lunes, 7 de octubre de 2019

85 ANIVERSARIO DE LA REVOLUCIÓN DE ASTURIAS



“Comité Revolucionario de Mieres y su Concejo.
Hacemos saber:
1º Que el Comité Revolucionario, como intérprete de la voluntad popular, y velando por los intereses de la revolución, se dispone a tomar con la energía necesaria todas las medidas conducentes a encauzar el curso del movimiento. A tal efecto, disponemos:
2º Ordenamos que todos los que se encuentren en condiciones de marchar al frente pasen a alistarse en las oficinas de reclutamiento que a tal efecto tenemos instaladas en los locales Salón Novedades y Grupo Escolar, que servirán de cuartel general que operará en este sector.
3º Cese radical de todo acto de pillaje, previniendo que todo individuo que sea cogido en un acto de esta naturaleza será pasado por las armas.
4º Todo individuo que tenga armas en su poder debe presentarse ante el Comité Revolucionario a identificar su personalidad. A quien se coja con armas en su domicilio o en la calle, sin la correspondiente declaración, será juzgado severísimamente”.
Bando del Comité Revolucionario de Mieres del 6 octubre 1934.

“Al pueblo en general:
La Revolución Social ha triunfado en La Felguera; nuestro deber es organizar la distribución y el consumo en la debida forma.
Rogamos al pueblo sensatez y cordura. Hay un Comité de distribución al cual se debe dirigir todo aquel encargado de cubrir las necesidades de su hogar; este Comité residirá en el Centro Obrero “La Justicia”, y a él se debe dirigir todo aquel que tenga que exponer alguna queja o surtirse del “vale” correspondiente, quedando por lo tanto abolido el dinero al quedar lo mismo la propiedad privada.
A las tres de la tarde se reunirá todo el pueblo en el parque, donde será orientado debidamente.
Sin más por el momento, quedamos vuestros y de la Revolución triunfante,
El Comité Revolucionario.
La Felguera, 6 de octubre de 1934.”
Panfleto del Comité Revolucionario de La Felguera, repartido por Les Cuenques el domingo 7 de octubre. Aurelio de Llano Roza de Ampudia. “La Revolución en Asturias, 1934. Pequeños anales de quince días”. IDEA, Gijón, 1977.

“Hacemos saber:
Que el Comité Revolucionario, como intérprete de la voluntad popular, y velando por los intereses de la Revolución, se dispone a tomar, con la energía necesaria, todas las medidas conducentes a encauzar el curso del movimiento. A tal efecto, disponemos:
1º El cese radical de todo acto de pillaje, previniendo que todo individuo que sea cogido en un acto de esta naturaleza será pasado por las armas.
2º Todo individuo que posee armas en su poder debe presentarse inmediatamente ante el Comité a identificar su personalidad. A quien se coja con armas en su domicilio o en la calle, sin la correspondiente declaración, será juzgado severamente.
3º Todo el que tenga en su domicilio artículos productos del pillaje o cantidades de los mismos que sean productos de ocultaciones, se les conmina a hacer entrega de los mismos inmediatamente. El que así no lo haga, se atendrá a las consecuencias naturales como enemigos de la Revolución.
4º Todos los víveres existentes, así como artículos de vestir, quedan confiscados.
5º Se ruega la presentación inmediata ante este Comité de todos los miembros pertenecientes a los Comités directivos de las organizaciones obreras de la localidad, para normalizar la distribución y consumo de víveres y artículos de vestir.
6º Los miembros de los partidos y Juventudes obreras de la localidad deben presentarse inmediatamente con su correspondiente carnet para constituir la guardia roja que ha de velar por el orden y la buena marcha de la Revolución.
En Oviedo, a 9 de octubre de 1934.
El Comité Revolucionario”
Bando del Comité Revolucionario de Alianza de Obreros y Campesinos de Asturias.


