domingo, 7 de mayo de 2017

"RETRATO DE LA BURGUESÍA", MURAL DEL PINTOR COMUNISTA DAVID ALFARO SIQUEIROS



Retrato de la burguesía
David Alfaro Siqueiros
Mural
1939-1940
Sindicato Mexicano de Electricistas en la Ciudad de México


El mural en la sede central del Sindicato Mexicano de Electricistas en la Ciudad de México, pintado entre noviembre de 1939 y mayo de 1940, recibió durante el proceso de su ejecución otros dos nombres; Monumento al capitalismo y Oirgenes del fascismo El definitivo fue: Retrato de la burguesía.

Fue el sexto trabajo de pintura mural de David Alfaro Siqueiros (Santa Rosalía, hoy Ciudad Camargo, Chihuahua, 29 de diciembre de 1986, Cuernavaca, Morelos, 6 de enero de 1974) Los anteriores los había realizado en la Escuela Nacional Preparatoria de la ciudad de México; en la Chouinard School or Art de los Angeles, California, Estados Unidos; en la Plaza Art Center de la misma ciudad del occidente de los Estados Unidos; en la casa particular del director de cine Dudly Murphu, en Santa Mónica, California Estados unidos; en la casa de campo del periodista Natalio Botana en la población de Don Torcuato, provincia de Buenos Aires, Argentina.

Siqueiros siempre subrayó como hecho muy importante que el tema fuera propuesto por la dirección del SME “Se nos pidió que pintáramos tres asuntos; el imperialismo, el fascismo y la guerra”.

El pintor acaba de regresar de España, donde primero fue recluta del Quinto Regimiento y después se le incorporó al Ejército Popular jefaturó sectores y encabezó brigadas, en acciones que merecieron la estima de sus jefes y el cariño de sus osldados por su disciplina y su valor El legendario Comandante Carlos del Quinto Regimiento (Vittorio Vidali) dijo de él: “Nunca tuvo una amonestación y gozó de la confianza de los más altos jefes del Ejército Republicano, David Alfaro siqueiros fue a España a jugarse la vida hombro con hombro de los españoles, prefiriendo la vida dura de la guerra, abandonándolo todo, haciendo honor a su país, a su pueblo”.

Siqueiros comprendió que durante su ausencia se habían desarrollado en México elementos de regresión social y perturbación de la paz; debido a ello decide realizar una pintura-panfleto, una pintura-manifiesto Para lograrlo consideró adecuado integrar un equipo, fue una precondición para aceptar el encargo Entre los republicanos españoles que hallaron refugio en México se contaban importantes artistas y Siqueiros decidió invitarlos a colaborar con él Ellos fueron: José Renau, Antonio Rodríguez Luna y Miguel Prieto Sólo el primero demostró afinidad con el proyecto de Siqueiros y trabajó de principio a fin en pie de igualdad tanto en lo referente al contenid, como a la forma y la técnica También colaboraron estrechamente los mexicanos Antonio Pujo y Luis Arenal.

¿Qué fin perseguía Siqueiros al integrar un equipo binacional? El mismo lo explicó: “Alentar una vez más el trabajo colectivo en la pintura mural y ligar a los compañeros españoles, de maner aobjetiva, al movimiento muralista mexicano en un segundo esfuerzo de superación del mismo”.

Siqueiros presentó a sus compañeros pintores un proyecto de organización estructural de las uperficies a pintar A partir de ese proyecto, entre todos se elaboró una maqueta, la cual les permitió establecer correlaciones armónicas de pared a pared, dentro del espacio relativamente estrecho del muro de la escalera, diseñado, como todo el edificio, por el arquitecto Enrique Yáñez
la técnica que aplicaron fue mixta, con el empleo de la celulsa como material básico Aunque todavía estaba poco probada, ofrecía mucha maleabilidad tanto para las texturas como para las trasparencias Además de herramientas tradicionales como pincels y brochas, decidieron utilizar el aerógrafo, probado ya por Siqueiros con buenos resultados en sus murales de la ciudad de Los Angeles Cualquier decisión era fruto de concienzudas discusiones Fue así como llegaron a concebir una plástica mural como unidad espacial donde el tema se desarrolla de manera dialéctica en los cien metros cuadrados de la superficie de cuatro caras del cubo: el techo y tres paredes Par quitarle frialdad a la caja arquitectónica, las artistas o esquinas se curvaron suavemente.

