Lo que reprocho a quienes insultaron a los estudiantes es el no haber visto que éstos expresaban una nueva exigencia: la de soberanía. En la democracia, todos los hombres deben ser soberanos, es decir, deben poder decidir lo que hacen, no solos, cada uno en su rincón, sino juntos. En los países occidentales, esta soberanía sólo existe sobre el papel: todos los norteamericanos, incluidos los negros, son soberanos porque tienen el derecho de elegir sus representantes. Pero es una soberanía de la que se les priva de hecho; por esta razón se presenta la reivindicación de un “poder”: poder negro, poder estudiantil, poder obrero.
Lo mismo sucede en muchos de los países socialistas, donde los individuos siguen sometidos a las necesidades de la producción. La rebelión de los estudiantes y de los jóvenes obreros polacos, checoslovacos, yugoslavos, franceses, alemanes –que viven en regímenes muy diferentes es precisamente en contra de esta deshumanización. No se conforman con una existencia derivada del objeto que producen o del papel que tienen que representar; quieren decidir ellos mismos la función que van a cumplir en la sociedad, lo que van a producir, la utilización de sus productos.
Los estudiantes son los primeros en
sentir y en formular esta exigencia; y pese a todo, sus contactos con
los jóvenes obreros son suficientes como para que éstos se digan: “¿Y
nosotros por qué no?”. Si ellos rechazan el tipo de vida que reciben
“¿por qué no vamos a reclamar el que nos dan a nosotros?” Me parece
–estoy convencido de ello– que la novedad más importante de todo lo que
sucedió en mayo fue este rechazo de la condición proletaria por parte de
los jóvenes.
DESCARGAR "SARTRE Y EL 68" EN PDF: https://editorialkuruf.files.wordpress.com/2022/01/273.sartre-y-el-68.pdf
No hay comentarios:
Publicar un comentario