar a la versión original. Fanfarrias de los metales y redobles de la caja nos lleva a una triunfal coda que culmina la obra en un enérgico clímax.

Comparando los movimientos, es aprecieable cómo la versión revisada carece de la originalidad, cohesión y profundidad de la original, siendo en cambio más accesible y cinematográfica. También es perceptible cómo el estílo varía, siendo la versión revisada bastante más impersonal. Resulta comprensible, pues el compositor buscaba satisfacer las expectativas del gobierno soviético, que exigía una obra alegre y accesible para el pueblo. Quizá el único elemento a destacar de la segunda versión es la coda, más extensa y trabajada.

Aunque la sinfonía no es de naturaleza descriptiva, fácilmente podemos extraer una narración que no se limita a representar el conflicto bélico entre la Unión Soviética y la Alemania nazi, sino que se puede extrapolar como la lucha del hombre consigo mismo en busca de la paz. El primer movimiento presenta la dicotomía entre la guerra y la paz a través de los dos temas de la forma sonata, con el motivo de tres notas y el tema folclórico presente en cada movimiento de una forma u otra, recordándonos dicha dicotomía. El segundo movimiento representa los horrores de la guerra, con la muerte y la destrucción que dejan tras de sí las marchas de los ejércitos. El scherzo es una representación de la impetuosa fuerza destructiva de la propia guerra, mientras el trio representan el deseo y la esperanza de la llegada de la paz. El finale representa la victoria final de la paz por sobre la guerra. El ser humano, tras interminables conflictos y guerras, alcanza la tan ansiada paz.

Lyatoshinsky recibió muchos premios y medallas por sus logros. En 1938 y 1955 se le concedió "Un signo de honor", en 1946, "Por logros heroicos" y "Bandera roja laboral". En 1946 y 1952 le fueron concedidos dos premios Stalin por el "Quinteto Ucraniano" y la banda sonora de la película "Taras Shevchenko", respectivamente. En 1950 también recibió la medalla de "Lenin". Póstumamente, Lyatoshinsky obtuvo una distinción como Artista Popular de la URSS de Ucrania en 1968 y fue honrado como un gran compositor ucraniano en 1971, recibiendo el Premio Nacional Shevchenko, después de su muerte.

Funete: Historia de la Sinfonía

miércoles, 13 de marzo de 2024

EDITORIAL COMARES PUBLICA "JEANNE DEROIN. UNA VOZ PARA LAS OPRIMIDAS. VIDA, REVOLUCIÓN Y EXILIO"

JEANNE DEROIN "UNA VOZ PARA LAS OPRIMIDAS. VIDA, REVOLUCION Y EXILIO"
Autora: CALVO SANCHEZ, SARA
ISBN: 978-84-1369-653-9
EDITORIAL COMARES
Año de la edición: 2023
Páginas: 284

Jeanne Deroin (Francia, 1805 – Inglaterra, 1894) a pesar de ser una destacada pionera del movimiento feminista y del movimiento obrero internacional es aún una figura prácticamente desconocida. Mujer pobre, autodidacta y vinculada al socialismo utópico, llegó a convertirse en maestra, redactora, directora de periódicos y en líder de la lucha por la emancipación femenina y de los trabajadores. Participó en la revolución de 1848, fue la primera mujer candidata en unas elecciones en Francia y promovió la unión de asociaciones obreras.

La investigadora Sara Sánchez Calvo, Doctora Internacional en Estudios Feministas y de Género, acaba de publicar el único libro (hasta el momento) dedicado a recuperar a esta significativa luchadora. Bajo el título Jeanne Deroin. Una voz para las oprimidas. Vida, revolución y exilio (Editorial Comares), la autora hace un estudio de la biografía personal y del pensamiento político de Deroin, por el cual fue galardonada con el XI Premio de AEIHM (Asociación Española de Investigación de Historia de las Mujeres). Este trabajo ha llevado a su autora a desplazarse por varios países y ha contado con la colaboración no solo de especialistas sino también de personas descendientes de la propia Deroin. Además de analizar las múltiples militancias políticas de Deroin en Francia la autora ha descubierto su papel, también pionero, en la lucha por el bienestar animal, y ha profundizado en sus alianzas con el entonces naciente socialismo inglés y con el internacionalismo obrero.

