PAZ EN COLOMBIA. CRÓNICAS DE ILUSIONES, DESENCANTOS Y VICEVERSAS
Prólogo de Enrique Santiago, abogado defensor de derechos humanos, asesor jurídico en los diálogos de La Habana e integrante durante los últimos 25 años de diversas plataformas en el estado español de solidaridad y de lucha por la paz y los derechos humanos en Colombia
Es todo un honor y un privilegio poder prologar el libro de mi amigo, camarada y compañero Jaime Cedano Roldan, “Paz en Colombia, crónicas de ilusiones, desencantos y viceversas”.
Si bien el titulo nos lleva a Colombia, el libro nos habla de las innumerables luchas de los pueblos, colombiano en primer lugar, pero también de las luchas del pueblo español, del pueblo cubano, soviético, nicaragüense, venezolano…. Es sin duda un trabajo sobre la Memoria de los pueblos, de sus luchas, sus sacrificios y de sus desdichas. Confirma claramente lo que para muchos es una sospecha arraigada: los pueblos habitualmente no tienen los gobernantes que se merecen.
Jaime no ha sido un mero observador, sino que ha sido protagonista de todo lo que nos relata, como activista social y político desde su niñez, cuando aprendió a dar mítines leyendo la biblia en la misa dominical en la iglesia de Guaduas, el pueblo de sus padres, con la única finalidad de ejercitarse en la oratoria.
En distintas reflexiones personales que surgen desde lo más profundo de la consciencia y experiencia del autor, se nos narra la historia convulsa de Colombia desde la segunda mitad del siglo pasado hasta hoy, cuando finaliza el proceso de paz de La Habana, tan paciente y delicadamente construido por sus protagonistas, pero en especial por la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC EP). Tal y como nos relata Jaime, sin duda alguna las FARC-EP son en este proceso de paz el actor que más arriesga, a la vista del trágico destino reservado para otros grupos rebeldes que con anterioridad alcanzaron acuerdos de paz en Colombia o para las fuerzas políticas que surgieron de dichos procesos de paz.
Tras más de 25 años trabajando con el pueblo colombiano y acompañándolo en la defensa de los derechos humanos y la construcción de la paz, aún no he podido saber si en Colombia hay un conflicto con innumerables actores o innumerables conflictos simultáneos con distintos actores, a veces coincidentes. El trabajo de Jaime refleja certeramente esa peculiaridad del conflicto armado, social y político colombiano.
Un conflicto armado interno entre una fuerza rebelde de campesinos que tuvieron que alzarse en armas frente al estado simplemente para sobrevivir y no ser exterminados, pero un conflicto en el que han intervenido, -habitualmente de forma coordinada con el Estado, si no instigados por este -, grupos paramilitares creados y mantenidos por la oligarquía económica, carteles de narcotraficantes, mercenarios extranjeros, empresas multinacionales –como Chiquita Brands, que por cada caja de banano exportada entregaba un dólar a los grupos paramilitares de Córdoba y Urabá , con los que se compraban armas que entraban en Colombia en los mismos barcos que después regresaban a EEUU cargados de fruta- o gobiernos extranjeros interesados en obtener para sus empresas –habitualmente mineras o energéticas- una posición privilegiada en la muy rica Colombia.
Jaime nos relata todo ello con sencillez, calidez y mucho acierto, hablándonos de las gentes de Colombia, de sus conversaciones de taberna, de sus vidas cotidianas en medio de un inacabable conflicto social y armado, de sus movilizaciones o marchas por las más diversas reivindicaciones siempre con el anhelo de justicia social. De su pluma surge el ambiente político y social de la Colombia de los años 50 y 60, periodo en el que se produjo el tránsito entre la “Época de la Violencia” y la guerra abierta con las distintas insurgencias campesinas y revolucionarias.
Nos habla de los muchos procesos de paz habidos en su patria, y de los anhelos de los colombianos frente a ellos, de las frustraciones que supuso cada proceso fracasado y los costes en vidas que tuvieron los procesos, incluso los que llegaron a buen término.
Este trabajo es un brillante esfuerzo por recuperar la Memoria de esos años de luchas y conflictos habidos en Colombia, de sus protagonistas, todos, tanto el pueblo como sus dirigentes, de sus vidas y de sus muertes. Y esta Memoria nos la traslada a España, a su Andalucía de acogida, en un ejercicio de memoria comparada que nadie se había atrevido a hacer hasta ahora, porque quizás nadie mejor que Jaime tenía las claves, experiencias y herramientas para hacerlo. Si bien las luchas son diferentes, podemos concluir: los pueblos y sus anhelos son los mismos, al igual que sus dificultades, sacrificios y sufrimientos. Y da igual que estén en un continente u otro, o que tengan costumbres y hábitos diferentes. Una bella lección que nos enseña Jaime con su trabajo.
También este trabajo nos recuerda nuestra historia común, la de españoles y colombianos, países que tenemos muchas felices coincidencias, pero también la horrible lacra en común de haber sido los únicos en padecer a una fuerza política de extrema derecha y asesina llamada “Falange”. En ambos países estas símiles fuerzas políticas, la colombiana creada a modelo y semejanza de la española, provocaron el mismo dolor y padecimiento.
Concluye Jaime con el actual proceso de Paz de La Habana y las vicisitudes que ha soportado debido a la irreflexiva actuación del denominado “establecimiento” colombiano, esa improvisación política constante que ha venido impidiendo el avance y la modernización de ese increíble país. Una clase dirigente que pudiendo hacer las cosas fáciles, siempre opta por complicar “hasta un aplauso”, dicen en Colombia. Esta “habilidad para enredar”, a punto ha estado de dejar en un limbo político y jurídico el Acuerdo Final de Paz firmado en La Habana el 24 de agosto de este año, felizmente rescatado por las partes el pasado 12 de Noviembre de 2016.
El trabajo de Jaime, a pesar de relatar dolor y sufrimiento, nos habla de esperanza, de progreso y de futuro. De esa “segunda oportunidad sobre la tierra” que merecen las estirpes condenadas a cien años de soledad. Sin duda los lectores disfrutarán cada una de las palabras contenidas en estas páginas.
Gracias Jaime por tu trabajo y más aún…gracias por tu compromiso.
Enrique Santiago
Abogado defensor de derechos humanos, asesor jurídico en los diálogos de paz de La Habana, dirigente estatal de IU y del PCE.
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