jueves, 31 de enero de 2019

PRESENTACIÓN EN SEVILLA DEL LIBRO "ANTOLOGÍA. TODO MARX EN PÍLDORAS"


ANTOLOGÍA. TODO MARX EN PÍLDORAS
MARX, KARL
ISBN: 978-84-17146-60-3
Editorial: ESPUELA DE PLATA
Número de páginas: 300
Dimensiones: 150x210
Fecha edición: 01/12/2018
Precio: 19,90 €


Llamamos clásicos a los autores a los que todo el mundo cree conocer, pero nadie lee. El propósito de este libro es acercar a los futuros lectores y lectoras, la obra de Karl Marx, posiblemente el autor más citado, después de Platón, a menudo para criticarlo, denostarlo -a él y a todos sus derivados-, o para defenderlo, colocándolo en un limbo que lo acerca a la irracionalidad. A Marx se le levantan estatuas y se le dedican avenidas pero, como escritor a veces se reduce a la cansina repetición de algunos tópicos, de ahí la necesidad de editar al menos una selección de textos que reúna el amplio espectro de sus intereses intelectuales: historia, filosofía, economía, política y crítica literaria. Y nos encontraremos con un Marx fresco, seguro y desafiante. Marx es a la vez un mito y un icono. Este libro da algunas muestras de porqué.

Karl Marx nació en Tréveris, actual Renania-Palatinado, el 5 de mayo de 1818. Y falleció a los sesenta y cinco años en Londres, el 14 de marzo de 1883, después de haber vivido 34 años en la ciudad como inmigrante sin oficio y refugiado político. Dedicó toda su tarea intelectual al estudio de la historia, la economía política y la filosofía de su tiempo, pero destacando una dimensión práctica que lo convierten en el primer ideólogo del movimiento proletario y el creador, junto a Engels y otros, del movimiento obrero internacional. Su obra más conocida es El Capital, del que él solo pudo ver publicado el primer volumen, en el otoño de 1867. Marx entendía esta obra como la continuación de su libro Contribución a la crítica de la economía política, publicado en 1859. Otras obras suyas destacadas son Miseria de la filosofía (en respuesta a la Filosofía de la miseria de Proudhon) y 18 Brumario de Luis Bonaparte. Firmó junto a Engels, entre otras obras, La sagrada familia, 1845 y el Manifiesto comunista, 1848. De la actualidad de su pensamiento y la capacidad de cambio de sus ideas deben juzgar las actuales generaciones después de leer una obra compleja y variada. Nosotros contribuimos con esta Antología temática en la que están recogidos todos los asuntos que fueron tratados en su obra, a través de sus propias palabras.

miércoles, 30 de enero de 2019

DOCUMENTAL "ALEMANIA: LOS POBRES DEL PAÍS RICO"



Título: Alemania: Los pobres del país rico
Realización: Andréa Fies
Autor: Andréa Fies
País: Alemania
Año: 2017
Duración: 25 minutos

La campaña de Ángela Merkel ha presentado Alemania como un modelo económico a seguir. No obstante, de cada cinco alemanes, uno vive en situación precaria y, en Berlín, uno de cada tres niños es pobre.

Fuente: arte.tv

martes, 29 de enero de 2019

PERIÓDICO NHAN DAN, ÓRGANO DEL PARTIDO COMUNISTA DE VIETNAM, LANZA LA PUBLICACIÓN DIGITAL EN ESPAÑOL

Periódico Nhan Dan lanza la publicación digital en español  - ảnh 1
Delegados presionan el botón para poner en funcionamiento el periódico digital de Nhan Dan en español (Foto: nhandan.vn)

El diario Nhan Dan (Pueblo) inauguró este 25 de enero el periódico electrónico en el idioma español para contribuir a promover la imagen del país y la gente de Vietnam, así como de las relaciones de amistad y cooperación entre esta nación y las hispanohablantes en el mundo.

En su intervención, el jefe del Departamento de Propaganda y Educación del Comité Central del Partido Comunista Vo Van Thuong ensalzó la creatividad y determinación de dicho medio de comunicación al desarrollar la edición en español paralelo a las otras en vietnamita, inglés, chino, francés y ruso.

El también miembro del Buró Político afirmó que en la causa de renovación, construcción y defensa del país, el periódico Nhan Dan siempre cumple con sus principios y objetivos, y mantiene firme su orientación política. En idéntico sentido apreció los esfuerzos del diario por innovar tanto el contenido como la forma de sus publicaciones y mejorar el carácter persuasivo y atractivo, a fin de satisfacer la necesidad del público de ser informado.

Entretanto, el jefe de Redacción del periódico Nhan Dan, Thuan Huu, acentuó la cifra de 58 países de habla hispana de todo el mundo mientras aproximadamente 400 millones de personas usan el español como el idioma principal y alrededor de 500 millones de personas, como la segunda lengua.

Fuente: VOV5

WEB DEL DIARIO NHAN DAN EN CASTELLANO: http://es.nhandan.com.vn/

El periódico Nhan Dan es el órgano central del Partido Comunista de Vietnam, la voz del Partido Comunista, el Estado y el Pueblo de Vietnam, y publicó su primer número el 11 de marzo de 1951 en la base de resistencia anti-francesa en Viet Bac.


lunes, 28 de enero de 2019

"MONUMENTO A LA AMISTAD ENTRE RUSIA Y GEORGIA", DEL ARQUITECTO SOVIÉTICO GIORGI CHAKHAVA


Creado en 1983 para conmemorar el 200 aniversario del Tratado de Georgievsk, que estableció el este de Georgia como un protectorado del Imperio Ruso, el Monumento de la Amistad entre Rusia y Georgia (también llamado el Monumento a la Paz) se encuentra justo en el único camino desde Rusia hasta Tbilisi.

El arco se encuentra en un mirador con vistas a los profundos barrancos e inmensas montañas de la cordillera del Cáucaso. Dentro del semicírculo revestido de piedra diseñado por el arquitecto Giorgi Chakhava (también creador del icónico "Ministerio de Carreteras" de la era soviética en Tbilisi) hay un enorme y colorido mosaico de estilo soviético que representa escenas de la historia georgiana y rusa.

Fuente: MatadorNetwork

domingo, 27 de enero de 2019

"CANCIÓN DE SIRGA", OBRA DE RICARDO BAROJA


Canción de sirga
Ricardo Baroja
1928
Óleo sobre cartón
71,5 x 102 cm
Museo de Bellas Artes de Alava

La obra refleja fielmente la crudeza del trabajo de sirga, sistema utilizado principalmente en la navegación fluvial, y que se empleaba para transportar las embarcaciones por los muelles tirando de una gruesa cuerda entre varias personas. Al autor siempre le interesó reflejar las condiciones de trabajo y el sufrimiento de los trabajadores. Se muestra una escena desfigurada, trabajadores con la ropa desgarrada que semejan esclavos atados a la soga, robots sin atisbos de humanidad a punto de derrumbarse y que arrastran el cuerpo, todos ellos bajo la mirada de mujeres sin rostro. Las mujeres que están en primer plano aparecen desconsoladas o sumidas en la desesperanza como si no pudieran soportar la visión del esfuerzo de los hombres (Ismael Manterola, Catálogo Trama e hilos sueltos..., 2014)

Fuente: EMSIME

sábado, 26 de enero de 2019

"LA PASAJERA", PELICULA DEL DIRECTOR DE CINE DE LA REPÚBLICA POPULAR DE POLONIA ANDRZEJ MUNK

Título original: Pasazerka
Año: 1963
Duración: 62 min.
País: Polonia
Dirección: Andrzej Munk, Witold Lesiewicz
Guión: Andrzej Munk, Zofia Posmysz-Piasecka
Música: Tadeusz Baird
Fotografía: Krzysztof Winiewicz (B&W)
Reparto: Aleksandra Slaska, Anna Ciepielewska, Janusz Bylczynski, Barbara Horawianka, Anna Jaraczówna, Maria Koscialkowska, Andrzej Krasicki, Jan Kreczmar, Irena Malkiewicz, Leon Pietraszkiewicz
Productora: Zespol Filmowy
Sinopsis: Liza, una mujer que se dispone a emprender un viaje en barco, reconoce, entre los pasajeros del mismo, a Marta, una mujer a la que conoció muchos años atrás, cuando Liza trabajaba como vigilante en un campo de concentración y Marta era una de las presas en el tétrico lugar. Entre las dos mujeres se desarrolló una extraña relación, y el reencuentro provoca en Liza el resurgimiento de recuerdos que creía ocultos en un rincón de su memoria.


