lunes, 20 de noviembre de 2023

DISCURSO DE FIDEL CASTRO EN LA VISITA A CUBA DE GUSTAV HUSAK, EN EL 32 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL ÚLTIMO PRESIDENTE COMUNISTA DE CHECOSLOVAQUIA

Fidel Castro y Gustav Husak, Secretario General del Partido Comunista de Checoslovaquia. Santa Clara, 1973 (Estudios Rev.)
 
DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN EL ACTO DE MASAS EFECTUADO EN LA CIUDAD DE SANTA CLARA EN SALUDO A LA VISITA DEL COMPAÑERO GUSTAV HUSAK, SECRETARIO GENERAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHECOSLOVAQUIA Y LA DELEGACION QUE PRESIDE, EL 6 DE ABRIL DE 1973

Bueno, ahora vamos a dar pruebas de nuestra disciplina, bajando los carteles que quedan (APLAUSOS), manteniendo el orden y el silencio, desmayándose los menos posibles (RISAS), a pesar del bravísimo sol villaclareño que estamos presenciando en este caluroso mediodía de hoy. Caluroso en todos los sentidos: caluroso en el afecto, en el recibimiento, y caluroso físicamente (APLAUSOS).

Querido compañero Gustav Husak, Secretario General del Partido Comunista de la hermana República Socialista de Checoslovaquia (APLAUSOS);

Queridos compañeros de la delegación de alto nivel del Partido y del Gobierno de Checoslovaquia (APLAUSOS);

Villaclareños:

Hoy forzosamente tendremos que ser breves: para no evaporarnos, y por consideración con nuestros visitantes de Checoslovaquia (APLAUSOS), que todavía no han podido aclimatarse.

Desde el día 2 nuestro país tiene el inmenso honor de albergar esta delegación de Checoslovaquia. Una verdadera ola de amistad, de afecto, de fraternidad, ha sacudido a nuestro país en todas partes donde ha estado la delegación, desde su arribo a nuestra capital, y a través de todos los puntos y todos los rincones del país por donde ha cruzado, y en la ciudad de Matanzas, y en Varadero, y en Santiago de Cuba, y aquí en esta inquieta provincia de Las Villas, en la heroica ciudad de Santa Clara (APLAUSOS).

Nadie se ha quedado atrás en esta emulación, donde todos han salido victoriosos, donde todos han ocupado el primer lugar en el recibimiento popular tributado a la delegación hermana de Checoslovaquia, haciéndonos sentir —a los acompañantes de la delegación— un verdadero orgullo por esta reacción, por esta actitud, por estos sentimientos de nuestro pueblo, que reflejan su reconocimiento, su capacidad de agradecer, su intuición, su capacidad de penetrar en los acontecimientos políticos y en los hombres, y su profunda conciencia internacionalista, que demuestra cómo ha marchado nuestro pueblo, cómo se vierte hacia el mundo, cómo sabe que forma parte de ese mundo, sobre todo de ese mundo revolucionario; cómo sabe que él pertenece al mundo y cómo sabe que en parte el mundo también le pertenece.

Hemos ido familiarizándonos con la vida y con la historia del pueblo de Checoslovaquia, sobre todo con su larga y épica lucha por sacudir los diversos yugos que a través de los siglos han oprimido a los campesinos, a los obreros, al pueblo humilde de Checoslovaquia. Sabemos las injusticias que ha padecido, sabemos de su incansable lucha por alcanzar un día su independencia nacional, para ser plenamente dueña de su destino.

Ubicada la nación checoslovaca en el corazón de Europa, fue terreno de cruentas luchas entre potencias imperiales ambiciosas, fue escenario de incontables batallas a lo largo de la historia. Y esa vida, esa experiencia, esas luchas han forjado el alma del pueblo checoslovaco.

y vísperas de la Segunda Guerra Mundial recordamos cómo fue traicionada, cómo fue agredida, cómo fue dividida, cómo fue ocupada y cómo cientos de miles de hombres y mujeres de Checoslovaquia perdieron su vida en aquella épica lucha, de la cual surgió esa figura que —por su estampa y por su rostro— nos recuerda a Mella, y que escribió una página inmortal de tenacidad, firmeza y heroísmo: Julius Fucik (APLAUSOS).

Y recordamos también la épica lucha del pueblo checoslovaco, las sublevaciones en Eslovaquia frente al yugo fascista, la lucha guerrillera, la insurrección de la ciudad de Praga, culminación de años de largas luchas de un pequeño país donde se cometieron algunos de los más atroces crímenes —también consignados por la historia, también conocidos por nuestro pueblo—, como fue aquella bárbara masacre de Lídice.

