martes, 8 de noviembre de 2011
MÚSICOS NORTEAMERICANOS DONAN INSTRUMENTOS A CUBA
PROYECTO HORNS TO HAVANA ENTREGA LOS DONATIVOS
Nuevo programa de colaboración aporta instrumentos, músicos y técnicos de reparación a cuatro escuelas de música de Cuba
Fue una idea simple, nació en un momento oportuno: durante la visita del Jazz del Lincoln Center a Cuba en octubre del 2010. Durante una semana de gran agitación, Wynton Marsalis y sus músicos hicieron estremecer sus sensibles corazones en La Habana. Impartieron clases e intercambiaron con estudiantes de cuatro escuelas de música, y casi todas las noches ofrecieron conciertos en el Teatro Mella frente a una gran multitud de cubanos agradecidos por tan buena música y por la presencia de tan buenos músicos.
Las visitas a las escuelas fueron inspiradoras, al punto que los ojos de estos cansados músicos se llenaron de lágrimas al ver a talentosos jóvenes tocar sus instrumentos musicales. "Esos instrumentos no son lo suficientemente buenos para esos muchachos!” Y “estos niños son superestrellas, no puedo creer que tengan 12 años", fueron los comentarios que estos músicos hacían dondequiera actuaban. En el Conservatorio Amadeo Roldán, vi a Marsalis enseñando sus ideas acerca de lo que se necesita para ser un músico fiel y conocer a los estudiantes. Los estudiantes fueron muy valientes, también. Uno tras otro se subió al escenario para tocar junto con Marsalis, como si dijeran: "No me digas que no puedo ser tan bueno como tú algún día!"Algo muy común en los cubanos. A los músicos les encantó el jazz del Lincoln Center.
De regreso en Nueva York, varios de los que habían viajado decidieron que la energía de esa semana en La Habana debía repetirse. El proyecto The Horns to Havana (Instrumentos de Aire Para la Habana) fue inspiración de Susan Sillins, Diane Raines Ward, y Eric Wright. El Centro de Estudios Cubanos se convirtió en el patrocinador fiscal, los músicos se unieron bajo la dirección artistica de Carlos Henríquez del JALC y el director de Educación Victor Goines. La idea era simple: lograr que cada una de las cuatro escuelas de música visitadas por el Jazz del Lincoln Center pudieran tener su propia orquesta de jazz recaudando fondos y pidiendo donaciones de nuevos y usados instrumentos de música y así antes del año, poder rescatar las clases y los músicos. Las cuatro escuelas fueron el Conservatorio Amadeo Roldán, el Conservatorio Manuel Saumell, la Escuela Nacional de las Artes de La Habana, y el Conservatorio Guillermo Tomás de Guanabacoa.
El proyecto anterior de Benjamin Treuhaft "Enviar un Piano a La Habana", a través del cual se enviaron pianos y sintonizadores a Cuba con el fin de reparar y enseñar el arte de la afinación sirvió de modelo para H2H. El proyecto H2H se dio cuenta de que la reparación de instrumentos sería tan importante como traer nuevos instrumentos, por lo que decidieron añadir personal de reparación al grupo que regresaba a La Habana en septiembre de 2011, y un cubano proporcionó la lista de las piezas de repuesto que se necesitarían. Desde el comienzo, el personal de Horns to Havana estaba compuesto de voluntarios—músicos, organizadores y los técnicos de reparación. Un bello folleto despertó el interés de muchos a dar donaciones; Ward, Sillins, y Wright liderearon la iniciativa y convencieron a otros grupos a unirse a ella colaborando con instrumentos y ayudando con la recaudación de fondos. Entre estos grupos estaban PlazaCUBA del area de la Bahía, Music for Lifelong Achievement (música para el logro permanente: The Sheldon, y RS Berkeley Musical Instruments (Instrumentos Musicales de RS Berkeley.)
La obtención de la licencia del gobierno de EE.UU. fue una dura tarea para el grupo H2H. Durante un tiempo, la recaudación de fondos se hizo muy difícil porque de repente PayPal se negó a aceptar las donaciones, a menos que pudieramos demostrar que teníamos los certificados pertinentes. Sin embargo, los donantes se comportaron bien—le dieron a la antigua usanza! A finales del verano H2H había recaudado lo suficiente como para asegurar que los instrumentos, las piezas de repuesto, los músicos, los técnicos de reparación, y los organizadores todos llegaran a La Habana.
Las licencias del gobierno finalmente llegaron y el domingo, 4 de septiembre—dos días después del envio de los materiales a La Habana—los voluntarios comenzaron a llegar. Los músicos eran Goines, Henríquez, Ali Jackson, Vincent Gardner, Michael y Robert Rodríguez (hermanos cubanos-americanos), Erica von Kleist. Las superestrellas de reparación fueron Jeffrey Bollbach, Andy Frobig, David Gage, Kevin Gillins y Brian Katz. A ellos se unieron los asociados Sandra Levinson de la CCS y Alysa Froman de PlazaCUBA. El objetivo de la visita se fijó en la primera noche, en una cena con algunos de los músicos cubanos. Victor Goines presentó una nueva flauta a la joven flautista que se habían unido en el concierto con el jazz del Lincoln Center el pasado octubre. Ella se conmovió, y de inmediato trató de tocar algo para nosotros.