martes, 12 de marzo de 2024

"EL SITIO DE MADRID", 10 LITOGRAFÍAS DE FRANCISCO MATEOS

En Enero de 1937 salía a la luz, editado por la Sección de Artes Plásticas de Altavoz del Frente, "El Sitio de Madrid", diez litografías en las que Mateos exponía su particular y personalísima visión de la guerra que padecían los españoles. Altavoz del Frente era un servicio cultural de "Mundo Obrero" y por tanto la colección venía puntualmente reseñada en las páginas del diario comunista madrileño: se hablaba de "desfile peliculesco" y se juzgaba así la apasionante colección de Mateos:"... el autor de estas estampas que hoy edita Altavoz del Frente ha preferido, siguiendo una trayectoria de arte español y revolucionario, de humor y de hiel, de flagelo, de guerra en síntesis (Quevedo y Goya), dando rienda suelta a su imaginación, interpretar unos tipos de representación de todo lo infecto y podrido que España tenía y que la Europa podrida del fascismo ha importado, recogiendo en las planchas litográficas todo ese detritus social, con todas sus lacras interiores y exteriores, con todo el mal gusto de ropavejería conventual y barroca".

 El sitio de Madrid. 10 litografías por Francisco Mateos
 
Música italiana

La guardia civil

La Justicia

Los jefes prusianos

Los vaticanistas

El Estado Mayor

La morisma

Los requetés

                                                                       Los Legionarios
 

lunes, 11 de marzo de 2024

"DIARIO DE UN PEÓN", DE THIERRY METZ, EN EDITORIAL PERIFÉRICA

Diario de un peón
Thierry Metz
Traducción de: Vanesa García Cazorla
Editorial Periférica
ISBN: 978-84-18838-86-6
Páginas: 128
PVP: 15,00 € 
Publicación: 09/2023
 
Literatura proletaria

El instante solo dispone de nuestro esfuerzo físico para revelar lo infinito”


Un libro, ha dicho Eric Vuillard, que es a la vez crónica y poema, narra el trabajo de los más pobres, el trabajo más duro, el de un obrero. Efectivamente, eso narra. Con mucha fraternidad obrera, sin distancias y separaciones étnicas, con estilo autocontenido, sin prosa dramática-muy-dramática. El autor de El orden del día añade: “En cierto modo, es un milagro, ya que, en principio, un hombre que trabaja siete u ocho horas al día en una obra, cargando sacos de cemento, descargando bloques de hormigón y cavando zanjas, no tiene ni tiempo ni oportunidad para escribir. A veces lo vemos trabajando de lejos, en la calle o al borde de la carretera. Reconocemos su silueta, pero no sabemos nada de su existencia ni de sus cualidades interiores”. Y es que, concluye Vuillard, “desde la noche de los tiempos, la escritura ha sido el privilegio de unos pocos, un pequeño grupo de escribas, hombres de letras”.

En la línea del prologuista de la obra, de Jean Grosjean: “La vida es de una elementalidad aterradora. Cada mañana el alma se despierta desnuda, y el trabajo, el dolor, la gente y el desposeimiento del ser están de pie, de brazos cruzados, esperándola con la dura mirada de un examinador. Pero, cada día, cuando el cansancio no lo ha anestesiado, Thierry Metz anota la parte respirable de las horas que ha vivido”.

Un breve apunte sobre el autor. Thierry Metz nació en París en 1956. Poeta autodidacta, se ganó el pan trabajando de temporero en fábricas, en mataderos y en la construcción (el ámbito de este diario, en el que trabaja para una empresa temporal relacionada con ¡una cooperativa obrera!). En los períodos de desempleo, Metz escribió catorce poemarios, entre los que destacan Sur la tabla inventée (1988), no traducido aún al castellano, con el que inició su andadura literaria y que le valió el Premio Voronca. Ese mismo año, la muerte a los ocho años de uno de sus hijos lo sumió en una inconsolable tristeza que lo llevó al alcoholismo y a ingresar varias veces en una clínica psiquiátrica donde escribió su último diario, L’Homme qui penche (1997), meses antes de quitarse la vida a los 41 años.

Además de su aclamada poética, Metz escribió Lettres à la bien-aimée (1995) y este Diario de un peón, la única de sus obras, salvo error por mi parte, que ha sido traducida al castellano (o a cualquier otro idioma peninsular, portugués incluido) hasta el momento.

Diario de un peón se inicia el 16 de junio. Con estas palabras: “La empresa de trabajo temporal me ha encontrado un empleo en una cooperativa obrera. Ocho horas al día. Salario mínimo. Después de los mataderos y las fábricas, regreso a la construcción. La obra está en una callejuela de sentido único. Transformaremos una manufactura de zapatos en un edificio de viviendas de lujo. En pie solo quedan los muros exteriores. El interior está vacío, sin suelo ni tabiques. Es un inmueble viejo. Hay que reconstruirlo todo: consolidar los cimientos existentes, hacer la entrada de las plazas de garaje, colocar los suelos, construir el hueco del ascensor, encofrar la escalera… Todo. Tenemos mucho por hacer”.

