El periodista y escritor Raimundo Castro (Torremocha, 1955) reivindica en Los imprescindibles. La novela de los últimos maquis la figura de estos guerrilleros antifranquistas tan injustamente tratados por la historia. Una obra que le ha llevado 15 años de trabajo intenso y que ha ido alternando con su oficio de cronista parlamentario. “He sido periodista para comer —comenta jocoso el autor—, pero soy un novelista por vocación, siempre he querido escribir aquellas vidas que merecen ser contadas, digamos que soy el novelista de los perdedores”.
Y para perdedores los maquis, perseguidos durante el franquismo y olvidados durante la democracia. Biografías sobrecogedoras las de estos guerrilleros que apenas encontraron reconocimiento muerto el dictador. “Franco envió a las montañas a la Guardia Civil y quitó al ejército para hacer ver a los españoles y al mundo que era una cuestión de bandoleros y no de soldados republicanos”, explica Raimundo, que sitúa en el exiguo reconocimiento que obtuvieron estos luchadores una de las caras menos amables de nuestra democracia. “Gente que había estado 10 años en el monte y que después pasan 12 o 13 años en la cárcel, cuando salen no tienen derecho a pensión y terminan trabajando en la construcción después de haber sido auténticos héroes luchadores”.
Un olvido que Castro denuncia citando a Gerardo Iglesias, cofundador de Izquierda Unida: “Cuando empezó la Transición hicimos algunas concesiones a los franquistas para evitar una confrontación civil y entre ellas iba la memoria histórica, una concesión que en su día entendimos necesaria, pero que pasado el tiempo hemos convertido en renuncia”.
Castro se sirve de estos “héroes luchadores” para reflexionar acerca de la “dignidad humana”, ellos son “los imprescindibles” de este libro, título que recoge de aquella mítica cita de Bertolt Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que lucha un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”.
Entroncando con el presente, “la dignidad de los maquis —explica Raimundo— es la de aquellos que hacen lo que creen que tienen que hacer porque de lo contrario se sentirían indignos, lo que contrasta con el tristemente habitual: si todos roban por qué no lo voy a hacer yo”. Es por ello que la historia de los maquis, según se mire, evidencia también la deriva de una sociedad enferma en la que parece reinar el “sálvese quien pueda”. “Ser honrado hoy día es ser revolucionario”, zanja el autor.
Fuente: Público
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