viernes, 31 de agosto de 2012

DESFILE DE GOBERNANTES BOCABAJO


El pasado 15 de agosto una extraña procesión de aspecto algo fúnebre pero con evidente voluntad de manifestación en contra de la política que parece haber llevado a España a la situación actual, desfiló a através de la Gran Vía madrileña. Eran siete lujosos vehículos negros, como los coches oficiales, que portaban sobre el techo retratos pintados (parecían fotos) del Rey, Adolfo Suárez, Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Todos bocabajo. Los transeúntes se mostraron sorprendidos y aparecieron en las redes sociales algunos videos de aficionados dando cuenta de lo que consideraban una inexplicable protesta. Entre los círculos artísticos también se hacían quinielas, aunque pronto salió a relucir el nombre de uno de los más provocadores, Santiago Sierra, que además lleva algunos años realizando una acción titulada No Global Tour, que consiste en llevar por todo el mundo un gran letrero con la palabra NO sobre un camión y situarlo en lugares públicos y visibles.

Consultado Santiago Sierra sobre su participación en la acción en Gran Vía, titulada Los encargados, admitió su autoría compartida con el pintor Jorge Galindo. Sierra responde desde Italia a la consulta con un mensaje breve y contundente. "Jorge y yo odiamos a la basura que ha llevado a mi país de ser un protectorado a ser una colonia, es un acto claro de desafecto al régimen fascista encabezado por el militar franquista que caza elefantes. Nosotros no somos unan organización, solo somos antifascistas", dice.

Santiago Sierra, madrileño con una larga residencia en México, obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2010, al que renunció con una carta en la que decía que el Estado utilizaba estas distinciones en su provecho. "El arte me ha otorgado una libertad a la que no estoy dispuesto a renunciar. Consecuentemente, mi sentido común me obliga a rechazar este premio", decía. Es la única ocasión en veinte años en la que un premiado ha rechazado el galardón.

Por su lado, Galindo, que también se encuentra de viaje, dio también una sucinta explicación a vuelapluma. "Los retratos que van encima de los coches, no son fotos, son pinturas. Son 7 cuadros de 3,00 x 2,60 metros", apunta. "La obra  son los cuadros, fotos y un video, que se presentarán en una exposicion conjunta en la galería Helga de Alvear. Los encargados empiezan por el golfo golpista heredero y coronado de Franco".

Todo arte es político. Esta exposición es, además, un claro manifiesto.

Fuente: Sin Título

jueves, 30 de agosto de 2012

"EL CIELO DIVIDIDO"

Andy Warhol. Gran silla eléctrica, 1967.

DER GETEILTE HIMMEL

La Neue Nationalgalerie de Berlín, propietaria de uno de los fondos de arte moderno más importantes de Europa, presenta al público su colección de obras del siglo XX. Dentro de esta retrospectiva, durante todo 2012, y hasta julio de 2013, la Nationalgalerie presenta El cielo dividido (Der geteilte Himmel), una selección de obras que comprende el periodo desde 1945 hasta 1968.

Así pues, con Der geteilte Himmel volvemos a la Guerra Fría, a una época de antinomias y frentes abiertos, a la época de Kennedy y Mao, del Apolo y el Sputnik, del bloque del Este y el bloque del Oeste. Volvemos a dos formas de representar la realidad que dieron lugar a lenguajes artísticos profundamente vinculados a la política y a la historia del mundo contemporáneo. Obras de Morris Louis, Al Held, Karl Otto Götz, Renato Guttuso, Pablo Picasso, Wilfredo Lam, Max Lingner, Otto Piene, Emilio Vedova, Willi Sitte, Werner Tübke, Georg Baselitz, Harald Metzkes, Sygmar Polke o Andy Warhol se presentan en una exposición que reflexiona sobre el papel del artista y su obra en la historia, así como sobre la capacidad del arte para trascender una situación geopolítica y cultural determinada.

Esta Der geteilte Himmel, el cielo dividido, coge prestado el nombre de una novela de la escritora de la RDA Christa Wolf. La novela, considerada una de las más importantes de la literatura de la Alemania oriental, retrata la vida de una pareja en aquel Berlín que era el primer frente de la Guerra Fría y se fija en el peso que ese conflicto político tuvo sobre los ciudadanos. En este sentido, la exposición pretende analizar la obra de arte nacida del conflicto del artista con ese mundo bilateral, dividido y enfrentado surgido del final de la segunda gran guerra. Se trata de ir más allá de la contraposición entre los artes abstracto y pop, más propios del bloque occidental, y el arte figurativo y el realismo socialista, más propios del bloque oriental, para destacar el papel que ciertos artistas y colectivos tuvieron por sí mismos en el devenir de la historia del arte contemporáneo.

Hans Peter Alvermann. Homenaje a Goldwater, 1964. Alvermann fue miembro del Partido Comunista en Dusseldorf y donó numerosas obras a la Nationalgalerie de Belin Este. Sus montajes critican abiertamente las condiciones de la sociedad capitalista.

Heinrich Ehmsen. Auschwitz, 1948

HP Zimmer. Peligro amarillo, 1961. La obra hace referencia al auge experimentado por la República Popular China.

Alfred Lörcher. Huelga, 1950-52. Escultura en cemento.

Max Lingner. Mujer enamorada, 1947

Thomas Bayrle, Mao, 1966

Emilio Vedova, Del Ciclo de la Protesta, ´53-8- (Los astilleros del mundo están tristes). 1953

Willi Sitte, Leuna, 1921, 1965-66. La obra hace referencia a la represión de la rebelión de los obreros de la factoría Leuna en Alemania en 1921.

Erró. El Nacimiento de Hitler, 1966

Mario Merz. Qué hacer?, 1968. La obra hace referencia a la obra de Lenin del mismo título.

Dan Flavin. Sín Título (Monumento a V. Tatlin, nº 53), 1968

Renato Guttuso.
La nube roja
130 x 161 cm
Oleo sobre tela
1966

Para Renato Guttuso, quien fue miembro del Partido Comunista Italiano desde 1940, el Guernica de Picasso fue un punto de partida para el enfoque combativo de la pintura. El pintor italiano plasmó las devastaciones y privaciones de los años de la posguerra mediante escenas simbólicas y colores estridentes. En ese sentido, La nube roja fue considerada una obra clave del artista. Diversos objetos, dispuestos en el alféizar de una ventana, reclaman momentos específicos de la vida del artista y, al mismo tiempo, se colocan contra un área específica de color puro. Guttuso explicó: "En 1937-38, el cráneo de un carnero fue un símbolo de la Guerra Civil Española; el carnero mutilado y el revólver servían como una premonición o presentimiento o idea de lo que podría ocurrir unos pocos años más tarde. En el atardecer, la puesta de sol, cruzando Monte Mario, podía entrar en el estudio como una enorme nube roja, como una bandera de esperanza y de libertad".

Pasolini escribió en elogio a Guttuso: "Su rojo entrará en la historia como un torrente que desemboca en un desierto. Su rojo llegará a ser el rojo del poeta, de la lucha, de esperanza, de victoria, y de compasión". La expansiva y esférica superficie de la "nube" une este simbolismo cargado de color a la historia de la abstracción. Son muchos los pintores, entre ellos Mark Rothko o Willi Baumeister, que crean composiciones abstractas cuyo significado y contenido se basan únicamente en el impacto del color.


miércoles, 29 de agosto de 2012

ISRAEL RECUERDA A LOS JUDÍOS QUE LUCHARON EN LAS BRIGADAS INTERNACIONALES

A la izquierda, el brigadista Mordechay Milman junto a dos compañeros de armas. / ERETZ MUSEUM

Una exposición en Tel Aviv recorre, a través de documentos y fotografías, la vida de unos 200 brigadistas de la Palestina Británica que lucharon en el bando republicano

A sus 93 años, a Tove Shlosberg aún le destellan los ojos cuando habla de su marido Shmuel y de su muerte en el que para muchos es uno de los frentes más olvidados de la Guerra Civil española, el de Extremadura. En 1937 ambos eran ciudadanos judíos de la Palestina del Mandato Británico, comunistas por convicción y se acababan de casar por un vínculo más poderoso que el establecido por la ordinaria relación contractual: sus sólidos ideales antifascistas y sus ansías de cambiar el mundo. “Queríamos demostrar que no se podía permitir que Hitler, Mussolini y Franco lo conquistaran todo. Éramos tan jóvenes...”, cuenta nostálgica esta vitalista nonagenaria.

A unos metros bucea en las vitrinas, mira con calma y señala una de las postales que le envió Schmuel desde el frente. “Siempre quise ir con él a España pero mi madre estaba muy enferma y bastantes problemas le di ya a mi familia”, explica. A los 13 años Tove ya formaba parte de las juventudes comunistas de Polonia, su país natal; a los 15 ya había estado en prisión. “No me importó que mi familia tuviera dinero, tampoco sabía muy bien quienes eran Marx o Engels, pero sí sabía una cosa: que yo sí estudiaba y mis amigos pobres no”.