Hay lugares, hay parques —¡aun antes de la revolución socialista!—, que ya merecieron, recibieron el nombre de Parque Lídice. Eso demuestra cómo aun en medio de la confusión del pasado se abría paso la historia y el heroísmo del pueblo de Checoslovaquia.

y es precisamente con este pueblo de larga y bella historia con el cual nuestros vínculos se han desarrollado extraordinariamente después del triunfo de nuestra Revolución. Y estos sentimientos hacia el pueblo de Checoslovaquia no son solo partiendo de la propia historia admirable de ese pueblo, sino de sus relaciones igualmente admirables con el pueblo cubano.

Hemos vivido también nuestros tiempos difíciles, nuestros tiempos duros; cuando también querían dividirnos, cuando también querían agredirnos, cuando también querían ocuparnos y cuando también querían despedazarnos.

Y recordamos aquellos primeros años, cuando los imperialistas se afilaban los dientes y nosotros ni siquiera teníamos armas con qué defendernos. Precisamente las primeras armas que llegaron aquí, las primeras ametralladoras, antiaéreas, cañones, morteros, fusiles, vinieron precisamente de Checoslovaquia (APLAUSOS).

Recordamos aquellos días cuando nuestros barcos, o los barcos conduciendo armamentos de otros países —países capitalistas—, explotaban al llegar a nuestros puertos y mataban decenas de obreros, resultado del sabotaje de los imperialistas; y cómo, cuando era muy difícil conseguir armas, de Checoslovaquia precisamente vinieron esas armas.

Recordamos que fue el primer país socialista con el que se establecieron nuestras relaciones diplomáticas y comerciales. Así comenzó el vínculo.

Recordamos las numerosas maquinarias, procedentes de Checoslovaquia, que han trabajado en nuestro país, y las valiosas industrias que con la cooperación de la República hermana de Checoslovaquia se han construido. Ejemplo es esta magnífica fábrica de refrigeradores y utensilios domésticos que acabamos de visitar, donde hemos tenido oportunidad de ver el espíritu con que laboran nuestros obreros, el ritmo, la intensidad y el entusiasmo en el trabajo, para producir este año ya 40 000 refrigeradores, y un programa que si mal no recuerdo es de más de 300 000 ollas de presión (APLAUSOS).

También en esta misma provincia tenemos funcionando ya la magnífica fábrica de cemento de Siguaney, de procedencia de Checoslovaquia. Y ayer visitábamos una de las varias plantas pasteurizadoras de leche, la que está ya en período de prueba en Santiago de Cuba, similar a la que se construye aquí, también con equipos procedentes de Checoslovaquia, en la provincia de Las Villas.

Así que nuestra industria mecánica, nuestra industria láctea, nuestra industria de las construcciones, cuentan con importantes centros de equipos checoslovacos.

A la vez, el programa energético de nuestro país ha contado con numerosas unidades termoeléctricas, producidas en Checoslovaquia. Y las tenemos en distintas provincias: en Nuevitas y en esta propia provincia de Las Villas, allá en la ciudad de Cienfuegos, donde funcionan unidades de procedencia de Checoslovaquia.

De modo que se ha desarrollado ampliamente la colaboración técnica, la colaboración económica y cultural, entre nuestros dos países.

Hacia los mercados de Checoslovaquia van productos cubanos, resultado del desarrollo de nuestras relaciones comerciales.

Y recordamos también los momentos de angustia, cuando los peligros de la maniobra y de la intriga de los imperialistas se cirnieron sobre Checoslovaquia, en el año 1968: cuando la conjura imperialista, con el apoyo de los oportunistas, con el apoyo de los que se apartaron del camino marxista-leninista, con el apoyo de los burgueses y con el apoyo de los vacilantes y con el apoyo de los confundidos, quisieron desgajar a Checoslovaquia del campo socialista.

Y recordamos cómo en ese instante, en esos momentos difíciles, los verdaderos revolucionarios, los verdaderos comunistas, los militantes fieles realmente al Partido y a la doctrina marxista-leninista, se mantuvieron firmes y sin ninguna vacilación, y trabajaron y lucharon; y con el apoyo y la solidaridad del campo socialista, libraron victoriosamente la batalla contra aquella conjura y contra aquellas maniobras y lograron erradicar el peligro, lograron superar aquella situación difícil.

Y recordamos con cuanta firmeza, cuánta decisión, nuestro Partido y nuestro pueblo apoyaron la línea correcta en aquella situación y le dieron toda su confianza y todo su apoyo al nuevo equipo dirigente que, encabezado por el compañero Gustav Husak, asumió el mando del país en aquella situación (APLAUSOS).

