viernes, 1 de diciembre de 2023

CUARTETO DE CUERDA Nº 8, DEL COMPOSITOR DIMITRI SHOSTAKOVICH, "DEDICADO A LA MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS DEL FASCISMO Y DE LA GUERRA"

Cuarteto núm. 8 en Do menor, Op. 110 

Fecha de composición: julio de 1960

Fecha del estreno: Leningrado, 2 de octubre de 1960

El CuartetoR núm 8 fue escrito, casi de un plumazo, durante el verano de 1960, en Dresde, a modo de pasa tiempo. Shostakovich había viajado a esa ciudad de la República Democrática Alemana, para "trabajar" (utilizando la expresión del propio autor) con el director de la película Cinco días, cinco noches, cuya música estaba componiendo. Y en los ratos libres que le dejó ese "trabajo" (una composición poco relevante para un film que se proyectó por vez primera al año siguiente y del que sólo se conserva una pequeña parte), en tres días, del 12 a 14 de julio, salió de su pluma una de sus más relevantes y representativas páginas de esa época, el Cuarteto núm. 8.

Shostakovich escribió en la primera hoja de la partitura "Dedicado a la memoria de las víctimas del fascismo y de la guerra". Sin embargo, su hija Galina ha repetido en multitud de ocasiones que cuando su padre acabó este cuarteto, afirmó "Me lo dedico a mismo". Lo que, observando el programa temático sobre el que está trazado, tiene una lógica aplastante. La página es como un retrospectiva, como un resumen de los dolorosos y difíciles años pasados, trazada sin titubeos, con una firmeza y una fuerza expresiva fabulosas, con una seguridad que hacía tiempo se echaba de menos en sus obras. Pero dejemos hablar al propio compositor, tan irónico e implacable como su misma música: "He escrito un cuarteto que no tiene ninguna utilidad para nadie y que desde el punto de vista de las ideas es un fracaso. Pensé que, una vez muerto, nadie dedicaría una obra a mi memoria. Así que decidí hacerlo yo mismo (...) Existen referencias a Wagner (El ocaso de los dioses) y a Tchaikovsky (segundo tema del pri mer movimiento de la Sinfonía núm. 6 "Patética"), sin olvidar mi Sinfonía núm. 10. Se trata por tanto de una mezcolanza. El carácter seudotrágico de este cuarteto está en que al escribirlo derramé tantas lágrimas como la orina que elimino después de media docena de cervezas". Y después continúa: "Tal vez ha desempeñado cierto papel en todo esto una especie de entusiasmo por mi propia persona, que pronto se desvanece y deja una especie de resaca en forma de autocrítica". 

Está escrito en cinco movimientos, una vez más sin interrupción. El primero, Largo, se abre con un monograma que se va a repetir como motivo principal de los otros cuatro tiempos. Es el mismo que da vida al Concierto para violín núm. 1 y a la Primera Sinfonía: Re-Mi bemol-Do-Si, o lo que es lo mismo las notas correspondientes a las iniciales D.Sch. El motivo entra en la transición de una voz a otra y se va transformando hasta alcanzar la faz de la introducción de la Primera Sinfonía. Esta misma obra vuelve a ser citada en el segundo tema del movimiento, antes de alcanzar el paso a un vivísimo scherzo en el segundo tiempo, Allegro molto, uno de los pasajes de mayor garra del ciclo, que sin duda posee parecido carácter al del tercer movimiento de la Octava Sinfonía. También hay referencias al Finale del Trío núm. 2. El tercer movimiento es otro scherzo, un vals fantasmagórico de fuerte contenido cromático, en el que se cita, hasta en dos ocasiones, el tema inicial del Concierto para violonchelo núm. 1. El cuarto tiempo es un requiem inspirado en un canto revolucionario (Torturado hasta la muerte en la cárcel), cuyo material temático se entremezcla con un aria de la "Lady Macbeth ". Shostakovich cierra la obra de forma brillante y definitiva conuna gran fuga en el Largo final, basada en el motivo principal y que acaba enlazando con el primer movimiento: música de un tirón y absolutamente cíclica, de una pieza, sin la más mínima fisura, sin la menor concesión. Pocas veces volveremos ya a escuchar un Shostakovich tan personal, seguro y único. El recorrido será todavía largo, pero otra vez, tras la escucha de una obra importante de Shostakovich, nos parece haber alcanzado una meta. No es así.

Fuente: Fundación Juan March

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