miércoles, 11 de octubre de 2023

REPORTAJE FOTOGRÁFICO DE TRANSNISTRIA, EL PAÍS QUE NO EXISTE

 
En el poco conocido Transnistria, la vida es una búsqueda constante de identidad. Recientemente, el fotógrafo Thomas Vanden Driessche retrató a los habitantes de esta región independiente.

Serpenteando a lo largo de la frontera entre Moldavia y Ucrania se encuentra una franja de terreno sin litoral llamada Transnistria. Es el hogar de más de medio millón de personas y está regida por un gobierno independiente. Tiene su propia divisa, una constitución y un ejército permanente. El himno nacional se llama Te glorificamos, Transnistria.

Pero Transnistria —en ocasiones escrito Transdniestria— no está reconocida por las Naciones Unidas. En otras palabras, no se considera un país.

UN PAÍS EN EL LIMBO

Transnistria, conocida oficialmente como República Moldava Pridnestroviana (RMP), técnicamente forma parte de Moldavia, según afirma el experto europeo del este Dennis Deletant., «el pequeño estado separatista ha tenido independencia de facto desde la guerra civil moldava», que enfrentó a los moldavos con los transnistrios.

A veces Transnistria se describe como un «conflicto latente» porque, aunque la lucha cesó en la zona hace 25 años, nunca se ha elaborado ningún tratado de paz formal. En la actualidad, «unos 1.200 efectivos rusos para el mantenimiento de la paz patrullan el perímetro de Transnistria, quienes hacen cumplir un alto el fuego intranquilo», afirma Deletant.

Y aunque sus residentes son patrióticos, al llamarse transnistrios, muchos juran lealtad a Rusia y no a Moldavia.

Esta crisis de identidad nacional fue lo que empujó al fotógrafo belga Thomas Vanden Driessche a viajar a Transnistria para documentar la vida allí.

Empezando por la capital, Tiraspol, Vanden Driessche pasó dos semanas conduciendo por la región con un mediador que hablaba ruso, una de las lenguas principales del territorio (junto con el rumano y el ucraniano).

En su mayor parte, según Vanden Driessche, la gente se sentía cómoda cuando les fotografiaba. Pero cuando estaba por la calle con su cámara, le sorprendió la forma en que reaccionaba la gente. En lugar de mostrarse excesivamente amistosos o conflictivos  —los dos extremos que suele encontrar—, Vanden Driessche se encontró con una indiferencia desconocida.

«Era extraño. Nadie estaba contento. Pero nadie estaba enfadado», afirma.

Por Catherine Zuckerman. Fotografías de Thomas Vanden Driessche
 
Fuente: National Geographic
 
Transnistria
En 2015, los transnistrios celebraron el 70º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial —también conocida como la «gran guerra patriótica»— y 25 años de independencia de Moldavia.
Fotografía de Thomas Vanden Driessche, Institute
 
Museo de la Guerra de la Independencia de Bender
El Museo de la Guerra de la Independencia de Bender conmemora la guerra con Moldavia. Los enfrentamientos más violentos tuvieron lugar en Bender, al oeste del río Dniéster.
Fotografía de Thomas Vanden Driessche, Institute
 
Nadesha Bondarenco
Nadesha Bondarenco —editora jefe de Bravo, el periódico del Partido Comunista Transnistrio— entre banderas y un busto de Lenin. El PC tiene solo un escaño en el parlamento. Según Bondarenco, aunque Transnistria es una sociedad capitalista, todavía abundan los símbolos comunistas.
Fotografía de Thomas Vanden Driessche, Institute
 
Desfile militar
Mientras los transnistrios celebran el Día de la Victoria con un desfile militar —que cuenta con un tanque de la época soviétiac— las banderas rusas se alinean en las calles de Tiraspol.
Fotografía de Thomas Vanden Driessche, Institute
 
Pasaportes
Transnistria no está reconocido por ningún país del mundo, así que un pasaporte transnistrio no es válido. Pero como se permite la doble nacionalidad, la mayoría de personas tienen derecho a tener un pasaporte moldavo, ruso o ucraniano. Algunas tienen documentos adicionales por si «el viento sopla hacia el este o hacia el oeste», afirma Vanden Driessche.
Fotografía de Thomas Vanden Driessche, Institute
 
Estatua de Vladímir Lenin
En Tiraspol, Transnistria, una estatua de Vladímir Lenin se levanta frente al edificio del parlamento, también conocido como Soviet Supremo.
Fotografía de Thomas Vanden Driessche, Institute
 
Centro ecuestre a las afueras de Tiraspol
En un centro ecuestre a las afueras de Tiraspol, el hijo del dueño se prepara para una competición de salto.
Fotografía de Thomas Vanden Driessche, Institute
 
Carretera
En la carretera que une Tiraspol con la ciudad industrial de Ribnita, un monumento conmemora la Segunda Guerra Mundial.
Fotografía de Thomas Vanden Driessche, Institute
 
Unos hombres pescan en el río Diniéster
Unos hombres pescan en el río Diniéster a unos cientos de metros de una central eléctrica en Dubassari.
Fotografía de Thomas Vanden Driessche, Institute
 
Andrey Smolenskiy
Andrey Smolenskiy, de 30 años, entrena todos los días en este gimnasio de la época soviética en Cionurciu. Cuando no hace ejercicio, dirige una agencia de viajes.
Fotografía de Thomas Vanden Driessche, Institute
 
Zinaida Borets, de 37 años, es una actriz transnistria que ha formado parte de un grupo ...
Zinaida Borets, de 37 años, es una actriz transnistria que ha formado parte de un grupo de teatro de Tiraspol durante más de una década. Cada año, cuando se acerca el aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, el grupo interpreta una obra dedicada a la gloria de los soldados soviéticos.
Fotografía de Thomas Vanden Driessche, Institute
 
Teatro de Tiraspol
En un teatro de Tiraspol, los actores interpretan una obra patriótica que rinde tributo a los soldados soviéticos fallecidos durante la Segunda Guerra Mundial.
Fotografía de Thomas Vanden Driessche, Institute
 
Transnistria
La «casa de la cultura» es una reliquia de la época soviética que perdura en las aldeas de Transnistria. Esta, en Cionurciu, ha sido limpiada para prepararla para un baile que conmemora el final de la Segunda Guerra Mundial.
Fotografía de Thomas Vanden Driessche, Institute
 
Guardias militares del presidente
En Tiraspol, unos guardias militares del presidente (Vadim Krasnoselsky, elegido el año pasado) descansan al final de la celebración del Día de la Victoria.
Fotografía de Thomas Vanden Driessche, Institute

1 comentario:

Julio Tuñón dijo...

Por lo menos, aunque sea una sociedad capitalista es muy agradable poder seguir viendo estatuas y bustos del camarada Lenin.