Las películas con argumentos que transcurren en campos de concentración o espacios vigilados por soldados alemanes durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial se han convertido, prácticamente desde el mismo final abrupto de la guerra, en el año 1945, en material infalible para la consecución de prestigiosos premios cinematográficos. Ya se sabe: el drama humano, el “realismo”, la crítica social, venden. Pero pese a que existen un buen número de excelentes películas situadas en semejantes espacios, desde entretenimientos como “La Gran Evasión”, de John Sturges, hasta “Noche y Niebla”, la estremecedora y vanguardista película dirigida por Alain Resnais, pasando por la pesadillesca experiencia al límite del joven protagonista de “Masacre, ven y mira”, de Elem Klimov, lo cierto es que frecuentemente se utilizan los elementos dramáticos que proporcionan semejantes situaciones y experiencias con un afán conmovedor, absolutamente hipócrita, cara a la galería; es decir, se acaban transformando en clichés narrativos o dramáticos absolutamente asimilados y considerados efectivos, y a este respecto prácticamente cada año se añaden nuevos títulos, acaparadores de premios y elogios, que no tardan demasiado en olvidarse.

“La Pasajera”, de Andrezj Munk, no es uno de esos títulos “pasajeros”, sino una de las películas más importantes del cine polaco y un estremecedor viaje al lado más oscuro del ser humano. Conviene advertir del carácter inconcluso de la película: Munk no pudo finalizarla a causa del accidente automovilístico en el que perdió la vida, por lo tanto las copias del film que circulan en la actualidad están incompletas, y la duración alcanzada es de apenas 60 minutos, lo que no implica, ni mucho menos, que la película no pueda ser comprendida por los espectadores.
El único “relleno”, integrado en el metraje filmado, montado y más compacto que legó el realizador, consiste en una imágenes fijas de Liza (Alexandra Slaska), la protagonista de la historia, y de Marta (Anna Ciepielewska), el otro personaje femenino importante del film (las imágenes se acompañan por una voz en off que describe la acción que tiene lugar), que transcurren en un supuesto “presente” narrativo de la ficción: Liza era una de las encargadas de vigilar a los prisioneros de un campo de concentración nazi, y Marta, la chica a la que aquella observa embarcar por una pasarela al interior del barco en el que se encuentra, no es otra que una judía con la que entabló una relación muy especial, a medio camino entra la compasión por un ser humano y el placer que provoca ser el dueño de su destino.

Por lo tanto, el título del film, “La Pasajera”, alude a esa mujer que embarca y que hará “viajar” mentalmente a la protagonista a un pasado oculto en un rincón olvidado de su memoria.

“La Pasajera” prescinde, de forma memorable y durante gran parte de su metraje, de diálogos entre los personajes, apoyando Munk el peso del drama en las miradas que se cruzan unos con otros, es decir, en los actores y su expresividad. La elección de las dos actrices principales se revela fundamental para lograr intensidad dramática y dotar de credibilidad a las secuencias, y es justo reconocer que ambas se encuentran a la altura de la difícil tarea.

Munk planifica, en muchos momentos, aunando la narratividad implícita de los encuadres que escoge para enmarcar a los personajes, con una gran capacidad descriptiva de las actividades que tienen lugar en los espacios que filma (las diversas estancias de un campo de concentración). Esa capacidad descriptiva sugiere, con frecuencia, el horror que se desliza venenosamente tras las apariencias más humanas que intentan mantener los alemanes a cargo del funcionamiento del campo; ej: la tensa secuencia en la que unos inspectores de una Comisión internacional, ajenos al campo, realizan una verificación del cumplimiento de las normas en el funcionamiento del mismo y con respecto a los derechos de los presos, y en la que Marta, la prisionera a la que preguntan los inspectores, es prácticamente “coaccionada” por las miradas de sus carceleros, que ante la parálisis emocional de la chica, que le impide responder a las preguntas que se le hacen, responden por ella empleando las óptimas palabras que los funcionarios desean escuchar.

Una secuencia ejemplar que escenifica con virulencia la gran mentira que imperaba en esos tétricos espacios, en los que se eludía con gran habilidad el uso verbal de términos relativos al holocausto judío y al exterminio que se estaba llevando a cabo en el interior de los mismos (algo puesto de manifiesto en el notable libro “La Cuestión Humana”, escrito por François Emmanuel, que en 2007 fue adaptado al cine por Nicolás Klotz, en la también interesante película del mismo título).

La necesidad de sugerir sesgadamente lo inquietante de la actividad desarrollada en el campo, o de incidir sutilmente en el necesario carácter representativo (teatral) de la actitud de Liza (dividida entre la obligación de servir a los nazis, y con ello a Alemania, la compasión que siente por Marta, y la sensación de poder que le proporciona su puesto de guardiana), lleva a Munk a adoptar interesantes soluciones de puesta en escena: en una secuencia, un grupo de presas corren completamente desnudas, ante la mirada escrutadora de las guardianas, que seleccionan con fines diversos a algunas mujeres cogiéndolas abruptamente por el cuello con un bastón curvado, como si se tratara de ganado. En ésta secuencia, Munk expresa visualmente la diferencia fundamental existente entre la actitud de Liza y la de otra guardiana, con la que se cruza tensas miradas desafiantes (filmadas por Munk con primeros planos de cada una de las mujeres): sobre el rostro de la otra guardiana se proyectan las sombras de las mujeres que pasan corriendo frente a ella, por lo tanto las prisioneras son consideradas abstracciones; el plano de Liza, en cambio, incluye en primer término del encuadre a las mujeres pasando velozmente por delante suyo, es decir, incluye el elemento humano. Liza seleccionara a varias mujeres, entre las que se incluye Marta.

En otra y misteriosa secuencia, Munk muestra varios planos de soldados y guardianas del campo realizando varias actividades; el humo invade visualmente varios de estos planos, y Liza se acerca a una verja desde la que observa a un soldado poniéndose una máscara antigas y tirando unos objetos por un agujero practicado en el suelo. A continuación, Munk monta varios planos de presos del campo bajando por unas escaleras de piedra para traspasar la puerta de un recinto, del que probablemente no regresarán. En una de sus miradas a los condenados, Liza revela su fragilidad interior, que debe dominar exteriormente si no quiere perder también ella su pellejo al ser considerada una traidora para los intereses del Tercer Reich.

Es muy destacable el punto de vista que escoge Munk para narrar la historia, el de la vigilante Liza, lo que lleva fundamentalmente al director a utilizar directamente la subjetividad del personaje para que podamos experimentar ciertas sensaciones relativas a su poder; ej: la secuencia en la que Liza busca un rostro, entre los de las prisioneras de su sección, que insinúe que la propietaria del mismo es la apropiada para poder confiarle ciertas tareas. Munk filma el proceso de selección recurriendo a un travelling subjetivo, filmado desde el punto de vista de Liza, que recorre lateralmente los rostros de miradas abatidas, duras, o simplemente frías, de las prisioneras a su cargo, con lo que las miradas de las mujeres son efectuadas directamente a cámara, generando con ello una cierta participación por parte del espectador, que se ve forzado a identificarse por un momento con Liza.

Esa búsqueda de miradas, que, como se suele decir, son fruto de los ojos, el espejo del alma, deviene fructífera dramáticamente en otros destacados momentos del film: la secuencia en la que, de nuevo Liza, situada ante el grupo de presas, busca afanosamente la mirada que delate los sentimientos, con el fin de castigarla, de la mujer responsable de escribir notas de amor a un prisionero del campo, mientras obliga a Marta a leer en voz alta la citada nota con la intención de hacer aflorar los sentimientos al rostro de la mujer responsable de la misma.

O otro breve pero significativo momento en el que el sonido de los disparos de un pelotón de fusilamiento, sincronizados sobre un primer plano de Marta, llevan a la chica a bajar mirada y cabeza al mismo tiempo, ante la fuerte sospecha de que Tadeusz, su amado, es uno de los asesinados.

Esa relación de afecto en el marco de un campo de concentración es lo que genera cierta contradicción en los sentimientos que siente Liza hacia Marta, y que la lleva a decir, en off visual, con un sentimiento de envidia hacia la, pese a todo, libertad emocional de Marta, y con respecto a la amarga labor que, como vigilante, está obligada a desempeñar en el campo: “Sin vida privada, sin amor, sin descanso en el deber”.