La composición quedó planteada como una unidad semicircular, originada por la rotación de un haz de radios Para el desarrollo temático se siguió el criterio de un mantaje simbólico de sentido crítico y realista Foros de periódicos o de noticieros fueron reproducidas fielmente para dar a las figuras simbólicas del nazismo, el imperialismo, la revolución y la guerra un sentido preciso que remarcara el carácter clasista del complejo fenómeno histórico que se representaba.

Siquieiros fijó fiel constancia de los factores tomados en cuenta: “Pensamos que en la sociedad la revolución y la contrarevolución, como todas sus derivaciones, no se encuentran en campos diferentes sino que conviven y se enlazan en la vida política Queríamos lograr un realismo nuevo y considerábamos que todo nuevo y verdadero realismo debería ser documental y dinámico Nuestra pintura debía poseer un carácter político funcional”.

el antecedente artístico no fue la pintura clásica del Renacimiento en iglesias o palacios La nueva substancia pictórica la obuvo del cartel comercial, la fotografía documental, el cine y el fotomontaje Voluntariament ehicieron a un lado todo impulso estético tradicionalista con el el fin de obtener una nueva relación entre el observador y la pintura El discurso visual debía ser más que claro, explícito Los factores documeentales se vuelven simbólicos, mientras que los símbolos vuelven más eficaz todas las referencias a las circunstancias opresivas por la voraz expansión del capital financiero.

Para aligerar cualquier densidad (peligrosa en este caso debido a la obligada ceranía de los espectadores, quienes prácticamente transitan dentro del mural) se le imprimió a las figuras un máximo dinamismo, conseguido por desdoblamiento de perfils, multiplicación de brazos y cabezas, escorzos acusados hasta el vértigo Parte del movimiento es resultado del desvanecimiento de los colores, y también de la combinación de figuras de tamaño mayor y otras muy pequeñas.

Insustituible es la experiencia directa frente a una pintura tan contemporánea, tan rica y tan fuerte; pero una descripción de su desarrollo dramático ayudará a conservar en la memoria las más sobresalientes de sus múltiples alegorías.

En lo alto de la pared central sobresale un águila cubierta con armadura de acero y erizada de puntas hirientes; es la máuina bélica y emblemática del imperialismo Abajo una prensa metálica en corte vertical vomita, al ser oprimida, monedas tintas en sangre A sus pies yacen las víctimas de la opresiva explotación A la derecha, al frente de los ejércitos pertrechados, están los jefes militares, cubiertos sus rostros con máscaras antigases A la izquierda, funcionarios civiles de alto rango aparecen transformados en emisarios bélicos con cascos y máscara Tras ellos el gorro frigio de la libertad, igualdad, fraternidad de la democracia ha quedado ensartado en la espada de un fusil, mientras que más arriba una madre acongojada, con su niño junto a ella, ingresa a un campo de concentración.

En el muro poniente, el loro estentóreo de la reacción, subido a un podio, pronuncia un discurso magnificado por el micrófono El dictador nazi (mezca de Hitler y Mussolini), está pintado con cabeza bifasica y aspecto de pájao monstruoso y parlanchín Tres son los brazos que agita en su teatral gesticulación En una mano sostiene la flor de la demagogia, la otra aprieta la antorcha con la que ha prendido fuego al palacio del parlamento burgués Este personaje monstruoso es tan sólo un maniquí accionado por debajo con los mismos engranes que van produciendo armas y riquezas
Frente a este complejo de factores que delatan el origen y los mecanismos de la miseria de muchos y la terrible tragedia de la guerra, como desprendiéndose de la superficie del muro oriente surge la imagen del revolucionario, cuya portentosa figura empequeñece carros blindados y portaviones Es el pueblo que toma las armas para defender sus derechos y conquistar una paz definitiva.

El triunfo de las mejores causas está significado por las torres, chimeneas y locomotoras que se yerguen en el techo en un verdadero alarde de perspectiva Es el trabajo sin explotación, el trabajo digno, el trabajo realizado con la dignidad de los derchos conquistados, el que despeja el cielo y deja ver un futuro promisorio.

En sólo cien metros cuadrados de superficie la contradictoria realidad de nuestro tiempo se despliega en abanido para alertar a las actuales las futuras generaciones en contra de la barbarie y la irracionalidad de un sistema que antepone sus mezquinos intereses a los valores supremos del ser y de la condición humana.

Raquel Tibol (Fuente: Proceso)

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