martes, 19 de mayo de 2009

NICARAGUA CELEBRA EL NATALICIO DE SANDINO


ESTE LUNES 18 DE MAYO LOS CIUDADANOS NICARAGÜENSES CELEBRARON EL NATALICIO 114 DEL LÍDER OBRERO Y CAMPESINO

El destierro de la ignorancia en Nicaragua se une este lunes a la celebración del natalicio del héroe nacional Augusto Nicolás Calderón Sandino, pues el pueblo recordará su llegada al mundo con la alegría que implica la declaración de siete municipios de la nación, libres de analfabetismo.

Como parte del homenaje al líder nicaragüense Augusto Sandino, el Gobierno revolucionario del presidente Daniel Ortega, declarará este lunes territorio libre de analfabetismo a siete municipios la nación.

Nicaragua será la cuarta nación miembro de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA) que eliminará este flagelo. Ya lo hicieron Cuba, Venezuela y Bolivia.

Matagalpa, Jinotega, Nueva Segovia, Estelí, León, en Boaco y Cuapa son las localidades nicaragüenses que han derrotado a la ignorancia, así como Sandino derrotó a los invasores estadounidenses hasta expulsarlos del país en 1933.

El historiador Antonio Bracho señaló que "en su lucha, Sandino fue el político, el militar, el ideólogo que recogió las ideas de libertad, lo cual expresó en su discurso, además de manifestar que agregaba a su lucha las ideas de libertad del prócer venezolano Simón Bolívar".

Augusto César Sandino, nació el 18 de mayo de 1895. Hijo de un adinerado empresario cafetero, Gregorio Sandino, y de una empleada suya que trabajaba en las plantaciones, Margarita Calderón.

Sandino trabajó en plantaciones agrícolas de las transnacionales estadounidenses que se habían instalado en su país, tras el abandono de su madre, cuando tenía nueve años de edad.

Al cumplir los 17 años, en 1912 el joven Sandino presenció la invasión a Nicaragua por parte de marines de guerra estadounidenses.

En 1926 se unió a la lucha de los liberales contra los conservadores que estaban al servicio de Estados Unidos, y comenzó su carrera como revolucionario al frente de un grupo de unos 800 hombres armados.

Inició una revolución en Nicaragua el 12 de mayo de 1927, durante la cual combatió por un período de siete años hasta su muerte en 1934.

Formó parte de un ejército de campesinos y obreros de más de seis mil hombres, contra la segunda intervención armada de Estados Unidos en Nicaragua, realizada con el pretexto de pacificar la zona y garantizar la democracia en el país centroamericano.

Augusto Sandino lideró el llamado Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN) de Nicaragua, junto al cual en 1927, planteó la necesidad de la unificación del pueblo latinoamericano, ante las pretensiones del imperialismo de Washington.

Fuente: TeleSur

CARTA A LOS GOBERNANTES DE AMÉRICA. AUGUSTO CÉSAR SANDINO, 1928

El Chipotón, 4 de agosto de 1928

Señores presidentes:

Por ser los intereses de esos quince pueblos los que más afectados resultarían si se permite a los yankees hacer de Nicaragua, una colonia del Tío Samuel, me tomo la facultad de dirigiros la presente, dictada no por hipócritas y falaces cortesías diplomáticas, sino con la ruda franqueza del soldado. Los yankees, por un resto de pudor, quieren disfrazarse con el proyecto de construcción de un canal interoceánico a través del territorio nicaragüense, lo que daría por resultado el aislamiento entre las repúblicas indohispanas; los yankees, que no desperdician oportunidad, se aprovecharían del alejamiento de nuestros pueblos para hacer una realidad el sueño que en sus escuelas primarias inculcan a los niños, esto es: que cuando toda la América Latina haya pasado a ser colonia anglosajona, en el cielo de su bandera tendrá una sola estrella.

Por quince meses el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, ante la fría indiferencia de los gobiernos latinoamericanos, y entregado a sus propios recursos y esfuerzos, ha sabido, con honor y brillantez, enfrentarse a las terribles bestias rubias y a la caterva de traidores renegados nicaragüenses que apoyan al invasor en sus siniestros designios.

Durante este tiempo, señores presidentes, vosotros no habéis correspondido al cumplimiento de vuestro deber, porque como representantes que sois de pueblos libres y soberanos, estáis en la obligación de protestar diplomáticamente, o con las armas que el pueblo os ha confiado, si fuere preciso, ante los crímenes sin nombre que el gobierno de la Casa Blanca manda, con sangre fría, a consumar en nuestra desventurada Nicaragua, sin ningún derecho y sin tener más culpa nuestro país que no querer besar el látigo con que le azota, ni el puño del yankee que lo abofetea.

