miércoles, 5 de agosto de 2020

81 ANIVERSARIO DEL FUSILAMIENTO DE LAS "TRECE ROSAS"

Las Últimas Cartas de “Las 13 Rosas”

En la madrugada del día 5 de agosto de 1939, un grupo de mujeres eran fusiladas en la pared del Cementerio que había cercano a la cárcel de mujeres de Las Ventas. Entre esas fusiladas, se encontraban 13 mujeres que han pasado a la historia como “Las 13 Rosas”, asesinadas sin motivo alguno, por defender la libertad y la democracia, aspectos sobre los que creían firmemente, y cuya vida se les fue arrebatada de esa forma tan cruel.

Pero no vamos a entrar en detalles y aspectos de estas matanzas que fueron tan habituales al finalizar la Guerra Civil en España, puesto que sobre las 13 Rosas y su vida, se ha escrito mucho y con mucho detalle. Hoy nos queremos ocupar, y que sirva como recuerdo de todas ellas, de esas “ultimas”· cartas que escribieron para despedirse de sus familiares, al menos las que han visto la luz y se sabe que han existido. No tenemos constancia que fueran enviadas por Correo, puesto que es más fácil pensar que fueron entregadas en mano junto a sus pertenencias, pero los filatelistas sabemos bien que una carta siempre es una carta, llegue por la forma de entrega que llegue.

A las 13 Rosas, y según testimonios de otras presas de la cárcel de Las Ventas, tras el Consejo de Guerra que tuvo lugar el día 3 de agosto donde se les declaró “culpables” y se les condenó a muerte, se les llevó a una capilla para que “confesaran sus pecados” y se les permitió se despidieran de sus familiares mediante cartas, de las cuales, solo 3 de ellas han salido a la luz y son las que nos ocupan hoy este espacio. Desconocemos pues si todas ellas se despidieron de sus familiares con misivas ó no. Las cartas se entregaron pues en mano a los familiares, y como algunos autores apuntan alguna carta no se entregó inmediatamente como veremos después.

Por su contenido y como recuerdo imborrable de todas ellas, transcribimos íntegramente las cartas que se han publicado, de las que comentaremos algunos aspectos de las mismas, si bien el filatelista es conocedor de lo que significa recibir mediante carta, noticias de una familiar, donde unas veces son buenas noticias pero otras el contenido no es siempre el deseado, y menos en esta ocasión tan dura donde si Espña vivía momento para no recordar, estas familias tenían ante si las últimas palabras que en vida escribieron sus hijas/madres. Sin duda una correspondencia muy dura y cuyas palabras han servido para siempre de vinculo entre los familiares y a las mujeres asesinadas. Cabe pensar que solo han visto la luz estas 3 cartas, si bien puede que otras tantas no ha han encontrado ó simplemente quedaron en la intimidad y el dolor de sus familiares.

Julia Conesa Conesa (19 años), escribió una de estas cartas y terminó la misma dejando para la historia una de las frases que ha servido como lucha por las ideas de las personas: “…que mi nombre no se borre en la historia”.
           
                     Copia de la carta que Julia Conesa escribe a su familia
 
 Madre, hermanos, con todo el cariño y entusiasmo os pido que no me lloréis nadie. Salgo sin llorar. Cuidar a mi madre. Me matan inocente, pero muero como debe morir una inocente. Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada.

Adiós, madre querida, adiós para siempre. Tu hija, que ya jamás te podrá besar ni abrazar. Besos para todos, que ni tú ni mis compañeros lloréis.

Que mi nombre no se borre en la historia. 

 Julia se enfrenta a esta despedida con la idea clara de que “me matan inocente”, pidiéndole a los suyos que no derramen ni una lágrima y dejando para la historia ese mensaje en el que nos pide que esta injusticia y muchas otras, jamás se olviden. Sin dudas frases muy difíciles de leer por quién las recibe y también suponemos por quién las escribió. Julia trabajaba en Madrid de modista pero era de origen asturiano.

La siguiente carta que observamos y que los historiadores se han encargado de estudiar es la de una “Madre a su hijo”. Sin duda la más dura de las despedidas que se pueden leer, donde los consejos maternos debieron acompañar al hijo de Blanca Brisac Vázquez (29 años), durante toda su vida.

                       
  Emotiva última carta que escribe Blanca Briscac a su familia

Querido, muy querido hijo de mi alma. En estos últimos momentos tu madre te piensa en ti. Sólo pienso en mi niñito de mi corazón que es un hombre, un hombrecito, y sabrá ser todo lo digno que fueron sus padres. Perdóname, hijo mío, si alguna vez he obrado mal contigo. Olvídalo, hijo, no me recuerdes así, y ya sabes que bien pesarosa estoy.

