Se escribe Alí; se lee unidad
Ali Costas Manaure*.- Alí Primera se une a la lucha revolucionaria siendo un niño. En 1952, específicamente, da sus primeros pasos como militante revolucionario. Es su hermano Ramón ─«Monche», como lo conocimos─ quien lo incorpora a filas del Partido Comunista de Venezuela (PCV).
Comienza a estudiar textos de Marx, junto a un albañil que le daba acceso a precarias impresiones que llegaban a la costa de Las Piedras en Paraguaná, Falcón.
En una extraordinaria entrevista realizada por la revista Venezuela Farándula en el año 1983, Alí relata cómo se inició en las luchas revolucionarias:
«Participé en la lucha antiperezjimenista, percibía realmente la lucha adeca y comunista contra la dictadura; tuve una relación con Marx a través de un albañil, después tuve contacto con el trabajo práctico en una especie de gruta donde había un multígrafo y ahí se imprimía propaganda. Una vez se nos pidió que repartiéramos (…) la propaganda y yo andaba en una bicicleta como a las 11 de la noche (…); tropecé con un Jeep de la Seguridad Nacional, y bueno cuando los vi me asusté y me caí y se me cayó la bolsa con los papeles, yo decía que me los había encontrado y nadie me sacó de allí, me quitaron la propaganda y me dieron con las correas».
A los años se traslada a Caracas para iniciar sus estudios de secundaria, donde tiene una relación profunda de amistad con Ángela Carrillo, esposa del extraordinario pintor César Rengifo. En ese entonces, el PCV lo incorpora en los aparatos urbanos de la lucha armada.
Al respecto, Alí comentaba en la citada entrevista: «yo me vine a tratar de continuar los estudios, empecé en el Liceo Caracas, compartí la lucha urbana y fui comunista y soy todavía comunista».
En 1967 es apresado bajo el gobierno de Raúl Leoni, durante poco más de tres meses. Fue torturado. Nunca glorificó este hecho; para él fue una situación que no lo enorgullecía y manejó con mucha discreción.
Su hermano mayor era funcionario policial y logra conseguir su liberación, pero Alí se niega a salir hasta que no sea excarcelado el último de sus compañeros. Así fue que el aparato de represión del Estado venezolano lo identifica como activo militante revolucionario.
Ese mismo año la Juventud Comunista de Venezuela (JCV) inicia una política de agitación y movilización para amortiguar el costo del proceso de pacificación tras la derrota militar de la lucha armada, denominada Carga sobre Caracas». La iniciativa consistía en un tinglado móvil donde se desarrollaban diversas actividades culturales. Sus voces principales: los jóvenes comunistas Alí Primera y Lilia Vera.
Pero, además, un dato muy poco conocido de la cronología de Alí es que en el año 1967 participa como delegado cultural de la JCV en la Reunión juvenil latinoamericana de solidaridad con Vietnam, celebrada en Chile, donde asistieron «las más representativas organizaciones universitarias, centrales de trabajadores y las juventudes socialistas, democratacristianas, radicales y comunistas del continente», tal y como lo expresara la ya legendaria dirigente comunista chilena Gladys Marín.
A finales de los años 60, la popularidad de Alí trascendía el movimiento estudiantil caraqueño y llegaba a los más a diversos sectores de la población. Se hacía imperativo producir un disco. De esa necesidad nace Vamos Gente de mi tierra (1968) y Alí Primera, Canciones de protesta (1969); ambos patrocinados por el PCV. De hecho, la presentación de la contraportada del primero es del intelectual comunista Héctor Mujica; mientras que el segundo es presentado por el poeta Caupolicán Ovalles.
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El asedio por parte de los cuerpos de seguridad de Estado era cada vez más intenso. Seguimiento, sabotaje a eventos, amedrentamiento… En diversas oportunidades llamaron telefónicamente a su madre, Carmen Adela, para recomendarle que «comprara su traje de luto».
Carmen Adela cuenta que Alí la citó en la Plaza Catia, ubicada en el oeste de Caracas, y le cantó la pieza «Madre, déjame luchar» para anunciarle que debía exiliarse.
«Llegó con su guitarra (…) Me llevó lejos, al último banco [de la plaza] y me dijo: Mamá, te mandé a llamar; yo me voy, o me matan o me meten preso».