Cuatro meses y cuatro días después, el 20 de noviembre, cierra el diario. Con estas palabras: “La gran obra está terminada. Solo nos queda guardar las herramientas en la caseta y marcharnos. Mañana empezaremos otra cosa”.

Un ejemplo del decir del autor, de su sentir obrero: “8 de julio. Las piedras se amontonan alrededor de los andamios, augurio de que tendremos que mover y cargar unas cuantas toneladas. Ahmed trabaja con Alain arriba, en un estrecho puente de tablones. Han encontrado unos pichones en un nido encima de un alféizar. Abajo, el capataz va de un lado a otro. Louis se encarga de ordenar la ferralla y los puntales. El brazo de la excavadora abre un hoyo. Bajo y cavo. El instante solo dispone de nuestro esfuerzo físico para revelar lo infinito. Y, para iluminarlo, nuestras manos avanzan como linternas a lo largo de la tarde”.

Joseph Ponthus, autor de otro libro obrero imprescindible: Desde la línea, ha comentado: “Hay que leer Diario de un peón. Es una obra maestra. El libro que mejor describe el silencio del obrero”. No sé si es el mejor, pero seguramente uno de los mejores.

Léanlo, por favor, y recomiéndenlo, si así lo estiman. Diario de un peón merece nuestro interés.

Salvador López Arnal

Fuente: Rebelión

 

domingo, 10 de marzo de 2024

"RETRATO DE KARL MARX", DEL ESCULTOR DE LA RDA HEINRICH DRAKE


Retrato de Karl Marx
Heinrich Drake
1954
Escultura de granito
Nationalgalerie de Berlín

En la RDA existía un fuerte culto a la personalidad en torno a Karl Marx (1818- 1883), el filósofo, periodista y político alemán, además de fundador del "socialismo científico" (marxismo). El marxismo-leninismo era la única ideología estatal válida en la ROA y se propagaba como una cosmovisión en el "estado obrero y campesino".

En 1953/1954, Drake creó un busto de gran tamaño de Karl Marx hecho de granito belga, que demuestra la capacidad intelectual del modelo. La enorme cabeza, estrictamente frontal, parece maciza y poderosa con la masa de pelo y barba que fluye dinámicamente hasta la barbilla en comparación con la estrecha zona de los hombros y el pecho. Desde los años 70, una pieza de bronce de este busto de Marx realizado en 1956 se encuentra en la redacción del diario "Neues Deutschland", órgano del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), en Berlín Friedrichshain. Ya en 1949 Drake había creado su primer "Retrato de Karl Marx" de pórfido de granito (WVZ Liebau 1973), que se encontraba en la escuela del partido SED "Karl Marx", primero en Neue Hakeburg en Alemania, Kleinmachnow en adelante, y desde 1955 en Berlín-Mitte, en Rungestrasse.

Básicamente, los retratos de Marx probablemente se inspiraron en fotografías de retratos que circularon desde la década de 1860 en adelante

sábado, 9 de marzo de 2024

DOCUMENTAL "POR MÍ Y POR TODAS MIS COMPAÑERAS", DE CARMEN BARRIOS CORREDERA

Por mí y por todas mis compañeras
Carmen Barrios Corredera
Fecha de grabación: 26-06-2020
UNED
Duración: 54 minutos

Este documental, dirigido por Carmen Barrios Corredera, recoge la experiencia vital de mujeres que, desde distintos ámbitos sociales, políticos, laborales y culturales, lucharon por restablecer la libertad y la democracia en España. El guion está inspirado en los libros “Rojas. Relatos de mujeres luchadoras” y “Rojas, Violetas y Espartanas”, de Carmen Barrios Corredera y rescata el documental “Mujeres en Lucha”, realizado en los años 70 por la SVT (Televisión Pública Sueca), que mostraba la resistencia feminista contra el franquismo.

Este trabajo resultó seleccionado como ganador en la II Residencia Artística UNED de Investigación y Educación 2019 y está vinculado al proyecto de investigación del departamento de Literatura Española y Teoría de la Literatura «Escritoras españolas de la primera modernidad: metadatos, visualización y análisis», cuya directora es María Dolores Martos.

