domingo, 31 de mayo de 2020

"DOMINGO SANGRIENTO", DE IVAN VLADIMIROV


Domingo Sangriento. Disparando a trabajadores cerca del Palacio de Invierno, 9 de enero de 1905
Ivan Vladimirov
Museo Lenin de Moscú

El Domingo Sangriento fue una matanza realizada por la Guardia Imperial rusa contra manifestantes pacíficos. Sucedió en San Petersburgo el 22 de enero de 1905 (9 de enero según el calendario juliano entonces vigente en Rusia), día en el que 200 000 trabajadores se reunieron a las puertas del Palacio de Invierno, residencia del zar Nicolás II.

Los obreros, organizados por el padre Gapón, procuraban demandar directamente al zar un salario más alto y mejores condiciones laborales, tras el fracaso de numerosas huelgas hechas a finales del año 1904. Los manifestantes llevaban ese día iconos religiosos, además de retratos del zar, para demostrar que sus intenciones eran pacíficas.

El zar Nicolás II no se encontraba en el palacio en esos momentos ya que había ido a pasar el fin de semana a Tsárskoye Seló, pero su tío, el gran duque Vladimir Aleksándrovich, ordenó abrir fuego contra la multitud; en total se estima que murieron unos 200 manifestantes y 800 quedaron heridos, entre ellos mujeres y niños. La noticia de la matanza no tardó en expandirse por todo el país y esto causó que muchos campesinos se sublevaran en zonas rurales, que hubiera numerosas huelgas en diferentes ciudades y motines en las Fuerzas armadas que se extendieron durante un año.

En 1906 Nicolás II trató de apaciguar a los manifestantes, para lo cual creó el parlamento ruso, la Duma, pero la opinión del pueblo ya se había vuelto muy radical debido a los asesinatos y la violencia anterior. Los socialistas boicotearon la Duma y finalmente ésta suspendió su actividad en 1917, por la depresión económica que se originó en la Primera Guerra Mundial, y por el éxito de la Revolución Bolchevique.

Los miembros de la Guardia disparando a los manifestantes.

sábado, 30 de mayo de 2020

"CAMINO A BERLÍN", PELICULA DE SERGEI POPOV

Título original: Doroga na Berlin
Año: 2015
Duración: 82 min.
País: Rusia
Dirección: Sergei Popov
Guión: Emmanuil Kazakevich, Evgeniy Nikishov
Música: Roman Dormidoshin
Fotografía: Shandor Berkeshi
Reparto: Amir Abdykalov, Yuriy Borisov, Maksim Demchenko, Andrey Deryugin, Mariya Karpova, Artem Lebedev, Aleksandr Novik
Sinopsis: Al fondo corre la historia colectiva, con el avance del Ejército Rojo hacia fines de la Segunda Guerra Mundial, preparado para asestar el último golpe al régimen hitleriano. Pero la historia en particular es más concreta y más humana: la relación entre un militar condenado a muerte y el soldado encargado de custodiarlo hasta su destino. Un drama sensible y emocionante a la vez.

Espléndida película del cine bélico ruso, luciendo de manera emocionante e inolvidable la impactante historia de cómo se fragua una amistad en pleno frente de batalla de la II Guerra Mundial, entre un teniente del ejército sovietico, degradado y condenado a muerte, y un soldado también de la URSS que ha de custodiarlo hasta que confirmen la sentencia a muerte los jefes del cuartel general. Ambos pasarán por un gran número de sorprendentes vicisitudes y peripecias entre propios camaradas y enemigos alemanes, sorteando o complementándose con unos y otros, mezclados en el todo que al fin y al cabo conforma la vida misma al servicio de la sobrevivencia y de la muerte.

Sergei Popov, resulta digno sucesor del otro gran maestro del cine bélico, Grigori Chukhrai, logrando una película que perdurará en la memoria del espectador como las de este mencionado gran director soviético, dado que está realizada con la misma maestría de exposición a la hora de mostrar cautivadoramente los sentimientos más bellamente humanos cuando se ven envueltos y confrontados por el dinamismo del deber patriótico, es decir, en la línea de «El cuarenta y uno» o «La balada de un soldado» (Grigori Chukhrai, 1956 y 1959).

Fej Delvahe (Filmaffinity)

VER PELICULA CON SUBTITULOS EN CASTELLANO:


viernes, 29 de mayo de 2020

EPÍLOGO DE JULIO ANGUITA - ENTREVISTA PÓSTUMA



Entrevista póstuma a Julio Anguita, maestro y político comunista, emitida tras su partida el 16 de mayo de 2020.

'Epílogo' es un programa de entrevistas de Canal+ que se emite después de que el entrevistado haya fallecido.

Este es el Epílogo de Julio Anguita, una entrevista nunca antes publicada.

jueves, 28 de mayo de 2020

CONFERENCIA SOBRE "UN POETA EN NUEVA YORK", DE FEDERICO GARCÍA LORCA, EN EL 80 ANIVERSARIO DE SU PUBLICACIÓN


Cuatro años después de su asesinato, la editorial neoyorquina W.W. Norton Company publicó la edición bilingüe del poemario el 24 de mayo de 1940

Un poeta en Nueva York
Federico García Lorca

Señoras y señores:

Siempre que hablo ante mucha gente me parece que me he equivocado de puerta. Unas manos amigas me han empujado y me encuentro aquí. La mitad de la gente va perdida entre telones, árboles pintados y fuentes de hojalata y, cuando creen encontrar su cuarto o círculo de tibio sol, se encuentran con un caimán que los traga o… con el público como yo en este momento. Y hoy no tengo más espectáculo que una poesía amarga, pero viva, que creo podrá abrir sus ojos a fuerza de latigazos que yo le dé.

He dicho «un poeta en Nueva York» y he debido decir «Nueva York en un poeta». Un poeta que soy yo. Lisa y llanamente; que no tengo ingenio ni talento pero que logro escaparme por un bisel turbio de este espejo del día, a veces antes que muchos niños. Un poeta que viene a esta sala y quiere hacerse la ilusión de que está en su cuarto y que vosotros… ustedes sois mis amigos, que no hay poesía escrita sin ojos esclavos del verso oscuro ni poesía hablada sin orejas dóciles, orejas amigas donde la palabra que mana lleve por ellas sangre a los labios o cielo a la frente del que oye.

De todos modos hay que ser claro. Yo no vengo hoy para entretener a ustedes. Ni quiero, ni me importa, ni me da la gana. Más bien he venido a luchar. A luchar cuerpo a cuerpo con una masa tranquila porque lo que voy a hacer no es una conferencia, es una lectura de poesías, carne mía, alegría mía y sentimiento mío, y yo necesito defenderme de este enorme dragón que tengo delante, que me puede comer con sus trescientos bostezos de sus trescientas cabezas defraudadas. Y ésta es la lucha; porque yo quiero con vehemencia comunicarme con vosotros ya que he venido, ya que estoy aquí, ya que salgo por un instante de mi largo silencio poético y no quiero daros miel, porque no tengo, sino arena o cicuta o agua salada. Lucha cuerpo a cuerpo en la cual no me importa ser vencido.

Convengamos en que una de las actitudes más hermosas del hombre es la actitud de san Sebastián.

Así pues, antes de leer en voz alta y delante de muchas criaturas unos poemas, lo primero que hay que hacer es pedir ayuda al duende, que es la única manera de que todos se enteren sin ayuda de inteligencia ni aparato crítico, salvando de modo instantáneo la difícil comprensión de la metáfora y cazando, con la misma velocidad que la voz, el diseño rítmico del poema. Porque la calidad de una poesía de un poeta no se puede apreciar nunca a la primera lectura, y más esta clase de poemas que voy a leer que, por estar llenos de hechos poéticos dentro exclusivamente de una lógica lírica y trabados tupidamente sobre el sentimiento humano y la arquitectura del poema, no son aptos para ser comprendidos rápidamente sin la ayuda cordial del duende.

De todos modos, yo, como hombre y como poeta, tengo una gran capa pluvial, la capa del «tú tienes la culpa», que cuelgo sobre los hombros de todo el que viene a pedirme explicaciones a mí, a mí que no puedo explicar nada sino balbucir el fuego que me quema.

*

No os voy a decir lo que es Nueva York por fuera, porque, juntamente con Moscú, son las dos ciudades antagónicas sobre las cuales se vierte ahora un río de libros descriptivos; ni voy a narrar un viaje, pero sí mi reacción lírica con toda sinceridad y sencillez; sinceridad y sencillez dificilísimas a los intelectuales pero fácil al poeta. Para venir aquí he vencido ya mi pudor poético.

Los dos elementos que el viajero capta en la gran ciudad son: arquitectura extrahumana y ritmo furioso. Geometría y angustia. En una primera ojeada, el ritmo puede parecer alegría, pero cuando se observa el mecanismo de la vida social y la esclavitud dolorosa de hombre y máquina juntos, se comprende aquella típica angustia vacía que hace perdonable, por evasión, hasta el crimen y el bandidaje.

Las aristas suben al cielo sin voluntad de nube ni voluntad de gloria. Las aristas góticas manan del corazón de los viejos muertos enterrados; éstas ascienden frías con una belleza sin raíces ni ansia final, torpemente seguras, sin lograr vencer y superar, como en la arquitectura espiritual sucede, la intención siempre inferior del arquitecto. Nada más poético y terrible que la lucha de los rascacielos con el cielo que los cubre. Nieves, lluvias y nieblas subrayan, mojan, tapan las inmensas torres, pero éstas, ciegas a todo juego, expresan su intención fría, enemiga de misterio, y cortan los cabellos a la lluvia o hacen visibles sus tres mil espadas a través del cisne suave de la niebla.

La impresión de que aquel inmenso mundo no tiene raíz, os capta a los pocos días de llegar y comprendéis de manera perfecta cómo el vidente Edgar Poe tuvo que abrazarse a lo misterioso y al hervor cordial de la embriaguez en aquel mundo.

