sábado, 11 de octubre de 2025

"JUBILAT", DOCUMENTAL SOBRE EL DIRECTOR DE CINE DE LA REPÚBLICA POPULAR DE POLONIA JERZY KAWALEROWICZ

 
Título original: Jubilat
País: Polonia
Año de producción: 1997
Duración: 28 minutos
Dirigido por Krzysztof Szmagier
Narrador Jerzy Rosołowski
Cinematografía Andrzej Ramlau 
Arreglo musical Małgorzata Przedpełska-Bieniek
Sonido Nikodem Wołk-Łaniewski
Edición Estanislao Indra Zbigniew Osinski
Producción Estudio de cine Kadr Cofinanciamiento 
Reparto: Jerzy Kawalerowicz

El narrador de la película analiza la vida familiar y la profesión de Jerzy Kawalerowicz: sus orígenes, sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Cracovia, su relación con el Instituto de Cine y el Estudio de Cine KADR, sus tres matrimonios, sus películas más famosas y su éxito en festivales internacionales. La historia de Jerzy Kawalerowicz se ilustra con fragmentos de sus películas: "Un pueblo polaco en el umbral de la colectivización", "Celulosa", "Sombra", "El tren", "Madre Juana de los Ángeles", "Faraón", "La posada", "Prisionero de Europa" y "Quo Vadis". La película concluye con un reportaje sobre el estreno en el Vaticano de "Quo Vadis" y el 80.º cumpleaños del artista. 

Jerzy Kawalerowicz (1922-2007), director de cine, guionista, productor de cine y realizador polaco, fue miembro del Parlamento (Sejm) de la Repúbllica Popular de Polonia y del Partido Obrero Unificado Polaco (1954-1990). Miembro de Academia Polaca de Cine, recibió las siguientes distinciones: Gran Cruz de la Orden Polonia Restituta, Medalla del 10º aniversario de la Polonia Popular, Medalla de Oro al Mérito Cultural «Gloria Artis», Medalla del 30.º Aniversario de la Polonia Popular, Medalla del 40.º Aniversario de la Polonia Popular y Orden de la Bandera del Trabajo, 1.ª clase.

VER DOCUMENTAL CON SUBTÍTULOS EN CASTELLANO:

viernes, 10 de octubre de 2025

PANEL SINFÓNICO "ARMENIA", DE GHAZAROS SARYAN, EN EL 105 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DEL COMPOSITOR SOVIÉTICO

Ghazaros (Lazar) Saryan nació el 30 de septiembre de 1920 en una familia de distinguidos artistas armenios. Era hijo del renombrado pintor Martiros Saryan y nieto del destacado escritor Ghazaros Aghayan . De gran talento musical, Ghazaros asistió al Conservatorio Estatal de Ereván de 1934 a 1938, donde estudió composición con Sargis Barkhudaryan y Vardges Talyan. Posteriormente, viajó a Moscú y se matriculó en la clase de composición de Vissarion Shebalin en la Escuela Superior de Música Estatal de Gnessin .

En 1939, Saryan fue reclutado por el ejército soviético y, de 1941 a 1945, participó en la Gran Guerra Patria. Gracias al compositor, las intensas batallas del 7.º regimiento, ubicado a 2 km de Vorónezh, fueron acompañadas por música. Allí, Saryan tocaba el bayán, mientras que todo el regimiento cantaba las canciones escritas por el propio compositor.

Posteriormente, ingresó en el Conservatorio de Moscú . Entre sus profesores de composición se encontraban Dmitri Kabalevsky , Dmitri Shostakovich y Anatoly Nikolayevich Alexandrov . Saryan se graduó en 1950.

A su regreso a Armenia, Saryan se incorporó al profesorado del Conservatorio Estatal Komitas de Ereván, donde impartió clases de orquestación. 

De 1954 a 1956, Saryan presidió la Unión de Compositores Armenios. En 1953, creó la suite vocal-sinfónica "Día de la Paz" (letra de H. Ghukasyan), compuesta por tres partes: "Mañana", "Fiesta de la Cosecha" y "Por la Paz" (estreno en 1954). Una de las obras más valoradas de la música sinfónica nacional es "Imágenes Sinfónicas", creada en 1955. En ella, las partes de la suite se unen a través de la canción popular "Nubar-Nubar". En 1957, creó la "Obertura Festiva" para la orquesta sinfónica. Las actividades musicales y sociales que Saryan realizaba con gran responsabilidad, en cierto modo, le quitaban tiempo creativo.  

En 1966, el compositor terminó una de sus mejores obras, el Panel Sinfónico "Armenia", compuesto por cuatro partes: "Garni", "Ereván antiguo", "Valle de Ararat" y "Paisaje solar". La composición se basó en la música de un documental sobre el pintor soviético Martiros Saryan (1965), su padre, quien fue galardonado con la Orden de Lenin en tres ocasiones, además de otros premios y medallas (Artista del Pueblo de la URSS, Héroe del Trabajo Socialista, Premio Estatal de la URSS y Premio Estatal de la RSS de Armenia). Se inspiró en lienzos destacados y, a través de la música, refleja la paleta de colores del artista.

En 1960, fue nombrado rector del Conservatorio, cargo que ocupó hasta 1986. Saryan también impartió clases de composición, formando a compositores armenios como Tigran Mansurian , Rober Altunyan, Vardan Adjemyan y Ruben Sargsyan .

Ghazaros Saryan fue esencialmente un compositor de obra sinfónica. También escribió obras para música de cámara, así como varias bandas sonoras para películas.

Lazar falleció el 27 de mayo de 1998 en Ereván  

Saryan recibió numerosos premios, entre ellos el de Artista del Pueblo de la República Socialista Soviética de Armenia (1983) y el de Artista del Pueblo de la URSS (1991). Por su servicio militar fue condecorado con la Medalla de la Estrella Roja.

jueves, 9 de octubre de 2025

"EL CHE Y EL ARTE", DE ADOLFO SÁNCHEZ VÁZQUEZ, EN EL 58 ANIVERSARIO DE LA EJECUCIÓN DEL LÍDER GUERRILLERO


Nos reunimos hoy en esta Jornada para rendir homenaje a un hombre excepcional a los veinte años de su muerte. Pero, tratándose de quien –como El Che– murió por la vida misma o más exactamente, por afirmar una nueva vida este homenaje ha de consistir en subrayar lo que hay de vivo en su personalidad y su obra o también en lo que El Che –ganando batallas, como el Cid, después de muerto– proyecta, alienta o vivifica en nuestro tiempo.

