En el contexto francés de entreguerras las herencias del cubismo y el surrealismo se convierten en telón de fondo del trabajo de Julio González y asoman de manera alternativa o combinada en sus obras, que en ocasiones adquieren una condición cercana a la abstracción pero no pierden la referencia de la realidad ni la cercanía a la actualidad: muchas de las imágenes de González en el marco de la Segunda Guerra Mundial –y, antes de ella en el de la guerra civil española- tienen una connotación de especial dureza, lo que las convierte, como dice Dorival, en símbolos, mitos de obsesiva presencia. El crítico francés también menciona el concepto de metamorfosis, y esta idea-fuerza del surrealismo se intuye detrás de imágenes como Le cri, donde se pone de manifiesto la angustia ante un momento de gran zozobra, encarnando la diversidad formal que caracteriza a la obra madura de González. El tema del grito, en ocasiones ligado a la figura de Montserrat –personificación del campesinado catalán en una figura femenina que expresa a la vez fuerza y vulnerabilidad, pero sobre todo rebeldía ante una situación que suma la guerra al ascenso de los fascismos- aflora en esta obra como resultado final de una metamorfosis que deja intacto su potencial emocional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario