El Museo Ruso San Petersburgo/Málaga acoge la exposición Pável Filónov. Testigo de lo invisible
El nombre de Pável Filónov probablemente sea desconocido para la gran mayoría de los mortales. Sin embargo, está considerado como uno de los pintores rusos más importantes del pasado siglo aunque sus desavenencias con el gobierno soviético provocaron tamaño olvido. Ahora, el Museo Ruso San Petersburgo/Málaga recupera parte de su obra en una exposición titulada Pável Filónov. Testigo de lo invisible, que está abierta al público hasta el próximo mes de enero.
La exposición está compuesta por 66 obras del artista nacido en Moscú, una selección de sus mejores pinturas, dibujos y objetos. La muestra, el primer monográfico suyo en España, está comisariada por la directora artística del Museo de San Petersburgo, Yevguenia Petrova, y abarca diversas épocas en la trayectoria de Filónov.
Pável Filónov comenzó estudiando arte en San Petersburgo, ciudad a la que se mudó tras la muerte de su padre en 1897. Allí, ya en el año 1908, ingresó en la Academia Imperial de las Artes, de donde fue expulsado dos años después. Con una temática muy variada, consideraba que el arte debía construirse como la naturaleza, en un todo que fuera creciendo y formándose átomo a átomo y molécula a molécula.
Dentro de su obra también destacan los retratos, en los que pretendía representar el pensamiento del retratado, así como su visión del cosmos y sus pinturas futuristas, temáticas muy tratadas por los artistas de su época. En la exposición también se puede observar una bufanda que el artista regaló a su mujer, en la que invirtió alrededor de mes y medio de trabajo.
A pesar de encontrarse muy cercano al comunismo, su relación con el régimen fue muy tormentosa. El Gobierno soviético consideraba que sus trabajos se alejaban demasiado de la realidad que proclamaba el Estado, por lo que su obra fue vetada en multitud de ocasiones. Una de estas fue en 1929, cuando en el Museo Estatal Ruso se encontraba preparada una exposición sobre parte de su obra que finalmente fue prohibida por las autoridades, por lo que nunca llegó a mostrarse al público.
A partir de la década de 1930 Filónov se adentra en el realismo debido a los encargos del Gobierno, entre los que se encontraban obras sobre fábricas de tractores o trabajadores satisfechos, actuando como propaganda política.
No sería ya hasta 1988 en el Museo Ruso cuando se realizara por primera vez una exposición dedicada exclusivamente a su obra, más de 50 años de veto que provocaron el olvido de uno de los artistas rusos más prolíficos de las primeras décadas del siglo XX. Además de estas, sólo dos exposiciones más sobre él han tenido lugar en el mundo, las que se realizaron en el Centro Pompiduo de París y en el Kunsthalle de Düsseldorf en 1990.
Filónov murió en 1941 por inanición tras el asedio de Leningrado por parte de las tropas nazis, una malnutrición que arrastraba desde la censura del gobierno a su obra, y ante la negación del artista a vender sus trabajos a coleccionistas privados, ya que consideraba que estos debían ser del pueblo. Tras su muerte, toda su colección quedó en manos de su hermana Evdokia Glebova, que las cedió al Museo de Arte Ruso en 1977.
Desde 13 de agosto hasta el próximo enero un trocito de la Rusia más desconocida se asienta en Málaga. Uno de los primeros pasos para empezar a conocer a uno de los integrantes de la pintura de vanguardia soviética más olvidado.
Fuente: RTVE
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