Yo solo y errante evocaba mi infancia de esta manera:

«1910. Intermedio».

Yo, solo y errante, agotado por el ritmo de los inmensos letreros luminosos de Times Square, huía en este pequeño poema del inmenso ejército de ventanas donde ni una sola persona tiene tiempo de mirar una nube o dialogar con una de esas delicadas brisas que tercamente envía el mar sin tener jamás una respuesta:

«Vuelta de paseo».

Pero hay que salir a la ciudad y hay que vencerla, no se puede uno entregar a las reacciones líricas sin haberse rozado con las personas de las avenidas y con la baraja de hombres de todo el mundo.

Y me lanzo a la calle y me encuentro con los negros. En Nueva York se dan cita las razas de toda la tierra, pero chinos, armenios, rusos, alemanes siguen siendo extranjeros. Todos menos los negros. Es indudable que ellos ejercen enorme influencia en Norteamérica y, pese a quien pese, son lo más espiritual y lo más delicado de aquel mundo. Porque creen, porque esperan, porque cantan y porque tienen una exquisita pereza religiosa que los salva de todos sus peligrosos afanes actuales.

Si se recorre el Bronx o Brooklyn, donde están los americanos rubios, se siente como algo sordo, como de gentes que aman los muros porque detienen la mirada; un reloj en cada casa y un Dios a quien sólo se atisba la planta de los pies. En cambio, en el barrio negro hay como un constante cambio de sonrisas, un temblor profundo de tierra que oxida las columnas de níquel y algún niñito herido te ofrece su tarta de manzanas si lo miras con insistencia.

Yo bajaba muchas mañanas desde la universidad donde vivía y donde era no el terrible mister Lorca de mis profesores sino el insólito sleepy boy de las camareras, para verlos bailar y saber qué pensaban, porque es la danza la única forma de su dolor y la expresión aguda de su sentimiento, y escribí este poema:

«Norma y paraíso de los negros».

Pero todavía no era esto. Norma estética y paraíso azul no era lo que tenía delante de los ojos. Lo que yo miraba y paseaba y soñaba era el gran barrio negro de Harlem, la ciudad negra más importante del mundo, donde lo lúbrico tiene un acento de inocencia que lo hace perturbador y religioso. Barrio de casas rojizas lleno de pianolas, radios y cines, pero con una característica típica de raza que es el recelo. Puertas entornadas, niños de pórfido que temen a las gentes ricas de Park Avenue, fonógrafos que interrumpen de manera brusca su canto. Espera de los enemigos que pueden llegar por East River y señalar de modo exacto el sitio donde duermen los ídolos. Yo quería hacer el poema de la raza negra en Norteamérica y subrayar el dolor que tienen los negros de ser negros en un mundo contrario, esclavos de todos los inventos del hombre blanco y de todas sus máquinas, con el perpetuo susto de que se les olvide un día encender la estufa de gas o guiar el automóvil o abrocharse el cuello almidonado o de clavarse el tenedor en un ojo. Porque los inventos no son suyos, viven de prestado y los padrazos negros han de mantener una disciplina estrecha en el hogar para que la mujer y los hijos no adoren los discos de la gramola o se coman las llantas del auto.

En aquel hervor, sin embargo, hay un ansia de nación bien perceptible a todos los visitantes y, si a veces se dan en espectáculo, guardan siempre un fondo espiritual insobornable. Yo vi en un cabaret —Small Paradise— cuya masa de público danzante era negra, mojada y grumosa como una caja de huevas de caviar, una bailarina desnuda que se agitaba convulsamente bajo una invisible lluvia de fuego. Pero, cuando todo el mundo gritaba como creyéndola poseída por el ritmo, pude sorprender un momento en sus ojos la reserva, la lejanía, la certeza de su ausencia ante el público de extranjeros y americanos que la admiraba. Como ella era todo Harlem.

Otra vez, vi a una niña negrita montada en bicicleta. Nada más enternecedor. Las piernas ahumadas, los dientes fríos en el rosa moribundo de los labios, la cabeza apelotonada con pelo de oveja. La miré fijamente y ella me miró. Pero mi mirada decía: «Niña, ¿por qué vas en bicicleta? ¿Puede una negrita montar en ese aparato? ¿Es tuyo? ¿Dónde lo has robado? ¿Crees que sabes guiarlo?». Y, efectivamente, dio una voltereta y se cayó con piernas y con ruedas por una suave pendiente.

Pero yo protestaba todos los días. Protestaba de ver a los muchachillos negros degollados por los cuellos duros, con trajes y botas violentas, sacando las escupideras de hombres fríos que hablan como patos.

Protestaba de toda esta carne robada al paraíso, manejada por judíos de nariz gélida y alma secante, y protestaba de lo más triste, de que los negros no quieran ser negros, de que se inventen pomadas para quitar el delicioso rizado del cabello, y polvos que vuelven la cara gris, y jarabes que ensanchan la cintura y marchitan el suculento kaki de los labios.

Protestaba, y una prueba de ello es esta oda al rey de Harlem, espíritu de la raza negra, y un grito de aliento para los que tiemblan, recelan y buscan torpemente la carne de las mujeres blancas.

Y, sin embargo, lo verdaderamente salvaje y frenético de Nueva York, no es Harlem. Hay vaho humano y gritos infantiles y hay hogares y hay hierbas y dolor que tiene consuelo y herida que tiene dulce vendaje.

Lo impresionante por frío y por cruel es Wall Street. Llega el oro en ríos de todas las partes de la tierra y la muerte llega con él. En ningún sitio del mundo se siente como allí la ausencia total del espíritu: manadas de hombres que no pueden pasar del tres y manadas de hombres que no pueden pasar del seis, desprecio de la ciencia pura y valor demoníaco del presente. Y lo terrible es que toda la multitud que lo llena cree que el mundo será siempre igual, y que su deber consiste en mover aquella gran máquina día y noche y siempre. Resultado perfecto de una moral protestante, que yo, como español típico, a Dios gracias, me crispaba los nervios.

Yo tuve la suerte de ver por mis ojos, el último crack en que se perdieron varios billones de dólares, un verdadero tumulto de dinero muerto que se precipitaba al mar, y jamás, entre varios suicidas, gentes histéricas y grupos desmayados, he sentido la impresión de la muerte real, la muerte sin esperanza, la muerte que es podredumbre y nada más, como en aquel instante, porque era un espectáculo terrible pero sin grandeza. Y yo que soy de un país donde, como dice el gran padre Unamuno, «sube por la noche la tierra al cielo», sentía como un ansia divina de bombardear todo aquel desfiladero de sombra por donde las ambulancias se llevaban a los suicidas con las manos llenas de anillos.

Por eso yo puse allí esta danza de la muerte. El mascarón típico africano, muerte verdaderamente muerta, sin ángeles ni resurrexit, muerte alejada de todo espíritu, bárbara y primitiva como los Estados Unidos que no han luchado ni lucharán por el cielo.

Y la multitud. Nadie puede darse cuenta exacta de lo que es una multitud neoyorquina; es decir, lo sabía Walt Whitman que buscaba en ella soledades, y lo sabe T.S. Eliot que la estruja en un poema, como un limón, para sacar de ella ratas heridas, sombreros mojados y sombras fluviales.

Pero, si a esto se une que esa multitud está borracha, tendremos uno de los espectáculos vitales más intensos que se pueden contemplar.

Coney Island es una gran feria a la cual los domingos de verano acuden más de un millón de criaturas. Beben, gritan, comen, se revuelcan y dejan el mar lleno de periódicos y las calles abarrotadas de latas, de cigarros apagados, de mordiscos, de zapatos sin tacón. Vuelve la muchedumbre de la feria cantando y vomita en grupos de cien personas apoyadas sobre las barandillas de los embarcaderos, y orina en grupos de mil en los rincones, sobre los barcos abandonados y sobre los monumentos de Garibaldi o el soldado desconocido.

Nadie puede darse idea de la soledad que siente allí un español y más todavía si éste es hombre del sur. Porque, si te caes, serás atropellado, y, si resbalas al agua, arrojarán sobre ti los papeles de las meriendas.

El rumor de esta terrible multitud llena todo el domingo de Nueva York golpeando los pavimentos huecos con un ritmo de tropel de caballo.

La soledad de los poemas que hice de la multitud riman con otros del mismo estilo que no puedo leer por falta de tiempo, como los nocturnos del Brooklyn Bridge y el anochecer en Battery Place, donde marineros y mujercillas y soldados y policías bailan sobre un mar cansado, donde pastan las vacas sirenas y deambulan campanas y boyas mugidoras.

Llega el mes de agosto y con el calor, estilo ecijano, que asola a Nueva York, tengo que marchar al campo.

Lago verde, paisaje de abetos. De pronto, en el bosque, una rueca abandonada. Vivo en casa de unos campesinos. Una niña, Mary, que come miel de arce, y un niño, Stanton, que toca un arpa judía, me acompañan y me enseñan con paciencia la lista de los presidentes de Norteamérica. Cuando llegamos al gran Lincoln saludan militarmente. El padre del niño Stanton tiene cuatro caballos ciegos que compró en la aldea de Eden Mills. La madre está casi siempre con fiebre. Yo corro, bebo buen agua y se me endulza el ánimo entre los abetos y mis pequeños amigos. Me presentan a las señoritas de Tyler, descendientes pobrísimas del antiguo presidente, que viven en una cabaña, hacen fotografías que titulan «silencio exquisito» y tocan en una increíble espineta canciones de la época heroica de Washington. Son viejas y usan pantalones para que las zarzas no las arañen porque son muy pequeñitas, pero tienen hermosos cabellos blancos y, cogidas de la mano, oyen algunas canciones que yo improviso en la espineta, exclusivamente para ellas. A veces me invitan a comer y me dan sólo té y algunos trozos de queso, pero me hacen constar que la tetera es de China auténtica y que la infusión tiene algunos jazmines. A finales de agosto me llevaron a su cabaña y me dijeron: «¿No sabe usted que ya llega el otoño?». Efectivamente, por encima de las mesas y en la espineta y rodeando el retrato de Tyler estaban las hojas y los pámpanos amarillos, rojizos y naranjas más hermosos que he visto en mi vida.