Un documental de Carmen Barrios Corredera e Iván R. Cuevas. Participan:

Dulcinea Bellido Carvajal militante del Partido Comunista de España (PCE) y cofundadora del Movimiento Democrático de Mujeres (MDM)

Daniel Lobato Bellido hijo de Dulcinea Bellido, fundadora del Movimiento Democrático de Mujeres, MDM

Margarita Hjelm escritora, pintora y política española. Productora del documental “Mujeres en Lucha”, SVT (Televisión Pública Sueca)

Violeta Lobato Bellido hija de Dulcinea

Eloisa Rubio García-Rama mujer antifranquista en lucha por la democracia y los derechos de la mujer en España años 60-70

Anita Sirgo Suárez mujer antifranquista en lucha por la democracia y los derechos de la mujer en España años 60-70

Mercedes Pérez Merino diputada Unidas Podemos

Iván Rodríguez Cuevas, realización

Carmen Barrios Corredera autora "Rojas, Relatos de mujeres Luchadoras"

Iván Rodríguez Cuevas realizador - redactor UNED Media, UNED

VER DOCUMENTAL:

viernes, 8 de marzo de 2024

SHUSHANIK KURGHINIAN, UNA VOZ PARA LOS OPRIMIDOS, EN EL DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA

Una luminosa representante de la poesía proletaria armenia y una de las primeras poetas revolucionarias, fue muy apreciada en toda la Armenia soviética. Sus poemas dedicados a las luchas de la clase trabajadora eran familiares para casi todos los estudiantes. Hoy, Shushanik Kurghinian está olvidada. Durante la década de los noventa, después del colapso de la Unión Soviética, desapareció de la arena literaria junto con su poesía revolucionaria y feminista. Ella era una voz para los oprimidos.

Por Arpine Haroyan para EVN Report

Shushanik Popoljiants nació en 1876 en Alexandrapol (actual Guiumri), de padres Harout y Tiruhi Popoljiants. Hija de un zapatero pobre, creció en condiciones socioeconómicas difíciles y enfrentó dificultades desde una edad muy temprana. En 1883, a la edad de siete años, el padre de Shushanik la llevó a un monasterio local para recibir su educación primaria. Su alma rebelde, sin embargo, no se ajustaba a las estrictas reglas de las monjas. En su autobiografía, escribe sobre su disgusto por el estilo de enseñanza y el trato de las monjas y cómo pasaba la mayor parte de sus días fuera del monasterio jugando en el río cercano. "... Llegaba tarde a mis clases y las monjas me señalaban en el aula y les decían a mis compañeros que tengo una 'fuerza diabólica para destruir'", escribió Kurghinian.

Después de pasar un año en el monasterio, Shushanik ingresó en la Escuela de Niñas Arghutian de Alexandrapol. Mientras estuvo allí, se sumergió por completo en su educación. En su autobiografía, escribe: "Me gustaba la escuela, me encantaba escuchar, aprender... me encantaba vagar por las aulas, me gustaban los restos de palabras y números en las pizarras... naturalmente sentí que el pozo -Los libros colocados en las estanterías tenían algo que decirme, me iban a traer suerte…".

Su dedicación no solo se extendió a la educación, Shushanik también fue una gran admiradora de la clase trabajadora. Durante sus vacaciones de verano, trabajaba en diferentes lugares haciendo cerámica o tejiendo y, a veces, ayudaba a su padre. "Trabajaba para él y pedía cada centavo de mi salario que mi madre, criada en tradiciones conservadoras, encontraría 'falta de respeto hacia un padre y resultado de libros estúpidos'".

En 1893, a los 17 años, Shushanik se convirtió en miembro del Partido Socialdemócrata Armenio Hnchakian. Fundado en 1887 por un grupo de estudiantes en Ginebra, Suiza, el objetivo original del partido era lograr la independencia de Armenia del Imperio Otomano. La ideología marxista del partido impactó enormemente a Shushanik y pronto abrazó por completo las ideas socialistas. Meses después, organizó el primer grupo político de mujeres del partido Hnchakian en el Cáucaso y Shushanik con otras mujeres jóvenes se prepararon para unirse al Movimiento de Liberación Nacional en Armenia Occidental.

Sin embargo, Kurghinian estaba destinado a ser escritora. Después de conocerla por primera vez, Avetik Isahakyan, uno de los escritores más famosos de Armenia, escribió en sus memorias que Shushanik dejó la impresión de una aspirante a escritora, diferente de los demás.

"Ella era muy asertiva entre otras chicas, la escuchaban. Nos conocimos en el (Seminario), yo acababa de llegar de Europa y ella estaba cerca de graduarse. Nos hicimos amigas cercanas. Me dijo que escribió ... Prometido para leer, pero nunca cumplió su promesa".