Pero han pasado veinte años. Ciertamente no es fácil para nadie resistir en ese lapso a la acción corrosiva, demoledora del tiempo. ¿Cuántas figuras de perfil brillante se han vuelto borrosas, se han desdibujado y, en algunos casos, se han oscurecido en el curso de esos años? Y nada más corrosivo e implacable que el tiempo de la política. Pues bien ¿qué hay de vivo, de actual, de alentador en El Che, como político revolucionario que eso era él ante todo– y particularmente en esa esfera tan seductora y un compleja que, como una faceta de su rica personalidad revolucionaria, o sea, su actitud ante el arte, nos toca examinar?

No olvidemos algunos acontecimientos de estos dos decenios que como un telón de fondo se levanta con sus luces y sus sombras, y sobre el cual se destaca, con El Che la afirmación ejemplar, heroica, de esa nueva vida que reclama todavía tantos esfuerzos y sacrificios a los individuos y a los pueblos.

Forman parte de ese telón de fondo los movimientos estudiantiles del 68, tan pujantes como generosos, la epopeya del pueblo de Viet Nam, la grandeza y miseria de la Revolución Cultural China, la victoria del sandinismo en la Revolución Nicaragüense, pero también forman parte del mismo la ofensiva belicista desbocada del imperialismo yanqui, sus agresiones constantes contra los pueblos, la derrota de la Unidad Popular chilena y de la lucha guerrillera en América Latina. Y hay que registrar asimismo en ese telón de fondo, sobre todo en Occidente, con sus proyecciones en ciertas mentes colonizadas latinoamericanas, la deserción de algunos intelectuales que ayer exaltaban a El Che y que hoy se refugian en el individualismo pequeñoburgués, en la apología de la privacidad que incluye también la bendición de la propiedad privada. Son los mismos que, tratando de aprovechar para la “nueva derecha” los errores, deformaciones e injusticias cometidos en nombre del socialismo, proclaman la muerte del marxismo y tratan de descalificar no sólo al socialismo sino todo intento de emancipación nacional o social.

¿Cómo ha resistido la figura de El Che al paso ruidoso de estos complejos, contradictorios y tormentosos años? No basta ciertamente, remitirse a lo que El Che significaba para los revolucionarios en general y en especial para la juventud que hace 20 años alzaba orgullosamente su efigie en todas sus manifestaciones en el mundo entero. Pues bien, podemos afirmar hoy que el tiempo no ha hecho mella en su figura y que, por el contrario, ésta se ha engrandecido más y más al correr de los años, y ello pese a que no faltan los que han tratado de disminuirla haciendo hincapié imposibilitados de negarla de trente en su supuesto romanticismo, utopismo o sacrificio inútil.

Ahora bien, lo que perdura de El Che a los ojos de millones y millones de explotados y oprimidos, lo que hay de fascinante en él para la juventud, es su espíritu revolucionario ejemplar, su figura de luchador insobornable, su fidelidad inquebrantable a loa principios e ideales socialistas su constante concordar el pensamiento y la acción, y, finalmente, su repudio del pragmatismo o inmediatismo que sacrifica los fines emancipatorios que dan sentido a la acción misma, a la lucha revolucionaria contra la explotación, la opresión y la enajenación.

Que El Che haya cometido errores teóricos o prácticos, tácticos o estratégicos, no mella en modo alguno la grandeza revolucionaria que va unida a esos rasgos imborrables. Pero esto no significa en modo alguno que esa grandeza de El Che haya de reducirse a simple utopismo o romanticismo. El Che era marxista, aunque no un marxista libresco. Sabía que la transformación del mundo antiimperialista y socialista al que en definitiva sacrificó todo, requería de la reflexión, del análisis ya que la acción revolucionaria que permitiría realizarlo habría de ser y esto siempre estuvo claro para El Che– una acción conciente. De ahí sus reflexiones sobre los principios y organización de la lucha guerrillera, sobre la experiencia histórica de la Revolución Cubana, sobre el trabajo y la economía en la nueva sociedad socialista a la que aspiraba sobre las luchas del Tercer Mundo, sobre el socialismo y el hombre nuevo, etc. Es cierto que en algunos de sus escritos ha hecho estragos el tiempo, pero a lo largo de ellos se mantienen como firmes columnas varias tesis o posiciones fundamentales que enumeraremos brevemente antes de pasar, finalmente, a sus consideraciones sobre el arte.

Está en primer lugar, su posición inquebrantable sobre la naturaleza explotadora y opresora del capitalismo y, concretamente, sobre la fase contemporánea de éste el imperialismo El Che no hace nunca la menor concesión a los intentos de dulcificar en este punto el marxismo clásico y, en consecuencia, jamás cede en la necesidad de librar una lucha frontal, inconciliable con el imperialismo donde quiera que se proyecte y, en particular en este continente nuestro que tan directamente lo sufre en carne propia. Pero El Che no se alimenta tampoco de simples ilusiones al considerar las sociedades que surgen después de haber sido destruidas las relaciones capitalistas y poder burgués, ya que la emancipación humana y la liberación social no se dan automáticamente. El Che no olvida las advertencias de Marx en su Critica del programa de Gotha sobre el período de transición, advertencias que se hacen aún mas necesarias en las condiciones históricas de una transición que, en realidad, no es la que preveía Marx –al comunismo– sino al socialismo. Y por ello apunta su critica a uno de los obstáculos más graves que se interponen en la construcción de la nueva sociedad, o sea, el burocratismo.

Finalmente, El Che como marxista no se deja arrastrar por el utopismo y el idealismo que le atribuyen los que desfiguran, por ejemplo, su dialéctica de los estímulos morales y materiales, y procura estar atento a los latidos de la vida real. Por ello no presta atención alguna a las recetas infalibles ni tampoco a los cantos de sirena del “realismo” o de las ventajas del inmediatismo, al que opone el realismo en su sentido verdadero de atender desde hoy a lo que está más allá de lo inmediato, por lejano que pueda parecer, y que para El Che es el hombre nuevo, libre de la explotación del hombre por el hombre y de la enajenación. Y a dar este sentido profundo a los actos conscientes para construir la sociedad en la que se ha de hacer cae hombre nuevo –porque en verdad no nace sino que se hace– responde el texto de El Che, uno de los últimos suyos El hombre y el socialismo en Cuba, que en otra ocasión he llamado pequeña obra maestra del marxismo

Centrando ahora nuestra atención en la faceta de la personalidad y la obra que me ha correspondido examinar en esta Jornada, veamos cómo las consideraciones de El Che sobre el arte concuerdan con las posiciones suyas acerca del capitalismo, el burocratismo y el hombre nuevo que acabamos de señalar.

