sábado, 26 de diciembre de 2009

EXPOSICIÓN RETROSPECTIVA DE PACO CUADRADO EN LA CASA DE LA PROVINCIA DE SEVILLA

Los comensales (1963)

"PACO CUADRADO. 50 AÑOS CON LA PINTURA (1959-2009)"

Paco Cuadrado sabe que "lo más difícil, lo más importante" en una obra es "alcanzar la síntesis, quitar la bisutería, aquello que estorba". Del camino hacia lo esencial que emprende este artista sevillano deja constancia la retrospectiva Paco Cuadrado. 50 años con la pintura (1959-2009), que acoge la Casa de la Provincia hasta el 17 de enero.

Cinco décadas que van desde las primeras estampas que el creador dedicó al realismo crítico -etapa en la que plasma las dificultades de la miseria y su pincel se centra en los desheredados de aquel tiempo difícil- hasta una madurez que prescinde ya de la figura y avanza hacia la depuración, una búsqueda formal en la que el autor logra una sobriedad expresiva con los mínimos elementos. "El mensaje final es la apuesta por la pintura en sí, sin más", argumenta Cuadrado, que duda "si llegaré a la abstracción total, pero es cierto que cada vez hay más en mis trabajos".

El pintor evita expresarse mediante certezas: ha aprendido que "el taller es como un laboratorio en el que un día descubres una cosa y otro día descubres otra", y admite que una carrera no se puede planificar desde la lógica. "En eso tenían mucha razón aquellos versos de Machado que decían eso de caminante no hay camino, se hace camino al andar", opina sobre un recorrido en el que no han faltado las incertidumbres.

Ese trayecto está representado en la exposición a través de seis apartados en los que es perceptible la evolución del artista. El primero se detiene en los trabajos más tempranos (1956-1967), una etapa en la que Cuadrado denuncia las condiciones de pobreza de sus paisanos, retratados frente a una mesa o evadiéndose de la realidad con la actuación de unos titiriteros en la calle. Más adelante, en los lienzos que el pintor afrontaría entre 1972 y 1975, de acuerdo con las esperanzas que empezaba a albergar la sociedad, el fondo de las pinturas empieza a aclararse, los personajes sonríen tímidamente y "hay flores, pero todavía son cardos", precisa el autor. A partir de 1980, la paleta de Cuadrado se recrea en "una atmósfera más lúdica" en la que predomina "un sentimiento de dulzura" y comienzan a aparecer, entre los temas, macetas y plantas. Hay pasajes en los que el pintor plasma la dignidad del hombre del campo (Plácido con perro, El patriarca de Fuenteheridos) en un clima sereno y luminoso, antes de que el autor sienta, en el último tramo de su trayectoria, que se ha "saturado de color" y necesita "expresarse de otro modo". Los girasoles secos adquieren entonces el protagonismo y dan pie a una exploración pictórica en la que el creador conquista una mayor fuerza expresiva.

Aunque Cuadrado renuncia ya al reflejo de la sociedad en la que vive, asegura que "quizás sea ahora tan comprometido como lo era entonces. Lo que pasa es que actualmente estoy comprometido con la pintura. Mis preocupaciones son, en este momento, ser mejor pintor, tener más calidad. Hay otros recursos, otros mecanismos, para comunicar al espectador. A veces siento que, de otro modo, he vuelto a la misma seriedad de los comienzos", concluye.

Cuadrado, que se ha reencontrado gracias a esta muestra con algunas obras que no veía desde su ejecución, siente con orgullo que sus trabajos "se sostienen en el tiempo" y tiene la sensación, frente a sus cuadros, de estar ante "un álbum de fotos, pero viviente". Lejos quedan esas preocupaciones estériles en las que se preguntaba si era "un testigo" de su época y temía sentirse "desplazado", los riesgos de quien busca su camino desde la independencia.

Fuente: Diario de Sevilla


1 comentario:

pintamonos dijo...

ERA UN BUEN PINTOR, PERO TENÍA MUY POCO SENSIBILIDAD CON LOS JÓVENES QUE EMPEZABAN. LOS MACHACABA CON SUS DURAS CRÍTICAS, Y NO HABLO EN ABSTRACTO. AFORTUNADAMENTE LA VIDA LO PAGA TODO Y ÉL AHORA TIENE QUE VIVIR DE HACER FLORECITAS Y BODEGONCITOS CURSIS PARA VIEJAS