El viaje de Shushanik como escritora no fue fácil en la sociedad tradicional y conservadora de Alexandrapol. A finales del siglo XIX, a diferencia de Constantinopla, donde las escritoras armenias Srpuhi Dussap, Zanbel Yesayan, Zaruhi Kalemkearian o Marie Beylerian pudieron expresarse y hablar públicamente sobre los problemas de la mujer, las mujeres en Alexandrapol tuvieron que sacrificar su libertad y cuidar de sus familias para evitar las duras críticas de la sociedad. Shushanik recordó los numerosos desafíos que enfrentó al tratar de romper las "reglas anticuadas" y las tradiciones conservadoras en su familia. Una chica de las clases bajas nunca podría ser escritora: era únicamente una profesión de hombres.

"La sociedad no me perdona y comienza la persecución... puedes convertirte en cualquier cosa menos en escritora. Al amonestarme, dicen que salí de una choza, que mi padre es zapatero y no hay garantía de que vaya a una casa rica como novia, y que necesito 'hilar lana y esperar a un carpintero, o un herrero, o un mozo de aldea'".

En 1895, Shushanik ingresó al Liceo ruso. En ese momento, Alexandrapol estaba bajo el gobierno de la Rusia zarista y hubo un intento de rusificar la mayoría de las escuelas armenias. Tras su graduación, Shushanik planeó mudarse a Moscú para continuar su educación, pero la persona que prometió ayudarla fue exiliada y todos sus sueños de seguir una educación superior se frustraron.

Sin embargo, en 1897, Shushanik se casó con un socialista y comerciante clandestino Arshak Kurghinian con quien tuvo tres hijos, Anush, Shavarsh y Arsham. Las cartas de Shushanik a su esposo de ese período de tiempo revelan que estaba muy enamorada, quien a pesar de las opiniones conservadoras de la sociedad, apoyó enormemente su carrera como escritora.

A fines de la década de 1890, Shushanik comenzó a aparecer gradualmente en la arena literaria armenia y, en 1899, publicó su primer poema en la revista "Taraz" en Tbilisi [editor Tigran Nazaryan]. Durante este período, Shushanik no escribió mucho y la mayor parte de su poesía fue bastante lírica y gentil, tocando los temas de las luchas de siglos de la nación armenia y los hermosos paisajes de su tierra natal. En 1903, para evitar el arresto, Shushanik, que ya tenía dos hijos, decidió mudarse a Moscú. El gobierno zarista la había estado espiando por sus ideas socialistas y le aconsejaron que abandonara Alexandrapol.

Shushanik con su esposo Arshak, 1909.

De camino a Moscú, uno de los hijos de Shushanik cayó gravemente enfermo y la familia decidió quedarse en Rostov del Don. A principios del siglo XX, la ciudad fue uno de los primeros centros industriales de la Rusia zarista, lo que provocó el aumento de la clase trabajadora y las malas condiciones de vida de la población. Shushanik, una mujer de una familia de clase baja, que había enfrentado la injusticia desde una edad temprana, abrazó de inmediato los sufrimientos de la clase trabajadora. Como recuerda en su autobiografía, impactada por la fallida Revolución Rusa en 1905, pronto experimentó un “despertar poeta” y comenzó a expresar activamente las luchas de los trabajadores.

Extractos del poema "Los trabajadores"  

Estamos llegando
Con chaquetas viejas sucias, cubiertas de hollín,
Con sombreros rasgados y cabello sucio
Mayormente pálidos, hambrientos y descalzos
A veces pálidos, a veces resignados
Un signo claro de hambre y esa miseria silenciosa. 
A veces con rabia incontrolable, ávido de venganza, 
Pareciendo viejo antes de nuestro tiempo por el terrible dolor,
Con el deseo de luz y aire fresco en nuestros rostros.
Con la esperanza de vivir algún día como seres humanos, 
Y con heridas profundas en nuestros corazones rotos
Venimos….

*** 

Si, vamos
De la oscuridad olvidada de la tortura y el dolor,
Pobreza, persecución y esclavitud, 
Para destruir tu tiranía 
Para romper las cadenas de la esclavitud 
Para forjar un nuevo camino para personas como nosotros
Que merecen igualdad.
¡Así es como venimos! 

Traducido por Victoria Rowe

La poesía de Shushanik de este período es audaz y directa. Describió las dificultades de la clase trabajadora y abordó su lucha contra las duras condiciones laborales. En el poema "Atenúa los candelabros" critica descaradamente a los ricos que se entretienen frente a mesas abundantes mientras los pobres se mueren de hambre y sufren.