Ya hemos subrayado la posición firme, inconciliable. de El Che con respecto a la naturaleza del capitalismo el cual es, para él –siguiendo aquí de cerca al joven Marx, la consumación de la enajenación del hombre. Es por ello también el estrangulamiento a escala social del potencial creador del hombre, que, en palabras de El Che, “muere diariamente las ocho o más horas en que actúa como mercancía”. Es natural que en una sociedad que por su naturaleza es hostil a la creatividad esta hostilidad –como enajenación se extienda también al arte. Por ello, habla del arte del siglo XX como aquel “donde se transparenta la angustia del hombre enajenado”.

El Che no habla aquí de “arte enajenado” sino de arte que transparenta o testimonia al hombre enajenado. Ciertamente, habla de “arte decadente”, pero no debiéramos interpretar esta expresión en un sentido literal mecánico, o sea: en el sentido de que por hacerse en él transparente una realidad decadente, ese arte también lo sería. Ello equivaldría a interpretar, de un modo simplista –como se interpreta a veces la tesis marxiana de la “hostilidad del capitalismo al arte”, que El Che debió conocer y, por supuesto aceptar–, que todo el arte que se hace bajo el capitalismo si no rompe el marco ideológico burgués es decadente. De ser así no se explicaría la admiración de El Che por un poeta como León Felipe, cuyo pesimismo y escepticismo sobre el porvenir del hombre no le permitieron rebasar ese marco. El Che escribe a León Felipe para dejar constancia polémica de su distinta actitud hacia el hombre, al mismo tiempo que le dice que su poema ‘El ciervo’ es “uno de los dos o tres libros que tengo en mi cabecera”.

Pero El Che no se hace ilusiones sobre lo que el capitalismo significa para el arte y por ello trata de disipar la ilusión de ver en el capitalismo la esfera de la libertad en el arte. “Desde hace mucho tiempo –escribe– el hombre trata de liberarse de la enajenación mediante la cultura y el arte”. Ahora bien, el capitalismo es por esencia enajenación ¿como podría permanecer impasible ante el potencial creador del artista? La maquinaria ideológica y mercantil se impone dominando a los rebeldes, transformándolos en asalariados o triturándolos. “Sólo algunos talentos excepcionales –reconoce El Che– podrán crear su propia obra”. Hay, pues, en El Che una clara conciencia ce los limites de la libertad de creación, por más que sean imperceptibles para el artista hasta que éste choca con ellos. Ciertamente. El Che sabe que los artistas no se resignan fácilmente a esta situación: intentan su “fuga” defendiendo “su individualidad oprimida por el medio” y reaccionado “como un ser único”. El Che desnuda así implacablemente el mito burgués del artista como individuo excepcional que se cree libre en lo que él llama “la jaula invisible”. Desnuda asimismo el mito del apoliticismo y pone de relieve lo que él considera el “pecado originar del artista”, no ser auténticamente revolucionario. Ahora bien, lo es –así hay que entender el calificativo que le da El Che– cuando, al vincularse con la lucha por la creación de una nueva sociedad, contribuye por ello a devolver al arte toda su potencia creadora.

Pero El Che no cree que los problemas se resuelvan desde el primer momento con la abolición de las relaciones sociales capitalistas y la entrada en la primera fase de la transición, o construcción del socialismo. Y no lo cree porque sabe que el cambio no se produce automáticamente en la conciencia, como no se produce tampoco en la economía. Con este motivo, critica una política cultural y artística seguida en otros países que emprendieron hace tiempo el camino del socialismo, política caracterizada por un dirigismo estético del Estado y del partido que en Cuba nunca encontró terreno favorable para su aplicación. El Che rechaza abiertamente lo que llama el “mecanicismo realista”, que se caracteriza por proclamar “el sumum de la aspiración cultural una representación formalmente exacta de la naturaleza. Convirtiéndose esta, luego, en una representación mecánica de la realidad social que se quería hacer; la sociedad ideal, casi sin conflictos ni contradicciones, que se buscaba crear”.

Este realismo, nos viene a decir El Che, “no es sino un idealismo o idealización de la realidad, aunque se le llame realismo socialista». Y con relación a él, El Che señala agudamente dos características, a saber: una la simplificación que, a la postre, es lo que “entiende todo el mundo, que es lo que entienden los funcionarios”, y, por otra parte, su nacimiento “sobre las bases del arte del siglo pasado”. En el fondo, esta critica del «realismo socialista» es la crítica de una falsa solución a los problemas del arte en las condiciones de la construcción de una nueva sociedad y, por tanto, es la crítica de una falsa alternativa al destino del arte bajo el capitalismo. En el fondo, critica al dirigismo estético que impone como “las formas congeladas del realismo socialista la única receta válida”.

La posición de El Che no admite paliativos: “No se pretenda condenar a todas las formas del arte posteriores a la primera mitad del siglo XIX desde trono pontificio del realismo a ultranza”, pues eso sería tanto como poner “camisa de fuerza a la expresión artística del hombre que nace y se construye hoy”.

Pero también advierte El Che que a esta camisa de fuerza no se puede oponer “la libertad”, y con ello apunta ciertamente a la ilusión de libertad de las vanguardias en la sociedad burguesa y que ha desembocado, al integrarse en el mercado, en las peores dependencias. La libertad sin comillas, precisa El Che, “no existe todavía, no existirá hasta el completo desarrollo de la sociedad nueva”. De donde se infiere claramente la estrecha vinculación que existe, para El Che, entre la formación del hombre nuevo, verdaderamente libre, y el arte como esfera de la libertad y la creatividad.

De aquí también la estrecha vinculación entre el revolucionario y el artista liberado, en la nueva sociedad, de lo que él llama “el pecado original”. Con esto se nos revela el sentido profundo de esta expresión de El Che: “Podemos intentar injertar el olmo para que de peras: pero simultáneamente hay que sembrar perales”. Aunque se trate de que el artista produzca un arte verdaderamente libre y creador, lo decisivo es crear el hombre nuevo que como artista ha de producir ese arte.

Las ideas de El Che sobre el arte impregnan la política artística de la Revolución Cubana pero, a la vez, pueden inspirar a todo artista que aspire a crear libremente para liberarse» él mismo y contribuir a que los demás se liberen de toda enajenación. Estas ideas fundamentales que conservan hoy toda su vitalidad y fecundidad son las siguientes:

1) la idea de que el capitalismo sólo puede ofrecer al artista una libertad ilusoria ya que, en definitiva como en el caso del obrero, es la libertad de vender su fuerza de trabajo en el mercado y, por tanto, la de moverse dentro de esta “jaula invisible”;

2) la idea de que el socialismo puede ofrecerle la libertad real pero a condición de no sustituir la sujeción que impone el capitalismo por la “formas congeladas” y las “recetas únicas” que imponen los funcionarios, y;

3) la idea de que el destino del arte, como esfera de la libertad y creatividad humanas, es inseparable de la formación, en un nueva sociedad, del hombre nuevo.

