“No hubo ni héroes ni traidores, todos fuimos víctimas” (Donald Trumbo al recoger el premio Writers Guild of America Awards en 1961, tras el éxito mundial de Espartaco, dirigida por Stanley Kubrick)
Con el pseudónimo Robert Rich escribió, entre otros, los guiones de Vacaciones en Roma (1953, un primer Oscar, la película de William Wyler que lanzó al estrellato a Audrey Hepburn) y El bravo (1956, segundo Oscar, dirigida por Irving Rapper). Kirk Douglas (que le reclamó para el guión de Espartaco) y Otto Preminger (para quien escribió Exodo), le contrataron oficialmente en 1960 escribiendo, de paso, el epitafio de la lista negra.
Recreación del aspecto más abyecto del Hollywood dorado, la película Trumbo, dirigida por Jay Roach (En campaña vale todo, Los padres de ella), está basada en la biografía del guionista escrita por Bruce Cook y protagonizada por Bryan Cranston (Godzilla, Breaking Bad), Helen Mirren (Eye In The Sky, The Queen, RED), Diane Lane (La tormenta perfecta, Infiel), Elle Fanning (Maléfica, Super 8), John Goodman (Los Picapìedra, El vuelo), Louis C.K. (La gran estafa americana, Blue Jasmine), Michael Stuhlbarg (La invención de Hugo, Siete sicópatas) y Adewale Akinnuoye-Agbaje (Pompeya, El caso Bourne).
Delaciones, caza de brujas, interrogatorios, torturas, cárcel, vidas destrozadas. “En nombre de una libertad que nunca estuvo amenazada, los perros guardianes de la derecha más conservadora acosaron a personas como Trumbo”.
“Hay algunas preguntas a las que solo un imbécil o un esclavo podrían responder con un sí o un no” (respuesta de Dalton Trumbo al Comité de Actividades Antiamericanas)
Suena una máquina de escribir y se escucha ruido de agua: Dalton Trumbo, con su inseparable colilla en los labios y las gafas en la punta de la nariz, trabaja sobre una plancha de madera en difícil equilibrio en la bañera. Así es como conocemos al personaje del relato, así es como le veremos en muchas otras ocasiones: escribiendo a marchas forzadas, estajanovista todoterreno…La película no lo dice, pero Trumbo estaba exiliado en México donde hacía un calor sofocante.
Terrible y apasionante, la película Trumbo tiene un tono cáustico e irónico y Bryan Cranston (el héroe de la afamada serie Breaking Bad), divertido, irascible y siempre elegante, consigue un trabajo impecable al meterse en la piel del personaje: una figura histórica del Hollywood de los grandes estudios, “un auténtico resistente dispuesto a sacrificar todo por sus ideas, un currante superdotado y, en definitiva, victorioso sobre sus adversarios y la adversidad” (Cécile Mury, Télérama). Y, en torno a él, con el humor de una comedia, todo un mundo de celebridades de la época: el ultraconservador John Wayne, la perversa Hedda Hopper (“la pasionaria del anticomunismo”), un Edard G. Robinson obligado a traicionar a sus colegas, un Kirk Douglas que al ofrecerle Espartaco inicia el camino de la rehabilitación.
Dalton Trumbo nació el 9 de diciembre de 1905 en Colorado y murió, a los 70 años, el 10 de septiembre de 1976 en Los Ángeles. En 1971, una década después de salir de la lista negra del maccarthysmo, escribió y realizó la película Johnny cogió su fusil -a partir de la novela del mismo título que había escrito en 1939, mucho antes de alcanzar la fama como guionista- que consiguió el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes. Posteriormente dirigió Papillon (1973) y Executive Action (basada en distintas teorías conspirativas sobre el asesinato de John F. Kennedy).
En 2007, su hijo Christopher Trumbo, como guionista, y el realizador Peter Askin (Lío en La Habana) le rindieron homenaje con el documental Trumbo y la lista negra. En él, estrellas del Hollywood actual, como Michael Douglas, Dustin Hoffman, Donald Sutherland, Liam Neeson o Josh Lucas, ponen voz a las cartas y fragmentos escritos por Dalton, considerado por muchos como el mejor guionista de su ápoca.
Ilsa Lund (Fuente: Crónica Popular)
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