Extractos del poema "Atenúa los candelabros" 

Celebras alegremente con repiques
de risas resonando en los altos muros,
de donde cayeron los hambrientos y desventurados, 
rompiéndoles las piernas...
Y tus candelabros brillan intensamente 
iluminando tus rostros saciados, 
Mientras tu conciencia sea dura como una roca;
sus corazones, por siempre oscuros.
                                  Atenúa los candelabros...
Y dejemos, fila a fila, los hambrientos, los huérfanos
te fuiste sin padre ni madre, 
reúnanse alrededor de su mesa rebosante. 
Y que, fila tras fila, las desdichadas madres descalzas, 
que lamen tus umbrales, vagando
las calles pidiendo pan seco,
reuníos para buscar en tus palacios las tumbas
de aquellos que a costa de su propia vida,
trabajó para construir las paredes ricamente talladas
de tus lujosas casas,
que se elevan a los cielos. 

Traducido por Shushan Avagyan 

Sin embargo, uno de los aspectos más importantes de la poesía de Kurghinian, que se ha descuidado en gran medida a lo largo de los años, son sus llamamientos directos a los derechos y el empoderamiento de las mujeres. Junto con su poesía revolucionaria, Kurghinian exigió la libertad de las mujeres armenias y planteó cuestiones relacionadas con las mujeres trabajadoras, las jóvenes sirvientas y las prostitutas. En varios poemas como "Lloro por ti, mujer armenia", "La costurera" y "Como una delicada rosa de mayo", Shushanik se quejó de las estructuras sociales y los roles establecidos de las mujeres dentro de la familia; se unió a las mujeres armenias y las animó a luchar por sus derechos y romper las tradiciones patriarcales.

Extractos del poema "Lloro por ti, mujer armenia"

No sé llorar, pero muchas veces lloro por ti, mujer armenia,
por tu miserable vida de esclavitud, tu suerte y condición,
tu paciencia se convirtió en estupor, tu alma dormida
es mi propia herida, mi dolor.

¿Han escuchado ustedes hombres desalmados la canción de cuna?
¿Canta la mujer armenia meciendo a su hijo de rodillas?
Seguramente esta canción es expresión silenciosa de dolor incurable,
causado por una vida antinatural. 

Esta canción, en las casas de ricos y pobres,
es un doloroso réquiem de recuerdos enterrados,
un ritmo sincrónico acompañado de lágrimas 
que opacan el brillo de las mejillas jóvenes. 

Traducido por Shushan Avagyan

Shushanik Kurghinian, 1908.

La poeta también aborda el tema de la percepción de las mujeres como objetos. En el poema "Vendida" retrata a una joven cuyos padres, sin su consentimiento, la "venden" a un hombre rico. A lo largo del poema, Kurghinian representa la dolorosa realidad de las jóvenes y muestra las angustiosas secuelas del "trato".

Extractos del poema "Vendido"

Ella era joven, bonita y gentil,
con una sonrisa infantil en su rostro lúcido,
siempre ayudaba a su madre y cantaba,
dulcemente con una voz despreocupada, un alma alegre. 

Un día la vendieron por un buen precio,
como esposa de los ricos "agha".
cuando su cruel padre llegó borracho a casa,
el corazón de su virgen perdió el sueño y el descanso. 

***

Pasaron los años ... la vi un día, 
luciendo alterada, insalubre, tan frágil. 
Ella había venido a la antigua capilla como peregrina, 
ayuno de cuaresma, incienso y velas en la mano. 

Traducido por Shushan Avagyan 

Uno de los poemas más poderosos de Kurghinian, "Quiero vivir", es otro ejemplo de su lucha por la igualdad. Aquí, ella expresa sin miedo su deseo de estar igualmente al lado de los hombres y exige expresarse libremente sin ser criticada por la sociedad.

Quiero vivir

Quiero vivir, pero no una vida lujosa.
atrapada en la oscuridad, indiferente y tonta,
ni como rehén absoluta de la belleza artificial,
una criatura frágil, delicada y débil,
pero igual a ti, oh hombres, próspero
como eres, poderoso y testarudo
apto para las calamidades, ingenioso de mente,
con cuerpos llenos de vigor.

Quiero amar, sin reservas, sin máscara.
Voluntariosa como tú, para que cuando estés enamorada
pueda cantar mis sentimientos al mundo
y desencadena mi corazón, corazón de mujer,
ante las multitudes ignorando su popa
Juzga con mi escudo y destruye
las flechas puntiagudas apuntadas hacia mi
con toda mi vitalidad desenfrenada!
 