Nadie, pues, más alejado que El Che de una estética idealista, romántica, burguesa, que exalta la libertad omnipotente del artista como individuo excepcional en las condiciones sociales de explotación y enajenación, como alejado también de una estética normativa, cerrada, supuestamente marxista, que trata de justificar ideológicamente la imposición, dicho sea con sus propias palabras, de una “camisa de fuerza a la expresión artística del hombre que nace y se construye hoy”. Alejamiento que nos permite a su vez aproximarnos a la comprensión del verdadero destino del arte tanto en las condiciones de explotación y enajenación del capitalismo como en las de liberación de una y otra que constituye la meta y la razón de ser del socialismo.

1987

De Marx al marxismo en América latina, pp.171-180. Editorial Itaca. México. 1999.

Fuente: El Sudamericano 

miércoles, 8 de octubre de 2025

"MOLDAVIA-87", REPORTAJE DE MOLDOVA-FILM DE 1987

"Moldavia-87" es una producción cinematográfica moldava de 1987 dirigida por Vlad Druc. Se trata de una presentación propagandística de la República Socialista Soviética de Moldavia en 1987, eal inicio de la Perestroika. En la primera parte, el director rinde homenaje a los preceptos ideológicos de la época, pero en la segunda, presenta varios hitos importantes de la vida cultural de Chisináu, en los que aparecen Mihai Dolgan, Nadejda Cepraga, Ion Suruceanu, Iurie Sadovnic, Gheorghe Mustea, los teatros Luceafărul, Cehov, de Ópera y Ballet, etc. 

Moldova-Film son unos estudios de cine moldavos situados en la capital Chișinău.Fundados en 1952 durante la etapa soviética de Moldavia, los estudios aún son los más grandes e importantes del país y en ellos se han filmado y producido algunas de las mejores películas moldavas.

Los orígenes de Moldova-Film datan de 1947 cuando se creó en Chișinău una rama del Estudio Central Documental. En 1949 la rama pasó a manos del Estudio de Cine de Odesa y en 1952 se convirtió en un estudio de cine independiente como Estudio Noticiero Documental Moldavo. En 1957 el estudio fue reorganizado y rebautizado Moldova-Film.

El primer director de los estudios fue V. Sevelev. Durante la época soviética, cinco unidades artísticas formaron parte de la empresa: "Arta", "Lumina", "Luceafarul", "Panorama" y "Steluta", produciendo cada año hasta seis largometrajes (tres de los cuales en virtud de órdenes de la Televisión Central), cuatro películas de animación, 25 documentales y 20 películas científicas y educativas, además de doce números de la revista de cine Sovetskaya Moldaviya y seis ejemplares de la revista humorística Usturich.

martes, 7 de octubre de 2025

76 ANIVERSARIO DE LA FUNDACION DE LA RDA

 

DECLARACIÓN A FAVOR DE LA PAZ DE LOS CIUDADANOS DE LA RDA EN SU 30 ANIVERSARIO

Leonid Brezhnev, en su discurso del acto solemne con motivo del 30 aniversario de la RDA celebrado en Berlín, anunció una relevante iniciativa de paz que provocó, en el mundo entero, un eco eficaz. El 96% de los habitantes mayores de 14 años de la RDA apoyaron esta iniciativa, firmando una declaración. Se la entregaron, en noviembre de 1979, al Secretario General de la ONU, Kurt Waldheim. Esta Declaración de apoyo dice:

Nuestro país, todos los pueblos y Estados, se encuentran ante de decisiones de inmensa envergadura. Desde Berlín, Leonid Brezhnev, anunció una gran iniciativa. De común acuerdo con la RDA y los demás Estados signatarios del Tratado de Varsovia, la Unión Soviética disminuirá unilateralmente sus fuerzas armadas en Europa central. Está dispuesta a reducir el número de sus cohetes de mediano alcance en las regiones occidentales de la URSS, siempre y cuando la OTAN no emplace cohetes norteamericanos de medio alcance, adicionales, en Europa occidental. Cuando se trata de proteger la paz, no caben las vacilaciones. No hemos levantado nuestro país de las ruinas, para que vuelva a reducirse a escombros. No queremos que vuelva a destruirse lo que ha creado nuestra laboriosidad. Apoyamos la iniciativa de paz de Leonid Brezhnev. Necesitamos de todos sensatez y buena voluntad y no delirios de armamentistas y políticas de guerra.

Reclamamos: 

¡No, a los nuevos cohetes atómicos en Europa occidental! ¡Sí, a los pasos hacia el desarme!

¡No, a la carrera armamentista! ¡Sí, al progreso de la distensión!

1979 

lunes, 6 de octubre de 2025

SE PUBLICA "LOS APUNTES", UN NUEVO LIBRO DE JOSÉ SARAMAGO INÉDITO EN ESPAÑOL

La editorial Atrapasueños publica Los apuntes (un diario de la Revolución de los Claveles 1972-1975),  un título de José Saramago nunca publicado en español con traducción del cantaor flamenco y traductor Juan Pinilla, bajo el cuidado y edición del escritor y profesor Antonio Molina Flores, con un cuidado grafismo del poeta Enrique Cabezón,  verá la luz el 5 de octubre. 

Esta obra nace gracias al empeño de la Fundación José Saramago y muy en especial de Pilar del Río, en seguir profundizando sobre su vida y su obra, y en palabras del editor de Atrapasueños, Joaquín Recio, «para nuestra editorial rebelde y humilde es un regalo que después de 25 años editando podamos ofrecer un inédito de José Saramago, además con un contenido que nos ayuda a reflexionar desde el debate político y social de hoy».

El libro será presentado en varias ciudades españolas durante el mes de octubre y tendrá su espacio en la próxima Feria del Libro de Sevilla, el miércoles 29 de octubre. La presentación de lanzamiento tendrá lugar en el marco de la Feria del Libro de la Fiesta del PCE en Rivas Vaciamadrid el próximo 26 de septiembre. La editorial tiene como objetivo difundir en todo el país con presentaciones que a su vez sean un homenaje al nobel de literatura.

Tal como define la editorial a esta obra: «Los apuntes reúne por primera vez en español los artículos que José Saramago publicó en el Diário de Lisboa y en el Diário de Notícias durante los años decisivos que rodearon la Revolución de los Claveles. Estos textos, breves y urgentes, son un testimonio directo de un país en transformación, escritos por un periodista que fue, al mismo tiempo, un novelista en ciernes y un ciudadano comprometido. Saramago nos ofrece aquí su mirada lúcida sobre los últimos estertores de la dictadura, la esperanza revolucionaria y las contradicciones del proceso democrático. Su prosa, ya marcada por el inconfundible ritmo y la ironía que lo convertirían en Premio Nobel de Literatura, revela la pasión cívica de un escritor que veía en la palabra un acto de responsabilidad. Más que una recopilación de crónicas, este libro es un diario colectivo, el registro de un tiempo en que Portugal y el mundo se debatían entre el miedo y la posibilidad de un futuro distinto. Leerlo hoy es volver a las raíces de la voz de Saramago y a un momento histórico que sigue dando luz a nuestro presente».