“Obreros y Campesinos, pueblo de Grado:
El proletariado de toda España, con un valor y una heroicidad desconocidos, se baten con las fuerzas que aún defienden, aunque en los estertores de la agonía, el régimen de explotación.
El triunfo de nuestra causa es cuestión de horas.
Asturias particularmente, los obreros que han triunfado, se constituyeron en poder en Langreo, San Martín del Rey Aurelio, Laviana, Pola de Lena y Aller. Gijón y Oviedo estarán completamente en nuestro poder dentro de unas horas.
Vizcaya, Cataluña, Aragón, Levante, Valladolid y otras muchas provincias, están en idénticas circunstancias que Asturias.
En Madrid tenemos a raya a las fuerzas reaccionarias. Sólo falta para el triunfo total que vayamos creando los Cuerpos del ejército proletario disciplinadamente, obedeciendo ciegamente los mandos de los jefes superiores del Ejército Rojo.
Particularmente al pueblo de Grado, se advierte que quien tenga armas, las tendrá inexorablemente que entregar en el plazo del día de la fecha. Quien no lo haga, será considerado como enemigo del nuevo régimen, y como tal, se atenderá a sus consecuencias.
Igualmente se participa a los comerciantes que serán responsables de los víveres que tengan en su poder, los que tendrán que entregar al Comité Revolucionario sin ocultación de ninguna clase.
Se advierte igualmente que el Comité Revolucionario procederá con todo rigor contra los individuos que sin control del mismo intente saquear o apoderarse en su provecho de mercancías o cosas, las que son declaradas de utilidad pública.
¡Viva el Gobierno Obrero y Campesino!
Grado, 9 de octubre de 1934.
El Comité”
Bando del Comité Revolucionario de Grado. Aurelio de Llano Roza de Ampudia. “La Revolución en Asturias, 1934. Pequeños anales de quince días”. IDEA,
Gijón, 1977.

 “Comité Revolucionario de Alianza Obrera y Campesina de Asturias.
A todos los trabajadores:
Compañeros: Ante la marcha victoriosa de nuestra revolución, ya gloriosa, los enemigos de los intereses de nuestra clase utilizan todas sus malas artes en intentar desmoralizar a los trabajadores asturianos que en magnífico esfuerzo se han colocado a la cabeza de la Revolución proletaria española.
Mientras en el resto de las provincias se dan noticias de que en Asturias está sofocado el movimiento, el Gobierno contrarrevolucionario dice en sus proclamas a los trabajadores de nuestra región que en el resto de España no ocurre nada y nos invita a entregarnos a nuestros verdugos.
Hoy podemos decir que la base aérea de León ha caído en poder de los obreros revolucionarios leoneses y que éstos se disponen a enviarnos fuerzas en nuestra ayuda. Contra la voluntad indomable del proletariado asturiano, nada podrán las fuerzas del fascismo.
Estamos dispuestos, antes de ser vencidos, a vender cara nuestra existencia. Tras nosotros, el enemigo sólo encontrará un montón de ruinas.
Por cada uno de los nuestros que caiga por la metralla de los aviones, haremos justicia con los centenares de rehenes que tenemos prisioneros.
Sépanlo nuestros enemigos. ¡Camaradas: un último esfuerzo por el triunfo de la revolución! ¡Viva la revolución obrera y campesina!
11-10-1934.
El Comité.”
Aurelio de Llano Roza de Ampudia. “La Revolución en Asturias, 1934. Pequeños anales de quince días”. IDEA, Gijón, 1977.