Ella le respondió: «Hijo, yo nunca les he quitado a ustedes sus vainas, (…) lo que te encargo es que no olvides a esta vieja».
Ella describe la escena con intenso sufrimiento: «Se puso sobre mí, las lágrimas de él caían sobre mi pelo y las mías caían en el piso, y cantó esa canción ‘Madre, déjame luchar’».
Al mes, Carmen Adela recibe carta de su hijo: «Yo llevo algo en las venas, en la cabeza, porque yo voy a luchar por mi pueblo».
El PCV toma la decisión de preservar la vida de su militante, utilizando la figura de la beca estudiantil logra su salida del país en 1969 rumbo a Rumanía. Se mantendrá en el extranjero por casi cuatro años.
¿Ruptura con el PCV?
Se suele decir que Alí Primera se desvinculó orgánicamente del PCV para unirse al Movimiento al Socialismo (MAS). Sin embargo, cuando ocurre la división, él se encontraba en Europa y no es hasta el año 1973 que regresa a Venezuela.
Años más tarde, al ser cuestionado por su militancia comunista, Alí aclarará: «Yo no soy militante del Partido Comunista, soy comunista que es diferente. No creo que para tener una ideología socialdemócrata o socialcristiana haya que ser adeco o copeyano, yo no creo eso, sino más bien que precisamente eso es lo que ha perturbado al pueblo, porque se ha partidizado los sentimientos del pueblo. Yo soy amigo del Partido Comunista, pero no soy militante del partido y me siento orgulloso de mi formación».
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– ¿Consideras que tu salida del partido y tu no militancia es una evolución?
No, a mí no se me plateó como necesidad salirme del Partido Comunista.
– ¿Te sentías utilizado por el Partido Comunista?
Nunca.
La unidad del pueblo
Alí concebía que su capacidad de convocatoria debía ponerla en marcha a favor de un bien superior: La movilización y acumulación de fuerzas para la transformación de la realidad del país, y el inicio de «un proceso de Liberación Nacional y Socialismo». De tal modo que se convierte en un eslabón unitario fundamental del pueblo y todas las organizaciones de la izquierda venezolana. Es entonces cuando nace el proyecto de los Comités por la Unidad del Pueblo (CUP), un proyecto de convergencia de las izquierdas en defensa de las las más urgentes reivindicaciones populares.
«A mí lo que me interesa es el trabajo en función del pueblo y ubicar la canción en el pueblo. Si yo no ubico la canción en el pueblo voy a terminar cantando en un Comité Central», dice entre risas en una entrevista.
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Sin embargo, el buen humor no debe hacernos creer que no había francas preocupaciones. Alí reflexionará en distintos momentos sobre los retos de la unidad popular y el sectarismo imperante en la izquierda. En un manuscrito inédito hasta hoy, que conservamos en los archivos de la Fundación Alí Primera ─sin fecha─, afirmará:
Compañeros: Debemos mirar el futuro de la lucha sin amargura. Pensando en nuestros mártires debemos pensar en una sola muerte: en la muerte política de los partidos que han sido, son cómplices directos de la explotación de nuestro pueblo, de la represión. De los partidos que han segado la vida de los hijos de nuestro pueblo.
Pero esa muerte política solo es posible lograrla en la medida de que las organizaciones revolucionarias se liberen de ese lastre tan nocivo al crecimiento del movimiento revolucionario, como lo es el sectarismo.
Indiferentemente de que haya diferencias ideológicas en la táctica de los partidos revolucionarios, la lucha debe centrarse en la única posibilidad de victoria: en el pueblo.
El partido revolucionario que busque crecer buscando la destrucción de otra organización revolucionaria, está condenado a aislarse, a estancarse, a no aportar nada positivo a la conciencia del pueblo.
NUESTRA CLARIDAD NO DEPENDE DE LA OSCURIDAD DE LOS OTROS, SINO DE NUESTRA PROPIA LUZ.
Honor y gloria a nuestros mártires.
Por un movimiento revolucionario unido en la lucha.
¡Viva la liberación nacional y el Socialismo!
*Ali Costas Manaure es Vicepresidente de la Fundación Alí Primera.
Fuente: Tribuna Popular
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