La publicación de Los apuntes (un diario de la Revolución de los Claveles 1972-1975) no sólo enriquece el panorama literario en español, sino que refuerza la vigencia de José Saramago como cronista ético de épocas turbulentas. A través de estas crónicas breves, firmadas en el Diário de Lisboa y Diário de Notícias, se evidencia la transición portuguesa del autor que, ya como periodista, iba gestando la voz crítica, irónica y compasiva que luego lo consagraría.

El traductor de esta edición, Juan Pinilla, no es ajeno al universo de Saramago. Ya había escrito Saramago, el Nobel de lo imposible, publicado por la misma editorial Atrapasueños, donde exploraba no sólo la obra literaria del autor portugués sino también su biografía: sus orígenes humildes en Azinhaga, su temprano activismo político, su relación con la lectura autodidacta, hasta su reconocimiento mundial con el Premio Nobel de Literatura en 1998. Con Los apuntes, Pinilla se pone en el doble papel de custodio lingüístico — traducir textos inéditos al español — y de puente cultural e histórico, permitiendo al lector hispanohablante reconstruir la dimensión política y personal de Saramago en un momento clave de la historia portuguesa.

Saramago, nacido en 1922, fue hijo de campesinos y desde muy joven vivió los rigores de la pobreza, la migración rural a la ciudad, la censura política bajo el régimen de Salazar, y el exilio interior que marcó su obra. Obras como Levantado del suelo (1980) narran la lucha del campesinado portugués durante décadas, mientras que novelas como Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres o La caverna profundizan en la condición humana, el poder, la memoria y la identidad.

La aparición de Los apuntes el 5 de octubre bajo Atrapasueños, con presentación en varias ciudades españolas y con la colaboración de Pilar del Río y la Fundación José Saramago, recuerda que sigue existiendo interés por rescatar documentos que no sólo son literarios, sino testimoniales. En un momento en que los debates sobre democracia, memoria histórica y compromiso político vuelven a estar en el centro, estas crónicas son un espejo necesario: nos recuerdan que la literatura puede ser también un arma de conciencia, que lo que ocurrió ayer está muy cerca de lo que vivimos hoy.

Fuente: Tercera información 

domingo, 5 de octubre de 2025

"GUERRA Y PÀZ", OBRA DEL ARTISTA DE LA RDA RENÉ GRAETZ

 
Guerra y Paz
René Graetz (1908-1974)/Arno Mohr (1910-2001)
1975
Témpera sobre tabla dura
280 x 368 cm.
Préstamo de la República Federal de Alemania
Museo de Historia Alemana (Berlín)

Esta pintura fue creada como decoración para el Palacio de la República en Berlín. En 1974, 16 artistas recibieron el encargo de crear pinturas de gran formato para la llamada Galería del Palacio. La base conceptual fue la cita de Lenin "¿Se les permite soñar a los comunistas?", proporcionada por el escultor Fritz Cremer, vicepresidente de la Academia de Artes de la RDA. La pintura de René Graetz representa el sueño de un mundo en paz, representado por madres con sus hijos como motivo metafórico. Su existencia paradisíaca y arcádica se ve amenazada por fuerzas oscuras, pero repelidas con éxito.

Graetz, nacido en Berlín, creció en Suiza. Desde allí, pasó una temporada en Sudáfrica, de nuevo en Suiza, luego en Francia y, finalmente, en Gran Bretaña. En Londres, se unió a la Asociación Cultural Alemana Libre, fundada en 1939 por exiliados alemanes y austriacos. Aquí se reunían artistas de la música, la literatura, el teatro y las artes visuales, así como académicos. El objetivo principal del grupo era «preservar y desarrollar la cultura alemana libre» para conectar con el período hasta el regreso a una Alemania liberada del nacionalsocialismo.

Graetz vivió en Berlín Oriental desde 1946. Se afilió al Partido Comunista de Alemania (KPD), posteriormente al Partido Socialista Unificado (SED). Pablo Picasso ejerció una gran influencia en su obra. Lo consideraba «el realista más importante de nuestra época». En el cuadro "Guerra y Paz", Graetz cita al artista español: la gran figura femenina con el brazo extendido, que se cierne protectoramente sobre las madres y los niños y repelen a los seres malignos, se basa en un motivo del cuadro "Guernica" de Picasso (1937). En la década de 1960, las autoridades culturales de la RDA criticaron a Graetz por su interés en el modernismo occidental. En la década de 1970, su evidente referencia a Picasso no generó problemas políticos.

Tras la muerte de Graetz en 1974, Arno Mohr, quien también creó una obra para la Galería Palast, completó la pintura. Los colores pastel apagados y el estilo gráfico de la obra llevan la firma de Mohr. Sin embargo, el énfasis en el contorno y la superficie del diseño figurativo refleja la preocupación de Graetz por Picasso.

sábado, 4 de octubre de 2025

"FARAÓN", PELÍCULA DE LA REPÚBLICA POPULAR DE POLONIA, DIRIGIDA POR JERZY KAWALEROWICZ

Pharaoh

Polonia, 1966. 145 min. C

Director: JERZY KAWALEROWICZ.

Guión: Jerzy Kawalerowicz, Tadeusz Konwicki (Novela: Boleslaw Prus).

Música: Adam Walacinski. 

Fotografía: Jerzy Woljcik. 

Intérpretes: Jerzy Zelnik, Wieslawa Mazurkiewicz, Barbara Brylska, Krystyna Mikolajewska, Ewa Krzyzewska, Piotr Pawlowski, Leszek Herdegen, Andrzej Girtler, Stanislaw Milski.


Cuando los elefantes luchan, la hierba es la que sufre

Proverbio africano


Jerzy Kawalerowicz (1922-2007), comunista afiliado al Partido Obrero Unificado de Polonia desde 1954 y figura destacada de la Escuela Polaca de Cine, es uno de los grandes cineastas de su país del siglo XX, si bien un tanto opacado por las figuras de R. Polanski, A. Wajda, A. Munk, W. Has, K. Kieslowski o K. Zanussi. De Kawalerowicz sobresale la poderosa imaginería y la profundidad de las ideas que circulan por sus películas, no obstante, siempre marcadas por la austeridad formal y ajustadas al retrato psicológico de los personajes. El director decía: «Cada película que realizo refleja el estado presente de mi experiencia de la vida, del arte, de los hombres y del amor».