Poco después su familia decidió viajar a la Palestina Británica para evitar que la benjamina roja volviera a sublevarse en Polonia, un país donde en los años 30 abundaban las detenciones de quienes eran sospechosos de abrazar el ideario comunista. “En Palestina también hice amigos y a los 17 años me afilié al partido (partido comunista judío de Palestina, creado en 1919) Aquí conocí a Schmuel y antes de cumplir los 18 nos casamos para evitar que los británicos me deportaran por comunista”.


Con sus gafas en la mano, Tove recorre pausada las vitrinas, retratos y carteles de la época por la primera exposición dedicada en Israel a la contribución de los 200 brigadistas de Palestina que sirvieron en el bando republicano, mayoritariamente de procedencia polaca y ucraniana (otros cinco árabes y doce armenios también sirvieron en sus filas).


“No solo eran comunistas, también antisionistas, por eso su memoria se ha borrado de los libros de historia de Israel”, explica Eran Torbiner, el director del documental, 
Madrid antes que Hanita (2006), proyectado durante la inauguración de la muestra el pasado jueves en el Museo Eretz Israel de Tel Aviv.



Vega Lechtman en la exposición / A. G.

Durante décadas, las vivencias de estos brigadistas permanecieron únicamente en los relatos de sus descendientes o calladas en las páginas de los diarios escritos por algunos de ellos en edad ya avanzada. Es el caso de Israel Centner, un polaco que luchó junto a los republicanos en España, del lado de los rusos en la Segunda Guerra Mundial, que paró en Alemania para escribir sus vivencias bélicas (De Madrid a Berlín, 1966) y que terminó regresando a la Palestina Británica.

“Por casualidad un día conocí a Israel. Me impresionó tanto toda su historia, la de sus compañeros en su afán solidario de acabar con el fascismo que me sentí obligado a recoger sus testimonios y compartirlos con mi generación”, asegura este realizador autodefinido como “socialista, de izquierdas y antisionista como ellos, porque ni ahora ni entonces queremos un Estado solo judío, sino uno en el que el vecino de Jaffa (ciudad árabe de Tel Aviv), de Nablus o de Hebrón tenga los mismos derechos que nosotros como judíos”, apostilla.


Bajo los focos de la muestra y en escasos 100 metros cuadrados se suceden las historias, a cada cual más sobrecogedora y siempre flanqueadas por carteles donde se leen lemas como “Un solo mando contra el enemigo común (del Partido Socialista) o “Camarada, trabaja más y mejor”.


A unos metros, Vega Lechtmann observa atenta el panel con los retratos de una treintena de brigadistas. En la fila de arriba, con un parecido asombroso, está la foto de Sioma, su padre, un judío de origen austriaco que sirvió en el frente republicano de Barcelona, que terminó siendo capturado en la Francia ocupada por los nazis y trasladado al campo de concentración de Auschwitz. “A mi madre, a mi hermano y a mí nos sacó del tren un gendarme francés. Gracias a él nosotros nos salvamos”, explica en perfecto francés, mientras extrae de un sobre amarillento y cuarteado por el tiempo varias fotos de sus padres en Haifa, al norte del actual Israel.


Brigadistas olvidados que incluso llegaron a crear la Compañía judía
Botwin, nacida en el seno del batallón Palafox —de la XIII Brigada Dombrowski, integrada principalmente por polacos y ucranianos— y que llegó a editar su propio periódico en yidish (lengua de las comunidades judías centroeuropeas) Un homenaje tardío que podrá visitarse hasta el próximo 30 de octubre en Tel Aviv.

Fuente: El País

martes, 28 de agosto de 2012

"LAS IDEALES"

 
Monique Bastiaans presenta en Las Cigarreras de Alicante una instalación que homenajea a las trabajadoras de la antigua fábrica de tabacos

Nacida en la localidad belga de Jemappes y formada en Utrecht, Monique Bastiaans se estableció en la localidad valenciana de Chiva en la década de los ochenta y allí ha centrado su producción en la elaboración de instalaciones diseñadas para espacios públicos que provocan una obligada interacción entre la pieza y el espectador. En su proceso de trabajo estudia minuciosamente las características de cada lugar en el que interviene, tratando de respetar el entorno, matiz éste fundamental para comprender el conjunto de su obra.

Hasta el próximo 23 de septiembre, Bastiaans presenta en Las Cigarreras, el emblemático edificio de la antigua fábrica de Alicante reconvertido en centro cultural, Las Ideales, una instalación creada desde el recuerdo emocionado a las empleadas de aquel establecimiento, cuya mutua solidaridad frente a las duras condiciones de trabajo llegó a constituir una fuerza reivindicativa en la ciudad contribuyendo a la emancipación de la mujer.

Monique Bastiaans. Las Ideales    Monique Bastiaans. Las Ideales

De forma alegórica, Las Ideales reconstruye el espíritu de aquellas trabajadoras para analizar los procesos y el lenguaje de la memoria colectiva y propone una reflexión sobre la paradójica relación entre trabajo y libertad. La producción de Bastiaans suele hacer referencia a paradojas circunscritas al ámbito sensorial o emocional, pero en esta ocasión incluye alusiones antropológicas.

La artista belga ha recreado la luz tenue y nebulosa del recuerdo para presentar figuraciones sobredimensionadas de elementos vinculados a tópicos del trabajo en la fábrica y la figura de las cigarreras. Envueltos por una polifonía abstracta con resonancias de las voces de las trabajadoras, reciben al público en Las Cigarreras tres enormes ninfas, cigarras o cigarros que permiten entrever, al fondo, la danza de las "ideales". Delante de lo una enorme batea de puros, se agitan al aire las telas amarillas, como el nombre de una de las primeras organizaciones feministas vinculadas a la fábrica, emulando la libertad de movimientos de las faldas de las cigarreras en los bailes de la fábrica.

Fuente: masdearte

lunes, 27 de agosto de 2012

SE CUMPLEN 62 AÑOS DE LA MUERTE DEL ESCRITOR CESARE PAVESE


Cesare Pavese. Escritor, traductor y crítico literario italiano nacido en San Stefano Belbo en 1908, graduado en letras por la Universidad de Turín. Formó parte de la editorial turinesa Einaudi y tradujo al italiano a numerosos escritores norteamericanos, como Sherwood Anderson, Gertrude Stein, John Steinbeck y Ernest Hemingway. Sus escritos antifascistas, publicados en la revista La Cultura, lo condujeron a la cárcel en 1935, donde inició sus primeras obras. Tras la II Guerra Muncidal, ingresó en el Partido Comunista Italiano. Se suicidó a los cuarenta y dos años de edad, el 26 de agosto de 1950.

Pavese surge como poeta en 1936, con Trabajar cansa. Le seguirán el libro de cuentos Noche de fiesta (1938) y las novelas De tu tierra (1941), La playa (1942), El camarada (1947), La casa en la colina (1948), Entre mujeres solas (1949), El bello verano (1950, Premio Strega), La luna y las fogatas (1950). Asimismo, publicó un libro de ensayos sobre literatura estadounidense titulado La literatura americana y otros ensayos (1951).

Un cortísimo cuento, Trabajar es un placer, escrito en invierno de 1946, retrata su maestría de escritor. Los ojos de un niño que escucha las conversaciones de los mayores y que repite, aunque no a lo loco, las conclusiones que oye. Esto da pie a los adultos no a reírse del pequeño, sino a cavilar otros aspectos de la realidad que viven.


La literatura de Pavese pervive enredada en las dudas de los trabajadores, las soledades de las gentes del campo, los desamores de las mujeres. Tan actual y valiosa como hace sesenta años, cuando decidió cortar por lo sano.

Trabajar es un placer
pertenece al libro Relatos II, publicado por Bruguera.


