sábado, 17 de septiembre de 2022

"CON LA SANGRE DE LOS OTROS", PELICULA DE BRUNO MUEL, DEL GRUPO MEDVEDKINE

Título original: Avec le sang des autres
Año: 1975
Duración:50 min.
País: Francia
Dirección: Bruno Muel
Guion: Bruno Muel
Fotografía: Bruno Muel, Claude Blaquières
Productora: Slon, Iskra

Las prácticas cinematográficas desarrolladas en Francia en los años previos y al calor de las movilizaciones del Mayo Francés tuvieron un pleno cuestionamiento y crítica a las formas hegemónicas, interviniendo, registrando y generando debate sobre las condiciones de vida y la política.

El realizador francés Chris Marker organizó los Grupos Medvedkine, en las localidades francesas de Sochaux y Besançon. Previamente conoce al cineasta ruso Alexander Medvedkine, y del encuentro surge la iniciativa de nombrar así a los colectivos de cine político que por su impulso comienzan a filmar los conflictos obreros más importantes antes, durante y después de los sucesos de mayo. La experiencia de Alexander Medvedkine –que fue parte del Ejército Rojo y que tras la revolución impulsó el “Cinetren” recorriendo el amplio territorio soviético y retratando la vida de obreros y campesinos con quienes elaboraba conjuntamente cada película– inspiró la práctica de los jóvenes franceses. Los grupos impulsados por Marker estaban constituidos por jóvenes cineastas junto a obreros de distintas fábricas. Sus documentales se difundían por canales alternativos y generaban debates, permitieron ver ese mundo obrero ocultado por la mayoría del cine.

Las movilizaciones obreras y estudiantiles de 1968 tuvieron una profunda influencia en el campo del cine a nivel mundial. En Francia el conjunto de la comunidad audiovisual se movilizó y organizó en asambleas, comités y colectivos. La crítica a la organización capitalista de la industria del cine fue teórica y práctica. Se realizaron profundos debates ideológicos, programas para transformar la forma de producción cinematográfica y múltiples variantes de registro audiovisual plasmadas en cortometrajes, documentales y films de ficción que son hoy valiosos documentos de la historia de la lucha de clases. De los colectivos de cine político que surgieron se destacan el Grupo Dziga Vertov impulsado por Jean Luc Godard y los Grupos Medvedkine. En 1969 Godard reflexionaba:

Los obreros hablan mucho entre sí, pero ¿dónde están sus palabras? Ni en los diarios, ni en las películas, están las palabras de las gentes que constituyen el 80 % de la humanidad. Hay que forzar a la minoría que tiene la palabra, a cederla al 80 %, hacer que la palabra de la mayoría pueda expresarse. Por eso no quiero pertenecer a la minoría que habla, y habla todo el tiempo, o a la que hace cine, sino que quiero que mi lenguaje exprese ese 80 %. Y es por eso que no quiero hacer cine con gente del cine, sino con gentes que componen la gran mayoría.

La práctica de los Grupos Medvedkine responde más que ninguna otra a este desafío. Desde 1967 hasta 1974 realizaron diversas producciones junto a trabajadores de distintas regiones. En 1967, Espero que sea pronto, de Chris Marker y Mario Marret, registra el conflicto obrero de Rhodiaceta de Besançon, y captura su amplia dimensión de cuestionamiento a los ritmos de trabajo de la producción capitalista. Allí los obreros que toman la fábrica reivindican su acción como parte también de su derecho a la cultura. La lucha obrera y el cine se unen en múltiples planos: un testimonio rescata con emoción que en las tomas de fábrica podían ver cine todas las noches, tranquilos; "eso es buenísimo" afirma un obrero a los camarógrafos que no dudan en sumarse a la lucha.

Con la sangre de los otros (1974) es un film de Bruno Muel, del grupo Medvedkine de Sochaux. A lo largo de las distintas producciones de los grupos Medvedkine se puede ver el lugar destacado que tiene la denuncia a la explotación capitalista expresada centralmente en los ritmos agobiantes de trabajo y en la degradación de las condiciones de vida de los trabajadores. En una entrevista Bruno Muel apunta que una de las intenciones era mostrar cómo "el desequilibrio en las condiciones de trabajo se traduce a un desequilibrio en toda la vida" y con esta película queda afirmado de forma contundente. Un presentador inicia el film con un relato. Está parado frente a una mansión en el campo y recuerda en detalle el árbol genealógico de la familia Peugeot, dueña de enormes propiedades como la que vemos detrás. Los planos que siguen recorren casas humildes, monoblocks, barrios obreros, también construidos por la familia Peugeot, pero para alojar allí a los miles de trabajadores que día a día hacen crecer su fortuna. El secreto de este profundo contraste de clase será descubierto con la cámara recorriendo las líneas de montaje, descubriendo los movimientos repetitivos, la alienación. El trabajo en cadena es registrado en tiempo real y así también su ensordecedor ruido. Y fuera de la fábrica, la explotación continúa. Grandes almacenes, supermercados, distracciones, vacaciones, alojamiento, la propia ciudad: todo el horizonte es Peugeot. Las imágenes tramiten la violencia de esta situación que es directamente percibida por el espectador.

Fuente:Violeta Bruck, Jorge Galeano. Izquierda Diario

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