Faraón (1966), uno de los escasos filmes polacos del socialismo que tuvo distribución internacional, es la séptima película de Jerzy Kawalerowicz, quien hacía ya cinco años había encontrado un hueco en el panorama de las cinematografías del Este con Madre Juana de los Ángeles (1961), una obra extraordinaria, de un estilo próximo a Bergman y Bresson, que narraba un caso de aparente posesión diabólica ocurrido en el siglo XVII en Loudun (Francia) –suceso que también sirvió a Ken Russell como inspiración de Los Demonios (1971)–. Dos años antes, Kawalerowicz había realizado otra célebre película, Tren de Noche (1959), un psicodrama frío y sugerente basado en situaciones vacías que homenajeaba a Extraños en un Tren, de A. Hitchcock.


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Faraón es un meritorio esfuerzo para dotar al género histórico de verosimilitud y de una nueva ordenación narrativa y formal, de ningún modo comparable a la visión edulcorada y falaz proyectada por Hollywood. Kawalerowicz, sirviéndose de una traza sobria y reflexiva, renuncia al «cine-espectáculo» para introducirse en las tensiones mentales de sus personajes. Ello no evita que Faraón tenga la condición de superproducción, y es que su largo y dificultoso rodaje, financiado con amplio presupuesto, tuvo lugar en Europa, Asia y África e incluso contó con la participación del ejército ruso, que proporcionó más de 10.000 extras.

La película está basada en la novela «Faraón» (1895), de Boleslaw Prus (Aleksander Glowacki). Faraón da inicio con una introducción maravillosa a modo de metáfora en la que aparecen dos escarabajos disputándose una bola de estiércol (los coleópteros eran animales sagrados en el Antiguo Egipto). La acción se sitúa en el tumultuoso Egipto del II Periodo Intermedio (1800 a.C.-1550 a.C.) en tiempos del joven –e inexistente– Ramsés III (Jerzy Zelnik), quien accederá al trono tras la muerte de su padre. Kawalerowicz relata la denodada lucha entre el poder del faraón, que representa la esperanza de las masas oprimidas, y el creciente control político de los representantes de Dios en la tierra, los sumos sacerdotes, conspiradores y ambiciosos. Por otro lado, dirime el deseo de la sacerdotisa Kama (la bella Barbara Brylska) por Ramsés III, el amor de éste por la judía Sara (Krystyna Mikolajewska) y las relaciones del pueblo egipcio con fenicios, hebreos y asirios. Faraón, empujando la crónica histórica desde una perspectiva social y política e ideológica, es evidente que estableció un paralelismo con la situación de Polonia en el momento de su realización, una época de fuerte confrontación entre la Iglesia católica y las autoridades post-estalinistas por el control de Estado, aún sujeto al mando soviético.


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En conjunto portentosa, la película destaca por su ambientación hiperrealista y su impecable y solemne puesta en escena, de todo punto abstemia. Para reforzar la credibilidad, Kawalerowicz fue asistido por el experto en egiptología Shadi Abdel Salam (director de la excelente Al-Mummia y también colaborador en Cleopatra), quien hizo de consultor histórico y supervisor de decoraciones, vestuario y accesorios. El paisaje, filmado bajo un sol abrasador, está poseído por los colores ocres y amarillentos del polvo del desierto, los cuales contrastan con las tonalidades azules del cielo y el río Nilo. Los exteriores pertenecen a espacios naturales de Egipto (pirámides y templo de Amón en Karnak) y a la ciudad de Bujará (Uzbekistán), rodeada del desierto de Kyzyl Kum, donde se rodaron las escenas bélicas. El laberinto y los claustrofóbicos interiores del palacio del faraón fueron recreados en los estudios Łódź de Polonia. Además del espacio, las interpretaciones hieráticas y contenidas, el particular tratamiento del sonido, los cánticos tribales y la especial cadencia del tiempo narrativo ayudan al espectador a viajar a un Egipto exótico y esplendoroso, a la vez que reconocible, de hace casi cuatro mil años.

Pharaoh, de Jerzy Kawalerowicz, es un puro y elevado ejercicio de cine: riguroso, cerebral y de efecto narcótico-estimulante. Una historia de poder, venganza y traiciones. Probablemente, la mejor película de cine histórico realizada, tanto por su brillantez visual como por su densidad intelectual. Asimismo, la más fiel aproximación al Antiguo Egipto y, paradójicamente, una de las pocas ficciones que no se ajustan a unos personajes y hechos históricos reales. Porque, como dice Rafael de España: «Lo que hace un buen filme histórico [y ‘Faraón’ es extraordinario] no es seguir los acontecimientos con el manual en la mano, sino reinterpretar su esencia dentro de un concepto moderno».


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 «Príncipe, permítame recordarle esto: la sapiencia en asuntos de Estado es patrimonio de los sacerdotes.
Sólo unos hombres al servicio de los dioses pueden alcanzar esta sapiencia»

Un sacerdote

Fuene: El Hombre Martillo

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viernes, 3 de octubre de 2025

SE ESTRENA EL DOCUMENTAL "DOLORES IBÁRRURI. PASIONARIA", DE AMPARO CLIMENT

Título: Dolores Ibárruri. Pasionaria

Dirección: Amparo Climent
Producción: Bowfinger International Pictures

Fecha de estreno: 03 de octubre 2025
Duración: 80 minutos
Calificación: Pendiente

País: España

“Dolores Ibárruri. Pasionaria”, documental dirigido por Amparo Climent. La memoria que se proyecta

 Hay imágenes que parecen inmunes al paso del tiempo. No porque estén encerradas en un museo ni porque se repitan en efemérides, sino porque siguen respirando cada vez que las vemos. 

Vive en fotografías de archivo, en frases que se convirtieron en consigna, en la voz que todavía, décadas después, conserva la misma cadencia de mitin y urgencia. Pero, sobre todo, vive en el audiovisual. Está en documentales que la reivindican, en noticiarios que la inmortalizaron, en ficciones donde se cuela como personaje, en series y programas que la mencionan como quien invoca un mito.

No es una figura que se pueda atrapar fácilmente. Ibárruri no cabe en un busto ni en una sola foto fija. Es gesto, es mirada, es palabra. Y la cámara, desde 1936, lo supo. Quizá por eso, incluso quienes no han leído una línea sobre ella reconocen la fuerza de su apodo. El audiovisual no solo conserva memoria: la construye, la moldea, y en algunos casos, la mitifica. Y en ese proceso, el caso de La Pasionaria es uno de los más reveladores.

Documentales: cuando la voz está cerca

Para muchos, el primer encuentro con el primer encuentro con Ibárruri no llega por un libro, sino por una pantalla. En el documental, su presencia no se diluye: está ella, en primera persona, hablando, moviendo las manos, encendiendo miradas. The Spanish Earth (1937), dirigido por Joris Ivens y narrado por Hemingway, ya la mostraba como símbolo de la resistencia antifascista. No era una actriz ni un personaje inventado: era una mujer en pie de guerra, literalmente, con esa mezcla de firmeza y emoción que la caracterizaba.