"TRABAJAR ES UN PLACER"

Yo viví siempre en el campo durante el buen tiempo, de junio a octubre, y venía a él como a una fiesta. Era un chaval, y los campesinos me llevaban consigo a las recolecciones - las más ligeras, amontonar heno, coger mazorcas, vendimiar. No a segar el trigo, por culpa del sol demasiado fuerte; y mirar la aradura de octubre me aburría porque, como todos los chicos, prefería, también en el juego y la fiesta, las cosas que rinden, las cosechas, las cestas llenas; y solamente un campesino ve en los surcos recién abiertos el trigo del año siguiente. Los días que no había recolección, me los pasaba deambulando por la casa o por las tierras, completamente solo, y buscaba fruta o jugaba con otros chavales a pescar en el Belbo - había un provecho en ello y me parecía una gran cosa regresar a casa con aquella miseria, un pececito que luego se comía el gato. En todo lo que hacía me daba importancia, y pagaba así mi parte de trabajo al prójimo, a la casa, y a mí mismo.
Porque creía saber qué era el trabajo. Veía trabajar por todas partes, de aquel modo tranquilo e intermitente que me agradaba - ciertos días, de la madrugada a la noche sin ir a comer siquiera, y sudados, descamisados, contentos-, otras veces, los mismos se iban de paseo al pueblo con el sombrero, o se sentaban en la viga a charlar, y comíamos, reíamos y bebíamos. Por las carreteras encontraba a un capataz que iba bajo el sol a una feria, a ver y hablar, y disfrutaba pensando que también eso era trabajo, que aquella vida era mucho mejor que la prisión ciudadana donde, cuando yo dormía aún, una sirena recogía a empleados y obreros, todos los días, todos, y los soltaba solamente de noche.
En aquel tiempo estaba convencido de que había diferencia entre salir de mañana antes de que fuera de día a un campo delante de colinas pisando la hierba mojada, y cruzar a la carrera aceras gastadas, sin siquiera tiempo para echarle un vistazo a la franja de cielo que asoma sobre las casas. Era un crío, y puede ser también que no entendiese la ciudad donde recolecciones y cestas llenas no se hacen; y, desde luego, si me hubieran preguntado, habría respondido que era mejor, y más útil, irse a pescar o a recoger moras que fundir el hierro en hornos o escribir a máquina cartas y cuentas.
Pero en casa oía a los míos hablar y enfurecerse, e insultar precisamente a aquellos obreros de la ciudad como trabajadores, como gente que con el pretexto de que trabajaba no acababa nunca de pedir y de incordiar y de causar desórdenes. Cuando un día se supo que en la ciudad también los empleados habían pedido algo e incordiado, hubo un gran alboroto. Nadie en casa entendía qué tenían que compartir o que ganar los empleados- ¡los empleados!- al juntarse con los trabajadores. «¿Es posible? ¿Contra quienes les dan de comer?» «¡Rebajarse así!» «Están locos o vendidos.» «Ignorantes.»
El chaval escuchaba y callaba. Trabajo para él quería decir el alba estival y el solazo, el canasto al cuello, el sudor que corre, la azada que rompe. Comprendía que en la ciudad se quejaran y no quisieran saber nada - había visto aquellas fábricas tremendas y aquellas oficinas sofocantes - de estar allí dentro de la mañana a la noche. No comprendía que eso fuese un trabajo. «Trabajar es un placer», decía para sí.
- Trabajar es un placer - dije un día al capataz, que me llenaba el cesto de uvas para llevárselas a mamá.
- Ojalá fuese cierto - contestó-, pero hay quien no tiene ganas.
Aquel capataz era un tipo serio, que la mayoría del tiempo se estaba callado y sabía todos los trucos de la vida del campo. Mandaba también en mí a veces, pero en broma. Tenía tierras propias, una alquería pasado el Belbo, y tenía sus quinteros.
Estos quinteros venían el domingo a traer verdura o a echar una mano si el trabajo apretaba. Él estaba siempre en todas partes y trabajaba en nuestra casa, trabajaba en lo suyo, recorría las ferias. Cuando venían los quinteros y él no estaba, se quedaban charlando con nosotros. Eran dos, el viejo y el joven, y reían.
- Trabajar es un placer-les dije también a ellos, aquel año que los míos se enfurecían porque en la ciudad había desórdenes.
- ¿Quién lo dice?-respondieron. - Quien no hace nada, como tú.
- Lo dice el capataz.
Entonces rieron más fuerte. - Se comprende - me dijeron -, ¿has oído alguna vez al párroco decir que esté mal ir a la iglesia?
Comprendí que la conversación se volvía de las que se tenían en casa aquel año.
- Si no os gusta trabajar-dije-, os gusta recoger los frutos.
El joven dejó de reír. - Están los amos - dijo despacio - que comparten los frutos sin haber trabajado.
Lo miré, con la cara roja.
- Haced una huelga - dije - si no estáis contentos. En Turín la hacen.
Entonces el joven miró a su padre, me guiñaron el ojo, y volvieron a reír.
- Primero tenemos que vendimiar - dijo el viejo-, luego veremos. - Pero el joven meneó la cabeza y reía. - Nunca hará nada, papá - dijo bajito.
En efecto, no hicieron nada, y en mi casa se siguió armando follón sobre los desórdenes de empleados y obreros a quienes había estropeado la vida fácil de los años de guerra. Yo escuchaba y callaba, y pensaba en las huelgas como en una fiesta que permitía a los obreros ir de paseo. Pero una idea - al principio no fue sino una sospecha - se me había metido en la sangre: trabajar no era un placer ni siquiera en el campo. Y esta vez sabía que la necesidad de ver la recolección y llevársela a casa era lo que impedía a los labriegos hacer algo.


domingo, 26 de agosto de 2012

FALLECE EL HISTÓRICO FILÓSOFO COMUNISTA PACO FERNÁNDEZ BUEY


Además de catedrático y político, Fernández era un prolífico autor de ensayos, libros y artículos sobre teoría marxista y altermundialismo.

El histórico militante y filósofo comunista Francisco Fernández Buey, uno de los cofundadores de Izquierda Unida, falleció este sábado a los 69 años.
 
Impartía una cátedra de Filosofía del Derecho, Moral y Política en la Univesidad Pompeu Fabra, en Barcelona. Además, ha sido autor de diversos ensayos: 'Lenin', 'Ensayos sobre Gramsci', 'Contribución a la crítica del marxismo cientificista' o 'La ilusión del método', entre otros.

Fernández fue expulsado de la universidad en 1966 por su activismo antifranquista, año en que fundó el Sindicato Democrático de Estudiantes en la Universidad de Barcelona, y fue militante del Partit Socialista Unificat de Catalunya, la rama catalana del PCE.

Posteriormente, estuvo entre los delegados del congreso fundacional de Izquierda Unida. Desde este partido han transmitido ya sus condolencias: "Lamentamos profundamente el fallecimiento de Paco Fernández Buey. El pensamiento emancipador pierde a una de sus mejores cabezas". La formación Izquierda Anticapitalista también ha querido transmitir un mensaje "en memoria de Paco Fernández Buey. Que la tierra te sea leve compañero".

Fernández también ha destacado por su ingente producción de artículos, ya que este catedrático ha colaborado con los principales medios de comunicación del país, incluído el diario Público. También ha publicado diversos libros de temática altermundialista, ecologista y marxista.

Su cuerpo estará a partir de las 15.00 horas del domingo en el tanatorio de Les Corts, el mismo lugar en el que mañana lunes se celebrará un acto de despedida en honor de Fernández Buey, a las 13.00 horas.


Fragmento de una entrevista de la publicación Periplo

Fuente: Público 

sábado, 25 de agosto de 2012

CENTENARIO DEL NACIMIENTO DEL DIRIGENTE COMUNISTA ALEMÁN ERICH HONECKER

 
Erich Honecker (Neunkirchen, 25 de agosto de 1912 - Santiago de Chile, 29 de mayo de 1994) fue un político alemán, jefe de estado de la República Democrática Alemana entre 1976 y 1989.
En 1935 fue arrestado por los nazis y condenado a diez años de prisión por su militancia política. Permaneció en prisión hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945.
Uno de los principales dirigentes de la Republica Democratica Alemana (RDA) desde su fundación en 1949, a partir de 1971 Honecker devino secretario general del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED) y Presidente del Consejo de Defensa Nacional.  En 1976 asumió la Jefatura del Estado de la RDA. 
Se opuso a la Perestroika de Mijaíl Gorbachov, y fue sorprendido por los acontecimientos que llevaron a la caída del Muro de Berlín a finales de 1989, y los propios miembros del Politburó del SED le obligaron a dimitir el 18 de octubre de 1989.
Tras la caída de la RDA, Honecker viajó a la URSS para evitar ser juzgado por las autoridades de la Alemana reunificada, pero fue extraditado en 1992 tras la desintegración de la Unión Soviética. Fue procesado por la muerte de 192 personas que intentaron cruzar ilegalmente el Muro de Berlín durante su mandato y por Alta Traición, pero debido a su grave estado de salud fue liberado y emigró a Chile, país en el cual murió en mayo de 1994 de cáncer de hígado. 

DISCURSO DE AUTODEFENSA DE ERICH HONECKER PRONUNCIADO ANTE EL TRIBUNAL DE BERLÍN

Defendiéndome de la acusación manifiestamente infundada de homicidio no pretendo para nada atribuir a este Tribunal y a este proceso penal la apariencia de legalidad. La defensa del resto no serviría para nada, también porque no viviré lo suficiente para escuchar la sentencia de ustedes. La condena que evidentemente me quieren ustedes inflingir no se podrá lograr. Eso todos lo saben. Bastaría solamente esto para demostrar que el proceso es una farsa. Es un montaje político.

Nadie en las regiones occidentales de Alemania, incluida la ciudad de primera línea de Berlín Oeste, tiene derecho a llevar al banquillo de los acusados ni a condenar a mis compañeros imputados, ni a mi ni a ningún otro ciudadano de la RDA, por acciones cometidas en el cumplimiento de los deberes emanados del Estado de la RDA.