En aquel ambiente, naturalmente, mi poesía tomó el tono del bosque. Cansado de Nueva York y anhelante de las pobres cosas vivas más insignificantes, escribí un insectario que no puedo leer entero pero del que destaco este principio en el cual pido ayuda a la Virgen, a la Ave Maris Stella de aquellas deliciosas gentes que eran católicas, para cantar a los insectos, que viven su vida volando y alabando a Dios Nuestro Señor con sus diminutos instrumentos.

Pero un día la pequeña Mary se cayó a un pozo y la sacaron ahogada. No está bien que yo diga aquí el profundo dolor, la desesperación auténtica que yo tuve aquel día. Eso se queda para los árboles y las paredes que me vieron. Inmediatamente recordé aquella otra niña granadina que vi yo sacar del aljibe, las manecitas enredadas en los garfios y la cabeza golpeando contra las paredes, y las dos niñas, Mary y la otra, se me hicieron una sola que lloraba sin poder salir del círculo del pozo dentro de esa agua parada que no desemboca nunca:

«Niña ahogada en el pozo. Granada y Newburg».

Con la niña muerta ya no podía estar en la casa. Stanton comía con cara triste la miel de arce que había dejado su hermana, y las divinas señoritas de Tyler estaban como locas en el bosque haciendo fotos del otoño para obsequiarme.

Yo bajaba al lago y el silencio del agua, el cuco, etc., etc., hacía que no pudiera estar sentado de ninguna manera porque en todas las posturas me sentía litografía romántica con el siguiente pie: «Federico dejaba vagar su pensamiento». Pero, al fin, un espléndido verso de Garcilaso me arrebató esta testarudez plástica. Un verso de Garcilaso:

Nuestro ganado pace. El viento espira.

Y nació este poema doble del lago de Eden Mills.

Se termina el veraneo porque Saturno detiene los trenes, y he de volver a Nueva York. La niña ahogada, Stanton niño «come-azúcar», los caballos ciegos y las señoritas pantalonísticas me acompañan largo rato.

El tren corre por la raya del Canadá y yo me siento desgraciado y ausente de mis pequeños amigos. La niña se aleja por el pozo rodeada de ángeles verdes, y en el pecho del niño comienza a brotar, como el salitre en la pared húmeda, la cruel estrella de los policías norteamericanos.

Después… otra vez el ritmo frenético de Nueva York. Pero ya no me sorprende, conozco el mecanismo de las calles, hablo con la gente, penetro un poco más en la vida social y la denuncio. Y la denuncio porque vengo del campo y creo que lo más importante no es el hombre.

El tiempo pasa; ya no es hora prudente de decir más poemas y nos tenemos que marchar de Nueva York. Dejo de leer los poemas de la Navidad y los poemas del puerto, pero algún día los leerán, si les interesa, en el libro.

El tiempo pasa y ya estoy en el barco que me separa de la urbe aulladora, hacia las hermosas islas Antillas.

La primera impresión de que aquel mundo no tiene raíz, perdura…

porque si la rueda olvida su fórmula

ya puede cantar desnuda con las manadas de caballos,

y si una llama quema los helados proyectos

el cielo tendrá que huir ante el tumulto de las ventanas.

Arista y ritmo, forma y angustia, se los va tragando el cielo. Ya no hay lucha de torre y nube, ni los enjambres de ventanas se comen más de la mitad de la noche. Peces voladores tejen húmedas guirnaldas, y el cielo, como la terrible mujerona azul de Picasso, corre con los brazos abiertos a lo largo del mar.

El cielo ha triunfado del rascacielo, pero ahora la arquitectura de Nueva York se me aparece como algo prodigioso, algo que, descartada la intención, llega a conmover como un espectáculo natural de montaña o desierto. El Chrysler Building se defiende del sol con un enorme pico de plata, y puentes, barcos, ferrocarriles y hombres los veo encadenados y sordos; encadenados por un sistema económico cruel al que pronto habrá que cortar el cuello, y sordos por sobra de disciplina y falta de la imprescindible dosis de locura.

De todos modos me separaba de Nueva York con sentimiento y con admiración profunda. Dejaba muchos amigos y había recibido la experiencia más útil de mi vida. Tengo que darle gracias por muchas cosas, especialmente por los azules de oleografía y los verdes de estampa británica con que la orilla de New Jersey me obsequiaba en mis paseos con Anita, la india portuguesa, y Sofía Megwinov, la rusa portorriqueña, y por aquel divino aquarium y aquella casa de fieras donde yo me sentí niño y me acordé de todos los del mundo.

Pero el barco se aleja y comienzan a llegar, palma y canela, los perfumes de la América con raíces, la América de Dios, la América española.

¿Pero qué es esto? ¿Otra vez España? ¿Otra vez la Andalucía mundial?

Es el amarillo de Cádiz con un grado más, el rosa de Sevilla tirando a carmín y el verde de Granada con una leve fosforescencia de pez.

La Habana surge entre cañaverales y ruido de maracas, cornetas chinas y marimbas. Y en el puerto, ¿quién sale a recibirme? Sale la morena Trinidad de mi niñez, aquella que se paseaba por el muelle de La Habana, por el muelle de La Habana paseaba una mañana.

Y salen los negros con sus ritmos que yo descubro típicos del gran pueblo andaluz, negritos sin drama que ponen los ojos en blanco y dicen: «Nosotros somos latinos».

Con las tres grandes líneas horizontales, línea de cañaveral, línea de terrazas y línea de palmeras, mil negras con las mejillas teñidas de naranja, como si tuvieran cincuenta grados de fiebre, bailan este son que yo compuse y que llega como una brisa de la isla:

Cuando llegue la luna llena iré a Santiago de Cuba

Fuente: Círculo de Poesía

miércoles, 27 de mayo de 2020

170 AÑOS DE "LA GUERRA CAMPESINA EN ALEMANIA", DE FRIEDRICH ENGELS

"LA GUERRA CAMPESINA EN ALEMANIA", DE FIEDRICH ENGELS

Los levantamientos de 1848 en Alemania pusieron en la mente de Engels las últimas grandes rebeliones campesinas del siglo XVI.

Engels demuestra que el fracaso de ambas revoluciones fue en gran parte atribuible a la burguesía, y por lo tanto subraya la necesidad de una alianza moderna entre el proletariado trabajador y el campesinado trabajador.

La Guerra Campesina en Alemania fue el primer libro de Historia en afirmar que la verdadera fuerza motriz detrás de la Reforma y la guerra campesina del siglo XVI era socioeconómica (lucha de clases) y no "meramente" religiosa.

PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN (1850)

También el pueblo alemán tiene su tradición revolucionaria. Hubo un tiempo en el que Alemania producía hombres que se pueden comparar con los mejores revolucionarios de otros países, en el que el pueblo alemán mostraba una perseverancia y energía que en una nación centralizada hubieran dado los resultados más grandiosos. Entonces los campesinos y plebeyos alemanes acariciaban proyectos que tantas veces causaron espanto a sus descendientes.

Frente al cansancio momentáneo que casi en todas partes se manifiesta al cabo de dos años de lucha es oportuno presentar de nuevo al pueblo alemán las figuras recias, fuertes y tenaces de la gran guerra campesina.

Transcurrieron tres siglos y han cambiado muchas cosas; sin embargo la guerra de los campesinos no se halla tan lejos de nuestras luchas actuales y muchas veces tenemos que combatir a los mismos adversarios de entonces. Las propias clases y fracciones de clases que traicionaron el movimiento de 1848 y 1849 son las que encontramos como traidoras en 1525 aunque en una etapa inferior de su desarrollo y si en el movimiento de los últimos años el vandalismo vigoroso de la guerra campesina no se manifestó más que en algunos sitios del Odenwald, de la Selva Negra y de Silesia, no es precisamente patrimonio de la insurrección moderna.

Fiedrich Engels


ACCESO A "LA GUERRA CAMPESINA EN ALEMANIA": https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/guerracamp/index.htm

martes, 26 de mayo de 2020

"LA EDAD DE ORO", MÚSICA PARA BALLET DEL COMPOSITOR SOVIÉTICO DIMITRI SHOSTAKOVICH



"LA EDAD DE ORO", OP. 22 DE DIMITRI SHOSTAKOVICH 

I. Introducción [4:06]
II. Adagio [9:59]
III. Polka [1:56]
IV. Danza [2:20]

En 1930 Shostakovich termina la partitura de su primera música para ballet, “The Age of Gold” Op.22. El ballet era una de las manifestaciones culturales más apreciadas en Rusia. Los dirigentes de la URSS intentaron conservar su prestigio al mismo tiempo que emplearlo como medio propagandístico. Los primeros argumentos trataban de obreros, campesinos, deportistas y de capitalistas depravados. El estilo se convirtió al añadir escenas con piruetas acrobáticas a unas coreografías más atléticas que las clásicas.

Los soviéticos se dejaban fascinar por el deporte, especialmente por el football. En Moscú siguiendo aquella corriente se estrena el ballet “El Futbolista” de un compositor llamado Oranski y en Leningrado “La Edad de Oro” de Shostakovich, el 26 de octubre de 1930. También a Shostakovich le gustaba distraerse con el deporte, siendo además un calificado árbitro de fútbol.