Quiero actuar igual a tu lado
como miembro leal del pueblo,
déjame sufrir una y otra vez, de día o de noche,
vagando de un lugar a otro
siempre luchando por el ideal
de la libertad y deja que esta carga
atormentame en mi destierro,
si tan solo pudiera obtener un propósito en esta vida.

Quiero comer cómodamente, como tú,
de ese mismo pan hermoso, para el cual
di mi parte del trabajo santo;
en la lucha por la existencia - humilde y manso,
sin sentir vergüenza, déjame
derramar sudor y lágrimas por una ganancia bendita,
deja que la sangre escarlata fluya de las manos de mi trabajador
y dejar que mi espalda se canse de dolor!

Quiero pelear, primero como tu rival,
estando en tu contra con una vieja venganza,
ya que absurdamente y sin piedad tu
me convertiste en vasalla con amor y fuerza.
Luego, después de aclarar estas disputas de mi género,
Quiero luchar contra las agonías de la vida,
valientemente como tú, de la mano,
afrontando esta lucha por ser o no.

Traducido por Shushan Avagyan 

El despertar de Kurghinian en 1905 la moldeó profundamente como escritora. En 1907, con la ayuda de Alexander Miasnikian, quien más tarde se convertiría en el primer líder de la Armenia soviética, Shushanik publicó su primer volumen de poemas titulado "Campanas del amanecer" en Nor Najichevan (una ciudad poblada principalmente por armenios cerca de Rostov de Don). Durante esos años, a pesar de las difíciles condiciones sociales, fue integrante activa de grupos del proletariado clandestino y consideró su poesía "absolutamente política". En 1907, Avedik Isahakian visitó Shushanik en Rusia y luego escribió en su autobiografía que ella le dejó una "impresión misteriosa".

"Dejó la impresión de un enigma: una verdadera sibila, una hechicera, un oráculo -esbelta, alta, fuerte, con ojos fosforescentes- completamente aislada de un entorno familiar... Estaba todo en sus pensamientos, sus poemas, sus sueños, libros, periódicos... Aunque era una madre cariñosa, no estaba destinada al matrimonio y la familia: sabiendo que su misión era diferente, estaba llevando a cabo esa tragedia".

Después de la publicación de "Campanas del amanecer", Shushanik escribió su segundo volumen de poesía, pero fue censurado por las autoridades de la Rusia zarista debido a su ideología socialista.

Aunque pasó la mayor parte de su vida en Rusia, Shushanik estaba en constante comunicación con los intelectuales armenios. Intercambió cartas con los escritores Hovhannes Tumanian, Avedik Isahakyan y Ghazaros Aghayan, los actores Vrtanes Papazian y Hovhannes Zarifian, el historiador del arte Garegin Levonian. Kurghinian también conocía bien a las escritoras armenias en Constantinopla y era cercana a la escritora y periodista turco-armenia Arshakuhi Teodik.

En 1910, la salud de Shushanik comenzó a deteriorarse y tuvo que pasar varios años viajando a diferentes sanatorios. Durante esos años, Shushanik, muy afectada por las devastadoras secuelas del genocidio armenio, escribió varios poemas que describen los sufrimientos de los refugiados. Kurghinian también escribió obras de teatro. Sus cartas al actor armenio Hovhannes Zarifian revelan que incluso hubo un intento de escenificar una de sus obras.

En 1921, Alexander Miasnikian invitó a Shushanik a la recién establecida Armenia Soviética para participar activamente en el renacimiento de la nación. Shushanik, que creía de todo corazón que los bolcheviques construirían Armenia, se trasladó de inmediato a Ereván. Sin embargo, mientras estuvo en Armenia, se debilitó aún más su salud. En cartas a su hija de ese período, constantemente se quejaba de su salud deteriorada. En 1925, viajó a Moscú para recibir tratamiento y luego regresó a Ereván. Shushanik Kurghinian murió el 24 de noviembre de 1927, dejando un rico legado.

Shushanik Kurghinian: antes y ahora

Monumento a Shushanik en Guiumri.