Si hablo en esta sede lo hago para dar fe a las ideas del Socialismo y para dar un juicio moralmente y políticamente honrado de esa República Democrática Alemana que más de cien estados habían reconocido en términos de derecho internacional. Esta República que ahora la RFA llama Estado ilegal e injusto, ha sido miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, que incluso ha presidido por algún tiempo, al igual que ha presidido por un período la mismísima Asamblea general. No espero seguramente de este proceso y de este Tribunal un juicio políticamente y moralmente honrado de la RDA, pero aprovecho la ocasión de este montaje político para dar a conocer a mis conciudadanos mi posición.

La situación en la cual me encuentro en este proceso no es un hecho extraordinario. El Estado de derechos alemán también persiguió y condenó a Karl Marx, August Bebel, Karl Liebknecht y muchos otros socialistas y comunistas. El tercer Reich, sirviéndose de los juicios heredados del Estado de derecho de Weimar llevó a cabo este trabajo en muchos procesos, uno de los cuales yo mismo he vivido en condición de imputado. Después de la derrota del fascismo alemán y del Estado hitleriano, la RFA no ha tenido que buscarse nuevos procuradores de la república y nuevos jueces para reprimir y perseguir penalmente y en masa a los comunistas, quitándoles el trabajo y el pan en tribunales del trabajo, alejándolos de los empleos públicos a través de los tribunales administrativos o persiguiéndolos de otras maneras. Ahora nos ocurre a nosotros lo mismo que les ocurrió a nuestros compañeros de la Alemania occidental en los años 50. Desde hace cerca de 190 años se repite el mismo abuso. El Estado de derechos de la República Federal Alemana no es un estado de derechos sino un estado de las derechas.

Para este proceso, como para tantos otros en los cuales se persiguen a otros ciudadanos de la RDA por su contigüidad con el sistema, frente a tribunales penales y del trabajo, sociales o administrativos, hay un argumento que se usa principalmente. Políticos y juristas sostienen: debemos condenar a los comunistas porque no lo hemos hecho con los nazis. Ahora tenemos que ajustar las cuentas con el pasado. A muchos les parece un argumento obvio, pero en realidad eso es totalmente falso. La verdad es que la justicia alemana occidental no podía castigar a los nazis porque los jueces y los procuradores de la república no podían castigarse a ellos mismos. La verdad es que esta justicia de Alemania Federal le debe su nivel actual, de la manera que se quiera juzgar, a los nazis de los cuales asumieron la herencia. La verdad es que los comunistas y los ciudadanos de la RDA son perseguidos hoy por las mismas razones que fueron siempre perseguidos en Alemania. Solamente en los 40 años de existencia de la RDA las cosas anduvieron en sentido opuesto y es con este desagradable inconveniente con quien hace falta ahora ajustar las cuentas. Todo naturalmente en el total respeto del derecho. ¡La política no tiene nada que ver!

Los juristas más eminentes de este país, tanto de los partidos de mayoría como del SPD, juran que nuestro proceso no es otra cosa que un proceso normal, no es un proceso político, no es un montaje. Se arrestan los miembros de uno de los más altos organismos estatales del país fronterizo y se dice que la política no tiene nada que ver. Esas mismas personalidades que ayer se recibían con todos los honores como huéspedes de Estado e interlocutores de los esfuerzos conjuntos para impedir que jamás pudiera desencadenarse una guerra desde el suelo alemán, hoy son etiquetados de criminales. Pero tampoco esto tendría nada que ver con la política.

Se acusan a los comunistas, a aquellos que han sido siempre perseguidos desde el momento en que aparecieron en la escena política, pero en la RFA hoy todo esto no tendría nada que ver con la política.

Para mí, y creo que para cualquiera que esté prevenido, es evidente que este proceso es político como solamente podría ser un proceso contra la dirigencia política y militar de la RDA. Quien lo niega no se equivoca, quien lo niega miente. Miente para engañar una vez más al pueblo. Con este proceso se hace justamente aquello de lo cual nosotros estamos acusados: se sacan de encima a los adversarios políticos con los medios del derecho penal. Pero todo se hace según la ley.

También otras circunstancias demuestran sin sombra de dudas que con este proceso se persiguen fines políticos. ¿Por qué el canciller federal, por qué el señor Kinkel, entonces jefe de los servicios secretos, después ministro de justicia y al final ministro del exterior de la RFA, se han empeñado tanto en traerme a cualquier costo a Alemania y encerrarme en la cárcel de Moabit, donde ya estuve bajo Hitler? ¿Por qué el canciller ha dejado que yo volara a Moscú para después hacer presión a Moscú y a Chile para que me expidieran, contra cualquier principio del derecho internacional? ¿Por qué los médicos rusos que hicieron el diagnóstico correcto en el primer examen lo tuvieron que falsificar más tarde? ¿Por qué yo y mis compañeros, que no están mucho mejor que yo de salud, fuimos arrastrados de frente al pueblo como hacían antiguamente los emperadores romanos con sus adversarios prisioneros?

No sé si todo esto tenga una explicación racional. Quizás se confirma el dicho antiguo de que aquello que Dios quiere perder antes lo obceca. Una cosa sí queda clara, y es que todos los hombres políticos que en un tiempo me pedían audiencia y se sentían a su vez contentos de recibirme, no saldrán libres de este proceso. También los niños en Alemania sabían que había hombres que habían sido muertos en el muro y que entre los políticos vivos el máximo responsable del muro era yo, presidente del Consejo Nacional de la Defensa, secretario general, presidente del Consejo de Estado de la RDA. Por lo tanto no hay más que dos posibilidades: la primera es que los señores políticos de la RFA hayan conscientemente, libremente e incluso ávidamente, tratado de tener relaciones con un asesino. La segunda es que ellos conscientemente y con satisfacción dejen ahora que un inocente sea culpado de homicidio. De estas dos posibilidades ninguna los honora. No hay una tercera posibilidad. Quien acepta un dilema de este tipo y resulta por lo tanto, ya sea en un caso como en el otro, una persona sin carácter, es ciego o persigue otros fines que le presionan más que su propio honor.

Admitamos incluso que ni el señor Kohl, ni el señor Kinkel, ni los otros ministros y dirigentes de partido de la República Federal Alemana sean ciegos (cosa que no sería capaz de excluir). Queda entonces, como objetivo político de este proceso, la voluntad de desacreditar totalmente a la RDA y con ella al Socialismo en Alemania. La caída de la RDA y del Socialismo en Alemania y en Europa evidentemente no les basta todavía. Tienen que eliminar todo aquello que pueda mostrar este período en el cual los obreros y los campesinos gobernaron en una luz diferente de aquella de la perversión y del delito. La victoria de la economía de mercado (como llaman hoy eufemísticamente al capitalismo) debe ser absoluta, de la misma forma que la derrota del socialismo. Se debe hacer de manera, como decía Hitler antes de Stalingrado, que ese enemigo no se pueda levantar más. Los capitalistas alemanes siempre han tenido una inclinación por lo absoluto.

La finalidad de este proceso, esta voluntad de asesinar una vez más al socialismo ya dado por muerto, muestra cual es la valoración que el señor Kohl, el gobierno y también la oposición del la RFA, dan de la situación. El capitalismo ha vencido económicamente cavando su propia sepultura, de la misma forma que hizo Hitler venciendo militarmente. En todo el mundo el capitalismo ha entrado en una crisis sin salida. No le ha quedado otra elección que profundizar en un caos ecológico y social o bien aceptar la renuncia a la propiedad privada de los medios de producción y por consecuencia el socialismo. Las dos alternativas significan su final. Pero para los poderosos de la República Federal Alemana el peligro más grave es claramente el Socialismo. Y este proceso debe servir para prevenirlo, así como deber servir para prevenirlo toda la campaña contra la ya desaparecida RDA, que debe ser tachada de estado injusto e ilegal.

Todos los casos de muerte por razones no naturales en nuestro país siempre nos afectaron. Las muertes en el muro no solo nos afectaron humanamente, sino que también nos dañaron políticamente. Yo, más que ningún otro, llevo desde mayo de 1971 el peso de la responsabilidad política del hecho de que se haya disparado en la frontera entre la RDA y la RFA, entre el Pacto de Varsovia y la OTAN. Es una gran responsabilidad, claro. Diré más adelante por qué la he asumida. Pero ahora, en ocasión de lo que constituye la finalidad política de este proceso, no puedo dejar de subrayar también los tipos de medios que han sido utilizados para tratar de lograr el objetivo de difamar a la RDA. Los medios utilizados son los muertos en el muro. Estos muertos deben servir y sirven para hacer apetecible a los medios este proceso, así como otros anteriormente. Entre los muertos faltan sin embargo los guardias de la frontera de la RDA asesinados. Ya hemos visto, y sobre todo ya habéis visto, como las imágenes de los muertos han sido objeto de mercado, sin respeto por la piedad y la decencia. Estos son los medios con los cuales se hace política y se crea el clima favorable. Así se usan, o mejor dicho, así se abusa de los muertos de la lucha que los patrones conducen para mantener la propiedad capitalista. Porque de esto y de más nada se trata la lucha contra el Socialismo. Los muertos se necesitan para mostrar cuanto injustas e inhumanas fueran la RDA y el Socialismo y también para desviar la atención de la miseria del presente y de las víctimas de la economía de mercado. Todo esto muy bien realizado democráticamente, legalmente, cristianamente, humanamente y por el bien del pueblo alemán.

