jueves, 2 de diciembre de 2010

ARRANCA EL FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE LA HABANA


El filme mexicano Revolución abrirá el 32 Festival

El 32 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana arranca hoy con la proyección del filme mexicano “Revolución” que marcará el inicio de un maratón cinematográfico de más de 500 películas en cartelera.

Los organizadores del Festival cubano adelantaron que esta nueva edición supera a las anteriores en cifras de filmes programados en sus diversas secciones y que se distinguirá por la diversidad de géneros entre largos, medio y cortometrajes, óperas primas, documentales y animados.

Pero hasta ahora, se han limitado a anunciar solo la presencia de algunas figuras de la cinematografía internacional como la directora, guionista y productora estadounidense Kathryn Bigelow, ganadora de los premios Óscar 2010 a la mejor película y mejor dirección, y el realizador ruso Nikita Mijalkov.

También ha trascendido, aunque sin revelar sus identidades, que esperan una delegación de cineastas estadounidenses.

“Se nos aproximan días de fiesta de la inteligencia y del arte audiovisual, en este festival que se desborda con un público fiel, que es el mayor regalo que podemos tener”, afirmó en días pasados el presidente del certamen, el cineasta cubano Alfredo Guevara, durante la presentación del evento.

El Festival exhibirá 163 largometrajes de ficción, 21 de ellos junto a 24 óperas primas incluidos en las siete categorías concursantes por los premios “Coral” que serán entregados el día 12 de diciembre en la ceremonia de clausura.

Argentina con 88 títulos en competencia es el país con mayor representación en esta versión del certamen habanero, le sigue México con 79 y en tercer lugar Cuba, que presentará 78 filmes de su producción cinematográfica.

En la relación de filmes en concurso se encuentran “Carancho”, del argentino Pablo Trapero, “Hermano,” del venezolano Marcel Rasquin, Colón de Oro de Huelva este año, de la costarricense Hilda Hidalgo “Del amor y otros demonios”, basado en la novela homónima de Gabriel García Márquez, y “Habana Eva”, de la venezolana Fina Torres.

También aparecen “Abel”, del mexicano Diego Luna, “Afinidades”, primer largometraje que ha colocado tras las cámaras a los actores cubanos Jorge Perugorría y Vladimir Cruz y “La vida de los peces”, del chileno Matías Bize.

Fuera de concurso se proyectará el filme biográfico “Lula, hijo de Brasil”, de Fabio Barreto, dedicado al ex presidente del país suramericano Luis Inacio Lula Da Silva.

Entre las novedades de la cita cinematográfica habanera estarán las secciones dedicadas al Bicentenario de la Independencia de Argentina y México, a los 100 años de la Revolución Mexicana, a las “vanguardias”, con filmes experimentales latinoamericanos y la titulada “En cine y en carteles: el Óscar en La Habana”.

La película elegida para inaugurar, “Revolución”, está integrada por 10 cortometrajes que abordan períodos históricos determinados, con la intención de retratar la sociedad contemporánea mexicana.

En esa mirada se reúnen los jóvenes cineastas Mariana Chenillo, Fernando Eimbcke, Gael García Bernal, Rodrigo García, Diego Luna, Gerardo Naranjo, Patricia Riggen, Gerardo Naranjo, Amat Escalante y Carlos Reygadas.

El jurado del apartado de ficción lo integrarán el venezolano Alberto Arvelo, la mexicana Elpidia Carrillo, el argentino Ariel Rotter y la cubana Diana Fernández, y en ópera prima, el mexicano César Saldívar, la canadiense Helga Stephenson y el cubano Pavel Giroud.

En paralelo a las proyecciones transcurrirán los seminarios “Puentes y más puentes”, dedicado a las relaciones entre Latinoamérica y los latinos en Estados Unidos, y “La intelectualidad y el Planeta”, el taller que impartirá el músico estadounidense Robert Kraft, además de conciertos y exposiciones.


"REVOLUCIÓN"

Después de una revolución, transcurrido el (justo) tiempo humano de sus protagonistas, ¿adónde, y cómo, hay que mirar en busca de las huellas dejadas en la memoria colectiva y la idiosincrasia de una nación por un acontecimiento de semejante envergadura?
Esta es tal vez una de las preguntas clave que, a lo largo de sus cien minutos, se hace el largometraje “Revolución”, proyecto colectivo que involucró a diez de los talentos más jóvenes y brillantes del cine mexicano contemporáneo, quienes, en ocasión del centenario de la Revolución Mexicana, fueran invitados a rodar otros tantos cortometrajes donde ofrecieran su visión personal, a un siglo de distancia, del legado de aquella. El resultado es un filme “ómnibus” –como se denomina comúnmente a estos largometrajes en segmentos o episodios–, donde las visiones de sus realizadores se integran y complementan en una suerte de gran mosaico cinematográfico, a la manera (si se quiere) en que la propia Revolución Mexicana inspirara en otro tiempo a renombrados muralistas como Siqueiros y Rivera.

El país que aparece ante nosotros dista mucho de los estereotipos puestos en circulación por la cultura masiva: el México de las metrópolis violentas, los paisajes majestuosos y las bandas de mariachis. Lo que nos sale al paso es la nación auténtica y profunda, donde los realizadores rastrean, a menudo desde una perspectiva oblicua, las señales dejadas por aquel tiempo glorioso, aquella “tormenta que barrió México”, como han llamado algunos a la Revolución de 1910. Aunque se trata de autores con poéticas muy dispares, y de aproximaciones que recorren desde el realismo puro y duro hasta la estilización más exquisita, llama la atención que la mirada evite en cualquier caso el aire complaciente, o el tono solemne y conmemorativo que adoptan muchas producciones donde la Historia deviene superobjetivo. Aquí los protagonistas son, por lo general, gente humilde o de clase media involucrada en un sinnúmero de rituales sociales y familiares (la bienvenida a una comitiva “muy especial” en un pueblito perdido, una alocada kermese en medio del campo, la juramentación de la bandera nacional, el agasajo a un “personaje” ilustre, las exequias de un inmigrante en su pueblo natal) o en situaciones límite que ponen a prueba sus convicciones, sean de índole religiosa, laboral o familiar, y terminan ensanchando su noción de la libertad humana. Porque de eso se trata al final, de un anhelo tan legítimo como antiguo de libertad, el mismo que hace ya un siglo desencadenó el huracán revolucionario liderado por Pancho Villa y Zapata, y que alienta intacto hoy día en los protagonistas de estas historias. Como libres y orgullosas irrumpen las tropas revolucionarias de otro tiempo en una esquina de Los Ángeles, que marca simbólicamente la intersección entre ambas naciones. Entre palomas, anuncios bilingües y banderas, la hipnótica visión de un ejército invisible que galopa por las calles de la ciudad nos habla de un México trasnacional, desbordado, en una lúcida y elocuente invocación de la memoria que, en la voz de estos jóvenes, cineastas, sirve de espléndido pórtico a esta nueva edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

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