Como ilustración de los argumentos revolucionarios de aquella época, nos tomamos la licencia de agregar su argumento. Un equipo de grandes figuras del fútbol soviético llega a una ciudad occidental, donde se celebra una exposición industrial, pero son derrotados por circunstancias extradeportivas. Una exuberante actriz intenta seducir a la principal figura del equipo. El árbitro y la policía están corrompidos por el capitalismo burgués. En el acto final los obreros se enfrentan a los capitalistas, para poder liberar a los futbolistas que habían sido detenidos por la policía al finalizar el partido. Shostakovich con su música intenta enfrentar las dos culturas. Para ello utiliza danzas occidentales, según escribe el propio compositor, bailes que respiran este erotismo depravado que es característico de la cultura burguesa contemporánea. En su contra, intento introducir en las danzas soviéticas estos sanos elementos que son el deporte y la cultura física.

Nos encontramos en el final de la época de la libertad artística en la URSS. El ministro Anatoli Lunacharski supo preservar un cierto liberalismo artístico hasta los principios de los años 1930. Cuando la música de jazz era atacada como degenerada, Shostakovich presenta su “Tahiti Trot”. Para defender esta música Anatoli dijo que el elemento fundamental del foxtrot está derivado de la mecanización, del erotismo reprimido y del deseo de asfixiar los sentimientos mediante la droga.

Shostakovich utiliza en su ballet elementos de jazz, usa el saxo y un banjo, introduciendo el foxtrot en su partitura. En uno de sus interludios utiliza nuevamente el popular tema del “Tea for Two”. Para ello presenta estos temas como parodia de la decadencia burguesa, encontrando así la manera de escapar de la censura soviética.

Fuente: Historia de la Sinfonía

lunes, 25 de mayo de 2020

REABRE EL CAAC DE SEVILLA CON LA EXPOSICIÓN DE NAEEM MOHAIEMEN: "EL AÑO 1973 CREÓ MUCHOS PROBLEMAS PARA LOS IMPERIALISTAS"


Exposición de Naeem Mohaiemen: El año 1973 creó muchos problemas para los imperialistas

Una de las toxinas que perduran en las fronteras trazadas por el colonialismo británico son los estados nacionales inestables creados tras su partida. Bangladés es producto de tres rupturas poscoloniales: la conocida como Primera partición de Bengala en 1905 por la India británica, la partición de la India en 1947 con la creación de India y Pakistán, y por último la guerra indo-pakistaní de 1971 que dio lugar a la segregación de Pakistán, convirtiendo su mitad oriental en Bangladés. Naeem Mohaiemen (Londres, 1969) creció en este Bangladés, marcado en sus primeras décadas por la agitación política y los golpes militares. La historia de esos años, a través del filtro familiar, abre y cierra la exposición por medio de dos obras íntimamente conectadas y marcadas por cómo las imágenes reactivan la memoria y también como ésta es transformada por el tiempo. En Baksho Rohoshyo (2019), la obra más reciente incluida en la muestra, Naeem, su padre y dos de sus tías comentan algunas de las fotografías que el segundo de ellos tomó en los años 50 del entorno donde vivían, trascendiendo comentarios que son fruto de los grandes cambios geopolíticos que vivieron tras la partición de la India británica en 1947, y que también se manifiestan en el proyecto anterior titulado Rankin Street, 1953 (2013). Las consecuencias del colonialismo y los procesos activados tras la independencia son inseparables de la vida cotidiana. La historia de esos años y los fracasos de los movimientos de liberación y solidaridad de la segunda mitad del siglo XX son, en buena parte, la base de las películas, ensayos e instalaciones de Mohaiemen, que explora también las historias de utopías fallidas en un marco internacional caracterizado por la política de bloques propia de la Guerra Fría, tal y como se muestra en los proyectos I Have Killed (2009) y The Year 1973 Created Many Problems for the Imperialists (2013).

Esta exposición reúne piezas e instalaciones audiovisuales, así como impresiones, dibujos, textos o fotografías fechados entre 2010 y 2019. Una de las piezas más destacadas de la exposición, que se exhibe en la nave central de la antigua iglesia, es la película de tres canales titulada Two Meetings and a Funeral, que participó en documenta 14 de Kassel en 2017. En esta obra analiza dos proyectos políticos con cierta aspiración utópica en cuanto que intentaron romper la dinámica de bloques y por su posterior fracaso: el Movimiento de los Países No Alineados y la Organización de Cooperación Islámica, que surgieron en el complejo y multilateral panorama de la Guerra Fría y que en los años 70 tuvieron su punto de mayor actividad, unas cuestiones que también están presentes en proyectos paralelos como Abu Ammar is Coming (2016). La muestra se centra principalmente en esa década a través de temas derivados de la herida colonial y, a partir de ella, de los conflictos producidos en naciones poscoloniales, tras su liberación. La crisis del petróleo y la Organización de Países Exportadores de Petróleo, íntimamente conectados a la Guerra Fría y a los citados Movimiento de los Países No Alineados y Organización de Cooperación Islámica, pueblan la memoria de esos años y de esos hechos, además de condicionar las vidas particulares, conformando una manera de aproximarse a la propia existencia.

http://www.caac.es/programa/naeem_moh20/frame.htm


El año 1973 creó muchos problemas para los imperialistas
2013
12 impresiones fotográficas

20,8 x 25,9 cm c/u

De los muchos artículos publicados en las revistas de la época que introducían a los lectores en los circuitos globales de concienciación, es probable que ninguno sea una expresión tan clara de optimismo injustificado como el que tenía el titular: El año 1973 creó muchos problemas para los imperialistas.

Esta obra tiene su origen en un artículo de una revista sobre el asesinato en 1973 del presidente chileno Salvador Allende. El titular alude a las convulsiones que estaban agitando el mundo, desde Chile hasta la India. Sin embargo, como demostró el trágico final de Allende en el palacio presidencial, las fuerzas del imperialismo global reaccionaron con decisión frente a estos “problemas” y, al final de la década, la esperanza de que hubiera una revolución global se había diluido y se habían instaurado, a cambio, regímenes militares y autoritarios. En los seis años siguientes se produjo una enorme consolidación del poder imperial y, uno tras otro, diversos países latinoamericanos, africanos y asiáticos vivieron la sustitución de regímenes democráticos por un desfile de juntas militares.

Aunque el optimismo de esta revista parece claramente desacertado, cabe aún preguntarse cuál fue aquel sueño y por qué tomo cuerpo precisamente ese año.

El año 1973 creó muchos problemas para los imperialistas se estrenó en el Yerba Buena Center for the Arts de San Francisco en 2013.

domingo, 24 de mayo de 2020

"BRIGADAS INTERNACIONALES EN TERUEL", OBRA DEL PINTOR DE LA RDA GERHARD KURT MÜLLER


Brigadas Internacionales en Teruel
Gerhard Kurt Müller
1966-1967
Óleo sobre madera prensada
250 × 280 cm
Staatliche Kunstsammlungen, Galerie Neue Meister Dresden

Müller aprendió (1948 - 1952) y enseñó (1954 - 1968) en la Universidad de Gráficos y Arte del Libro de Leipzig (HGB). De 1964 a 1966 dirigió la ahora reconocida internacionalmente escuela de arte como rector. Junto con Bernhard Heisig, Wolfgang Mattheuer y Werner Tübke, Müller dio forma al HGB de manera significativa en la turbulenta década de 1960. En 1968, sin embargo, dejó la universidad, desde entonces ha estado trabajando como pintor independiente y también se ha dedicado a la escultura desde 1973.

GK-Müller también creó una impresionante imagen histórica con su pintura de los interbrigadistas. El tema de una pausa durante la ofensiva republicana en Teruel en 1937 se ve reforzada por las formas claras en parte estilizadoras, en parte cubistas, y por la restricción a los tonos azules y marrones.

La obra recibió el primer premio de la Bienal Internacional de Pintura de Sofía en 1973.

La Batalla de Teruel se desarrolló en el invierno de 1937-38. En esta ofensiva republicana, que tenía como fin desviar la presión de los nacionales sobre el frente norte, participaron todas las Brigadas Internacionales (ya muy mermadas), excepto la XIV.

Los brigadistas tuvieron también un importante papel en los grupos de guerrilleros que se infiltraron tras las líneas antes de la batalla para sabotear las comunicaciones enemigas. La reconquista de Teruel por parte de los nacionales en febrero del 38, costó un altísimo número de muertos especialmente a la XI Brigada.


sábado, 23 de mayo de 2020

"ZAFRA", PELICULA ARGENTINA CON LA ACTUACIÓN DE ATAHUALPA YUPANQUI

Título original: Zafra
Año: 1959
Duración: 77 min.
País: Argentina
Dirección: Lucas Demare
Guión: Sixto Pondal Ríos
Música: Lucio Demare, Atahualpa Yupanqui
Fotografía: Antonio Merayo
Reparto: Alfredo Alcón, Graciela Borges, Enrique Fava, Atahualpa Yupanqui, Luis Medina Castro, Pedro Laxalt, José De Angelis, Félix Rivero

Sinopsis: Los collas, habitantes de la frontera argentino-boliviana, son esclavizados y llevados a los cañaverales de las provincias norteñas a trabajar en la recolección de la caña de azúcar. La historia se centra en los personajes de Damiano y Teodora, dos indígenas enamorados, cuyas vidas están marcadas por la actitud malvada y lasciva de un siniestro individuo apodado "El Negrero". El castigo al que éste somete a Teodoro provoca una rebelión de los trabajadores que será brutalmente reprimida.

