A los visitantes de la exposición les da la bienvenida el lienzo Fiesta en un koljós, un cuadro de un tamaño impresionante creado en 1937. Derrocha colores vivos e irradia optimismo, el cual representa a trabajadores felices. La obra podría servir de ejemplo perfecto del realismo socialista. No sorprende, por tanto, que en la URSS se haya expuesto en numerosas ocasiones y su reproducción se haya incluido en libros de texto junto con las mejores obras de los pintores clásicos. Fiesta en un koljós le otorgó a Plástov reconocimiento al más alto nivel y le convirtió en uno de los pintores más eméritos de su época.
La exposición organizada por el Museo Ruso ha sido bautizada como Tierra y destino. Estas dos palabras sacadas de una de las poesías de Borís Pasternak expresan la esencia misma de la vida del pintor, cuya vida estaba estrechamente vinculada con la aldea rusa. Se inspiró en la naturaleza y en la vida campestre. Estaba seguro de que lo más importante para un pintor era saber ver la belleza del entorno y transmitirla con toda la sinceridad posible. El tema principal de su obra fue la vida en el campo y el trabajo de la tierra. Cantó las duras labores de los campesinos y dedicó la mayor parte de sus obras a los vecinos de su aldea natal.
“Antes de crear todas mis obras he comprobado más y más veces lo que iba a representar sobre el lienzo. Es la más pura verdad y no debería ser de otra forma”, escribiría el pintor en sus memorias.
Las obras de Plástov curiosamente no se perciben hoy como el himno a las realidades soviéticas. El pintor representó la vida aldeana y en sus lienzos muestra a gente sencilla, con sus preocupaciones y penas, alegrías y quehaceres. Todos los cuadros están hechos con pinceladas ligeras, exactas, maestras. Pocas veces en nuestros días ve uno en las salas de exposiciones un arte tan expresivo y cada evento que ofrece al público se convierte enseguida en un acontecimiento de la vida cultural.
Uno de los lienzos más conmovedores del pintor se llama Primavera y nunca deja de llamar la atención de los visitantes. Una mujer joven está vistiendo apresuradamente a su hija en la puerta de un baño rústico. El cielo está gris y cae la última nieve que resalta la delicadeza del cuerpo desnudo de la madre.
Contó sobre la creación del cuadro el pintor emérito de Rusia Borís Skliaruk: “Un buen día estaba caminando Arkadi Plástov por su aldea natal, Prislonija, y vio por casualidad como una vecina desnuda estaba vistiendo después de un baño a su hija. La escena le pareció tan bonita que quiso plasmarla sobre el lienzo. Al día siguiente se le acercó a la vecina y la pidió posar para el cuadro. La mujer se indignó y lo mandó a paseo”.
Algunas piezas expuestas podrían sorprender al público que espera ver el realismo socialista en su más puro estado. En los años cincuenta, en pleno apogeo de la lucha contra la religión, Plástov estaba pintando oficios, fiestas y ritos religiosos.
Algunas de sus obras se usaban para representar el arte soviético en el extranjero. Así, el cuadro Cena de los tractoristas fue expuesto en Londres en 1958. Se cuenta que el presidente de la Royal Academy of Arts, sir Charles Wheeler, se paró ante el cuadro un buen rato y luego dijo “Cuánto da este tipo de arte, el realismo… Ahora me he dado cuenta de por qué ustedes los rusos han podido sobrevivir e incluso ganar la guerra. Quien sabe trabajar con tanta dedicación, es un enemigo difícil de vencer. Saben trabajar, no cabe la menor duda de ello”.
La exposición estará abierta al público en el Museo Estatal Ruso, en San Petersburgo, hasta el próximo 4 de noviembre.
1 comentario:
http://imbratisare.blogspot.ro/2013/10/hace-un-ano-en-barcelona-un-poema-de.html
Publicar un comentario