En plena Transición, Dolores (1981) de Jose Luis García Sánchez y Andrés Linares recuperó su figura. Un gesto político y cinematográfico en el momento justo: no era lo mismo mostrarla en 1937 que devolverla a la pantalla cuando el PCE había recuperado ya su lugar en la legalidad y en la historia. Con música de Ana Belén, Juanita Reina y Rosa León y testimonios de Paco Umbral o el recientemente fallecido actor Juan Diego se puede ver en Prime Video.

El próximo 3 de octubre se estrenará en cines Dolores Ibárruri, Pasionaria (2025), dirigida por Amparo Climent. En palabras de esta cineasta: “La vida de la Pasionaria es el ejemplo de un compromiso permanente. Su historia nos conmueve por todas las dificultades políticas y personales que tuvo que enfrentar, sin dejar nunca de luchar por un mundo más justo”.

Climent es conocida por sus éxitos en el cine sobre memoria histórica y ha recibido entre otros premios la Biznaga de Plata del Festival de Málaga en 2022 por el documental Las Cartas Perdidas que trataba sobre cartas de mujeres que sufrieron la represión franquista, el Premio Pilar Bardem de la Academia del Cine y la Medalla de Oro del real Círculo Artístico de Barcelona.

Tras su paso por el Festival de Málaga, donde Dolores Ibárruri, Pasionaria fue presentada en la Sección Pases Especiales, la cinta fue aclamada por la crítica y el público, consolidándose como un documental imprescindible para las nuevas generaciones.

La narración se enriquece con la voz de su nieta, Lola Ruíz-Ibárruri Sergueyeva, y un elenco de figuras clave como Mario AmorósMirta Núñez, Aida Sánchez Montero, Enrique Santiago, Cristina Almeida, Fernando Hernández Sánchez, Marisa Castro, Víctor Díaz Cardiel, Teresa Aranguren, Willy Meyer, Julieta Serrano, Paquita Sauquillo, Carmen Calvo y muchos más, quienes aportan contexto, emoción y memoria a esta historia imprescindible.

Ficción cinematográfica: el personaje que se escapa

En la ficción, su presencia es escasa y, cuando aparece, suele ser en pequeñas pinceladas. La referencia más visible en los últimos años sigue siendo Hemingway & Gellhorn (2012), una producción de HBO dirigida por Philip Kaufman que recrea el romance entre el escritor estadounidense y la reportera de guerra Martha Gellhorn. Allí, La Pasionaria es un personaje secundario, pero interpretado con el respeto de quien sabe que encarna a una figura que no se puede banalizar. Su aparición no pretende desarrollar su biografía, sino situarla como parte del paisaje humano y político de la Guerra Civil, en medio de periodistas, brigadistas y comandantes republicanos. Es breve, pero suficiente para que, incluso desde el fondo, atraiga la atención.

La interpreta la actriz chilena Leticia Herrera y sale en un par de escenas ambientadas en Madrid durante la Guerra Civil, dentro de la parte de la historia donde Hemingway y Gellhorn trabajan como corresponsales.

Su presencia es breve, pero claramente identificada: está caracterizada con su ropa oscura, pañuelo al cuello, gesto firme y el castellano con acento vasco-castellano marcado. Básicamente, la ponen en su contexto histórico, rodeada de dirigentes y brigadistas, sin desarrollar trama propia, pero como figura reconocible en el paisaje político del momento.

En el cine español, resulta llamativa la ausencia de una gran producción que cuente su vida de principio a fin. No hay una “biopic” que aborde su infancia en Gallarta, su paso a la militancia, su papel en la defensa de Madrid, su exilio en la URSS, las pérdidas familiares, su regreso en 1977 y su última etapa como símbolo de una memoria incómoda. Y es extraño: pocas vidas ofrecen un arco narrativo tan potente y tan visual. La falta de este retrato cinematográfico integral dice tanto de la industria como de la figura: hablar de ella obliga a posicionarse, y eso, para algunos productores, es un riesgo que prefieren evitar.

Ahí está el corazón de todo. Las imágenes de 1936, arengando a Madrid; las de 1939, despidiéndose desde la frontera; las de 1977, regresando al Congreso tras la legalización del PCE. No hay artificio que supere eso. Son documentos que no solo registran historia: transmiten la temperatura política de cada instante.

La Filmoteca Española y RTVE custodian parte de ese legado, pero el verdadero tesoro para quien quiera conocer de verdad a La Pasionaria está en el Archivo Histórico del Partido Comunista de España. Allí no solo se conservan discursos y fotografías, sino grabaciones íntegras de mítines, intervenciones parlamentarias, entrevistas y materiales audiovisuales que nunca han tenido una difusión masiva. Son imágenes que no han pasado por el filtro de productoras externas ni por la tijera de montajes ajenos: se mantienen fieles a lo que fueron, con todo su contexto político intacto.

En esos fondos se puede ver a Dolores Ibárruri en toda su dimensión: la oradora que llenaba plazas, la dirigente que participaba en reuniones internacionales, la militante que nunca se desconectó de la base obrera. También hay materiales más íntimos, que rompen la imagen rígida del mito: momentos de descanso en giras internacionales, saludos a delegaciones extranjeras, conversaciones informales con camaradas. Esa mezcla de la figura pública y la mujer que vive su militancia día a día es lo que hace que estos archivos tengan un valor que va mucho más allá de lo histórico: son un acto político en sí mismos.

Series y televisión: evocación y filtro

En televisión, Ibárruri aparece como parte de un mosaico más amplio. Memoria de España, Los Años de La Transición, incluso Cuéntame cómo pasó, la mencionan o la representan brevemente. Es un símbolo reconocible, casi inevitable cuando se recorre el siglo XX español.

Dolores Ibárruri vive en esas imágenes. A veces como mito, a veces como mujer de carne y hueso. Siempre como voz que incomoda y alienta. Y quizá ese sea su mayor logro: que incluso hoy, en una época que fabrica iconos desechables a la velocidad de un tuit, su figura siga teniendo el peso de lo irremplazable.

No hay efectos digitales que puedan replicar esa mirada. Ni lo necesitamos. Lo que dijo, lo que hizo y cómo lo hizo sigue siendo de una claridad que atraviesa décadas. Porque hay voces que, aunque las quieran enterrar, encuentran siempre la manera de ser escuchadas.