Fuente: Creadores de imágenes

Anecdotario.- Rodada en Auschwitz- Birkenau, Oswiecim y Malopolskie en Polonia. Nominada a la Palma de Oro de mejor película en el Festival de Cine de Cannes. Fue la última producción del director Andrzej Munk que no la pudo acabar por su muerte prematura con tan solo 40 años de edad, como consecuencia de un accidente de tráfico. Munk se unió al Partido de los Trabajadores Polacos en 1948, siendo expulsado en 1952. Alexandra Sleska era hija de un conocido activista, diputado durante la II república de Polonia, se graduó en Cracovia y en 1987 fue galardonada con el título de Profesora Extraordinaria Teatral y entre sus películas destacan: “La juventud de Chopin”, de 1960 y “El gran amor de Balzac”, de 1973. Anna Ciepilawska fue una actriz de prestigio en Polonia con películas como “El final de la noche”, de 1956, “Maria y Napoleón”, de 1966, “He muerto para vivir”, de 1984 y “En el otoño la felicidad”. Janusz Bylczynski era hijo de un profesor y crítico musical, intervino en la II Guerra Mundial en el Regimiento de Infantería de Fusileros , participando en la defensa de Sieradza y en el asalto a Mszczonow y como actor intervino entre otras en “El último testigo”, de 1969, “Epilogo Núremberg”, de 1970 y “Cinco días en la vida de un jubilado”.





viernes, 25 de enero de 2019

FALLECIÓ EL SOCIÓLOGO MARXISTA ERIK OLIN WRIGHT


El autor de 'Comprender las clases sociales' y 'Construyendo utopías reales' ha fallecido este miércoles. En sus últimas entradas, explicaba cómo se estaba enfrentando a la muerte

La entrada del blog del californiano Erik Olin Wright del pasado 4 de enero cayó como un jarro de agua fría entre los seguidores de este sociólogo marxista, uno de los más influyentes de las últimas décadas. “Puedo dar noticias definitivas sobre mi situación médica”, desvelaba. “Según los últimos indicadores, me quedan tres o cuatro semanas de vida”. En la nota añadía que había comunicado a los médicos que su prioridad ante el cáncer de hígado era maximizar sus energías para poder seguir escribiendo y despedirse de familia, seres queridos y antiguos alumnos. No se quejaba: han sido 72 años maravillosos, recordaba. En la tarde del 23 de enero, uno de sus alumnos publicaba un tuit en el que confirmaba la muerte de Wright.

Hace apenas unos días, este 18 de enero, había publicado lo que sonaba a despedida (aunque después haya añadido una entrada más, con un extracto de una de las cartas que va a dejar a sus nietos). Tras anunciar que la posibilidad de regenerar o trasplantar su médula ósea estaba definitivamente descartada, lo que lo único que le quedaba era seguir sobreviviendo a base de transfusiones de sangre que serían cada vez menos eficientes, hasta terminar cayendo en un sueño que le mecerá hasta la muerte. “Me queda una cantidad limitada de tiempo en esta maravillosa forma de polvo de estrellas”, escribía. “No siento ningún terror. Quiero aseguraros que no tengo ningún miedo”.

Wright, nacido en Berkeley, fue uno de los académicos clave del marxismo analítico, una corriente académica que explotó a finales de los 70 como reacción al oscurantismo de otros marxistas. En las últimas cuatro décadas, revisó la teoría de las clases sociales, que reflejó en libros como 'Clases' y 'Comprender las clases sociales', que reeditó recientemente en nuestro país Akal. Propuso el concepto de las “localizaciones de clase contradictorias”, con el cual intentaba solucionar los problemas que presenta la definición de las clases medias. En realidad, explicaba, las personas que pertenecen a ellas se sitúan en varias clases distintas con intereses contradictorios. “Uno de los objetivos de la transformación y emancipación sociales es crear un mundo en el que sea más fácil para la gente ser amable y generosa”, escribió en una ocasión.

Wright explicaba cómo iba a enfrentarse a sus últimos días. En el mejor de los casos, a medida que su cuerpo recibiese cada vez menos oxígeno, iría durmiendo cada vez más y, en el tiempo que permaneciese despierto, quizá podría mantener una conversación con los que le rodean. Al final, se quedaría dormido y nunca volvería a abrir los ojos. En el peor, alguna de las dos infecciones que sufre acabarían con él. Pero, en sus propias palabras, “la muerte que estoy teniendo es la que habría elegido”. Sin embargo, admite haber aprendido que la calidad de vida es mucho más relevante de lo que había imaginado y que, por lo tanto, su prioridad en el tiempo que le quedaba era el confort, estar física y mentalmente cómodo.

Un adiós sin ira

“Parece bastante mezquino quejarse después de haber vivido 72 años en esta extraordinaria forma de existencia que pocas moléculas en el universo llegan a experimentar”, revelaba en su nota final. “De hecho, utilizar la palabra 'experiencia' es maravilloso. Los átomos no tienen experiencia. No son más que materia. Todo lo que soy es materia. Pero organizada de forma tan compleja a varios nivele, que es capaz de reflexionar sobre sí misma y lo extraordinario que ha sido estar vivo y consciente de estar vivo”.

Wright hace hincapié en haber vivido una existencia aventajada, no solo por la casualidad cósmica que lo convirtió en humano sino por haber vivido en una época que le permitió dedicar su vida a mejorar la sociedad. “Me encuentro en este rincón privilegiado de lo humano que ha conseguido, contra todas las probabilidades, no vivir una existencia de miedo y sufrimiento por las crueldades de nuestra civilización, que nunca ha sentido el miedo por el hambre, por su seguridad física, que siempre ha tenido los recursos necesarios para sacar adelante a su maravillosa familia, a sus hijos, en un entorno en el que creo que ellos también han sentido la seguridad física y han dispuesto de las necesidades básicas para florecer”.

No es baladí que esta reflexión sobre el privilegio de la seguridad material en los estertores de una vida provenga de un sociólogo marxista. Desde los seis años, reconoce, ha sido consciente de esa situación. Y por eso, como él mismo explica en la introducción de 'Construyendo utopías reales', decidió dedicarse a estudiar sociología en la Universidad de California en Berkeley. “Decidí aprovecharme de este privilegio extraordinario, no para llevar una vida de autoindulgencia sino para crear significado para mí y los demás intentando hacer del mundo un lugar mejor”, explica ahora. El contexto era propicio: “Lo hice de manera históricamente ligada a las corrientes intelectuales y la agitación de los últimos 60 y primeros 70”.

No obstante, y como demuestra que Wright siguiese fiel a la perspectiva marxista incluso después de que su influencia decreciese en el ámbito académico a partir de los años 90, no considera que su trabajo sea mero resultado de su coyuntura histórica. “Creo que mis intentos obstinados por revitalizar la tradición marxista y hacerla más relevante para la justicia y transformación sociales están asentados en un entendimiento científicamente válido de cómo funciona el mundo de verdad”, matiza. “No tengo quejas. Moriré en unas pocas semanas, satisfecho”, era como coronaba la carta. “No estoy feliz por morir, pero sí profundamente contento con la vida que he vivido, y que he podido compartir con todos vosotros”.

El optimismo activista del que hace gala en su despedida es una constante en toda su obra. Su lado analista le condujo a identificar sobre le terreno las posibles alternativas al capitalismo, incluso después de que la caída del bloque soviético provocase la desilusión entre sus compañeros de generación. Pero, como él mismo escribía citando a Gramsci, “el optimismo de la voluntad es esencial si se quiere transformar el mundo”. De ahí que encontrase otras vías en propuestas que desde entonces se han consolidado como los presupuestos participativos, la Wikipedia, la renta básica universal o las cooperativas de trabajadores (como Mondragón) guías que podían señalar el camino a otro mundo de “igualdad social, libertad genuina y desarrollo de las potencialidades humanas”.

Un marxista en España

La relación de Wright con nuestro país fue relativamente estrecha. En España, el Proyecto Internacional sobre Estructura, Conciencia y Biografía de Clase, que inició el californiano en 1977 con el objetivo de llevar el vacío de investigación empírica cuantitativa marxista, tuvo su traducción en la Encuesta ECBC de 1991. Fue uno de los intentos pioneros de establecer un mapa de la estructura de clases española. En 1995, se celebró un seminario en torno a Wright dirigido por Julio Carabaña. Sus visitas a nuestro país eran frecuentes.

En sus utopías, por ejemplo, explicaba cómo el socialismo participativo ya estaba en acción en algunas escuelas públicas de Barcelona, a través de las conocidas como “comunidades de aprendizaje” que involucran a padres, profesores y vecinos. No obstante, su análisis más pormenorizado de un fenómeno español fue el de la corporación Mondragón, a la que utilizaba como ejemplo de una cooperativa de trabajadores viable, una mezcla de democracia representativa y directa que integraba principios capitalistas y cooperativistas. Wright participó en diversos debates con los trabajadores para analizar el futuro que le esperaba a la corporación, en un contexto en el que cada vez menos de los trabajadores eran miembros propietarios de las cooperativas, y antes de la gran crisis de Fagor.

La importancia de Wright no se encuentra tanto en él como en su influencia internacional de igual manera que prefería hablar de la tradición marxista que de Marx. En una de las últimas publicaciones, el sociólogo relataba la visita de 25 antiguos alumnos al hospital, entre los que se encontraba un antiguo estudiante taiwanés al que había dado clase durante los años 80 y que había llevado a sus dos hijas para que le conociesen. “Conté historias, me hicieron preguntas”, relata. “Al final de la tarde, estaba sentado en una silla de ruedas cerca de la puerta de la habitación del hospital, y uno por uno, los estudiantes vinieron y se agacharon para decirme adiós. Fue realmente bello y significativo”.

