Por Esteban Zúñiga
El
29 de mayo de 1937, una escuadrilla de bombarderos, de fabricación
soviética, de la fuerza aérea de la República española bombardearían una
flotilla rebelde que operaba en el mar Mediterráneo y que se encontraba
fondeada cerca de la isla de Ibiza y entre los cuales se encontraba el
crucero "Canarias y otros navíos más. Siendo el más afectado de entre
los navíos el crucero nazi "Deutschland", que sufriría de fuertes daños y
que tendía un fuerte saldo de 31 muertos y 74 heridos. Un hecho que
originaría una fuerte polémica; siendo necesario indicar que el navío
nazi incumplía las normas dictadas por el Comité de No Intervención de
que estos navíos extranjeros debían permanecer alejados a más de diez
millas de las costas españolas y que, además, estaban en una zona
correspondiente a patrullar por la armada francesa.
Hecho
que haría que Adolf Hitler montara en cólera y exigiera a sus fuerzas
que, de inmediato, lanzara un acto de venganza, ordenando bombardear la
ciudad de Valencia -en aquel momento sede del Gobierno de la República-,
pero aconsejado por sus asesores militares, ordenaría bombardear la
ciudad de Almería, cuya aguas se encontraban bajo la zona de control
marítimo nazi.
En
la madrugada del 31 de mayo de 1937, una fuerza naval alemana
conformada por el acorazado de bolsillo "Admiral Scheer" y cuatro
destructores: "Albatros", "Leopard", "Lluchs" y "Seeadier" llegarían a
las costas almerienses; para alrededor de las 7:00 horas de la mañana
bombardear profusamente -que duraría unos treinta minutos sin
interrupción y además otros de diez minutos con intervalos de dos
minutos- las instalaciones portuarias y los navíos que allí se
encontraban, para más tarde toda la capital almeriense ser objeto de las
bombas nazis.
"Sobre
las 5:30 de la madrugada fue avisado de que por la parte de Cartagena
venían un acorazado y cuatro destructores de nacionalidad alemana. A las
5:45 los buques ponían proa hacia este puerto, señalándose una
distancia de 20.000 metros. Los barcos continuaron avanzando y a una
distancia de 12 kilómetros, aproximadamente, observada por telémetro
desde las baterías de costa, rompieron el fuego sin notificación o aviso
sobre la población de Almería, sin perseguir dentro de ella objetivo
alguno concreto, pues sembraron de proyectiles todo el casco de la
ciudad, calculándose unos doscientos los disparos hechos." (Comunicado del comandante militar de Almería).
Respecto
a la grave cifra de muertos y heridos, existirían diversas respuestas,
destacando, de entre ellas, la referida a un número de 31 asesinados,
alrededor de unos 60 heridos...; y además 35 edificios totalmente
destruidos y otros muchos más afectados de diversa consideración.
Este
hecho execrable y gratuito traería consigo una oleada de protestas a
nivel internacional y que, además, haría temblar los fundamentos y bases
del Comité de No Intervención.
Una semana más tarde, el 8 de junio de 1937, aparecería en el periódico comunista "Frente Rojo",
una artículo del Secretario General de la Internacional Comunista,
Gueorgui Dimitrov, en el que pondría sobre la mesa las lecciones a
aprender sobre este hecho vengativo y sin objetivo militar alguno del
régimen nazi, liderado por Adolf Hitler...
E
insistir, también, en la necesidad del establecimiento de una Unidad de
Acción entre las diversas internacionales obreras y políticas en orden a
hacer frente a la agresión nazi contra el pueblo español, con un doble
cometido de hacer frente, por un lado, al régimen nazi y el fascismo
italiano, y, por otro lado, ayudar a los españoles que luchaban por su
libertad y su independencia.
"FRENTE ROJO"
LAS LECCIONES DE ALMERÍA
Por G. DIMITROV.
(Fuente:
"Frente Rojo". Órgano del Partido Comunista (SEIC). Año I - Nº 119 -
Páginas 1 y 6. Valencia, martes 8 de junio de 1937)".