¡Pobre Alemania!

Ahora entremos en los méritos. Los procuradores de la ciudad de primera línea nos acusan de homicidio como a criminales comunes. Dado que personalmente no hemos matado a ninguna de las 68 personas cuya muerte se nos hace cargo en la acusación, y dado que evidentemente no hemos ni siquiera ordenado anteriormente su muerte, ni hemos provocado de ninguna manera su muerte, he aquí que lo que la acusación, en la página 9, me impugna literalmente:

«es... de haber ordenado, en calidad de secretario del Consejo Nacional de la Defensa y responsable de los problemas de seguridad del CC y del SED, de intensificar las obras de frontera alrededor de Berlín (oeste) y de barreras en la frontera con la RFA para hacer imposible el paso».

Más adelante la acusación me impugna la participación en 17 sesiones del CND desde el 29/11/1961 al 1/7/1983 con las decisiones de:

«construir ulteriores barreras de minas de fragmentación (donde la palabra "ulteriores" da a entender que las fuerzas armadas soviéticas habían ya instalado este tipo de barreras);

mejorar el sistema de seguridad de la frontera y el adiestramiento en el uso de las armas por parte de los guardias de frontera;

impedir el paso de las fronteras».

Se me impugna además de «haber declarado el 3/5/1974 la necesidad de recurrir sin escrúpulos a las armas de fuego» (algo que no es cierto) y al final de «haber votado a favor del proyecto de ley de fronteras que entró en vigor el 1° de mayo de 1982».

Las acusaciones en contra mía, o en contra de nosotros, se refieren por lo tanto a decretos del Consejo Nacional de la Defensa, decretos de un órgano constitucional de la RDA. Objeto del enjuiciamiento es entonces la política de la RDA, son las decisiones tomadas por el CND para defender y preservar la RDA como Estado. Este juicio sirve para criminalizar esta política. La RDA debe ser marcada como Estado ilegal e injusto y todos aquellos que la asistieron deben ser etiquetados de criminales. La persecución contra decenas de miles y posibles centenares de miles de ciudadanos de la RDA, de los cuales ya habla el tribunal: este es el verdadero objetivo de este proceso, preparado como proceso piloto contra los guardias de frontera y acompañado por otros innumerables procesos discriminatorios de los ciudadanos de la RDA, conducidos frente a tribunales civiles, sociales, del trabajo o administrativos, no solo por muchísimas acciones administrativas. Por lo tanto no está en juego solamente mi persona y la de los otros imputados en este proceso, está en juego mucho más, está en juego el futuro de Alemania y de Europa, e incluso del mundo que, con el final de la guerra fría y con las nuevas mentalidades, parecería que entrara en una fase muy positiva. Aquí no solo continúa la guerra fría sino que se quiere consolidar los cimientos de la Europa de los ricos. La idea de la justicia social debe ser sofocada de una vez por todas. Marcarnos como asesinos sirve para esto.

Yo soy el último en oponerme a normas morales y legales que sirvan para juzgar y condenar a los hombres políticos. Pero tres condiciones deben ser satisfechas:

Las reglas deben ser formuladas con precedencia.

Estas deben valer de la misma manera para todos los hombres políticos.

La sentencia debe ser pronunciada por un tribunal que esté por encima de las partes, un tribunal, por lo tanto, que no esté compuesto ni de amigos ni de enemigos de los acusados.

Me parece que estas son condiciones obvias, sin embargo en el mundo actual no me resulta que puedan ser todavía satisfechas. Si ustedes hoy dan sesión a un juicio en mi contra, lo hacen como tribunal de vencedores contra vencidos. Este hecho es una expresión de la correlación de fuerzas reales, pero no puede pretender validez jurídica ni constituir un acto de justicia.

Bastarían estos argumentos para demostrar la ilegalidad de la acusación. Pero para que no nos apartemos en la discusión ni siquiera en los detalles, quiero decir yo lo que la acusación, ya sea por mala fe o por ceguera, no dice.

Ya hemos citado las palabras con las cuales la acusación inicia la enumeración cronológica de los hechos que se imputan:

«El 12 de agosto de 1961 el imputado Honecker, en calidad de secretario del CND y responsable de los problemas de la seguridad del CC del SED ordenaba intensificar las obras de frontera alrededor de Berlín (oeste) y las barreras de las fronteras con la RFA para hacer imposible el paso».

Esta manera de ver la historia es demasiado elocuente. ¡El responsable de los problemas de seguridad del CC del SED en 1961 daba disposiciones sobre un hecho que podía cambiar la historia del mundo! Aquí se supera la autoironía de los ciudadanos de la RDA que llamaban a su país «la más grande RDA del mundo». Está bien que hoy Enno von Löwenstein trate de engrandecer a la RDA para darle así más valor a la victoria de la RFA, pero ni siquiera esta ala derecha del periodismo político alemán logra hacer de la RDA una gran potencia mundial. Esto queda como prerrogativa de «la autoridad más objetiva del mundo», el tribunal de la república. Cada cual es dueño de volverse ridículo frente a la historia al propio placer. Pero en todo caso la construcción del muro se decidió en Moscú el 5/8/1961 en una reunión de los Estados del Pacto de Varsovia. En aquella alianza entre los países socialistas, la RDA era un miembro importante, pero no la potencia guía. Esto el tribunal lo puede dar por confirmado sin necesidad de demostración.

Dado que nosotros, como ya he dicho, de persona no hemos dado muerte a nadie, ni hemos ordenado directamente matar a nadie, la acción homicida se reconoce en la construcción del muro, en haberlo mantenido en pie y en la imposición de prohibición de abandonar la RDA sin autorización estatal. Y naturalmente esto no tendría nada que ver con la política. Así al menos sostiene la jurisprudencia alemana. Pero no lo podrá sostener frente a la historia o al raciocinio humano. No hará otra cosa que traicionar una vez más sus orígenes y mostrar de qué espíritu es hija y hacia dónde se dirige Alemania.

Todos los que en aquella época tuvimos la responsabilidad de gobierno en los países del Pacto de Varsovia tomamos esas decisiones políticas colectivamente. No lo digo para descargar mi responsabilidad en los otros, lo digo solamente porque así fue y no de otra forma, y yo estoy convencido de que aquella decisión de entonces, del 1961, fue justa y así quedaría hasta que no hubiera terminado el conflicto entre EEUU y la URSS. Aquella decisión política y los convencimientos que la dictaron constituyen precisamente el objetivo de este proceso. Se necesita ser ciego o cerrar los ojos con conocimiento de causa ante los acontecimientos del pasado para no reconocer que esto es un proceso político de los vencidos contra los vencedores, para no entender que ello significa deformar la historia por motivaciones de orden político. Ustedes aseguran que aquella decisión política fue incorrecta y culpan a mí y a mis compañeros como responsables penales por los muertos en el muro. Pues yo les digo que la decisión que ustedes retienen justa habría causado miles o millones de muertos. De esto estaba y estoy todavía convencido y creo que también mis compañeros lo estén. Es por esta convicción política por la cual nos encontramos aquí delante de ustedes. Y ustedes nos condenarán porque tienen una opinión política diferente a la nuestra.

El cómo y el por qué se haya llegado a la construcción del muro no parece que interese a la acusación pública. Sobre esto la acusación no gasta una palabra. Las causas y las circunstancias vienen ignoradas del todo, la cadena de los acontecimientos históricos se rompe arbitrariamente. Erich Honecker ha construido y mantenido en pie el muro. Stop. Esta es la representación simplista que los juristas alemanes acaban por dar de la historia. Lo único que les interesa es que los comunistas sean marcados como criminales y como tal condenados. Los alemanes, en realidad, están perfectamente en condiciones de saber cómo se llegó al muro y de conocer las razones por las cuales en el muro se disparó. Pero ya que la acusación se comporta como si construir muros y matar gente sea una característica peculiar del socialismo y como si "delincuentes" aislados como yo y mis compañeros tuvieran toda la responsabilidad, me veo obligado, a pesar de no ser un historiador, a resumir la historia que dio lugar al muro.

Sus orígenes vienen de lejos. Nos conducen a la formación del capitalismo y del proletariado. Pero el inicio inmediato de la tragedia de la última fase de la historia alemana se sitúa en el año 1933. En ese año, como es conocido, muchos alemanes votaron en elecciones libres por el partido nazi y el presidente Hindenburg, que había sido elegido a su vez libremente en 1932, confirió democráticamente a Adolf Hitler las funciones de jefe del gobierno. Inmediatamente después los predecesores políticos de los actuales partidos dominantes, con excepción del SPD, votaron con plenos poderes, dando a Hitler poderes absolutos dictatoriales. Solamente los comunistas antes de aquellas elecciones habían dicho: "quien vota a Hindenbrug vota a Hitler, quien vota a Hitler vota por la guerra". Al momento del voto por los plenos poderes los diputados comunistas ya habían sido alejados del Reichstag, muchos comunistas habían sido arrestados o vivían en la clandestinidad. Ya entonces la ilegalización de los comunistas fue la señal del final de la democracia en Alemania.