Fuente: El Confidencial

jueves, 24 de enero de 2019

LUMEN PUBLICA "CONTRA EL FASCISMO", DE UMBERTO ECO

Título: Contra el fascismo
Autor: Umberto Eco
Editorial: LUMEN
Precio sin IVA: 3.30 €
Precio con IVA: 3.99 €
Fecha publicación: 09/2018
ISBN: 9788426406545


Sinopsis

«El fascismo eterno aún nos rodea, aunque lleve traje de paisano. Puede volver en cualquier momento, aunque se disfrace de las formas más inocuas. Nuestro deber es detectarlo, quitarle la máscara y denunciar en voz alta cada una de sus gestas.»

En esta conferencia dirigida a los alumnos de una universidad norteamericana en 1995, Umberto Eco alertaba frente a la sombra alargada de un fenómeno que no se restringe al ámbito político ni tiene fecha de caducidad, porque tras un régimen y una ideología hay siempre un cierto modo de pensar y de sentir, un sustrato cultural que puede ser el germen de una nueva ola fascista.

El gran pensador de nuestro tiempo, aquel que nos enseñó a «reflexionar antes de pensar», nos ofrece catorce claves para reconocer el fantasma del «fascismo eterno» y nos brinda instrumentos para que el presente y el futuro no se parezcan a nuestro peor pasado.

"LOS 14 SÍNTOMAS DEL FASCISMO ETERNO"

El Ur-Fascismo puede volver con las apariencias más inocentes. Nuestro deber es desenmascararlo y apuntar con el índice sobre cada una de sus formas nuevas, cada día, en cada parte del mundo.

El término «fascismo» se adapta a todo porque es posible eliminar de un régimen fascista uno o más aspectos, y siempre podremos reconocerlo como fascista. Quítenle al fascismo el imperialismo y obtendrán a Franco o Salazar; quítenle el colonialismo y obtendrán el fascismo balcánico. Añádanle al fascismo italiano un anticapitalismo radical (que nunca fascinó a Mussolini) y obtendrán a Ezra Pound. Añádanle el culto la mitología celta y el misticismo del Grial (completamente ajeno al fascismo oficial) y obtendrán uno de los gurús fascistas más respetados, Julius Evola. A pesar de esta confusión, considero que es posible indicar una lista de características típicas de lo que me gustaría denominar «Ur-Fascismo», o «fascismo eterno». Tales características no pueden quedar encuadradas en un sistema; muchas se contradicen mutuamente, y son típicas de otras formas de despotismo o fanatismo, pero basta con que una de ellas esté presente para hacer coagular una nebulosa fascista.

1. La primera característica de un Ur-Fascismo es el culto de la tradición. El tradicionalismo es más antiguo que el fascismo. No fue típico sólo del pensamiento contrarrevolucionario católico posterior a la Revolución Francesa, sino que nació en la edad helenística tardía como reacción al racionalismo griego clásico. En la cuenca del Mediterráneo, los pueblos de religiones diferentes (aceptadas todas con indulgencia por el Olimpo romano) empezaron a soñar con una revelación recibida en el alba de la historia humana. Esta revelación había permanecido durante mucho tiempo bajo el velo de lenguas ya olvidadas. Estaba encomendada a los jeroglíficos egipcios, a las runas de los celtas, a los textos sagrados, aún desconocidos, de algunas religiones asiáticas. Esta nueva cultura había de ser sincrética. «Sincretismo» no es sólo, como indican los diccionarios, la combinación de formas diferentes de creencias o prácticas. Una combinación de ese tipo debe tolerar las contradicciones. Todos los mensajes originales condenen un germen de sabiduría y, cuando parecen decir cosas diferentes o incompatibles, lo hacen sólo porque todos aluden, alegóricamente, a alguna verdad primitiva. Como consecuencia, ya no puede haber avance del saber. La verdad ya ha sido anunciada de una vez por todas, y lo único que podemos hacer nosotros es seguir interpretando su oscuro mensaje. Es suficiente mirar la cartilla de cualquier movimiento fascista para encontrar a los principales pensadores tradicionalistas. La gnosis nazi se alimentaba de elementos tradicionalistas, sincretistas, ocultos. La fuente teórica más importante de la nueva derecha italiana, Julius Evola, mezclaba el Grial con los Protocolos de los Ancianos de Sión, la alquimia con el Sacro Imperio Romano. El hecho mismo de que, para demostrar su apertura mental, una parte de la derecha italiana haya ampliado recientemente su cartilla juntando a De Maistre, Guénon y Gramsci es una prueba fehaciente de sincretismo. Si curiosean ustedes en los estantes que en las librerías americanas llevan la indicación New Age, encontrarán incluso a San Agustín, el cual, por lo que me parece, no era fascista. Pero el hecho mismo de juntar a San Agustín con Stonehenge, esto es un síntoma de Ur-Fascismo.

2. El tradicionalismo implica el rechazo del modernismo. Tanto los fascistas como los nazis adoraban la tecnología, mientras que los pensadores tradicionalistas suelen rechazar la tecnología como negación de los valores espirituales tradicionales. Sin embargo, a pesar de que el nazismo estuviera orgulloso de sus logros industriales, su aplauso a la modernidad era sólo el aspecto superficial de una ideología basada en la «sangre» y la «tierra» (Blut und Boden). El rechazo del mundo moderno se camuflaba como condena de la forma de vida capitalista, pero concernía principalmente a la repulsa del espíritu del 1789 (o del 1776, obviamente). La Ilustración, la edad de la Razón, se ven como el principio de la depravación moderna. En este sentido, el Ur-Fascismo puede definirse como «irracionalismo».

3. El irracionalismo depende también del culto de la acción por la acción. La acción es bella de por sí, y, por lo tanto, debe actuarse antes de y sin reflexión alguna. Pensar es una forma de castración. Por eso la cultura es sospechosa en la medida en que se la identifica con actitudes críticas. Desde la declaración atribuida a Goebbels («cuando oigo la palabra cultura, echo la mano a la pistola») hasta el uso frecuente expresiones como «cerdos intelectuales», «estudiante cabrón, trabaja de peón», «muera la inteligencia», «universidad, guarida de comunistas», la sospecha hacia el mundo intelectual ha sido siempre un síntoma de Ur-Fascismo. El mayor empeño de los intelectuales fascistas oficiales consistía en acusar a la cultura moderna y a la intelligentsia liberal de haber abandonado los valores tradicionales.

4. Ninguna forma de sincretismo puede aceptar el pensamiento crítico. El espíritu crítico opera distinciones, y distinguir es señal de modernidad. En la cultura moderna, la comunidad científica entiende el desacuerdo como instrumento de progreso de los conocimientos. Para el Ur-Fascismo, el desacuerdo es traición.

5. El desacuerdo es, además, un signo de diversidad. El Ur-Fascismo crece y busca el consenso explotando y exacerbando el natural miedo de la diferencia. El primer llamamiento de un movimiento fascista, o prematuramente fascista, es contra los intrusos. El Ur-Fascismo es, pues, racista por definición.

6. El Ur-Fascismo surge de la frustración individual o social. Lo cual explica por qué una de las características típicas de los fascismos históricos ha sido el llamamiento a las clases medias frustradas, desazonadas, por alguna crisis económica o humillación política, asustadas por la presión de los grupos sociales subalternos. En nuestra época, en la que los antiguos «proletarios» se están convirtiendo en pequeña burguesía (y los lumpen se autoexcluyen de la escena política), el fascismo encontrará su público en esta nueva mayoría.

7. A los que carecen de una identidad social cualquiera, el Ur-Fascismo les dice que su único privilegio es el más vulgar de todos, haber nacido en el mismo país. Es éste el origen del «nacionalismo». Además, los únicos que pueden ofrecer una identidad a la nación son los enemigos. De esta forma, en la raíz de la psicología Ur-Fascista está la obsesión por el complot, posiblemente internacional. Los secuaces deben sentirse asediados. La manera más fácil para hacer que asome un complot es apelar a la xenofobia. Ahora bien, el complot debe surgir también del interior: los judíos suelen ser el objetivo mejor, puesto que presentan la ventaja de estar al mismo tiempo dentro y fuera. En América, el último ejemplo de la obsesión del complot está representado por el libro The New World Order de Pat Robertson.

8. Los secuaces deben sentirse humillados por la riqueza ostentada y por la fuerza de los enemigos. Cuando era niño, me enseñaban que los ingleses eran el «pueblo de las cinco comidas»: comían más a menudo que los italianos, pobres pero sobrios. Los judíos son ricos y se ayudan mutuamente gracias a una red secreta de recíproca asistencia. Los secuaces, con todo, deben estar convencidos de que pueden derrotar a los enemigos. De este modo, gracias a un continuo salto de registro retórico, los enemigos son simultáneamente demasiado fuertes y demasiado débiles. Los fascismos están condenados a perder sus guerras, porque son incapaces constitucionalmente de valorar con objetividad la fuerza del enemigo.