Cuando al hermano pueblo de Checoslovaquia se le calumniaba atrozmente, y junto a Checoslovaquia se calumniaba y se atacaba a la Unión Soviética y a los demás países del campo socialista, en aquellos días duros nuestro pueblo dijo vertical y claramente su palabra y su posición. Y los hechos nos han dado la razón.

Quién sabe cuántos peligros amenazaban en aquel instante al mundo, incluso el peligro de una conflagración mundial, como resultado de aquellas maquinaciones imperialistas.

Y hemos visto, a lo largo de estos años, cómo todavía en la prensa burguesa y en la prensa capitalista se escriben montones de calumnias contra el Partido hermano de Checoslovaquia y contra el pueblo de Checoslovaquia. Y vemos algo similar a lo que ha ocurrido con relación a la Revolución Cubana, con tantos calumniadores, con tantos detractores, y cuánta tinta y cuánta mentira se ha escrito. Y nos hemos sentido por eso hermanados con el pueblo de Checoslovaquia, un pequeño país que ha tenido que pasar, igual que nosotros, pruebas muy difíciles.

Y cuando recientemente una delegación del Partido y del Gobierno recorrió numerosos países, tuvimos oportunidad de trabar contacto directo con el hermano pueblo de Checoslovaquia. Y al igual que aquí, con esos mismos sentimientos con que se recibió a la delegación checoslovaca, recibieron allí a la delegación cubana en todas partes y en todas las circunstancias, hubiera calor o hubiera frío, lloviera o no lloviera; igual que en Cuba, hombres y mujeres y niños salían por todas partes a saludar la delegación cubana. Y tuvimos oportunidad de conocer de cerca el corazón y el sentimiento y la extraordinaria calidad del pueblo checoslovaco y cuánto ha hecho la Revolución socialista en aquel país, y cuántos éxitos, cuántos logros, cuántos avances. A pesar de las maquinaciones imperialistas, a pesar de los bloqueos imperialistas, hemos visto cómo Checoslovaquia, con la colaboración de la Unión Soviética y de los demás países socialistas, ha avanzado en estos años, y cómo ha desarrollado su técnica, cómo ha desarrollado su ciencia, cómo ha desarrollado su industria, cómo ha desarrollado su economía, cómo ha desarrollado su cultura.

Y estas relaciones que fueron en estos años fortaleciéndose, debemos decir que han alcanzado precisamente en este tiempo su nivel más alto. Nunca ha sido tan alta la amistad entre nuestros dos pueblos; nunca ha sido tan elevada la amistad, la fraternidad y la comprensión entre el Partido Comunista de Checoslovaquia y el Partido Comunista de Cuba (APLAUSOS). Nunca han sido más firmes esos vínculos, nunca hemos marchado más unidos, nunca hemos tenido mayores y mejores contactos, como los contactos entre la actual dirección del Partido Comunista de Checoslovaquia y el Partido Comunista de Cuba.

Y nosotros nos sentimos satisfechos de esos vínculos, nosotros nos sentimos orgullosos de esos vínculos. Creemos que a nuestro pueblo —un pequeño país aquí que se enfrenta al imperialismo yanki, que cumple una misión revolucionaria en este continente, que se convierte cada vez más en ejemplo y en estímulo para la lucha de los pueblos en este continente (APLAUSOS)— nada lo honra tanto, nada lo satisface tanto, como esos vínculos y esa amistad con el pueblo hermano de Checoslovaquia.

Y es propósito de nuestro Partido y es propósito de nuestro pueblo luchar como un deber sagrado por desarrollar y consolidar cada vez más esa amistad y esos vínculos entre dos pueblos socialistas, entre dos pueblos que marchan firmemente con el movimiento comunista internacional, entre dos pueblos que tienen magníficas relaciones con el país socialista que ha sido baluarte y apoyo de nuestra Revolución, igual que lo ha sido para Checoslovaquia, que es la gran Unión Soviética (APLAUSOS). Entre dos pueblos que tienen una larga y hermosa lucha por sus derechos y su independencia. Entre dos pueblos que tienen incluso una figura geográfica similar. Ustedes ven que Cuba es un país alargado, aquí en el corazón del Caribe; Checoslovaquia es un país también alargado, allá en el corazón de Europa, que tiene una extensión superficial más o menos similar a la de nuestro país, con algunos kilómetros cuadrados más que Cuba, que tiene una población de 14 millones de habitantes. Y un país cuya bandera tiene incluso colores similares a la bandera cubana: el blanco, el azul y el rojo (APLAUSOS). Dos países cuyas economías se complementan. Dos países con igual preocupación por las luchas de los pueblos del Tercer Mundo, por su desarrollo y por su liberación. Dos países conscientes de que deben apoyarse mutuamente, y que saben que en esa colaboración y en ese apoyo está el porvenir, y en los vínculos de nuestros pueblos explotados por el imperialismo con los pueblos que han avanzado ya por el camino del socialismo.