Voy a morir con la cabeza alta. Sólo por ser buena: tú mejor que nadie lo sabe. Quique mío. Sólo te pido que seas muy bueno, muy bueno siempre. Que quieras a todos y que no guardes nunca rencor a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca. Las personas buenas no guardan rencor y tú tienes que ser un hombre bueno, trabajador. Sigue el ejemplo de papachín. ¿Verdad hijo que en  mi última hora me lo prometes? Quédate con mi adorada Cuca y sé siempre para ella y mis hermanas un hijo. El día de mañana, vela por ellas cuando sean viejitas. Hazte el deber de velar por ellas cuando seas un hombre. No te digo más. Tú Padre y yo vamos a la muerte orgullosos. No sé si tu padre habrá confesado y comulgado, pues no le veré hasta mi presencia ante le piquete. Yo sí lo he hecho.
Enrique, que no se te borre nunca el recuerdo de tus padres. Que te hagan hacer la comunión, pero bien preparado, tan bien cimentada la religión como me la enseñaron a mí. Te seguiría escribiendo hasta el mismo momento, pero tengo que despedirme de todos. Hijo, mío, hasta la eternidad. Recibe después de una infinitud de besos el beso eterno de tu madre. 

De esta carta, nos sorprende mucho que la fecha que Blanca pone al iniciarla es 5.9.39, cuando se sabe falleció el día 5.08.39. Posiblemente no se percató de que estaba poniendo septiembre, ó su estancia en la cárcel le hiciera perder la noción del tiempo. Blanca se despide de su hijo, de la mejor forma que lo puede hacer una madre, pidiéndole al hijo que sea un “hombre digno…como lo fueron sus padres” y pidiéndole además que no guarde rencor en clara referencia a sus asesinos. Sin duda una carta dura con un entrañable contenido y una muy sincera despedida “….hasta la eternidad.”.
Blanca tenía 29 años y era pianista. Era la mayor de las 13 rosas. Esta carta se escribió en la madrugada del día 5 de agosto de 1939, justo antes de que a todas ellas las condujeran hacía una injusta muerte, pero el hecho de que estas palabras, las últimas de Blanca a su hijo Quique, no se las entregaran hasta 16 años después, hace que la cobardía y la crueldad de sus verdugos, no tenga perdón alguno.

La última carta que nos trae aquí es la que Dionisia Manzanero Salas (20 años) escribe a su familia. Es la más extensa de todas y la que más detalles aporta como explicación a sus familiares de lo acontecido, incluso buscándole un porque a todo.

Queridísimos padres y hermanos. Quiero en estos momentos tan angustiosos para mi poder mandaros las últimas letras para que durante toda la vida os acordéis de vuestra hija y hermana, a pesar de que pienso que no debería hacerlo, pero las circunstancias de la vid lo exigen.
Como habéis visto a través de mi juicio, el señor fiscal me conceptúa como un ser indigno de estar en la sociedad de la Revolución Nacional Sindicalista. Pero no os apuréis, conservar la serenidad y la firmeza hasta el último momento, que no os ahoguen las lágrimas, a mi no me tiembla la mano al escribir. Estoy serena y firme hasta el último momento. Pero tened en cuenta que no muero por criminal ni ladrona, sino por una idea.
A Bautista le he escrito, si le veis algún día darle ánimos y decirle que puede estar orgulloso de mí, como anteriormente me dijo.
A toda la familia igual, como no puedo despedirme de todos en varias cartas, lo hago a través de ésta. Que no se preocupen, que el apellido Manzanero brillará en la historia, pero no por crimen.
Nada más, no tener remordimiento y no perder la serenidad, que la vida es muy bonita  y por todos los medios hay que conservarla.
Madre, ánimo y no decaiga. Vosotros ayudar a que viva madre, padre y los hermanos. Padre firmeza y tranquilidad.
Dar un apretón de manos a toda la familia, fuertes abrazos, como también a mis amigas, vecinos y conocidos.
Mis cosas ya os las entregarán, conservar algunas cosas de las que os dejo. Muchos besos y abrazos de vuestra hija y hermana, que muere inocente. 

Sus palabras también son duras al recibirlas, especialmente para sus padres cuando les dice “….os escribo estas últimas letras….para que recordéis toda la vida a vuestra hija…”. Es difícil de pensar que últimas letras escribiría alguien que se enfrenta a la muerte, para despedirse, queriendo hacer de esa carta, de ese papel, un algo interminable y eterno. En la carta ella misma hace referencia a otra carta escrita a un tal Bautista, pero desconocemos si la carta ha sido localizada y estudiada. Se despide de su familia diciéndoles que “…muero inocente”, y así murió INOCENTE.

Las otras 13 rosas fueron: Carmen Barrero Agudo (20 años), Martina Barroso García (22 años), Pilar Bueno Ibáñez (27 años), Avelina García Casillas (19 años), Elena Gil Olaya (20 años), Virtudes González García (18 años), Ana López Gallego (21 años), Joaquina López Laffite (23 años), Victoria Muñoz García (18 años) y Luisa Rodríguez de la Fuente (18 años). La mayoría de ellas fusiladas siendo menores de edad puesto que en aquella época, la mayoría de edad se tenía a los 23 años. Una crueldad que nos deja la historia y cuyas cartas, esa última correspondencia epistolar que les permitieron tener, nos han dejado la parte más humana que tenemos las personas cuando nos enfrentamos a la adversidad.

A todas ellas…. ¡Qué sus nombres no se borren jamás de la historias!

Por José Ivars Ivars

Fuente: FESOFI

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