9. Para el Ur-Fascismo no hay lucha por la vida, sino más bien, «vida para la lucha». El pacifismo es entonces colusión con el enemigo; el pacifismo es malo porque la vida es una guerra permanente. Esto, sin embargo, lleva consigo un complejo de Harmaguedón: puesto que los enemigos deben y pueden ser derrotados, tendrá que haber una batalla final, de resultas de la cual el movimiento obtendrá el control del mundo. Una solución final de ese tipo implica una sucesiva era de paz, una Edad de Oro que contradice el principio de la guerra permanente. Ningún líder fascista ha conseguido resolver jamás esta contradicción.

10. El elitismo es un aspecto típico de toda ideología reaccionaria, en cuanto fundamentalmente aristocrático. En el curso de la historia, todos los elitismos aristocráticos y militaristas han implicado el desprecio por los débiles. El Ur-Fascismo no puede evitar predicar un «elitismo popular». Cada ciudadano pertenece al mejor pueblo del mundo, los miembros del partido son los ciudadanos mejores, cada ciudadano puede (o debería) convertirse en miembro del partido pero no puede haber patricios sin plebeyos. El líder, que sabe perfectamente que su poder no lo ha obtenido por mandato, sino que lo ha conquistado con la fuerza, sabe también que su fuerza se basa en la debilidad de las masas, tan débiles que necesitan y se merecen un «dominador». Puesto que el grupo está organizado jerárquicamente (según un modelo militar), todo líder subordinado desprecia a sus subalternos, y cada uno de ellos desprecia a sus inferiores. Todo ello refuerza el sentido de un elitismo de masa.

11. En esta perspectiva, cada uno está educado para convertirse en un héroe. En todas las mitologías, el «héroe» es un ser excepcional, pero en la ideología Ur-Fascista el heroísmo es la norma. Este culto al heroísmo está vinculado estrechamente con el culto a la muerte: no es una coincidencia que el lema de los falangistas fuera «¡Viva la muerte!». A la gente normal se le dice que la muerte es enojosa, pero que hay que encararla con dignidad; a los creyentes se les dice que es una forma dolorosa de alcanzar una felicidad sobrenatural. El héroe Ur-Fascista, en cambio, aspira a la muerte, anunciada como la mejor recompensa de una vida heroica. El héroe Ur-Fascista está impaciente por morir, y en su impaciencia, todo hay que decirlo, más a menudo consigue hacer que mueran los demás.

12. Puesto que tanto la guerra permanente como el heroísmo son juegos difíciles de jugar, el Ur-Fascista transfiere su voluntad de poder a cuestiones sexuales. Éste es el origen del machismo (que implica desdén hacia las mujeres y una condena intolerante de costumbres sexuales no conformistas, desde la castidad hasta la homosexualidad). Y puesto que también el sexo es un juego difícil de jugar, el héroe Ur-Fascista juega con las armas, que son su Ersatz fálico: sus juegos de guerra se deben a una invidia penis permanente.

13. El Ur-Fascismo se basa en un «populismo cualitativo». En una democracia los ciudadanos gozan de derechos individuales, pero el conjunto de los ciudadanos sólo está dotado de un impacto político desde el punto de vista cuantitativo (se siguen las decisiones de la mayoría). Para el Ur-Fascismo los individuos en cuanto individuos no tienen derechos, y el «pueblo» se concibe como una cualidad, una entidad monolítica que expresa la «voluntad común». Puesto que ninguna cantidad de seres humanos puede poseer una voluntad común, el líder pretende ser su intérprete. Habiendo perdido su poder de mandato, los ciudadanos no actúan, son llamados sólo pars pro toto a desempeñar el papel de pueblo. El pueblo, de esta manera, es sólo una ficción teatral. Para poner un buen ejemplo de populismo cualitativo, ya no necesitamos Piazza Venezia o el estadio de Nuremberg. En nuestro futuro se perfila un populismo cualitativo Televisión o Internet, en el que la respuesta emotiva de un grupo seleccionado de ciudadanos puede ser presentada o aceptada como la «voz del pueblo». En razón de su populismo cualitativo, el Ur-Fascismo debe oponerse a los «podridos» gobiernos parlamentarios. Una de las primeras frases pronunciadas por Mussolini en el parlamento italiano fue: «Hubiera podido transformar esta aula sorda y gris en un xivac para mis manipulas». De hecho, encontró inmediatamente un alojamiento mejor para sus manípulos, pero poco después liquidó el parlamento. Cada vez que un político arroja dudas sobre la legitimidad del parlamento porque no representa ya la «voz del pueblo», podemos percibir olor de Ur-Fascismo.

14. El Ur-Fascismo habla la «neolengua». La «neolengua» fue inventada por Orwell en 1984, como lengua oficial del Ingsoc, el socialismo inglés, pero elementos de Ur-Fascismo son comunes a formas diversas de dictadura. Todos los textos escolares nazis o fascistas se basaban en un léxico pobre y en una sintaxis elemental, con la finalidad de limitar los instrumentos para el razonamiento complejo y crítico. Pero debemos estar preparados para identificar otras formas de neolengua, incluso cuando adoptan la forma inocente de un popular reality-show.

Después de haber indicado los posibles arquetipos del Ur-Fascismo, concédanme que concluya. La mañana del 27 de julio de 1943 me dijeron que, según los partes leídos por radio, el fascismo había caído y Mussolini había sido arrestado. Mi madre me mandó a comprar el periódico. Fui al quiosco más cercano y vi que los periódicos estaban, pero los nombres eran diferentes. Además, después de una breve ojeada a los títulos, me di cuenta de que cada periódico decía cosas diferentes y compré uno al azar, y leí un mensaje impreso en la primera página firmado por cinco o seis partidos políticos, como Democracia Cristiana, Partido Comunista, Partido Socialista, Partido de Acción, Partido Liberal. Hasta aquel momento yo creía que había un solo partido por cada país, y que en Italia sólo existía el Partido Nacional Fascista. Estaba descubriendo que en mi país podía haber diferentes partidos al mismo tiempo. No sólo esto: puesto que era un chico listo, me di cuenta enseguida de que era imposible que tantos partidos hubieran surgido de un día para otro. Comprendí, así, que ya existían como organizaciones clandestinas. El mensaje celebraba el final de la dictadura y el regreso de la libertad: libertad de palabra, de prensa, de asociación política. Estas palabras, «libertad», «dictadura» —Dios mío— era la primera vez en mi vida que las leía. En virtud de estas nuevas palabras yo había renacido hombre libre occidental. Debemos prestar atención a que el sentido de estas palabras no se vuelva a olvidar. El Ur-Fascismo está aún a nuestro alrededor, a veces con trajes de civil. Sería muy cómodo, para nosotros, que alguien se asomara a la escena del mundo y dijera: «¡Quiero volver a abrir Auschwitz, quiero que las camisas negras vuelvan a desfilar solemnemente por las plazas italianas!». Por desgracia, la vida no es tan fácil. El Ur-Fascismo puede volver todavía con las apariencias más inocentes. Nuestro deber es desenmascararlo y apuntar con el índice sobre cada una de sus formas nuevas, cada día, en cada parte del mundo. Vuelvo a darle la palabra a Roosevelt: «Me atrevo a afirmar que si la democracia americana deja de progresar como una fuerza viva, intentando mejorar día y noche con medios pacíficos las condiciones de nuestros ciudadanos, la fuerza del fascismo crecerá en nuestro país» (4 de noviembre de 1938).

Libertad y liberación son una tarea que no acaba nunca. Que éste sea nuestro lema: «No olvidemos». Y permítanme que acabe con una poesía de Franco Forfini:

En el pretil del puente

las cabezas de los ahorcados.

En el agua de la fuente

las babas de los ahorcados.

En el enlosado del mercado

las uñas de los fusilados.

En la hierba seca del prado

los dientes de los fusilados.

Morder el aire morder las piedras

nuestra carne no es ya de hombres.

Morder el aire morder las piedras

nuestro corazón no es ya de hombres.

Pero nosotros lo leímos en los ojos de los muertos

y en la tierra haremos libertad

pero apretaron los puños de los muertos

la justicia que se hará.

--------------------

Discurso pronunciado por Umberto Eco el 24 de abril de 1995 en la Universidad de Columbia, Nueva York, recogido después en Cinco escritos morales (Penguin Random House, 2010) y en Contra el fascismo (Lumen, 2018).

Traducción: Helena Lozano Miralles.