Y esas son las bases de nuestras relaciones con el hermano pueblo de Checoslovaquia.

Pero además, nos sentimos altamente satisfechos en la medida que conocemos a los hombres que dirigen ese país, su franqueza, su honestidad, su integridad, su modestia. Porque son precisamente esos los atributos que nosotros observamos en los dirigentes de Checoslovaquia, y observamos en el compañero Husak (APLAUSOS). Hombres que saben ser firmes revolucionarios, hombres que saben ser leales a las doctrinas marxista-leninistas, hombres que saben ser fraternales, hombres que saben ser amigos de sus compañeros de lucha.

Y así se desarrollan nuestros vínculos, que son símbolo de los vínculos que en el futuro desarrollarán también después los pueblos latinoamericanos con los países socialistas y con los pueblos hermanos. En esta América que se convulsiona, en esta América donde los imperialistas cada vez se van quedando más solos y más aislados. Porque los pueblos van tomando conciencia, y cosas que habrían parecido increíbles hace 10 años, hoy las empezamos a ver ya de una forma casi cotidiana: las relaciones crecientes con Cuba de numerosos países hermanos, la creciente solidaridad latinoamericana, su creciente rebeldía frente al imperialismo yanki, y su creciente aislamiento en el ámbito latinoamericano.

¡Cuán lejos están de lo que se propusieron hace 13 ó 14 años: destruir la Revolución Cubana, liquidarla, aplastarla como si fuera una cucaracha; bloquearnos, tratar de matarnos de hambre, lanzar armas por todas partes —como lanzaron sobre todo en ese Escambray, que nos obligó a tanto sudor y tanto sacrificio y tanta lucha; Escambray donde combatieron en manos de las milicias obreras y campesinas los fusiles checos! (APLAUSOS) Agredirnos, como en Girón; amenazarnos con pulverizarnos, como en la Crisis de Octubre; fomentar la emigración de la gusanera y de los débiles y de los vacilantes, para destruir la Revolución.

¡Pero qué lejos están! ¡Y qué lejos están cada vez más —a pesar de su poderío, de sus millones, de sus armas—, de haber conseguido sus miserables propósitos! Porque la Revolución es cada vez más sólida, cada vez más firme, cada vez más unida. ¡Es cada vez más hierro, cada vez más acero, cada vez más invencible! (APLAUSOS) ¡Cada vez más consciente, cada vez más preparada! Y cada vez más podremos disfrutar el privilegio de dedicarnos a trabajar, a crear y a construir el futuro.

¡Y cómo no solo se consolida la Revolución, sino que todos sus vínculos se desarrollan y se afianzan! ¡Cómo crece nuestro mundo revolucionario y cómo se hace cada vez más ancho y más pródigo!

Y es en ese marco, y en este XX Aniversario, en este año del XX Aniversario, y es con ese espíritu, con que nosotros hemos recibido a los hermanos de Checoslovaquia (APLAUSOS). Y es con ese entusiasmo que les hemos demostrado nuestra solidaridad, nuestro espíritu fraternal, nuestro afecto.

Porque así como nuestro pueblo ha sabido ser firme, invariable, frente al enemigo imperialista; así como ha sabido no ceder un ápice frente a ese enemigo, y ha sido capaz de luchar y ha sido capaz de dar hasta su última gota de sangre por su justa causa; así como hemos estado dispuestos a morir frente al enemigo, así sabemos ser también fraternales, así sabemos ser firmes, así sabemos ser leales y así sabemos ser agradecidos con nuestros amigos (APLAUSOS).

y hoy, de corazón, en nombre de todo nuestro pueblo, les podemos decir al compañero Husak y a los compañeros de la delegación del Partido y del Gobierno de Checoslovaquia, que en Cuba tendrán un firme amigo, un verdadero amigo. Y, además, tendrán la solidaridad, un sólido apoyo, y que podrán contar con esta trinchera, con este baluarte invencible que es la Revolución Cubana (APLAUSOS).

¡Que viva la amistad entre los pueblos de Checoslovaquia y de Cuba! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Que viva el internacionalismo proletario! (EXCLAMACIONES DE: "¡Viva!")

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)

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