VER PELICULA:


viernes, 22 de mayo de 2020

"EXHORTACIÓN A LOS MÉDICOS DE LA PESTE", DE ALBERT CAMUS

"EXHORTACIÓN A LOS MÉDICOS DE LA PESTE", DE ALBERT CAMUS

Publicado junto con otro texto en abril de 1947 en Les Cahiers de la Pléiade, con el título ‘Los archivos de La peste’, ‘Exhortación a los médicos de la peste’ probablemente fue escrito por Albert Camus en 1941, seis años antes de la aparición de La peste, de la que es uno de los textos preliminares. Aunque hoy en día la gran novela de Camus se lee y relee en todo el mundo, en numerosos idiomas, la colección Tracts, con la amable autorización de los herederos de Albert Camus, propone a los lectores descubrir este texto poco conocido, pero de candente actualidad, en que el escritor hace recomendaciones a los médicos para su lucha diaria contra la epidemia.


Los buenos escritores ignoran si la peste es contagiosa. Pero suponen que sí. Y por eso, señores, opinan que ustedes deberían mandar abrir las ventanas del cuarto en el que visiten a un enfermo. Solo hay que recordar que la peste bien puede encontrarse en las calles e infectarlos de todos modos, estén o no las ventanas abiertas.

Los mismos escritores también les aconsejan que utilicen una máscara con gafas y se coloquen un paño mojado en vinagre bajo la nariz. Lleven una bolsita con todos los extractos recomendados en los libros: melisa, mejorana, menta, salvia, romero, azahar, albahaca, tomillo, serpol, lavanda, hoja de laurel, corteza de limonero y peladura de membrillo. Sería deseable que vistieran por completo de hule. Aun así, pueden hacerse ajustes. Pero no hay ajustes posibles en las indicaciones sobre las que están de acuerdo los buenos y los malos escritores. La primera es no tomarle el pulso a un enfermo sin antes mojarse los dedos en vinagre. Adivinarán el motivo. Pero acaso lo mejor sería abstenerse de hacerlo. Pues si el paciente tiene peste, no se le quitará con esa ceremonia. Y si ha salido indemne, no los habrá llamado. En tiempos de epidemia, cada cual se cuida el hígado solo, para evitar confusiones.

La segunda indicación es nunca mirar al enfermo a la cara, a fin de no ponerse en la trayectoria de su aliento. Por eso mismo, si, aun dudando de la utilidad del procedimiento, han abierto la ventana, sería bueno que no se pusieran en la corriente de aire, que puede acarrear al mismo tiempo el estertor del apestado.

Tampoco visiten a los pacientes estando en ayunas. No lo resistirían. Sin embargo, no coman de más. Perderían el ánimo. Y si, a pesar de todas las precauciones, les cae en la boca una gota de veneno, pues para ello no hay remedio, a menos que no traguen saliva durante toda la visita. Esta es la indicación más difícil de seguir.

Una vez observado, mal que bien, todo lo anterior, no deben creerse a salvo. Pues existen otras medidas muy necesarias para la protección del cuerpo, aun cuando atañen más bien a la disposición del alma. “Ningún individuo”, dice un autor antiguo, “puede permitirse tocar nada contaminado en un país donde reine la peste”. Eso está bien dicho. Y no existe rincón que no debamos purificar en nosotros, incluso en lo más secreto de nuestro corazón, para poner de nuestra parte las pocas oportunidades que queden. Eso es especialmente cierto en el caso de los médicos como ustedes, que están más cerca, si cabe, de la enfermedad, y resultan por ello aún más sospechosos. Tienen que predicar con el ejemplo.

Para empezar, nunca deben tener miedo. Se sabe de gente que llevó a cabo muy bien su oficio de soldado con miedo a los cañones. Pero lo cierto es que las balas matan por igual a valientes y medrosos. El azar incide en la guerra, pero muy poco en la peste. El miedo infecta la sangre y calienta los humores: lo dicen todos los libros. Así pues, predispone a quedar bajo la influencia de la enfermedad; y para que el cuerpo venza la infección, el alma tiene que ser fuerte. Por cierto, no hay peor miedo que el miedo al final postrero, pues el dolor es temporal. De ahí que ustedes, los médicos de la peste, deban plantar cara a la idea de la muerte y reconciliarse con ella, antes de entrar en el reino que la peste les prepara. Si salen vencedores en esto, lo serán en todo, y los verán sonreír en medio del terror. En conclusión, les hará falta una filosofía.

También tendrán que ser discretos en todo, lo que no quiere decir en absoluto ser castos, otra forma de exceso. Cultiven una alegría razonable a fin de que la pena no altere la fluidez de la sangre y la prepare para la descomposición. En este sentido, no hay nada como usar el vino en buena cantidad, para aligerar un poco el aire de pesadumbre que les llegue de la ciudad apestada.

En términos generales, observen la mesura, primer enemigo de la peste y regla natural de la humanidad. Némesis no era, como les contaron en el colegio, la diosa de la venganza, sino de la mesura. Y asestaba sus terribles golpes a los hombres solo cuando estos se habían entregado al desorden y el desenfreno. La peste procede del exceso. Es en sí misma un exceso e ignora la contención. Ténganlo presente si quieren combatirla con clarividencia. No le den la razón a Tucídides, que habla de la peste en Atenas y dice que los médicos no eran de ninguna ayuda porque, en principio, abordaban el mal sin conocerlo. La epidemia adora los cuchitriles secretos. Acérquenle la luz de la inteligencia y la equidad. En la práctica, verán que es más fácil que no tragarse la saliva.

Por último, tienen que ser capaces de controlarse. Y, por ejemplo, hacer que se respeten las normas que hayan elegido, como el bloqueo y la cuarentena. Un historiador de Provenza cuenta que, en el pasado, cuando un confinado lograba escapar, mandaban que le rompieran la cabeza. No desearán eso. Pero tampoco pasarán por alto el interés general. No harán excepciones a las normas durante todo el tiempo que estas sean útiles, ni siquiera cuando el corazón los apremie. Se les pide que olviden un poco quiénes son, sin olvidar jamás lo que se deben a ustedes mismos. Esa es la regla de un honor tranquilo.

Armados con estos remedios y virtudes, solo les restará hacer frente al cansancio y conservar la imaginación viva. No deben nunca, pero nunca, acostumbrarse a ver a los hombres morir como moscas, según ocurre en nuestras calles hoy, y según ha venido ocurriendo siempre, desde que la peste recibió su nombre en Atenas. No dejarán de conmoverse al ver las gargantas negras de las que habla Tucídides, que supuran un sudor sangriento y de las que la tos ronca arranca a duras penas escupitajos aislados, pequeños, salados y de color azafrán. No se moverán con familiaridad entre los cadáveres de los que se apartan incluso las aves de rapiña para huir de la infección. Y seguirán rebelándose contra la terrible confusión en la que perecen en soledad quienes niegan sus cuidados a los demás, mientras que mueren amontonados quienes se sacrifican; en la que el goce ya no recibe su aprobación natural, ni el mérito su orden; en la que se baila al borde de las tumbas; en la que el enamorado rechaza a la amada para no contagiarle su mal; en la que no carga con el peso del delito el delincuente, sino el animal expiatorio que se elige en pleno desconcierto de una hora de espanto.

El alma sosegada es la más firme. Ustedes se mantendrán firmes ante esa extraña tiranía. No servirán a una religión tan vieja como los cultos más antiguos. Esa mató a Pericles, que no quería más gloria que la de no causar el luto de ningún ciudadano, y no ha cesado de diezmar a los hombres y exigir el sacrificio de los niños desde aquel ilustre asesinato hasta el día en que descendió sobre nuestra ciudad inocente. Aunque esa religión procediera del cielo, deberíamos afirmar que el cielo es injusto. Si llegan ustedes a ese punto, no verán en ello motivo alguno de orgullo. Al contrario, deberán pensar con frecuencia en la propia ignorancia, para estar seguros de observar la mesura, única señora de las epidemias.

Ni que decir tiene, nada de esto es fácil. A pesar de las máscaras y las bolsitas, el vinagre y el hule; a pesar de la placidez del coraje y los firmes esfuerzos, llegará el día en que no soportarán la ciudad llena de moribundos, el gentío dando vueltas en las calles recalentadas y polvorientas, los gritos, la angustia sin futuro. Llegará el día en que querrán gritar de asco ante el miedo y el dolor de todos. Ese día, no podré hablarles de ningún remedio salvo la compasión, que es pariente de la ignorancia.

Les Cahiers de la Pléiade,1947; Obras completas II, Gallimard, 2006 (Bibliothèque de la Pléiade). Traducción de Martín Schifino.

Fuente: El País Semanal

jueves, 21 de mayo de 2020

"EL DERECHO DE VIVIR EN PAZ", DE VÍCTOR JARA, EN EL 130 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE HO CHI MINH




"EL DERECHO DE VIVIR EN PAZ"


El derecho de vivir
Poeta Ho Chi Minh
Que golpea de Vietnam
A toda la humanidad
Ningún cañón borrará
El surco de tu arrozal
El derecho de vivir en paz

Indochina es el lugar
Más allá del ancho mar
Donde revientan la flor
Con genocidio y napalm
La Luna es una explosión
Que funde todo el clamor
El derecho de vivir en paz

Indochina es el lugar
Más allá del ancho mar
Donde revientan la flor
Con genocidio y napalm
La Luna es una explosión
Que funde todo el clamor
El derecho de vivir en paz

Tío Ho, nuestra canción
Es fuego de puro amor
Es palomo palomar
Olivo de olivar
Es el canto universal
Cadena que hará triunfar
El derecho de vivir en paz

Es el canto universal
Cadena que hará triunfar
El derecho de vivir en paz
El derecho de vivir en paz

Victor Jara

miércoles, 20 de mayo de 2020

"ALEKSANDR DEINEKA (1899-1969). UNA VANGUARDIA PARA EL PROLETARIADO", DESCARGABLE EN PDF, EN EL 121 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DEL ARTISTA SOVIÉTICO


Aleksandr Aleksándrovich Deineka (en ruso, Алексaндр Алексaндрович Дейнeка; Kursk,1​ 20 de mayo de 1899 – Moscú, 12 de junio de 1969) fue un artista soviético, una de las más destacadas figuras del Realismo socialista. Destacó como pintor, cartelista y escultor.