No apenas Hitler fue hecho jefe de gobierno, Alemania conoce su primer milagro económico. Se vencía la desocupación, los bonos Volkswagen andaban bien y el ánimo ardiente del pueblo llevaba a aplastar y a asesinar a los judíos. El pueblo alemán en su mayoría estaba feliz y contento.

Cuando estalló la segunda guerra mundial y las fanfarrias anunciaban la guerra relámpago contra Polonia, Noruega, Dinamarca, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Francia, Yugoslavia, Grecia, el entusiasmo no conoció más límites. Los corazones de casi todos los alemanes palpitaban al unísono con el de su canciller, el más grande duce de todos los tiempos. Ninguno imaginaba que el imperio milenario duraría solamente 12 años.

Cuando en 1945 todo se convirtió en ruinas, Alemania no se encontró como dueña del mundo, como predecía una muy conocida canción nazi, sino totalmente dominada por los aliados. Alemania se dividió en cuatro zonas. No existía absolutamente libertad para transferirse de una zona a la otra. Ni siquiera para los emigrados alemanes que, como Gerhart Eisler, querían regresar a Alemania desde los EEUU.

En los EEUU existían planes (por ejemplo el plan Morgenthau) que preveían la división perpetua de Alemania en varios estados. Justamente como respuesta a estos planes Stalin pronunció las famosas palabras: «Los Hitler vienen y van, el pueblo alemán y el Estado alemán se quedan ». Pero la unidad de Alemania, que en aquel tiempo la URSS quería que se mantuviera, no se realizó. Por efecto de la guerra fría proclamada por los EEUU en 1947, Alemania, con la fusión de dos y después de tres zonas, con la reforma monetaria, y finalmente con la constitución en mayo de 1949 de la RFA, se dividió por un largo período en dos partes. Como se ve por las sucesiones temporales, esta división no fue obra de los comunistas, sino de los aliados occidentales y de Konrad Adenauer. La constitución de la RDA siguió en un segundo tiempo y fue la consecuencia lógica de la constitución de la RFA. A esta altura ya se habían formado dos Estados alemanes diferentes. Pero la RFA no tenía ningunas intensiones de reconocer a la RDA y de establecer con ella relaciones pacíficas. La RFA pretendía más bien ser la única representante de toda Alemania y de todos los alemanes. Con la ayuda de los aliados proclamó un embargo económico y trató por esa vía de aislar a la RDA económicamente y políticamente. Una política de agresión sin guerra: así se puede definir la línea seguida por la RFA con respecto a la RDA. Esta fue la forma que asumió la guerra fría en el suelo alemán.

Fue esta la política que llevó al muro.

Después de la entrada de la RFA en la OTAN, la RDA se adhirió al Pacto de Varsovia. Los dos Estados alemanes se enfrentaron como Estados miembros de alianzas militares hostiles.

La RFA era más fuerte que la RDA bajo varios aspectos: por número de habitantes, potencia económica, uniones políticas y económicas. Gracias al plan Marshall y al pago de reparaciones menores ustedes tuvieron que soportar las consecuencias de la guerra en medida reducida. La RFA disponía de mayores riquezas naturales y de un territorio más amplio. Y explotó esta múltiple superioridad en todos las maneras, pero sobre todo prometiendo a los ciudadanos de la RDA ventajas materiales si abandonaban su país. Muchos ciudadanos de la RDA no resistieron a esta tentación e hicieron lo que los políticos de la RFA se esperaban que hicieran: "votaron con los pies". El éxito económico ejerció una atracción fatal en los alemanes después de 1945 no menos de lo que aconteció después de 1933.

La RDA y los Estados aliados del Pacto de Varsovia se vinieron a encontrar en una situación difícil. La política del roll back parecía coronarse de éxito en Alemania. La OTAN se prestaba a extender su área de influencia hasta el Oder.

Esta política produjo en 1961 una situación de tensión en Alemania que ponía en peligro la paz mundial. La humanidad se encontró al borde de una guerra atómica. Esta era la situación en el momento en que los Estados del Pacto de Varsovia decidieron la construcción del muro. Ninguno tomó esta decisión a la ligera. Porque dividía las familias, pero también porque era la señal de una debilidad política y económica del Pacto de Varsovia con respecto a la OTAN que podía ser compensada solo con medios militares.

Políticos eminentes fuera de Alemania, pero incluso dentro de la RFA, reconocieron después de 1961 que la construcción del muro había disminuido la tensión en el mundo.

Franz Josef Strauss escribió en sus memorias: "Con las constitución del muro la crisis, ciertamente no positiva para los alemanes, podría decirse que no solo se controló sino que se cerró efectivamente" (pag. 390). Anteriormente Strauss había hablado de los planes de bombardeo atómico en el territorio de la RDA (pag. 388).

Yo creo que no hubiera existido ni el Tratado Fundamental [tratado que regulaba las relaciones entre las dos Alemanias concluido en diciembre de 1972, N.d.T.], ni el de Helsinki, ni la unidad de Alemania si en aquel momento no se hubiera construido el muro y si este hubiera sido derrumbado antes del final de la guerra fría. Pienso por lo tanto que aprobando la construcción del muro y manteniendo después esa posición ni yo ni mis compañeros nos hemos manchado de culpa alguna, no solamente desde el punto de vista del derecho, pero también desde un punto de vista moral y político.

Con respecto a la historia de Alemania esto evidentemente es una nota al margen, pero es notable como ahora muchos alemanes, tanto del oeste como del este, verían con gusto una reedición del muro.

Pero también nos debemos preguntar qué cosa hubiera sucedido si hubiéramos actuado como la acusación da por descontado que deberíamos haber hecho. Es decir, que no hubiéramos erigido el muro, si hubiéramos consentido a cualquiera abandonar al RDA, sentando así espontáneamente la rendición de la RDA ya en 1961. No hace falta una fantasía especial para entender los efectos que hubiera producido una política de este tipo. Basta considerar lo que sucedió en 1956 en Hungría y en 1968 en la República Socialista Checoslovaka. Las tropas soviéticas, que ya estaban presentes, hubieran intervenido también en la RDA en 1961, exactamente como habían hecho en los otros países. También en Polonia Jaruzelski proclamó el estado de emergencia en 1981 para impedir una intervención de ese tipo.

La agudización de la crisis que habríamos provocado si nos hubiéramos atenido al modelo que la acusación retiene como el único políticamente, moralmente y jurídicamente admisible habría implicado el riesgo de una tercera guerra mundial. Nosotros no habíamos querido y no podíamos correr este riesgo. Si esto para ustedes es un crimen pronuncien ustedes mismos su propia condena ante la historia con su sentencia. Pero esto importaría poco. Lo que más importa es que la sentencia de ustedes constituirá una señal para replantear las viejas contraposiciones en vez de remendarlas. En presencia del peligro de colapso ecológico del mundo, ustedes vuelven a proponer la vieja estrategia de clase de los años 30 y la política de potencia típica de Alemania desde los tiempos del canciller de hierro.

Si nos condenan por nuestras decisiones políticas en 1961, y yo pienso que ustedes lo harán, la sentencia será no solamente falta de todo fundamento jurídico, no solo emitida por un tribunal parcial, sino que también será una sentencia que ignora totalmente las costumbres políticas y los comportamientos de aquellos mismos países que gozan de vuestro máximo respeto como Estado de derecho. En este contexto no quiero en lo absoluto, ni podría hacer la lista de todos los casos en los cuales durante en los últimos 28 años se han tomado decisiones políticas que han tenido un costo de vidas humanas, porque no quiero abusar de vuestro tiempo y de vuestra sensibilidad. Tampoco podría recordarme de todas. Solamente quiero mencionar algunas:

En 1963 el entonces presidente de los EEUU Kennedy decidió enviar tropas a Vietnam para ocupar el lugar de los franceses derrotados y hacer la guerra hasta el 1975 contra los vietnamitas que combatieron por su libertad, independencia y autodeterminación. Esta decisión del presidente de los EEUU, que implicaba una violación evidente de los derechos del hombre y del derecho internacional, nunca ha recibido la mínima crítica por parte del gobierno de la RFA. Los presidentes de los EEUU Kennedy, Johnson y Nixon no han sido jamás llevados ante un tribunal y sus honores no han sufrido la mínima mancha, al menos no por aquella guerra. En este caso ni los soldados norteamericanos ni los vietnamitas han podido decidir libremente si correr o no el riesgo de morir por una guerra injusta.

En 1981 Inglaterra hace intervenir sus tropas en la Argentina para mantener las islas Falkland como colonia del imperio. La "lady de hierro" se aseguró de esta forma una victoria electoral y su imagen no fue mínimamente oscurecida, ni siquiera después de su destino electoral. Nadie pensó en acusarla de homicidio.

