sábado, 25 de febrero de 2012

"LA MADRE", PELICULA DE VSEVOLOD PUDOVKIN, BASADA EN LA NOVELA DE MÁXIMO GORKI


Título original: Мать/Mat
URSS
1926
Productora: Mezhrabpom
Director: Vsévolod Pudovkin
Fotografía: Anatoli Golovnya (Blanco y negro)
Guión: Nathan Zarkhi (Novela: Maxim Gorky)
Reparto: Vera Baranovskaya, Nikolai Batalov, Aleksandr Chístyakov, Anna Zemtsova, Ivan Koval-Samborsky, V. Savitsky, N. Vidonov, Vsevolod Pudovkin
Duración: 88′


Sinopsis:

1905. En una fábrica de la Rusia zarista se produce una huelga de trabajadores. Pavel Vlasov es un obrero activista, mientras que su padre Vlasov, también obrero, es captado por los que quieren romper la huelga. Tras la muerte del padre y el arresto y la farsa de juicio a la que es sometido Pavel, Pelageya Nilovna Vlasova, la madre, poco a poco va tomando conciencia de la situación, alineándose de forma cada vez más activa con las ideas de su hijo.

Comentario:

En 1925 en la URSS, en el marco de las celebraciones del 20 aniversario de la Revolución de 1905, se desarrolló un proyecto según el cual se realizarían varias películas conmemorativas de los eventos acaecidos aquel año. Al final, sólo se rodaron dos guiones: ‘Bronenósets Potyomkin (El Acorazado Potemkin)’, de Eisenstein y la película que nos ocupa: ‘Mat (La Madre)’, de Pudovkin. Su contratación se debió en gran parte al éxito de su cortometraje ‘Shakhmatnaya Goryachka (La fiebre del ajedrez)’.

Con esta adaptación de la novela de Máximo Gorky, Pudovkin nos sitúa en las revueltas obreras de la Rusia de 1905 para escenificar la toma de conciencia de una madre.

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La experimentación en torno al montaje y la planificación es tan vanguardista como la de Eisenstein, siendo impresionantes las metáforas visuales con elementos de la naturaleza, la utilización de contrapicados para reforzar la idea de poder o la utilización de primerísimos planos. Sin embargo, en su caso la construcción de la historia es mucho más clásica, desarrollando la narración en torno a personajes protagonistas. De hecho, Pudovkin rechazó expresamente las consignas de Eisenstein y Kulechov en cuanto a no usar actores profesionales y la disolución del protagonismo individual en favor del colectivo.

De este modo, el director siempre se apoyó en los actores, convirtiéndolos en uno de los elementos artísticos principales de sus trabajos. Podríamos decir sin temor a equivocarnos que Pudovkin es uno de los maestros pioneros en dirección de actores, ya que consigue de ellos una fuerza y una expresividad inconmensurable.

La Madre

Y, como decíamos, en vez de optar por el protagonista colectivo, Pudovkin utiliza personajes concretos identificados e identificables. Trasciende el mero cliché para ofrecernos unos personajes psicológicamente más profundos. Sus protagonistas, en este caso la madre, emprenden un viaje tras el cual logran una toma de conciencia total. Se pasa de la individualidad a la conciencia social. El individuo pertenece al grupo, al pueblo trabajador; pueblo que se une para derrocar al opresor incluso a riesgo de morir. Con esto se pretende que el espectador que aún no lo haya hecho, acompañe al personaje; la película debe producir una toma de conciencia.

Siendo una película de propaganda en la que, como en las primeras obras de Eisenstein, la lucha de clases entre los obreros y los burgueses queda reflejada con una evidente toma de partido por lo primeros, sin embargo el eje del conflicto se desarrolla en torno a una familia trabajadora, paradigma de las diferencias existentes en su clase.

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Así, la huelga que desencadena todo tiene su primer conflicto dentro de la fábrica. En un lado el hijo activista, en el otro el padre captado por los contrarios a la huelga, todos ellos trabajadores. Bien es cierto que el tratamiento de uno y otro bando no es simétrico, los huelguistas luchan por unos ideales, mientras que los que se oponen son retratados como borrachos, despreocupados y vendidos a los patronos, unos simples matones rompehuelgas, pero aún así, es notable que se señale la existencia de diferencias.

Y no solo ahí, en más ocasiones y por distintos obreros se acusa a los huelguistas de “buscalíos”, lo que denota la evidente fractura que existía dentro del mundo del trabajo. La propia madre, la gran protagonista de la historia, es una de estas que no termina de comprender por qué su hijo anda metido en esas historias. Y ahí es donde la película adquiere un valor propagandístico de enorme calado, porque siguiendo la desgracia de esa madre y en una parte final de gran belleza, enorme emoción y fuerza arrolladora, asistimos a la toma de conciencia de la madre, que ante la injusticia y el abuso de poder decide pasar a la acción hasta sus últimas consecuencias.

Según Romà Gubern: “El famoso desenlace ilustra a la perfección el estilo de Pudovkin: una gran manifestación en la que participa su madre, permite a Pavel escapar de la cárcel. Estas dos acciones paralelas -la manifestación y la cárcel- se complementan con una tercera, el deshielo del río Neva, símbolo que representa la alegría de la liberación del prisionero y la arrolladora acción de las masas en una primavera revolucionaria.”

El paralelismo adquiere enorme dramatismo cuando se llega al puente, objetivo anunciado de boca en boca por los manifestantes y repetido por la policía y el ejército. La ruptura del hielo en su choque contra los pilares de piedra nos anuncia el drama final.

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Antes hablábamos de la importancia de los actores en las películas de Pudovkin. Pues bien, en este caso de más de la mitad del valor de la película tiene la culpa Vera Baronovskaia, la mujer que encarna a la protagonista.

Tiene valor que en una película de 1926 una mujer se convierta en líder de una revuelta, aunque sea de una forma más o menos circunstancial, pero la cosa adquiere más valor cuando previamente hemos visto cómo otra mujer es una de las líderes de la célula en la que está el hijo. No parece casual si recordamos que la Revolución Rusa se inició en febrero de 1917 precisamente con una movilización de obreras textiles que decidieron conmemorar el Día Internacional de la Mujer con una huelga. Así lo recuerda León Trotsky en la Historia de la Revolución Rusa: “A nadie se le pasó por las mentes que el Día de la Mujer pudiera convertirse en el primer día de la revolución… La Revolución de Febrero empezó desde abajo, venciendo la resistencia de las propias organizaciones revolucionarias; con la particularidad de que esta espontánea iniciativa corrió a cargo de la parte más oprimida y cohibida del proletariado: las obreras del ramo textil.”

En este caso, el valor del mensaje difundido por el cine soviético a las trabajadoras del resto del mundo supera la simple consideración de propaganda, convirtiéndose en auténtico modelo a seguir.

Fuente: Cine y Trabajo

VER PELÍCULA:


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