Estudió en la Facultad de Arte de Járkov, donde fue alumno de Aleksandr Lubímov, y después en la Vjutemás (Talleres de Enseñanza Superior del Arte y de la Técnica) de Moscú. Fue miembro fundador de los grupos artísticos OST (que surgió como reacción a las enseñanzas oficiales de la Vjutemás) y Oktyabr. Sus primeras obras fueron monumentales y en ellas cantó las excelencias del trabajo, siguiendo el espíritu de la Revolución de Octubre. También realizó numerosas pinturas de personas practicando deporte. También pintó obras de exaltado tono patriótico y épico, como La defensa de Petrogrado (1928), que recibió grandes elogios por su vibrante composición, que rompía con la pintura historicista del XIX. Esta obra ha quedado como una de las más representativas del autor e influyó mucho en los pintores coetáneos.

En 1935 viajó por Estados Unidos, Francia e Italia, enviado por una misión oficial, y pintó delicados paisajes de los lugares que conoció.

A partir del estallido de la Segunda Guerra Mundial Deineka realiza pinturas monumentales, de gran contenido dramático, en el área urbana de Moscú, como Noviembre (1941). El contenido de sus pinturas retrata a veces el sufrimiento de la guerra (La ciudad quemada, 1942) y también el entusiasmo heroico (La defensa de Sebastopol, 1942).

En la década de 1960 pinta otra serie de obras de carácter histórico en las que se recrea los primeros momentos de la Revolución de Octubre.

Está enterrado en el Cementerio Novodévichi de Moscú.

Deineka ganó los más importantes galardones de la Unión Soviética. Entre otros premios y reconocimientos honoríficos, contó con el Premio Lenin, el título de Artista Meritorio de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, el de Artista del Pueblo de la URSS y el de Héroe del Trabajo Socialista.

DESCARGAR CATÁLOGO "ALEKSANDR DEINEKA (1899-1969). UNA VANGUARDIA PARA EL PROLETARIADO": https://digital.march.es/fedora/objects/cat:136/datastreams/PDF/content

martes, 19 de mayo de 2020

"POR ELEVAR LA MORAL REVOLUCIONARIA FRENTE AL INDIVIDUALISMO", DE HO CHI MINH, EN EL 130 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO


En ocasión del 130 aniversario del natalicio del presidente Ho Chi Minh (19 de mayo de 1890), les ofrecemos a continuación un artículo redactado por este prócer de la Revolución vietnamita y publicado en el periódico Nhan Dan el 3 de febrero de 1969:

En Vietnam se dice que los miembros del Partido enaltecen su ejemplaridad y los compatriotas los siguen. Estas son palabras sinceras de alabanza dedicadas a nuestros militantes y cuadros.

Después de 39 años de lucha y con la victoria gloriosa de la Revolución de Agosto, el triunfo de la primera resistencia y la lucha antiyanqui para recuperar la independencia nacional y construir el socialismo en el Norte, nuestro pueblo siempre mantiene plena confianza en el liderazgo sabio del Partido Comunista en los combates para que nuestra nación marche triunfalmente de éxito en éxito.

A lo largo de la historia de lucha del Partido, así como en las actividades cotidianas, especialmente en los frentes de producción y combate, numerosos militantes y cuadros han sacado a relucir ejemplaridad, sin pensar en sus beneficios, se han lanzado a las adversidades y cumpliendo exitosamente sus nobles misiones.

Nuestro Partido formó a una generación de jóvenes revolucionarios, tanto hombres como mujeres, que son muy dinámicos y valientes en el desempeño de sus tareas.

Ellos son flores que hacen brillar el heroísmo revolucionario. El Partido y el pueblo estamos muy orgullosos de tener descendientes tan meritorios.

Son buenos camaradas, pero existen algunos cuadros y militantes deteriorados moralmente.

Se aferran al individualismo y sólo actúan por sus propios intereses. No piensan en lo colectivo, sino quieren que los demás satisfagan sus propios deseos.

Debido al individualismo, los atrapados en esta mentalidad evitan las dificultades y caen en la corrupción, el debilitamiento moral, el despilfarro y la suntuosidad. Codician riquezas, rangos sociales y poder. Son arrogantes, arbitrarios y autocráticos y desafían al colectivo y a las masas populares. Se alejan de estas sin seguir de cerca la actual situación, y son burocráticos y rígidos. No tienen espíritu de superación para avanzar.

El individualismo afecta adversamente la unidad del colectivo, sus principios organizativos y disciplinarios, el sentido de responsabilidad y el cumplimiento de las políticas del Partido y el Estado, en perjuicio de los beneficios de la revolución y el pueblo.

En conclusión, debido al individualismo, cometen muchos errores.

Para ayudar a los cuadros y militantes a merecer ser combatientes revolucionarios, nuestro Partido debe impulsar la educación en el seno de la organización sobre la ideología comunista y las políticas diseñadas para enaltecer la responsabilidad y la ética de los miembros del Partido. Por otro lado, hay que mantener las críticas para ayudar a la superación propia y la de los demás camaradas de la organización. Necesitamos alentar a las masas populares a criticar con sinceridad a los cuadros y militantes, y a la par, controlar con seriedad las actividades de las células del Partido y garantizar la disciplina, además de mantener la supervisión estricta al respecto.

Cada militante necesita poner en primer lugar los intereses de la Revolución, el Partido y el pueblo. Debe persistir en vencer el individualismo, reforzar la moral revolucionaria, nutrir el colectivismo y fortalecer la solidaridad, la unidad y la disciplina. También tiene que seguir de cerca la actualidad y mantener lazos cercanos con las masas populares, al igual que respetar y enaltecer plenamente el derecho de propiedad colectiva de la población, además de continuar esforzándose para mejorar el conocimiento y la destreza en aras de cumplir con mayor eficiencia los trabajos.

Estas tareas son prácticas en ocasión del aniversario de la fundación de nuestro Partido, órgano rector de la clase obrera y la nación heroica de Vietnam. Se trata de labores esenciales para ayudar a los cuadros y militantes a avanzar y contribuir a la victoria de la resistencia antiyanqui y a la causa de la construcción del socialismo.

Fuente: Nhan Dan

lunes, 18 de mayo de 2020

ADIÓS JULIO, ADIÓS MAESTRO: SEGUIMOS TU EJEMPLO DE LUCHA



Adiós Julio, adiós maestro: seguimos tu ejemplo de lucha

Compañeras, compañeros,

Ha muerto Julio Anguita. Ha muerto un referente sin parangón de la izquierda española; una persona coherente e íntegra; un maestro, un luchador. Para nosotros y nosotras se ha ido un compañero, un camarada.

Julio fue coordinador general de esta formación entre 1989 y 2000, además de secretario general del PCE. Buena parte del pueblo español le recuerda aún perfectamente en su primera etapa como alcalde de Córdoba y diputado en el Parlamento andaluz, y unos años después con su rotunda claridad desde el escaño o la tribuna del Congreso.

Como fundador que fue de Izquierda Unida actuó como un firme defensor de la unidad de la izquierda transformadora, siempre en base a acuerdos programáticos para mejorar la vida de la clase trabajadora. Con esa misma firmeza y autoridad criticó la corrupción de las élites y todas aquellas actuaciones políticas que, como ya avisó, acabarían vaciando de democracia y soberanía a nuestro país.

Sufrió como pocas personas los ataques inmisericordes del poder. Su salud y su corazón se fueron resintiendo poco a poco hasta convertirse en la única razón posible que le podo apartar de la primera línea, pero nunca de la Política, así con mayúsculas, como él la entendía.

Volvió por un tiempo a su trabajo de maestro y renunció con desprecio a todos los privilegios posibles, cuando ya se oían los ruidos de esas ‘puertas giratorias’ tan queridas ayer y hoy por muchos de los que le criticaron.

Julio demostró que se puede luchar contra el poder y salir éticamente indemne. Su coherencia y su integridad conforman una trayectoria ejemplar, la misma que desde hace tiempo supone un capital político incalculable, no solo en el día de hoy, sino también para el futuro.

Sus intervenciones públicas y los textos que elaboró tanto para esta organización como para tantas otras ocupan un lugar privilegiado en el acervo de la izquierda, y no solo para la de nuestro país. Su clarividencia a la hora de adelantarse a los tiempos y su capacidad pedagógica -desde el Tratado de Maastricht a la irrupción del 15M- fue reconocida, aunque nunca por todos, como les pasa a los grandes, según se iban cumpliendo sus análisis.

El ‘gran discurso antisistema’ que dio junto a José Saramago o el mitin de la Fiesta del PCE en 1996, donde ya señalaba la ruptura del pacto constitucional por parte de las élites, están entre algunas de sus intervenciones más relevantes y seguirán siendo analizadas como parte de la historia de nuestro país.

Hoy, 16 de mayo, se va un gigante de la política. Un defensor de la clase trabajadora y de su necesaria unidad. Julio fue un hombre incorruptible que, en un sistema corrupto, hizo de los principios una de las armas más poderosas que puso al servicio de todas las personas.

Seguimos luchando, compañero, camarada Julio. Que la tierra te sea leve,

Comisión Colegiada de Izquierda Unida

domingo, 17 de mayo de 2020

"SEIS JÓVENES", DE JUAN GENOVÉS, EN MEMORIA DEL ARTISTA QUE RETRATÓ LA LUCHA ANTIFRANQUISTA


Seis jóvenes
Juan Genovés
1975
Acrílico sobre tela
160 x 135 cm
Legado Jesús Martínez Guerricabeitia, Universitat de Valencia

Genovés representa a los últimos fusilados por el franquismo el 27 de septiembre de 1975. Tras la última aparición de Franco en la plaza de Oriente, el dictador firma las penas de muerte de dos terroristas de ETA y tres del FRAP. Son los últimos terribles coletazos de la dictadura del general Franco, que acabaría como había empezado. Franco y su gobierno firman las condenas.