“Compañeros: Estamos creando una nueva sociedad. Y como en el mundo biológico, el alumbramiento se verifica con desgarramientos físicos y dolores morales. Son leyes naturales a las que nadie ni nada escapa. El hombre más preclaro que produjo la Humanidad, nació de madre moribunda, rendida a los dolores del vientre desgarrado. Es fatal que así sea. La muerte produce la vida. La agonía de un moribundo, su último aliento, va a fortalecer los pulmones de un recién nacido. Va a darle vida.
No os extrañe, pues, trabajadores, que el mundo que estamos forjando cueste sangre, dolores, lágrimas; todo es fecundo en la Tierra.
Ahora bien: Esta obra de gigantes necesita del concurso de todos. Los jóvenes varones se baten en las calles con un entusiasmo y valor digno de la causa que se defiende. Son los verdaderos héroes de esta jornada que van a libertar de la esclavitud a la clase trabajadora. Y, como todos somos necesarios, a los que no luchan con el fusil se les pide su cooperación personal para cuantas operaciones secundarias sean necesarias. El abastecimiento del vecindario es complicado. Lo hace más difícil la falta de transportes ferroviarios que habría, según lo convenido, de proporcionarnos lo que nos hiciera falta. Será cuestión de días normalizar la vida de trabajo, a la que nos corre prisa llegar.
Sí, sí; nos corre prisa dejar las armas, queremos pronto licenciar la juventud para que se dedique a crear y no a destruir, porque es un verdadero sarcasmo que quien nace para dar vida empuñe instrumentos de muerte. Será cuestión de horas, las necesarias para que se convenzan los antiguos privilegiados de que sus privilegios han terminado para siempre, como terminó en su época, el derecho de pernada de los señores feudales.
Atendiendo a las dificultades que hemos de encontrar en el abastecimiento de víveres, las familias han de cooperar, en lo que puedan, los días que duren las estrecheces económicas. Cada hogar se surtirá de lo sumamente indispensable, sacrificando el estómago. Si alguna familia puede pasar unas horas sin un artículo, no debe pedirlo. Los labradores deben consumir en estas horas difíciles, los pocos productos de que dispongan, en la seguridad de que muy pronto pondremos a su disposición útiles de trabajo, semillas y abono.
Las clases que se resistan a ingresar en las filas de los trabajadores, porque tienen dinero o crédito, desde hoy no podrán surtirse en la forma que lo venían haciendo. Los comestibles que en el día de hoy, y en adelante, se expendan, son de nuestros almacenes. Los expendedores, en cuya honradez fiamos, que sean infieles, ya sabremos cómo hemos de tratarlos, advirtiéndoles que no son estos los momentos más propicios para contemplaciones.
El pueblo en general ha de sentir la inmensa satisfacción de ver su ideal realizado. Pocas horas no más, y habrá más pan en todos los hogares y más alegría en los corazones.
Seamos todos dignos de los momentos en que vivimos, levantando la frente tantos siglos humillada.
Soldados del ideal: en disposición y en alto vuestro fusil; aún hay enemigos. Todavía miles de hermanos de clase se baten en algunos pueblos. Nuestro triunfo no puede hacernos olvidar que vuestra voluntad y esfuerzo serán necesarios a otros trabajadores que luchan con más dificultades.
Mujeres: por vuestros hijos que van a forjar en adelante un mundo mejor, ayudad en esta empresa. Consumid poco, lo estrictamente indispensable; sed vosotras también dignas de la hora actual.
¡Trabajadores! ¡¡Viva la Revolución Social!!
Grado, Octubre de 1934
El Comité Revolucionario”
Bando del Comité Revolucionario de Grado. A los trabajadores y campesinos del concejo de Grado. Aurelio de Llano Roza de Ampudia. “La Revolución en Asturias, 1934. Pequeños anales de quince días”. IDEA,
Gijón, 1977.

“¡Proletarios todos, obreros y campesinos!
Nuestra Revolución sigue su marcha ascendente. De esta realidad que nadie os aparte.
De nuestra potencia es un exponente la debilidad de las fuerzas enemigas acusada en los procedimientos asesinos que emplean en la lucha, penetrando en las casas de Oviedo en los hogares pobres y degollando con la gumia de uso en las cabilas del Rif, seres inocentes, niños en presencia de sus madres, provocando la locura de estas mártires por muchos conceptos, para luego rematarlas con fruición demoníaca.
¡Obreros: En pie de guerra! ¡Se juega la última carta!
Nosotros organizamos sobre la marcha el ejército rojo. El servicio obligatorio con la incorporación a filas de todos los hombres desde los diecisiete a los cuarenta años. Todos a sumarse a la Revolución. Aquel que no sea apto para el frente, tendrá su destino en los Comités organizadores o en servicios complementarios.
Lo repetimos: En pie de guerra. ¡Hermanos! el mundo nos observa. España, la España productora, confía su redención a nuestros triunfos. ¡Qué Asturias sea un baluarte inexpugnable!
Y si su Bastilla fuera tan asediada, sepamos antes que entregarla al enemigo, confundir a éste entre escombros, no dejando piedra sobre piedra.
Rusia, la patria del proletariado, nos ayudará a construir sobre las cenizas de lo podrido el sólido edificio marxista que nos cobije para siempre.
Adelante la Revolución. ¡Viva la dictadura del proletariado!
Dado hoy, 16 de octubre de 1934.”
Bando del Comité Provincial Revolucionario de Asturias.


