domingo, 22 de septiembre de 2019

"CUBA COLECTIVA", MURAL REALIZADO POR 100 ARTISTAS PARA EL SALÓN DE MAYO DE LA HABANA DE 1967


Cuba colectiva
Obra colectiva
1967
Mural
54 m2
Museo Bellas Artes de La Habana

El mural Cuba colectiva es una pintura realizada en 1967 por exaltados pintores, estudiantes de arte, escritores, intelectuales y personas ocasionales de orígenes diversos, a modo de happening, en los previos a la inauguración de la célebre XXIII edición del Salón de Mayo parisino en La Habana, acontecimiento cultural de gran trascendencia para la Isla.

La emblemática pintura, realizada en óleo y técnica mixta sobre lienzo, cubre una superficie aproximada de 54 m2. Se comenzó a pintar en la noche del 17 de julio sobre una armazón de madera emplazada a la entrada del Pabellón Cuba, junto a La Rampa. Allí, sorprendidos viandantes podían encontrar artistas foráneos y cubanos trabajando a todo tren, entre rones, sudores y pasiones desatadas. Será Wifredo Lam quien bautice la obra resultante, trascendiendo la misma con el título de Cuba colectiva.

Según se cuenta, hubo al inicio cierto desconcierto entre los artistas. La enorme tela resultaba imponente y no había una idea clara de por dónde empezar, o más bien de cómo organizar los espacios para que todos los creadores pudieran dejar su huella. La solución al escollo momentáneo provino de la mano del pintor español Eduardo Arroyo, quien propuso la idea de delinear una espiral. De esta forma se descartaba cualquier atisbo de trato preferencial.

"El problema era que nadie sabía cómo dibujarla, y fue entonces cuando Sosa Gorrita —uno de los estudiantes que estaba allí para asistir a los artistas— encontró una solución muy simple: colocar un clavito en el centro de la tela y con un cordel ir dando las vueltas que correspondían. Así se hizo", recoge Llilian Llanes Godoy en su libro Salón de Mayo de París en La Habana, julio de 1967.

Más tarde se fragmentó la espiral en 100 partes y se echó a suerte numérica la porción otorgada a cada artista. Solo dos secciones serían otorgadas por acuerdo unánime de los participantes, la sección central y número 1 del mural se destina a Wifredo Lam, y la número 26 se reserva a Fidel Castro. La fiesta de las artes plásticas ocurrió en la segunda quincena de julio, la numeración del fragmento destinado al líder de la Revolución no era casual, llevaba la carga simbólica e histórica del número. A pesar de la invitación extendida por los artistas, el dirigente no hizo acto de presencia, quedando el espacio en blanco.

Entre la nómina de artistas cubanos participantes en la realización del mural destacaron Loló Soldevilla, René de la Nuez, Jesús de Armas, René Portocarrero, Salvador Corratgé, José Masiques, Santiago Armada (Chago), Mariano Rodríguez, Amelia Peláez, Antonia Eiríz, Fayad Jamís, Raúl Martínez, Carmelo González y Agustín Cárdenas. Entre los extranjeros invitados sobresalieron Jorge Camacho, Eduardo Arroyo, Jean Messagier, Leonardo Delfino, Piotr Kowalski e Irene Domínguez, entre otros.

El encuentro, sin precedentes en la Isla, significó un espaldarazo de la vanguardia artística europea a la joven Revolución. Los cubanos acudieron en masa al Pabellón Cuba, la cobertura mediática estuvo a la altura del importante acontecimiento.

Fuente: Diario de Cuba

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