En 1983 el presidente Reagan ordenó a sus tropas ocupar Granada. No hay persona que goce de mayor respeto en Alemania que este presidente norteamericano. Evidentemente resulta justo que las víctimas de esta empresa hubieran sido asesinadas.

En 1986 Reagan bombardea en una acción de castigo las ciudades de Trípoli y Bengasi, sin preguntarse si sus bombas habrían golpeado culpables o inocentes.

En 1989 el presidente Bush ordenó llevarse por la fuerza de las armas de Panamá al general Noriega. Miles de panameños inocentes fueron asesinados. Pero para el presidente americano esto no ha significado la mínima mancha, mucho menos imaginar una acusación de homicidio.

La lista podría continuar a placer. Solamente mencionar la conducta inglesa en Irlanda podría parecer una mala educación.

Sobre los efectos que las armas de la República Federal Alemana producen en los kurdos de Turquía o en los negros de Sudáfrica se plantean interrogantes retóricos, pero nadie hace cuentas de los muertos y nadie llama por nombre a los culpables.

Hablo solo de países que son considerados modelos de estado de derecho y recuerdo solamente alguna de sus decisiones políticas. Cada cual puede fácilmente hacer una confrontación entre estas decisiones y la de erigir un muro en la frontera entre el Pacto de Varsovia y la OTAN.

Pero ustedes dirán que no pueden ni deberían decidir respecto a las acciones de otros países y que todo esto no les atañe. Yo no creo sin embargo que se pueda hacer un juicio histórico sobre la RDA sin analizar lo que ha sucedido en otros países en el período en el cual la RDA existía como producto del enfrentamiento entre los dos bloques. Creo también que las acciones políticas puedan ser solamente juzgadas en su contexto. Si ustedes cierran los ojos sobre lo que ha sucedido en el mundo fuera de Alemania desde 1961 hasta 1989 no podrán pronunciar una sentencia justa.

Pero incluso si ustedes se limitan a Alemania, comparando las decisiones políticas de los dos Estados alemanes, una valoración honesta y objetiva no podría no ir en ventaja de la RDA. Quien niega al propio pueblo el derecho al trabajo o el derecho a la casa, como sucede en la RFA, carga la cuenta de que muchos sientan negado el derecho a la existencia y no tengan otra solución que quitarse la vida. La desocupación, las condiciones de quienes no tienen casa, el abuso de drogas, los crímenes para procurarse la droga y la criminalidad en general son frutos de la decisión política de la economía de mercado. Incluso decisiones aparentemente neutrales desde el punto de vista político como los límites de velocidad en las carreteras, son el producto de un orden estatal en las cuales son determinantes no los políticos libremente elegidos sino los dueños que no han sido elegidos por nadie. Si el departamento para los crímenes cometidos en el ejercicio del poder de la Corte suprema se ocupara de vez de estas cosas, pronto tendréis nuevamente la posibilidad de estrechar la mano a los representantes de la República Federal Alemana. Esta vez sería en Moabit. Pero esto naturalmente no sucederá porque es justo que las víctimas de la economía de mercado se quiten la vida.

No soy yo la persona que pueda hacer un balance de la historia de la RDA. El momento de hacerlo no ha llegado todavía. El balance será delineado en el futuro y por otros.

Yo he dedicado mi existencia a la RDA. Desde mayo de 1971 sobretodo, he tenido una responsabilidad relevante para su historia. Yo soy por consiguiente parte en causa y además de eso debilitado por la edad y la enfermedad. Y sin embargo, llegando al final de mi vida, tengo la certeza de que la RDA no ha sido constituida en vano. La RDA ha representado un símbolo de que el Socialismo es posible y de que es mejor que el capitalismo. Se ha tratado de un experimento que ha fallado. Pero por un experimento fracasado la humanidad nunca ha abandonado la búsqueda de nuevos conocimientos y de nuevas vías. Se necesita ahora analizar las razones por las cuales este experimento ha fallado. Seguramente lo que ha sucedido se debe también a que nosotros –me refiero a los responsables de todos los países socialistas europeos- hemos cometido errores que podrían haberse evitado. Seguramente ha fracasado en la RDA entre otras cosas porque los ciudadanos de la RDA, así como otros alemanes antes que ellos, han sucumbido a una decisión equivocada y porque nuestros adversarios eran todavía demasiado poderosos. La experiencias históricas de la RDA, junto a la de los otros países exsocialistas, serán útiles a millones de hombres en países socialistas que todavía existen y servirán al mundo del futuro. Quien se ha empeñado con su propio trabajo y con su propia vida por la RDA no ha vivido en vano. Un número siempre mayor de personas del este se darán cuenta de que las condiciones de vida de la RDA los habían deformado mucho menos de cuanto la gente del oeste no haya sido deformada por la economía de mercado y que en las guarderías y en las escuelas los niños de la RDA crecían más despreocupados, más felices, más instruidos, más libres que los niños de las calles y de las plazas dominadas por la violencia de la RFA. Los enfermos se darán cuenta de que en el sistema sanitario de la RDA, no obstante el retraso técnico, eran pacientes y no objetos comerciales del marketing médico. Los artistas comprenderán que la censura, real o presunta, de la RDA no podía provocar al arte los daños producidos por la censura del mercado. Los ciudadanos constatarán que incluso sumando la burocracia de la RDA y la cacería a los productos escasos no había necesidad de que sacrificaran todo el tiempo libre que tienen ahora que sacrificar con la burocracia de la RFA. Los obreros y los campesinos se darán cuenta que la RFA es el Estado de los empresarios (o sea, de los capitalistas) y que no por casualidad la RDA se llamaba Estado de los obreros y de los campesinos. Las mujeres le darán mayor valor, en la nueva situación, a la igualdad y al derecho de decidir sobre su propio cuerpo de los cuales gozaban en la RDA.

Después de haber conocido de cerca las leyes y el derecho de la RFA muchos dirán con la señora Bohley, a quien los comunistas no son de su agrado: «Hemos pedido justicia. Nos han dado otro Estado». Muchos comprenderán también que la libertad de decidir entre CDU/CSU, SPD y FDP es solamente una libertad aparente. Se darán cuenta de que en la vida de todos los días, especialmente en el puesto de trabajo, tenían mucha más libertad en la RDA que la que tienen ahora. En resumen, la protección y la seguridad que la pequeña RDA, tan pobre con respecto a la RFA, garantizaba a sus ciudadanos no serán ya minimizadas como cosas obvias, porque la realidad cotidiana del capitalismo se encargará ahora de hacer comprender a todos cuanto valiosas eran.

El balance de los cuarenta años de historia de la RDA es diferente del que se presenta por los políticos y por los medios de masa. Con el paso del tiempo esto se hará mucho más evidente.

Queréis transformar el proceso contra nosotros, miembros del Consejo Nacional de la Defensa de la RDA, en un proceso de Nuremberg contra los comunistas. Pero este tentativo está destinado al fracaso. En la RDA no había campos de concentración, no habían cámaras de gas, sentencias políticas de muerte, tribunales especiales, no estaban ni la Gestapo ni las SS. La RDA no ha hecho la guerra y no ha cometido crímenes de guerra contra la humanidad. La RDA ha sido un país coherentemente antifascista que gozaba de altísimo prestigio internacional por su empeño a favor de la paz.

El proceso contra nosotros "peces gordos" de la RDA debe servir de respuesta a aquellos que dicen que «agarran siempre los peces pequeños, a los grandes los dejan escapar». Nuestra condena serviría por tanto a eliminar todo obstáculo para poder perseguir también a los "peces pequeños". Hasta ahora, de todas formas, no se han detenido mucho para hacerlo.

El proceso sirve para construir las bases para etiquetar a la RDA de Estado injusto e ilegal. Un Estado gobernado por "criminales" y "homicidas" de nuestro calibre no puede ser otra cosa que ilegal e injusto. Quien estaba en estrecha relación con nuestro Estado, quien era ciudadano consciente de sus propios deberes debe ser marcado con el signo de Caín. Un Estado contrario al derecho no puede no ser dirigido y gobernado por otra cosa que no sean "organizaciones criminales" como el Ministerio de la Seguridad y el SED. Se invocan culpas y condenas colectivas en lugar de responsabilidades individuales porque así se puede enmascarar la falta de pruebas a los crímenes atribuidos. Existen pastores y párrocos de la RDA que ahora son servidos en bandeja a una nueva inquisición, una moderna cacería de brujas. Millones de personas son así emarginadas y proscritas de la sociedad. Muchos ven reducidas al extremo las posibilidades de existir. Basta ser registrado como "colaborador informal" para ser condenado a la muerte civil. El periodista autor de las denuncias recibe elogios y grandes recompensas. De sus víctimas nadie se preocupa. El número de suicidios es tabú. Y todo esto sucede a mano de un gobierno que se dice cristiano y liberal y además con la tolerancia e incluso el apoyo de una oposición que no se merece su nombre por lo que vale el calificativo "social". Todo esto con la marca de calidad del Estado de derechos que se han autoatribuido.