Y si alguna vez nos preguntamos por qué sigue importando, tal vez baste recordar sus propias palabras, dichas en un mitin en plena Guerra Civil, mirando a los ojos a la gente: 

“No hay fuerza capaz de doblegar a un pueblo que tiene conciencia de sus derechos”

Fuente: carabanchel.net

VER TRAILER:

jueves, 2 de octubre de 2025

POEMA FESTIVO "ENCUENTRO DEL VOLGA Y EL DON", DEL COMPOSITOR SOVIÉTICO SERGEI PROKOFIEV

En el vídeo, ilustración de una esclusa en el Canal Volga-Don con el barco a motor "Joseph Stalin" (1953)

Poema festivo "Encuentro del Volga y el Don" para orquesta, Op. 130 (1951)

Prokófiev escribió el poema sinfónico festivo "Encuentro del Volga y el Don" por encargo estatal para celebrar la finalización de la apertura de un canal entre los ríos rusos Volga y Don, con la enérgica colaboración del violonchelista Rostropóvich. 

La música quizá no esté a la altura de sus sinfonías, pero Prokófiev ofrece melodías expresivas, y el final "repetido", que parece interminable, es soberbio.

La idea de conectar el Volga con el Don mediante un canal tuvo varios antecedentes y quedó en el olvido hasta que fue retomada por la URSS en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. Del diseño se encargó el Instituto Hidroproyectos (Gidroproekt), bajo la dirección de Sergey Zhuk, que ya tenía experiencia en la construcción de canales similares y presas hidroeléctricas en la Unión Soviética. 

Interrumpidas por el conflicto bélico, las obras se reanudaron en 1948 para finalizar el 1 de junio de 1952 con la apertura del canal, al que se dio el nombre de Canal Lenin Volga-Don. 

Sergei Prokofiev compuso el poema sinfónico El encuentro del Volga y el Don para celebrar el evento, siendo su estreno a finales de febrero, unos tres meses antes de la inauguración del canal,

En su construcción participó casi un millón de trabajadores, incluyendo unos 100.000 prisioneros de guerra alemanes, y un número similar procedentes del gulag (campos de trabajos forzados), a los que se ofrecía el incentivo de recortar tres días de condena por cada día trabajado.

El canal tiene 101 kilómetros de longitud, incluyendo un tramo de 45 kilómetros que discurre por ríos secundarios y embalses. Comienza en el embalse de Sarepta en el río Volga, al sur de la ciudad de Volgogrado, donde se sitúan la primera esclusa y el arco de entrada. Y finaliza en el embalse de Tsimlyansk ya en el río Don junto a la ciudad de Kalach-na-Donu. En total tiene nueve esclusas en la vertiente del Volga y otras cuatro en la vertiente del Don. Las esclusas más pequeñas tienen 145 metros de largo, 17 metros de ancho y 3,6 de profundidad, lo que permite el paso de navíos de hasta 5.000 toneladas de carga. La principal particularidad del canal, que hace que sea tan singular, es que debe llenarse desde el río Don mediante tres estaciones de bombeo que mantienen el nivel de agua en todo el recorrido. Es necesario elevar el agua por encima de los 88 metros, que es la diferencia de altitud entre las dos cuencas fluviales (el punto más alto corresponde a la esclusa número 9).

El monumento a Lenin a la entrada del canal

miércoles, 1 de octubre de 2025

SE PUBLICA "HAVANA CLUB", DE SALVADOR RODÉS Y DÍDAC SALAU

Havana Club
Salvador Rodés y Didac Salau
Ediciones Traspiés
Barcelona, 2025
87 páginas
10 euros

Fascinación por La Habana

Salvador Rodés, pintor, fotógrafo, editor y poeta (Barcelona, 1953) у Didac Salau, fotógrafo (Barcelo-na, 1977) han conjugado sus visiones, sus palpitos y sus emociones sobre la cualidad irrepetible de la capital cubana en este poe-mario literario y visual que toma prestado el titulo de la genuina marca del ron hecho en la isla de todos los anhelos.

Este libro es una recopilación de im-presiones pasadas. Rodés conoció Cuba por primera vez en 1990; Salau, en 2004. Más de veinte años después se conocieron y compartieron sus impresiones y descubrie-ron la poderosa sinergia que a veces pueden desarrollar literatura e imagen, en este caso poesia y fotografia. El resultado es este li-bro tardio, producto de la remembranza de dos visiones que adquieren juntas un signi-ficado más amplio, tal como investigaron John Berger y Jean Mohr décadas atrás. Una compañía extraña y poderosa, la de texto e imagen, que han bus-cado otras veces, en busca de la completitud, fotógrafos y literatos.

En este caso la tensión entre texto e imagen es extrema, pues tanto los poe-mas de Rodés como las fotografias de Salau responden a una misma pulsión poética, abiertas ambas a significados tan abiertos que su lectura aprovechará a cada lector y lectora de forma diferente. Late en todo el libro la fascinación por la ciudad, por las sensaciones que provoca en los autores. Para Rodés la realidad encontrada cumplió todas las expectativas: ¡La Cuba imaginada era verdad!, la Revolución ofrecia sus amplios logros sin ocultar sus dificultades. Ahi encontró el poeta las resonancias de sus experiencias en la isla con su propio sentido de la totalidad de la vida, "la posibilidad de reconocer lo otro en uno mismo". Salau experimentó las carencias, aquello que la Revolución cubana pudo haber sido en otras circunstancias, libre del criminal bloqueo y de los sabotajes y ataques de todo tipo que sufre desde el momento mismo en que tomó el control de su soberanía.

Cuba es el ejemplo más poderoso de cómo un modelo socialista, cohe-sionado, solidario e internacionalista puede defenderse del acoso externo. Desde hace más de sesenta años soporta una agresión feroz por parte de Estados Unidos y de sus lacayos sin que nada esencial falte a sus ciudadanos: sanidad, educación, seguridad, desarrollo humano en general. Y sin que la alegria de vivir desaparezca de sus calles.

La sintesis de la Cuba actual con la heredera del pasado colonial impreg-na las imágenes de Salau a través de una mirada que busca el plano abierto, la descripción, las atmósferas... Y de vez en cuando el impacto del detalle revelador, del fragmento de tiempo y lugar que la fotografia aisla para siem-pre y convierte en dispositivo que acciona el acceso al recuerdo: "fotografias con resplandor [...] al servicio de algo recóndito que nos persigue toda la vida". Para ambos autores, la inmersión cubana acaba resultando un potente catalizador de sus propios anhelos vitales.

Finalmente queda el deseo de más páginas, de más imágenes con que su-mergirse en la realidad de los cubanos y cubanas. Pero este libro no es un tra-tado, ni un ensayo ni un reportaje. Es un poemario mixto, en el que los autores concitan de común acuerdo lo que para ellos es la esencia de una ciudad, de un país y de una revolución.

Pepe Baeza 

Fuente: Le Monde Diplomatique