La razón por la que Genovés representa a "seis jóvenes" en lugar de cinco la explica el mismo Genovés. En un principio eran cinco los representados, pero pensó que el cuadro tenía mucho de cartel y que, después de pensarlo detenidamente, le añadió la figura de atrás, la que está en un plano diferente en el extremo izquierdo: "Al colocarla en un plano diferente, más al fondo, abría la posibilidad de pensar en un futuro siniestro de continuidad trágica y al plano general se le podían añadir lecturas diferentes". Y es que Genovés siempre ha distinguido entre un cartel y una pintura: un cartel solo suele tener una lectura, mientras que una pintura debe generar lecturas múltiples, incluso diferentes.

La obra capta un momeno de fuerte intensidad dramática: los condenados, con las manos atadas y vendados los ojos, se recortan sobre un fondo neutro que subraya su indefensión y soledad. La mirada se centra así en sus cuerpos y en su ropa (se insinúa en algunos el uniforme carcelario, en otros, el rasgo juvenil y rebelde de la camiseta y el pantalón vaquero).

Fuente: La donación Martínez Guerricabeitia: catálogo razonado

Ha muerto Juan Genovés, el abrazo comunista de la transición

Su escultura de homenaje a los abogados de Atocha, asesinados por el fascismo, será para siempre una referencia fundamental en la memoria de la lucha por la libertad. Siempre nos acompañará EL ABRAZO, su obra de celebración de la recuperación de la democracia. Iba a cumplir 90 años y ha muerto “por causas naturales”, según la información facilitada por sus galeristas.

Formado en la Escuela de Bellas Artes de Valencia, desde el inicio de su trayectoria profesional fue un pintor inquieto y preocupado tanto por la necesidad de renovar el arte español como por la función del arte y el artista en la sociedad.

Su firme convicción sobre el arte transformador y comprometido con el entorno, le llevó a formar parte de colectivos muy significativos en el panorama español de posguerra: Los Siete (1949), Parpallós (1956) y Hondo (1960). En este último grupo, que supuso nuevos planteamientos figurativos frente al Informalismo, Genovés desarrolló una pintura de carácter expresionista y provocador.

En la década de los sesenta, tras una breve crisis pictórica y una relación profunda con los movimientos de oposición al régimen franquista, comenzó a plantear dos temas: el «individuo solo», resuelto inicialmente como un «collage» en relieve, y la «multitud», tratado con tintas planas y estructuras plásticas de aspecto cinematográfico.

Esta última propuesta se concretará con el tiempo en un singular realismo político de fuerte denuncia social, confeccionado a partir de la manipulación de imágenes proporcionadas por los medios de comunicación de masas. En los años ochenta inició un nuevo periodo en el que se interesó por el paisaje urbano, reduciéndolo a una gama cromática de grises, azules y ocres que constituyen lo que se ha dado en llamar «espacios de la soledad».

Los últimos años su obra ha dado un giro hacia la investigación del movimiento estático en la pintura, la multitud se ha convertido en la referencia para hablar del problema de la pintura y el ritmo visual.

Ha sido galardonado con la Mención de Honor (XXXIII Biennale de Venecia, 1966), la Medalla de Oro (VI Biennale Internazionale de San Marino, 1967), el Premio Marzotto Internazionale (1968), el Premio Nacional de Artes Plásticas (1984), el Premio de las Artes Plásticas de la Generalitat Valenciana (2002) y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Ministerio de Cultura (2005).

Fuente: Mundo Obrero

"A TEST OF VIOLENCE", PELÍCULA DE STUART COOPER SOBRE LA OBRA DE JUAN GENOVÉS: https://espina-roja.blogspot.com/2014/12/a-test-of-violence-pelicula-de-stuart.html?spref=tw

sábado, 16 de mayo de 2020

"YO, ULRIKE, GRITO", CORTOMETRAJE DE KARLOS AURREKOETXEA, BASADO EN EL TEXTO DE FRANCA RAME Y DARÍO FO

Título original: Yo, Ulrike, grito
Año: 2015
Duración: 29 min.
País: España
Dirección: Karlos Aurrekoetxea
Guión: Dario Fo, Franca Rame
Música: Luis Hernaiz
Fotografía: Polo Menarguez
Reparto: Ana Rodríguez Calvo, Ana Cavilla, Geena de Gabriel, Estefanía de los Santos, Laura Fernández, Laura Galán, María Gento, Ana Gete
Sinopsis: Mónologo ficticio de Ulrike Meinhof, militante de la Fracción del Ejército Rojo (RAF), durante su encierro en una cárcel modelo de Alemania donde, según Amnistía Internacional, sufrió un nuevo tipo de tortura basada en el total aislamiento sensorial, denominada como “tortura blanca”. Finalmente, Ulrike Meinhof fue encontrada muerta en su celda tras más de 200 días en aislamiento, y aún hoy existen muchas dudas de si fue un suicidio o una muerte inducida.


Ulrike Meinhof fue una periodista alemana conocida por su ideología izquierdista, por formar parte de movimientos pacifistas y antinucleares, además de ser miembro de la Fracción del Ejército Rojo donde participó en actos delictivos que llevaron a su detención en 1972.

Durante los años que estuvo en prisión, fue sometida a diferentes tipos de torturas entre las que destacaron larguísimas estancias en un aislamiento sensorial absoluto. Este tipo de tortura, denominada por Amnistía Internacional como «tortura blanca», tenía como consecuencia el desarrollo de conductas paranoides, ansiedad, depresión o aumento de tendencias suicidas, entre otros efectos conocidos.

Las cartas que escribiese Meinhof a sus hijas durante su aislamiento en la prisión de Stammheim fueron la inspiración del matrimonio, personal y profesional, formado por Franca Rame y Dario Fo —Premio Nobel de Literatura de 1977— para elaborar un texto teatral en el que dar voz a las palabras de Ulrike tan sólo un año después del presunto suicidio de la escritora oldenburguesa.

En esta ocasión, las palabras del monólogo original toman vida gracias a un numeroso elenco formado por dieciocho actrices —Sandra Toral, María Velesar, Laia Pellisa, María Gento, Salome Redondo, Laura Galán, Rakel Gonzalez-Huedo, Camino Tejero, Mercedes Mayo, Geena de Gabriel, Ana Cavilla, Laura Fernandez, Estefanía de los Santos, Susana Alvarez, Ana Gete, Ana Rodriguez Calvo, María Hervás y Guadalupe Pujalte— que bajo la dirección del madrileño Karlos Aurrekoetxea y la realización de Polo Menárguez, intentan plasmar la furia, la frustración y la miseria de una mujer que defendiera sus principios de la manera que creyó conveniente y lícita en una Alemania políticamente convulsa.

Fuente: Lara Padilla (Red Carpet)

viernes, 15 de mayo de 2020

"CARTA DE UNA PRESA EN LA GALERÍA DE MUERTE", DE ULRIKE MEINHOF, EN EL 44 ANIVERSARIO DE SU MUERTE


"Carta de una presa en la galería de la muerte", de Ulrike Meinhof

(El periodo de tiempo comprendido entre el 16 de junio de1972 y el 9 de febrero de 1973:)
La sensación de que a uno le explota la cabeza, la sensación de que la bóveda craneana tendría, propiamente, que saltar, estallar como un globo.
La sensación de que a uno se le comprime y achucha en el cerebro toda la médula espinal.
La sensación de que a uno se le arruga la cabeza, como una fruta seca, por ejemplo.
La sensación de estar continuamente, desapercibidamente, bajo una corriente, de ser teledirigido.
La sensación de que a uno se le van quitando a picotazos las asociaciones.
La sensación de que a uno se le mea el alma del cuerpo, como no pudiendo contener el orín ya más.
La sensación de que la celda se mueve. Uno se despierta, abre los ojos: la celda se mueve. Después de mediodía, cuando el sol entra en ella, se queda, de repente, parada. No sepuede apartar la sensación de que se mueve.
No se podría explicar si se tiembla de fiebre o de frío.
No se puede explicar por qué se tiembla...
Se hiela uno de frío.
Cuesta mucha fatiga hablar, con un volumen normal de voz, como si se tratara de hablar alto, casi de vociferar.
La sensación de que uno se queda mudo.
No se puede identificar ya más el significado de las palabras, sólo adivinar.
El empleo de sonidos silbantes –s, ss, tz, sch– resulta absolutamente insoportable.
Guardián, visita, patio, todo le parece a uno como si fuerade celuloide.
Dolores de cabeza.
Flashs.
No hay manera de controlar ya más la construcción de laoración, la gramática, la sintaxis.
Escribiendo: dos hojas... y al acabar la segunda línea no hay manera de acordarse del comienzo de la primera.
La sensación de quemarse por dentro hasta los tuétanos.
La sensación de que si uno se pusiera a decir lo que pasa, si uno fuera dejado libre, sería como hacer barbotear agua hirviendo ante la cara del otro, algo así como agua potable hirviendo, que le escalda, le mutila a uno durante toda la vida.
Una feroz agresividad, para la que no hay válvula alguna.
Esto es lo peor. Conciencia clara de que no se tiene ninguna posibilidad de sobrevivir. Fracaso total el comunicar esto.
Las visitas no dejan huella alguna. Una media hora más tarde sólo se está en condiciones de reconstruir mecánicamente el si la visita ha sido hoy o hace una semana.
Bañarse una vez por semana, al contrario, significa deshelarse por un momento, reposar, lo cual dura un par de horas.
La sensación de que tiempo y espacio se encajonan el uno en el otro.
La sensación de encontrarse en una sala llena de espejos deformantes.
Tambalearse.
Y después, una euforia horrible de que uno oye algo...sobre la diferencia acústica del día y la noche.
La sensación de que el tiempo transcurre, el cerebro vuelve a estirarse, la médula vuelve a ensacarse de nuevo abajo por semanas.
La sensación de haber sido despellejado.