A pesar de que los trámites aduanales demoraron 5 días, una vez estos listos, las clases magistrales y los trabajos de reparación comenzaron de inmediato. El taller de reparación se estableció en la Escuela Nacional de Arte, donde voluntarios del proyecto H2H se pusieron a trabajar y permanecieron allí durante toda la semana. Al día siguiente, los músicos y el comité de H2H se trasladaron al Conservatorio Guillermo Tomás de Guanabacoa para realizar talleres y presentar los instrumentos que serían obsequiados a estas instalaciones. Estas actividades estuvieron precedidas por un espectáculo de bienvenida que fue animado por estudiantes que bailaban mientras tocaban sus instrumentos y el grupo de EE.UU. se unió a ellos.
Al día siguiente, todo el mundo se reunió en un edificio pintado de rosado y morado en el centro de La Habana donde se albergan los estudiantes de arte de otras partes del país que estudian en la ciudad. Allí, los músicos realizaron talleres con el quinto y sexto grado de tres escuelas elementales de música: Manuel Saumell, Paulita Concepción, y Alejandro Caturla.
Posteriormente, regresaron a la escuela donde Marsalis había dado su "lección" a cientos de estudiantes , el Conservatorio Amadeo Roldán. En el mismo escenario, los músicos actuaron una vez más, y los instrumentos de regalo se presentaron simbólicamente: Diane Ward entregó un saxofón nuevo y hermoso al director en el último día, mientras que la mayoría de los participantes disfrutaron de su tiempo libre en la ciudad, los técnicos continuaron su trabajo de reparación. A su regreso a Estados Unidos, evaluaron su trabajo y se trazaron metas futuras. Además, y quizás uno de los resultados más importantes del viaje, la ENA decidió construir un taller permanente para el programa de reparación. El técnico David Gage dijo que la nueva construcción "implica una solución a uno de los obstáculos físicos más importantes que los técnicos vieron en Cuba: Un lugar dedicado a la reparación, un lugar de trabajo y de almacenamiento para enseñar y trabajar de manera eficiente.” Todo el personal de reparación prometió volver.
Roberto Chorens como un sustituto de los instrumentos que hasta el momento no habían sido desempacados: dos saxos tenor, dos saxos alto, un saxo barítono, una tuba, cuatro trompetas, tres trombones, tres clarinetes, tres violines, tambores y un contrabajo. El viernes fue la entrega de los instrumentos al Conservatorio Saumell y a la ENA, mientras que los talleres de reparación continuaron y los músicos se preparaban para el concierto de esa noche en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional para los estudiantes de las cuatro escuelas. Los músicos de Estados Unidos invitaron varios de los estudiantes más destacados para unirse a ellos en el escenario, y sólo verlos tocar juntos hicieron que la velada valiera la pena.
El director Chorens del Conservatorio Amadeo Roldán dijo que "El intercambio fue un éxito, sobre todo porque había mucho calor humano. La gente a menudo vienen aquí de todas partes del mundo para entrar en contacto directo con la vida musical cubana, pero esta vez el tipo de amistad superó todas nuestras expectativas. Como ya he dicho cuando usted nos visitó, más que las donaciones y su innegable valor para nosotros, vamos a recordar el calor de los músicos y los no músicos del programa H2H. Creo que esa fue la característica distintiva de la primera visita de este proyecto."
Co-fundador Diane Raines Ward, resumió los sentimientos del grupo: "El viaje realizado a Cuba por el proyecto Horns to Havana fue una experiencia abrumadora. Cuba es encantadora, por supuesto, y el impacto de nuestra reunión con esos esforzados y talentosos alumnos y sus dedicados maestros es algo que ninguno de nosotros olvidará. Sin embargo, muchas otras personas también hicieron su parte: el obsequio de RS Berkeley de 28 instrumentos al Amadeo Roldán que también nos permitió comprar todo lo demás a un costo, el esfuerzo de los técnicos de reparación que trabajaron con todo el corazón, y los músicos que tan generosamente utilizaron todo su talento y conocimientos para trabajar con los estudiantes. Mucha gente, desde los donantes hasta los trabajadores dieron mucho de sí para hacer ese viaje y ese es un poderoso legado. Nunca lo he olvidado, y dudo que alguno de los que estaban en el viaje lo haga.”
Sandra Levinson es la fundadora y directora del Centro de Estudios Cubanos y Espacio de Arte Cubano en la ciudad de Nueva York.
Fuente: Cuban Art News
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