Fuente: CTXT

miércoles, 23 de enero de 2019

LA FAMILIA DE MARCELINO CAMACHO CEDE A CULTURA EL ARCHIVO DEL FUNDADOR DE CCOO


Marcelino Camacho (izquierda), secretario general del CC OO, y Nicolás Redondo, secretario general de UGT, en una manifestación contra el desempleo, en Madrid 1979.
Los 7.000 documentos, la mayoría cartas que escribió en la cárcel, se depositarán en el Centro de la Memoria Histórica de Salamanca y serán de libre acceso

La familia de Marcelino Camacho, fundador del sindicato Comisiones Obreras (CC OO) y su primer secretario general entre 1976 y 1987, donó ayer al Ministerio de Cultura el archivo personal del escritor, político y sindicalista. La donación, que no ha tenido contraprestación económica, se compone de más de 7.000 documentos, la mayoría cartas manuscritas que enviaba desde las cárceles en las que estuvo recluido 14 años durante el franquismo. Solía escribirlas con papel de calco y guardar una copia, porque temía que la prisión interceptara sus misivas, algo que ocurrió en muchas ocasiones. Yénia y Marcelo Camacho Samper, los dos hijos del fundador de CC OO, entregaron los documentos al director general de Bellas Artes, Román Fernández-Baca, el mismo día en el que se celebra el 101º aniversario del nacimiento del líder obrero.

“Mi padre vivió etapas fundamentales de la historia reciente desde una familia obrera. Es un producto de su clase y desde esa asunción de valores defendió la República, pasó por campos de concentración, por el exilio, por las cárceles franquistas y después de la Transición luchó por la difícil conquista de la libertad y le quedó pendiente la búsqueda de la igualdad”, afirmó ayer su hija Yénia en la sede del Ministerio de Cultura en Madrid.
Ficha carcelaria de 1940, la primera vez que Marcelino Camacho ingresó en prisión, en la cárcel de Las Comendadoras (Madrid).
Ficha carcelaria de 1940, la primera vez que Marcelino Camacho ingresó en prisión, en la cárcel de Las Comendadoras (Madrid).
El archivo se depositará en el Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH) en Salamanca y el público tendrá acceso libre a todas las cartas, ensayos, reflexiones, libros y recortes de prensa que atesoró Camacho durante su vida, una vez digitalizado todo el conjunto. “No eran cartas familiares, sino análisis de la política española durante el franquismo que él hacía en la cárcel a través de los periódicos que les dejaban leer. En muchos casos nosotros las leíamos y las pasábamos a corresponsales extranjeros para que conocieran la realidad que la dictadura ocultaba”, añadió Marcelo.

“Ahora se abre un periodo para la descripción, digitalización y conservación de este gran legado que estará disponible para su consulta a finales de este año”, adelantó el responsable de Bellas Artes. La consulta podrá realizarse de forma gratuita a través de la página web del  Portal de Archivos Españoles (Pares) y se complementará con lo que se conserva en otras instituciones como el Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares.
Telegrama de 1975 en el que se comunica el indulto a los dirigentes de CC OO tras el famoso Proceso 1001, en el que la dictadura juzgó a los principales dirigentes del sindicato.
Telegrama de 1975 en el que se comunica el indulto a los dirigentes de CC OO tras el famoso Proceso 1001, en el que la dictadura juzgó a los principales dirigentes del sindicato.
“Éste es el archivo de un obrero ilustrado autodidacta que creyó en el conocimiento como método para cambiar la historia y que ahora ha entrado por la puerta grande al sitio que le corresponde”, apuntó Marcelo Camacho.

Marcelino Camacho (Osma-La Rasa, Soria, 1918-Madrid, 2010) se afilió al Partido Comunista de España (PCE) en 1935 y luchó en la Guerra Civil en el bando republicano. Tras la contienda fue encarcelado y condenado a trabajos forzados en Tánger, de donde logró escapar en 1944 para exiliarse en Orán (Argelia) hasta que en 1957 fue indultado. Entonces retomó su profesión de obrero metalúrgico en España y sus actividades sindicales le llevaron de nuevo a la cárcel en 1967. Pasó nueve años en la prisión de Carabanchel hasta que fue indultado en 1975.

En 1976 fundó CC OO, organización de la que fue secretario general hasta 1987. Después desempeñó el cargo de presidente de honor hasta 1996. Fue diputado comunista por Madrid de 1977 a 1981, año en que dimitió por estar en desacuerdo con las normas laborales que aprobó el Parlamento con apoyo del PCE. Camacho narró su peripecia vital en sus memorias Confieso que he luchado (1990), un libro prologado por Manuel Vázquez Montalbán.

Fuente: El País

martes, 22 de enero de 2019

EL CHE GUEVARA EN ESPAÑA (1959)

 Busto que el municipio de Leganés erigió en 2001 en honor al revolucionario cubano.

Introducción

Ernesto Guevara de la Serna se hizo famoso tras haber destacado como guerrillero y comandante durante la Revolución Cubana. Sus viajes por el bloque socialista son famosos, pero las escalas que hizo en Madrid (España) son menos conocidas. Esta es la historia de las breves estancias del Che en el país ibérico.

El Che en Madrid, 13-14 de junio

El Che llega a Madrid con motivo de una escala que tenía que hacer para continuar su viaje hasta el Egipto de Gamal Abdel Nasser. Allí en el Cairo, Fidel Castro le enviaba a una cumbre de países no alineados; esta gira por los países socialistas se alargaría durante tres meses. La madrugada del día 13 al 14 de junio, el Che llegó a Madrid. Al llegar a la capital española se había pactado que el revolucionario cubano podría salir a visitar la ciudad como mero turista, prohibiéndole que contactara con la oposición o realizara actos políticos. Aún así no deja de sorprender que la férrea dictadura franquista lo dejara caminar casi a sus anchas por las calles madrileñas.
Nada más llegar, el Che es recibido en el aeropuerto de Barajas por personal de la embajada cubana en España; además le acompañan como sequito personal el capitán Omar Fernández (escolta personal), el teniente José Mendoza Argudín (un joven de solo 16 años) y su secretario y hombre de confianza Pancho García Valls. La embajada cubana se puso en contacto con Antonio Olano, redactor del diario Pueblo, para que acompañara al Che en su visita por la ciudad castellana. Olano contactó a su vez con el fotógrafo César Lucas que trabajaba como reportero gráfico para la agencia Europa Press. La primera fotografía que se hizo del Che en España fue sujetando un ejemplar del diario Pueblo, una tradición que se hacía entonces para hacer creíble la estancia de un personaje en el país y también para que las personas supieran para qué periódico se estaba haciendo el reportaje.


Ernesto “Che” Guevara sujeta un ejemplar del diario «Pueblo». Junio de 1959. Autor: César Lucas.

La España que encontró Ernesto Guevara homenajea a Miguel Muñoz en el estadio Santiago Bernabéu, tiene a Federico Bahamontes en la vuelta a Suiza, derrota a Brasil por 3-2 en la copa Davis y está a punto de inaugurar el ansiado túnel de Guadarrama que atravesaría la sierra madrileña. También es curioso, que ese mismo año en abril se hubiera inaugurado el Valle de los Caídos y que a finales del mes siguiente (julio) se iban a firmar los distintos documentos que supondrían finalmente los famosos Planes de Estabilización, que sacarían años más tarde a España de la crisis en la que se había sumergido tras haber acabado la guerra civil. Asimismo en ese mismo mes de julio se fundaría en tierras vascas la famosa banda terrorista ETA.
El Che se aloja en el hotel en Plaza, pero esa noche-madrugada no duerme debido al cambio de hora, por lo tanto informa a Olano de que quería ver Madrid. El redactor de Pueblo le informa que se está celebrando la Feria Nacional del Campo (ubicada en Casa del Campo e inaugurada en 1950), en donde hay una serie de edificios representativos de diferentes partes de España. Antonio Olano, como gallego que era, llevó al Che a los puestos en donde se servía pulpo, lacón y un largo etc. “comimos de forma informal, pero quizá demasiado”, la jornada se alargó casi hasta el amanecer. Cuando acabó la visita, Ernesto volvió a su hotel hasta la mañana siguiente.


El Che en frente de la facultad de medicina de Ciudad Universitaria. Junio de 1959. Autor: César Lucas.

El día 14 de junio, fue un radiante domingo de verano. El Che quería visitar algunos sitios de Madrid antes de que saliera su vuelo a medio día; Olano y César Lucas le preguntaron si podían acompañarle para seguir con el reportaje y hacer fotografías, cosa que aceptó de buena gana. Lo primero que hizo la heterogénea comitiva fue visitar la Ciudad Universitaria, sobre todo el comandante estaba interesado en los edificios de farmacia y de medicina “quiso visitar la Ciudad Universitaria para ver la Facultad de Medicina, pues él era médico de formación” (C.L). Es aquí donde César Lucas hizo una de las fotografías más icónicas de la visita del guerrillero aquel junio de 1959. “Con la luz de la primera hora, Ernesto Guevara de la Serna, 31 años, aparece en un cruce de calles. Uniforme verde olivo y botas militares. En dirección contraria al letrero para los peatones. De gesto marcial con la mano agarrada al cinturón, la otra apretando un periódico. Detrás, al fondo, un autobús que se marcha hacia no se sabe dónde, y el franquista Arco de la Victoria, al que el Che da la espalda. Pocas imágenes condensan tanto la controvertida personalidad del retratado[1].


