miércoles, 20 de julio de 2011

BERNHARD HEISIG: PINTURA Y POLÍTICA



El artista fallecido el pasado mes de junio fue una referencia clave en la República Democrática Alemana

Los comisarios y galeristas quedaban petrificados cuando, en plena inauguración, Bernhard Heisig, fallecido en junio a los 86 años, agarraba un pincel para mejorar los cuadros expuestos. Sus temas eran a menudo históricos, resultado de una pugna del autor con su propia biografía. Vivió sus tiempos convulsos desde la primera fila: primero, como soldado voluntario de los nazis. Más tarde, como funcionario destacado del régimen comunista de la llamada República Democrática Alemana (RDA). Las pinturas de Heisig tienen un componente goyesco y pesimista. Muchos de sus cuadros presentan temas bélicos y caricaturescos. Fue uno de los principales pintores de la Alemania Oriental.

Heisig tenía 20 años cuando regresó de los campos de prisioneros de guerra soviéticos. El comunista Heisig no comentó hasta mucho después cómo había caído en las manos del Ejército Rojo: en 1942, a los 17 años, se alistó voluntariamente en una división acorazada de la Waffen-SS. Sirvió tres años en esta autodenominada "fuerza de élite" paramilitar nazi, que funcionaba independientemente del ejército regular y que cometió los más graves crímenes de guerra. Heisig, convertido al antifascismo, se matriculó en 1949 en la Academia de Artes Visuales en 1950. Aunque nunca se licenció, en 1961 fue nombrado catedrático y rector de dicha academia.

En 1965 lo destituyeron del rectorado por sus críticas a la política cultural en la RDA. Miembro del Partido Socialista Unificado (SED) -partido único del régimen- desde 1947, Heisig pudo conservar la cátedra y continuar su actividad docente hasta que renunció voluntariamente en 1968. En 1976 fue rehabilitado y regresó a la academia como rector. Comenzó su segunda luna de miel con el SED, que lo distinguió en dos ocasiones con el Premio Nacional. En 1978 fue nombrado vicepresidente de la poderosa Confederación de Artistas de la RDA.

En 1989, cuando quedaban unos meses para la unificación alemana, Heisig devolvió sus premios y renunció a sus cargos en la RDA. Según dijo, en protesta por "el abuso de poder y la corrupción" en la dirección del SED, que abandonó ese año.

Fuente: El País

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