Música para la película 'La caída de Berlín', Op. 82 (1949)
Producida por Mosfilm a mayor gloria del culto a la personalidad de Josif Stalin, la película de Mikhail Chiaureli (1894-1974) completa la trilogía sobre las gloriosas hazañas del Ejército Rojo durante la 2ª Guerra Mundial, junto a La joven guardia (y cómo ésta y por su metraje, dividida en 2 partes) y a Encuentro sobre el Elba. La partitura recibió en 1950 el Premio Stalin (1ª clase) y junto al éxito de sus anteriores aportaciones a la gran pantalla, contribuyó a la paulatina rehabilitación del nombre de Shostakovich tras la censura de 1948.
Sin embargo Shostakovich, reconociendo que su colaboración le ayudo a subsistir en esos difíciles años, nunca tuvo el más mínimo aprecio por Chiaureli, y en Testimonio se despacha irónicamente con él con motivo de haberle elegido en representación de los artistas de la URSS para el Congreso Cultural y Científico para un Mundo en Paz que tuvo lugar en el hotel Wardolf-Astoria de Nueva York en marzo de 1949 y a cuya misión asimismo atendió el compositor: “Chiaureli también fue a América de manera que la comunidad norteamericana tuviera la suerte y oportunidad de conocer a este sobresaliente líder cultural. Sus elaboradas creaciones me hicieron posible sobrevivir en los años más duros“.
Sin embargo Shostakovich, reconociendo que su colaboración le ayudo a subsistir en esos difíciles años, nunca tuvo el más mínimo aprecio por Chiaureli, y en Testimonio se despacha irónicamente con él con motivo de haberle elegido en representación de los artistas de la URSS para el Congreso Cultural y Científico para un Mundo en Paz que tuvo lugar en el hotel Wardolf-Astoria de Nueva York en marzo de 1949 y a cuya misión asimismo atendió el compositor: “Chiaureli también fue a América de manera que la comunidad norteamericana tuviera la suerte y oportunidad de conocer a este sobresaliente líder cultural. Sus elaboradas creaciones me hicieron posible sobrevivir en los años más duros“.
Tampoco le ensalza precisamente Shostakovich por ajustarse a las economías de la producción de sus películas ni por las amistades que frecuentaba: “Cuando el genio se pasaba del presupuesto, llamaba a Beria (1899-1953, jefe de la policía secreta soviética, fusilado de inmediato tras la muerte de Stalin…y borrada su memoria mediante el infalible recurso de eliminarle del metraje de aquellas películas, como precisamente La caída de Berlín, en las que su personaje aparecía) y le explicaba la situación financiera: ya sabe usted, necesitamos más dinero…las películas son complicadas…se filma en una localización…en otra…y ya se ha ido un millón. Beria y Chiaureli se comprendían mutuamente“.
Y es que a pesar de su holgadísimo presupuesto, Stalin estaba convencido desde los años 30 de que el medio cinematográfico era un valiosísimo instrumento mediático y propagandístico, por lo que ordenó en muchas ocasiones fondos adicionales para las desviaciones presupuestarias de una superproducción fastuosa y megalómana como La caída de Berlín (con espectaculares secuencias de masas y de batallas y bombardeos; utilización de orquesta sinfónica al completo con coros, etc.).
Fuente: El Tema 8
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