El “Che” Guevara dando la espalda al Arco de la Victoria. Junio de 1959. Autor: César Lucas.

Al salir de Ciudad Universitaria, Olano le dice al Che que si quiere ver una plaza de toros, el dice que “encantado”. Es entonces cuando van a la plaza de toros de Carabanchel, cerca del palacio de Vistalegre. La visita fue rápida y gracias a los contactos de Olano el argentino pudo bajar a la misma plaza. Después fueron directamente a Gran Vía, antes de llegar pasaron por el Palacio Real, y luego fueron a desayunar a la antigua cafetería California (situada entre Plaza España y Plaza de Callao) de estilo estadounidense. Allí estuvo charlando con la joven camarera, Carmen Muñoz Martín, que llevaba once años trabajando en el establecimiento. Carmen recuerda al Che como “un hombre atento, atractivo y en definitiva, muy cordial”. Tras salir de la cafetería (después de sacarse una foto con Carmen) pasearon por Gran Vía en donde algunos trabajadores que salían de trabajar (seguramente a almorzar) se acercaron para pedirle un autógrafo.
Lo cierto es que en España, el desconocimiento general sobre quién era el Che Guevara era grande. Las noticias sobre la guerrillas que había en Cuba años atrás habían llegado a España vagamente y principalmente se conocía el nombre de Fidel Castro. “En aquellos momentos mucha gente no conocía la cara de los revolucionarios cubanos, sólo sabían que eran barbudos, así que por la calle escuchabas a peatones decir “mira, esos deben ser los cubanos y el de la gorra debe ser Fidel Castro”, porque entonces pocos sabían quién era de verdad el Che Guevara” (C.S). En este momento, en Gran Vía, Guevara le dice a Antonio Olano que quería comprar una máquina de escribir y unos libros. Al ser domingo las tiendas estaban cerradas, pero el redactor de Pueblo consigue contactar con el dueño de Galerías Preciados (Pepín Fernández) para que abran los famosos almacenes y el guerrillero pueda comprar. Dentro de Galerías Preciados, el Che compra una máquina de escribir Hispano Olivetti y unos libros.


El “Che” Guevara de compras en Galerías Preciados el domingo 14 de junio. Autor: César Lucas.

Después de las compras, reportero y redactor acompañan al comandante al aeropuerto para coger su vuelo al Cairo, aquí el fotógrafo español recuerda “al llegar al aeropuerto me preguntó si fumaba y al decirle “sí” sacó tres puros de su chaqueta. Me los regaló y yo me los fumé instantáneamente”. Antonio Olano y César Lucas fueron después (de despedir al Che) de esto interrogados por miembros de la policía y de la DGS (Dirección General de Seguridad) sobre que habían hecho en compañía del teórico comunista. Las respuestas que dieron fueron suficientes para los agentes del orden y el episodio fue cerrado. Lamentablemente el fabuloso reportaje que se iba a publicar en el diario Pueblo nunca salió a la luz debido a la censura franquista, solo un pequeña nota en una página avisaba al lector de que el Che había hecho una visita exprés a Madrid.

El Che en Madrid (II), del 2 al 8 de septiembre

Tres meses después de su primer paso por Madrid, Ernesto “Che” Guevara regresa a España[2] debido a problemas técnicos en su avión; lo que le obliga a que se tenga que quedar casi una semana en la capital española. En esta ocasión el revolucionario cubano se hospeda en el hotel Suecia (que han vuelto a reabrir recientemente). En esta estancia no hubo reportajes, por lo que, aunque estuvo más tiempo que la anterior, pasó más desapercibido.
Esta vez en Madrid, el Che aprovechó para visitar las numerosas librerías de libro viejo que existen en la capital y también fue a la Plaza Mayor, donde en la famosa tienda de sombreros La Favorita, compró muchas boinas, pues sabía que tenían un fama internacional por su calidad. También en el hotel fue visitado de nuevo por Antonio Olano. El Che le dijo que el reportaje había salido por todo el mundo, a lo que Olano le contó que en España no se había publicado porque se lo prohibieron. En los titulares internacionales que tenía el Che (los había recortado) se podía leer “los principales almacenes de Europa abren en domingo, fecha de cierre, para Ernesto Che Guevara”. En esta nueva estancia Guevara fue a una corrida de toros en la plaza madrileña de Las Ventas. La expectación fue máxima, no por la corrida, sino por el grupo de cubanos que estaban en el tendido con sus famosos uniformes verde olivo, sus barbas y sus puros.


Ernesto “Che” Guevara (izquierda) en la plaza de toros de las Ventas junto a su delegación, septiembre de 1959.

También en esta segunda visita, el Che pudo visitar la Cuesta Moyano donde compró obras sobre todo de poetas; asimismo visitó el Museo del Prado, donde según los testimonios se quedó “embobado” admirando los cuadros de Velázquez y de Goya. Por último también pudo ver el famoso monasterio del Escorial. La comitiva cubana incluso se animó a salir fuera de la capital española, visitando las famosas ciudades de Toledo y Sevilla. Al Che le encantó la belleza de las catedrales, los monumentos y los edificios toledanos. Allí en Toledo, dos jóvenes mujeres se le acercaron para sacarse una foto con él, una foto mal enfocada, pero la única que existe del Che fuera de Madrid.
Aunque parezca mentira, el grupo de cubanos consiguieron convencer al comandante (este era reacio) a salir por las noches. Guevara avisaba de que podría haber agentes contrarrevolucionarios y antiguos funcionarios de la dictadura de Batista. Igualmente durante aquellas noches que salieron por la capital española disfrutaron de los bailes, costumbres, cantos y diversiones. Según relata Omar Fernández (guardaespaldas) el estar en España era como estar en la propia Cuba, pues el uso del mismo idioma facilitaba mucho las cosas y después de viajar por medio mundo usando intérpretes, pues el comunicarse en castellano era una delicia.

El comandante Guevara junto a dos jóvenes mujeres en Toledo. La foto esta mal enfocada pero es la única prueba gráfica de que el Che estuvo en la ciudad. Septiembre de 1959.

Tras esta segunda estancia en España, el comandante cubano llegó con sus acompañantes a la Habana el 8 de septiembre. No volvería a España nunca más, solo en octubre de 1966 llegó de nuevo a la capital vestido y disfrazado como Ramón Benítez (se había afeitado, llevaba dentadura postiza y gafas, e incluso se había hecho arrancar el pelo de la cabeza para fingir calvicie autentica). Identidad falsa para que las autoridades bolivianas le dejaran pasar al país donde pretendería realizar una nueva guerrilla, aunque esta vez la campaña le costaría la vida, pues menos de un año más tarde sería fusilado al ser capturado durante una escaramuza.

Epílogo< Ernesto “Che” Guevara en sus visitas a Madrid afirmó que la ciudad le gustó mucho, aunque lo cierto es que su estancia aquí pasó sin penas ni gloria debido a la censura del reportaje del diario Pueblo por el régimen franquista. Sin embargo, aunque hubiera una censura y control desmedidos no deja de sorprender que el pequeño séquito del Che se paseara por Madrid como “Pedro por su casa” y además se atrevieran a viajar más lejos de la capital. Pero lo cierto es que fueron vigilados constantemente y más cuando estuvieron en septiembre solos. Policías y agentes de la DGS les seguían los pasos allá donde iban. Los cubanos los sabían, porque además la actitud de estas autoridades de paisano no pasaba desapercibida. Igualmente el trato entre ambas partes fue cordial y no hubo problemas, todo lo hecho fue por “seguridad”.

En definitiva, muchas décadas después de estos hechos e incluso de la muerte del guerrillero, César Lucas en una exposición de 2003 reveló las 22 fotos que había sacado de la visita del argentino en junio de 1959, muchas de ellas inéditas hasta entonces. Por último, en Madrid, más específicamente en el municipio de Leganés se erigió en 2001 un busto de más de 200 kg en honor al Che (el busto está basado en la famosa foto de Korda).
Antonio D. Olano (redactor del diario Pueblo): “Si yo tuviera que definir en una sola palabra, vamos a poner dos y una más, un hombre bueno”.
César Lucas (reportero fotográfico de Europa Press): “No era muy hablador, sí buen observador, con preguntas interesantes. Tosía bastante, por lo bajo, pero con nosotros fue simpático y cordial”.
Fernández Monzón (servicios secretos franquistas): “No eran gentes cualesquiera, eran gente muy educada, muy culta y con sus uniformes militares, la verdad es que nos caían muy bien



Ernesto Che Guevara junto a Carmen Muñoz, camarera de la cafetería California donde la comitiva desayunó. Junio de 1959. Autor: César Lucas.