Nota: Los diversos titulares que salpican el texto corresponden a la redacción de "Frente Rojo".
"UN ACTO DESCARADO DE GUERRA.
No
es posible dejar de considerar la inicua provocación de los acorazados
alemanes en los puertos españoles de Ibiza y Almería, acompañada del
bombardeo del puente de Almería el 31 de mayo, como un acto de guerra
descarado y sin rebozo por parte del Gobierno hitleriano contra la
República española.
El
mismo día, los Gobiernos alemán e italiano declaraban su salida del
Comité llamado de No Intervención, ordenaban el envío de nuevos barcos
de guerra a aguas españolas y anunciaban que, en adelante, obrarían como
les viniera en gana respecto a la República Española. Y con ocasión de
este hecho, Blomberg, ministro de la Guerra de Alemania, sale en avión
para Roma.
PARA EVITAR LA DERROTA DE FRANCO, LOS INTERVENCIONISTAS RECURREN A NUEVAS PROVOCACIONES.
El
carácter provocativo de la conducta de los fascistas alemanes e
italianos es manifiesto. Desde hace ya varios meses, principalmente
desde la derrota de las tropas italianas en Guadalajara, no se podía
dudar de que el general Franco, pese a la ayuda que le habían
suministrado la Alemania y la Italia fascistas, no habría de escapar a
la derrota. Y la derrota de Franco habría de significar el fracaso de
toda la intervención fascista en España. Para evitar esta derrota y sus
graves consecuencias para el fascismo, los tristes héroes del incendio
del Reichstag, recurren a nuevas provocaciones, se esfuerzan en tener
las manos libres para perpetrar nuevas hostilidades contra el pueblo
español, y para, como verdaderos bandidos, apoderarse de España. No hay
mentira ni subterfugio fascista que pueda disfrazar esta realidad.
La
devastación de Almería y el asesinato de un vecindario pacífico, de
mujeres y de niños, por los intervencionistas fascistas, han provocado
en todos los países una tempestad de indignación popular. La opinión
pública se subleva; millones de trabajadores se agitan, y la misión
consiste en organizar estas fuerzas para contestar eficazmente a las
violencias fascistas.
LAS ARGUCIAS DEL GOBIERNO HITLERIANO.
La
afirmación del Gobierno hitleriano, según la cual unos aviones
republicanos españoles han atacado un barco de guerra alemán en el
ejercicio de sus funciones de control, es, de punta a punta, una
mentira. Primero, que cual lo demuestran con toda nitidez los informes
dignos de crédito, el crucero fascista "Deutschland" no ha sido atacado,
sino que ha sido él quien ha atacado a los aviones de la República
española y que únicamente para contestar a su ataque le han bombardeado
esos aviones republicanos.
Segundo,
que el barco de guerra alemán no tenía absolutamente nada que hacer en
el puerto ocupado por los rebeldes, pues sabido es que el control de ese
sector se halla confiado a los barcos franceses y que, por tanto, el
"Deutschland" no podía desempeñar en esos lugares ninguna función
relativa de control internacional.
Si
ese crucero, no obstante, hallábase allí prueba que auxiliaban a los
rebeldes. Las últimas semanas ofrecen, sin tregua, ejemplos de crueldad y
atrocidad fascista, de exterminio de millares de habitantes pacíficos y
de la destrucción de pacíficas ciudades. La aviación fascista ha
destruido recientemente la antigua villa de Guernica, santuario
tradicional de ese pueblo vasco tan apegado a su libertad. Los rebeldes
fascistas y los intervencionistas aplícanse, desde hace meses, a
destruir el heroico Madrid; quieren arrasar Bilbao, suprimiéndole de la
superficie de la tierra.
HACIA EL HECHO CONSUMADO.
Con
el bombardeo de Almería y sus nuevas medidas de carácter militar el
Gobierno hitleriano quiere, una vez más, situar a la opinión pública
mundial ante el hecho consumado. Las especulaciones de los dirigentes de
Berlín y de Roma siguen descansando en la esperanza de que los Estados
no fascistas y la opinión pública progresista se dejarán acobardar y
cederán ante el chantaje fascista.
