martes, 24 de diciembre de 2013

"CENTRO HISTÓRICO": ¡VISÍTENLO!


Se estrenó el pasado viernes en Barcelona (España) la película “Centro histórico”. Está dedicada a Guimaraes, con ocasión –si no ando errado- de su designación de ciudad europea de la cultura en 2012.

Se proyecta en el Verdi, en las dos últimas sesiones, sólo entonces. En ningún otro cine de la ciudad. Y no es seguro que esté muchas semanas en cartel.

Son cuatro cortos. Más propiamente: dos cortos y dos narraciones de duración media (de unos 30 minutos). Sus directores (y en algunos o en todos los casos guionistas) son Pedro Costa, Aki Kaurismaki, Manoel de Oliveira y Víctor Erice.

Déjenme que no comente apenas nada de los trabajos de los tres primeros (algunos de ellos excelentes en mi opinión, todos ellos realizados a partir de ideas interesantes). Me centro en el último trabajo: sólo por ver “Vidrios rotos”, la aportación de Erice, la breve película de 37 minutos de uno de nuestros grandes directores vale la pena ver “Centro histórico”.

Está entre lo mejor del director de “El sol del membrillo”. No es un asunto menor, un compromiso forzado, una aportación militante hecha deprisa y corriendo. Nada de eso. Es una de las películas con mayor sensibilidad humanista y obrera que yo he visto a lo largo de mi vida. Un homenaje sensible, que no sensiblero, un reconocimiento poético, en el mejor de los sentidos del término, lleno de respeto, a la clase trabajadora portuguesa, y con y en ella a las clases trabajadoras de todo el mundo.
Ver, oír, sentir, cómo se expresan, cómo cuentan sus historias, sus vidas, sus amores, su intento de independencia vital, su dependencia laboral, su trabajo en fábrica, los cuidados a sus niños, trabajadores y, sobre todo, trabajadoras de un centro fabril de la ciudad homenajeada es algo que se fija en la memoria del espectador y en su alma (perdón por la cursilería) para siempre.

El momento final, el cuarto día narrado, la música, el acordeonista de familia obrera, la mirada de Erice sobre la fotografía que es causa desencadenante de la narración, está entre las cumbres de su cine y del cine con mayúscula. Recuerda, por momentos, el pasaje final de la película que hace veinte años dedicó al arte y a la reflexión metaartística de Antonio López.

Insisto de nuevo: si pueden hagan lo posible para ver “Centro histórico”. No se arrepentirán. Fijen su máxima atención, no quito valor alguno a las otras aportaciones, en la narración de ese enorme arista, de este cineasta imprescindible llamado Víctor Erice.

¡Es un excelente regalo artístico (y de clase) para estas fiestas!

Salvador López Arnal.

Fuente: Rebelión


No hay comentarios: