sábado, 10 de octubre de 2015

"EL HUNDIMIENTO", PELICULA SOBRE LOS ÚLTIMOS DÍAS DE HITLER ANTE LA INVASIÓN DEL EJÉRCITO ROJO

Título original: Der Untergang
Año: 2004
Duración: 155 min.
País: Alemania
Director: Oliver Hirschbiegel
Guión: Bernd Eichinger (Libro: Joaquim Fest)
Música: Stephan Zacharias
Fotografía: Rainer Klausmann
Reparto: Bruno Ganz, Alexandra Maria Lara, Corinna Harfouch, Ulrich Matthes, Juliane Köhler, Heino Ferch, Christian Berkel, Matthias Habich, Thomas Kretschmann, Rolf Kanies, Christian Redl, Elizaveta Boyarskaya, Julia Jentsch
Sinopsis: Berlín, abril de 1945. En las calles de Berlín se libra una encarnizada batalla. Hitler (Bruno Ganz) y sus fieles se han atrincherado en un búnker. Entre ellos se encuentra Traudl Junge (Alexandra Maria Lara), la secretaria personal del Führer. En el exterior, la situación se recrudece. A pesar de que Berlín ya no puede resistir más, Hitler se niega a abandonar la ciudad y, acompañado de Eva Braun (Juliane Köhler), prepara su despedida.

El fin del horror

El director Oliver Hirschbiegel adapta fielmente el libro de su compatriota Joachim Fest, donde se narran con meticulosidad los últimos días de Hitler en su búnker de la Cancillería del Tercer Reich en Berlín, antes de suicidarse junto a su mujer Eva Braun. La película recoge el asfixiante ambiente del refugio durante los últimos días, cuando reina ya la desesperación de quienes saben que el fin es inevitable. Sólo es cuestión de días que los soviéticos alcancen el centro de la ciudad, pero Hitler se niega a capitular: en su locura cree que la victoria alemana es posible, que sus tropas no pueden fallarle… Los miembros de la cúpula militar que permanecen junto a él no saben cómo afrontar sus desvaríos, y le toleran, y le adoran, y le siguen. Pero la realidad se hace palpable tras las tambaleantes galerías del bunker, y al fin sólo hay una salida para quienes se niegan a rendirse.

Por primera vez una película alemana desentraña uno de los episodios más vergonzosos y terribles de la historia de Alemania. Y lo hace de una manera excepcional a lo largo de casi tres horas que se pasan en un suspiro, gracias a un guión ajustado e intenso, sin cabos sueltos ni tramas secundarias. El espectador siente la opresión de estar bajo tierra, de presenciar el fin de un patético fracasado, un führer enfermo que se arrastra por la atmósfera gris de sus aposentos privados, enterrado en vida… Y acaba por hacerse increíble a la mente del público que esas pocas personas hundidas en su agujero hicieran lo que hicieron con el destino del mundo. Realmente excepcional es la dramatización de Bruno Ganz (es aconsejable escucharle en alemán), quien encarna a Hitler con tal énfasis que uno acaba por olvidar el verdadero rostro del dictador nazi. Una película de las que quedan para la posteridad.

Los hechos al desnudo

En esta película, donde los hechos corren el peligro de ser tergiversados debido a la implicación emocional de quienes los narran, es un gran mérito el alto grado de objetividad que imprime Oliver Hirschbiegel. Tal enfoque se debe en primer lugar a la narradora Traudl Junge, que fue la secretaria de Hitler hasta su muerte y cuyas experiencias sirvieron de base para el libro en que se basa el film. Esa visión objetiva –casi aséptica– de los hechos tal y como sucedieron, aportan al conjunto un aura de brutalidad e insensatez que impresiona de veras al espectador.

En la piel del asesino

El riesgo de hacer una película sobre Hitler era enorme, y más para quien se "atreviese" a meterse en la piel de uno de los más abyectos asesinos de la historia. Pues bien, el alemán Bruno Ganz, actor de prestigio al que hemos visto en películas como El cielo sobre Berlín o El amigo americano, compone un Hitler excepcional, lastimoso y patético. De tal modo es así, que invitamos al espectador a hacer la prueba de internar recordar el rostro real del líder nazi después de ver el film.

Creemos que lo tendrá difícil: los rasgos faciales que le vendrán a la cabeza serán los de Bruno Ganz. Detalles como el temblor de las manos, la inestabilidad en el ánimo (con el servicio y con su gabinete) o ese rostro perpetuamente amargado, ajado y pétreo como una careta, son diferentes aspectos de una interpretación magistral.

El búnker

El director artístico, Bernd Lepel, habla de la agobiante atmósfera del búnker: "No había margen para la fantasía, para la interpretación libre. Nuestra apuesta fue por la autenticidad y logramos el efecto deseado. El escenario (...) se construyó de forma que la cámara no tenía por dónde moverse, siempre estaba en medio. Normalmente se llevaba en mano. Sólo empleábamos luz natural, ya que teníamos un techo fijo, sin grandes instalaciones eléctricas por arriba. Queríamos que el público percibiese la fétida claustrofobia del búnker".

Fuente: decine21

VER PELICULA CON SUBTITULOS EN CASTELLANO:


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