No
es un secreto para nadie que la impotencia de la Sociedad de Naciones
ante la ocupación de Abisinia y las concesiones constantes de las
grandes potencias occidentales a los intervencionistas alemanes e
italianos en España ha alentado y siguen alentando, la descarada
agresividad de los Gobiernos de Berlín y de Roma.
Los
sátrapas fascistas de Berlín y de Roma esperan , a este respecto, que
el movimiento obrero internacional no se halle en condiciones de
unificar sus fuerzas dispersas para entablar una lucha victoriosa contra
la agresión fascista. Sabido es que, en el fondo, nada temen tanto los
monstruosos fascistas, histéricos y cobardes, de como sea la respuesta
valiente y decidida de la clase trabajadora unida y de toda la humanidad
progresiva a su agresión y a sus provocaciones.
"NO ES POSIBLE SEGUIR NADANDO ENTRE DOS AGUAS. ¿QUÉ SERÍA UNA INTERNACIONAL OBRERA QUE RECHAZARA LA UNIDAD DE ACCIÓN?
Nada
puede justificar el haber hecho fracasar, hasta ahora, las tentativas
de organización de acciones comunes del proletariado internacional, para
defensa del pueblo español, cuando los millones de obreros que a ellas
se adhieren exigen imperiosamente la unidad de acción. ¿Qué sería una
Internacional Socialista que rechazara las solicitudes que emanasen de
sus propias secciones, incluso de unas secciones, incluso de una sección
como el Partido Socialista Español, que constituye, junto con el P. C.
la vanguardia de lucha contra el fascismo?
¿Qué
serían unos líderes obreros, unos líderes socialistas, que hiciesen
fracasar la unidad de acción del proletariado internacional, cuando esta
unidad es precisamente el medio decisivo para amordazar a las bestias
fascistas? Eso ni puede ni debe continuar así. La situación es de tal
naturaleza, que exige una posición absolutamente clara por parte de cada
organización obrera, de cada militante del movimiento obrero, frente a
los problemas de la unidad de acción del proletariado internacional para
la defensa del pueblo español.
No
es posible seguir nadando entre dos aguas. Ante cada obrero, ante cada
socialista honrado, álzase involuntariamente esta pregunta: ¿Qué sería
una internacional obrera que rechazara la unidad de acción? ¿Qué serían
unos campeones de la solidaridad internacional de la clase obrera que,
al hacer fracasar la unidad de acción del proletariado mundial, ayudaran
al fascismo a aplastar el movimiento obrero y a sojuzgar a los pueblos
uno tras otro?
La
suerte del pueblo español y la causa de la paz mundial exigen
apremiantemente la unidad de acción de todas las organizaciones obreras
internacionales. El bombardeo de Almería es una gran lección para todos
los trabajadores, sean cuales fueren sus ideas políticas y su
organización. Es un aviso muy serio contra el mantenimiento de la
desunión de las fuerzas del movimiento obrero.
La unidad de acción del proletariado internacional tiene que ser hecho, y lo será.
LA RAZÓN DE LAS ORGANIZACIONES OBRERAS ESPAÑOLAS.
Nunca
fue esto tan necesario como en los momentos actuales. Las
organizaciones obreras españolas tienen absoluta razón, cuando hacen un
llamamiento al proletariado mundial, para que éste emprenda acciones
comunes de máxima energía, con el fin de movilizar la solidaridad
proletaria de todos los pueblos, firmemente decididos a impedir la
realización de los planes del fascismo.
Conviene
movilizar inmediatamente las innumerables fuerzas del movimiento obrero
internacional contra la acción de guerra y de rapiña del fascismo
alemán e italiano en España. Ante la situación creada por el bombardeo
de Almería, el Partido Socialista, el Partido Comunista y la Unión
General de Trabajadores, de España se han dirigido a la Internacional
Obrera Socialista, a la Internacional Comunista y a la Federación
Sindical Internacional, para que tomen medidas, con vistas a la
organización de acciones comunes para defender al pueblo español. Esta
iniciativa de las organizaciones obreras españolas, que responde a los
sentimientos, a los pensamientos y a los intereses de millares de
trabajadores, debe ser sostenida y realizada enérgicamente en todos los
países.