¿Acaso piensan los gobiernos latinoamericanos que los yankees sólo quieren y se contentarían con la conquista de Nicaragua? ¿Acaso a estos gobiernos se les habrá olvidado que de veintiuna repúblicas americanas han perdido ya seis su soberanía? Panamá, Puerto Rico, Cuba, Haití, Santo Domingo y Nicaragua, son las seis desgraciadas repúblicas que perdieron su independencia y que han pasado a ser colonia del imperialismo yankee. Los gobiernos de esos seis pueblos no defienden los intereses colectivos de sus connacionales, porque ellos llegaron al poder, no por la voluntad popular, sino por imposición del imperialismo, y de aquí que quienes ascienden a la presidencia, apoyados por los magnates de Wall Street, defienden los intereses de los banqueros de Norte América. En esos seis desventurados pueblos hispanoamericanos sólo habrá quedado el recuerdo de que fueron independientes y la lejana esperanza de conquistar su libertad mediante el formidable esfuerzo de unos pocos de sus hijos que luchan infatigablemente por sacar a su patria del oprobio en que los renegados la han hundido.

La colonización yankee avanza con rapidez sobre nuestros pueblos, sin encontrar a su paso murallas erizadas de bayonetas, y así cada uno de nuestros países a quien llega su turno, es vencido con pocos esfuerzos por el conquistador, ya que, hasta hoy, cada uno se ha defendido por sí mismo. Si los gobiernos de las naciones que van a la cabeza de la América Latina estuvieran presididas por un Simón Bolívar, un Benito Juárez o un San Martín, otro sería nuestro destino; porque ellos sabrían que cuando la América Central estuviera dominada por los piratas rubios, seguirían en turno México, Colombia, Venezuela, etcétera.

¿Qué sería de México si los yankees lograran sus bastardos designios de colonizar Centro América? El heroico pueblo mexicano nada podría hacer, a pesar de su virilidad, porque estaría de antemano acogotado por la tenaza del Tío Samuel, y el apoyo que esperara recibir de las naciones hermanas no podría llegarle por impedirlo el Canal de Nicaragua y la Base Naval del Golfo de Fonseca; y quedaría sujeto a luchar con el imperio yankee, aislado de los otros pueblos de la América Latina y con sus propios recursos, tal como nos está sucediendo a nosotros ahora.

La célebre doctrina Carranza expresa que México tiene por su posición geográfica, que ser -y en realidad lo es- el centinela avanzado del hispanismo de América. ¿Cuál será la opinión del actual gobierno mexicano respecto a la política que desarrollan los yankees en Centro América? ¿Acaso no habrán comprendido los gobiernos de Iberoamérica que los yankees se burlan de su prudente política adoptada en casos como el de Nicaragua? Es verdad que, por el momento el Brasil, Venezuela y el Perú no tienen problemas de intervención tal como lo manifestaron en la discusión del derecho de intervención en la Conferencia Panamericana celebrada en La Habana en el año actual, por medio de sus representantes; pero si esos gobiernos tuvieran más conciencia de su responsabilidad histórica no esperarían que la conquista hiciera sus estragos en su propio suelo, y acudirían a la defensa de un pueblo hermano que lucha con el valor y la tenacidad que da la desesperación contra un enemigo criminal cien veces mayor y armado de todos los elementos modernos. Los gobiernos que se expresan en horas tan trágicas y culminantes de la historia en los términos en que lo hicieron Brasil, Venezuela, Perú y Cuba, ¿podrán tener mañana autoridad moral suficiente sobre los demás pueblos hermanos? ¿Tendrán derecho a ser oídos?

Hoy es con los pueblos de la América Hispana con quienes hablo. Cuando un gobierno no corresponde a las aspiraciones de sus connacionales, éstos, que le dieron el poder, tienen el derecho de hacerse representar por hombres viriles y con ideas de efectiva democracia, y no por mandones inútiles, faltos de valor moral y de patriotismo, que avergüenzan el orgullo de una raza.

Somos noventa millones de hispanoamericanos y sólo debemos pensar en nuestra unificación y comprender que el imperialismo yankee es el más brutal enemigo que nos amenaza y el único que está propuesto a terminar por medio de la conquista con nuestro honor racial y con la libertad de nuestros pueblos.

Los tiranos no representan a las naciones y a la libertad no se la conquista con flores. Por eso es que, para formar un Frente Único y contener el avance del conquistador sobre nuestras patrias, debemos principiar por darnos a respetar en nuestra propia casa y no permitir que déspotas sanguinarios como Juan Vicente Gómez y degenerados como Leguía, Machado y otros, nos ridiculicen ante el mundo como lo hicieron en la pantomima de La Habana.

Los hombres dignos de la América Latina debemos imitar a Bolívar, Hidalgo, San Martín, y a los niños mexicanos que el 13 de setiembre de 1847 cayeron acribillados por las balas yankees en Chapultepec, y sucumbieron en defensa de la Patria y de la Raza, antes que aceptar sumisos una vida llena de oprobio y de vergüenza en que nos quiere sumir el imperialismo yankee.

PATRIA Y LIBERTAD

Fuente: INEP

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