viernes, 29 de julio de 2011

PICASSO, EL TEATRO Y LA DANZA



La Fundación Bancaja y el Ayuntamiento de Gandia inauguran la exposición Picasso. La Danza (Le tricorne), una muestra que recoge la visión y creaciones del artista malagueño sobre la escenografía y el vestuario en el mundo teatral y de la danza.

La exposición, que permanecerá en la Casa de Cultura Marqués de González de Quirós de Gandia del 27 de julio hasta el próximo 27 de agosto, ofrece la serie realizada por Picasso para el decorado del ballet Le tricorne (El Sombrero de tres picos, de Pedro Antonio de Alarcón), estrenado en Londres en 1919. En concreto, la exposición está integrada por un total de 33 obras, que pertenecen a la Colección Bancaja, de las que 32 reproducen las maquetas en color de figurines y decorados realizados para el ballet Le tricorne, el segundo de los cuatro producidos por Serge Diaghilev para los Ballets Rusos. La exposición se completa con el dibujo a tinta Picador, realizado para el medallón del primer proyecto de telón de escena de este ballet.

Picasso. La Danza (Le tricorne) descubre la inmersión de Picasso en el mundo de las artes escenográficas, al que llegó de la mano de Diaghilev, un gran empresario de los Ballets Rusos interesado en reunir a los mejores artistas para hacer del ballet un ‘arte total’.

Los Ballets Rusos de Diaghilev como arte total

Serge Diaghilev (1872-1929) actuó como elemento aglutinador extraordinario, poniendo en contacto a las figuras más destacadas de las artes, la música, la danza y la pintura. Fruto de esta relación artística, el ballet fue dotado de un nuevo concepto y dimensión que le permitió tener un gran protagonismo en la configuración de las vanguardias del siglo XX.

Diaghilev reunió, de manera ecléctica, a los mejores pintores de su tiempo: Picasso, Derain, Braque, Matisse, Utrillo, Chirico, Rouault y también a los naïfs, los constructivistas, la vanguardia rusa y los surrealistas (Ernst y Miró). De esta manera, alcanzó su ideal: hacer un ‘arte total’. Este objetivo fue logrado por medio de la mezcla de tradición y vanguardia, de rigor y de audacia. En los ballets que produjo se reunía lo mejor de cada creador, coreógrafos, compositores musicales, pintores y bailarines, dando como resultado espectáculos excepcionales.

Picasso y la danza

Esta exposición pone de relieve una faceta menos conocida de Picasso (1881-1973), su gran dedicación por las artes escénicas, que se mantuvo hasta 1924. Entre 1899 y 1902 queda patente su interés por los cafés cantantes y los cabarets. De hecho, de 1899 datan los dibujos de las bailaoras realizados en Barcelona y de 1901 se conservan unos carboncillos de bailarinas. Junto a esto, sus acuarelas realizadas en Roma en 1917 se pueden considerar auténticas anotaciones sobre pasos de danza.

Adquiere una especial importancia su dedicación a los telones de escena, decorados y vestuario para los Ballets Rusos a partir de la colaboración con Serge Diaghilev. En esta línea, Picasso colaboró directamente en la composición escénica de diversas obras, como los decorados y el vestuario para Parade (1917), de Jean Cocteau y Léonide Massine, con música de Erik Satie, que se estrenó el 18 de mayo de 1917 en el Théâtre du Châtelet de París.

Un año después del estreno de Le tricorne (1919), realizó en Pulcinella el decorado y el vestuario para el ballet de Léonide Massine (según La Commedia dell’Arte), con música de Igor Stravinsky (según Pergolèse), creado para los Ballets Rusos de Diaghilev.

En Cuadro flamenco (1921) se encargó del decorado y el vestuario para la serie de bailes andaluces tradicionales, en un espectáculo creado por Diaghilev, pero en el que no intervinieron los Ballets Rusos. Un año más tarde, en L’après-midi d’un faune (1922) lleva a cabo el telón para el ballet de Vaslav Nijinsky con música de Claude Debussy. Ese mismo año realizó los decorados para la tragedia de Jean Cocteau (según Sófocles) Antígone, creada por Charles Dullin para el Théâtre de l’Atelier, en París.

En Mercure (1924), Picasso realizó el decorado y el vestuario para el ballet por Léonide Massine, con música de Erik Satie, y ese año también se encargó de la realización del telón de escena para el ballet de Jean Cocteau y Bronislava Nijinska, Train Bleu, con música de Darius Milhaud, creado por los Ballets Rusos de Diaghilev.

En 1925, atraído por el movimiento surrealista revolucionario fundado por André Breton, creó una de sus obras pictóricas decisivas, Les trois danseuses de la Tate Modern de Londres, que se puede interpretar como un grito entre la súplica y el éxtasis, quizá la danza de la muerte. Hay que señalar que su realización coincide con la muerte de su amigo Ramón Pichot y posiblemente en la obra se encuentra presente el recuerdo del suicidio de su también amigo Carlos Casagemas.

A partir de esta fecha son esporádicas y escasas sus intervenciones directas en obras escénicas, con participaciones en obras como Le 14 juillet (1936), Andromaque (1944), Le rendez-vous (1945), OEdipe roi (1947), Chant funèbre (1954), L’après-midi d’un faune (1962) o Icare (1962) .

Gandía (Valencia). Picasso. La Danza (Le tricorne). Casa de Cultura Marqués de González de Quirós.

Del 27 de julio al 27 de agosto de 2011.

Fuente: hoyesarte

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