Este proceso también revela toda la dimensión política como proceso a los antifascistas. En los momentos en que la canalla neonazi enloquece impune en las calles y los extranjeros son perseguidos y asesinados como en Mölln, ahí es donde el estado de derecho muestra toda su fuerza arrestando a los judíos que protestan y persiguiendo a los comunistas. Para hacer esto no se quejan de falta de funcionarios y de fondos. Estas son cosas que ya hemos visto en el pasado.

Este proceso, si queremos resumir el contenido político, se da en continuación a la guerra fría y niega la nueva mentalidad. Este revela el verdadero carácter político de esta República Federal. La acusación, las órdenes de captura y la sentencia sobre la admisibilidad de la acusación llevan la huella del extremo de la guerra fría. Las sentencias se reconstruyen con precedencia a 1964. Desde entonces el mundo ha cambiado, pero la injusticia alemana embasta procesos políticos como en los tiempos de Guillermo II. Ha superado ya la momentánea "debilidad" política liberal que la había afectado después de 1968 y ahora ha recuperado la espléndida forma anticomunista de un tiempo.

De nosotros se dice que somos dinosaurios incapaces de renovarnos. Este proceso hace ver donde están en realidad los dinosaurios y quien es incapaz de renovarse. Hacia el exterior se exhibe una gran flexibilidad. A Gorbachov se le atribuye la ciudadanía honorífica de Berlín y magnánimamente se le perdona de haber elogiado los así llamados disparadores del muro inscribiendo su propio nombre en el libro de honor de ellos. Internamente se exhibe ser «duros como el acero de Krupp» y el viejo aliado de Gorbachov se manda a un proceso. Gorbachov y yo hemos sido exponentes del movimiento comunista internacional. Se sabe que sobre algunos puntos esenciales teníamos opiniones diferentes. En aquella fase, sin embargo, yo pensaba que los elementos de divergencia fueran menos relevantes de los que teníamos en común. El canciller federal no me ha comparado a Goebbels, como ha hecho con otros, ni se lo hubiera nunca perdonado. Ni para el canciller ni para Gorbachov el proceso en contra mía constituye un obstáculo a su estrecha amistad. También esto es significativo.

Mis consideraciones terminan aquí. Hagan ustedes por lo tanto lo que no pueden dejar de hacer.

Fuente: RebeldeMule. Traducido a partir de la versión en italiano: Discorso di autodifesa del compagno Erich Honecker pronunciato davanti al tribunale di Berlino

Enlace relacionado, que incluye sus "Notas desde la cárcel": http://espina-roja.blogspot.de/2009/11/20-anos-de-la-caida-del-muro-de-defensa.html

viernes, 24 de agosto de 2012

"AELITA. REINA DE MARTE", LA PRIMERA PELÍCULA DE CIENCIA-FICCIÓN SOVIÉTICA


TÍTULO ORIGINAL Aelita
AÑO 1924
DURACIÓN 120 min.
PAÍS: URSS
DIRECTOR Yakov Protazanov
GUIÓN Aleksei Fajko, Fyodor Otsep (Novela: Aleksei Tolstoy)
FOTOGRAFÍA Emil Schünemann & Yuri Zhelyabuzhsky
REPARTO Yuliya Solntseva, Igor Ilyinsky, Nikolai Tsereteli, Nikolai Batalov, Vera Orlova, Valentina Kuindzhi, Pavel Pol, Konstantin Eggert, Yuri Zavadsky, Aleksandra Peregonets,
PRODUCTORA Mezhrabpom

Aelita (1924) es la primera pelicula de ciencia ficción realizada en el estado de los trabajadores, la Union Sovietica, dirigida por Yakov Protazanov dos años despues de que se publicara el libro en el que se basó, del mismo titulo, obra del sobrino de Leon Tolstoi, Lev.

La novela, hija natural de La máquina del tiempo y El manifiesto Comunista, es una de las obras más importantes para el desarrollo de la ciencia-ficción en el siglo XX, y, como hemos dicho, fue la inspiracion para la película del mismo nombre de Yákov Protazanov.

La novela nos cuenta la historia del ingeniero Loss y del revolucionario Gúsev, que, tras recibir unas supuestas señales de radio de Marte, se encuentran, durante su viaje a este planeta, con una civilisación semi-desarollada, y bajo el reinado de Aelita. Como historia de aventuras comparable con los clásicos de Julio Verne o Las minas del rey Salomón, la obra de Tolstói consigue mezclar supersticiones y teoría social, el futuro, el viaje interplanetario, y la luchas de clases.

La historia mezcla elementos de ciencia ficción con elementos revolucionarios, y de hecho la visita acabará provocando la revolución de los trabajadores marcianos, esclavizados y encerrados en sotanos por la clase dirigente, al ritmo de La Marsellesa, que fue, como se sabe, el primer himno de los revolucionarios sovieticos.

Alexéi Tolstói (1883-1945), sobrino del autor de Guerra y paz, es uno de los personajes más contradictorios de la literatura soviética. Se exilió a Berlin y Paris después de la Revolución, pero regreso a la Unión Soviética, renunciando a la fama y al exito en Alemania, cuando comprobó que la anarquia y el desorden no habian sido la consecuencia del triunfo obrero, sino, muy al contrario, la construccion de un estado igualitario donde la ciencia y la cultura estaban al servicio de la humanidad.

Conocido como ‘El conde camarada’, fue uno de los pocos nobles que guardó su título un la URSS. Su novela Pedro I (1945) sobre la vida de esta autócrata, fue la novela favorita del mismo Stalin, y retrataba de manera negativa y realista la vida del monarca absoluto. Sus cuentos para niños, en particular su reinscripción de Pinocchio, Buratino (1936), forman todavía una parte muy importante de la cultura rusa.

En la pelicula, dirigida en 1924 intercala elementos de ciencia ficción con el relato de la vida de la nueva Rusia revolucionaria, donde los trabajadores son parte activa del poder y de la cultura, pero en la cual tambien hay restos de cultura capitalista y de personajes que intentan que el crimen y la corrupcion continuen presentes en la nueva sociedad. Tambien en Marte, como proyección de la propia historia revolucionaria, la lucha de los trabajadores se intenta aprovechar para instaurar otra nueva dictadura de la clase dirigente, en clara referencia a Kerensky y su gobierno reformista...

En los primeros años de la Revolución Bolchevique, un joven ingeniero llamado Loss y su nueva esposa, Natasha, participan en la reconstrucción de Rusia después de la devastación de la Primera Guerra Mundial y de la intervención extranjera multinacional contra el poder soviético. Arduo trabajador y dedicado a la causa, Loss es sin embargo un tanto individualista y –peor- un soñador. Esta obsesionado con un misterioso mensaje de radio, uno que el cree que podría venir de Marte.

En la película Aelita, la sociedad marciana es una metafora del capitalismo, gobernada por un grupo de ancianos, donde la llamada reina, Aelita, no tiene real poder para gobernar. Los trabajadores viven encerrados en almacenes subterráneos fríos, mientras que la información, los recursos y el acceso a la tecnología están controlados fuertemente. Cuando un brillante científico marciano inventa un poderoso telescopio, Aelita lo seduce en orden de poder espiar a la gente de la Tierra. Ahí es cuando ve a Loss y Natasha abrazados y pronto se enamora del ingeniero. Ayudada por su ingeniosa y fiel sirviente, acaba por enviar un mensaje a la tierra.

Natasha está siendo cortejada por un funcionario soviético corrupto, al que la revolucion acaba descubriendo, pero mientras tanto los celos, otro lastre de la sociedad prerrevolucionaria, están minando el sentido ya inestable de la realidad de su pareja Loss. Su tensión explota en violencia, quedando Loss con la única alternativa de disfrazarse como su amigo Spiridinov y comandar una nave espacial dirigida a Marte que el diseña.

La novela y el film muestran las contradicciones a la que se enfrento la nueva sociedad revolucionaria, y da un mensaje de alerta contra el aventurerismo y el idealismo, y llaman a que el desarrollo de la revolución sea el esfuerzo en el que todos participen con maxima dedicacion, sin dejarse llevar por sueños o ilusiones, y sabiendo que queda mucho trabajo por hacer para acabar con la explotación y para vencer en la lucha de clases.

La moraleja final es que hay que dejar en un plano secundario los sueños idealistas y la busqueda de mundos lejanos para centrarse en la construcción de la Sociedad Socialista y democratica, donde siempre hay enemigos internos y externos dispuestos a acabar con todos los logros que han llevado al poder a los trabajadores y que, como Aelita, estan siempre al acecho para volver a reconquistar sus privilegios individuales destruyendo las conquistas sociales de la clase productora.

Más de ochenta años después de su creación, Aelita se mantiene en la lista de las principales joyas del cine de ciencia ficción (una ciencia ficcion cercana a la realidad del milagro economico y social de la construcción dle primer estado obrero del mundo), y no debería faltar en cualquier lista de películas de los aficionados al cine mudo, y del arte con conciencia.

Fuente: Un Vallekano en Rumanía

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