La “Symphonie du Tiers-Monde en hommage à Hector Berlioz" fue compuesta en 1967 fruto de una petición de los Concerts Colonne para el centenario de la muerte de Hector Berlioz en 1969. Está inspirada en la obra "Une saison au Congo" de Aimé Césaire.
Se estrenó el 18 de febrero de 1968 interpretada por la Orchestre des Concerts Colonne dirigida por Pierre Dervaux. Está orquestada para tres flautas, tres oboes, uno doblando corno inglés, tres clarinetes, uno doblando clarinete bajo, tres fagots, seis trompas, tres trompetas, tres trombones, tuba, cuatro timbales, cuatro percusionistas, campanas, marimba, timbres, vibráfono, ondas martenot, piano, arpa y cuerdas. Con una duración de unos 22 minutos está dividida en tres movimientos.
Está inspirada en dos textos que reproduce en su partitura. El primero es un fragmento de una carta de Hector Berlioz escrita cuando se encontraba como huésped en la Villa Médicis de Roma.
Pienso que no existe ningún obstáculo para que una mis esfuerzos para la mejora de la clase la más numerosa y la más pobre para la clasificación natural de las habilidades y para la abolición de los privilegios de toda clase, que escondidos como el gusano en los últimos pliegues del cuerpo social, han paralizado hasta ahora los esfuerzos intentados para su curación.
El segundo son fragmentos de la obra de Aimé Césaire sobre Patrice Lumumba, "Une saison au Congo", a los cuales ha efectuado en algunas partes ligeras modificaciones.
El primer movimiento, lent, lamentoso, lleva las siguientes palabras del compositor. Africa del Sur. Tierra silenciosa, salvo de tiempo en tiempo el gorgoteo de un "colt". Es un negro que ha sido abatido Millones de esclavos, expoliados, desposeídos, aparcados como animales, la colonia penal con su esclavitud racista, su ejército, sus tanques, sus aviones, sus metralletas, su Biblia, sus leyes, sus tribunales, su odio y todavía más, su corazón duro y feroz. ¡América del Sur! ¡Asia del Sur! Sufren, pero esperan.
La música se desliza lentamente sobre un fondo de marcha fúnebre lejana. Después de algunas ráfagas intensas de la orquesta la música crece como un grito de rabia para luego apaciguarse para llevarnos al silencio inicial.
El segundo movimiento, allegro furioso, révolté, está encabezado por las siguientes palabras. Cardenal S.... ¿en qué lado habríais estado, hace mil novecientos y unos sesenta años, cuando bajo la opresión Romana, uno de vuestros contemporáneos, un cierto Jesús fue condenado a muerte? ¡Marchaos! ¡Retiraos, asesino de Cristo!
Violentas frases atonales marcadas por la percusión señalan un acto de rebeldía frente al destino. Música violenta que se incrementa en su final lleno de rabia.
El tercer movimiento, scherzando, récitatif et allegro giocoso, lleva las frases siguientes ¡Que cada una de nuestras heridas se convierta en pechos! Que cada una de nuestras esperanzas sea una rama para agitar y renovar el aire. ¡Buen momento! ¡Procedamos a nuestra paso unánime y exultante, en el nuevo tiempo! ¡En el solsticio!
Empieza lentamente con frases atonales hasta que la percusión señala el inicio de un episodio más intenso en forma de marcha, que nos conduce a la sección final con una especie de himno a la esperanza.
La obra traduce con gran realismo el estado de ánimo de Henri Tomasi durante este periodo de su vida. Sus cartas lo atestiguan con varias frases como, ... cuando veo y leo todo lo que pasa en este maldito mundo ... me es imposible no estar revolucionado. La crueldad y la demencia caracterizan nuestra especie desde su origen. Toda esperanza es vana.
Fuente: Historia de la Sinfonía
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