[1] VALLE-VIÑAS, Carlos: Che Guevara en Madrid en 1959, en https://madridafondo.blogspot.com.es/2013/11/che-guevara-en-madrid-en-1959.html
[2] Lo cierto es que el Che volvió a Sevilla el 28 de agosto, pero solo estuvo una hora en el aeropuerto hasta que su vuelo salió para Marruecos, por lo que no hubo tiempo para visitar nada.

Bibliografía:

– Lois Pérez Leira http://kaosenlared.net/ernesto-che-guevara-en-madrid/ [Consultado el 7 de noviembre].
– El País https://elpais.com/diario/2001/12/15/madrid/1008419056_850215.html [Consultado el 7 de noviembre].
– Elisa Silió https://elpais.com/diario/2003/08/05/revistaverano/1060034401_850215.html [Consultado el 7 de noviembre].
– Carlos Viñas-Valle https://madridafondo.blogspot.com.es/2013/11/che-guevara-en-madrid-en-1959.html [Consultado el 15 de octubre].
– Cuéntame como paso…de verdad https://www.youtube.com/watch?v=4b8YCGbexyY [Consultado los días 15, 17, 18 de octubre y 6, 7 y 8 de noviembre]. Algunas partes de este vídeo se han transcrito en el artículo por ser muy interesantes.


Ernesto Guevara junto al Palacio Real de Madrid, junio de 1959. Autor: César Lucas.


Fuente: Archivos Historia

lunes, 21 de enero de 2019

SE PUBLICA "HISTORIA DE UN COMUNISTA", DE ANTONIO NEGRI

HISTORIA DE UN COMUNISTA
NEGRI, ANTONIO
ISBN: 978-84-949147-3-7
Editorial: TRAFICANTES DE SUEÑOS
Número de páginas: 554
Dimensiones: 150x240
Fecha edición: 18/11/2018

Esta Historia de un comunista es, bajo la forma de un libro de memorias, un recorrido por las peripecias del otro comunismo y del otro marxismo en la Italia y la Europa devastada de postguerra. Pero lo es desde el punto de vista de uno de sus protagonistas políticos y pensadores más determinantes, desde el punto de vista de una vida política radical y original. La relación entre historia y vida personal se pone a prueba en cada ensayo autobiográfico, casi siempre para confirmar el fracaso de esa relación o su carácter convencional, decorado, telón de fondo o escenario de la acción y la reflexión del protagonista. No es el caso de este libro. Aquí Antonio Negri cuenta una infancia atravesada por la violencia del fascismo que le arrebató a su padre, militante comunista; por la guerra y la ocupación nazi, que siembran el terror en su familia y en la Padua de su infancia y que se llevan a Enrico, su hermano mayor, devastando a Aldina, su madre, que será una figura decisiva en la infancia y adolescencia del autor. Las bombas aliadas y la muerte omnipresente arrojan desde la infancia a Toni a la filosofía, pero sobre todo le arrojan a un mundo insensato, el de los nacionalismos, fascismos y colonialismos europeos, el del anticomunismo feroz de Yalta.

ENTREVISTA A ANTONIO NEGRI EN CTXT:
https://ctxt.es/es/20190116/Politica/23956/Antonio-Negri-entrevista-fascismo-europa-operaismo-Nuria-Alabao-Raul-Sanhcez-Cedillo.htm

domingo, 20 de enero de 2019

"KOMBAT", FOTOGRAFÍA DE MAX ALPERT


Kombat
Max Alpert
1942
Fotografía

Kombat, la gran fotografía de Max Alpert, que retrata al comisario político del Ejército Rojo, Alexey V. Yeremenko, segundos antes de ser abatido en combate.


Una de las fotografías más famosas de la Segunda Guerra Mundial es Kombat. En verdad, es Kom-Bat, una abreviatura, en ruso, de comandante de batallón, argot militar. Fue tomada por el fotógrafo Max Alpert el 12 de julio de 1942, en Khorosheye (o Jorósheye), cerca de Voroshilovgrado (hoy Luhansk o Lugansk), Ucrania. Otros dicen que fue en lo que ahora es el poblado de Slavyanoserbsk. En todo caso, por ahí cerca.
No hablaremos de la gran historia, sino apenas de esta fotografía y sus protagonistas. Brevemente, además. 
En julio de 1942, el Ejército Rojo retrocedía de nuevo. La ofensiva que había lanzado contra Jarkov se había convertido en una gran derrota. Retrocedía desangrado, después de meses de lucha inútil. Max Alpert trabajaba entonces para la agencia TASS, como fotógrafo y reportero de guerra. Contaba con 42 años y una carrera envidiable. Sus reportajes sobre la construcción de grandes presas hidroeléctricas o sus retratos de Stalin se habían reproducido en todo el mundo.
Esta vez, sin embargo, pintan bastos. Está en primera línea, con los soldados del 220.º Regimiento de Fusileros, 4.ª División de Infantería, que pretenden contraatacar. Los alemanes los han visto venir y tiran con la artillería. Llueven los obuses sobre los soldados, que se pegan al suelo para librarse de la metralla. Max Alpert no va a ser menos que los demás y se esconde en un agujero. De repente, parece que cesa el bombardeo.
En éstas, Max Alpert ve como un oficial se pone en pie. Se había refugiado de las bombas a dos pasos de él. Se levanta, digo, echa mano a una pistola, pega dos tiros al aire, se vuelve hacia sus hombres y grita ¡Adelante! ¡Adelante! Max Alpert no se lo piensa dos veces y saca una fotografía al instante. Aprieta el disparador por puro instinto. ¡Chas! Mientras los fusileros gritan ¡Hurra! ¡Hurra!, se levantan y corren contra el enemigo, Max Alpert se descubre de nuevo en el fondo del agujero, aturdido, sordo. ¿Qué ha pasado?
Mientras le sacaba la fotografía al oficial los cañones alemanes han reiniciado el bombardeo. Así le da a la palanca para pasar al siguiente fotograma, ¡pum! Las granadas alemanas caen sobre ellos, una tras otra. Una esquirla de metralla le ha golpeado la cámara y la ha destrozado. La onda expansiva le ha devuelto a la madriguera. El audaz reportero ha salvado la vida de milagro. 
Desde el fondo de su agujero, todavía confundido, no oye los ¡Hurra! ¡Hurra! ni el ¡Adelante! ¡Adelante! No hay más que silencio. Tardará en pasársele la sordera. 
Asoma la cabeza para contemplar el campo de batalla. El oficial que ha fotografiado yace unos pasos más allá, reventado por un obús. Los fusileros han vuelto a pegarse al suelo. El ataque ha fracasado, hasta aquí hemos llegado, dicen. Recupera el oído y oye decir que han matado al comandante. 
Max Alpert regresa al cuartel general como puede, sucio, con la cámara hecha pedazos, pero todavía vivito y coleando. Su ayudante le dice que puede salvar parte del carrete. Max no le cree, pero no se pierde nada probando. En el cuarto oscuro, salvan dos fotos, dos. Una de ellas, la del oficial que grita ¡Adelante! ¡Adelante!
¡Caramba! Tan pronto tiene una copia delante de sus narices, Max Alpert sabe que ha hecho una gran fotografía, pero no sabe a quién ha fotografiado. Con la cámara rota, en medio del fregado, en contra de su costumbre no ha tomado nota de nada. ¿Quién es el oficial de la pistola? ¿Cómo se llamaba? Max Alpert cree que ha fotografiado a un comandante de batallón, ése que decían que ha muerto, y el oficial de Propaganda dice que vale con eso. De ahí Kombat, el título de la instantánea.
Pasan los años. En mayo de 1965, el diario Pravda publica un número especial. Celebran el 20.º aniversario del final de la Gran Guerra Patria (o Patriótica), la Segunda Guerra Mundial. Publican en portada la fotografía de Max Alpert, que todavía vive. Kombat vuelve a ser portada y esta vez, trae cola. 
Pronto se ponen en contacto con los periodistas del Pravda la mujer y el hijo de Alexey V. Yeremenko. Yeremenko era el politruk, el comisario político del 220.º Regimiento de Fusileros, no su comandante. Yeremenko es el tipo de la pistola, el héroe. Es mi padre. Es mi marido. En la redacción del Pravda no dan crédito, pero tienen que rendirse ante la evidencia. Es Yeremenko, reconocen. El héroe no es ya un soldado anónimo.
Max Alpert sabe al fin quién se alzó delante de él gritando ¡Adelante! ¡Adelante! para morir pocos pasos más allá, víctima de la granada que tenía que haberlo matado también a él.





Fuente de las fotografías: Комбат (фотография)