“A todos los trabajadores:
El día cinco del mes en curso comenzó la insurrección gloriosa del proletariado contra la burguesía, y después de probada la capacidad revolucionaria de las masas obreras para los objetivos de gobiernos, ofreciendo alternativas de ataque y defensa ponderadas, estimamos necesaria una tregua en la lucha, deponiendo las armas en evitación de males mayores. Por ello, reunidos todos los comités revolucionarios con el provincial, se acordó la vuelta a la normalidad, encareciéndoos a todos os reintegréis, de forma ordenada, consciente y serena, al trabajo. Esta retirada nuestra, camaradas, la consideramos honrosa por inevitable. La diferencia de medios de lucha, cuando nosotros hemos rendido tributo de ideales y de hombría en el teatro de la guerra, y el enemigo cuenta con elementos modernos de combate, nos llevó por ética revolucionaria a adoptar esta actitud extrema. Es un alto en el camino, un paréntesis, un descanso reparador después de tanto surmenaje. Nosotros, camaradas, os recordamos esta frase histórica: “Al proletariado se le puede derrotar, pero jamás vencer.”
¡Todos al trabajo y a continuar luchando por el triunfo!
Comité Provincial Revolucionario de Asturias 18 de Octubre de 1934″.
Bando del Comité Revolucionario de Asturias. 


“Camaradas, soldados rojos: aquí ante vosotros, sin ningún temor, seguros de que hemos sabido cumplir el mandato que nos habéis confiado, venimos a daros cuenta de la triste situación en que ha caído nuestro glorioso movimiento insurreccional. Vamos a daros cuenta de las conversaciones sostenidas por nosotros con el general del ejército enemigo, así como de las bases propuestas por éste y que debemos aceptar si queremos la paz.
Tened en cuenta, queridos camaradas, que nuestra situación no es otra que la de un ejército vencido. Vencido momentáneamente. Todos, absolutamente todos, hemos sabido responder como corresponde a trabajadores revolucionarios. Socialistas, comunistas, anarquistas y obreros sin partido, empuñamos las armas para luchar contra el capitalismo el 5 de octubre, fecha memorable para el proletariado de Asturias.
Sólo nuestra región resiste y lucha contra el ejército y el Gobierno de la burguesía. El resto de la península no da señales de vida en lo que a la insurrección se refiere, si bien en algunas provincias ha sido declarada la huelga general, pero sin pasar a más.
Camaradas: Si creéis que somos unos traidores, como algunos manifiestan, pegadnos un tiro, o haced con nosotros lo que mejor os parezca. Pero no continuéis vertiendo sangre cuando ya todas las posibilidades de éxito están perdidas. No nos negamos a luchar y seguiríamos con las armas en la mano hasta derramar nuestra última gota de sangre, siempre que nuestro sacrificio se viera compensado con el triunfo de nuestra insurrección en Asturias y en el resto de la península. Pero lo que no podemos admitir y claramente os lo manifestamos, es seguir gastando un momento más nuestras fuerzas inútilmente.
No es de cobardes deponer las armas cuando claramente se ve que es segura la derrota, derrota que no puede considerarse como tal si pensamos en la potencialidad de nuestro enemigo así como en los medios y las armas que éste ha tenido que emplear para combatirnos. Nadie, absolutamente nadie, podrá borrar de la historia lo que significa nuestra insurrección”.
Discurso de Belarmino Tomás en el balcón del Ayuntamiento de Sama, el 18 de octubre de 1934.

“El movimiento revolucionario toca a su fin y el Comité local que controlaba la vida civil de Mieres declinó los poderes de que estaba investido. Un grupo de ciudadanos no combatientes se encargó de tranquilizar los ánimos. Consciente este grupo de la gravedad del momento y de las críticas circunstancias, se encarga interinamente de asegurar la paz. Se advierte la probable llegada por uno o varios límites del concejo de las fuerzas armadas del Gobierno, las cuales por ningún concepto serán hostilizadas”.
Bando del Comité de Paz de Mieres, del 19 de octubre de 1934.


Fuente: Concejo de Mieres 

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