URGE LA ACCIÓN MANCOMUNADA DE LAS INTERNACIONALES SOCIALISTA, COMUNISTA Y SINDICAL.
Todos
comprenden que, en esto, no es posible vacilar. Y se dan cuenta con
toda claridad de que, en tan grave situación, las internacionales
Socialista, Comunista y Sindical deberían convocar una Conferencia
común, crear un Comité de Enlace permanente, decidir todas las medidas
necesarias y emprender su inmediata aplicación, es decir, hacer lo que
exigen los socialistas, los comunistas y los Sindicatos de España, que
combaten y derraman su sangre, unidos, contra las bestias fascistas.
La
descarada agresión de Almería puede señalar el comienzo de
acontecimientos henchidos de consecuencias para todos los pueblos, si no
se movilizan con tiempo las fuerzas y si no se infringe una lección a
los intervencionistas.
Los
camaradas españoles tienen razón de sobra, cuando, en su llamamiento al
proletariado internacional, subrayan el que, en esta lucha contra la
intervención alemana e italiana, no se trata sólo de la libertad y de la
independencia de España, sino también del mantenimiento de la paz en el
mundo, de la lucha contra el fascismo que aspira a provocar una
conflagración mundial.
He
aquí un hecho que no puede dejar lugar a dudas. Y he aquí porque
requiere tal urgencia, por parte de todas las organizaciones obreras, el
que cumplan con su deber y tomen inmediatamente posiciones, lo mismo
para realizar la unidad de acción internacional, que para unificar la
acción de los trabajadores de cada país. Es decir, que, por las fuerzas
unidas de todo el movimiento obrero internacional y de todos los amantes
sinceros de la paz, se puede hacer fracasar de un modo definitivo, los
designios criminales de los bárbaros fascistas, causantes de la guerra.
EL ALCANCE INMENSO DE UNA ACCIÓN UNIFICADA DE LA CLASE OBRERA DE TODO EL MUNDO.
Es
menester padecer una verdadera ceguera política, para no comprender el
alcance inmenso y las consecuencias que habría que tener una acción
unificada de la clase obrera y de sus organizaciones en cada país y en
todo el mundo. Semejante acción podría sacudir y movilizar masas
populares enormes.
Los
conservadores ingleses, que patrocinan los manejos de Hitler y
Mussolini, veríanse entonces obligados a obrar con claridad; los
Gobiernos inglés y francés no tendrían más remedio que emprender
acciones enérgicas contra la intervención del fascismo alemán e
italiano. Se podría imponer el retiro de las fuerzas armadas alemanas e
italianas de España y el abandono de las aguas españolas por parte de
los barcos de guerra intervencionistas. Se podría lograr la aplicación a
la República española del derecho de gentes. Se podría lograr que los
intervencionistas y conquistadores fascistas fuesen tratados como
merecen: como agresores, bandidos y piratas.
La
acción unificada de la clase obrera en todo el mundo aseguraría a la
República española y a sus heroicos combatientes, no sólo una inmensa
ayuda moral, sino también una formidable ayuda material. Todo esto
precipitaría, indudablemente, la victoria del pueblo español. Y, en fin,
la presión unificada de las fuerzas progresivas del mundo entero podría
amordazar a los que aspiran a desencadenar la guerra."
Propuesta
de alcanzar la unidad de acción, en la ayuda a España en su lucha
contra el fascismo y la reacción entre las distintas internacionales
obreras, que sería rechazada por la Internacional Socialista ante la
propuesta de la Internacional Comunista, argumentando el presidente de
la Internacional Obrera Socialista, el socialista belga Louis de
Brouckère, que carecía "de poderes para adherirnos al Comité de Enlace que nos proponéis".
Fuente: Amistad Hispano Soviética
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