Durante el período soviético, Shushanik Kurghinian fue una poeta querida. Partidaria de la revolución rusa y la ideología socialista, fue reconocida como la fundadora de la poesía proletaria en Armenia. El crítico literario marxista Bakshi Ishkhanian comparó su trabajo con otros escritores contemporáneos como Hakob Hakobian y la poeta italiana Ada Negri (1870-1945). Además, las autoridades soviéticas incluyeron la poesía de Kurghinian en los programas escolares y apoyaron la publicación de su trabajo en diferentes períodos de tiempo. En 1939, con la ayuda de la hija de Kurghinian, Anush, se publicó el segundo volumen de su poesía. Sus siguientes colecciones de poemas se publicaron en 1947 y 1971. En 1955, el crítico literario soviético Hovhannes Ghazarian escribió una monografía sobre sus obras, que fue publicada por la Academia Nacional de Ciencias y en 1981, la Academia publicó otro volumen de la obra de Kurghinian que incluía poemas, cuentos y cartas inéditos. En 1976, el personaje de Shushanik apareció en la película “Yerkunk” del famoso director armenio Frunze Dovlatian, que representa la vida de Alexander Miasnikian, quien llega a su tierra natal para ayudar a construir la Armenia soviética.

Después del colapso de la Unión Soviética, Shushanik Kurghinian desapareció de la arena literaria de Armenia y permaneció en gran parte desconocido.

En 2003, Shushan Avagian, traductora y profesora asistente de la Universidad Americana de Armenia, tradujo al inglés una selección de poemas de Shushanik Kurghinian. El libro, que generó interés sobre la poeta olvidada dentro de Armenia y la Diáspora, presentó una oportunidad para reconocer a Kurghinian también como escritora feminista y redescubrir su herencia.

Avagian dice que se encontró por primera vez con Kurghinian durante sus años escolares: "Teníamos una sección dedicada a Shushanik Kurghinian en nuestro libro de texto de la escuela secundaria. Cuando le pregunté a mi maestra por qué no estábamos leyendo sus obras, dijo que Kurghinian no era una 'escritora importante'. Y seguí adelante". Varios años después, cuando Avagian estaba cursando su maestría en literatura femenina en la Universidad Estatal de Illinois, descubrió una gran cantidad de literatura escrita por mujeres y feministas desde la antigüedad hasta la actualidad. También, se dio cuenta de que ninguno de ellos era armenio. "Sentí que faltaba algo, y luego la figura de Shushanik Kurghinian emergió de las profundidades de mi memoria y cambió el curso de mi vida... Era un personaje enigmático y oscuro cuyo trabajo quería sacar del olvido", expresó.

Al principio temiendo ser decepcionada por la poesía de Kurghinian, Avagian pronto se sintió impresionada por la fuerza de la voz de la poeta, la "altura de su estatura y la profundidad de su optimismo". Fue entonces cuando decidió traducir sus obras al inglés: "Quería compartir su herencia con el mundo". "Además, estaba buscando una manera de entenderme mejor a mí misma. Quería encontrar mi propia voz a través de la traducción". Más allá de traducir las obras de la poeta, Avagian, a través de instalaciones artísticas, trató de llamar la atención sobre el hecho de que aunque existía la casa de Kurghinian, no había una casa-museo dedicada a ella.

"Hace años, creo que fue en 2012, vi un video sobre Manvel Melkonian. Tenía una discapacidad y vivía en una casa en ruinas en la calle Pushkin en Guiumri que, según él, era la casa donde Kurghinian había vivido. Fui a Guiumri con mi pareja. Manvel nos mostró la casa y la fotografiamos centímetro a centímetro", detalló la profesora. Varios meses después, durante la 8a Bienal Internacional de Guiumri en 2012, Avagian utilizó las fotografías para una instalación de collage fotográfico al estilo de David Hockney titulada "Shushanik Kurghinian dejó esta casa en 1905".

"Recreé la casa usando las mismas fotografías nuevamente en un simposio en la Universidad de Artes Aplicadas de Viena”, explicó. "Más tarde utilicé esas fotografías en un panel de discusión sobre migración y éxodo organizado por Viken Berberian en el Centro Armenio de Arte Experimental Contemporáneo. Seguí recreando la casa en papel para llamar la atención, para recordar gente sobre la ausencia de la casa-museo del gran Shushanik Kurghinian".

Hoy, la casa de Kurghinian está abandonada. Los dueños son desconocidos y el Estado parece no estar interesado en preservar la propiedad de la escritora. El archivo de Shushanik Kurghinian, que incluye su manuscrito, fotografías, documentos personales y libros, se conserva en el Museo de Literatura y Artes Yeghishe Charents en Ereván. Su tumba, junto con una modesta estatua, se encuentra en el parque Gomidas, fuera del Panteón Gomidas. También hay una biblioteca en Ereván y una escuela en Guiumri que lleva su nombre. El legado de Kurghinian a veces es celebrado por grupos feministas, pero su vida y obra siguen siendo desconocidas para un público más amplio.

Fuente: Nor Sevan