(Diciembre de 1973:)
Retumbar de oídos, despertar, como si fuera uno apaleado.
La sensación de moverse a cámara lenta.
La sensación de encontrarse en el vacío, como encerrado en plomo.
Y después, shock. Como si le hubiera caído a uno a la cabeza una placa de hierro.
Comparaciones, conceptos que se le ocurren a uno allá dentro:
Máquina (psíquica) de hacer trapos de vestidos... cabina de pruebas para astronautas, donde se aplana la piel, a fuerza develocidad.
La Colonia de castigo de Kafka... el tipo sobre el lecho de clavos... subir y bajar sin parar por una montaña rusa.
Con respecto a la radio: proporciona una relajación mínima, como si se bajara, por ejemplo, de una velocidad de 240 a 190.

Fuente: Carta de una presa en la galería de la muerte (y últimos escritos). Icaria Editorial. Hospitalet, abril 1978. Traducción: Pedro Madrigal

Este libro reúne los últimos escritos de Ulrike Meinhof antes de ser asesinada en la cárcel de Stammheim. Fueron recogidos y publicados por el Comité de Defensa de los Presos Políticos. Entre estos se encuentran:

-Parte de la declaración de los presos de la RAF. Enero de 1976
-Fragmento sobre estructura.
-Vieja historia de la izquierda en la RAF.
-La lucha armada antiimperialista y la contrarrevolución en su modalidad de guerra psicológica contra el pueblo.
-Discusión sobre una carta de Ulrike.
-Carta de Ulrike a los presos de Hamburgo.

LEER LIBRO (110 páginas / pdf): https://borrokagaraia.files.wordpress.com/2016/06/ulrike-meinhof-carta-de-una-presa-en-la-galeria-de-la-muerte-y-ultimos-escritos.pdf

Fuente: borrokagaraia

jueves, 14 de mayo de 2020

MONUMENTO AL EJÉRCITO ROJO EN BUDAPEST


El monumento fue construido por Karoly Antal y rinde homenaje a los soldados soviéticos que murieron en 1944-1945 durante la liberación de Budapest.

La Plaza de la Libertad tiene un cierto atractivo a pesar de su poco ostentosa naturaleza. Inmensa y bien ventilada, está incrustada entre dos edificios con fachadas majestuosas: la antigua Bolsa de Valores, hoy día el edificio de Televisión estatal (MTV Televízió) y enfrente, el Banco Nacional de Hungría.

Conocido como Szabadság tér por los húngaros, la Plaza de la Libertad se encuentra en el sitio de lo que fue una vez un antiguo cuartel. En 1848 y 1849, muchos combatientes de la libertad de Hungría fueron ejecutados en ese lugar.

En el centro de la Plaza de la Libertad, se puede encontrar uno de los pocos monumentos que quedan de la ciudad de la época comunista. La mayoría han sido trasladados fuera de la ciudad al Parque de las Estatuas. Sin embargo, este monumento bastante grande, con una estrella en la parte superior del obelisco es un recordatorio de las tropas del Ejército Rojo que liberaron Budapest en 1945. En el monumento se puede ver un texto alabando y dando gracias a las tropas comunistas por liberar a los húngaros de los nazis.

miércoles, 13 de mayo de 2020

REPORTAJE "SEBASTIAO SALGADO: FOTÓGRAFO Y ACTIVISTA"


"SEBASTIAO SALGADO: FOTÓGRAFO Y ACTIVISTA"

La destrucción y la belleza. A través de sus arrebatadoras imágenes Sebastião Salgado denuncia la precariedad en la que viven muchas personas y las amenazas que ponen en peligro el medioambiente.

Personas que viven en la precariedad, amenazas que sufre el medioambiente... las fotografías de Sebastião Salgado nunca dejan indiferente y están cargadas de denuncia política. El brasileño es alguien que protesta sin recurrir a las palabras. Nacido en la región de la Amazonia, en 1969, durante la dictadura militar, emigró a Europa donde encontró su vocación como fotógrafo, cubriendo como fotorreportero guerras y hambrunas. Para realizar un reportaje sobre la mina de oro más grande de Brasil, convivió durante semanas con los mineros de Serra Pelada, que realizan su trabajo en terribles condiciones. Esas fotos lo hicieron famoso en todo el mundo en 1986. En 1991, Guerra del Golfo: Kuwait se había convertido en un desierto en llamas. En su libro "Éxodos” Salgado mostraba a desplazados de todos los continentes. Pero una y otra vez el brasileño regresaba a África: a su belleza sin igual y a su insoportable miseria. Cuando ya no lo pudo aguantar más, se volvió hacia la naturaleza y durante ocho años visitó los lugares y pueblos más aislados del mundo, en busca de los últimos paraísos de la Tierra para su obra "Génesis”. ¿Con sus fotografías ha convertido Salgado el sufrimiento en un motivo estético, como denuncian sus críticos, o precisamente la arrebatadora perfección de sus imágenes es lo que conmueve al espectador y puede cambiar las cosas? Para el brasileño su trabajo es solo un reflejo de la realidad. Hoy Salgado se implica políticamente en la conservación de la selva del Amazonas y con casi 76 años sigue trabajando como fotógrafo. Ganador de numerosos premios y convertido en una figura venerada a la vez que controvertida, en Cultura.21 hemos hablado con él sobre la situación en la que se encuentra el mundo.

Fuente: Deutsche Welle

VER REPORTAJE: https://p.dw.com/p/3WR1n

martes, 12 de mayo de 2020

RANDOM TOURS: PROKOPIEVSK

Random tours son viajes imaginarios para conocer aquellas ciudades poco conocidas, invisibles en el enorme territorio del antiguo mundo socialista, que no salen en los libros de historia de arquitectura y urbanismo y quizás tampoco en los libros de historia general. El material visual es mayoritariamente prestado, pero ayudará a vislumbrar la actualidad de estos sitios que en muchos casos están en decadencia. Son ciudades que fueron fundadas como ciudades socialistas o ciudades que durante esa época vivieron su máximo desarrollo.

Prokopievsk

Una ciudad minera en la Oblast de Kemerovo que se fundó como pueblo minero fusionando dos pueblos existentes Monastirskoie y Prokopievskoie en 1918 y se proclamó ciudad en 1931. Su población creció exponencialmente desde los 10 mil habitantes en 1926 hasta 290 mil en 1962 y desde entonces cae continuamente. Hoy en día la habitan unas 200mil personas. Las 16 minas de carbón eran la fuente de prosperidad, pero en la actualidad sólo una sigue funcionando. Como tantas otras ciudades industriales, Prokopievsk sobrevive en base de manufacturas y servicios ya que grandes complejos como “Electromashina” fueron desmantelados en los años 90.

Entrada a la ciudad
 
Monumento a los domadores del interior de la tierra.
 
 Industria abandonada

La posición de las minas y de las fábricas ha marcado la estructura de la ciudad que se ha ido extendiendo para añadir nuevos núcleos. La parte más antigua tiene estructural lineal donde el centro está marcado por la posición de las vías de tren y la autovía. Siguiendo el esquema funcional de Miliutin, un lateral de las vías es ocupado por la zona productiva y el otro la zona residencial. Las instituciones administrativas y culturales: teatro de drama, escuela de música, biblioteca, centro cultural se construyeron en el estilo del Realismo Socialista que al centro de esta ciudad obrera imprimen el glamur de las grandes ciudades. Los nombres de las calles, sin cambiar en la época postsocialista, recuerdan los antiguos hitos ideológicos: Komsomolskaya, Komunalnaya, calle de Karl Libknecht, Prospekt Lenina, Prospekt Gagarina, etc.

Teatro de drama, foto de Дмитрий Мелинчук
 
Estación de tren

Casa de cultura
 
Escuela de música, foto de Дмитрий Мелинчук 

Cine Ostrovsky, foto de Дмитрий Мелинчук

Las partes más nuevas de la ciudad se construyeron siguiendo esquema funcional similar, repitiendo el centro más antiguo hacia el este y el oeste, así ahora Prokopievsk tiene tres principales núcleos separados por la zona productiva y la zona verde de protección. Estos centros forman parte de una red territorial de núcles residenciales vinculados a la producción.

Ulitsa Zholtovskogo: Google Maps

Prospekt Stroiteley: Google Maps

Prospekt Gagarina: Google Maps

La parte occidental, construida en los años 70 es la más extensa, con una escala urbana más grande y edificios hasta 8 y 10 plantas. Grandes plazas y zonas verdes dominan en este barrio junto con los centros educativos y nuevas superficies comerciales. El palacio de matrimonios es sigue siendo un importante centro social, pero cada vez más lo son las nuevas iglesias que van apareciendo en la ciudad. Sobre todo esta parte más nueva y más amplia revela la iniciativa individual que ha dominado la apropiación ciudadana de los espacios urbanos. Los edificios de viviendas son el ejemplo más directo, con los diferentes colores de los balcones, algunos cerrados y otros no y la multitud de carpinterías que se ven en las fachadas. Como si cada familia quisiera huir de las formas repetidas y marcar su presencia en la fachada. También los pequeños negocios, a veces establecidos en los locales compartidos de los bloques residenciales, a veces dentro de nuevos edificios en la zona verde. Aunque la dorada estatua de Lenin todavía domina la avenida principal, la actividad se concentra en la plaza con la gran fuente y en los enormes centros comerciales y de ocio en la periferia que reemplazan las antiguas fábricas.

Estatua de Lenin en la Avenida de Lenin

Plaza de la fuente
 
Palacio de matrimonios

Fuente: La Ciudad Socialista